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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

TEMA 12 LAS FUENTES DEL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA.

1. LA UNIÓN EUROPEA COMO ORDENAMIENTO JURÍDICO.


La noción de ‘ordenamiento’ implica la idea de unidad basada en la coherencia interna de un todo
dotado de sentido. El ordenamiento está integrado por un grupo de sujetos y órganos, una serie de
relaciones y un conjunto de normas, presididos todos ellos por ciertos valores y principios que les
confieren sentido y unidad.
El derecho de la Unión Europea lo formarían, además de las “normas constitutivas (Tratados
Internacionales), una tipología de actos sin una relación de jerarquía y diferenciados esencialmente
en función de sus efectos”.
A partir del Tratado de Lisboa, puede distinguirse entre un:
 Régimen jurídico general:
 Ocuparían la cima de la pirámide “los principios de libertad, democracia y respeto de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales, consagrados como bases de la Unión”, e incorporados
a los propios Tratados. Inmediatamente junto a ellos, encontraríamos el Derecho Originario,
integrado por los Tratados, seguidos de los Protocolos anexos.
 En un escalón inferior, tendríamos el Derecho Derivado —es decir, el derecho aplicable a los
Estados miembros y a sus ciudadanos, creado por las propias instituciones europeas—, al que se
refiere el artículo 288 del TFUE, dentro del que deberíamos diferenciar entre:
 de un lado, los reglamentos, las directivas y las decisiones y,
 de otro, las recomendaciones y los dictámenes (a los que la doctrina califica genéricamente de
‘soft law’ por su naturaleza no vinculante o no obligatoria).
En el mismo plano o nivel, encontramos el cuerpo de normas destinado a regular el
funcionamiento interno de las instituciones de la Unión, que pueden adoptar las formas de los
previstos en el artículo 288 —reglamentos, etc. — u otras distintas —declaraciones, etc. —.
 Al margen del conjunto aludido, pero junto al mismo, podemos percibir otras fuentes como son
los tratados internacionales suscritos por la Unión con cualesquiera otras entidades y los
principios generales del derecho de la Unión.
 Régimen especial:
Restringido a la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), actualmente denominado Política
Común de Seguridad y Defensa. Estructura separada de cooperación intergubernamental (2º pilar),
en el que el procedimiento para alcanzar decisiones no es legislativo, sino de consenso y
cooperación. Así, el TUE dispune que “la política exterior y de seguridad común se regirá por reglas
y procedimientos específicos. Y añade: “Queda excluida la adopción de actos legislativos”.
Por ello, los instrumentos concretos de que se valdrá la Unión en este ámbito se circunscriben a las
denominadas decisiones, mediante las que se establecerán “las acciones que va a realizar la Unión,
las posiciones que va a adoptar la Unión y las modalidades de ejecución de las decisiones”.
Los efectos de las decisiones serán, además, vinculantes para los Estados miembros, con la
particularidad de que el Tribunal de Justicia carecerá de competencia respecto de esas disposiciones.
1. 1 Los procedimientos normativos.
En cualquier Estado democrático-constitucional, basado en la división de poderes, el desempeño de
la función legislativa suele atribuirse principalmente a un órgano colegiado elegido por el cuerpo de
los ciudadanos, que recibe el nombre de asamblea o parlamento. En el caso de la Unión Europea,

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desde sus orígenes, el Parlamento ha ido adquiriendo en buena medida la naturaleza de legislador
que le es propia, aunque no totalmente, ni de manera exclusiva. Así, “El Parlamento Europeo ejerce
juntamente con el Consejo la función legislativa y la función presupuestaria. …”.
La inmensa mayoría de las normas que integran el ordenamiento de la Unión Europea forman parte
del denominado Derecho Derivado, y en su elaboración intervienen sobre todo tres instituciones: la
Comisión, de la que parte en exclusiva la propuesta —por más que sea a iniciativa o recomendación
de algún otro órgano—, el Consejo y el Parlamento, o a instancia de al menos un millón de
ciudadanos de la Unión. En ocasiones, se requiere la consulta al Comité Económico y Social o al
Comité de las Regiones.
Para determinar qué tipo de procedimiento legislativo es el pertinente, qué institución o
instituciones participan en el mismo, cuál es su respectivo grado de intervención, y cual la materia
objeto de la norma que se vaya a elaborar, es preciso, aunque no siempre suficiente, seguir lo
dispuesto en los Tratados. Después del Tratado de Lisboa, podemos hablar fundamentalmente de
tres: el legislativo ordinario, el legislativo especial y el procedimiento del consentimiento.
 El PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO ORDINARIO —antes procedimiento de codecisión—
que es el más común y el general, al que aluden la mayoría de los preceptos legales, y el que se
sigue para elaborar tanto los reglamentos, como las directivas y las decisiones. Conlleva los
siguientes trámites:
 PRIMERA FASE: presentación por la Comisión de la propuesta al Parlamento y al Consejo; el
Parlamento, en primera lectura, estudia la propuesta y envía su posición sobre la misma al
Consejo;
 el Consejo aprueba la posición del Parlamento→ se adopta el acto jurídico de que se trate, o
 no la aprueba → expone razonadamente su posición y la devuelve al Parlamento; lo cual
supone el comienzo de la:
 SEGUNDA FASE, o de segunda lectura, durante la que el Parlamento dispone de tres meses
para:
a) aprobar la posición del Consejo o no tomar decisión alguna, en cuyo caso el acto se considerará
aprobado;
b) rechazar la posición del Consejo, y el acto no se adoptará; y
c) proponer enmiendas a la posición del Consejo y remitirías al Consejo y a la Comisión, la cual
dictaminará sobre las mismas.
 TERCERA FASE: el Consejo dispone de tres meses para pronunciarse sobre las enmiendas del
Parlamento;
 si las aprueba, el acto se considerará aprobado;
 si no lo hace se convocará al Comité de Conciliación —de composición paritaria—, que
deberá llegar a un acuerdo sobre un texto conjunto;:
 si así no fuera, el acto no se adoptará, pero
 si se alcanza el acuerdo, el procedimiento entrará en su:
 ÚLTIMA FASE o de Tercera lectura: el Parlamento y el Consejo por separado deberán:
 pudiendo, ratificar ese texto conjunto;
 de otra forma, el acto no se adoptará.
Finalmente, “los actos legislativos adoptados con arreglo” (a este Procedimiento) “serán firmados
por el Presidente del Parlamento Europeo y por el Presidente del Consejo”.

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 PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO ESPECIAL. En realidad, más que de procedimiento


legislativo especial, hay que hablar de procedimientos legislativos especiales, porque son
numerosos los previstos en las normas de los Tratados, e implican, dada la variedad de las
materias objeto de regulación, la intervención adicional, mediante solicitud, iniciativa o consulta,
de otros órganos como el Banco Central Europeo, el Comité Económico y Social o el Comité de
las Regiones, por citar algunos.
Una de las particularidades del procedimiento legislativo especial en la mayoría de los supuestos
en que está previsto, es que mientras que el Consejo puede tener que votar por unanimidad en
lugar de por mayoría cualificada, solo se exige que se consulte al Parlamento o que dé su
aprobación.
 Junto a, o en el marco de, los procedimientos legislativos especiales, cabe mencionar el destinado
a la elaboración del presupuesto, por su singularidad, donde destaca el protagonismo atribuido a la
Comisión, que lo elabora y propone, y la necesidad de la concurrencia de voluntades del
Parlamento y del Consejo, para su aprobación.

2. EL DERECHO ORIGINARIO.
La fuente del derecho principal o más importante del Derecho de la Unión Europea son los Tratados
constitutivos de la Unión, con sus complementos en forma de protocolos, anexos y modificaciones;
por eso reciben la denominación de Derecho Primario o, también, de Derecho Originario, que ha sido
elaborado por los Estados miembros.
También forman parte del Derecho Originario la Carta de los Derechos Fundamentales de la
Unión Europea y los Principios Generales.
El Derecho Originario es, materialmente, el Derecho Constitucional de la Unión, en el sentido de
que es el Derecho fundamental que ocupa el escalón más alto en la jerarquía de todas las normas de
la Unión. Y la razón es muy sencilla: su condición de fuente de fuentes del derecho, determinante de
la validez de las demás normas de la Unión; de manera que el Derecho originario dispone quién y
cómo se elaboran las normas, según qué forma o procedimiento y sobre qué materias. Además, la
interpretación de esas normas debe ser acorde con el Derecho Originario.
Desde un punto de vista formal, los Tratados constitutivos de la UE ostentan el mismo rango jurídico
que los Tratados Internacionales.
Los Tratados son, como cualquier norma general, disposiciones marco que contienen las líneas
directrices y los fines de la Unión. Pero, asimismo, los Tratados contienen normas de organización,
normas de procedimiento y normas de contenido económico, social y político, además de las normas
declarativas de derechos recientemente incorporadas.
Todas ellas poseen eficacia inmediata y directa; o, en otros, términos, son directamente aplicables
desde el principio. Esto significa que, a partir del momento en que un Estado accede a la Unión,
todas las disposiciones de los Tratados se convierten en derecho vinculante para el Estado en
cuestión y para sus nacionales, sean éstos personas físicas o jurídicas, públicas o privadas. Esta
aplicabilidad directa implica que el nuevo Estado miembro no tiene necesidad de adoptar ley alguna
para que el Derecho de la Unión se convierta en parte del ordenamiento jurídico interno, y se
denomina en términos ingleses “self-executing law” es decir, derecho auto-ejecutable o ejecutivo.
Los Tratados prevén la posibilidad de su reforma; tanto con arreglo a un procedimiento de revisión
ordinario, como por procedimientos de revisión simplificados.

