El educador es el Opresor, mientras que el educando es el Oprimido.
La pedagogía del oprimido consiste en la recuperación de la humanidad perdida, con base en la lucha con el individuo y no para el individuo, es decir con él y no para él, depositando en el individuo las herramientas y la concientización para que este mismo sea un elemento de cambio al reflexionar su realidad (análisis y entendimiento de su situación (autocomprensión), para así poder enfrentar criticamente a la cultura de dominación-opresora “primero con el cambio de percepción del mundo opresor por parte de los oprimidos” y “segundo con la expulsión de los mitos creados y desarrollados en la estructura opresora”. Paulo Freire sostiene que en la relación entre el opresor y el oprimido es este último quien tiene la responsabilidad de iniciar el proceso de emancipación y, al hacerlo, debe comprometerse con la liberación del opresor. • No hay oprimidos sin opresor • El que oprime instaura violencia • El oprimido siempre tiene una carencia conceptual, por ello es abusado • El opresor tiene y fomenta la hipocresía de una falsa generosidad • Los opresores no se reconocen en el proceso de liberación, por el contrario se sentirán como si estuvieran siendo oprimidos. Y es que para ellos formados en la experiencia de los opresores , todo lo que no sea su derecho antiguo de oprimir significa opresión • El opresor tiene la carencia de considerar la persona humana solo en él, los demás son solo cosas, objetos La opresión entendida como un proceso pasa de una generación a otra, formándose un clima general (mentalidad) que genera en el opresor una conciencia fuertemente posesiva del mundo y de los hombres. La vocación de los hombres es la humanización, la cual se expresa en su ansia de libertad y de justicia. El hombre teme a la libertad, aunque no tiene conciencia de este padecimiento. El temor a la libertad no le permite luchar por su humanización, impidiéndole, así, ejercer su vocación. Las escuelas nos enseñan un oficio, pero no a ser dueños de nosotros mismo, a ser emprendedores de nuestro destino. La educación es vista como el acto de depositar, narrar, transferir o transmitir conocimientos y valores a los educandos, concebidos como meros pacientes. La contradicción opresor-oprimido, la encontramos en el aula de clase bajo la relación educador-educando. Esta relación se teje por medio de la narración, la cual reduce al educando a un mero recipiente en el que se deposita información. La labor del educador consiste en dar un discurso que deberá ser memorizado mecánicamente por el estudiante. El oprimido no solo es oprimido por su realidad opresora sino por la las conductas preconcebidas de la opresión, del opresor, y en el mismo oprimido, pues son oprimidos y al mismo tiempo anhelan ser opresores, al no tener otra visión de conducta permanecen en el paradigma impuesto por la realidad opresora, teniendo además otras variantes como la auto desvalorización , que consiste en la comparación negativa de ellos mismos como oprimidos contra comparación hacia sus opresores, convenciéndose de su propia incapacidad, no creen en si mismos . además de tener el concepto de qué su opresor los posee siendo dependientes emocionales.