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Puente del Gard

Anfiteatro de las Tres Galias (Lyon)

Templo de Augusto y Livia (Vienne)


El emperador Augusto organizó la Galia en cuatro provincias: a la Narbonense, suficientemente
romanizada para convertirse en provincia senatorial, agregó la Galia Aquitania, la Galia Lionesa y la
Galia Bélgica. Los límites de las Galias sobrepasaban los de la Francia actual, principalmente en lo
concerniente a la Galia Bélgica que rodeaba al río Rin. Tras la conquista de la Galia, los romanos
forzaron desplazamientos de nativos para evitar que se convirtieran en una amenaza, tanto dentro
de las provincias galas como fuera de ellas. Además del gran número de nativos, la Galia se volvió
la patria de ciudadanos romanos llegados de otros lugares y de pueblos germánicos que migraron
al imperio.

Culturalmente ocurrió un sincretismo entre la cultura romana de la nueva clase gobernante con la
cultura celta nativa, lo que dio origen a la cultura galorromana. Las prácticas religiosas fueron una
combinación romana y celta, con dioses celtas sujetos a la interpretatio romana.2 Junto con el
latín, los galos continuaron usando su idioma, pero cambiaron el alfabeto griego por el latino3 y se
considera que su lengua se usó en Francia hasta el siglo VI.4 Algunas influencias celtas permearon
la cultura del imperio romano: la caracalla, una capa que le dio apodo a un emperador romano;5
el tonel,6 más resistente que la ánfora romana, y la cota de malla,7 el casco imperial galo y las
braccae,8 adoptados por el ejército romano. Los galos se integraron cada vez más dentro del
imperio. Por ejemplo, los generales Marco Antonio Primo y Cneo Julio Agrícola 9 y los
emperadores Claudio y Caracalla10 nacieron en las Galias. También el emperador Antonino Pío era
de familia gala.11

Las vías romanas retomaron en gran parte las vías galas, que eran numerosas y en buen estado, lo
que explica la gran rapidez de desplazamieno de las legiones romanas. La pacificación del Rin y
Britania favorecieron el auge económico. La urbanización fue generalizada y se desarrollaron
numerosas ciudades, organizadas bajo el modelo de los municipia italianos, que aún perduran,
mientras que los campos se cubrieron de pueblos (vici) y de grandes explotaciones agrícolas
(villae). La Galia, junto con Egipto, era la región más poblada del imperio romano, con una
población estimada de 7 millones de habitantes.12 En 48, el emperador Claudio dio acceso al
Senado romano a los notables galos, como se muestra en la tabla de Lyon.13

Martín de Tours, difusor del cristianismo en la Galia durante el siglo IV.


El desarrollo económico ocasionó siglos de Pax Romana: se cultivaron viñedos en Aquitania, los
valles del Ródano, del Saona y del Mosela y los vinos galos competían con los vinos italianos.14 A
imitación de la terra sigillata itálica se creó una industria de cerámica sellada (por ejemplo en La
Graufesenque).15 Los artesanos galos producían también en abundancia objetos de madera y
tejidos de lana que se exportaban hacia los grandes centros de consumo en Italia, el Rin y el alto
Danubio. Los intercambios no se limitaron a los bienes materiales: además del culto popular de la
religión gala y su sincretismo romano, que es prohibido por Claudio (41-54), aparecieron en las
ciudades otras religiones de origen oriental: el culto de Mitra, de Cibeles y finalmente el
cristianismo.
Desde el siglo II ya había una importante comunidad cristiana en Lugdunum (Lyon), de donde son
los primeros mártires16 (177) y el primer obispado de la Galia,17 donde ejercería san Ireneo. El
cristianismo, cuyos orígenes se remontan a la diáspora judía, se extiende por las ciudades gracias a
los comerciantes de oriente y al ejército, y después del Edicto de Milán se extiende por los
pueblos, donde el evangelizador emblemático es san Martín de Tours (316-397), a quien se
atribuye también la fundación del monacato en Francia.18 Hacia 250, de acuerdo con Cipriano de
Cartago, la Galia contaba con ocho obispados (Lyon, Arlés, Tolosa, Narbona, Vienne, Reims, París y
Tréveris)17 y con 120 a finales del siglo IV. En 314 el emperador Constantino convoca al primer
concilio de Arlés, el primero celebrado en la Galia.

Cinco siglos de romanización dejaron una huella profunda en las Galias: las lenguas derivadas del
latín (occitano y francés), un derecho escrito, ciudades, arquitectura monumental, la religión
católica y costumbres cotidianas, como el consumo del pan y el vino.19

Invasiones germánicas

Mapa de Galia a finales del siglo V


Reino de Soissons
Reino Franco
Reino de los alamanes
Reino de los burgundios
Reino visigodo de Tolosa
Armórica
Durante las crisis del siglo III se sucedieron guerras civiles en suelo galo. A mediados de este siglo,
francos y alamanes, ambos pueblos germánicos, atraviesan el Rin y saquean la Galia en varias
ocasiones. El general Póstumo creó el llamado Imperio galo (260-274), independiente de Roma. La
Galia fue afectada por las rebeliones bagaudas que asolarían sobre todo el norte de la región
desde el siglo III hasta el siglo V. Los romanos permitieron el establecimiento de laeti (colonias
bárbaras) en la Galia en los siglos IV y V. Los sistemas defensivos del Rin incorporaron cada vez
más contingentes germánicos. Grupos de francos en Galia Bélgica y de alamanes en Alsacia
sirvieron como tropas auxiliares federadas, y ciertos oficiales francos llevaron carreras brillantes
en el imperio romano. Una migración celta apareció en Armórica en el siglo IV formada por
refugiados de Britania, quienes permanecieron independientes del resto de la Galia hasta 939.

En la noche del 31 de diciembre de 406 vándalos, suevos, alanos y otros pueblos germánicos
atravesaron la frontera del Rin,2021 pese a la defensa de los auxiliares francos. En 412, los
visigodos cruzaron los Alpes y llegaron a Aquitania.21 El imperio romano les cedió territorios hasta
su desaparición en 476. A medida que las estructuras imperiales se deshacían, el poder político
pasó a manos de reinos bárbaros con sus propias leyes y su propia religión, el arrianismo20 o el
politeísmo.22 El peligro que representaron los hunos provocó una alianza temporal de los
ocupantes de la Galia. En 451, el patricio y generalísimo Flavio Aecio se puso a la cabeza de una
coalición galorromana y franca que detuvo las incursiones de los hunos comandados por Atila en
los Campos Cataláunicos.

En medio de varios reinos bárbaros, Aecio fue uno de los últimos militares romanos en intentar la
reorganización política de la Galia, como también lo fue el general Egidio y su hijo Siagrio. Egidio,
en alianza con los francos, logró algunas victorias contra los visigodos y los burgundios y en 457
logró controlar militarmente un territorio entre el Sena y el Loira, que la historia ha llamado "e

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