Está en la página 1de 129

Número de Ficha 444

Fecha 02/04/1502 – 03/05/1793


Archivo de Origen Archivo General de la Nación (Bogotá, Colombia)
Lugar de Producción Santafé de Bogotá
Titulo Cárdenas, Ignacio. Su solicitud de información sobre la nobleza y
limpieza de sangre de sus antepasados. Hay un escudo nobiliario.
Descriptor Geográfico Santafé de Bogotá, Medellín, Lanzarote, Fuerteventura, Sevilla,
Tenerife, Cartago (Valle del Cauca), Llanogrande (Antioquia).
Personaje Ignacio Cárdenas, Nicolás de Cárdenas, Melchor Hernández de
Aguilera, Pedro de Vera Fernández, Jerónimo de Aguilera Valdivia,
Catalina Cabrera, Nicolás Hernández, Juan de Betancur, Lucas de
Betancur, Gines de Cabrera, Juan Alonso de Sanabria, José de
Hinestroza Quintero, Diego Álvarez del Pino, Beatriz de Tabárez.
Descriptor Temático Nobleza; Limpieza de sangre; Genealogías
Referencia AGN. Tomo 2. Documento 0226. Folios 649r – 804r.
Observaciones Faltan folios 650r – 663v; 673v – 682v; 685v – 692v; 714r – 721v;
774v – 779v; 786v; 787v – 789v.
Transcriptor -
Digitador Pablo Hernández Dimaté

[f 649 r.] Don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario de esta villa y don Nicolás de Cárdenas,
hermanos legítimos de padre y madre, y vecino de dicha villa, ante vuestra merced parecemos como
bien proceda de derecho y decimos que hacemos presentación de un cuaderno por testimonio de
la nobleza y limpieza del capitán Manuel de Be […] y Velasco, nuestro legítimo abuelo materno. Y
para efecto que como a tales sus legítimos nietos maternos nos convenga, ha de servir vuestra
merced, y se lo suplicamos de mandar que a continuación de este nuestro [ilegible] y su proveído
se nos dé testimonio autorizado en pública forma y manera que haga de […] cuaderno y papeles, y
que uno y otro se nos entregue original para en guarda y uso de nuestro derecho que es de justicia.
Y ella mediante a vuestra merced pedimos y suplicamos que, habiendo presentado el cuaderno de
nobleza que referimos sobre nuestro pedimento, mande hacer como llevamos pedido que en ello
recibiremos merced con [ilegible] que pedimos y juramos lo necesario, etc.

Don Ignacio de Cárdenas don Nicolás de Cárdenas


[f 649 v.] 1Por presentada con el cuaderno por testimonio que refieren se les dé a estas partes en
testimonio como lo piden y entréguesele uno y otro que para ello y su mayor validación interponía,
e interpongo, toda mi autoridad y decreto judicial en cuanto puedo y haya lugar de derecho, y
hágaseles saber.

Proveído yo, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo de esta villa de Medellín
en ella a seis de marzo de mil setecientos y treinta y dos años con testigos por falta de escribano.

Diego de Molina Beltrán Testigo José León de Gamarra

Testigo Juan Florez Paniagua

En virtud de lo mandado hago sacar, y se saca, el testimonio mandado dar que al pie de la letra es
como se sigue:

2
Don Franciscus sanctius a Villanova et pega dei et apostuloce seais gracia, archiepiscopus,
episcopus cananenus, regis chatolici consillarlus, etusque concionatia ac [sic] ss [sic] df [sic].
Innocienty pp [sic] y prelatus domenicus et asistens ruversis et sinqulis

[f 664 r.] de la inquisición a estas islas en esta, y sargento mayor por su majestad de esta isla, la cual
se recibió juramento según forma de derecho prometió decir verdad y preguntado por el tenedor
de las preguntas del interrogatorio dijo que sabe que el dicho don Melchor Hernández de Aguilera
Villavicencio es hijo legítimo de legítimo matrimonio del alférez Jerónimo de Aguilera Valdivia y doña
María de la Peña de Vera. Y responde a la primera pregunta del interrogatorio.

A la segunda pregunta dijo que sabe que dicho alférez don Jerónimo de Aguilera Valdivia fue hijo
legítimo de legítimo matrimonio del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia y de doña Catalina de
Cabrera, su legítima mujer. Y de dicho capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia fue hijo legítimo de
legítimo matrimonio del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia, sargento mayor que fue de esta isla

1
Decreto
2
Título de órdenes menores
y de doña Justa Henríquez, su legítima mujer, y tiene bastantes noticias de que dicho capitán
Jerónimo de Aguilera, sargento mayor, era natural de España y de gente muy principal, y que fue
persona de quien su majestad, que Dios guarde, hacía mucha estimación, y uno de los soldados que
sirvieron en campaña [f 664 v.] con mucho créditos en muchas ocasiones como fue una cuando la
batalla naval, y que como atan buen soldado le mandó a estas islas a industriar 3 en las armas a los
naturales de ellas con la plaza de sargento mayor de estas según consta de las reales cédulas, cartas
y órdenes que el testigo ha visto […] en poder del dicho don Melchor Hernández, a las cuales […] y
que asimismo ha tenido noticias de las mayores en que la dicha doña Justa, mujer del dicho sargento
mayor era ella, y todos sus descendientes, gente muy principal de la más ilustre de estas islas; y que
hay informaciones hechas sobre su hidalguía a favor de don Lucas de Betancur, alférez mayor que
fue de esta isla por su majestad, hermano legítimo de la dicha doña Justa Henríquez, los cuales
tuvieron también por sus hermanos al licenciado Gines de Cabrera y don Mateo Sanabria; que el
dicho licenciado fue venerable beneficiado de esta isla y comisario del santo oficio en ella, y después
fue racionero4 en la santa iglesia catedral de Santa Ana en la isla de Canaria. Personas de mucha […]
las dichas informaciones las ha visto el testigo en poder del capitán don Pedro de Betancur Cabrera
y Medina que se reduzca5 a dichas informaciones, y responde.

[f 665 r.] 3ra. A la tercera pregunta, que conducía a dicha Catalina de Cabrera, abuela paterna del
dicho don Melchor Hernández Villavicencio, que presenta y tuvo bastantes noticias que la susodicha
fue hija legítima del capitán Baltazar Pérez Villavicencio, ministro que fue del santo oficio de esta
isla, y doña Bernardina de Cabrera, su legítima mujer; y que los susodichos y sus ascendientes fueron
tenidos y reputados por gente muy principal y muy ilustre según los ha oído decir a sus mayores, y
responde.

4ta. A la cuarta pregunta dijo que se remite a lo que lleva dicho en la segunda y tercera, y que se
remite asimismo a los papeles que hubiere a esta razón, y responde.

5ta. A la quinta pregunta dijo que sabe que la dicha doña María de la Peña de Vera, madre del que
le presenta, fue hija legítima de legítimo matrimonio de Juan Perdomo Vega, difunto, y de Juana
Pérez de León, que hoy vive; y que la susodicha fue hija legítima del capitán José Fernández de Vera
Melián y de Catalina Luzardo, su legítima mujer, y la susodicha hija legítima del capitán Luis de

3
Enseñar, instruir
4
Prebendado que tiene ración en alguna iglesia catedral o colegial.
5
Resuelva
Sanabria, y fue gobernador en esta [f 665 v.] isla, y que esta lo ha sabido por noticias que le han
dado sus mayores muy bastantes, y que se remite a los papeles que ha oído decir que hay en esta
razón, y responde.

6ta. A la sexta pregunta dijo que dice lo que lleva dicho en la segunda, y que en cuanto al dicho don
Melchor Fernández, que le presenta, son caballeros hidalgos, y se remite a las escrituras que sobre
eso tuvieren, y que de ellas consta con más especificación, y responde.

7ma. A la séptima pregunta dijo que todo lo que lleva dicho es público y notorio pública voz y forma,
y la verdad so cargo de su juramento hecho, y que sí es de edad de sesenta y ocho años, poco más
o menos, y que no le tocan generales con el dicho don Melchor Hernández de Aguilera, y lo firmó
de su nombre con su merced.

Umpierrez Sebastián Trujillo Ruíz

Ante mí,

Roque de Morales Albertos, escribano público

6
En dicho día, mes y año dicho el dicho don Melchor Hernández de Aguilera Villavicencio, para su
información, presento por testigo al capitán Pedro de Vera Fernández, regidor de esta isla y capitán
por su majestad de una de las [f 666 r.] compañías de ellas, del cual se recibió juramento según
forma de derecho prometió decir verdad, y preguntado por el tenedor de las preguntas del
interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta dijo conocer al dicho don Melchor Hernández que le presenta, y sabe que es
hijo legítimo de legítimo matrimonio del alférez don Jerónimo de Aguilera Valdivia, ya difunto, y de
doña María de la Peña de Vera, su legítima mujer, y responde a la pregunta.

6
Testigo
A la segunda pregunta dijo que sabe que el dicho alférez don Jerónimo Aguilera Valdivia fue hijo
legítimo de legítimo matrimonio del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia y de doña Catalina
Cabrera, su legítima mujer, y que el dicho capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia fue hijo legítimo del
capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia, sargento mayor que fue de esta isla, y de doña Justa
Henríquez, su legítima mujer, y que esto lo sabe el testigo por noticias bastantes que ha tenido de
sus mayores y conocimiento que tuvo de dicho capitán Jerónimo Aguilera, de doña Catalina Cabrera
y del dicho alférez Jerónimo de Aguilera.

[f 666 v.] Y sabe el testigo por las mismas noticias que el dicho sargento mayor Jerónimo de Aguilera
Valdivia era natural de la villa de Porcuna en el reino de Jaén, y que era de lo más principal de dicha
villa, y que sus padres y abuelos eran hidalgos, caballeros de los hábitos de Calatrava y Santiago,
según lo ha visto el testigo anotado por el dicho sargento mayor en unos papeles del susodicho, que
tiene en su poder el dicho don Melchor Hernández.

Que el dicho sargento mayor fue persona de quien su majestad, que Dios guarde, tiene mucha
satisfacción de su persona, y como a tal le mandó a estas islas, con la plaza de sargento mayor, a
industriar los naturales de estas islas en el manejo de las armas, según de dichos papeles constan
las reales cartas y órdenes que su majestad le escribía, a cuyos papeles se remite. Y asimismo sabe
por las mismas noticias que la dicha doña Justa, su mujer del dicho sargento mayor, bisabuela
paterna del que le presenta, era mujer ilustre y de ilustre sangre, y de linaje de caballeros hidalgos,
habidos y tenidos por tales según las informaciones que el testigo ha visto escritas por el real consejo
[f 667 r.] de su majestad porque se hicieron a pedimento del capitán Pedro de Medina de Medina
de Umpierrez a favor de don Lucas de Betancur, escribano de cabildo de la isla de Tenerife y después
regidor de ellas.

Y asimismo a favor de don Mateo Sanabria Betancur, venerable, y del racionero Gines de Cabrera
Betancur, venerable beneficiado que fue de esta isla, comisionado del santo oficio, hermanos
legítimos de legítimo matrimonio de la dicha doña Justa Henríquez, en cuya ejecutoría se les mandó
guardar los fueros de hidalgo. Que el testimonio ha visto en poder del capitán don Pedro de Cabrera
Betancur, y sabe que tiene en su poder un tanto de ello el dicho don Melchor de Aguilera, y
responde.

A la tercera pregunta dijo que sabe por noticias que ha tenido de sus mayores que la dicha doña
Catalina Cabrera, abuela paterna del que le presenta, fue hija legítima de legítimo matrimonio del
capitán Baltazar Hernández Pérez Villavicencio, ministro que fue del santo oficio de la inquisición, y
doña Bernardina de Cabrera, su legítima mujer, [f 667 v.] y que así los susodichos, como sus
ascendientes, fueron gente muy ilustre, y tenidos y habidos por caballeros de ilustre sangre, de las
familias muy calificadas de esta isla, y responde.

A la cuarta pregunta dijo que dice lo que deja dicho en la segunda y tercera, que en razón de lo que
la pregunta refiere se remite a los papeles que tiene dicho, y a lo más que en esta razón hubiere, y
responde.

A la quinta pregunta dijo que sabe que la dicha doña María de la Peña de Vera, madre del dicho don
Melchor Hernández, que le presenta, fue hija legítima de legítimo matrimonio del alférez Juan
Perdomo Vega y de doña Juana Pérez de León, que hoy vive. Que la susodicha fue hija legítima de
legítimo matrimonio del capitán José Hernández de Vera y de Catalina Luzardo, su legítima mujer, y
que, asimismo, ha tenido noticia que los ascendientes de los susodichos han sido habidos, tenidos
y comúnmente reputados de los señores de esta isla, y que siempre han tenido oficios honoríficos
en ella. Y que esto es muy público y notorio, y responde a la pregunta.

A la sexta pregunta dice lo que dicho tiene [f 668 r.] en la segunda y tercera, a las cuales y los papeles
que en ellas son declarados se remite, y que no ha sabido ninguno de los ascendientes de dicho don
Melchor Hernández hayan cometido delito de infamia por ningún lado, ni hayan sido castigados por
ningún tribunal, y responde.

A la séptima pregunta dijo que todo lo que lleva dicho en la manera que lo ha declarado es público
y notorio pública voz y fama, y la verdad so cargo de su juramento hecho que es de edad de
cincuenta años, poco más o menos, y que es deudor dentro de cuarto grado con el dicho don
Melchor Hernández de Aguilera, más que no por eso ha dejado de decir verdad.

Y lo firmo con su merced.

Umpierrez Pedro de Vera

Ante mí,

Roque de Morales Albertos, escribano público


7
En Fuerteventura, en veinte y seis de abril de mil seiscientos y noventa y tres años, el dicho don
Melchor Hernández de Aguilera Villavicencio, para su información presentó por testigo al capitán
don Francisco González de Socueva, regidor y alguacil mayor y sargento mayor de ausencias de esta
isla, del cual se recibió juramento según forma de derecho y preguntado [f 668 v.] por las preguntas
del interrogatorio, dijo lo siguiente:

1ra. A la primera pregunta dijo conocer al dicho don Melchor Hernández, que le presenta, y sabe
que es hijo legítimo de legítimo matrimonio del alférez don Jerónimo de Aguilera Valdivia, ya
difunto, y de doña María de la Peña de Vera, que hoy vive, y responde.

2da. A la segunda pregunta dijo que habrá tiempo de veinte años, poco más o menos, que es vecino
en esta isla, y por ser natural de las montañas de Burgos, y que el tiempo que lleva dicho a esta parte
ha oído siempre decir por público que el dicho alférez don Jerónimo de Aguilera Valdivia fue hijo
legítimo del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia y de doña Catalina de Cabrera, su legítima mujer,
y que el dicho capitán Jerónimo de Aguilera fue hijo legítimo de legítimo matrimonio del capitán
Jerónimo de Aguilera Valdivia, sargento mayor que fue de esta isla, y de doña Justa Henríquez, su
legítima mujer, y que asimismo, ha tenido noticias de todos los hombres, primeros y más viejos de
esta isla, que el dicho sargento mayor era natural de España, de la villa de Porcuna, y que era de los
caballeros principales de ella , y que fue persona de quien su majestad, que Dios guarde, haya
estimación, y como tal, le mandó [f 669 r.] a estas a industriar el manejo de las armas a los naturales
de ellas y con su plaza de sargento mayor de ésta, en la cual y en las más y de las otras islas, hizo
muy honradas demostraciones con los moros, e ingleses y franceses, como todo consta de papeles
que el testigo ha visto originales en poder del dicho don Melchor Hernández, que le presenta, en los
cuales ha visto las reales cartas y órdenes de su majestad, le remitió al dicho sargento mayor, y una
ejecutoría del susodicho en que declaró que era descendiente de caballeros hidalgos y del hábito
de Santiago y de Calatrava, que en esto se remite a dichos papeles, y que en cuanto a la dicha doña
Justa Henríquez ha oído decir, por noticias que ha tenido, que era de los caballeros más principales
de esta isla, y que era hija legítima del capitán Juan Alonso Sanabria, general de las armadillas que
iban de esta isla al África, y de Margarita de Cabrera, su legítima mujer; y ha visto este testigo unas
informaciones que hicieron a favor de don Lucas de Betancur, regidor que fue de la [f 669 v.] isla de
Tenerife, y del racionero Gines Cabrera, venerable beneficiado que fue de esta y de don Mateo de
Sanabria, hermanos legítimos de la dicha doña Justa, y que se ellas consta haberlos declarado por

7
Testigo
caballeros hidalgos; que estas informaciones las ha visto el testigo por testimonio en poder del dicho
Melchor Hernández, que le presenta, y que se remite a ellas, y responde.

3ra. A la tercera pregunta dijo que sabe que por noticias que ha tenido de hombres que son curiosos
saber parentescos, y dar noticias de ellos, como ha sido uno de ellos el capitán don Juan Mateo
Cabrera, quien le ha dicho que la dicha doña Catalina de Cabrera, abuela paterna del dicho don
Melchor Hernández fue hija legítima del capitán Baltazar Hernández Pérez Villavicencio, que fue
ministro del santo oficio, y de doña Bernardina de Cabrera, su legítima mujer, y que estos eran
tenidos por caballeros, y que había papeles sobre esta razón, remitiéndose a ellos, y responde.

4ta. A la cuarta pregunta dijo que dice lo que dicho tiene en la segunda pregunta y tercera, y
responde.

5ta. A la quinta pregunta dijo [f 670 r.] que sabe que por las noticias que ha tenido, y ser voz pública
que la dicha doña María de la Peña de Vera, madre del que le presenta, es hija legítima de legítimo
matrimonio del alférez Juan Perdomo Vega, ya difunto, y de doña Juana Pérez de León, que hoy
vive, y que el dicho alférez Juan Perdomo fue hijo legítimo del capitán Marcos Perdomo y de Ana de
Cabrera, su legítima mujer, y que la dicha doña Juana Pérez de León fue hija legítima del capitán
José Fernández de Vera Melián y de Catalina Luzardo, su legítima mujer, hija legítima del capitán
Luis de Sanabria, gobernador que fue de esta isla, y que asimismo de noticias que eran estos, sus
ascendientes, gente muy principal y caballeros habidos y tenidos por tales, y que no ha sabido cosa
en contrario; que antes ha tenido noticia que eran de los hombres más principales y estimados de
los señores de esta isla, a quien daban los oficios honoríficos de ellas, y responde.

6ta. A la sexta pregunta dijo que, en lo que la pregunta refiere, dice don Melchor Hernández que
sus padres, y demás ascendientes, son y han sido conocidos, [f 670 v.] reputados y venerados, por
tal se remite a la segunda de que el dicho don Melchor Hernández, su padre, primos y hermanos, y
otros deudos que el testigo ha conocido, los ha visto portarse con mucho aseo y limpieza; y los ha
visto siempre respetar de toda la gente de bien de esta isla y pasear y comunicar con lo mejor de
ella; y que no ha sabido que ninguno haya cometido delito de infamia, ni por dónde hayan sido
castigados por ningún tribunal, ni ha oído decir, y responde.

7ma. A la séptima pregunta dijo que todo lo que lleva dicho en la forma que lo ha declarado es
público y notorio pública voz y fama, y la verdad so cargo de su juramento hecho, y que es de edad
de cuarenta y ocho años, poco más o menos, y no le tocan generales.
Y lo firmó con su merced.

Umpierrez don Francisco González de Socueva

Ante mí,

Roque Morales Albertos, escribano público

8
En Fuerteventura, en veinte y siete de abril de mil seiscientos y noventa y tres años, el dicho don
Melchor Hernández Villavicencio, presentó por testigo al capitán don Fernando de Castillo y
Olivares, vecino de la ciudad de Telde, de la isla de Canaria, y alguacil mayor del santo oficio de la
inquisición de estas islas [f 671 r.] en la dicha ciudad y villa de Agüimes, y al presente, residente en
esta isla, del cual se recibió juramento según forma de derecho, y preguntado por el tenedor de las
preguntas del interrogatorio, dijo lo siguiente:

1ra. A la primera pregunta dijo que sabe que el dicho don Melchor Hernández de Aguilera
Villavicencio es hijo legítimo del alférez don Jerónimo de Aguilera Valdivia y de doña María de la
Peña Vera, y responde.

2da. A la segunda pregunta dijo que sabe, por noticias que ha tenido muy bastantes, que el dicho
don Jerónimo Pérez de Aguilera fue hijo legítimo y de legítimo matrimonio del capitán Jerónimo de
Aguilera Valdivia y de doña Catalina, su legítima mujer, y que el dicho capitán Jerónimo de Aguilera
fue hijo legítimo de legítimo matrimonio del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia, sargento mayor
que fue de esta isla, y de doña Justa Henríquez, su legítima mujer; y que atendió bastantes noticias:
que el dicho capitán y sargento mayor era natural de España, de la villa de Porcuna, y que era de los
caballeros más principales de dicha villa, y que eran sus padres y abuelos hidalgos de los hábitos de
Santiago y Calatrava. [f 671 v.] Y que por tales eran temidos y reputados, y que el dicho sargento
mayor fue persona de quien su majestad (Dios le guarde) fiaba sus negocios en muchas ocasiones
en lo tocante a la guerra. Y como tal, le mandó a estas islas con plaza de sargento mayor de esta,

8
Testigo
según las reales cartas y órdenes de su majestad le escribía y ha visto el testigo en poder del dicho
don Melchor Hernández, a los cuales se remite en todos.

Y que asimismo ha tenido bastantes noticias de la dicha doña Justa Henríquez, mujer del dicho
sargento mayor era de los caballeros más principales de esa isla, y que como a tales se les mandaron
guardar los fueros de hidalgos según las ejecutorias que sobre esta razón están presentadas en la
real audiencia de esta isla, y que se hicieron a favor de haber Gines de Cabrera, venerable
beneficiado que fue de esta isla, y comisario que fue en ella, y racionero de la santa iglesia catedral
de Canarias. Y asimismo de don Lucas de Betancur, regidor que fue de la ciudad de La Laguna, y
alférez mayor de esta isla y de don Mateo de Sanabria Betancur, hermano legítimo de la dicha Justa,
[f 672 r.] abuela paterna del dicho don Melchor Hernández, a las cuales ejecutorias se remite en
todo, y responde.

3ra. A la tercera pregunta dijo que ha tenido noticias de muchos hombres viejos; que la dicha doña
Catalina de Cabrera fue hija legítima del capitán Baltazar Hernández Pérez Villavicencio, ministro
que fue del santo oficio, y de doña Bernardina de Cabrera, su legítima mujer, y que estos y sus
ascendientes fueron habidos, tenidos y comúnmente reputados por caballeros hidalgos, según
noticias ha tenido el testigo, y responde.

4ta. A la cuarta pregunta dijo que dice lo que dicho tiene en la segunda, y responde.

5ta. A la quinta pregunta dijo que sabe, por ser muy público, que la dicha doña María de la Vera de
Peña, madre del dicho don Melchor Hernández, fue hija legítima de legítimo matrimonio del alférez
Juan Perdomo Vega, ya difunto, y de doña Juana Pérez de León, que hoy vive, y que el dicho alférez
Juan Perdomo fue hijo legítimo del capitán Marcos de Perdomo y de Ana de Cabrera, su legítima
mujer, y que la dicha doña Juana Pérez de León fue hija legítima del capitán José Fernández de Vera
Melián y de Catalina Luzardo, y que esta Catalina Luzardo ha tenido noticia de que fue hija legítima
del capitán Luis de Sanabria, gobernador que fue de esta isla, y de [f 672 v.] María de la Peña, su
legítima mujer, y que así estos como los demás ascendientes han sido, según las dichas noticias,
tenidos y reputados por caballeros hidalgos; que ha tenido noticias el testigo que en lo que mira a
los Hernández y Villavicencio son hidalgos que hay sobre estas ejecutorias muy amplias sobre su
nobleza e hidalguía, y esto lo sabe por noticias que ha tenido de ellas de muchos hombres viejo, y
responde.
6ta. A la sexta pregunta dijo que lo que dicho tiene en la segunda y tercera, y que el dicho don
Melchor Hernández, y sus deudos y parientes muy cercanos; que el testigo ha conocido los ha visto
aseados y bien tratados sus personas, conforme a su calidad, pasear y comunicar con las primeras
personas de esta isla, y que no ha sabido que hayan cometido delito de infamia ninguno, y responde.

7ma. A la séptima pregunta dijo que todo lo que lleva dicho en la forma que lo ha declarado es
público y notorio pública voz y forma, y la verdad so cargo de su juramento hecho, y que es de edad
de treinta y seis años, poco más o menos, [f 673 r.] y que no le tocan generales a dicho don Melchor
Hernández, y lo firmó.

Umpierrez Fernando de Castillo Olivares

Ante mí,

Roque de Morales Albertos, escribano público

9
Concuerda con su original según que ante mí pasó y queda a que me remito, en fe de lo cual lo
signé y firmé, y di pedimento de don Melchor Fernández de Aguilera Villavicencio y Betancur, en
Fuerteventura en dos días del mes de marzo de mil setecientos y noventa y tres años.