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En cuanto al ámbito espacial de aplicación del derecho originario, además de a los veintisiete
Estados actualmente miembros de la Unión, el TFUE recoge hasta seis regímenes diferenciados de
aplicación de los Tratados a una serie de territorios.

3. EL DERECHO DERIVADO.
Es el derecho que las instituciones de la Unión crean en el ejercicio de sus competencias, y
representa una fuente de segundo orden en el marco del ordenamiento europeo, utilizada para dar
cumplimiento y ejecución a los fines de la Unión europea.
El TFUE dedica el capítulo 2: “actos jurídicos de la Unión, procedimientos de adopción y otras
disposiciones”. e introduce la distinción entre actos legislativos, que pueden adoptarse mediante el
procedimiento legislativo ordinario o mediante algún procedimiento especial, y actos no legislativos.
Ambos, legislativos y no legislativos, pueden adoptar la forma de reglamentos, directivas y
decisiones.
Otros actos de derecho derivado son; la recomendaciones y dictámenes “que no serán vinculantes”.
La doctrina, en algún caso, añade las resoluciones del Consejo, del Parlamento y del Consejo
Europeo, las declaraciones del Consejo y los programas de acción elaborados por el Consejo o la
Comisión. Así como un conjunto de instrumentos, que un sector de la doctrina ha denominado
convencionales entre los que cabría incluir;
a) los acuerdos entre las propias instituciones de la Unión;
b) los acuerdos entre los Estados miembros; y
c) los acuerdos internacionales entre la Unión Europea y otro u otros países, y otra u otras
organizaciones internacionales.
3. 1 Los reglamentos.
El TFUE establece que para ejercer las competencias de la Unión, las instituciones adoptarán
reglamentos, directivas, decisiones, recomendaciones y dictámenes.
El reglamento tendrá un alcance general.
Será obligatorio en todos sus elementos y directamente aplicable en cada Estado miembro.
A diferencia de la noción de los reglamentos como disposiciones de carácter general subordinadas a
las leyes, que suponen el ejercicio de una potestad normativa secundaria, en el seno de la Unión
Europea los reglamentos son el equivalente de lo que las leyes son en los Estados nacionales: o sea,
disposiciones de carácter general y abstracto, aplicables a todos, obligatorias, y debidamente hechas
públicas. Publicadas, en efecto, en el Diario Oficial de la Unión Europea, para entrar en vigor en la
fecha que en se fije en los reglamentos o, a falta de ella, a los veinte días de su publicación.
La doctrina ha calificado el reglamento de la UE de “pretensión unificadora de los Derechos
nacionales” o, en su “carácter comunitario”, para referirse sin duda a la misma cosa: la imposición
a todos los Estados miembros, por igual e íntegramente, de uno y el mismo Derecho.
De esa naturaleza, han derivado en:
1.º “la prohibición de (cualesquiera) medidas nacionales” que pudieran impedir “la uniformidad
perseguida por tal instrumento normativo”;
2.º han considerado como propiedad adicional (y no como consecuencia de su carácter comunitario),
la aplicabilidad directa de “los reglamentos (porque) establecen un derecho idéntico, sin
necesidad de una normativa especial de aplicación de carácter nacional del Estado y confieren e
imponen a los ciudadanos de la Unión derechos y obligaciones igualmente directos”. Lo cual no

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excluye, como ha demostrado la práctica, que se exija en ocasiones a los Estados que dicten
medidas de ejecución a fin de asegurar la eficacia del reglamento en cuestión.
Los reglamentos pueden ser elaborados por el Parlamento Europeo y el Consejo conjuntamente,
siguiendo el procedimiento legislativo ordinario o un procedimiento legislativo especial. También
pueden adoptar reglamentos el Consejo y la Comisión.
Un aspecto especialmente destacable de los reglamentos europeos es el que tiene que ver con su
motivación, exigida por el TFUE al disponer que “los actos jurídicos deben estar motivados y se
referirán a las propuestas, iniciativas, recomendaciones, peticiones o dictámenes previstos por los
Tratados”. La obligación de motivar que tiene carácter preceptivo, de modo que deben incluir la
motivación de su adopción, con la particularidad de que, de omitirla o de ser considerada
insuficiente, pueden ser anulados por el Tribunal de Justicia.
3. 2 Las directivas.
El TFUE establece que: la directiva obligará al Estado miembro destinatario en cuanto al
resultado que deba conseguirse, dejando, sin embargo, a las autoridades nacionales la elección de
la forma y de los medios. De ello, podemos extraer las siguientes reflexiones:
 Cabe la posibilidad de que la directiva vaya dirigida a uno o varios Estados miembros y no a
todos.
 La imposición de una conducta que produzca un resultado previsto y definido.
 La indeterminación sobre el procedimiento para alcanzar ese resultado; se dice cuál es el fin que
debe alcanzarse, pero no el cómo.
 La omisión del establecimiento prescriptivo de una fecha determinada para la ejecución de la
directiva en cuestión.
De lo expuesto se deduce:
1.º Que las directivas carecen en principio de alcance general, porque sus destinatarios no suelen ser
todos los Estados miembros;
2.º Que, ello no obstante, las directivas pretenden la armonización de todas las legislaciones o
políticas nacionales;
3.º Que no son de eficacia inmediata, porque su aplicabilidad queda pospuesta al cumplimiento de
dos condiciones:
 su integración en el Estado destinatario de la misma, y
 la concreción de su contenido por el propio Estado;
4.º Que el silencio sobre el plazo de ejecución de la directiva no debe interpretarse, dada la naturaleza
de la directiva, como si no fuera necesario fijarlo en el momento de su adopción.
La doctrina ha prestado particular interés a la denominada transposición tanto en cuanto representa
un requisito para formar parte del ordenamiento del Estado o Estados a los que esté dirigida y,
también, a las consecuencias del incumplimiento de su obligación por el Estado o Estados
concernidos, la práctica nos enseña que se suele fijar un plazo de dos a cinco años, en función de la
urgencia y de las dificultades de la materia, para dar cumplimiento a la directiva. Una vez
transcurrido ese plazo, y dado que sus disposiciones pueden tener efecto directo sobre los
particulares, queda expedita la vía para acudir al Tribunal de Justicia en el supuesto de que el Estado
no haya adoptado los actos necesarios para su ejecución o, si la hubo, esta no hubiera sido la
correcta.
3. 3 Las decisiones.

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El artículo 288 del TFUE recoge entre los actos jurídicos de la Unión las denominadas “decisiones”,
que serán obligatorias en todos sus elementos (y) cuando designen destinatarios, sólo serán
obligatorias para éstos.
Las notas características de las decisiones son la obligatoriedad de todos sus elementos (lo que las
diferencia de las directivas), la aplicabilidad directa (aunque dirigida a un Estado miembro puede
tener efectos directos sobre los ciudadanos de la Unión), y su alcance individual: uno o varios
destinatarios —Estado/s, persona/s física/s o jurídica/s— (lo que las diferencia de los reglamentos).
3. 4 Las recomendaciones y los dictámenes.
LAS RECOMENDACIONES son actos emanados de algunas de las instituciones de la Unión: la
Comisión, el Consejo y el Banco Central Europeo, dirigidas a conseguir que el respectivo
destinatario adopte una determinada línea de conducta.
Los destinatarios pueden ser los Estados miembros o alguno de ellos, u otras instituciones.
Carecen de fuerza de obligar, porque no son vinculantes, pero no por ello carecen siempre de efectos
jurídicos; y, en ciertos ámbitos, están previstas medidas disuasorias para el supuesto de
inobservancia injustificada o claramente contraria al comportamiento pretendido. Cosa distinta es
que las recomendaciones sean, en ocasiones, preceptivas.
Las recomendaciones son una fórmula utilizada con frecuencia en el seno de las organizaciones
internacionales porque permiten alcanzar los objetivos propuestos sin imponerlos abiertamente,
evitando así herir la sensibilidad de naciones que formalmente son soberanas.
LOS DICTÁMENES son manifestaciones de un criterio o posición, sobre determinado problema —
materia o cuestión—, emitidas por una de las instituciones, normalmente a instancias de otra,
dirigidas a ésta o a algún Estado miembro.
No son vinculantes, aunque a veces tengan carácter obligatorio o preceptivo.
A diferencia de las recomendaciones, pueden emanar además de la Comisión, del Consejo y del
Banco Central, de otras instituciones, como el Tribunal de Justicia.
4. LOS TRATADOS INTERNACIONALES.
Los Tratados Internacionales son una fuente integrante del ordenamiento jurídico de la Unión que
tiene la particularidad de formar parte del Derecho derivado, puesto que los Tratados se celebran en
aplicación del Derecho originario, pero que, al mismo tiempo, ocupa un rango superior al de las
disposiciones del derecho derivado, y, en consecuencia, éstas deben interpretarse de conformidad
con dichos Tratados.
La conclusión de acuerdos internacionales por la Unión Europea es una proyección de la capacidad,
derivada de su condición de persona jurídica, expresamente reconocida por el Tratado de Lisboa, y
vincularán a las Instituciones de la Unión y a los Estados miembros.
Una vez suscritos válidamente, los acuerdos internacionales concluidos por la Unión quedan
integrados en su ordenamiento jurídico, lo cual tiene como consecuencia que el Tribunal de Justicia
sea competente para pronunciarse con carácter prejudicial sobre la interpretación de los mismos y,
por otra parte, sobre los recursos interpuestos por un Estado miembro, el Parlamento Europeo, el
Consejo o la Comisión por violación de los Tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su
ejecución.
Existen DISTINTOS TIPOS de acuerdos internacionales en función de su contenido:
 En el ámbito de la política comercial común, el TFUE ha previsto la celebración de acuerdos con
terceros países y con organizaciones internacionales, en cuyo proceso participan sobre todo la