En testimonio de verdad,

Roque de Morales Albertos, escribano público

9
Concordancia
10
Los notarios públicos y escribanos que aquí signamos y firmamos, certificamos y damos fe a los
señores que la presente vieren como el escribano de quien van signados estos despachos, es tal
escribano público de esta isla, y a que los instrumentos que por ante él pasan, se les da entera fe y
crédito en juicio, y fuera de él. En testimonio de lo cual así lo signamos y firmamos, y por ende hice
aquí este mi signo en Fuerteventura en tres días del mes de marzo de mil setecientos y noventa y
tres años.

En testimonio de verdad,

Álvaro Durán de Estañol

[f 683 r.] miser [sic] Juan de Betancur, después de haber conquistado cuatro de ellas, y los dichos
Cabrera de este linaje son habidos y tenidos por caballeros hidalgos notorios, y sabe que la dicha
Catalina Pérez de Betancur, mujer del dicho Gines de Cabrera, fue legítima descendiente del dicho
miser [sic] Juan de Betancur, señor que fue de estas islas con título de reyes, y de ello este testigo
ha visto los privilegios de nobleza de los dichos Betancur, de quien la susodicha desciende, y conoce
deudas suyas en el reino de Portugal y mayorazgos; hidalgos muy principales, y tratando con ellos y
comunicando, y hospedado en su casa, los cuales le dijeron, como es público y notorio, ser
descendientes del dicho don Juan de Betancur o miser [sic] Juan de Betancur, y haber salido de
Lanzarote sus pasados, y ser deudos del dicho comisario, y sus hermanos; y esto es cosa muy
saneada en estas islas, y averiguadas en la real audiencia de Canaria, en contradictorio juicio, y en
esta opinión y posesión han estado, y están, los hidalgos de este linaje de Betancur desde la defenion
[sic] de estas dos islas de Lanzarote y Fuerteventura, que a más de doscientos años. Y que ésta sabe
de esta pregunta.

[f 683 v.] 5ta. A la quinta pregunta dijo que sabe, como ha dicho, que el dicho Mateo de Sanabria,
que así está de partida para la Nueva España, no es casado, ni lo ha sido en público ni en secreto
porque si otra cosa fuere, este testigo lo supiera como persona que trataba con él, lo más del
tiempo, y sabe que el dicho Juan de Bermúdez, que está en el Perú, de la edad, señor y figura que

10
Comprobación
ha dicho, fue tampoco casado en estas islas, y salió de edad de catorce años, y a quince o diez y seis
que está ella, poco más o menos.

6ta. A la sexta pregunta, que todo lo que ha dicho es, pública voz y forma, público y notorio para el
juramento que hizo, y lo firmó de su nombre.

Juan Fernández Marchal Baltazar Mateos

Ante mí, Francisco Hernández Salvatierra, escribano público y de consejo

11
Para la dicha información, el dicho capitán presentó por testigo a Nicolás Hernández, vecino de
esta isla de Fuerteventura, al cual fue recibido juramento en forma común de derecho, y siendo
preguntado por el tenedor del dicho interrogatorio, dijo lo siguiente:

1ra. A la primera pregunta, que conoce a los contenidos en ella desde que nacieron, y a sus
hermanos, y conoció a Juan [f 684 r.] de Betancur, que está en el Perú, que será hombre de treinta
años, blanco, zarco12 y rubio, con una señal a un lado de la cabeza a manera de herradura de una
caída que dio cuando niño. Preguntado por las generales dijo que no le tocan y que es de edad de
setenta años.

2da. A la segunda pregunta dijo que sabe que el dicho […] rio, y sus hermanos y hermanas, son hijos
legítimos de legítimo matrimonio del capitán Juan Alonso de Sanabria, gobernador que fue de estas
islas de Fuerteventura y de doña Margarita de Betancur, su legítima mujer. Y sabe que el dicho Juan
de Betancur y don Mateo de Sanabria, que ahora están de viaje para Nueva España, no son casados
en esta isla, ni en las demás de Canarias, y cuando ella salió, el dicho Juan de Betancur para las indias
del Perú, salió de edad de catorce años, a quince de la ciudad de Sevilla, donde estaba en el estudio.

3ra. A la tercera pregunta, que él conoció a dicho Juan Alonso de Sanabria, que murió y oyó decir
que era hijo de Diego Alonso de Sanabria, alcalde mayor que fue de esta isla y en la isla de Lanzarote,
de donde es natural el testigo. Conoció primos y cuñados suyos de este linaje de los Sanabria y así

11
Testigo
12
Que tiene ojos azules claros
el dicho Alonso de Sanabria, como los hidalgos que tuvo en Lanzarote, eran hombres muy [f 684 v.]
principales, ricos y de calidad, a quien los señores de estas islas tenían en más, y guardaban respeto,
como fueron Hernando de Cabrera Sanabria dos hermanos en esta isla de Fuerteventura, siempre
fueron habidos y tenidos por hombres nobles hidalgos de tiempo inmemorial a esta parte; y este
testigo ha visto por escrito su linaje y su nobleza de los dichos Sanabria; y ha oído decir que son
descendientes de Juan Rodríguez de Sanabria, gran varón de Galicia; y oído decir que la ejecutoría
de los Sanabria la llevó un pariente de este linaje a las Indias.

Y sabe que los moros y franceses e ingleses han saqueado estas dos islas de más de setenta años a
esta parte, y que mandó los papeles de los escritorios y de la nobleza y antigüedad de los hidalgos
de estas islas, y como vinieron a ellas antiguamente y sabe que el dicho Juan Alonso de Sanabria y
sus hermanos y deudos entraron muchas veces en Berbería13 por capitanes de la gente de estas dos
islas, [f 685 r.] y cautivaron14 mucha cantidad de moros que se han reducido a nuestra santa fe
católica. Y habiendo ido a reconocer una villa que llaman Tapitana [sic], en esta costa de África, por
orden de nuestro rey mataron los moros a Pablo Mateo de Sanabria, hermano del dicho Juan Alonso
de Sanabria, peleando valerosamente después de haber saqueado dicha villa y castillo de Tapitana
[sic] y traído presos los hijos del alcalde y los caballeros hidalgos viviendo con mucha limpieza y
tratando sus personas y casas y familias muy honradamente en mucha gracia y amistad de estas
dos islas, y sustentando armas y muy lindos caballos, y casando y emparentando en las familias más
ricas y nobles de estas islas. Y esto es público y notorio y es lo que sabe de esta pregunta.

4ta. A la cuarta pregunta dijo que la sabe, como en ella se contiene, porque este testigo es natural
de la isla de Lanzarote y conoció a la dicha Margarita de Betancur aquí y allá cuando era muchacho,
y conoció a Catalina Pérez de Betancur, su madre

[f 693 r.] de África mataron a Pablo Mateo de Sanabria, su hermano del dicho Diego Alonso de
Sanabria por haber ido a saquear y reconocer la dicha villa con los señores de estas islas y otros
hidalgos de las demás de Canarias, donde mataron a su padre del marqués de Lanzarote y ha visto
y tenido en sus manos papeles de la hidalguía y nobleza de los Sanabria y en esta reputación han
sido retenidos de tiempo memorial a esta parte y sosteniendo armas y muy lindos caballos, y sus
familias y personas con mucha limpieza, sirviéndole siempre de muchos esclavos ganados por su
lanza y de rescate de moros. Y en todo han procedido hasta el día de hoy desde que entraron en

13
Regiones costeras del norte de África.
14
Capturaron
estas islas hace muchos años, con las calidades que ha dicho; y sabe que el dicho Diego Alonso de
Sanabria, además de la limpieza de sus padres y abuelos e hidalgo por parte de su madre por los
Melián que tienen sus privilegios en la isla de Canaria y por Henríquez y Morales, y de todo lo cual
el testigo tiene bastante noticia porque Juan de la Peña, su padre, alcalde mayor que fue de esta
isla era hombre muy [f 693 v.] antiguo y de mucha razón, y comúnmente de los linajes de estas islas
y muchos de los demás de Canaria, donde estuvo muchos años, y que esto sabe de esta pregunta.

4ta. A la cuarta pregunta dijo que sabe que la dicha doña Margarita de Betancur, mujer del dicho
Juan Alonso de Sanabria, fue hija legítima de Gines de Cabrera, gobernador de la isla de Lanzarote,
y de Catalina Pérez de Betancur, su legítima mujer, y sabe que el dicho Gines de Cabrera es buen
gobernador de la isla de Lanzarote, y nieto de Alonso de Cabrera veinte cuatro de Córdoba, que vino
a estas islas a unas de ciento y cincuenta años, por gobernador y capitán general de ellas. Y el testigo
sabe y ha oído decir, y es cosa pública y notoria en estas islas que el dicho Alonso de Cabrera era
caballero hidalgo de los Cabrera de Córdoba que ayudaron a ganar aquella ciudad, e en estas islas
de Canaria es linaje muy estimado y conocido por hombres de mucho valor, muy valientes por sus
personas y muy buenos jinetes, señalándose siempre en las ocasiones peligrosas con mucho honor
de sus personas y siempre bien tratados como caballeros hidalgos, y sabe que una [f 694 r.] fortaleza
que tienen los reyes de España en Berbería, que se llamaba Peguera, estuvo a cargo de los dichos
Cabrera muchos años; y en esta opinión son habidos, tenidos y comúnmente reputados los dichos
Cabrera, de tiempo inmemorial a esta parte, y ha conocido descendientes del dicho Alonso de
Cabrera, comendadores y alguaciles mayores de la inquisición, capitanes y oficiales de su majestad,
y en cargos de oficios muy honrados. Y en estas islas de Canaria hay de este linaje hombres muy
ricos y tenidos en mucha reputación, y los señores de estas islas que hay hoy vivos, y otros que han
fallecido, descienden del dicho Alonso de Cabrera, y sabe que la dicha Catalina Pérez de Betancur,
mujer del dicho Gines de Cabrera, era legítimo y descendiente de mi señor don Juan de Betancur,
suya fue la conquista y señorío de estas islas de Canaria y los hidalgos de este linaje tienen sus
privilegios traídos del reino de Francia, y hubo tres años o cuatro que, estando el testigo en la isla
de Canaria, estuvo preso Andrés de Betancur, primo de dicho don Lucas de Betancur [f 694 v.] y de
sus hermanos por parte de padre y madre por vía legítima, y teniendo pleito con un regidor rico y
principal de aquella isla sobre ciertas palabras.

Estando el testigo presente, los señores regente y oidores dieron una sentencia en la cual
declaraban al dicho Andrés Betancur por hidalgo notorio, y lo comprobaron en pedimentos sueldos,
y le mandaron dar por cárcel las casas de cabildo, y este testigo fue en servicio de su majestad a la
isla de la madera en la ocasión de don Antonio, donde conoció muchos caballeros portugueses
mayorazgos, la gente más principal y más estimada de aquella tierra del apellido y linaje de
Betancur. Y con algunos de ellos que trató, le refirieron el parentesco y sangre que tenían con el
dicho don Lucas de Betancur y sus hermanos y sabe que le quisieren casar principalmente en dicha
isla por ser de su linaje y parentela y se remite a los dichos privilegios que ha visto y tenido en sus
manos, y el dicho don Lucas de Betancur y sus hermanos se han tratado principalmente de la forma
y manera que sus padres y abuelos, y sabe que el dicho don Lucas, [f 695 r.] con comisión de su
majestad, fue nombrado por alférez mayor de esta isla perpetuo, con cédula que para ellos tuvo el
marqués de Lanzarote, señor de esta isla en presencia de este escribano y de otros oficiales de La
Laguna, y capitanes, le entregó dicho marqués la bandera real, y levantó en esta isla cuando hizo
señal de la gente de ella, de que le hizo título que aprobó, y lo firmó don Lucas de la Cueva y
Benavides, gobernador y capitán general de estas islas de Canaria, por su majestad, y el tiempo que
el dicho don Lucas estuvo en esta isla hizo su oficio como hombre noble y en las ocasiones de guerra
fue de los primeros, y desde muchacho de muy poca edad sustentó muy bien dos caballos, y trató
su persona como hombre noble y principal, y él y los demás que han casado de sus hermanos han
sido con gente noble y principal, como es público y notorio, y que esto sabe de esta pregunta […].

5ta. A la quinta pregunta, que sabe que dicho Juan de Betancur, que está en el Perú, no se casó en
estas islas, y el dicho don Mateo de Sanabria, ni más ni menos hasta que salió a la Nueva España a
las fechas de esta.

[f 695 v.] 6ta. A la sexta pregunta, dijo que todo lo que ha dicho es, pública voz y fama, público y
notorio, y no firmó por no saber escribir, y el dicho gobernador lo firmó de su nombre.

Baltazar Mateos

Ante mí,

Francisco Hernández Salvatierra, escribano público y de concejo


Para la información, el dicho capitán Pedro de Medina, presentó por testigo a Matías López de Peña,
del cual fue recibido juramento en forma y común derecho, y siendo preguntado por el tenedor del
dicho interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta, que lo sabe como en ella se contiene porque conoce al dicho don Lucas de
Betancur; y al dicho beneficiado Gines de Cabrera, su hermano; y a Juan de Betancur, que está en
el Perú; y a don Mateo de Sanabria, que ahora está de partida para Nueva España; y a cuatro
hermanas que tiene, que todas las cuales son hijas legítimas de Juan Alonso de Sanabria, gobernador
que fue de esta isla, y de doña Margarita de Betancur, su legítima mujer, habidos de legítimo
matrimonio; fue vecino más de cuarenta años, así de sus padres como de sus hijos que hoy tiene
por la general. Dijo que no le tocan y que es de edad de más de setenta años.

A la segunda pregunta, dice que se remite a lo que ha dicho.

[f 696 r.] A la tercera pregunta, dijo que sabe que dicho Juan Alonso de Sanabria fue hijo legítimo
de Juan Alonso de Sanabria, alcalde mayor que fue de esta isla, y de Isabel Ayala Melián, su legítima
mujer, y sabe, y es público y notorio, que el dicho Juan Alonso de Sanabria era hidalgo por parte de
su padre y madre, así de los Sanabria de donde descendían, como de los Melián de todos, lo cual ha
visto los privilegios y papeles dignos de fe y de mucha antigüedad y memoria, y todo el tiempo que
el dicho Juan Alonso de Sanabria vivió en esta isla fue tenido y respetado así de los señores de ella
por ser casado con una dueña y muy cercana suya, como por el valor y calidad de su persona, de
mucho respeto, por las veces que se ofrecían entrar en Berbería en compañía de los señores, y sin
ellos iban por capitán de la gente de estas islas y sus hermanos y deudos de las partes de los dichos
Sanabria eran reputados y tenidos en la misma reputación, y se trataron como hombres nobles
hidalgos, y se casaron y emparentaron con las familias más ricas y principales de estas islas, y aun
hermano del dicho Juan, [f 696 v.] mataron los moros, peleando valerosamente en la villa de La
Tafetana, después de haber saqueado el castillo y legitimado los hijos del adelantado, y oído decir
que el dicho Juan Alonso de Sanabria, descendiente de Sebastián Rodríguez de Sanabria, de linaje
muy principal, y en esta reputación ha estado y está su linaje de tiempo inmemorial a esta parte, y
esto sabe de esta pregunta.

A la cuarta pregunta, dijo que sabe que la dicha doña Margarita de Betancur, mujer del dicho Juan
Alonso de Sanabria, madre de los susodichos, fue hija legítima de Gines de Cabrera, gobernador que
fue de la isla de Lanzarote, y de Catalina Pérez de Betancur, su legítima mujer, y sabe que el dicho
Gines de Cabrera era hijo de Diego de Cabrera Soler, veinte y cuatro de Córdoba, caballero hidalgo
de los gobernadores de aquella ciudad, el cual vino a estas islas antes que se ganara Canarias,
Tenerife y Las Palmas, y esto a más de ciento cincuenta años por gobernador y capitán general de
estas siete islas, y por alcalde de Peguera, que era fortaleza que tenían en África los reyes de España,
los cuales tuvieron sus hermanos e hijos muchos años en defensa, y a su cargo, y sabe que es público
que, siendo [f 697 r.] el dicho Gines de Aguilera mancebo, le envió su padre de guerra de Granada a
servir a los reyes católicos, donde vino mal herido y maltratado, y los Cabrera de este linaje son
tenidos y reputados por caballeros y hombres nobles en estas siete islas de Canaria y casa de ellas
ricas y principales con oficios muy honrados de la inquisición, como de capitanes regidores y oficiales
de los cabildos del rey nuestro señor, y en la ocasión de la isla de la madera, a donde se levantó
Antonio de San Miguel, que fueron por capitanes de la gente de estas islas Juan de León Cabrera,
Bernardino de Cabrera y Juan Perdomo de Betancur y otros hidalgos, a cuyo cargo estuvieron los
castillos y seguridad de la dicha isla, donde había diez o doce mil hombres de guerra, y se esperaba
al enemigo con mucha sustancia, y sabe que los Betancur, de donde la dicha doña Margarita de
Betancur desciende de linaje antiquísimo principal de la flor y tabla de Francia, como se verá en sus
privilegios y hechos de nobleza, que ha visto y leído; y Marina de Casañas, madre del testigo, [f 697
v.] que murió de edad de cien años, era mujer de calidad y mucha razón le dijo muchas veces de la
grande nobleza y antigüedad de los Sanabria, Melián, Cabrera y Betancur de aquellas islas fueron y
mi señor Juan de Betancur, que las vino a conquistar con título del rey, y como otros muchos
caballeros franceses que sirvieron al rey don Enrique en las guerras que tuvo con el rey don Pedro,
su hermano, de los cuales hay muchos descendientes en estas islas, y esto es público y notorio, y
verdad, y sabe que el dicho Juan Alonso de Sanabria desciende por línea recta de legítimas sin
bastardía de Diego Melián de Bolangel y de Juan Melián, el bueno, el cual guardó su hidalguía,
tratándose como caballero y hombre noble, y en su casa tenía escudo y armas francesas que trajo
de Francia para la conquista y honra de su hidalguía, y esto sabe de esta pregunta.

5ta. A la quinta pregunta, que sabe que el dicho Juan de Betancur, que está en el Perú, no fue casado
en estas islas porque salió de ellas siendo estudiante de catorce años, o quince, y habrá [f 698 r.]
otros tantos que están en el Perú, según lo han dicho a este testigo sus hermanos y deudos, y dicho
Juan de Betancur es hombre de muy buen parecer, blanco, zarco y rubio, y tiene una señal grande
a un lado de la cabeza de una caída que dio siendo niño el dicho Mateo de Sanabria, que está de
camino para la Nueva España, no es casado, ni lo era cuando salió de estas islas.
6ta. A la secta pregunta, que todo lo que ha dicho es la verdad, público y notorio, pública voz y fama,
por el juramento que ha hecho, y lo firmó de su nombre.

Matías López Baltazar Mateos

Ante mí,

Francisco Hernández Salvatierra, escribano público y de concejo

15
En Fuerteventura, en siete días del mes de agosto del año del señor de mil seiscientos y dos, la
presento el contenido ante el gobernador Baltazar Mateos en presencia de mí, Francisco Hernández
Salvatierra, escribano público y de cabildo; Gines de Cabrera de Betancur, beneficiado de esta isla
de Fuerteventura, digo que mi derecho, y al de mis hermanos, conviene sacar un testimonio, dos o
más de la información infra escrita en nombre del dicho señor gobernador cierto escrito de
pedimento con cierto testimonio de hidalguía escrito en [f 698 v.] pergamino, que es su tenor, el
cual es como se sigue: […]

Manifiesto sea a todas las personas que las presentes insignias de armas vieren salud y gracia a
cualquier estado que sea, haciendo saber como ante mí, Alonso López de Lozada, nuncio16 de la
caballería, por ante del muy ilustre duque de Medina – Sidonia. De su título llamado vi en presencia
a un Diego Melián de Betancur, el cual me mostró una información a su pedimento hecha en el reino
de Francia, todo él es natural, el cual fue mandado, probadas a ciertos parientes suyos caballeros
hidalgos llamados de su apellido Melián, los cuales reconocieron los parientes de este dicho Diego
Melián de Betancur, quien hizo un pedimento en el parlamento de París a los altos hombres del
consejo del cristianísimo reino de Francia que, por cuanto él es hidalgo, que tiene ciertos parientes
caballeros de su apellido de los Melián, del reino de Francia, con las cuales, y con otros, entiende [f
699 r.] probar ser hidalgo de limpia generación, el que fue recibido a la prueba hizo entera probanza,
en guarda de su honra, mostrando ser hidalgo con muchos testigos dignos de fe y de creer, la cual
hoy vi en León en lengua francesa, y firmada y sellada e interpretada en nuestra lengua castellana,

15
Auto
16
El que lleva aviso o noticia o encargo.
vi todas las fuerzas que, en lo tal, se acostumbra poner con firmas de jueces y escribanos públicos,
en la cual probanza tenía un escudo de armas con su timbre blasonado en lengua francesa,
semejante a esta presente que aquí está, y haciendo recomendación a los reyes de armas, farautes
y procevantes17 que los blasones, y las den y declaren al dicho Diego Melián de Betancur por cuanto
son propias de los Melián y porque yo Sidonia, a estas armas en nuestro registro tenía sacados de
un caballero que se llamaba don Esteban de Melián, cuyo bulto está pintado en el crucero de la
iglesia mayor de Toledo por gloriosa memoria por ser defensor y amparador de los que poco podían,
el cual tiene estas armas por suyas pintadas en un escudo [f 699 v.] de guerra que tiene blasonado
el cual linaje de este, que se llama el duque de Alba, que se llama de Toledo, tiene por armas este
duque aquellas blancas y azules, las cuales tiene este don Esteban Melián por orladura de unas sobre
listas que tiene encima de su caballo, donde él está pintado y armado.

Por cuanto vos, el dicho Diego Melián de Betancur quisisteis más satisfacer que todos supieran
vuestro linaje de limpieza de hidalguía; hicisteis una probanza en esta muy noble y muy leal ciudad
de Sevilla ante Pedro Ruíz Montero, alcalde ordinario, y Pedro Hernández de Toledo, escribano
público, y dicho alcalde da fe de lo en ella contenido, en la cual los testigos dignos de fe y de creer,
por ende vos, el dicho Diego Melián Betancur ser hidalgo e hidalgo de sus padres, abuelos y
progenitores. Y vistas las tales probanzas francesas y castellanas, halló que debéis de gozar de las
preeminencias y prerrogativas que los hidalgos gozan, y yo Sidonia poderos dar y blasonar este
escudo de armas con su timbre por obligación que me obliga según un oficio porque los blasono en
el signo y blasón.

18
El blasón de las armas de Melián

[f 700 r.] Tienen los de este linaje y apellido un escudo de sus armas que un campo azul y una fuerza
de oro con tres medias lunas de plata: dos en lo alto en la cabeza del escudo y otro en lo bajo. Está
este escudo cuarteado porque están en él armas de padre y madre, porque en otro nombre entre
ambos apellidos son de parte del padre vuestro que se llama Julián Melián, las sobredichas, y de

17
Especie de aprendizaje, durante el cual llevaba el discípulo la lanza y el casco de los caballeros, aprendía a
montar a caballo, y se instruía en el manejo de las armas.
18
Así está
parte de vuestra madre Elvira de Betancur las armas de los Betancur, que es un escudo de plata, en
este campo un león negro con uñas y lengua, epijano [sic] colorado, el timbre que están sobre este
escudo es de las armas de Melián, porque son de parte del padre, que es un brazo armado con una
espada en la mano sentado sobre un yelmo de torneo el timbre de los Betancur, medio cuerpo de
león negro según en las armas de Betancur está el blasón del azul de Melián.

En los elementos, el aire en el color del lado azul de su propio color, con los planetas y mares; en los
metales, el acero; en las piedras, el turquesa; en los árboles, el roble; en las flores, la violeta; en los
animales, el camaleón; en las virtudes, la [f 700 v.] fortaleza. Es obligado el que este color en sus
armas tiene por los leales servidores, faltos de galardón para hacerlos pagar sus servicios, a quien
pagar no se les quisiere, y así no lo hace, no puede tener este color en sus armas el blasón de lo
dorado, que es de la fuerza que está en lo azul de los elementos, la natural de fuego que es la luz en
los planetas, el sol en los metales, el oro en las piedras, el topacio en los árboles, el ciprés en las
flores, la madre selva en las aves, el regalo en las virtudes, la caridad es obligado el que tiene tal en
sus armas tiene de partir sus bienes con los pobres. Que si no lo hace no puede tener este metal en
sus armas e blasón del metal plata que en las lanas tiene en los elementos el agua, en los planetas
la luna, en los metales la plata, en las piedras la perla, en los árboles la palma, en las flores la
azucena, en los animales el armiño, en las virtudes la castidad.

Que es obligado el que este metal en sus armas tiene, que ha de hacer por las vírgenes para
ayudarlas y defenderles de quien ofenderlas quisiere, y si así no lo hace no puede tener este metal
en sus armas. [f 701 r.] Así lo dan fin a este blasón de las armas el timbre de los Melián.