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Comisión, en la iniciación y gestión de las negociaciones, bajo la autoridad del Consejo, que
acaba decidiendo sobre aquellos por mayoría cualificada en la mayoría de los casos.
Entre los acuerdos comerciales cabe destacar: el Acuerdo por el que se establece la Organización
Mundial del Comercio y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio.
 Acuerdos internacionales de alcance más amplio, también con terceros países o con
organizaciones internacionales, que establezcan una asociación que implique derechos y
obligaciones recíprocas, acciones comunes y procedimientos particulares.
En estos supuestos, el Consejo autoriza la apertura de negociaciones, aprueba las directrices de la
negociación, autoriza la firma, y celebra los acuerdos, con la consulta o aprobación previa del
Parlamento. Estos acuerdos pueden adoptar las modalidades siguientes:
a) para el mantenimiento de vínculos especiales de algunos Estados miembros de la UE con
terceros países;
b) para la preparación de una posible adhesión y para la constitución de una unión aduanera; y
c) el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo.
 Otros acuerdos sobre asuntos referidos a la cooperación prevista entre la Unión y los órganos de
las Naciones Unidas y de sus organismos especializados, el Consejo de Europa, la Organización
para la Seguridad y la Cooperación en Europa y la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos. Los encargados de materializar esa labor serán la Comisión y el Alto Representante
de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Sin embargo, es posible que en este ámbito la Unión tenga que proceder de común acuerdo con
algunos Estados miembros porque parte del contenido de los acuerdos verse sobre materias que
excedan de su competencia. Estos acuerdos, calificados de mixtos precisamente por la
intervención de la Unión y de los Estados miembros como una de las partes contratantes, tienen el
mismo rango jurídico que aquellos puramente comunitarios.

5. OTRAS FUENTES.
Al margen del derecho legislado, tienen un lugar relevante dentro del conjunto de las fuentes del
derecho de la Unión, el denominado derecho no escrito, representado por el derecho elaborado por el
Tribunal de Justicia Europeo. La contribución del Tribunal de Justicia no sólo ha venido a llenar las
lagunas del ordenamiento jurídico europeo, complementándolo, sino que ha servido para interpretar
las normas existentes, aplicándolas partiendo del marco de los Tratados considerados como un todo,
en función de sus objetivos y disposiciones más generales. De ese modo, ha llegado a elaborar un
cuerpo jurisprudencial, que constituye precisamente lo que comúnmente se conoce con la expresión
de PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.
En el ámbito del derecho internacional, aparece en el Estatuto del Tribunal Internacional de Justicia,
donde se establece que, después de los tratados y de la costumbre, el Tribunal, al decidir de acuerdo
con el derecho internacional los litigios que se le sometan deberán aplicar “los principios generales
del derecho reconocidos por las naciones civilizadas”.
Por lo que respecta, al derecho escrito de la Unión, la base legal vigente y explícita de invocación de
los principios generales puede hallarse en TUE y TFUE. Los principios generales del Derecho de la
Unión tienen su anclaje en cuatro referentes que son: los propios Tratados, los ordenamientos
jurídicos de los Estados miembros, el derecho internacional público y los derechos fundamentales.
Podríamos distinguir entre lo que cabría considerar :

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Principios generales en su acepción más amplia = el respeto de los derechos fundamentales, la


igualdad y la prohibición de la discriminación, la seguridad jurídica, el debido proceso legal y la
proporcionalidad.
Principios generales específicos del derecho de la unión = cooperación leal entre los Estados
miembros, la solidaridad, la libertad de circulación de mercancías, personas, servicios y capitales, la
prohibición del enriquecimiento injusto, y la buena fe.

EL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA Y EL DERECHO


TEMA 13 NACIONAL.

1. LOS PRINCIPIOS INSPIRADORES DEL MODELO DE RELACIÓN Y APLICACIÓN DEL


DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA.
1. 1 La autonomía.
Cada ordenamiento jurídico está integrado por un conjunto de normas. A la hora de estudiar las
relaciones entre ellas, es posible adoptar dos perspectivas:
 Perspectiva individualizada, en la que tengamos en cuenta cada norma y su conexión con las
otras normas. El funcionamiento ordenado de la pluralidad de fuentes se logra mediante la
aplicación de criterios que resuelven las posibles antinomias o colisiones, y que son
fundamentalmente:
 Jerarquía normativa: en virtud de la cual la norma de rango superior prevalece sobre la de
rango inferior.
 Criterio cronológico: en virtud del cual la norma posterior deroga a la anterior.
 Criterio de la especialidad: en virtud del cual la norma especial prevalece sobre la general.
 Ordenamiento complejo. El estudio se centra en los conjuntos normativos que lo integran y sus
interacciones. Como sistema en el que conviven varios conjuntos normativos, los criterios
organizadores generalmente utilizados para abordar y solventar las posibles contradicciones entre
los mismos son:
 Competencia: consiste en “asignar a ciertas normas la regulación de ciertas materias”, o lo que
es lo mismo, en acotar un ámbito material que será regulado por determinada norma.
 Colaboración: que estriba en armonizar la relación entre las distintas potestades normativas, o
entre éstas y las de ejecución o gestión, para conseguir su coherencia o compatibilidad.
Desde la constitución de las primeras Comunidades implicó la creación de un conjunto normativo
diferenciado, del nacional de cada uno de los Estados que las componían y del orden jurídico
internacional.
Así pues, la Unión Europea, sucesora de las primeras Comunidades, y dotada de personalidad
jurídica, contó desde el principio con sus propias instituciones, con sus correspondientes poderes
normativos y ejecutivos y jurisdiccionales. Y posee, por lo tanto, un sistema jurídico autónomo
que se integra en el sistema jurídico de cada Estado miembro, “pero que no se confunde con el
derecho interno, ni obedece en su formación ni en sus efectos a las normas del procedimiento
normativo interno”.