El blasón de las armas de Betancur, que están juntas con los de Melián:

En este escudo cuarteado por parte de su madre en este escudo tienen el timbre de estas armas de
Betancur el medio León sobre un yelmo rollo y apique19 en el escudo está un campo de plata, en el
campo un león negro romperte [sic] lengua, uñas, espinazo colorado en su blasón, es este que se
sigue:

El blasón de metal plata de las armas de Betancur

19
A punto
En los elementos el agua; en los planetas, la luna; en los metales, la plata; en las piedras, la perla;
en los árboles, la palma; en las flores, la azucena; en las virtudes, la castidad. Es obligado el que este
metal en sus armas tiene que ha de hacer por las vírgenes para ayudarles y defenderles de quien
ofenderlas quisiere, y si así no le hacen, no pueden tener este metal en sus armas el blasón de lo
negro color de león; en los elementos, la tierra; en los planetas, Saturno; en los metales, el plomo;
en las piedras, la piedra imán; en los árboles, el olivo; en las plantas, la hierba mora; en las aves, el
águila; en las virtudes, la fe. Es obligado el que este [f 701 v.] color en las armas tiene, que ha de
hacer por las viudas si de éstas requerido fuere, y aunque no lo sea, si supiere que alguno le quisiere
injuriar, o tomar sus bienes, ayudándoles, y recontando a defenderlo de ellas. Y si así no lo hace no
puede tener ésta color en sus armas.

El blasón de lo colorado uñas y lenguas de pijajo [sic] En los elementos, el fuego; en los planetas,
Júpiter; en los metales, el color; en las piedras, el rubí; en los árboles, el cedro; en las flores, la
clavelina; en las aves, el pelicano; en las virtudes, la justicia. Es obligado el que este color en sus
armas tiene, que ha de hacer para los agraviados por falta de esta virtud y justicia contra los
agraviados hacen contra los que poco pueden, tienen tanta facultad que pueden recusar con la
facultad que tienen dadas, y confirmada.

Por las leyes de los emperadores cualquier persona, excepto el rey, que ninguna dignidad de duque,
marqués ni conde, no se puede excusar ni desechar de recto, a cualquier caballero, que la tal
demanda le pusiere porque es más el defensor de la virtud que el ofendedor de ella, y así se da fin:

El blasón de las armas de Betancur

Yo Sidonia, doy fe [f 702 r.] y afirmo estas armas ser del dicho Diego Melián Betancur y las puede
poner en los lugares acostumbrados cota, pendón y escudo, porque yo las tengo en el registro de
las armas do que muchos hidalgos. Esta así de estos reinos de Castilla, como de Francia, y de otros
reinos y señoríos de cristianos, y yo así las encomiendo a todos los reyes de armas, farautes y
procevantes que las honran, defienden y blasonan, ayudando al dicho Diego Melián de Betancur le
sean guardadas las preeminencias y prerrogativas que a los hidalgos guardarse suelen, en especial
al tal que es hidalgo de todas cuatro partes, según hidalgo debe ser, de lo cual doy fe según ésta en
este blasón contenido. Y por cuanto estas dichas probanzas y diligencias hizo y trajo del reino de
Francia, el honrado caballero Andrés de Betancur, a su propia costa y mención por la honra de su
linaje Betancur, y de linaje de los Melián, a quien este presente da, y presentada por Andrés de
Betancur, hijo de Marion de Betancur y de Lucía, de guardárseme su mujer, y por Diego Melián de
Betancur, su primo, vecino de la gran Canaria, la cual dicha probanza presentó ante mí, [f 702 v.]
León Rey, de armas de los muy altos y poderosos rey y reina de Castilla, de León, de Aragón,
etcétera, la cual dicha probanza vista y examinada la hallé buena y ahora vencí de este linaje, del
cual él dice descender, me pidió que yo la diese por bien probada, y la autorizase por mi nombre,
por la autoridad y facultad que tengo de sus altezas, la apruebo por buena, y la firma de mi nombre.
Y porque al presente no estaba en esta ciudad después de haber visto el dicho proceso, y siendo en
servicio de sus altezas, se escribió en el almacén, por ende no en pesca en León.

En la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, sábado en la tarde, dos días del mes de abril, año del
nacimiento de nuestro salvador Jesucristo de mil y quinientos y dos años, ante el honrado Esteban
de la Rosa, alcalde ordinario en esta dicha ciudad de Sevilla, por el rey y la reina, nuestros señores,
y en presencia de mí, Rodrigo de Mayor, público escribano de cámara del rey nuestro señor y su
notario público en la corte y todos los reinos y señoríos, y de los testigos de suso escritos que a ello
fueron presentados, parecieron presentes Alafin López Lasaña, nuncio de la caballería, aferente20
del ilustre generoso y muy [f 703 r.] magnífico señor don Juan de Guzmán, duque de la ciudad de
Medina-Sidonia, conde de Niebla y un hombre que se dijo por nombre Andrés de Betancur, hijo que
se dijo ser de Alafin de Betancur y de Lucía de Guadarrama, su mujer, vecinos que dijo que son de
la isla de la Gran Canaria en nombre y en vez de Diego Melián de Betancur, su primo, luego el dicho
Alafin López Lasaña, nuncio aferente a pedimento y requerimiento del dicho Andrés de Betancur,
en dicho nombre presento ante el alcalde la escritura que de uso se contiene con las armas e
insignias que en ellas están puestas y fijadas. Y así presentadas, el dicho Andrés de Betancur, en el
dicho nombre, pidió y requirió al dicho alcalde que tomase y recibiese juramento del dicho alférez
Lasaña, nuncio aferente susodicho en forma debida de derecho. 21Verdad del cual le preguntase que
dijese y declarase el haber hecho escribir la dicha escritura y hacer fin a las dichas armas e insignias
en ellas contenidas. Contenido en la dicha escritura si era verdad que en ellas se contiene el negocio
del dicho alcalde visto, diciendo a requerimiento a él hecho por el dicho Andrés Betancur, en dicho
nombre [f 703 v.] sima [sic] la dicha escritura, sus manos, y la leyó en faz del dicho nuncio y en la

20
Que trae
21
Así está
presencia ante mí, el dicho escribano y testigos iuso22 escritos. Y así leídas, tomó y recibió juramento
del dicho nuncio por Dios y por Santa María, y por las palabras de los santos evangelios y por la señal
de la cruz en que puso su mano derecha corporalmente su saber.

Lo cual preguntado si es así haber hecho y ordenado la dicha escritura y haberla hecho escribir y
pintar las dichas armas e insignias en ella contenidas. Y luego el dicho nuncio, so virtud del dicho
juramento, dijo que es verdad que al pedimento y requerimiento del dicho Andrés de Betancur en
el dicho nombre, usando del dicho oficio de aferente y nuncio de la caballería, y por virtud del poder
y facultad que por razón del dicho oficio, él tiene orden que hizo escribir la dicha escritura; y
asimismo, hizo pintar las dichas armas e insignias en ellas contenidas según en la manera y forma
que de suso está escrito y declarado que esta era. Y esta es la verdad so cargo del juramento que
hizo, y que en ello no hay arte, ni engaño, ni comisión [f 704 r.] algunas, y todo esto en como pasó
el dicho Andrés de Betancur, en el dicho nombre, pidió al dicho alcalde se lo mandase dar y diese
en pública forma, firmando de su nombre del dicho aferente y firmado y signado de mí, el dicho
escribano, para mostrarla y representar en algunas partes y lugares, y ante algunas personas donde
le cumple para guardar de su derecho que fue hecho. Y pasó todo lo susodicho en la dicha ciudad
de Sevilla en dicho día, mes y año23, susodichos testigos que eran presentes a esto que dicho es.

Alfonso Ferrer

Del rey e poar [sic] the de Monte Molina, escribano y die [sic] de arquero; Francisco González,
perfecto mercader de aceite de dicha ciudad de Sevilla; Esteban de la Rosa Alcidonia, el nuncio; y
yo, Rodrigo de Mayorga, escribano del rey nuestro señor y su notario público en la ciudad y de todos
sus reinos y señoríos que a todo esto que dicho es. Presente fue uno con el dicho alcalde y testigos,
y lo hice escribir e hice aquí este mero signo a tal.

En testimonio de verdad,

22
Debajo
23
Así está
Rodrigo de Mayorga, escribano de cámara del rey

Y caro es [sic] […] quiero saber el plan 24 o entendimiento de algunas armas de algunos generosos
hidalgos [f 704 v.] y para la probanza de estos no se halla sino el faraute o intérprete, que sabe
discernir las diferencias de las dichas armas, pregunta si hará suficiente probanza intérprete para el
dicho blasón o declaración de las tales armas e insignias, los que aquí abajo firmamos nuestros
nombres, requerimos de concejo, decimos que el faraute intérprete quiere decir que hace
declaración y tiene sabiduría de las semejantes declaraciones como hace el intérprete que quiere
declarar alguna cosa cuando hay diversidad de lenguas así como el tal intérprete parece.

Concuerda con su original, que para efecto me fue entregado por don Melchor de Aguilera
Villavicencio y con dicho original va bien y fielmente corregido, y lo volví al susodicho a que me
remito, y de su recibo lo firmó, en fe de lo cual signé y firmé, y lo que va con rayas son roturas del
dicho original que no se pudieron leer.

En testimonio de verdad,

Roque de Morales Albertos, escribano público

Recibí el original yo, Melchor de Aguilera, los notarios públicos y escribanos que aquí firmamos y
signamos; certificamos y damos fe a los señores que la presente vieren como el [f 705 r.] escribano
es tal escribano de esta isla, y como a tal se le da crédito a todo lo que por ante él pasa, en testimonio
de lo cual así lo firmamos y signamos, y por ende hice aquí mi signo. En Fuerteventura, en tres días
de mes de mayo de mil y seiscientos y noventa y tres años.

En testimonio de verdad,

24
Descripción
Álvaro Durán de Estañol, mariscal y notario público y de cabildo

[…] don Melchor de Aguilera Villavicencio, vecino de esta villa, parezco ante vuestra merced como
hijo legítimo del capitán Jerónimo de Aguilera Valdivia, mi bisabuelo paterno, sargento mayor que
fue de esta villa, digo que por cuanto el dicho mi bisabuelo obtuvo los papeles de honor a su persona
en que hago demostración, y a mi derecho conviene que vistos por vuestra merced se sirva mandar
que el presente escribano me dé testimonio de ellos en pública forma y manera que haga fe, y se
me devuelvan los originales para tenerlos en mi poder, interponiendo vuestra merced en uno y en
otro su autoridad y judicial decreto, para lo cual a vuestra merced pido y suplico haya por
demostrados dichos papeles y se sirva mandar hacer según y como [f 705 v.] pido, y que se me
devuelva original, que en todo recibiré merced con justicia que pido.

Don Melchor Hernández Aguilera Villavicencio

Por demostrados los papeles que el escrito refiere y el presente escribano saque testimonio de ello
en pública forma que haga fe, y se devuelvan los originales y el dicho testimonio a esta parte que
en uno y en otro necesario, siendo su merced interpone su autoridad y decreto judicial cuanto a
lugar por derecho.

Lo proveyó su merced el señor capitán don Pedro Sánchez Umpierrez, regidor y alcalde mayor de
esta isla de Fuerteventura, en cinco de abril de mil seiscientos y noventa y tres años.

Pedro Sánchez Umpierrez

Roque de Morales Albertos, escribano público de esta isla

En cumplimiento del auto de arriba hice sacar por testimonio los papeles que el escrito y dicho auto
refiere, que son como se sigue […]
Comentario de los servicios hechos por el capitán Jerónimo de Aguilera y Valdivia, capitán aguerra
de esta isla de Fuerteventura y sargento mayor de ella por el rey nuestro señor, como se verá en sus
reales cédulas, cartas, títulos, [f 706 r.] mercedes y certificaciones de las generales y maestres de
campo y capitanes, debajo de cuyas banderas sirvió el discurso de su vida a honra y gloria de Dios
nuestro señor.

Nacimiento de Jerónimo de Aguilera Valdivia en la villa de Porcuna y de calidad de su linaje

Mi nacimiento y naturaleza fue en la villa de Porcuna en el reino de Jaén, en que es maestrazgo de


Calatrava, famosa por fertilidad y castillo por nobleza de sus moradores, de donde han salido muy
honrados capitanes y ministros del rey nuestro señor, cuyos abuelos fueron famosos en la guerra
de Granada en el tiempo en que en ella reinaron moros, sirviendo a los maestres de Calatrava, que
tan valerosos fueron en las fronteras.

Mi linaje por varones Aguilera de los más antiguos hidalgos de aquella villa, por los otros mis tres
abuelos, soy de los linajes de Valdivia, caballeros del hábito de Santiago y Calatrava, que en aquella
villa han sido frenteros y valerosos capitanes de riqueza, señores de la villa de Tobar y caballeros del
hábito de Santiago, [f 706 v.] cuya villa vendió mi rebisabuelo 25 al señor de Jódar, y el de las Vacas,
que en la villa de Arjona son de los hidalgos más antiguos, así por la merced de Dios de todos cuatro
costados soy hidalgo, y por esta razón soy noble, mi abuelo fue Alonso González de Aguilera de
Niquesa, que casó con doña María de las Vacas y tuvo hijos a Jerónimo de Aguilera, mi padre, y a
don Luis de Aguilera, que murió en la guerra de Granada en el asalto del Castillo de Purchena, y a
don Diego de Aguilera, que murió en el juego de cañas, en Córdoba, en un encuentro de su caballo
con otro caballero, donde fue casado con una señora principal, y dejó allí. Jerónimo de Aguilera, mi
padre, casó con doña María de Valdivia y Aguilera, hija de Lucas Pérez de Aguilera y Valdivia y doña
Luisa de Niquesa, descendientes del señor de Tobar Belda [sic], como se verá en el tronco que aquí
va pintado, y mis armas son por blasón las de Aguilera y por mis tres abuelos

25
Tatarabuelo
Alonso de Aguilera Valdivia,
bra [sic] Aguilera, hermano
hermano del dicho capitán y
del capitán y sargento
sargento mayor Jerónimo de
mayor Jerónimo Aguilera,
Aguilera es soldado en
es capitán en México, y fue
Flandes donde ha servido
alcalde en la fortaleza del
quince años con paga de
Morro de La Habana, guerra
gran ventaja de veinte
de Portugal, alférez del
escudos al mes por haberse
maestre de campo don
aventajado en muchos
Rodrigo Zapata.
asaltos y escaramuzas.

don Luis de Niquesa, tío de


Jerónimo de Aguilera, Don Diego de Aguilera
capitán, sargento y mayor Niquesa, hermano de don
que fue muerto en el reino Luis de Niquesa y no del
de Granada por los turcos capitán Jerónimo de
en el asalto del castillo de Aguilera, murió jugando
Purchena, habiéndole cañas en la ciudad de
hecho grandez hazañas en Córdoba en encuentro con
toda la guerra, y fue el otro caballero. Se casó allí
primo asaltado y dejó sucesión.

De las Vacas
Valdivia

doña Mariana de
Jerónimo de Aguilera Valdivia y Aguilera fue
fue hijo de Alonso hija de Álvaro Pérez de
González de Aguilera Aguilera y Valdivia y de
Niquesa y de doña doña Elvira de Niquesa,
Mariana de las Vacas, nieta del señor de la
natural de la villa de villa de Tobar en el reino
Arjona, de casa y linaje de Jaén y caballero del
de hidalgos, los más Jerónimo de Aguilera auto de Santiago que
antiguos de ella. Valdivia, capitán aguerra y hoy posee el señor de Al
sargento mayor de la isla Yazira al Jadra.
de Fuerteventura por eel
rey nuestro señor, natural
de la villa de Perusia [sic]
en el reino de Jaen fue
hijo de Jerónimo de
Aguilera y de doña
Mariana de Valdivia y
Aguilera.

Así estaba este escudo


[f 706 bis]26 blancos de Valdivia, Niquesa, y los de de las Vacas, como se ven pintadas en este escudo;
que tengo por hermanos a Juan de Valdivia y de Aguilera, capitán en México, alcalde que fue en la
fortaleza del Morro en La Habana, y alférez de maestre de campo don Rodrigo Zapata en las guerras
de Portugal, y a Alonso de Aguilera Valdivia, soldado XV años 27 en Flandes, donde se sirva con XX
escudos de ventaja por haberse señalado en muchos asaltos y escaramuzas.

Jerónimo de Aguilera Valdivia

Abuelos, hermanos y tíos del capitán y sargento mayor Jerónimo de Aguilera Valdivia

[f 707 r.] Primera jornada a la guerra que hizo de edad de XVI años 28 a más adquirir y a Orán, donde
sirvió cinco años, siendo general don Pedro Guzmán de Borja, maestre de Montería.

La primera jornada que hice a la guerra fue de edad de XVI años, donde salí de la casa de mi padre,
siendo yo su hijo mayor, y me embarqué para Orán en el año de sesenta y siete, embarcándome en
Cartagena en un bergantín de Agustín de Morales, donde a la sazón era general don Pedro Guzmán
de Borja, maestre de Montería, hermano del duque de Gandía, y serví primero en Mazalquivir,
siendo alcalde de aquel castillo Diego de Peralta, natural de Vélez-Málaga, donde me hallé con él en
buenas entradas como consta de su certificación y de allí pasé a Orán, donde era alcalde por
Cristóbal de Navarrete de Meza, capitán de a caballo Jorge de Ángulo, su hijo, y capitanes de
infantería.

Baltazar de Morales Gil Álvarez de Sotomayor

Hernando Álvarez de Sotomayor Sargento mayor Juan de Ales

26
Así está foliado
27
Así está
28
Así está
Alférez de mi infantería Cristóbal Sañudo Juan de Ocaña

Capitán de la artillería Antonio Henríquez de Herrera, hermano del capitán [f 707 v.] Melchor
Morales, gobernador que fue de Canarias, donde me hallé en muchas cabalgadas trayendo muchos
moros muy capitanes, y en uno de ellos que yo me hallé trajeron c. p. [sic] XVI moros.

Jerónimo de Aguilera Valdivia

29
Yo, el capitán Florencio Armengol, hago fe que Jerónimo de Aguilera, soldado de mi compañía, ha
servido en la guerra de los estados de Flandes como muy buen soldado, habiendo siempre probado
en todas las ocasiones que se halló su bandera señalarse aventajarse de otros muchos; y no se halló
en la […] tiempos que estuvo debajo de su bandera en la obediencia de sus superiores, haciendo
todo lo que se le mandaba del servicio de su majestad como muy buen soldado que es. Y por ser así
la verdad, le di la presente firmada de mi nombre en Amberes a quince de febrero de mil quinientos
setenta y siete años.

Florencia de Armengol

Afirmo de Valdés,

Don Lope de Figueroa

29
Certificación
30
Maestro de campo de infantería española de Flandes, por su majestad, por la presente hago fe
como el alférez Jerónimo Aguilera Valdivia, de la compañía del capitán Antonio Flórez, que [f 707 r
bis.]31 por orden de su majestad fue reformado el tercio de Pedro de Ayala, y por ser así verdad, le
di la presente firmada de mi mano, sellada de mis armas.

Hecha en Valverde, septiembre veinte y seis de mil quinientos y ochenta

Don Lope de Figueroa

32
Yo, don Pedro de Guzmán, que por mandado de su majestad hago el oficio de veedor general de
la gente de guerra que reside de guarnición en la ciudad de Yelbes y en esta de Badajoz, y otras
partes de su cámara, certifico que Jerónimo de Aguilera Valdivia ha servido a su majestad en esta
jornada de Portugal de alférez de la campaña del capitán Antonio Flórez, del tercio del maestre de
campo Pedro de Ayala hasta que por mandado de su majestad se refirmó el dicho tercio y compañía,
y para que de ello conste, di ésta firmada de mi nombre y sellada con mi sello.

Dada en Badajoz a veinte y nueve de diciembre de mil quinientos y ochenta años

Don Pedro de Guzmán

33
Alférez Jerónimo de Aguilera Valdivia, habiendo tenido aviso cierto que en Francia estaban prontos
muchos navíos de corsarios, que iban aprestándose otros y amenazando ir a robar y quemar o hacer
el daño que pudieren [f 707 v bis.] en la isla de Canarias, Tenerife y Las Palmas, hemos acordado de
enviar a ellas a algunos alféreces y sargentos prácticos en la guerra que por este verano residen en
ella a orden de los nuestros gobernadores de ellas y entiendan en poner en orden la artillería y en
habilitar e industriar y ejercitar la gente de ellas en la milicia y en las armas para que estén diestros
en ellas. Para lo cual se podía ofrecer y pueda defenderse, y por la que vos tenéis de ello y la

30
Otra certificación
31
Así está foliado
32
Otra
33
Orden
satisfacción que tenemos de vuestra persona, os hemos elegido y nombrado para ello, por ende os
cargamos y mandamos que luego vayáis a la ciudad de Lisboa, y os embarquéis en ella en una galeón
inglés de la armada de don Pedro de Valdés, que ha de ir a las dichas islas a llevar los dichos alférez
y sargentos pólvora y armas conforme lo que escribimos al dicho don Pedro, y vayáis a la dicha isla
de Tenerife, y llegando a ella, os presentéis ante el nuestro gobernador de ella, y estéis y recibáis en
ella por este dicho verano, hasta que otra cosa proveamos a su orden, y entendáis según dicho es
en poner en orden la artillería de ella en habilitar, industriar y ejercitar [f 708 r.] a la gente natural
de la dicha isla en la dicha milicia en las armas, y en lo demás que se ofreciere y conviniere tocante
a guerra en ella, y os ordenare el dicho gobernador, y ligáis, hagáis y cumpláis en todo sus órdenes
sin poner en ello dificultad en causa ni impedimento alguno, porque así es nuestra voluntad, y
conviene a nuestro servicio que tenemos por bien y mandamos que el tiempo que residiereis en la
dicha isla en lo susodicho y la dais vuelta, contado desde el día de la fecha desde nuestra cédula y
hasta que salido de ella volváis a las cortes de nuestros reinos de Castilla y hagáis y llevéis y se os
pague a razón de quince ducados de diez reales castellanos alines [sic], y os mandamos librar para
el viaje lo que monta dos meses en don Francisco de Portillo, pagador general de nuestro ejército y
armada hecha en Tunco [sic] a XXVI de mayo de mil quinientos ochenta y un años.

Yo el rey

Por mandado de su majestad,

Juan Delgado

El alférez Jerónimo de Aguilera Valdivia, que va a Tenerife librado al dicho alférez Jerónimo de
Aguilera Valdivia los maravedís que hubo de haber, y le estaban por pagar de su sueldo del dicho
que sirvió en la dicha isla de Tenerife en virtud de esta cédula de los recados que por su parte [f 708
v.] se presentaren, que quedan asentados en los libros del registro de su majestad.
El rey

Nuestro arrendador o recaudador de escribano o receptor de las nuestras rentas de seis por ciento
y almojarifazgo de las islas de Canarias, y al que lo fuere de aquí en adelante en cada año, y a otra
cualquier persona, a cuyo cargo fuere en cualquier manera de cobranza o paga de ellas, sabed que
yo he mandado al alférez Jerónimo de Aguilera que vaya a la isla de Fuerteventura para que nos
sirva de sargento mayor, e industriar y ejercitar los naturales en las armas de dicha isla con veinte y
cinco ducados de a once reales castellanos de sueldo al mes, y para que se hablen puntualmente.
Pagado el dicho sueldo hemos mandado se le paguen de nuestras rentas de esas dichas islas de
Canarias y goce de ellos desde el veinte mayo próximo pasado de este presente año de quinientos
y ochenta y siete en adelante el tiempo que nos sirviere y residiere en la dicha isla de Fuerteventura
hasta que yo provea o mande otra cosa; por ende, yo os mando que los maravedís que han sido o
fueren [f 709 r.] a vuestro cargo de las dichas nuestras rentas de la dicha isla en cada año un año
deis y paguéis al dicho alférez Jerónimo de Aguilera, o a quien su poder hubiere lo que montare el
sueldo que hubiere de haber el dicho respeto de veinte y cinco ducados de a once reales castellanos
al mes desde el tiempo que estuviere y residiere en nuestro servicio en la dicha isla de Fuerteventura
o hasta tanto que, como dicho es, otra cosa proveamos, los cuales le habéis de dar y pagar en dinero
de contado en fin de cada mes, puntualmente sin dilatar ni alargar más la paga de ellos, no
embargante, que conforme a los arrendamientos que hubiereis hecho e hiciereis de las dichas
nuestras rentas seáis obligado a pagar lo procedido de ellas a diferentes plazas de otras cosas que
haya en contrario, que así en mi voluntad, y tomad su carta de pago, o de quien su poder, con lo
cual y fe de escribano, de que ha servido y merecido en la dicha isla los [f 709 v.] meses. Que así le
paga redes firmando asimismo en la primera paga que de escribano del día que hubiere llegado a la
dicha isla, sin pedírsela de lo que se detuviere en el camino hasta llegar a ella, con los cuales recados,
y esta mi cédula o sus traslados signados de escribano, teniendo la razón de ella Andrés de Prado,
nuestro secretario, y las nuestras constituciones de relaciones y sueldos de nuestra contaduría
mayor se mandó reciban y pasen en cuenta los maravedís que conforme a lo susodicho le diereis y
pagareis sin otro ningún recado.

Y mandamos a cualquiera de nuestras justicias de esta dicha isla que lean esta mi cédula o su
traslado signado de escribano, y lo guarden y cumplan, y hagan guardar y cumplir como en ella se
contiene y contra el tenedor y forma de ella, y de lo en ella contenido, no pasan ni pasen, ni
consientan ir ni pasar en ninguna manera.

Hecha en Madrid a seis de junio de mil quinientos y ochenta y siete años

Yo el rey

Por mandado del rey nuestro señor,

Juan Vásquez

Tomada la razón,

Andrés de Prado, al recaudador de las rentas reales de la isla de Canarias, que pague al alférez
Jerónimo Aguilera los veinte y cinco ducados de a once reales que se le señalaron [f 710 r.] de sueldo
al mes el tiempo que estuviere en la isla de Fuerteventura o hasta que su majestad mande otra cosa.
Tómese la razón de esta cédula de su majestad en los libros de relaciones de su contaduría mayor
por ella se manda en Madrid a seis de junio de mil quinientos y ochenta y siete años.

Relaciones

Tómese razón de esta cédula del rey nuestro señor en los libros del sueldo de su contaduría mayor
en Madrid a ocho de junio de mil quinientos y ochenta y siete años.

Lázaro, de mi bien Alejo de Olmos


34
Lázaro Moreno de León, gobernador de las islas de Tenerife y Las Palmas, y capitán de ella por su
majestad por cuanto su majestad, que envió a servirle en estas islas de Tenerife y Las Palmas en
tiempo que el enemigo don Antonio […] mada por venir sobre ellas y para ejercitar y poner en orden
de guerra los vecinos de esta de Tenerife y que estuvieran ajenos en el arte militar, envió al alférez
Jerónimo de Aguilera con orden que estuviere cerca de mi persona, guardando la que yo le diese, y
habiendo su majestad vencido y desbaratado el enemigo don Antonio, y puesto guarnición en las
islas terceras, pareciendo ser acabada la ocasión [f 710 v.] de la guerra y ser poco necesaria su
asistencia en esta isla, me pidió vuestra señoría para dar noticia su majestad de los servicios que ha
hecho.

Y como en todo ha guardado la orden que se le ha dado, por la presente certifico a su majestad y
señores de su consejo de guerra, que el dicho alférez Jerónimo de Aguilera todo el tiempo ha estado
en esta isla de Tenerife, ha servido a su majestad con mucha voluntad y afición, cumpliendo en todas
mis órdenes y ayudándome en las cosas de la guerra y al reparo de la salud de la gran pestilencia
que hubo en esta isla, y en todo lo hallado con sujeto y partes para que su majestad se pueda servir
de él en más graves cosas y de su pedimento. Y para que de ello conste donde al dicho alférez le
convenga, di la presente firmada de mi nombre y sellada con el sello de mis armas.

Hecha en la ciudad de San Cristóbal de esta isla de Tenerife en veinte días del mes de junio de mil
quinientos y ochenta y cuatro años.

Lázaro Moreno de León

35
Don Hernando de Toledo, etcétera, hago fe que conozco a Jerónimo de Aguilera, soldado al cual
le he visto servir a su majestad en los estados de Flandes desde que puso a ellos el comendador
mayor de Castilla, haciendo siempre lo [f 711 r.] que debía a buen soldado en todas las ocasiones
que se han ofrecido en aquellos estados, señalándose en ellas, y en todo lo que ha sido obediencia
de sus superiores. Y por ser así de su pedimento le di la presente, que es hecha en Madrid a diez y
seis de mayo de mil quinientos y ochenta y cinco años.

34
Certificación
35
Certificación
Don Hernando de Toledo […] El rey

Por cuanto por la sospecha que se puede tener de que algunos enemigos corsarios acudan a robar
y hacer daño en las islas de Canarias, Tenerife y Las Palmas, Lanzarote y Fuerteventura y La Gomera,
ha parecido convenir a mi servicio y a la defensa de las dichas islas enviar a ellas soldados prácticos
y experimentados en la guerra que asistan a industriar en ellas en las armas a los naturales, para
que sirva en esto en la isla de Fuerteventura, de elegido y nombrado como por la presente elijo y
nombro a vos, el alférez Jerónimo de Aguilera, por la satisfacción que tengo de una persona y de lo
bien que por lo pasado me habéis servido, yo os mando que os partáis y vayáis a la dicha isla con la
mayor presteza y diligencia que [f 711 v.] pudiereis, y os habiendo presentado ante el marqués de
Lanzarote, y dado la carta que lleváis mía, asistiereis por el tiempo que fuere mi voluntad a enseñar,
industriar y ejercitar el manejo de las armas y en las demás cosas concernientes a la buena disciplina
y ejercicio militar a los naturales de ella, haciendo y ejercitando el oficio de sargento mayor para
que, ofreciéndose la ocasión, se hallen diestros y sepan como sean de defender y ofender al
enemigo, para lo que tomaron muestras y alardes a los dichos naturales todas las veces que el dicho
marqués, a quien habéis de obedecer y a vos pareciere convenir, y las enseñaréis a poner en
escuadrón y escaramucear, y las demás cosas que según la disposición de la tierra convenga saber,
de la manera que en cualquier ocasión sea de servicio que conviene, y fuera de esto, advertiréis al
dicho marqués de todo lo que viereis y entendiereis ser necesario para la defensa y seguridad de la
dicha villa y para que mejor podáis ejercitar todo lo susodicho, y ejercer el dicho oficio de sargento
mayor, mando a los concejos, justicias y oidores, [f 712 r.] caballeros, escuderos, oficiales y hombres
buenos de la dicha isla que hagan y cumplan lo que vos le dijereis y ordenareis tocante a lo
susodicho, y que os den y hagan dar alojamiento franco, y queremos que halléis y llevéis de sueldo
en cada un mes de los que en esto os ocupareis veinte y cinco ducados, de que habéis de gozar
desde el día de la fecha de esta, en cuanto fuere mi voluntad y hasta que por mi orden volváis a las
costas de estos reinos de Castilla, los cuales se os pagarán según donde y por la forma que se dará
en el despacho, que para la cobranza de ellas se os dará por él mi consejo de hacienda.

Dada en Aranjuez a veinte de mayo de mil quinientos y ochenta y siete años

Yo el rey
Por mandado del rey nuestro señor,

Andrés de Prada

Para que el alférez Jerónimo de Aguilera vaya a recibir a la isla de Fuerteventura a industriar en las
armas a los naturales de ella en veinte y cinco ducados cada mes.

36
Don Agustín de Herrera y Rojas, marqués de Lanzarote y señor de Fuerteventura, del consejo del
rey nuestro señor, su capitán gobernador en las dichas islas. Por cuanto conviene que en la isla de
Fuerteventura haya una persona para que en mis ausencias asista en mi lugar a las cosas [f 712 v.]
de la guerra para la orden, gobierno y ejercicio de ellas, y en Jerónimo de Aguilera Valdivia concurren
y hay las dichas partes para el tal cargo y oficio como por la cédula, que esta es del rey nuestro
señor, de que me hizo demostración, y parece por ella haberle mandado su majestad hacer y ejercer
oficio y cargo de sargento mayor en la dicha mi isla ordeno y mando a mi gobernador y justicia y
regimiento, caballeros y escuderos oficiales y hombres buenos, así vecinos y moradores como
estantes y habitantes en la dicha mi isla de Fuerteventura obedezcan, observen y cumplan las
órdenes y mandatos que el dicho sargento mayor Jerónimo de Aguilera Valdivia les diere y ordenare
como si yo las diere y ordenare en todo lo tocante a la guerra y ejercicio de ellas, así como en la
cédula del rey nuestro señor se contiene, y asimismo que las personas que el dicho sargento mayor
pusiere y mandare llevar se pongan en ejecución y se lleve, como si yo las pusiere, y por mi orden
se mandasen llevar y ejecutar porque tal es mi voluntad, que todas las cosas de la guerra y ejercicio
de ella las ordene, gobierne y mande el dicho sargento mayor, que así sean obedecidas y cumplidas
como si yo las diese y ordenase de esta [f 713 r.] mi cédula y provisión sellada con el sello de mis
armas y firmada de mi mano que es dada en Lanzarote a catorce días del mes de marzo de mil
quinientos y ochenta y ocho años.

Don Agustín de Herrera

36
Orden del señor marqués de Lanzarote
Por mandado de su señoría,

Francisco Amado, escribano público y de cabildo

37
Don Luis de la Cueva Benavides, por la presente, certifico que el tiempo que conozco en estas islas
a Jerónimo de Aguilera y Valdivia, sargento mayor de la isla de Fuerteventura por el rey nuestro
señor, ha usado y ejercido el dicho oficio con mucho cuidado y diligencia, celando el servicio de su
majestad, acudiendo a todas las ocasiones que en esta dicha isla se han ofrecido de su real servicio
así en [tachado] la gente de ellas en el manejo de las armas como en los rebatos de luteranos y
corsarios que han acudido a ellas, y en particular, habiendo saltado en el Puerto de La Caleta de
furter [sic] cincuenta franceses con sus armas y el dicho Jerónimo de Aguilera acudió al dicho puerto
y los acometió con solo ocho hombres que con él acudieron, y sin ser socorrido de ninguna otra
persona de las que se hallaron allí, y debieron socorrerle con el dicho sargento mayor, que había
ordenado lo hiciese cuando vía que cometía los enemigos, dejándolos puestos en emboscada, y
peleó con los dichos franceses, [f 713 v.] sólo con los dichos ocho hombres como honrado y
particular soldado, y los hizo embarcar con pérdida de algunas armas que dejaron por salvarse, por
lo cual, por haber servido en otras partes honradamente, es digno de cualquier merced que su
majestad fuere servido hacerle.

Y para que de ellos conste de su pedimento, di la presente firmada de mi mano y sellada con el sello
de mis armas.

Hecho en el Valle y villa de Santa María de Betancur, en la isla de Fuerteventura, a ocho de abril de
mil quinientos y noventa y un años.

Don Luis de la Cueva y Benavides Juan Martín de Saiz y Sarasa

37
Certificación
38
Certificación de los servicios de Jerónimo de Aguilera, sargento mayor de Fuerteventura, […] el
marqués de Lanzarote, por la presente certifico que Jerónimo de Aguilera Valdivia, que al presente
sirve por su majestad oficio de sargento mayor de esta villa isla de Fuerteventura, lo ha servido del
año de ochenta y siete hasta hoy, y en todo el tiempo que yo estuve fuera de estas islas en la corte
de su majestad hizo en la dicha isla por mi ausencia y título el oficio de capitán general, y con mucho
trabajo de su persona y riesgo de ella, la empleó siempre en disciplina de la gente de la tierra, y
adiestrarla en el manejo de las armas, y acudió a los puestos a resistir el enemigo […]

[f 722 r.] de manera que haga fe, interponiendo en él su autoridad y decreto judicial, y dado se me
devuelvan los dichos originales para tener en mi poder por ser de los servicios que tengo hechos a
su majestad, y pido justicia, etc.

Jerónimo de Aguilera Valdivia

39
He presentado la dicha petición su merced el dicho teniente mando que de ella y de los recados
que con ella se presentaron, se dé al dicho sargento mayor todos los traslados que pidiere, que en
ellos y en este dicho interponía, e interpuso, su autoridad decreto que a lugar de derecho, y se le
devuelvan los originales, dando consentimiento, así lo mandó y firmó.

Concuerda con su original que según que para este efecto de sacarlo me fue entregado por don
Melchor de Aguilera Villavicencio y Betancur, demandado del señor alcalde mayor de esta isla de
Fuerteventura, una de las de la Gran Canaria, en fe de lo cual lo signé y firmé por ser bien y fielmente
con el dicho original a que me remito, y lo devolví al dicho don Melchor de Aguilera con este
testimonio que de su pedimento le doy, y de su recibo de dicho original firmó en este su nombre [f
722 v.] en tres días del mes de mayo de mil seiscientos y noventa y tres años.

En testimonio de verdad,

38
Certificación
39
Decreto
Roque de Morales Albertos, escribano público

Recibí el original

Don Melchor de Aguilera Villavicencio Betancur

40
Los notarios públicos y escribanos que aquí signamos y firmamos, damos fe a los señores que los
presentes despachos vieren como el escribano de quien van firmados y signados los dichos
despachos es tal escribano público en esta isla, y como tal, se le da entera fe y crédito a todos los
despachos que por ante él pasan, en testimonio de lo cual así lo firmamos y signamos en [defice]
[sic] aquí este mi signo en Fuerteventura en tres de mayo de mil seiscientos y noventa y tres años.

En testimonio de verdad,

Álvaro Durán Estañol, mariscal y notario público

En testimonio de verdad,

Domingo Hurtado de Betancur, notario público a público [sic]41

En testimonio de verdad,

40
Comprobación
41
Así está
Gaspar de Armas Cabrera, escribano público y de cabildo

42
Del linaje de armas de don Melchor de Aguilera Valdivia Betancur. Por varón el Aguilera, Serrano,
Niquesa, Betancur, Cabrera, Sanabria y Henríquez, del apellido de Aguilera y sus armas como consta
de la cofradía de Santa María de los hidalgos de la ciudad de Andújar y de su principio, que es como
se sigue:

[f 723 r.] Por escritura de la cofradía de Santa María de los hidalgos de la ciudad de Andújar, consta
haber tenido principio en el año de mil doscientos y cuarenta y cinco, y que es la más antigua que
por escritura consta haber habido y haberse conservado en Andalucía, y entre los caballeros que la
fundaron en el primero, como de ella consta Fray Bernardo de Aguilera, uno de los de su linaje, las
armas de este antiguo apellido son un águila negra coronada en escudo o campo de oro.

Por el apellido de Serrano son sus antiguas armas un castillo de plata en campo azul y cuatro estrellas
de oro, y por haber hallado y señalado en la Batalla del Salado, un caballero de este apellido le dio
orden de la caballería de la banda del rey don Alonso, y así los que descienden de este caballero en
el reino de Jaén, traen por armas la misma banda de oro con dragantes43 en campo verde, y así lo
traen en escudo partido, y a la mano derecha el mismo castillo de plata en capo azul, y a la siniestra44
las bandas, y en el campo de ella cuatro estrellas de oro.

Para el apellido de Niquesa fueron sus pasados y bisabuelos señores de la villa de Tobaruela, que [f
723 v.] por ventura suya poseen hoy los señores de Tobar su antiguo solar, es en el reino de Navarra,
y así en el año de mil trescientos y tres entre los caballeros que ajusticiaron a las cortes de aquel
reino en tiempo del rey don Felipe III de Navarra, asistió a ella Juan Martínez de Niquesa, alcalde del
castillo de Ablitas, caballero de esa casa, de quien en el reino de Jaén quedó sucesión y de quien el
sobredicho don Melchor de Aguilera desciende, fue Martín Yanes de Niquesa, que fue casado con
Leonor Rodríguez de Biedma, hija legítima de Pedro Ruíz de Torres, adelantado de Casolas y de
Isabel Méndez de Biedma, su mujer, hija de Men Rodríguez de Biedma, caudillo mayor del obispo
de Jaén, y así Fray Juan de San Juan, guardián del monasterios de San Francisco de Jaén y sus frailes
adjudicaron las sepulturas de la capilla mayor de su monasterio a este caballero Martín Yanes de

42
Genealogía
43
Figura que representa una cabeza de dragón
44
Izquierda
Niquesa y Leonor Rodríguez de Biedma, sus mujer y sus armas son una faja negra en campo de oro
en el tercio más alto del escudo.

45
Juan de Balenguela, en nombre de don Lucas de Betancur Cabrera, señor de Undosaba [sic] de la
isla de Fuerteventura, y alférez mayor de ella, respondo a un traslado y petición de don Gonzalo de
Saavedra, supremo señor de Undosaba [sic] de la dicha isla, que pretende que vuestra señoría no le
debo llamar [f 724 r.] don en sus provisiones y digo que, aunque es verdad, que el dicho mi parte no
se ha llamado don, ahora que es señor de vasallos y quiere tomar estado, se quieren llamar don,
pues es hidalgo notorio sin raza judía ni bastardo, como lo tiene probado en la santa inquisición
cuando a Gines de Cabrera Betancur, su hermano, se le dio el oficio de comisario que ahorra tiene
de la santa inquisición de aquella isla, y por ser como es descendiente de don Reinaldo de
Montalbán, primo de don Roldán y de Oliveros, sobrino del emperador Carlomagno, de quien
desciende don Juan de Betancur, rey conquistador de aquestas 46 islas, camarero mayor que fue del
duque de Borgoña, señor de los castillos de Betancur y Longavila en Armenia, primo de Mosén Rubí
de Bracamonte, gran conde estable de Francia y de don Reinaldo de Betancur, capitán de este rey
don Enrique el nono [sic] de Castilla en las guerras de Portugal, padre de Monsieur Borloz de
Betancur, maestre de sala del duque de Borgoña, que sucedió en la casa de Betancur y de Monsieur
Borloz de Betancur, primer señor doctor y capitán de aquestas islas, y de quien el dicho don Lucas
de Escunde, como todo consta de la crónica de la Nobleza de Andalucía [f 724 v.] hecha por Gonzalo
Argote de Molina y en babernaves palo [sic] y Emilio Paladino, y el arzobispo Turpin, y en los tres
dados por el parlamento que pasáis, de que hago presentación, lo cual palabra y título de Monsieur,
de que los antecesores del dicho don Lucas de Betancur pasaron en lengua francesa y lo mismo que
oímos en aragonés, miser [sic] en italiano, musey [sic] en arábigo, sultán en turco, logarda [sic] en
canario, mi lord en inglés, don en español, y adonen [sic] en hebreo, de donde lo aprendieron los
españoles por la comunicación que tuvieron con los judíos, y de aquella mala estreplura [sic] y a
dona [sic], y en plural por las tres personas.

Y así que habiéndose llamado los pasados del dicho don Lucas de Betancur desde don Reinaldo de
Montalbán hasta Monsieur Mansiote [sic], su cuarto abuelo, muy bastantemente se puede llamar
don pues no es este el tiempo del señor rey don Alfonso, último de este nombre en Castilla, como
se lee en su crónica, por honrar y hacer merced a Juan Alfonso de Alburquerque y de Mínguez, el de

45
Petición
46
Estas
Calatrava, que era el mayor señor que había en Castilla, le mandó llamar don, en cuyo tiempo era
permitido llamarse don sino a los infantes, prelados y grandes, y aún éstos los tenían solamente en
Castilla sus caballerías, extranjeros que [f 725 r.] fueron don Orlando, hijo del rey de Sicilia, y don
Guido Bocanegra, almirante de la mar, y de don Gutiérrez de Tarco, don Pedro Jordán de brebes
[sic] don Beltrán de Carrión, duque de Trastámara y de don García y don Lugo Beltrán, alférez mayor
del pendón, de la cruzada, en la famosa batalla del Salado , de donde desciende por línea del varón
de su señoría, el señor don Luis de la Cueva de Benavides, presidente de la real audiencia de estas
islas, y con la estimación de este título de uno hasta el tiempo de los reyes católicos, que entre las
otras mercedes que hicieron a Martín Fernández de Córdoba, alcalde de los donceles por haber
preso al rey chico de Granada para que de allí en adelante pudiese llamar don.

Y como Pedro Arias de los Pedroches, que se halló en esta batalla, pidió al rey la merced, le mandó
llamar Pedro don aayre, [sic] poniéndole el don en otro lugar casi como le sucedió con el mismo rey
a Álvaro Nuñez Taneque, judío y su almojarife, que como le pidió se llamase don, le mandó llamar
albardán47 Taneque, que le vino muy al propósito porque era grande de cuerpo y corcobado48, pero
después de esto que en otros [f 725 v.] tiempos, habiendo llegado a este título a tanta declinación,
como hoy vemos, fue suplicado por cortes a Carlos V, nuestro señor, mandase poner orden y
pragmática en los dones, señalando las calidades de las personas que las hubieren de tener, a los
cuales dio por respuesta. A ello respondemos que cada uno se llame como quisiere, te3niendo su
majestad de él en consideración, que de ello no se seguía inconveniente y que era honra que cada
uno tomase por su voluntad, en cuya conformidad, como le preguntase la marquesa de Monderra
[sic] a don Pedro de Mendoza, que significaba un don y una firma, y una forma de una letra grande
dividiendo señor de vasallos sospechoso del reino de Granada, decir que del aire tenía cada uno que
tomar cuanto quisiere, y así vemos que el mismo don Gonzalo, que ahora se querella de mi parte,
se llama don. No se llamaba y firmaba don y Gonzalo Argote de Molina y Martín Serón dijeron que
cuando fue alcalde mayor de Andalucía, y el otro cuando fue alcalde mayor de Sevilla y no quieren
usar de él, y el marqués de Lanzarote, señor de once docabos [sic] de la dicha isla de Fuerteventura,
no se llamaba don hasta que su majestad le hizo merced del título, y así mi parte hasta aquí no se
ha llamado don.

47
Hombre holgazán sin vergüenza
48
Jorobado
[f 726 r.] A su calidad, y la última de ellas con Jerónimo de Aguilera Valdivia, capitán y sargento
mayor de aquella isla, por todo lo cual puede sustentar el dicho don. Por lo tanto, a vuestra señoría
pido y suplico lo mande dar por libre de lo pedido a mi parte por la contraria sobre esta razón,
poniéndole sobre ello perpetuo silencio, y al dicho mi parte consienta llamarse don Lucas de
Betancur y Cabrera, como se llamaba, y puede y debe llamarse, para lo cual el amparo de vuestra
señoría imploro y pido justicia y testimonio de ello, etc.

Licenciado Juan de Valenzuela

49
Por presentados los instrumentos, y el presidente y oidores del rey nuestro señor mandaron que
se le guarden las preeminencias y fueros de hidalgos al dicho don Lucas de Betancur, y lo rubricaron.

Dado en Canarias en siete días del mes de mayo de mil quinientos y noventa y cuatro años.

Don Luis de la Cueva y Benavides

El licenciado Luis [roto original] Hernán

El licenciado Jerónimo de la Milla [roto original]

Miguel Fernández de Córdoba, escribano público de [roto original]

Real audiencia por el rey nuestro señor la hice escribir por su mandado.

Concuerda este traslado con sus originales que volví a la parte a su pedimento y mandamiento de
la real justicia, donde lo hice sacar, corregir y concertar, y va cierto y verdadero a que me refiero. Y

49
Decreto
para que conste [f 726 v.] de mandamiento de la real justicia, doy el presente en ochenta hojas
escritas con esta última de mi signo, en esta ciudad de Maracaibo, en once días del mes de
noviembre de mil y seiscientos y noventa y cuatro años en este papel común por falta del sellado, y
en fe de ello hice mi signo.

En testimonio de verdad,

Pedro de Bustos, escribano público derechos setenta maravedís

50
Los escribanos de su majestad que aquí firmamos y certificamos donde convenga, damos fe y
verdadero testimonio como Pedro de Bustos, de quien este instrumento va signado y firmado, es
tal escribano público como se nombra fiel y legal y de toda confianza, y a sus escritos, escrituras,
poderes y demás autos que ante el susodicho han pasado, y pasan, se les ha dado y da entera fe y
crédito en juicio y fuera de él. Y para que conste damos el presente en esta ciudad de Maracaibo en
once días del mes de noviembre de mil seiscientos y noventa y cuatro años, y en fe de ello lo
firmamos y signamos.

[original roto]

En testimonio de verdad,

Lucas Moreno de San [original roto]

Esteban, escribano público y de cabildo

50
Comprobación
En testimonio de verdad,

Cristóbal Guillén de Saavedra, escribano real

Concuerda este traslado con otro auténtico y comprobado que para efecto de sacarlo presentó ante
mí don Melchor Hernández de Aguilera [f 727 r.] Villavicencio, vecino de esta ciudad, con quien lo
corregí y concerté, va escrito en cuarenta y tres hojas, con esta la primera del sello segundo y las
demás de papel común. Y de pedimento del susodicho doy el presente yo Martín de Sarduy Zavala,
alcalde ordinario de esta ciudad de Santa Ana de Coro, por falta de escribano, y le devolví el dicho
testimonio auténtico con este traslado para en guarda de su derecho hecho en diez y siete de mayo
de mil y setecientos años.

Martín de Sarduy Zavala

Exhibido ante la justicia ordinaria por parte de don Melchor de Aguilera Betancur para que se
entregase a don José de Betancur, presbítero en la ciudad de Santafé a veinte y ocho de mayo de
mil setecientos y diez y nueve años.