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Autonomía no quiere decir separación ni superposición de ordenamientos, sino que preside las
relaciones entre ambos ordenamientos la colaboración, como ha señalado el TUE, para asegurar el
cumplimiento de las obligaciones derivadas de los Tratados, o resultantes de los actos de las
instituciones de la Unión.
La colaboración que preside esa autonomía no significa que no puedan producirse conflictos entre
los dos ordenamientos de la Unión y los nacionales. Para solventarlos, se han elaborado unos
principios informadores de las relaciones entre los ordenamientos, que el Tribunal ha ido
sancionando en decisiones sucesivas adoptadas en diferentes litigios sometidos a su conocimiento.
Son, principalmente, los principios de primacía y eficacia directa, “completados con los más
recientes de seguridad jurídica y de responsabilidad de los Estados frente a los ciudadanos por los
daños derivados de las infracciones del Derecho comunitario” (de la Unión).
1. 2 La primacía del Derecho de la Unión Europea.
El principio de primacía tiene su origen en la jurisprudencia reiterada del TJUE, así aneja al Tratado
de Lisboa se incluyó una Declaración que señala que los Tratados y el Derecho adoptado por la
Unión priman sobre el Derecho de los Estados miembros, en los términos señalados por la
jurisprudencia del TJUE. Así pues, no fueron los tratados constitutivos los que establecieron un
modo de solucionar los conflictos entre ordenamientos, sino que fue el tribunal.
Además, el propio TJUE señaló las consecuencias de la primacía estableciendo que: “en virtud del
principio de la primacía del Derecho Comunitario, las disposiciones del Tratado y los actos de las
Instituciones directamente aplicables tienen por efecto, en sus relaciones con el Derecho interno de
los Estados miembros, hacer inaplicable de pleno derecho desde su entrada en vigor, toda disposición
de la legislación nacional existente que sea contraria a los mismos, y también impedir la formación
válida de nuevos actos legislativos nacionales en la medida en que sean incompatibles con las
normas comunitarias”.
También afirmó el Tribunal que: “Los jueces nacionales encargados de aplicar, en el marco de su
competencia, las disposiciones del Derecho comunitario, están obligados a garantizar la plena
eficacia de dichas normas dejando, si procede, inaplicadas, por propia iniciativa, cualesquiera
disposiciones contrarias a la legislación nacional, aunque sean posteriores, sin que estén obligados a
solicitar o a esperar la derogación previa de éstas por vía legislativa o mediante otro procedimiento
constitucional”.
Cuando las normas comunitarias resultan contrarias al Derecho Constitucional de un Estado
miembro, la posición mantenida por el TJUE es la misma que para el derecho ordinario: “cualquiera
que sea su naturaleza, o status, toda disposición o norma que contradiga o se oponga al Derecho de la
Unión Europea debe considerarse inaplicable; el derecho nacional debe ceder ante la primacía de
aquel derecho”.
1. 3 Eficacia directa. Pregunta examen 4 veces sobre directivas-ojo.
En el principio de eficacia directa hay que distinguir entre:
► Aplicabilidad directa → cuando nos referimos al método de incorporación del Derecho
Comunitario al ordenamiento interno de los EM. Es la forma mediante la cual algunas
disposiciones de la UE adquieren validez legal —fuerza de obligar— en los Estados miembros
(denota una incorporación automática, también denominadas “auto ejecutivas”). El TFUE refiere
la aplicabilidad directa de los Reglamentos y, también puede predicarse de los Tratados
ratificados, pues no requieren de un acto expreso de incorporación al derecho interno de los E.
► Efecto directo → referido a la invocación de la norma comunitaria ante los jueces nacionales, es
decir, con este término se alude a la capacidad de una norma para crear derechos accionables por
los individuos ante los tribunales nacionales. Con esta expresión “efecto directo” nos referimos a

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aquellas disposiciones que careciendo de aplicabilidad directa, pueden producir efectos jurídicos
inmediatos en todos los EM a partir de su entrada en vigor y durante la duración de su validez y,
en consecuencia, pueden ser invocadas ante las autoridades públicas (administrativas y judiciales),
siempre que, —dichas disposiciones—, reúnan ciertos requisitos: ser claras y precisas, e
incondicionadas.
De este modo, para que la norma o el precepto en cuestión produzca efectos directos, es decir,
para que genere derechos individuales que los órganos jurisdiccionales nacionales deben proteger,
ha de ser: clara y precisa en el establecimiento de una obligación concreta. Y, es incondicional
cuando enuncia una obligación que no está sujeta a ningún requisito, ni está supeditada, en su
ejecución o en sus efectos, a que se adopte ningún acto de las Instituciones de la Comunidad o de
los Estados miembros.
El TJUE ha reconocido efectos directos en una serie de resoluciones relacionadas tanto con el
contenido de los Tratados, y con los Reglamentos, como con directivas, decisiones y algunos
artículos de tratados internacionales suscritos por la Unión Europea que cumplan con los requisitos
mencionados.
En cuanto a quienes son los titulares de los derechos y obligaciones creados por el derecho
comunitario, o sea, los sujetos implicados en la relación jurídica, suelen distinguirse dos planos:
a) El de las relaciones entre los poderes públicos: Estados y/o sector público y las personas
individuales físicas y jurídicas → relaciones verticales.
b) El plano de las relaciones entre particulares → relaciones horizontales.
1. 4 La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del Derecho de la Unión Europea.
Desde la óptica del Derecho, responsabilidad significa la obligación o carga que recae sobre una
persona física o entidad jurídica, de reparación y satisfacción, como consecuencia de la violación de
una norma.
El principio de responsabilidad en el Dº comunitario es también el resultado de la jurisprudencia del
TJUE y del TFUE que establece: “la responsabilidad contractual de la Unión se regirá por la ley
aplicable al contrato de que se trate” y, en materia de responsabilidad extracontractual, la Unión
deberá reparar los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el ejercicio de sus funciones,
de conformidad con los principios generales comunes a los Derechos de los Estados miembros”.
Respecto de los Estados miembros de la Unión, el principio de responsabilidad significa el
sometimiento de aquellos a la obligación de reparar los daños causados a los particulares, como
consecuencia de haber infringido el Derecho comunitario. A mayor abundamiento de esta obligación
de los EM de reparar dichos daños se recoge también en el TUE, en virtud del cual los Estados deben
adoptar todas las medidas apropiadas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones que les
incumben virtud del Derecho comunitario.
En cuanto a los requisitos “necesarios y suficientes para generar a favor de los particulares un
derecho a obtener reparación”, son los siguientes:
1. La norma jurídica infringida debe tener por objeto conferir derechos a los particulares.
2. La violación de la norma debe estar ‘suficientemente caracterizada’, o ser lo ‘suficientemente
seria’. Es decir, siempre que un Estado miembro deje de observar de manera grave y manifiesta
los límites de su discrecionalidad; y en general corresponde su comprobación a los órganos
jurisdiccionales nacionales, que considerarán los siguientes factores:
 El grado de claridad y precisión de la norma vulnerada.
 La amplitud del margen de apreciación que la norma infringida deja a las autoridades
nacionales o comunitarias.
 El carácter intencionado o involuntario de la infracción cometida o del perjuicio causado.

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 El carácter excusable o inexcusable del eventual error de Dº y las circunstancias de la


vulneración.
3. La existencia de una relación de causalidad entre el incumplimiento de la obligación que incumbe
al Estado y el daño sufrido por las personas afectadas, que se tendrá en cuenta a efectos de fijar
adecuadamente la cuantía de la reparación.

2. LA RECEPCIÓN Y APLICACIÓN DEL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA EN


ESPAÑA.
La Constitución española de 1978 previó en el artículo 93 la entrada de España en la Comunidad
Europea que se estaba formando, y dispuso que “mediante ley orgánica se podrá autorizar la
celebración de tratados por los que se atribuya a una organización o institución internacional el
ejercicio de competencias derivadas de la Constitución”.
España se incorporó a la Comunidad en 1986 y, hasta la fecha actual, se han ido aprobando las
correspondientes leyes orgánicas, que han supuesto la atribución a la Unión del ejercicio de una serie
de competencias específicas, cuya titularidad corresponde, sin embargo, al pueblo español.
Dichas leyes orgánicas, por otra parte, no han sido más que los instrumentos mediante los que
España ha prestado su consentimiento a los Tratados, los cuales, una vez ratificados, se han
publicado en el BOE de acuerdo con el artículo 96.1 de la Constitución, y han pasado a formar parte
del Derecho aplicable en España desde la fecha pactada por los Estados para la entrada en vigor, con
las características de: autonomía, eficacia directa, primacía y aplicación uniforme.
En lo que se refiere al derecho derivado, su recepción no requiere de la publicación en el BOE,
porque la competencia consistente en la publicación de ese derecho derivado corresponde a la Unión
(art 297 del TFUE), en el Diario Oficial de la Unión Europea. Con su publicación, las disposiciones
de derecho derivado satisfacen el requisito de la publicidad de las normas y, por ende, el de la
seguridad jurídica.
Una vez recibido el derecho comunitario en el derecho interno, la aplicación del sistema jurídico de
la Unión europea, al margen de las competencias ejecutivas de las Instituciones de la Unión, necesita
de la actividad complementaría de los Estados miembros que, al adherirse a aquella, contraen la
obligación de dar efectividad al ordenamiento comunitario. Por lo tanto, podríamos distinguir entre
las siguientes medidas:
1.º Aquellas que suponen el desarrollo de las normas comunitarias que no sean auto ejecutivas.
2.º Medidas para la ejecución por la administración central o administraciones de las CCCA de las
normas comunitarias.
3.º Relativas al control de ese cumplimiento por los tribunales nacionales, que cuentan con la ayuda
del dispositivo de la ‘cuestión prejudicial’ y, con la obligación de derogar el derecho nacional
incompatible con el derecho comunitario.
La aplicación en España del derecho comunitario está prevista en la Constitución, en el artículo 93,
párrafo segundo, que reza: “Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno, según los casos, la
garantía del cumplimiento de estos tratados y de las resoluciones emanadas de los organismos

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

internacionales o supranacionales de la cesión”, sin perjuicio de la distribución territorial de


competencias entre Estado y CCAA, en virtud de las reglas internas de delimitación competencial.
En conclusión, la ejecución del derecho de la Unión europea corresponde a quien ostente
materialmente la competencia de acuerdo con las normas de derecho interno o doméstico. Dicho
esto, hay que dejar constancia de que desde la perspectiva de la exigencia por la Unión europea del
cumplimiento por los Estados miembros de las obligaciones derivadas de los Tratados es el Estado el
único responsable del cumplimiento de dichas obligaciones.

3. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DEL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA


EN ESPAÑA.
En el caso de las normas internacionales, la Constitución sirve como fundamento de la validez de su
incorporación al ordenamiento interno, y no de la validez de las normas como tales. Existen, por lo
tanto, controles de la constitucionalidad previos o a priori.
Los constituyentes españoles adoptaron esa idea del control previo de constitucionalidad de los
tratados y la plasmaron en el artículo 95 del texto constitucional, que reza: “La celebración de un
tratado internacional que contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa
revisión constitucional. El Gobierno o cualquiera de las Cámaras puede requerir al Tribunal
constitucional para que declare si existe o no esa contradicción”.
Y así, en aplicación de esa previsión, el Gobierno efectuó en 1992 (asunto 1236/92) un
requerimiento al Tribunal Constitucional para que manifestase si existía o no contradicción entre el
artículo 13.2 de la CE y el Tratado de la Unión Europea. El Tribunal Constitucional emitió la
pertinente Declaración en la que reconocía la existencia de la contradicción, y el procedimiento de
reforma constitucional que habría de seguirse para obtener la adecuación de la norma convencional a
la Constitución. Además, el TC reitera la condición de norma suprema de la Constitución del
ordenamiento español, subrayando que esa característica no contradecía la primacía del Derecho de
la Unión prevista en el Tratado.
En suma, la Constitución ha aceptado, ella misma, en virtud de su artículo 93, la primacía del
Derecho de la Unión en el ámbito que a ese derecho le es propio [...]. Y es que “la primacía se
desenvuelve en el orden de aplicación de las normas válidas y no se sustenta necesariamente en la
jerarquía, sino en la distinción entre ámbitos de aplicación de diferentes normas, en principio válidas,
de las cuales, sin embargo, unas de ellas tienen la capacidad de desplazar a otras en virtud de su
aplicación preferente o prevalente debida a razones diferentes de la jerarquía.
Además, nuestra jurisprudencia ha venido reconociendo pacíficamente la primacía del Derecho
Comunitario europeo sobre el interno en el ámbito de las competencias derivadas de las
Constitución, cuyo ejercicio España ha atribuido a las instituciones comunitarias con fundamento en
el artículo 93 de la Constitución. En concreto, nos hemos referido expresamente a la primacía del
Derecho Comunitario como técnica o principio normativo destinado a asegurar su efectividad.

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

LA GARANTÍA JURISDICCIONAL DEL DERECHO DE


TEMA 14 LA UNIÓN EUROPEA.

1. INTRODUCCIÓN.
El Tratado de Lisboa ha previsto la existencia de un órgano jurisdiccional supranacional que
garantice el respeto del Derecho cuando se interpreten y se apliquen los Tratados, y que asegure que
su interpretación se realice de manera uniforme: uno y el mismo en todos. Es el denominado
Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que comprende, o se estructura en, tres
organismos, que son: el Tribunal de Justicia, el Tribunal General, y los Tribunales especializados,
uno de los cuales es el Tribunal de la Función Pública, creado en 2004.
El artículo 19 del TUE dispone: “El TJUE (...) garantizará el respeto al Derecho en la
interpretación y aplicación de los Tratados”, y: “El TJUE se pronunciará, de conformidad con los
Tratados sobre:
a) Sobre los recursos interpuestos por un Estado miembro, por una institución o por personas
físicas o jurídicas;
b) Con carácter prejudicial, a petición de los órganos jurisdiccionales nacionales, sobre la
interpretación del Derecho de la Unión o sobre la validez de los actos adoptados por las
instituciones;
c) En los demás casos previstos por los Tratados”.
Del TJUE puede decirse que ostenta la doble condición:
 De órgano jurisdiccional superior en lo que se refiere a la interpretación y aplicación del derecho
europeo o comunitario, y
 De órgano jurisdiccional interno, en la medida en que sus resoluciones vinculan no sólo al Estado
español sino a todos los españoles.
Con la finalidad de capacitar al TJUE a fin de realizar el cometido señalado, se le han atribuido las
competencias necesarias, que podríamos clasificar de acuerdo con el esquema siguiente:
► Función: uniformar la interpretación del Derecho comunitario.
 Competencia → Entender de los recursos de casación para asegurar la unidad en la
interpretación del Derecho comunitario.
► Función: garantizar el respeto del Derecho Europeo:
 Competencia:

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

1. Frente a los Estados Miembros de la Unión:


 control directo: como entender de los recursos por incumplimiento; y
 control indirecto: mediante la cuestión prejudicial de interpretación.
2. Frente a las propias instituciones y órganos de la Unión:
 control directo: como serían el recurso de anulación y el recurso por omisión; y
 control indirecto: a través de la cuestión prejudicial de validez y la excepción de ilegalidad.
3. Otras competencias: entender de los recursos por responsabilidad extracontractual de las
Instituciones y verificar la conformidad de los acuerdos internacionales con el derecho
originario.

2. EL SITEMA DE CONTROL DE LEGALIDAD.

2. 1 El recurso de anulación.
► Objeto
Los actos susceptibles de recurso de anulación o nulidad son todos los actos definitivos, adoptados
por las instituciones europeas destinados a producir efectos jurídicos ad extra, o frente a
terceros, cualquiera que sea su naturaleza y forma.
Quedan excluidos las recomendaciones y los dictámenes, los actos destinados a producir efectos
internos, o actos de trámite en un proceso decisorio, y los que sean confirmatorios de otros anteriores
y los de mera ejecución.
El Tribunal de Justicia de Primera Instancia se refirió a lo que debía entenderse por “acto” a efectos
de admisibilidad del recurso, circunscribiéndolo a los actos definitivos, vinculantes —obligatorios—,
capaces de afectar a los intereses del justiciable causándole un cambio definido en su posición legal.
► Legitimación
De acuerdo con el artículo 263 del TFUE, existen tres clases de titulares legitimados activamente
para interponer el recurso:
Privilegiados, son los Estados miembros, el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión, y se
consideran privilegiados porque no tienen que acreditar interés propio alguno.
Semi-privilegiados el Tribunal de Cuentas, el Banco Central Europeo y el Comité de las Regiones,
con el fin de salvaguardar las respectivas prerrogativas; su legitimación se reconoce pues en función
de su estatus.
No privilegiados toda persona, física o jurídica, contra los actos de los que sea destinataria, o que la
afecten directa e individualmente, y contra los actos reglamentarios que la afecten de manera directa
e individualmente y que no incluyan medidas de ejecución.
► Plazo
“Los recursos previstos en este artículo deberán interponerse en el plazo de dos meses a partir, según
los casos, de la publicación del acto, de su notificación al recurrente o, a falta de ello, desde el día en
que éste haya tenido conocimiento del mismo”.
► Motivación
El Tribunal de Justicia será competente para pronunciarse sobre los recursos por:

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

 La incompetencia. Dado que todas las medidas deben adoptarse por quien disponga de autoridad y
competencia para hacerlo, la falta de la misma conlleva la infracción del principio de que “cada
institución actúe dentro de los límites que le confieren los tratados” y, por ende, la anulabilidad
del acto en cuestión. Algún sector de la doctrina ha considerado que este motivo coincide en parte
con la desviación de poder, que se menciona al final del enunciado.
 Los vicios sustanciales de forma. Según el TFUE, “los actos jurídicos deberán estar motivados y
se referirán a las propuestas, iniciativas, recomendaciones, peticiones o dictámenes previstos en
los Tratados”. Por lo tanto, se considera una infracción de esta norma la motivación insuficiente,
vaga o incongruente. También es susceptible de recurso de anulación, la falta de notificación del
acto de que se trate al interesado.
 La violación de los tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su ejecución . Este el motivo
comúnmente invocado por su carácter omnicomprensivo, que incluye infracciones de los
principios generales y de los derechos humanos reconocidos por el Derecho Europeo.
 La desviación de poder. Constituye una infracción jurídica consistente en el ejercicio de
potestades para fines distintos de los fijados en el ordenamiento, “la desviación de poder es un
vicio característico del ejercicio de potestades no exhaustivamente regladas, es decir, potestades
que dejan un margen de actuación discrecional a la institución apoderada”.
► Efectos de la Sentencia
“Si el recurso fuera fundado, el TJUE declarará nulo y sin valor ni efecto alguno el acto impugnado”;
nulidad con eficacia erga omnes —frente a todos— y ex nunc como si el acto no hubiera existido
nunca. “Sin embargo, si el Tribunal lo estima necesario indicará aquellos efectos del acto declarado
nulo que deban ser considerados como definitivos”. Lo que significa que el Tribunal tiene la facultad
de determinar qué efectos del acto se considerarán nulos y cuáles válidos.
Además, la sentencia estimatoria de la nulidad tiene valor de cosa juzgada, de forma que “la
institución órgano u organismo del que emane el acto anulado (...) estarán obligados a adoptar las
medidas necesarias para la ejecución de la sentencia del TJUE”.
En el caso de que la sentencia fuera desestimatoria, “nada impide volver a discutir la legalidad de la
disposición sobre la base de nuevos argumentos en el marco de una impugnación indirecta (vía
excepción de ilegalidad o cuestión prejudicial de validez); tratándose de actos administrativos, estos
devienen firmes con valor de cosa juzgada”.