Juan Vicente Sánchez de León, escribano real

51
Enmendado /si juro/ su / séptima/ men /el t / ied / tan / vej industriar / el / valen / testado / y
preguntas / hasta de ella / hi / jel / llegado a la dicha isla sin pedírsela / no vale / entre renglones /
y alférez Jerónimo de Aguilera / sus / [original roto] […] parentesco alguno y estar capaz para elegir
el estado / n / [original roto] […] / y por la utilidad / tengo por hermanos / en una del / [original roto]
[…] mataron los moros […] hata. Sanabria / Valen [original roto] […] este traslado con el original ante
mí presentado que […] y otro devolver las partes, está cierto y verdadero a que en […] necesario me

51
Erratas
remito, y di el presente en ochenta y tres hojas y […] en blanco la primera del sello segundo, y así lo
certifico yo,

Nota: El margen izquierdo de la última parte del folio se encuentra roto […]

[f 727 v.] don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo de la villa de Medellín de la
gobernación de Antioquia, habiéndolo corregido, concertado y enmendado con testigos por falta
de escribano público 52[…] ella en catorce de marzo de mil setecientos y treinta y dos años, y así lo
certifico.

Enmendado catorce Vale

[firmas]

Don Diego de Molina Beltrán Testigo don José Lotero

Testigo Juan Flórez Paniagua

Corregido Concertado

(rúbrica) (rúbrica)

Presentado con petición por el señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario, mi comp […] ro y
don Nicolás de Cárdenas, su hermano, ante mí, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más

52
Original roto
antiguo en Medellín en diez y siete de marzo de setecientos y treinta y dos años, y para que conste
[…] y rubrico.

Molina

(rúbrica)

[f 728 r.] Don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario de esta villa, y don Nicolás de Cárdenas,
hermanos legítimos de padre y madre, y vecino de dicha villa, ante vuestra merced parecemos como
más haya lugar en derecho, y decimos que hacemos presentación con el juramento y solemnidad
necesaria de un testimonio de la nobleza y limpieza de la familia de los Álvarez del Pino, de quienes
los dos descendemos por la línea recta materna, y para efectos que nos convengan se ha de servir
vuestra merced y se lo suplicamos de mandar se nos dé un testimonio de dichos papeles, autorizado
en pública forma y manera que haga fe y que sea a continuación de ese nuestro pedimento y su
proveído y hecho cual uno y otro se nos entregue para en guarda y uso de nuestro derecho que es
de justicia y ella mediante a vuestra merced pedimos y suplicamos que habiendo por presentado el
testimonio que referimos mande darnos el testimonio de él y hacer sobre lo demás como llevamos
pedido, que en ello recibiremos merced con justicia que pedimos y juramos lo necesario, etc.

[Firmas] Don Ignacio de Cárdenas don Nicolás de Cárdenas

Por presentada con el cuaderno por testimonio que refieren. [f 728 v.] Se le dé a estas partes el
testimonio como lo piden, y entrégueseles uno y otro, que para ello y su mayor validación interponía
e interponga toda mi autoridad y decreto judicial en cuanto puedo y hay derecho, y hágaseles saber.

Proveído
Don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo de estas villas de Medellín en ella en
seis de marzo de mil setecientos y treinta y dos años con testigos por falta de escribano.

[Firmas] Don Diego de Molina Beltrán Testigo José León de Zamarra

Testigo Juan Flórez Paniagua

Yo, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo, en cumplimiento de lo mandado,
hago sacar, y se sacó, el testimonio que se pide que se expresara al pie de la letra es como se sigue:

53
El tesorero Mateo Álvarez, vecino de esta villa, ante vuestra merced parezco como más haya lugar
en derecho y me convenga y hago presentación con el juramento necesario de un cuaderno por
testimonio de informaciones, privilegios y nobleza a mí pertenecientes por mi padre. Y para efectos
que me convengan se ha de servir vuestra merced de mandar se me dé del autorizado en pública
forma y manera que haga fe. Y que a continuación de esta, y decreto que a ella se sirviere de proveer
por venir como viene en papel del segundo sello. Y hecho [f 729 r.] que dicho cuaderno y testimonio
que pido se me entregue y devuelva, que es de justicia y ella, mediante a vuestra merced pido y
suplico que, habiendo por presentado el dicho cuaderno que refiero, mande darme el testimonio
según y como le pido que en ello recibiré merced con justicia, y juro lo necesario, etc.

Mateo Álvarez del Pino Urnieta

54
Por presentada con el instrumento que refiere, se le dé a esta parte el testimonio como lo pide, y
devuélvasele original uno y otro. Y para ello interponía, e interpongo, mi autoridad y judicial decreto,
para que haga fe según derecho. Lo proveí yo, el sargento don Domingo Ibáñez Cataño, alcalde

53
Petición
54
Decreto
ordinario en esta villa de Medellín en ella en veinte y cinco de febrero de mil setecientos y treinta
años con testigos por falta de escribano.

Domingo Ibáñez Cataño Testigo José León de Zamarra

Testigo Juan Flórez Paniagua

Falta en el original la primera hoja del que presento el escrito y lo rubrico.

Cataño

En virtud de lo mandado hice sacar, y se saca, el testimonio que al pie de la letra es como se sigue:

55
Y digo se sirva de darme con pie y cabeza del testamento que mi tatarabuelo, el alférez general
Alonso Arcos Cortés, otorgó en esta ciudad cláusula [f 729 v.] en que declara las veces que fue
casado, y los hijos legítimos que por su fin y muerte dejo, y asimismo un tanto autorizado de la
ejecutoría de armas y nobleza que por sus méritos le dio su majestad a dicho alférez general Alonso
de Arcos Cortés, mi tatarabuelo, de cuyas honras y excepciones gozo, y han estado gozando todos
los descendientes, y siendo yo uno de ellos y su heredero se ha de servir vuestra merced, y se lo
suplico de darme un tanto autorizado en pública forma y manera que haga fe para los efectos que
me convengan y por ser justo y conforme a derecho el que se me dé a vuestra merced, pido y suplico
se sirva de darme dicha cláusula con pie y cabeza del testamento que otorgó al alférez general
Alonso Arcos Cortés, mi tatarabuelo.

55
Testimonio
Y asimismo, tanto de la ejecutoría y merced mencionada como a heredero, y a quien
inmediatamente le toca, que en hacerlo así lo recibiré merced con justicia, la cual pido y juro en
forma en lo necesario, etc.

Juan Matías del Pino

56
En la ciudad de Cartago en nueve días del mes de diciembre de mil setecientos y setenta, ante mí,
el capitán José de Hinestroza Quintero, príncipe, alférez real y alcalde ordinario en dicha ciudad, por
ausencia de los propietarios, se presentó esta petición, y por mi vista, y ser justificado lo que la parte
pide, debo de mandar, y mando, se le dé [f 730 r.] por testimonio la cláusula que consta se refiere
con pie y cabeza del testamento que otorgó el alférez general Alonso Arcos Cortés, tatarabuelo de
esta parte, y en atención de ser legítimo heredero el bachiller Juan Matías del Pino del alférez
general Alonso Arcos Cortés, se le dé el tanto que pide de la ejecutoría armas y memorial real, para
que goce como uno de sus herederos de la merced y excepciones que su majestad le hace.

Y para ella dé el papel de segundo sello, y los derechos que estoy pronto, se le dé según lo que pide.
Así lo proveí y firmé por mí y ante mí con testigos por falta de secretario.

José de Hinestroza Quintero, príncipe Testigo Gregorio López de la Parra

Testigo Cipriano de la Cruz

57
En la ciudad de Cartago, este dicho día, mes y año, dichos yo, el dicho alcalde ordinario, notifiqué
el auto de suso al bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en dicha ciudad por el señor
gobernador y capitán general de estas provincias, en su persona que lo oyó, lo certificó y lo firmó
con testigos por falta de escribano.

56
Decreto
57
Notificación
José de Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Gregorio López de la Parra

Testigo Cipriano de la Cruz

58
Don Felipe por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de [f 730
v.] Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de
Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Alejandría, de Gibraltar,
de las islas de Canarias, de las Indias, islas y tierra firme del mar océano, conde de Barcelona, señor
de Vizcaya y de Molina, duque de Atenas, de Neopatria, conde de Rosellón, Cerdaña, marqués de
Oristán, y de Brabante y de Molina, conde de Ostarte [sic] y de Tirol, etc. Por cuanto vos, Alonso
Arcos Cortés, residente y vecino de las provincias de Popayán, que son en las nuestras Indias del
mar océano, me habéis hecho relación que bien sabíamos, y nos era notorio lo mucho y bien que
nos habéis servido así en aquella tierra como en las provincias del Perú de veinte años a esta parte
especialmente en la conquista y población de la ciudad de Zamora, que es en las dichas provincias
del Perú, donde servisteis de alférez general.

Y asimismo, en otras conquistas, entradas, poblaciones de villas y ciudades que se han ofrecido en
el dicho tiempo en aquellas provincias, y lo mismo habéis hecho en deshacer los tiranos que contra
nuestro real servicio se han levantado, hallándonos con [f 731 r.] vuestro cuerpo, armas y caballos
a las batallas contra ellos, todo a vuestra costa y mención, teniendo de ordinario vuestras armas,
caballos y negros, y que, además de haber gastado muchos millares de pesos de oro, recibiendo
heridas en vuestro cuerpo, derramando mucha sangre, pasasteis muchos trabajos, graves
necesidades, peligros y riesgos de muerte.

Y por todos estos trabajos y servicios tuvisteis por bien de pedirnos por merced os mandásemos dar
por armas un escudo partido en tres partes que la mitad del que es la parte superior un hombre
armado con muchos penachos encima del capacete con un estandarte de a caballo en las manos
para entrar en un rio, y sobre el rio a la mano izquierda una como ciudad, y al pie de ella unos árboles
verdes en campo de cielo, y en el cuarto de la mano derecha de abajo una media luna en campo
azul, y en el otro cuarto de mano izquierda nueve estrellas de oro en campo colorado con ocho

58
Cédula
cabezas de tigres degollados en campo de oro con un letrero entre ellas que diga: 59dextera Domini
fecit virtutem y un yelmo con sus penachos y por divisa una [f 731 v.] fortaleza; que del homenaje
de ella salga un brazo armado con un estandarte colorado en la mano y sus trascolores [sic] y
dependencias a follajes60de azul y oro la mitad, y la otra mitad colorados y de plata, o como la
nuestra fuere y nosotros, teniendo respecto a vuestros servicios, y para que nos dé, y de ellos que
de perpetua memoria, por la presente os hago merced y queremos y mandamos que podáis traer y
tener por vuestras armas conocidas las armas que de suso hacéis mención y habéis presentado, y
aquí van, las cuales os damos, y es nuestra merced y voluntad para vos y vuestros hijos y
descendientes de que de vos y de ellos, y cada uno de ellos y vuestros hermanos y herederos, y en
las de cada uno de ellos, y en las otras partes y lugares que vos y ellos fueren.

Y por bien tuviereis y por nuestra carta o por su traslado signado de secretario público, encargamos
al serenísimo príncipe don Carlos, nuestro caro y muy amado hijo, y mandamos a los infantes,
prelados, duques, marqueses, condes, ricos, hombres, maestres de las órdenes, priores,
comendadores y subcomendadores, alcaldes de los castillos y casas fuertes y llanas, y a los de
nuestro [f 732 r.] consejo, presidente y oidores de las nuestras audiencias y cancillerías reales de las
nuestras indias, islas y tierra firme del mar océano y a todos los corregidores, gobernadores,
alcaldes, alguaciles, regidores, caballeros, escuderos y hombres buenos de las villas y lugares de las
dichas nuestras Indias, y así los que ahora son, como los que serán de aquí en adelante cada uno y
cualesquiera de ellos en sus lugares y jurisdicciones que vos guarden y cumplan, y hagan guardar y
cumplir a vos.

Y a los dichos vuestros hijos, hermanos y descendientes de vos y de ellos la dicha merced de que
vos hacemos de las dichas armas y las tengan por vuestras conocidas y vos las dejen a vos, y de ellas
y a vuestros descendientes, y de vos y de ellos como de tales poner, traer y hacer que en ello ni en
parte de ello embarazo ni contrario alguno vos no pongan ni consientan poner en tiempo alguno
por ninguna manera so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para nuestra cámara a
cada uno que lo contrario hiciere. Hecho en Escurial a trece de noviembre [f 732 v.] de mil y
quinientos y setenta y cuatro años.

59
Nota: El subrayado corresponde al original
60
Adornos
Yo el rey

Yo Francisco de Erazo, secretario de su majestad real, la hice escribir por su mandado.

Yo Diego Gómez Morcillo, secretario de su majestad, público y del número de esta ciudad de
Popayán, cabeza de gobernación, este traslado hice sacar de su original, y va cierto y verdadero de
mandato del capitán Gonzalo López Prieto, teniente de gobernador y justicia mayor en esta ciudad
que aquí firmo.

Gonzalo López

Interpuso su autoridad y decreto judicial en cuatro de mayo de mil seiscientos y cuarenta y nueve,
y lo signo y firmo.

En testimonio de verdad,

Diego Gómez Morcillo, escribano de su majestad y público

Yo, el capitán José de Hinestroza Quintero, príncipe alférez real, por merced del rey nuestro señor
y alcalde ordinario en esta ciudad de Cartago, por ausencia de uno de los propietarios a pedimento
que está puesto por cabeza del bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en dicha ciudad por
el señor maestro de campo don Gabriel Díaz de la Cuesta, gobernador y capitán general de esta
provincia [f 733 r.] y gobernación de Popayán, hice sacar, y se sacó, este traslado desde otro traslado
que está en poder de doña María Laínez de los Arcos, vecina de esta ciudad. Va cierto y verdadero,
corregido y concertado porque concuerda con el traslado do fue sacado, lo cual certifico, y para ello
interpongo mi autoridad y decreto judicial en cuanto puedo y haya lugar.
Y lo firmo con los testigos que se hallaron presentes a lo ver, corregir y concertar por falta de
escribano en Cartago en once días del mes de diciembre, año de mil y setecientos y setenta.

José Hinestroza Quintero Príncipe Antonio de Toro

Cipriano de la Cruz

61
Vos, el cabildo, justicia y regimiento de esta ciudad de Cartago es a saber el capitán Diego de Rada
Prieto, alcalde ordinario de dicha ciudad, y el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez
real y alcalde ordinario por ausencia del propietario es por la razón tal alcalde de ordinario como se
nombra y que a sus autos escritos y escrituras se les da entera fe y crédito en juicio y fuera de él. Así
lo certificamos y firmamos ante testigos por falta de escribano público ni real.

Diego de Rada Prieto José de Hinestroza Príncipe

Juan Álvarez del Pino [f 733 v.] Antonio Becerra Aníbal

62
El bachiller Juan Matías del Pino, vecino de la ciudad de Cali y juez comisionario en esta ciudad de
Cartago, Buga, Anserma, Toro y Arma, por el señor maestro de campo don Gabriel Díaz de la Cuesta
gobernador y capitán general de estas provincias y gobernación de Popayán como más haya lugar
en derecho, y al mío convenga, parezco ante vuestra merced y digo se sirva de darme con pie y
cabeza del testamento de mi tatarabuelo, el alférez general Alonso Arcos Cortés, que otorgó en esta
ciudad la cláusula en que declara las veces que fue casado y los hijos legítimos que por su fin y
muerte dejo. Y asimismo un tanto autorizado de la ejecutoría de armas y nobleza que por sus
méritos le dio su majestad a dicho alférez general Alonso Arcos Cortés, mi tatarabuelo, de cuyas

61
Comprobación
62
Petición
armas y ejecutorías gozó y han estado gozando todos sus descendientes, y siendo yo uno de ellos,
y su heredero, como a vuestra merced le consta, se hace servir, y lo suplico de darme un tanto
autorizado en pública forma y manera que haga fe para los éxitos que me convengan, y por ser justo
y conforme a derecho el que se me dé, a vuestra merced pido y suplico se sirva de darme dicha
cláusula con pie y cabeza del testamento que otorgó el alférez general Alonso Arcos [f 734 r.] Cortés,
mi tatarabuelo, y asimismo, tanto de la ejecutoría y merced mencionada como a heredero y a quien
inmediatamente le toca. Que en hacerlo así recibiré merced con justicia, la cual pido y juro en forma
y en lo necesario, etc.

Juan Matías del Pino

63
En la ciudad de Cartago, en nueve días del mes de diciembre año de mil y seiscientos y setenta
ante mí, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario por ausencia
de los propietarios, se presentó esta petición, y por mi vista y ser justificado la que la parte pide,
debo de mandar, y mando, se le dé por testimonio la cláusula que en ésta se refiere con pie y cabeza
del testamento que otorgó el alférez general Alonso Arcos Cortés, tatarabuelo de esta parte. Y en
atención de ser legítimo heredero, el bachiller Juan Matías del Pino, al alférez general Alonso Arcos
Cortés se le dé el tanto que pide de la ejecutoría de armas y merced real para que goce como uno
de sus herederos de la merced y excepciones que su majestad le hacía para ello del papel del
segundo sello y los derechos que estoy presto, se le dé según [f 734 v.] que pide. Así lo proveo y
firmo por mí y ante mí con testigos por falta de escribano.

José de Hinestroza Quintero Príncipe

Testigo Cipriano de la Cruz Testigo Gregorio López de la Parra

63
Auto
64
En la ciudad de Cartago este dicho día, mes y año, dichos yo, el dicho alcalde ordinario, notifiqué
el auto de suso bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en dicha ciudad por el señor
maestro de campo don Gabriel Díaz de la Cuesta, gobernador y capitán general de estas provincias,
en su persona que lo oyó, lo certificó y firmó con testigos por falta de escribano.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Cipriano de la Cruz

Testigo Gregorio López de la Parra

65
En el nombre de Dios nuestro señor Jesucristo y de la siempre santísima María, su madre, sepan
los que esta escritura vieren como yo Arcos Cortés, vecino de esta ciudad de Cartago que es en estas
provincias y gobernación de Popayán de las Indias del mar océano, hijo legítimo que fui de Gómez
Arcos, solicitador que fue muchos años del condado de Medellín en la corte y en Granada, en
España, y de Catalina Redondo Mateos, su legítima mujer que los deudos de un apellido la llamaban
Catalina Redondo, y los deudos del otro [sic] […] del otro apellido Catalina Mateos, [f 734 r bis.] 66
naturales que fueron del lugar de Don Benito, jurisdicción de Medellín, difuntos que sean en gloria,
revocando como ante todas cosas revoco, anulo, cancelo y doy por ninguno un testamento que
tengo hecho y otorgado ante el presente escribano en esta ciudad de Cartago, que quiero que no
valga ni haga fe en juicio ni fuera de él, bien así como si no lo hubiera otorgado, que quiero que este
al presente haga valer y haga fe por mi testamento y codicilo67, última y postrimera voluntad, y
estando como estoy enfermo, pero en mi seso, memoria y entendimiento, cual dios fue servido me
le dé, y confieso que creo fiel y católicamente en el misterio de la santísima trinidad padre, hijo y
espíritu santo, tres personas y una sola esencia, y todo aquello que tiene, cree y confiesa la santa
iglesia romana, y debajo de esta católica fe y creencia protesto de vivir y morir, y si lo que Dios
nuestro señor no permita por persuasiones del demonio o por dolencia grave en el artículo de mi
muerte, o en otro cualquier tiempo alguna cosa contra lo que confieso y creo, hiciere, dijere o

64
Notificación
65
Cabeza de testamento
66
Así está foliado
67
Instrumento en que se declara por escrito la última voluntad para quitar o añadir algo al testamento, o
declarar lo dispuesto en él.
mostrare, lo revoco, y con esta invocación divina haga y ordene mi testamento y última voluntad en
la memoria y siguiente [f 734 v bis.] cláusula:

Ítem. Declaro que yo he tenido y tengo en las Indias por mujer a doña Isabel de Losno, con la cual
tuve seis hijos, que al presente son vivos cinco sin otros niños que murieron chiquitos que son los
que ahora viven: mi hijo el capitán Rodrigo de los Arcos, Ríos y Gómez de los Arcos, y tres hijas:
Catalina, María y Elvira, y las dos son casadas, y a María he dado lo que he podido a cuenta de dote.
Y a Elvira por ser pequeña doncella mandó a mis hijos y herederos que trabajen para ponerla en
estado o meterla monja religiosa, y en esto encargo mucho su consciencia al dicho capitán mi hijo,
que como hijo mayor y sucesor de los indios lo haga así. Y al presente estoy casado con doña Beatriz
de Salazar, con la cual tengo una hija llamada María, y mando se le devuelvan y restituyan de mis
bienes a la dicha doña Beatriz seiscientos pesos de oro de veinte quilates que recibí en dote con ella.

Ítem. Digo y declaro que la causa y razón principal porque al presente estoy adeudado, y lo estado
hasta ahora siempre ha sido y es por los grandes gastos que he tenido y hecho para que se me
diesen los indios que tengo y poseo, porque con haber casi cincuenta años que los trabajos en
conquistas de indios y en guerras de españoles sirviendo a su majestad y trayendo las armas a
cuestas desde las charcas hasta Antioquia [f 735 r.] por las muchas malicias y remisiones que ha
habido en los gobernadores de estas partes y en otros jueces en cumplirme cinco cédulas reales que
del rey nuestro señor tengo en que manda que se me dé comer en galardón de mis servicios. No lo
han hecho antes de más de muchos trabajos de mi persona y millares de leguas que me han hecho
andar; que he ido a España dos veces sobre ello, y otras muchas que he ido y venido a las audiencias
me he adeudado y gastado en haber y conseguir los indios; que poseo mucha cantidad de pesos de
oro más; que ellos valen porque como es cosa notoria en esta gobernación y en la real audiencia del
Nuevo Reino, donde he litigado.

Me cuesta el pueblo de Cartaya más de tres mil pesos de oro, porque la real audiencia me los dio
con cargo que pagase en la real caja mil doscientos pesos que debía 68 el contador Aranda, cuyos
eran y con los tercios que hice para el dicho efecto, y trescientos pesos que di a Guillermo Martínez
para que se desistiese de la suplicación que había hecho para España contra mí, en contra y más de
mil pesos que había yo gastado en el pleito, me constaron los dichos indios más de los dichos tres
mil pesos y mil seiscientos pesos que para que al capitán al capitán Alameda y a Ambrosio de

68
Así está
Miranda cuando tuve los pueblos de Samba [sic] y Cártama, y más % de otros mil pesos que gasté
en ir y venir a la real audiencia muchas veces, defendiendo la injusta pensión [f 735 v.] que me echó
el gobernador don Jerónimo sobre el pueblo de Saracua [sic] que me encomendó, por manera que
los gastos y costas que ha hecho valen mucho más que los indios que tengo, a cuya causa nunca me
he podido desadeudar, y de los propios indios que tengo proceden las deudas que de presente tengo
atento, a lo cual mando al dicho mi hijo Rodrigo de los Arcos, sucesor en los dichos indios porque
todas las dichas deudas que debo, pues conforme a conciencia y justicia es justo que las pague pues
proceden del valor de los dichos indios que dejo.

Y con este cargo le dejo la dicha sucesión que descargue mi consciencia y que no la pueda poseer
con buena conciencia, haciendo al contrario de esto, y a los jueces de su majestad les pido y requiero
se compelen a ello de más de lo cual le dejo una memoria para que pueda cobrar casi dos mil pesos
para cumplimiento y henchimiento de este mi testamento, y que se cobre o no lo contenido en
dicha memoria, todavía se ha tenido al cumplimiento de lo contenido en este mi testamento.

69
Y para cumplir y pagar este mi testamento, y lo contenido en él, dejo y nombro por mis albaceas
y testamentarios al padre vicario Alonso de Aponte y al presente escribano Francisco Caballero, y a
Francisco Ruíz de Zurita, el mozo, y al dicho capitán Rodrigo de los Arcos, mi hijo, a los cuales y a
cada uno de ellos, in sólidum70, doy poder para que por su autoridad judicialmente puedan entrar
[f 736 r.] en mis bienes y tomar los que bastaren y venderlos en almoneda o fuera de ella para el
dicho efecto, lo cual puedan hacer aunque sea pasado el año del albaceazgo e instituyó por mis
legítimos y universales herederos a los dichos capitán Rodrigo de los Arcos, Gómez de los Arcos,
Catalina, María y Elvira, mis hijos, y de la dicha doña Isabel, difunta, y sea en gloria, y a María la niña
chiquita, mi hija, y de la dicha doña Beatriz, los cuales hayan de heredar los dichos mis bienes, y
revoco y doy por ningunos, como tengo dicho y declarado el testamento que tengo hecho en esta
ciudad ante el presente escribano.

Y otras cualesquiera que antecede hubiese hecho testamentos codicilo que no valgan ni hagan fe
en julio ni fuera de él, salvo este que mi testamento que ahora hago que quiero que valga por tal, o
por mi codicilo, o por mi final y última voluntad, o en aquella mejor forma y manera que haya lugar
de derecho.

69
Pie
70
Facultad que se concede a los testamentarios para que cualquiera de ellos pueda obrar por sí solo.
En testimonio de lo cual lo otorgué en la manera que dicho es ante el presente escribano de su
majestad y testigos iuso escritos en estas tres hojas de papel de pliego entero con estas en que va
mi firma, que es hecho y otorgado en dicha ciudad de Cartago hoy veinte y dos días del mes de abril
de mil quinientos y noventa.71 [f 736 v.] y tres años, siendo presentes por testigos al dicho
otorgamiento Álvaro Duarte Lezcano, Juan del Castillo, Francisco Lingan y Jerónimo Ruíz de Guerra,
vecinos presentes en esta ciudad y el otorgante, a quien doy fe que conozco. Lo firmó de su nombre
en este registro y asimismo lo firmaron los dichos testigos.

Arcos Cortés Álvaro Duarte Lezcano Jerónimo Ruíz de Guerra

Francisco Jurado Francisco Lingan

Pasó ante mí,

Francisco Caballero, escribano de su majestad

Yo, el capitán José Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en dicha ciudad de
Cartago, por ausencia de los propietarios saqué este traslado de su original a pedimento del bachiller
Juan Matías del Pino, fue comisionario en dicha ciudad por el señor maestro de campo don Gabriel
Díaz de la Cuesta, gobernador y capitán general de estas provincias y gobernación de Popayán, por
su majestad va cierto y verdadero, corregido y concertado a que en lo necesario me remito. Y queda
su original en poder del capitán Ambrosio Becerra Aníbal, y para que conste lo firmó ante mí y por
mi falta de escribano público ni real con testigos

71
Nota: El subrayado pertenece al original.
Que se hallaron presentes a lo ver, corregir y comprobar, lo firmaron conmigo en esta ciudad de
Cartago en diez del mes de diciembre del año de mil [f 737 r.] seiscientos y setenta.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Cipriano de la Cruz

Maldonado Juan Álvarez del Pino Ambrosio Becerra Aníbal

72
El cabildo, justicia y regimiento de esta noble y real ciudad de Cartago es a saber el capitán Diego
Roda Prieto, alcalde ordinario en dicha ciudad, y el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe,
alférez real y alcalde ordinario en ella por ausencia de uno de los propietarios, certificamos en forma
debida de derecho como el tal capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, de quien va autorizado
este traslado, es tal capitán ordinario por ausencia de uno de los propietarios, y que a sus autos y
traslados se ha dado y da entera fe y crédito, y se está a ellos como hechos y seguidos por juez
legítimo, lo cual certificamos, y para ello interponemos nuestra autoridad y decreto judicial, y lo
firmamos con los testigos por falta de escribano nos asistieron en esta ciudad de Cartago en diez
días del mes de diciembre año de mil y seiscientos y setenta.

Diego de Roda Prieto José de Hinestroza Quintero Príncipe

Gregorio López de la Parra Cipriano de la Cruz Maldonado

[f 737 v.] 73El bachiller Juan Matías del Pino, natural de la ciudad de Antioquia, vecino de la ciudad
de Cali y juez comisionario en ésta por el señor maestro de campo don Gabriel Díaz de la Cuesta,
gobernador y capitán general de estas provincias y gobernación de Popayán, premisas las

72
Comprobación
73
Petición
solemnidades del derecho, ante vuestra merced parezco y digo que a mi derecho conviene dar
información, y en ella probar la antigua limpieza de que provengo, sucediéndose mis ascendientes
unos de otros, así de legítimo matrimonio como de personas nobles, limpias de toda mala raza y los
testigos que presentare se ha de servir vuestra merced, y lo suplico de examinarlos al tenedor de
mí:

1ra pregunta. Interrogatorio que es como se sigue: Primeramente, si saben que doña Justina de los
Arcos Cortés, mi abuela, fue hija legítima del capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio, mis
bisabuelos, y si por personas nobles y meritorias fueron estimados y tenidos por tales digan.

2da. Si saben que Diego Álvarez del Pino, mi padre, fue hijo legítimo de la dicha doña Justina de los
Arcos Cortés y del capitán Diego Álvarez del Pino, mis abuelos, y si por persona noble y meritoria no
fue el dicho mi padre tenido y estimado por tal digan.

3ra. Si saben que soy hijo legítimo de Diego Álvarez [f 738 r.] del Pino y de Beatriz de Tabárez, mi
madre, digan.

4ta. Si saben que dicha Beatriz de Tabárez, mi madre, es hija legítima del capitán Martín de Tabárez
y de Juana de Morga, mi abuela, y si son personas nobles, tenidas y reputadas por tales, digan.

5ta. Si saben de su vida y costumbres de vista pública, de su voz y fama.

6ta. Si saben que mis ascendientes han servido a su majestad como leales vasallos suyos así en varias
conquistas en que se ejercitaron como en oficios reales que obtuvieron, digan.

7ma. Si saben que el rey nuestro señor, dándose por bien servido, les ha hecho mercedes en premio
de sus méritos, digan.

8va. Si saben qué vida y procedimientos han sido y son los de mis padres, y qué ejemplo han dado
en la ciudad de Antioquia, digan.

9na. Digan de público y notorio, pública voz y fama, por cuyas preguntas se servirá vuestra merced
de hacer la dicha información que ofrezco, y hecha, darme el testimonio o testimonios que me
convengan; que en ello recibiré merced con 74justicia, y para ella, a vuestra merced [sic] arma, pido
y suplico se sirva de recibirme la información [f 738 v.] que ofrezco y demás contenido en este mi

74
Así está
pedimento, que en hacerlo así distribuirá justicia, la cual pido y juro en debida forma, y en lo
necesario, etc.

Juan Matías del Pino

75
Por presentada esta petición y esta parte de la información que ofrece, y hecha, se le den los
testimonios que pidiere y le fueran convenientes. Proveyó este decreto el capitán José de Hinestroza
Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en esta ciudad de Cartago y su jurisdicción, por su
majestad en primero de diciembre año de mil y seiscientos y setenta ante sí por falta de escribano,
y en presencia de testigos que asistieron y firmaron.

José Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Gregorio López de la Parra

Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

76
En primero de diciembre de mil seiscientos y setenta, en esta ciudad de Cartago yo, el capitán José
de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en dicha ciudad, leí y notifiqué este
decreto al bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en esta jurisdicción por el señor
gobernador y capitán general de ella en su persona, que de ello doy fe y lo firmo con los testigos
que me asistieron por [f 739 r.] no haber escribano.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Gregorio López Paredes

Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

75
Decreto
76
Notificación
77
En la ciudad de Cartago, en primero de diciembre del año de mil seiscientos y setenta, para la dicha
información, el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en ella y su jurisdicción por el señor
gobernador y capitán general de las provincias de Popayán, presento por testigo a Alonso de Paiba,
vecino de esta dicha ciudad, de quien recibí juramento por Dios nuestro señor y una señal de cruz
que hizo en forma debida de derecho, debajo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y le
fuere preguntado, y siendo examinado al tenedor del interrogatorio presentado, dijo:

A la primera pregunta que sabe de cierto que doña Justina de los Arcos Cortés fue hija legítima del
capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio, la cual dicha doña Justina, habiendo nacido en
esta dicha ciudad, la llevaron pequeña a la ciudad de Arma, donde se crio; y asimismo, dice el
declarante, que supo que se había casado en la dicha ciudad de Arma con el capitán Diego Álvarez
del Pino, y que asimismo, fueron personas nobles de toda calidad, y por ello y sus buenos
procedimientos, tuvieron [f 739 v.] todo lugar y estimación, y esto responde.

A la segunda pregunta dijo este declarante que oyó decir a Pedro Arcos Osorio que la dicha doña
Justina tuvo de legítimo matrimonio por hijo a Diego Álvarez del Pino, hijo asimismo del capitán
Diego Álvarez del Pino, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo este declarante que ha oído comúnmente decir por cierto y verdadero,
pública voz y fama, que el bachiller Juan Matías del Pino es hijo legítimo de Diego Álvarez del Pino y
de Beatriz de Tabárez, y que la causa de no saberlo por vista de ojos es porque los dichos Diego
Álvarez del Pino y Beatriz de Tabárez han sido vecinos de la ciudad de Antioquia, a donde este
declarante no ha ido, y esto responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante, siendo examinado en ella, que por la misma razón de
haber sido el capitán Martín de Tabárez y Juana de Morga vecinos de la ciudad de Antioquia, no
sabe por vista de ojos ser la dicha Beatriz de Tabárez hija del capitán Martín de Tabárez y Juana de
Morga, pero que sabe por haberlo oído comúnmente a todos por cierto y verdadero ser la dicha
Beatriz de Tabárez hija legítima del capitán Martín de [f 740 r.] Tabárez y de la dicha Juana de Morga,
y que asimismo sabe este declarante que son personas nobles, tenidas y reputadas por tales, y esto
responde.

77
Declaración
A la quinta pregunta dice este declarante que los antepasados del bachiller Juan Matías del Pino, así
tatarabuelos como bisabuelos, han servido al rey nuestro señor así en conquistas que se han hecho
como en oficios reales que han obtenido, dando de uno y otro muy buena cuenta, y esto responde.

A la sexta pregunta dice este declarante que sabe de cierto que su majestad, dándose por bien
servido de los antecesores del bachiller Juan Matías del Pino, los premió e hizo mercedes, dándole
cédula de rentas y ejecutoría de armas y nobleza que hoy poseen, y esto responde.

A la pregunta que se sigue, dice este declarante que es pública voz y fama, con la notoriedad con
que lo ha oído, que los padres del dicho Juan Matías han sido de honrados procedimientos, y esto
responde.

A la última pregunta, pregunta de lo público y notorio, pública voz y fama, y dice serlo todo lo que
lleva dicho y ser verdad so cargo el juramento que hecho tiene en que, siéndole leído, se afirmó y
ratificó [f 740 v.] que, si necesario es, lo dice de nuevo, y que es de edad de setenta años, poco más
o menos, y que no le tocan las generales de la ley. Y lo firmó conmigo el dicho alcalde ordinario y
testigos que, por no haber escribano público ni real, me asistieron.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Alonso López de Paiba

Gregorio López de la Parra Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

78
En la ciudad de Cartago, en este dicho día, mes y año, dichos ante mí el capitán José de Hinestroza
Quintero Príncipe, alférez real, alcalde ordinario en ella y su jurisdicción por su majestad, el bachiller
Juan Matías del Pino, juez comisionario en ella y su jurisdicción por el señor gobernador y capitán
general de estas provincias, para la dicha información, presentó por testigo a Felipe de Alarcón,
vecino de esta ciudad del cual por dios nuestro señor y una señal de cruz que hizo en forma de
derecho debajo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y fuere preguntado, y siendo
examinado al tenedor del interrogatorio presentado de la primera pregunta dijo que ha oído por
cierto, público y notorio, haber sido hija legítima [f 741 r.] doña Juana de los Arcos, del capitán

78
Testigo
Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio. Y asimismo dice este declarante que conoció a la dicha
doña Justina de los Arcos más a de cincuenta años en el Valle de Aburrá, con su casa y familia, y que
fueron las personas mencionadas personas nobles y meritorias, tenidas y reputadas por tales, y
responde.

A la segunda pregunta dice este declarante que sabe por vista de ojos ser hijo legítimo de Diego
Álvarez del Pino de doña Justina de los Arcos y del capitán Diego Álvarez del Pino, y que fueron
personas nobles y de calidad, y méritos. Y por ellos fueron tenidos y reputados por tales, y esto
responde.

A la tercera pregunta dice este declarante que conoce y sabe por vista de ojos ser hijo legítimo el
bachiller Juan Matías del Pino de Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, y esto responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante que sabe por vista de ojos ser la dicha Beatriz de Tabárez,
hija legítima del capitán Martín de Tabárez y de Juan de Morga, y que los conoció por personas
nobles y de toda calidad, y esto responde.

[f 741 v.] A la quinta pregunta dice este declarante que, de vista y oída, y público y notorio, ha visto
y tiene por cierto que los dichos abuelos y padres del bachiller Juan Matías del Pino han sido y son
reputados y tenidos por personas nobles y de procedimientos honrados, habidos y tenidos por tales,
y esto responde.

A la sexta pregunta dice este declarante que los ascendientes, de donde provienen el dicho bachiller
Juan Matías del Pino, han servido a su majestad así en conquistas que han hecho como en oficios
reales que han obtenido, dando ellos muy buena cuenta, y esto responde.

A la séptima pregunta dice este declarante que, en remuneración de los servicios que han hecho los
ascendientes del bachiller Juan Matías del Pino, su majestad, dándose por bien servido, les ha hecho
varias mercede, y en particular una ejecutoría de nobleza de que están todos los suyos actualmente
gozando, y que esto lo sabe por haberlo visto, y responde.

A la octava pregunta dice este declarante que han tenido y tienen los padres del bachiller Juan
Matías del Pino, han sido [f 741 bis r.] y son muy honrados por cristianos y de toda estimación, y
esto responde.

A la última pregunta dice este declarante de lo público y notorio, pública voz y fama, serlo todos lo
que lleva dicho y su verdad so cargo del juramento, y siéndole leído se afirmó y ratificó en él, y si
necesario fuera lo dice de nuevo. En las generales de la ley dice ser deudo del dicho Juan Matías del
Pino con una prima suya más que no por eso ha dejado de decir la verdad, y que es de edad de
setenta y cuatro años, poco más o menos, y lo firmó conmigo el dicho alcalde ordinario y los testigos,
que por no haber escribano me asistieron y firmaron.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Felipe Sánchez de Alarcón

Cipriano de la Cruz Maldonado Gregorio López de la Parra

79
En la ciudad de Cartago este dicho día, mes y año, dichos ante mí el capitán José Hinestroza
Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en ella por su majestad, para la dicha información
el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en ella y su jurisdicción por el señor gobernador
y capitán general de estas provincias, presento por testigo al capitán Santiago Bruno, vecino de esta
dicha ciudad, del [f 741 bis v.] cual recibí juramento por dios nuestro señor y una señal de cruz que
hizo, en forma de derecho, debajo del cual prometió decir verdad de lo que supiere, y siéndole leído
el interrogatorio, dijo:

A la primera pregunta, que ha oído decir públicamente que doña Justina de los Arcos Cortés fue hija
legítima del capitán Gómez Arcos y de Catalina Osorio, bisabuelos del bachiller Juan Matías del Pino,
y que fueron tenidos y estimados por personas nobles y de toda calidad, esto responde.

A la segunda pregunta dice este declarante que ha oído decir que Diego Álvarez del Pino, padre del
dicho Juan Matías del Pino, fue hijo legítimo de la dicha doña Justina de los Arcos Cortés y del capitán
Diego Álvarez del Pino, abuelos del dicho bachiller Juan Matías del Pino, y que fueron personas
nobles, habidos y tenidos por tal, y esto responde.

A la tercera pregunta, dice este declarante que sabe y ha visto que el dicho bachiller Juan Matías del
Pino es hijo legítimo de Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, y esto responde.

79
Declaración
A la cuarta pregunta, dice este declarante que sabe que Beatriz de Tabárez es hija legítima del
capitán Martín de Tabárez y de Juana de [f 742 r.] Morga, abuelos del dicho bachiller Juan Matías
del Pino, y que son personas nobles, tenidas y reputadas por tales, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo este declarante que sabe, por haberlo visto, que los ascendientes del dicho
bachiller Juan Matías del Pino han procedido muy honradamente por personas nobles de todo
respeto y veneración, y que por serlo han sido tenidos por tales, y esto responde.

A la sexta pregunta dice este declarante que todos los ascendientes y deudos del dicho bachiller
Juan Matías del Pino han servido a su majestad en conquistas que han hecho como en oficios reales
que han obtenido, y que de todos ellos han dado como hombres nobles y de muy buena cuenta, y
esto responde.

A la séptima pregunta dice este declarante que sabe y tiene por cierto por ser público y notorio que
por los dichos servicios y oficios que han obtenido los ascendientes del bachiller Juan Matías del
Pino, dándose por bien servido por ellos, su majestad les ha hecho mercedes en premio y
remuneración de sus méritos, y esto responde.

A la octava pregunta, dice este declarante que conoció en el Valle de Aburrá a los padres del dicho
bachiller Juan Matías del Pino, y que han dado muy [f 742 v.] buen ejemplo con su vida y costumbres
así en aquel valle como en la ciudad de Antioquia, donde han sido respetados por tales, y esto
responde.

A la última pregunta, dice este declarante que todo lo que lleva dicho es público y notorio, cierto y
verdadero, por haber visto lo que refiere y ser pública voz y forma en que se afirmó y ratificó, siendo
esta la verdad so cargo del juramento que hecho tiene, y si es necesario lo vuelve a decir de nuevo
y que no le tocan las generales de la ley, y que es de edad de cuarenta años, y lo firmó conmigo el
dicho alcalde ordinario y los testigos, que por no haber escribano se hallaron presentes.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Santiago Bueno

Gregorio López de la Parra Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado


80
En la ciudad de Cartago, en dicho día, mes y año, dichos ante mí el capitán José de Hinestroza
Quintero Príncipe, alcalde ordinario y alférez real en ella y su jurisdicción por su majestad, para la
dicha información el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en esta dicha ciudad por el
señor gobernador y capitán general de estas provincias y su gobernación, presento por testigo a
Sebastián Rodríguez, [f 743 r.] vecino de esta dicha ciudad, del cual recibí juramento por Dios
nuestro señor y una señal de cruz que hizo en forma de derecho, debajo del cual prometió decir
verdad de lo que supiere y le fuere preguntado, y habiéndole leído el interrogatorio a la primera
pregunta dijo:

Que no sabe por no haber asistido en esta ciudad en la de Arma, ni en la de Antioquia a tiempo y
cuando pudiera conocer a las personas contenidas en esta pregunta, y esto responde.

A la segunda pregunta dice este testigo que supo y sabe que es hijo legítimo Diego Álvarez del Pino
del capitán Diego Álvarez del Pino y de doña Justina de los Arcos Cortés, por haberlo oído pública y
81
comúnmente decir, y que asimismo oyó comúnmente decir eran los suso referidos personas
nobles y por tales, y que por tales eran tenidos y respetados, y esto responde.

A la tercera pregunta dice este testigo que sabe ser el bachiller Juan Matías del Pino hijo legítimo de
Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, sus padres, y esto responde.

A la quinta pregunta dice este declarante que sabe [f 743 v.] es hija legítima Beatriz de Tabárez del
capitán Martín de Tabárez y de Juana de Morga, y que saben son personas nobles, habidas y
respetadas por tales, y esto responde.

A la sexta pregunta dice este testigo que no la sabe, y esto responde.

A la séptima pregunta dice lo que dicho tiene en la antecedente por no haber tenido comunicación
en el caso, y esto responde.

A la octava pregunta dice lo que dicho tiene en la quinta a que se refiere, y esto responde.

A la última y novena pregunta de lo público y notorio, pública voz y fama, dice serlo todo lo que
lleva dicho y ser verdad so cargo del juramento que hecho tiene, en que siéndole leído se afirmó y
ratificó, y si necesario fuere lo dice de nuevo, y que es de edad de sesenta y cinco años, y que no le

80
Testigo
81
Así está
tocan las generales de la ley. Y por no saber escribir firmó uno de los testigos que conmigo, el dicho
alcalde ordinario, firmaron por no haber escribano.

[f 744 r.] José de Hinestroza Quintero Príncipe

A ruego y por testigo,

Gregorio López de la Parra Cipriano de la Cruz Maldonado

82
En la ciudad de Cartago, este dicho día, mes y año, dichos ante mí, el capitán José de Hinestroza
Quintero Príncipe, alférez real, alcalde ordinario en ella y su jurisdicción, por su majestad para la
dicha información, el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionario en esta dicha ciudad por el
señor gobernador y capitán general en estas provincias, presento por testigo a Juan Rojas, vecino
de esta dicha ciudad, del cual recibí juramento por Dios nuestro señor y una señal de cruz que hizo
en forma de derecho, so cargo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y le fuere
preguntado, y siendo examinado al tenedor del interrogatorio presentado, a la primera pregunta
dijo que no conoció a doña Justina de los Arcos Cortés por haberla llevado a la ciudad de Arma pero
que supo haber sido hija legítima del capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio por habérselo
dicho a este declarante Pedro Arcos Osorio, hermano de la dicha doña Justina de los Arcos, y
asimismo dice este declarante supo fue la dicha doña Justina encomendera de la ciudad de Arma, y
esto responde.

[f 744 v.] A la segunda pregunta dice este declarante que sabe por público y notorio, pública voz y
fama, ser hijo legítimo Diego Álvarez del Pino, y que tuvo por padres a la dicha doña Justina de los
Arcos y al capitán Diego Álvarez del Pino, y a mayor abundamiento dice este declarante lo sabe con
certidumbre por haberlo dicho Pedro Arcos Osorio, hermano de le dicha doña Justina de los Arcos,
y que sabe que es gente noble y que doña María de los Arcos, hija legítima del capitán Alonso Arcos

82
Testigo
Cortés, hablando con este declarante, le dijo ser prima hermana suya la dicha doña Justina de los
Arcos y dicho Pedro Arcos Osorio, quienes por personas nobles fueron estimados, y esto responde.

A la tercera pregunta dice este declarante que ha oído pública y comúnmente decir es hijo legítimo
de Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez el dicho bachiller Juan Matías del Pino, y que no
lo sabe por vista de ojos por no haber ido este declarante a la ciudad de Antioquia, donde son
vecinos los suso referidos, y esto responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante que ha oído comúnmente y públicamente ser hija legítima
Beatriz de Tabárez del capitán Martín [f 745 r.] de Tabárez y de Juana de Morga, lo cual dice este
declarante proviene de esta ciudad de gente noble y principal, y esto responde.

A la quinta pregunta dice este declarante que ha oído decir pública y comúnmente haber procedido
los suso referidos muy honradamente con común aplauso y estimación de todos, y esto responde.

A la sexta pregunta dice este declarante que sabe y ha visto que los ascendientes del bachiller Juan
Matías del Pino han servido a su majestad, así en conquistas que han hecho como en oficios reales
que han obtenido, y que de todos ellos han dado muy buena cuenta, y esto responde.

A la séptima pregunta dice este declarante que por servicios que los suso referidos hicieron a su
majestad fueron premiados por cédulas, encomiendas y ejecutorías de nobleza de que actualmente
están gozando, y esto responde.

A la octava pregunta dice este declarante que ha oído comúnmente decir en esta ciudad de Cartago
proceden en la ciudad de Antioquia los padres del dicho bachiller Juan Matías del Pino con créditos
tan buenos que se extienden a estas partes, y esto responde.

[f 745 v.] A la última y novena pregunta de lo público y notorio, pública voz y fama, dice serlo todo
lo que lleva dicho ser verdad so cargo del juramento que hecho tiene, y siéndole leído en él se afirmó
y ratificó, y si necesario fuere lo dice de nuevo y que es deudo del bachiller Juan Matías del Pino
por haber estado casado con una bisnieta de Arcos Cortés, más que por eso ha dejado de decir
verdad y que es de edad de sesenta y cuatro años, y lo firmó conmigo dicho alcalde ordinario y los
testigos, que por no haber escribano, me asistieron.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Juan de Rojas


Gregorio López de la Parra Cipriano de la Cruz Maldonado

83
En la ciudad de Cartago, en los dos días del mes de diciembre del año de mil seiscientos setenta
ante mí, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en ella y
toda su jurisdicción, para la dicha información, el bachiller Juan Matías del Pino presentó por testigo
a Diego Díaz Guerrero, vecino de esta dicha ciudad, del cual recibí juramento por Dios nuestro señor
y una señal de cruz que hizo en forma de derecho, debajo de cual prometió [f 746 r.] decir verdad
en lo que supiere y le fuese preguntado, y haciéndole el interrogatorio presentado, dijo:

A la primera pregunta dijo que por la poca edad que este declarante tiene no pudo saber por vista
de ojos ser hija legítima doña Justina de los Arcos del capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina de
Osorio, pero que lo sabe por pública voz y fama y común decir de los vecinos de esta ciudad, y esto
responde.

A la segunda pregunta dice este testigo que ha oído comúnmente decir es hijo legítimo de Diego
Álvarez del Pino, hijo del capitán Diego Álvarez del Pino y de doña Justina de los Arcos, y que
asimismo oyó comúnmente decir que son personas nobles, tenidas y respetadas por tales, y esto
responde.

A la tercera pregunta dice este declarante que sabe por vista de ojos es hijo legítimo el bachiller
Juan Matías del Pino le vio y comunicó en casa de sus padres, llamando a dicho Diego Álvarez del
Pino y a dicha Beatriz de Tabárez, padre y madre, y los suso referidos al dicho Juan Matías del Pino,
hijo, y esto responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante que conoce por vista de ojos ser Beatriz de Tabárez hija
legítima del capitán Martín de Tabárez y de Juana de Morga, y aunque la dicha hacía muchos años
era difunta, sabe con certidumbre este declarante haber sido madre de la [f 746 v.] dicha Beatriz de
Tabárez común y públicamente decir al dicho capitán Martín de Tabárez llamarle hija, y esto
responde. Y asimismo dice este declarante son personas nobles, tenidas y reputadas por tales en la
ciudad de Antioquia, y esto responde.