2. 2 El recurso por omisión.


► Objeto
El artículo 265 del TFUE contempla la posibilidad de entablar acciones contra el Parlamento
Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión, el Banco Central y otros órganos,
organismos e instituciones de la Unión por razón de una omisión o inactividad que suponga una
violación de los Tratados.
La calificación como infracción deriva de la pre-existencia de un deber de actuar o de pronunciarse
en determinado sentido.
Condición previa para la interposición del recurso —al que el TFUE denomina ‘queja’—, es que se
haya requerido al órgano o institución de que se trate para que actúe. Si transcurriera un plazo de dos
meses desde el requerimiento, sin que los citados órgano o institución procedan de una u otra forma,
podrá interponerse el recurso dentro de un nuevo plazo de dos meses.
► Legitimación

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

Están legitimados para recurrir por omisión los Estados miembros y las instituciones de la Unión no
requeridas por la inactividad, sin tener que acreditar ningún interés especial y actuando en el marco
de sus competencias.
También lo están las personas físicas y jurídicas, pero con la condición de que sean destinatarios
potenciales —porque les afectaría— del acto cuya adopción reclaman; acto que, en todo caso, no
podrá ser ni una recomendación ni un dictamen, es decir, de un acto con eficacia jurídica ad extra.
En este sentido, hay que recordar que, en el pasado el Tribunal, rechazó aquellas demandas
presentadas por individuos en solicitud de adopción de medidas de contenido general legislativo.
► Plazo
Como ya se ha indicado anteriormente, el plazo es de dos meses contados a partir del momento en
que haya transcurrido el del requerimiento previo al órgano o institución sin acción alguna por su
parte.
► Motivación
La infracción que puede dar lugar al recurso por omisión se produce cuando en virtud de la
normativa europea vigente, un órgano o institución permanece inactiva, no obstante, ha de estar
obligado a actuar.
Procederá entonces la presentación del requerimiento en vía administrativa para que después sea
admisible el recurso. “Si la adopción del acto omitido es facultativa o discrecional, la omisión del
mismo sólo infringirá el Derecho si la decisión de no actuar (esto es de no adoptar el acto solicitado)
incurre en desviación de poder o arbitrariedad”.
► Efectos de la Sentencia
Si después de interponer el recurso, el órgano demandado adopta el acto o toma la medida que había
omitido, procede su sobreseimiento, es decir, la suspensión de su tramitación.
Si la institución u órgano demandado rechaza la pretensión, el demandante puede transformar el
recurso de omisión en un recurso de anulación del acto denegatorio expreso.
En fin, si recae una decisión estimatoria de la pretensión del recurrente, declarando que la inactividad
u omisión infringe el Derecho europeo, la institución demandada deberá “adoptar las medidas
necesarias para la ejecución de la sentencia”; en el entendimiento de que si no lo hiciera, la falta de
ejecución no daría, sin embargo, lugar a una ejecución forzosa, sino al posible planteamiento de un
nuevo recurso por omisión, o de un recurso por responsabilidad extracontractual por daños.
La razón de que así sea, se encuentra en el carácter declarativo y no condenatorio de la sentencia, que
se limita a constatar si hubo o no inactividad infractora.

2. 3 La excepción de ilegalidad.
► Objeto
El objeto de la excepción es controlar la legalidad de una norma con motivo de la impugnación de un
acto de aplicación de la misma. Tal excepción ha sido calificada de control incidental y de alegación
ex parte, para puntualizar que no se trata de un proceso autónomo; y, en el mismo sentido, se ha
señalado que su activación se produce en el marco de un litigio principal, normalmente de un recurso
de anulación.
La excepción de ilegalidad está recogida en el TFUE, que dice: “cualquiera de las partes de un litigio
en el que se cuestione un acto de alcance general adoptado por una institución, órgano u organismo
de la Unión Europea podrá acudir al TJUE alegando la inaplicabilidad de dicho acto por los motivos

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

previstos en el artículo 263”. De acuerdo con la jurisprudencia del TJUE, es posible invocar la
excepción de ilegalidad frente a cualquier acto europeo de alcance general cuya ejecución requiera
actos de ejecución singular.
► Legitimación
A la cuestión de quiénes pueden alegar la excepción de ilegalidad, hay que responder que, no sólo la
pueden invocar aquellos sujetos que carecían de legitimación para recurrir directamente contra el
reglamento o acto de alcance general aplicado, sino cualquier particular afectado por el acto de
aplicación del acto de carácter general de que se trate. Además, legitimados están los Estados
miembros y las instituciones de la Unión.
► Motivación
La excepción de ilegalidad puede fundarse en los motivos siguientes:
 incompetencia del órgano que dictó el acto,
 vicios sustanciales de forma,
 violación de los Tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su ejecución, o
 desviación de poder.
► Efectos de la estimación de la excepción de ilegalidad
Si el Tribunal estima la acción de excepción, declarará la inaplicabilidad del acto de alcance general,
y la anulación del acto de aplicación impugnado. Sus efectos se circunscriben a las partes litigantes.

2. 4 El recurso por incumplimiento estatal.


Advertencia previa
Bajo la expresión ‘recurso por incumplimiento estatal’, nosotros nos vamos a centrar solamente en el
contemplado en los artículos 258 y 259 del TFUE. Pues es lo cierto que el TFUE recoge otros
supuestos de posibles infracciones o incumplimientos de los Estados miembros, que podrían mover a
la Comisión a recurrir ante el Tribunal de Justicia al margen de, o sin tener que proceder de acuerdo
con, la tramitación de los citados preceptos.
► Objeto
Objeto de este recurso son las violaciones o infracciones del Derecho europeo originario o derivado,
cometidas por acción u omisión por los Estados miembros. Derecho cuyo cumplimiento impone con
carácter general en la denominada cláusula de solidaridad o deber de cooperación leal del artículo 4.3
del TUE, cuando dispone que “los Estados miembros adoptarán todas las medidas generales o
particulares apropiadas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los Tratados
o resultantes de los actos de las instituciones de la Unión”.
Tanto la atribución de la responsabilidad del hecho reprobable —del incumplimiento—, como la
noción de Estado, se han interpretado en un sentido amplísimo. Así, basta con que el incumplimiento
sea objetivamente constatable, dimanante de una acción o de la pura inactividad, sin que quepan
excusas de cualquier tipo ni eximentes justificativas.
En cuanto la idea del ‘Estado’ a estos efectos no comprende solo el complejo organizativo central
legislativo, ejecutivo y judicial, sino que se extiende a todos los poderes públicos de los diferentes
ámbitos territoriales, así como a aquellos entes intervenidos en mayor o menor grado, incluso de
derecho privado.
► Legitimación

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

Conforme a lo previsto en los artículos 258 y 259 del TFUE, están legitimados para interponer el
recurso por incumplimiento de las obligaciones que les incumben tanto la Comisión, como
cualquiera de los Estados miembros; ahora bien, por regla general este recurso suele ser interpuesto
por la Comisión, pues los Estados miembros procuran evitar enfrentamientos que, sin duda,
resultarían de la iniciación de una acción de este tipo.
► Fase administrativa o pre-contenciosa
Como su propio nombre indica, esta fase previa no implica confrontación o contradicción alguna.
Puede iniciarse como consecuencia de que llegue a conocimiento de la Comisión el probable
incumplimiento de un Estado. A partir de ese momento, la Comisión, que goza de total
discrecionalidad, suele entablar conversaciones con el Estado en cuestión para averiguar el status
quaestionis y decidir activar o no la fase prejudicial.
En caso afirmativo, procederá a enviar una carta formal de requerimiento al Estado para que realice
las alegaciones que considere oportunas. Si la respuesta, o el silencio del Estado no satisface a la
Comisión, esta evacuará un dictamen motivado en el que le instará a que corrija la supuesta
infracción en un plazo determinado, transcurrido el cual se dará por concluida esta fase, con la
rectificación o el cumplimiento del Estado o, en su defecto, con el comienzo de la vía judicial
mediante la presentación del recurso ante el TJUE.
En el supuesto de que sea un Estado miembro el que pretenda iniciar este tipo de reclamación, antes
de acudir al TJUE deberá someter el asunto a la Comisión, la cual, después de que las partes
implicadas hayan formulado sus alegaciones respectivas, en un procedimiento contradictorio, emitirá
el correspondiente dictamen motivado. Si el Estado demandado como potencial incumplidor atiende
a lo que le indique el dictamen el procedimiento concluirá; de otra forma, el Estado denunciante
podrá recurrir al TJUE.
► La sentencia y sus efectos
A tenor con el ordenamiento vigente, la sentencia estimatoria del TJUE es declarativa y no conlleva,
por lo tanto, sanción específica alguna por la infracción cometida. Se limita a declarar la existencia
del incumplimiento por parte del Estado, que “estará obligado a adoptar las medidas necesarias para
la ejecución de la sentencia” (art. 260 TFUE).
La falta de adopción de dichas medidas por el Estado afectado, permitirá a la Comisión, previo
ofrecimiento al Estado para que presente sus observaciones, someter el asunto al TJUE por el nuevo
incumplimiento, en esta ocasión del art. 260 del TFUE, Precepto que prevé que el Tribunal imponga
sanciones pecuniarias adecuadas a las circunstancias, al Estado infractor que haya incumplido la
sentencia.