83
Declaración
A la quinta pregunta dice este declarante que le consta por vista de ojos haber sido los procedentes
de los suso referidos de toda buena reputación cristiana y estimada de toda aquella ciudad, y esto
responde.

A la sexta pregunta dice este declarante que le consta así por vista como por común decir de los
antepasados de quienes proviene el bachiller Juan Matías del Pino, han servido a su majestad así en
conquistas que han hecho como oficios reales que han obtenido, dando buena cuenta de todos con
buen crédito en su obrar, y esto responde.

A la séptima pregunta dice este declarante que sabe haberle hecho su majestad en remuneración
de los servicios que le hicieron a su real corona merced a los antepasados del dicho Juan Matías del
Pino, dándoles encomiendas y ejecutoría de nobleza de que actualmente están gozando, y esto
responde.

A la octava pregunta dice este declarante que le consta por vista de ojos ser los procedimientos de
los padres del dicho Juan Matías del Pino de todo crédito y honra, teniendo igual estimación de
todos los vecinos [f 747 r.] de Antioquia, y que de sus antepasados en esta ciudad de Cartago ha
oído comúnmente singulares aplausos y memorias de los que hoy viven, y esto responde.

A la novena y última pregunta, de lo público y notorio, pública voz y fama, dice serlo todo lo que
lleva dicho y la verdad so cargo del juramento, y siéndole leído en él se afirmó y ratificó, y que si
necesario es lo dice de nuevo, de las generales de la ley dijo que no le tocan y que es de edad de
treinta y ocho años, poco más o menos, lo firmó conmigo dicho alcalde ordinario y los testigos que
me asistieron por falta de escribano.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Diego Díaz Guerrero

Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado Gregorio López de la Parra

84
En la ciudad de Cartago este dicho día, mes y año, dichos ante mí, el capitán José de Hinestroza
Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en ella y su jurisdicción por su majestad, para la

84
Declaración
dicha información el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionado en ella por el señor
gobernador y capitán general de estas provincias, presentó por testigo a Jerónima de Arquinigo,
vecina de esta dicha ciudad, mujer legítima de Alonso de Paiba, y con expresa licencia que ante mí,
el dicho su marido le concedió de que doy fe, de la cual recibí juramento por Dios nuestro señor y
una señal de cruz, que hizo en forma de derecho, so cargo del cual prometió decir verdad de lo que
supiere y le fuere preguntado, y siendo examinada al tenedor del interrogatorio [f 747 v.]
presentado, a la primera pregunta dijo ha oído decir común y públicamente que doña Justina de los
Arcos Cortés fue hija legítima del capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio, y que fueron
personas nobles y de toda calidad, y que el dicho capitán Gómez Arcos Cortés fue padrino de esta
declarante, y que lo conoció, y esto responde.

A la segunda pregunta dice este declarante que sabe por pública voz y fama, y por habérselo dicho
Pedro Arcos Cortés, vecino de esta ciudad, y hermano de doña Justina de los Arcos ser hijo legítimo
Diego Álvarez del Pino del capitán Diego Álvarez del Pino y de la dicha doña Justina de los Arcos,
personas nobles, y esto responde.

A la tercera pregunta dice este declarante que ha oído común y públicamente decir que el bachiller
Juan Matías del Pino es hijo legítimo de Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, y esto
responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante que no la sabe, y esto responde.

A la quinta pregunta dice lo que dicho tiene.

A la sexta pregunta dice esta declarante que sabe, con evidencia, que sirvieron a su majestad los
antecedentes de donde proviene dicho bachiller Juan Matías del Pino al rey nuestro señor en varias
conquistas y oficios reales que obtuvieron, dando buena cuenta con mucho crédito de sus personas,
y esto responde.

[f 748 r.] A la séptima pregunta dice este declarante que le consta haber visto las cédulas de merced
que el nuestro señor dio a los antepasados del bachiller Juan Matías del Pino, así de encomiendas
que una de ellas fue la del pueblo de Carapa, como una ejecutoría de armas y exenciones de que
están gozando sus descendientes, y esto responde.
A la octava pregunta dice esta declarante que sabe y le consta, así de vista como de común pública
voz y fama, haber sido recíprocamente esta nobleza de los suso referidos con los procedimientos
con que ejemplaron estas partes y provincias donde asistieron, y esto responde.

A la novena y última pregunta, de lo público y notorio, pública voz y fama, dice esta declarante serlo
todo lo que lleva dicho y declarado y ser verdad so cargo del juramento que hecho tiene, y siéndole
leído en él se afirmó y ratificó, y si necesario es lo dice de nuevo de las generales de la ley dice tiene
algún género de parentesco con los suso referidos, pero que no por eso ha dejado de decir la verdad,
y que es de edad de ochenta años, poco más o menos, y no lo firma por no saber escribir. Firmó por
la declarante el licenciado Antonio de Toro, cura y vicario de dicha ciudad, quien se halló presente
a la dicha declaración juntamente conmigo el dicho alcalde ordinario y los testigos, que por falta de
escribano [f 748 v.] me asistieron y afirmaron.

José de Hinestroza Quintero Príncipe

A ruego y por la otorgante,

Antonio de Toro Gregorio López de la Parra

Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

85
En la ciudad de Cartago, en dos días del mes de diciembre de mil seiscientos y setenta años, ante
mí, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alcalde ordinario en dicha ciudad, el bachiller
Juan Matías del Pino, para sus probanzas, presentó por testigo a Francisco Morillo Villa, vecino de
esta ciudad, del cual recibí juramento por Dios nuestro señor y una señal de cruz que hizo de
derecho, debajo de la cual prometió decir verdad de lo que supiere y le fuere preguntado, y siendo
examinado por el interrogatorio, a la primera pregunta dijo, por lo público y común decir, que sabe

85
Declaración
que fue hija legítima doña Justina de los Arcos del capitán Gómez Arcos y de Catalina de Osorio, y
que por el transcurso del tiempo, como por la poca edad de este declarante , no los conoció pero
dice que ha oído común y públicamente decir que fue gente noble y de toda suposición, y esto
responde.

A la segunda pregunta dijo este declarante que ha oído común y públicamente decir ser noble Diego
Álvarez del Pino y lo demás contenido en esta pregunta dice no saber por vista de ojos, por la poca
edad de este declarante, y esto responde.

[f 749 r.] A la tercera pregunta dice este declarante que sabe por vista de ojos ser hijo legítimo el
bachiller Juan del Pino de Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo este testigo que sabe por vista de ojos ser hija legítima Beatriz de Tabárez
del capitán Martín de Tabárez y de Juana de Morga, y que son personas nobles y por tales, están
tenidas y respetadas en la ciudad de Antioquia, donde son vecinos, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo este declarante que la vida y costumbres de los suso referidos ha sido y es,
en la ciudad de Antioquia, ejemplar y venerada de todos, y esto responde.

A la sexta dice este declarante que sabe por noticias ciertas y verdaderas que han servido los
ascendientes del bachiller Juan Matías del Pino al rey nuestro señor así en conquistas que hicieron
como en oficios reales que obtuvieron, y esto responde.

A la séptima pregunta dijo este declarante que no la sabe, y esto responde. […]

A la novena y última pregunta […] de público y notorio, pública voz y fama, dijo serlo todo lo que
lleva dicho y ser verdad so cargo de su juramento en que, siéndolo leído, se afirmó y ratificó, y si
necesario es lo dice de nuevo. En las generales de la ley dijo que no le tocan y que es de edad de
treinta y cinco años, poco más [f 749 v.] o menos. Lo firmó conmigo y testigos que, por falta de
escribano, me asistieron.

José de Hinestroza Quintero Príncipe Francisco Morillo

Gregorio López de la Parra Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado


86
En la ciudad de Cartago, en tres días del mes de diciembre de mil seiscientos setenta ante mí, el
capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en ella y su jurisdicción
por su majestad, para la dicha información, el bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionado en
dicha ciudad por el señor gobernador y capitán general de estas provincias, presentó por testigo al
capitán Pedro Morillo, vecino de la dicha ciudad, de quien recibí juramento por Dios nuestro señor,
y una señal de cruz que hizo en forma de derecho, debajo del cual prometió decir verdad de lo que
supiere y le fuere preguntado y siéndolo al tenedor del interrogatorio presentado, a la primera
pregunta dijo que no conoció de vista a doña Justina de los Arcos pero que sabe por pública voz y
fama ser hija legítima del capitán Gómez Arcos Cortés y de Catalina Osorio, personas nobles y de
toda calidad, y esto responde.

A la segunda pregunta dijo que sabe por público y notorio, pública voz y fama, es hijo legítimo Diego
Álvarez del Pino del capitán Diego Álvarez del Pino y de doña Justina de los Arcos, y que asimismo
fueron personas [f 750 r.] nobles y de toda calidad, respetadas y tenidas por tales, y esto responde.

A la tercera pregunta dice este declarante que sabe por público y notorio, y de muchas personas
que han venido de la ciudad de Antioquia, como el bachiller Juan Matías del Pino es hijo legítimo de
Diego Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, vecinos de la ciudad de Antioquia, en donde dice
este declarante, asimismo, que ha oído comúnmente decir que por personas nobles tienen todo
lugar y buena aceptación, y esto responde.

A la cuarta pregunta dice este declarante que por público y notorio, pública y notoria voz y fama, ha
llegado a saber que es hija legítima Beatriz de Tabárez del capitán Martín de Tabárez y de Juana de
Morga, personas nobles y de toda calidad, y esto responde.

A la quinta pregunta dice este declarante que ha llegado a su noticia que proceden en la ciudad de
Antioquia los suso referidos con todo ejemplo, siendo estimados de toda la ciudad, y esto responde.

A la sexta pregunta dice este testigo que así de vista como de noticias ciertas y verdaderas, le consta
han servido los antepasados del dicho bachiller Juan Matías del Pino al rey nuestro señor así en
conquistas como en oficios reales que han obtenido así en esta ciudad como en la Pasto, como en

86
Declaración
la de Antioquia [f 750 v.] tienen tan buena cuenta de todo ello, como de sus personas y créditos se
esperaba, y esto responde.

A la séptima pregunta dice este declarante que sabe por vista de ojos ha hecho el rey nuestro señor,
dándose por bien servido mercedes a los ascendientes del bachiller Juan Matías del Pino, así en
cédulas de encomiendas, vistas y exenciones a sus personas, como una ejecutoría de nobleza de
que están los descendientes actualmente gozando, y esto responde.

A la octava pregunta dice lo que dicho tiene y declarado en la quinta.

A la novena y última pregunta de público y notorio, pública voz y fama, dice lo es todo lo que lleva
dicho y declarado, y por ser verdad so cargo del juramento en que, siéndole leído, se afirmó y
ratificó, y si necesario es lo dice de nuevo. De las generales de la ley dice no le tocan y que es de
edad de cincuenta y cinco años, y lo firma conmigo dicho alcalde ordinario y los testigos que, por no
haber escribano, se hallaron presentes.

José Morillo de Figueroa Gregorio López de la Parra

Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

87
En la ciudad de Cartago, en seis días del mes de diciembre año de mil y seiscientos y setenta ante
mí, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en ella y su
jurisdicción, por su majestad para la dicha información, el bachiller Juan Matías [f 751 r.] del Pino,
juez comisionado en ella por el señor gobernador y capitán general de estas provincias de Popayán,
presentó por testigo a doña María Lazo de los Arcos, vecina de esta dicha ciudad, de la cual recibí
juramento por Dios nuestro señor y una señal de cruz, que lo hizo so cargo, del cual prometió decir
verdad de lo que supiere y fuere preguntado, y siéndolo al tenedor del interrogatorio presentado,
a la primera pregunta dijo que ha oído comúnmente decir que fue hija legítima doña Justina de los
Arcos, tía de esta declarante, y que en particular se lo oyó decir a Pedro Arcos Osorio, tío asimismo

87
Testigo
de esta declarante y hermano legítimo de la dicha doña Justina, y que por personas nobles fueron
tenidas y respetadas, y esto responde.

A la segunda pregunta dice esta declarante que, como deuda consanguínea solicitando por saber en
sus deudos, supo de personas que se lo dijeron haber tenido la dicha doña Justina de los Arcos en
legítimo matrimonio de hijos llamados Diego Álvarez del Pino y Pedro Álvarez del Pino, cuyo padre
fue el capitán Diego Álvarez del Pino, y esto responde.

A la tercera pregunta dice esta declarante que sabe por cosa cierta por público y notorio, pública
voz y fama, que el dicho bachiller Juan Matías del Pino, su sobrino, es hijo legítimo del dicho Diego
Álvarez del Pino y de Beatriz de Tabárez, y esto responde.

[f 751 v.] A la cuarta pregunta dice esta declarante que ha oído pública y comúnmente decir que es
hija legítima Beatriz de Tabárez del capitán Martín de Tabárez y de Juana de Morga, y que asimismo
ha oído decir la buena aceptación que han tenido y tienen por personas nobles y de buenos
procedimientos, y esto responde.

A la quinta pregunta dice esta declarante que, aunque la distancia de la ciudad de Antioquia a esta
de Cartago es mucha, no por eso ha dejado de oír a cuantas de ella vienen son muy honradas y
ejemplares sus dichos procedimientos de los padres de dicho bachiller Juan Matías del Pino, y esto
responde.

A la sexta pregunta dijo esta declarante que sabe por haberlo oído a muchos, que han servido a su
majestad los antecesores del dicho bachiller Juan Matías del Pino, así en conquistas como en oficios
reales, que han obtenido y que de ellos han dado muy buena cuenta, y esto responde.

A la séptima pregunta dice esta declarante que sabe por vista de ojos que su majestad ha hecho
mercedes de una ejecutoría de que está gozando actualmente esta declarante, como una de las
herederas de dichos antecesores, gozando de sus privilegios y preeminencias, y esto responde.

A la octava pregunta dice lo que dicho tiene en la quinta, y esto responde.

A la novena y última pregunta dijo esta declarante en lo público y notorio, pública y notoria voz y
fama, [f 752 r.] el serlo todo lleva dicho y declarado, y que en verdad so cargo de su juramento, en
que siéndole leído se afirmó y ratificó, y si necesario es lo dice de nuevo en las generales de la ley
dice ser tía del dicho Juan Matías del Pino más que no por eso ha dejado de decir la verdad, y que
es de edad de cincuenta y cinco años.
Y lo firmó con el dicho alcalde ordinario y los testigos que, por no haber escribano público ni real,
me asistieron, y lo firmaron.

José Hinestroza Quintero Príncipe Doña María de los Arcos

Gregorio López de la Parra Testigo Cipriano de la Cruz Maldonado

88
En la ciudad de Cartago, en nueve días del mes de diciembre del año de mil seiscientos y setenta
yo, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario por ausencia de
los propietarios en dicha ciudad y su jurisdicción, habiendo visto esta información dada por el
bachiller Juan Matías del Pino, juez comisionado en dicha ciudad por el señor maestro de campo
don Gabriel Díaz de la Cuesta, gobernador y capitán general de estas provincias y gobernación, y
que los testigos en ella contenidos son personas nobles y de mayor excepción y que lo que dicen se
ha tenido siempre por verdad, lo cual certifico en la manera que puedo, en cuya atención, y haber
probado con bastante número de testigos el dicho Juan Matías del Pino ser hijo legítimo, y que
desde sus bisabuelos ha provenido y [f 752 v.] proviene de legítimos matrimonios y de personas
nobles y meritorias por ser de justicia en méritos de ella, debo declararle, y le declaro, por hijo
legítimo y noble, así por provenir de personas nobles como por la merced que el rey nuestro señor
hizo al alférez general Alonso Arcos Cortés, tatarabuelo del dicho bachiller Juan Matías del Pino de
una ejecutoría muy honorífica que por heredero le pertenece al dicho bachiller Juan Matías del Pino,
en que le hace su majestad tantas honras cuantas en ella se contienen.

Todo lo cual y lo en este auto contenido certifico por cierto y verdadero e interpongo para ello mi
autoridad y decreto judicial en cuanto a lugar puedo, y por cuanto el dicho bachiller Juan Matías del
Pino tiene fenecida esta información para lo que le convenga, mando se le dé el testimonio que
pedido tiene, autorizado en pública forma y manera que haga fe. Así lo proveí, mandé y firmé con
testigos por falta de escribano público ni real.

88
Auto
José de Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Ambrosio Becerra Aníbal

Cipriano de la Cruz Maldonado

89
Yo, el capitán José de Hinestroza Quintero Príncipe, alférez real y alcalde ordinario en esta ciudad
de Cartago, por ausencia de los propietarios, hice sacar, y saqué, este traslado de su original a
petición del bachiller Juan Matías el Pino, juez comisionado. Va cierto y verdadero, corregido [f 753
r.] y concertado porque concuerda con su original, a que en lo necesario me refiero, y va en ocho
hojas con esta última el primer pliego de segundo sello de este año corriente y los demás de a
cuartillo por falta de papel común. Y así lo certifico, y para ello y su validación interpongo mi
autoridad y decreto judicial en cuanto a lugar y puedo hacerlo, dado y entregado a la parte en esta
ciudad de Cartago a veinte y nueve días del mes de diciembre de mil seiscientos y setenta años por
mí y ante mí con testigos por falta de escribano público ni real.

José Hinestroza Quintero Príncipe Testigo Ambrosio Becerra Aníbal

Testigo Antonio de Toro Testigo Juan Jaramillo de Andrade

Juan Álvarez

El alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio de la inquisición, alcalde
ordinario de la ciudad de Arma, este presente año parezco ante vuestra merced como más
convenga a mi derecho y digo que estoy casado según orden de nuestra santa madre iglesia con
doña Juana del Pino, hermana del bachiller Juan Matías del Pino, hijos legítimos de Diego Álvarez
del Pino, difunto, y de Beatriz de Tabárez, vecinos que fueron de esta ciudad, y para los efectos que
me convengan, pretendo dar información de su legitimidad y limpieza de sus padres y abuelos, para

89
Autorización
lo cual presento [f 753 v.] ante vuestra merced este interrogatorio de preguntas para que los testigos
que presentare se examinen al tenedor de ellas mediante lo cual a vuestra merced pido y suplico
haya por presentado dicho interrogatorio y mande recibir la información que ofrezco, y que los
testigos que por mi parte fueren presentados sean examinados por sus preguntas, y que dada en
bastante número de testigos, se me den todos los traslados que yo pidiere, en los cuales, y en su
original, interponga su autoridad y decreto judicial pues es justicia que pido, etcétera.

Juan de Porras

90
Por presentada y de la información que ofrece, y examínense los testigos al tenedor de su
interrogatorio y dénsele los testimonios que pidiese autorizados en pública forma, en los cuales […]
y en el original interpongo mi autoridad y judicial decreto.

Juan Bueso de Valdés

Se proveyó por el señor capitán Juan Bueso de Valdés, teniente general de estas provincias en
Antioquia a diez y siete de enero de mil seiscientos y setenta y un años.

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

Por las preguntas siguientes sean examinados los testigos que fueren presentados por el alférez
Juan de Porras y Santa María en las pruebas que pretende hacer del nacimiento y limpieza [f 754 r.]
de doña Juana del Pino, su mujer, sus padres y abuelos.

90
Decreto
1ro. Primeramente, sean preguntados por el conocimiento de las partes las generales de la ley y
edad de los testigos.

2do ítem. Si conocieron a Diego Álvarez del Pino y a Beatriz de Tabárez, vecinos que fueron de esta
ciudad de Antioquia, y saben que fueron casados y velados infatie eclessiae y durante su matrimonio
tuvieron por sus hijos a la dicha doña Juana del Pino, al bachiller Juan Matías del Pino, Mateo Álvarez
del Pino y otras cuatro hijas que han casado con personas principales.

3er ítem. Digan si conocieron a Martín de Tabárez y Juana de Morga, padres de la dicha Beatriz de
Tabárez y saben que asimismo fueron casados y velados y vecinos de esta ciudad y durante el dicho
matrimonio entre otros hijos legítimos tuvieron a la dicha Beatriz de Tabárez.

4to ítem. Si conocieron de vista o por noticias a Diego del Pino y a doña Justina de los Arcos, vecinos
que fueron de la ciudad de Santiago de Arma, y saben que fueron casados y velados, y durante el
matrimonio entre otros hijos tuvieron al dicho Diego Álvarez del Pino, padre de la dicha doña Juana
del Pino.

5to ítem. Si saben que así el dicho bachiller Juan Matías [f 754 v.] del Pino, Diego Álvarez del Pino,
doña Juana del Pino y demás sus hermanos, como los dichos sus padres y abuelos, paternos y
maternos, han sido y son cristianos viejos, limpios de toda mala raza de moros, ni judíos
penitenciados por el santo oficio, nuevamente convertidos, ni de Etiopía, ni de ninguna otra mala
raza, y de buen proceder, gente honrada y principal, y por tales, habidos, tenidos, estimados y
comúnmente reputados, así en esta ciudad como tales han tenido y se les ha dado lugar y puesto
de hombres nobles y principales en los autos públicos y puestos positivos que en esta ciudad se
ofrecen y se dan a los que son tales hombres honrados y principales, y en esta común opinión han
estado y están gozando de ello sin contradicción o si han oído cosa en contrario, y asimismo, si saben
que las otras cuatro hijas del dicho Diego Álvarez del Pino, casadas con Francisco Melián de
Betancur, Manuel de Betancur, Andrés de la Torre, José Mejía de Tobar han precedido de la misma
manera honrada y virtuosamente, y los susodichos son gente honrada y principal de limpios
nacimientos y gozan de tales fueros y privilegios. Y todo lo referido, o parte de ello, es público y
notorio, pública voz y fama, etcétera.

Juan de Porras
[f 755 r.] 91En la ciudad de Antioquia, a diez y ocho de enero de mil seiscientos setenta y un años,
ante el señor capitán Juan Bueso de Valdés, teniente general de estas provincias, el alférez Juan de
Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio para la información que tiene ofrecida,
presento por testigo al proveedor José Lezcano, vecino de esta ciudad, del cual se recibió juramento,
y lo hizo por Dios nuestro señor y una señal de cruz conforme a derecho, y ofreció decir verdad, y
siendo examinado al tenedor del interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y no le tocan las generales y es de cincuenta y
seis años, poco más o menos.

A la segunda pregunta dijo que conoce a Beatriz de Tabárez y a Diego Álvarez del Pino, difunto, y
sabe que fueron casados y velados, y tuvieron por sus hijos legítimos todos los contenidos en la
pregunta, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez, y aunque no conoció a Juana de Morga
sabe por ser público y notorio en toda esta ciudad y que entre los hijos legítimos que tuvieron fue a
la dicha Beatriz de Tabárez, y que sabe por la dicha razón que son y fueron gente honrada, virtuosos
y principales por tales , habidos y tenidos, y que de común opinión ha oído que la dicha Juana de
Morga era sobrina del presidente de Quito fulano de Morga y el dicho [f 755 v.] Martín de Tabárez
es hidalgo notorio, como consta por sus papeles, y lo ha oído comúnmente, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que, aunque no ha conocido a Diego del Pino, tiene muchas noticias que
fue vecino de la ciudad de Arma de los principales de ella, y que así lo ha oído a algunas personas
ancianas y que a doña Justina de los Arcos, su mujer, la conoció muy bien después de viuda en casa
del dicho Diego Álvarez del Pino y que la tuvo por persona principal de conocida virtud porque
siempre la vio tratar y respetar con toda veneración a las personas principales de esta tierra que la
conocían, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que ha visto y sabido que las dichas partes por quien hace esta declaración
han procedido con toda cristiandad, virtud y ajustamiento y los dichos Diego Álvarez del Pino y
Beatriz de Tabárez, y los dichos abuelos paternos y maternos mencionados, y los demás parientes,
con ser familia grande en que comúnmente, y en general opinión, son habidos, tenidos y reputados
por gente limpia y principal sin que en cosa, ni en parte, se ha ya oído ni entendido que tengan
ninguna mala raza de moros, judíos ni penitenciados por el santo oficio, y que además de la común

91
Testigo
opinión en que están recibidos se prueba más bien, pues el dicho alférez Juan de Porras es alguacil
mayor del santo [f 756 r.] oficio después de casado con hija del dicho Diego Álvarez del Pino, y que
ni ha habido ni hay en todos los susodichos mancha de etíope ni de los nuevamente conquistados,
y en esta atención han sido tenidos y se les ha dado a los dichos Martín de Tabárez, Diego Álvarez
del Pino, sus hijos y yernos el lugar y estimación que a los demás hombres principales en esta ciudad
y este testigo lo ha visto por haber sido lo más del tiempo regidor en ella y ha oído que han tenido
asimismo lugar en otras partes, y que si hubiera habido alguna cosa en contrario este testigo lo
hubiera entendido por las muchas noticias que tiene de hombres ancianos, a quienes ha
comunicado.

Todo lo cual dijo ser la verdad so cargo del juramento que hecho tiene en que se afirmó y ratificó, y
lo firmó.