2. 5 El recurso por responsabilidad extracontractual de las Instituciones.


► Objeto
La denominada responsabilidad extracontractual existe cuando una persona física o jurídica causa
por sí misma o por medio de otra, agente o representante suyo, un daño a otra persona respecto de la
cual no está ligada por un vínculo obligatorio anterior, es decir por un contrato.
El TFUE ha atribuido al TJUE la competencia para conocer de las pretensiones de indemnización
por daños que los individuos o los Estados miembros puedan interponer en demanda de la
responsabilidad extracontractual a la Unión Europea. Y lo ha hecho de manera expresa en el artículo
268 al disponer que “el Tribunal de Justicia de la Unión Europea será competente para conocer de
los litigios relativos a la indemnización por daños a que se refieren los párrafos segundo y tercero del
art. 340”, en virtud de los cuales “en materia de responsabilidad extracontractual, la Unión deberá

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

reparar los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el ejercicio de sus funciones, de
conformidad con los principios generales comunes a los Derechos de los Estados miembros”;
responsabilidad exigible, en los mismos términos, “al Banco Central Europeo y a sus agentes”.
El procedimiento de exigencia de la responsabilidad extracontractual constituye una forma particular
de pretensión procesal con un objetivo específico, dentro del sistema de recursos previstos en el
TFUE, como una forma independiente de acción, con un propósito particular y sometida a las
condiciones de ejercicio dictadas por su naturaleza específica, y cuya finalidad era la reparación del
perjuicio causado.
► Legitimación
Están legitimados todas las personas físicas y jurídicas de derecho público y privado y los Estados
miembros. Pero los recurrentes deben acreditar el hecho de haber sufrido un daño o perjuicio como
consecuencia de algún acto de una institución, sin necesidad, en principio de cuantificarlo
económicamente.
La demanda deberá contener la indicación del demandado, es decir de la institución un órgano
autores del acto u omisión causante del daño. Los Estados miembros podrán ser demandados cuando
se hayan excedido en el ejercicio de la discrecionalidad como ejecutores de medidas de la Unión. De
otra forma, deberá demandarse a la Comisión.
► Plazo
Las acciones contra la Unión en materia de responsabilidad extracontractual prescribirán a los cinco
años de producido el hecho que las motivó.
La prescripción se interrumpirá bien mediante demanda presentada ante el Tribunal de Justicia, bien
mediante reclamación previa, que el damnificado podrá presentar a la institución competente de la
Unión. En este último caso, la demanda deberá presentarse en el plazo de dos meses previsto en el
artículo 263 del TFUE; cuando proceda, serán aplicables las disposiciones del párrafo segundo del
artículo 265 del TFUE.
El presente artículo se aplicará también a las acciones contra el Banco Central Europeo en materia de
responsabilidad extracontractual”.
► Requisitos
A efectos del artículo 340.2, la Unión Europea es responsable por el daño causado por una o varias
de sus instituciones y por el daño causado por sus agentes en el ejercicio de sus funciones.
Ahora bien, a fin de que prospere la acción de exigencia de responsabilidad extracontractual es
preciso que concurran tres requisitos.
1. Si se trata de un acto administrativo determinado, su carácter irregular o ilegal ; y si se tratase de
un acto normativo o legislativo, que constituya una violación “suficientemente seria de una norma
jurídica superior que tenga por objeto conferir derechos a los particulares”;
2. La demostración de haber sufrido un daño o perjuicio concreto, real, mediante la aportación de las
pruebas correspondientes y cuantificable; y
3. La existencia de un nexo causal entre el comportamiento de la Unión y el daño producido al
recurrente; nexo que incumbe probar al demandante.
► Efectos de la Sentencia
La sentencia en este tipo de recurso solo tiene efecto entre las partes y, normalmente, se limitará sí es
estimatoria a reconocer el derecho a percibir una indemnización por daños, cuya cuantificación
corresponderá hacerla a los interesados.

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

2. 6 La cuestión prejudicial.
► Objeto
El artículo 267 del TFUE recoge el procedimiento de la cuestión prejudicial, mediante el que los
órganos jurisdiccionales nacionales de los Estados pueden plantear cuestiones al TJUE en materia de
Derecho Europeo. “El TJUE será competente para pronunciarse, con carácter prejudicial:
a) sobre la interpretación de los Tratados; y
b) Sobre la validez e interpretación de los actos adoptados por las instituciones, órganos u
organismos de la Unión”.
Con ello se pretende respectivamente:
a) garantizar la unidad del ordenamiento jurídico europeo —que todos los Estados miembros
interpreten y apliquen el Derecho Europeo originario y derivado de manera uniforme otorgándole los
mismos significados y eficacia—; y
b) garantizar el respeto del Derecho Europeo derivado por todas las instituciones.
► Legitimación
El artículo 267 del TFUE faculta a los órganos jurisdiccionales de los Estados miembros para
plantear la cuestión, con la particularidad de que si se trata de un órgano cuya decisión no es
“susceptible de ulterior recurso judicial de Derecho interno”, “dicho órgano”, no solo “podrá
pedir” al TJUE que se pronuncie sobre la cuestión, sino que “estará obligado a someter la cuestión
al Tribunal”. En el primer supuesto, estamos ante un poder hacer; en el segundo, se trata de un deber
hacer, de una obligación.
El Tribunal de Justicia ha aceptado el planteamiento de la cuestión prejudicial proveniente de una
serie de organismos que no se consideran juzgados o tribunales en sentido estricto, los cuales, sin
embargo, resuelven sobre asuntos legales basados en el derecho europeo.
► Plazo
El planteamiento de la cuestión prejudicial puede hacerse en cualquier fase del proceso y en
cualquier tipo de procedimiento, desde el momento en que el órgano jurisdiccional tenga dudas sobre
la interpretación o la validez de la norma que debe aplicar para resolver el litigio; y en cualquier caso
antes de dictar sentencia. El TJUE, en una Nota informativa sobre el planteamiento de cuestiones
prejudiciales por los órganos jurisdiccionales nacionales, ha aconsejado que se realice “cuando el
juez remitente haya concretado los hechos y el derecho interno aplicable al caso y se haya oído a
ambas partes en un debate contradictorio”.
► Requisitos
Los presupuestos requeridos para el planteamiento de una cuestión prejudicial ante el Tribunal de
Justicia son:
a) que el órgano jurisdiccional esté conociendo de un litigio concreto;
b) que la resolución de dicho litigio dependa de la aplicación una norma de derecho europeo; y
c) que la norma de derecho europeo originario o derivado aplicable al litigio suscite dudas sobre su
interpretación que deban aclararse —en cuyo caso será facultativo el plantearla—, o que la validez
de la norma de derecho europeo derivado resulte cuestionable —en cuyo caso existirá obligación de
plantearla—.
El planteamiento de una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia conlleva la suspensión del
proceso nacional hasta que el Tribunal de Justicia se pronuncia.
► Efectos de la Sentencia

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

En el supuesto de haberse planteado una cuestión prejudicial de interpretación, la Sentencia,


vinculante para el juez, establecerá cual es la interpretación correcta que deberá seguir en su
aplicación.
Sus efectos se limitan al caso concreto planteado y se producen ex tunc “desde siempre-el origen”.
En el supuesto de haberse planteado una cuestión prejudicial de validez, existen dos posibilidades:
declaración de invalidez y declaración de validez. En ambos casos, la respectiva sentencia del TJ
tiene alcance general y produce efectos ex tunc.
La declaración de validez no implica pronunciamiento alguno sobre su legalidad sino simplemente
improcedencia o falta de fundamento de los argumentos esgrimidos para sostener la invalidez. Y el
juez se limitará a aplicar el acto cuya validez se cuestionó.
En cuanto a la declaración de invalidez, conlleva que el juez no puede aplicar el acto en el juicio del
que está entendiendo y que el resto de los órganos jurisdiccionales deberá considerarlo inválido.

2. 7 La competencia consultiva.
Bajo la denominación de competencia consultiva se recoge precisamente el control previo que el
TJUE puede ejercer, a instancias de una serie de entidades, para comprobar la compatibilidad de un
futuro acuerdo internacional con los Tratados.
Así, el artículo 218.11 establece que: “Un Estado miembro, el Parlamento Europeo, el Consejo o la
Comisión podrán solicitar el dictamen del Tribunal de Justicia sobre la compatibilidad con los
Tratados de cualquier acuerdo previsto. En el caso de dictamen negativo del Tribunal de Justicia, el
acuerdo previsto no podrá entrar en vigor, salvo modificación de este o modificación de los
Tratados”.
Sobre la cuestión de la competencia del Tribunal para entender de este tipo de asuntos, el propio
órgano declaró su aptitud para pronunciarse, pues “cuando se trata de resolver una cuestión de
competencia, interesa a las Instituciones comunitarias y a los Estados interesados, incluidos los
terceros países, que dicha cuestión quede aclarada desde la apertura de las negociaciones y, antes
incluso de que se negocien los puntos esenciales del acuerdo'’.
Mediante el ejercicio de esta competencia, el garante por excelencia de la constitucionalidad y de la
legalidad europea controla la conformidad de los acuerdos internacionales con el Derecho originario.

3. EL RECURSO DE CASACIÓN.
Introducción
El recurso de casación es el que se interpone ante un tribunal superior, para que se case (anule) o
invalide la sentencia dictada por un tribunal inferior.
No debe considerarse como una apelación a una segunda o tercera instancia puesto que solo persigue
anular dicha sentencia.
Además, es un recurso de carácter extraordinario, que tiene tasados los motivos de impugnación y las
resoluciones recurribles, y que se circunscribe a las solas cuestiones de derecho.
Su función principal es asegurar la uniformidad de la jurisprudencia y, por lo tanto, la unidad en la
interpretación del ordenamiento jurídico.
► Objeto
A través del recurso de casación, el TJUE desempeña la función que acabamos de mencionar en lo
que se refiere al Derecho Europeo.

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

El TFUE contempla dos tipos de recursos de casación:


 los que se interponen ante el Tribunal de Justicia, limitado a las cuestiones de derecho en las
condiciones y límites fijados en el Estatuto del propio Tribunal (art. 256); y
 los que se interponen ante el Tribunal General, limitado a las cuestiones de derecho o, cuando
el reglamento relativo a la creación del tribunal especializado así lo contemple, (al) recurso de
apelación referente también a las cuestiones de hecho (art. 257).
Son recurribles ante el Tribunal de Justicia:
a) Las resoluciones del Tribunal General que pongan fin al proceso, las que resuelvan parcialmente
la cuestión de fondo o pongan fin a un incidente procesal relativo a una excepción de
incompetencia o de inadmisibilidad;
b) Las que desestimen una demanda de intervención; y
c) Las adoptadas en procedimientos sumarios sobre medidas provisionales, suspensión de ejecución
de un acto y suspensión de la ejecución forzosa
Son recurribles ante el Tribunal General:
a) Las resoluciones del Tribunal de la Función Pública que pongan fin al proceso, así como las que
resuelvan parcialmente la cuestión de fondo o pongan fin a un incidente procesal relativo a una
excepción de incompetencia o de inadmisibilidad;
b) Las decisiones del Tribunal de la Función Pública que desestimen una demanda de intervención; y
c) Las resoluciones adoptadas por el Tribunal de la Función Pública en procedimientos sumarios
sobre medidas provisionales, suspensión de ejecución de un acto y, suspensión de la ejecución
forzosa.
► Legitimación y plazo
Ante el Tribunal de Justicia contra las resoluciones del Tribunal General
Contra las resoluciones del Tribunal General que: pongan fin al proceso, las que resuelvan
parcialmente la cuestión de fondo o pongan fin a un incidente procesal relativo a una excepción de
incompetencia o de inadmisibilidad, en el plazo de dos meses siguientes a la notificación.
Están legitimados:
“en primer lugar, quienes participaron en el proceso ante el Tribunal General, bien como partes
principales, cuyas pretensiones hayan sido desestimadas total o parcialmente; bien como
coadyuvantes: en este último supuesto hay que distinguir, por un lado los Estados miembros y las
Instituciones, a quienes no se exige mayor requisito que el de haber intervenido como tales
coadyuvantes en el proceso ante el Tribunal General, y por otro, las personas físicas o jurídicas, a
quienes se exige además que la resolución del Tribunal impugnada les afecte directamente.
En segundo lugar, si no participaron en el proceso ante el Tribunal General sólo estarán legitimados
los Estados miembros y las Instituciones, excepto en los litigios entre la Unión y sus agentes”.
Contra las resoluciones del Tribunal General que desestimen una demanda de intervención, que
podrán recurrirse en las dos semanas siguientes a su notificación, sólo estará legitimada la persona
cuya solicitud fue desestimada.
Contra las resoluciones del Tribunal General en procedimientos sumarios sobre medidas
provisionales, suspensión de ejecución de un acto y suspensión de la ejecución forzosa, el plazo será
de dos meses contado a partir de la notificación de la resolución.

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

No se requiere que el recurrente haya visto denegada la tutela solicitada al Tribunal, ni que esté
directamente afectado por la resolución. Pero los Estados e Instituciones que no fueron partes en el
proceso ante el Tribunal no pueden interponer el recurso de casación.
Ante el Tribunal General contra las resoluciones del Tribunal —especializado— de la Función
Pública
Contra las resoluciones del Tribunal de la Función Pública que pongan fin al proceso, así como las
que resuelvan parcialmente la cuestión de fondo o pongan fin a un incidente procesal relativo a una
excepción de incompetencia o de inadmisibilidad, en el plazo de dos meses siguientes a la
notificación.
Están legitimados “cualquiera de las partes cuyas pretensiones hayan sido total o parcialmente
desestimadas. Sin embargo, los coadyuvantes que no sean Estados miembros o instituciones de la
Unión sólo podrán interponer el recurso de casación cuando la resolución del Tribunal de la Función
Pública les afecte directamente”.
Contra la decisión del Tribunal de la Función Pública que desestime una demanda de intervención,
cualquier persona cuya demanda hubiera sido desestimada podrá interponer recurso de casación ante
el Tribunal General en un plazo de dos semanas a partir de la notificación de la resolución
desestimatoria.
Contra cualquier resolución del Tribunal de la Función Pública en procedimientos sumarios sobre
medidas provisionales, suspensión de ejecución de un acto y suspensión de la ejecución forzosa, el
plazo será de dos meses contado a partir de la notificación de la resolución. Las partes en
procedimiento respectivo podrán interponer un recurso de casación ante el Tribunal General.
► Requisitos
El recurso de casación ante el Tribunal de Justicia se limitará a las cuestiones de derecho. Deberá
fundarse en motivos derivados de la incompetencia del Tribunal General, de irregularidades del
procedimiento ante el mismo que lesionen los intereses de la parte recurrente, así como la violación
del Derecho de la Unión por parte del Tribunal General.
El recurso de casación ante el Tribunal General se limitará a las cuestiones de Derecho. Deberá
fundarse en motivos derivados de la incompetencia del Tribunal de la Función Pública, de
irregularidades del procedimiento ante el mismo que lesionen los intereses de la parte en cuestión, así
como de la violación del Derecho de la Unión por parte del Tribunal de la función Pública.
En ambas instancias no podrán debatirse las cuestiones de hecho, lo que significa que los respectivos
Tribunales deben atenerse a los hechos probados sin entrar a cuestionarlos.
► Efectos de la Sentencia
Recurso de casación ante el Tribunal de Justicia
De acuerdo con el artículo 61 del Estatuto del TJUE, la estimación del recurso por el Tribunal de
Justicia supondrá la anulación de la resolución del Tribunal General. En tal caso el Tribunal de
Justicia podrá, bien resolver el mismo el litigio, cuando su estado así lo permita, o bien devolver el
asunto al Tribunal General para que este último resuelva. En caso de devolución, el Tribunal General
estará vinculado por las cuestiones de derecho dirimidas por la resolución del Tribunal de Justicia.
Si se estimase un recurso de casación interpuesto por un Estado miembro o una institución de la
Unión que no haya intervenido en el litigio ante el Tribunal General, el Tribunal de Justicia, si lo
estima necesario, podrá indicar cuáles son los efectos de la resolución del Tribunal General anulada
que deben considerarse definitivos respecto de las partes en el litigio.
Recurso de casación ante el Tribunal General

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PARTE III EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Y SU GARANTÍA JUDICIAL

Según el artículo 13 del Anexo I al Estatuto del TJUE,


“1. Cuando se estime el recurso de casación, el Tribunal General anulará la resolución del Tribunal
de la Función Pública y resolverá el mismo el litigio. Cuando el estado del litigio no lo permita,
devolverá el asunto al Tribunal de la Función Pública para que este mismo resuelva.
2. En caso de devolución, el Tribunal de la Función Pública estará vinculado por las cuestiones de
Derecho dirimidas por la resolución del Tribunal General”.

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