Juan Bueso de Valdés José de Lezcano

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

92
En la ciudad de Antioquia, el dicho día, mes y año dieciocho de enero de mil seiscientos y setenta
y uno, el dicho alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio, para dicha
información presentó por testigo ante dicho señor teniente general al contador Nicolás de Guzmán,
vecino de esta ciudad, del cual recibió juramento, y lo hizo por Dios nuestro señor y una señal de
cruz en forma de derecho, y prometió decir verdad, y siendo examinado por el interrogatorio, dijo
lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y que no le tocan las generales y que es de edad
de cuarenta y tres año, poco más o menos.

92
Testigo
[f 756 v.] A la segunda pregunta dijo que conoció a Diego Álvarez del Pino, difunto, y conoce a Beatriz
de Tabárez, viuda por su fin y muerte, y sabe que fueron casados y velados según orden de nuestra
santa madre iglesia, y tuvieron por sus hijos legítimos a la dicha doña Juana del Pino y al bachiller
Juan Matías del Pino, a Mateo Álvarez del Pino, a doña Margarita del Pino, doña Josefa del Pino,
doña Beatriz del Pino y a doña Antonia del Pino, a los cuales criaron y alimentaron como a tales sus
hijos legítimos. Y lo sabe este testigo por la asistencia que ha tenido en esta ciudad y en el Valle de
Aburrá, donde han sido vecinos y moradores los susodichos, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez, y que, aunque no conoció a Juana de
Morga, difunta, lo que sabe es que al capitán Francisco de Guzmán, padre de este testigo, que siendo
de ochenta años de edad, murió cuatro años, y le oyó decir en diferentes conversaciones con otros
vecinos viejos y en otras con sus hermanos e hijos en su casa, que el dicho Martín de Tabárez a poco
tiempo de llegado de los reinos de España a esta ciudad se había casado con doña Juana de Morga.
Y con su muerte había perdido una mujer principal, virtuosa, caritativa y honesta, y que la habían
criado María Ortiz y fulano de Morga, sus padres en mucha estimación y recato; que en eso, y en
otras muchas cosas y partes virtuosas que tenía [f 757 r.] dicha Beatriz de Tabárez, madre de los
contenidos, se parecía y acreditaba las muchas partes de la dicha Juana de Morga y del dicho Martín
de Tabárez, abuelos de la dicha doña Juana del Pino y de los dichos bachiller Juan Matías del Pino y
Mateo Álvarez del Pino y demás sus hermanos por parte materna, porque de común opinión se
había sabido […] que el dicho fulano de Morga era hombre noble y hermano legítimo de fulano de
Morga, presidente de la ciudad de Quito, que fue por cuya parte el bachiller Domingo Ruíz de
Lizarazo, presbítero que al presente es capellán del monasterio de monjas descalzas de Santa Clara
en el dicha ciudad de Quito, reconoció en esta tierra por deudos suyos a la familia del dicho Martín
de Tabárez, e hizo muchas estimaciones de ellos y que el dicho Martín de Tabárez es tenido y
reputado por hidalgo notorio y por noble hombre que tiene bastantes recaudos de sus filiación y
limpieza.

A la cuarta pregunta dijo que no conoció a Diego del Pino ni a doña Justina de los Arcos, su mujer,
pero que por notoriedad sabe que fueron casados y velados según orden de nuestra santa madre
iglesia en la ciudad de Arma, donde fueron vecinos, y tuvieron por su hijo durante el dicho
matrimonio al dicho Diego Álvarez del Pino y a Pedro Álvarez del Pino, [f 757 v.] su hermano, y que
hicieron vecindad en la dicha ciudad de Arma hasta que murió el dicho Diego Álvarez del Pino, y que
después mudaron vecindad a esta tierra la dicha doña Justina de los Arcos y sus hijos, y vivieron en
el Valle de Aburrá. Por cuya causa y haberse muerto la susodicha en el dicho Valle, no la conoció
este testigo pero que comúnmente han estado tenidos y reputados los dichos marido y mujer por
personas nobles hidalgos notorios porque el dicho Diego Álvarez del Pino, por parte del dicho su
padre se reconoció por sobrino del contador Antonio del Pino, vecino de la ciudad de los remedios,
y ha oído decir este testigo que comúnmente estaba tenido y reputado por hidalgo notorio y que
gozaba los privilegios de tal; y que había reconocido por su sobrino o deudo cercano al dicho Diego
del Pino, y que tenía su origen y descendencia en la Talavera de la Reina en los reinos de España, y
que vio este testigo que al dicho Diego Álvarez del Pino le respetaban y trataban como a tal Domingo
Hernández de Piedrahita por el conocimiento que tenía de su descendencia en España y ciudad
dicha de Talavera de la Reina, y que en esta misma oposición ha oído decir este testigo estuvo la
dicha doña Justina de los Arcos, su madre, y lo están sus deudos y descendientes que este apellido
tienen y viven en la gobernación de [f 758 r.] Popayán, de cuyo distrito esta dicha ciudad de Arma,
de donde fue vecino, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo este testigo que por parte del dicho Diego Álvarez del Pino ha oído decir
que en la dicha ciudad de Los Remedios, le reconocieron por deudo y primo dos sobrinos del dicho
contador Antonio del Pino, que vinieron de los reinos de España, llamados el uno Gregorio del Pino,
familiar del santo oficio, y el otro fray Antonio del Pino Bandadas le reconocieron por deudo y primo
dos sobrinos del dicho contador Antonio del Pino que vinieron de los reinos de España llamados el
uno Gregorio del Pino Bandadas, que tomó el hábito de nuestro Seráfico padre San Francisco, en la
ciudad de Santafé, de este Nuevo Reino, donde ha oído decir este testigo que fue provincial de la
orden y que tuvo el cargo de calificador del santo oficio, y que murió habiendo pasado por visitador
a la provincia de Quito hacía diez años, y que hicieron mucho aprecio y estimación de haber
conocido al dicho Diego Álvarez del Pino, a quien reconocieron por pariente, por cuyas razones, y
por las demás que tiene referidas en las demás preguntas, comúnmente han estado los abuelos de
la dicha doña Juana del Pino y sus hermanos, tenidos y reputados por gente limpia y principal, sin
que se haya sabido ni entendido que tengan ninguna mala raza de moros, ni judíos, ni penitenciados
por el santo oficio, ni vengan ni les toque por algún camino la de etíopes, ni alguna otra mezcla, y
que en la misma [f 758 v.] posesión han estado y están los susodichos y sus hermanos y padres sin
que se haya entendido cosa en contrario, antes bien lo han acreditado los unos y los otros y todos
juntos con su proceder cristiano, virtuoso, caritativo y ajustado, y con que después de haberse
casado el dicho alférez Juan de Porras y Santa María con la dicha doña Juana del Pino, su mujer, le
vino el cargo que está ejerciendo de familiar del santo oficio, y con que los hermanos de la susodicha
tengan como tienen el estado de casadas con las personas contenidas en el interrogatorio, a quienes
este testigo conoce porque son vecinos de esta ciudad, y saben que como tales han sido ocupados
por el cabildo de esta en oficios de la república […], y que todo lo que dicho tiene declarado es la
verdad, público y notorio, pública voz y fama, so cargo del juramento que hecho tiene, en que se
afirmó y ratificó, siéndole leído, y lo firmó de su nombre.

Juan Bueso de Valdés Nicolás de Guzmán

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

93
En la ciudad de Antioquia, en dicho día diez y ocho de enero de mil seiscientos y setenta y un años,
ante el dicho señor teniente general el dicho alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor
del santo oficio, para información que pretende hacer, presento por testigo al regidor Juan Delgado
Jurado, vecino de esta ciudad, del cual recibió juramento que lo hizo en forma de derecho por [f 759
r.] Dios nuestro señor y una señal de cruz, y prometió decir verdad, y siendo examinado por el
tenedor del interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y que no le tocan las generales y es de edad de
sesenta y cuatro años, poco más o menos, y esto responde.

A la segunda pregunta dijo que conoce a Beatriz de Tabárez y conoció a Diego Álvarez del Pino
difunto, y que sabe que fueron casados y velados según orden de nuestra santa madre iglesia en
esta ciudad, y que tuvieron por sus hijos legítimos durante el matrimonio de doña Juana del Pino al
bachiller Juan Matías del Pino, a Mateo Álvarez del Pino, a doña Margarita del Pino, a doña Beatriz
del Pino y a doña Antonia del Pino y a doña Josefa del Pino, a los cuales vio este testigo que
reconocieron y alimentaron, y tuvieron por tales, y esto responde.

93
Testigo
A la tercera pregunta dio que conoce a Martín de Tabárez, y conoció a Juana de Morga, difunta, y
sabe que fueron casados y velados en esta ciudad porque los conoció haciendo vida maridable en
ella, y conoció asimismo que estaban en reputación y estimación de personas principales, y supo
que, habiendo algunos años que el dicho Martín de Tabárez había llegado de los reinos de España,
de donde es natural, [f 759 v.] solicitó el casarse con la dicha Juana de Morga, y que por su persona
tal que se le halló igualdad a la susodicha, que era sobrina de fulano de Morga, presidente que fue
de la ciudad de Quito, había tenido efecto el casamiento, y durante su matrimonio sabe y vio que
tuvieron por sus hijas legítimas a la dicha Beatriz de Tabárez, mujer legítima del dicho Diego Álvarez
del Pino, y a Margarita de Tabárez, su hermana, y por noticias que daban otros vecinos de esta
ciudad supo este testigo que la dicha Juana de Morga era hija de fulano de Morga y de María de
Ortiz, sus padres difuntos, y que el dicho Morga, su padre, de cuyo nombre no se acuerda este
testigo, estaba en posesión de hidalgo, y que por esta tierra sabe y es muy notorio en esta ciudad
que el bachiller Domingo Ruíz de Lizarazo, presbítero, se reconoció en el Valle de Aburrá por deudo
muy cercano de la familia de los hijos y nietos del dicho Martín de Tabárez, y asistió en casa del
dicho Diego Álvarez del pino, llamando prima a la dicha Beatriz de Tabárez, su mujer, y haciendo
muchas estimaciones del deudo que tenían, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que por la cercanía que hay de esta ciudad a la de Arma, supo que el dicho
Diego Álvarez del Pino era hijo legítimo de Diego del Pino [f 760 r.] y de doña Justina de los Arcos,
vecinos de aquella ciudad, y que después de muerto el dicho Diego del Pino, mudó vecindad la dicha
doña Justina de los Arcos, y con el dicho su hijo se vino a vivir al Valle de Aburrá, de esta jurisdicción,
donde murió, y no la conoció, ni al dicho su marido, porque por las noticias que dio en esta ciudad
Domingo Fernández Piedrahita de que conocía a los padres y descendencia del dicho Diego Álvarez
del Pino en Talavera de la Reina en los reinos de España, fue notorio en esta ciudad que estaban en
posesión de hidalgos notorios y de antes lo estaban en esta ciudad el susodicho y sus hijos porque
se reconocían por deudos muy cercanos con el contador Antonio del Pino, vecino que fue de la
ciudad de Los Remedios, y con dos sobrinos suyos que pasaron de España a Indias llamados Gregorio
del Pino y fray Antonio del Pino Bandadas, y en la ciudad de Santafé de este Nuevo Reino tomó el
hábito de religioso de nuestro seráfico padre San Francisco, y fue calificador del santo oficio, vicario
provincial de su convento y visitador de la provincia de Quito, cuya relación asimismo le ha dado a
este declarante el capitán Antonio del Pino Villa Padierna, vecino de esta ciudad, nieto del dicho
contador Antonio del Pino, de quien ha sabido el reconocimiento de estos parentescos por extenso
de más de la notoriedad [f 760 v.] que corría de ellos, y esto responde.
A la quinta pregunta dijo este testigo que por notoriedad supo que los dichos Diego del Pino y doña
Justina de los Arcos, su mujer, abuelos de la dicha doña Juana del Pino, y sus hermanos por parte
paterna vivieron en la dicha ciudad de Arma, de donde fueron vecinos muchos años con la
reputación y estimación de personas principales, temerosas de Dios nuestro señor y celosos de su
conciencia, y que en esta buena opinión y fama han estado y están en esta ciudad los dichos Martín
de Tabárez y Juana de Morga, abuelos de la susodicha por parte materna y los dichos Diego Álvarez
del Pino y Beatriz de Tabárez, su mujer, y todos juntos comúnmente, en general opinión son habidos,
tenidos y reputados por gente limpia y principal sin que se haya sabido ni entendido que tengan
ninguna mala raza de moros, judíos, ni penitenciados por el santo oficio, ni que vengan ni
desciendan de etíopes ni de otra mezcla, porque si la tuvieron lo hubiera sabido este testigo como
vecino de esta ciudad y regidor que ha sido en ella el tiempo que le dicho Diego Álvarez del Pino y
sus yernos mencionados en la pregunta han sido electos en oficios de república como personas
principales a quienes conoce de trato, comunicación y experiencia, y que también sabe y es notorio
en esta ciudad que el dicho alférez Juan de Porras y Santa María, después de casado muchos años
con la dicha doña Juana del Pino le vino el cargo del santo oficio de la ciudad de Arma, y que lo está
ejerciendo. [f 761 r.] Todo lo cual dijo ser público y notorio, pública voz y fama, y la verdad so cargo
del juramento en que se afirmó y ratificó, siéndole leído, y lo firmó de su nombre.

Juan Bueso de Valdés Juan Delgado Jurado

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

94
En la ciudad de Antioquia, en diez y nueve de enero de mil seiscientos y setenta y un años, el dicho
alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio, para la dicha información ante
el dicho señor teniente general presentó por testigo al alférez Alonso de Guetaria, vecino de esta

94
Testigo
ciudad, del cual recibió juramento, y lo hizo por Dios nuestro señor sobre la señal de cruz en forma
de derecho, y prometió decir verdad, y siendo examinado por el tenedor del interrogatorio, dijo lo
siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y que no le tocan las generales, y es de edad de
sesenta años, poco más o menos, y esto responde.

A la segunda pregunta dijo que conoce a Beatriz de Tabárez y conoció a Diego Álvarez del Pino,
difunto, y que sabe que fueron velados y casados en esta ciudad, y que tuvieron por sus hijos
legítimos a la dicha doña Juana del Pino, por cuya parte ha expresado este testigo y al bachiller Juan
Matías del Pino y a las demás sus hermanas, habidos todos darán fe el matrimonio, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez y conoció a Juana de Morga, su mujer
difunta, y sabe que fueron casados y velados según orden [f 761 v.] de nuestra santa madre iglesia
en esta ciudad, y que con ella fueron vecinos, y entre otros hijos legítimos tuvieron a la dicha Beatriz
de Tabárez, y que los conoció en estimación de gente honrada, virtuosa y principal, y con tal lugar
entre los vecinos porque de común opinión era notorio que la dicha Juana de Morga era hija de un
fulano de Morga, que no se acuerda el nombre y que estaba tenido por hombre noble, hidalgo
notorio y por hermano de fulano de Morga, presidente que fue de la ciudad de Quito, y que fue hija
de María Ortiz, vecina que fue de esta ciudad, persona honrada y virtuosa, y que tuvo estimación
entre la gente principal y que el dicho Martín de Tabárez , además de la notoriedad, lo tiene por
hidalgo notorio, y sabe que lo es por la estrecha amistad que tuvo el susodicho con Antonio
Rodríguez, suegro de este testigo, y vio entre los papeles del dicho su suegro la estima, y pruebas
que el dicho Martín de Tabárez, de los reinos de España, por donde le constó de vista a este testigo
que estaba en la posesión de tal hidalgo, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que no conoció a Diego del Pino ni a doña Justina de los Arcos, su mujer,
aunque después de viuda la trajo Diego Álvarez del Pino, su hijo, al Valle de Aburrá de esta
jurisdicción, donde murió, pero que es notorio que fueron la susodicha, y el dicho su marido, vecinos
de la ciudad de Arma, y de los [f 762 r.] principales de ella, y que es notorio que fueron casados y
velados según orden de nuestra santa madre iglesia, y que durante el matrimonio tuvieron por sus
hijos legítimos al dicho Diego Álvarez del Pino, padre de la dicha doña Juana del Pino y a Pedro
Álvarez del Pino y que comúnmente han estado los dichos Diego Álvarez del Pino y doña Justina de
los Arcos, su mujer, hijos y nietos en opinión de hidalgos notorios, tenidos y reputados por tales en
Talavera de la Reina, en los reinos de España, los padres del dicho Diego Álvarez del Pino, y por
haberlo divulgado en esta ciudad personas que los conocieron, y supieron que gozaban los
privilegios de tales hidalgos notorios, y que la dicha doña Justina de los Arcos, difunta, ha oído decir
este testigo era de igual calidad con el dicho su marido y descendientes de los Cortés
conquistadores, a quien en la gobernación de Popayán conoció algunas personas en la dicha
estimación; y de ellos ha sabido este testigo que les concedía su majestad el privilegio de tener y
poner en sus casas particulares escudo de armas, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que ha sabido y oído decir que en la ciudad de Los Remedios tuvo deudos
muy cercanos el dicho Diego del Pino, familiares del santo oficio que pasaron de los reinos de
España, y que por esto y lo demás que tiene declarado los abuelos de la dicha doña Juana del Pino,
así de parte de paterna como materna, [f 762 v.] comúnmente son y han sido tenidos y reputados
por gente limpia y principal sin que haya sabido ni entendido que tengan ninguna mala raza de
moros, judíos ni penitenciados por el santo oficio, ni mezcla de etíopes ni de los nuevamente
convertidos, y que para mayor crédito y seguridad de esta buena fama, el dicho alférez Juan de
Porras es alguacil mayor del santo oficio, y se le despachó el cargo, y lo está ejerciendo estando
casado con la dicha doña Juana del Pino, y que en esta buena fama y opinión, sus abuelos, padres,
hermanos de la susodicha y sus cuñados casados con sus hermanas han tenido en esta ciudad el
lugar y estimación que los demás hombres principales, y que lo ha visto y sabido este testigo como
vecino, y por haber sido encargado de regidor por teniente del tesoro propietario de la real hacienda
sin que haya habido cosa en contrario ni llegado a noticia de este testigo.

Todo lo cual dijo ser público y notorio, pública voz y fama, y la verdad so cargo del juramento que
hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, siéndole leído y lo firmó de su nombre.

Juan Bueso de Valdés Alonso Guetaria

Ante mí,

Félix Ángel de Prado


95
En la ciudad de Antioquia en diez y nueve de enero de mil seiscientos y setenta y un años, el alférez
Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio, presentó por testigo ante dicho señor
teniente general al capitán Juan de Agudelo Calderón, del cual se recibió juramento, que lo hizo por
Dios nuestro señor sobre la [f 763 r.] señal de la cruz en forma de derecho, y prometió decir verdad,
y siendo examinado por el tenedor del interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y que no le tocan las generales, y es de edad de
ochenta y un años.

A la segunda pregunta dijo que conoce a Diego Álvarez del Pino, ya difunto, y conoce a Beatriz de
Tabárez y tuvo mucha comunicación con ellos y sabe fueron vecinos de esta ciudad de los principales
de ella, y como tales vio ejercer el oficio de alcalde, el de alférez de nuestra señora al dicho Diego
Álvarez y otros puestos y oficios de esta ciudad que no se dan ni los ejercen, sino que son personas
nobles y principales de ella, y que sabe que fueron casados y tuvieron por hijos legítimos al bachiller
Juan Matías del Pino, a Mateo Álvarez del Pino, a doña Margarita del Pino, doña Josefa del Pino,
doña Antonia del Pino, doña Beatriz del Pino y a doña Juana del Pino, los cuales casaron con gente
honrada y principal y todos los unos y los otros lo han sido de limpio proceder y conocida virtud, y
esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoció a Juana de Morga, difunta, y conoce a Martín de Tabárez, y
sabe asimismo que fueron vecinos de esta ciudad, casados y velados, padres legítimos de la dicha
Beatriz de Tabárez, y que el dicho Martín de Tabárez sabe que es de los reinos de España y
comúnmente ha oído decir que es hombre hidalgo y bien nacido, y que sus procederes lo han
mostrado, haciéndose respetar y portado como tal, [f 763 v.] y que en esa opinión ha sido sabido y
tenido, y que la dicha Juana de Morga era criolla de esta ciudad, y que este testigo con la larga edad
que tiene, alcanzó también a su abuela Juana Ortiz, y que a la una y a la otra vio vivir muy
honradamente con muy buen proceder y fueron gente limpia, españolas nobles que de lo bueno de
esta ciudad las vio tener y reputar con general estimación, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que conoció muy bien a doña Justina de los Arcos, madre de Diego Álvarez
del Pino, y que asimismo conoció en esta ciudad a Pedro de los Arcos y a Rodrigo de los Arcos, tíos
de la dicha doña Justina, y tuvo con ellos amistad estrecha, que vinieron a esta tierra solo a ver a la
dicha sus sobrina, y sabe que era gente nobilísima y por tal, notoria y generalmente reputada, y que

95
Testigo
aunque no conoció a Diego del Pino, marido de la dicha doña Justina, sabe de largas noticias que
fueron casados y velados, y que durante el matrimonio entre otros hijos legítimos que tuvieron fue
uno el dicho Diego Álvarez, y que por las dichas noticias sabe que fue de los vecinos principales que
hubo en la ciudad de Santiago de Arma en el tiempo de su primera pujanza, y que era natural de los
reinos de España, y que según la nobleza que conoció en la dicha doña Justina de los Arcos, y sus
deudos tiene para sí, que sería el dicho Diego del Pino hombre noble, porque de otra suerte no la
hubieran casado con él, y que en esta reputación le oyó tener siempre [f 764 r.] y cuando este testigo
le hablaba de la dicha suerte con su padre y otros vecinos ancianos, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que sabe que los dichos Juan Matías del Pino y Mateo Álvarez del Pino y
sus hermanas ya nombradas y Francisco Melián de Betancur, Manuel de Betancur, Andrés de la
Torre, Santiago José Mejía de Tobar y el alférez Juan de Porras y Santa María, por cuya parte es
presentado, todos yernos e hijos de los dichos Diego Álvarez del Pino y Beatriz de Tabárez, sus
padres, y abuelos paternos y maternos, de quienes lleva hecho mención, sabe por las razones dichas
que son y han sido gente limpia de toda mala raza de moros, judíos y etíopes, ni de los nuevamente
convertidos, y que son buenos cristianos, gente honrada y principal, y en esa opinión son habidos y
tenidos en común opinión de toda esta tierra, dándoles los lugares en los actos y partes públicas de
hombres nobles, limpios y principales, sin que encontrarlo de esto haya visto, oído y entendido cosa
en contrario, y que si la hubiera tiene para sí, que con su mucha edad y noticias que tiene lo hubiera
entendido, y así lo declara por público y notorio.

Todo lo cual dijo ser la verdad, lo que sabe so cargo del juramento en que se afirmó y ratificó,
siéndole leído, y lo firmó con dicho señor teniente general.

Juan Bueso de Valdés Juan de Agudelo Calderón

Ante mí,

Félix Ángel de Prado


96
En la ciudad de Antioquia a veinte y dos de enero [f 764 v.] de mil seiscientos y setenta y un años,
ante dicho señor teniente general, para la dicha información, dicho alférez Juan de Porras y Santa
María presentó por testigo al alférez Alonso de Rodas Carvajal, vecino feudatario de esta ciudad, y
habiendo hecho juramento en forma y ofrecido decir verdad, examinado por el interrogatorio, dijo
lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y es de edad de sesenta y seis años, poco más o
menos, y que en cuanto a generales solo le toca un grado de afinidad remoto que aclara adelante,
y esto responde.

A la segunda pregunta dijo que conoció a Diego Álvarez del pino, con quien era primo por afinidad
en tercero o cuarto grado, y que conoce a Beatriz de Tabárez, y sabe que fueron casados y velados
y vecinos de esta ciudad, y que de dicho matrimonio tuvieron por hijos al bachiller Juan Matías del
Pino, a Mateo Álvarez del Pino, a doña Juana del Pino y otras cuatro hijas, que casó con José Mejía
de Tobar, con Andrés de la Torre Santiago, con Francisco Melián de Betancur y Manuel de Betancur,
toda gente honrada y principal, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce muy bien a Martín de Tabárez, que hoy vive, hombre de más
de cien años, y que es de los reinos de España, y hace más de sesenta años que está en esta tierra,
porque cuando este testigo tuvo uso de razón lo conoció en ella y siempre le ha visto portarse como
hombre [f 765 r.] honrado y principal y hacerse respetar como tal, y tenido entre los vecinos
principales ese lugar, y que por estar en esa reputación sabe casó con Juana de Morga, una señora
honrada y principal, y que le dijeron los padres de este testigo que era hija de muy buenos padres
principales, y que este testigo no los conoció porque murieron antes que tuviera uso de razón para
poderlos conocer, y que sabe que de dicho matrimonio tuvieron por hija a la dicha Beatriz de
Tabárez, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que aunque no conoció a Diego del Pino, tiene muy largas noticias de él y
sabe que fue vecino de la ciudad de Arma, que fue un lugar de muchísimo porte, poblado de gente
muy noble y principal, y que el susodicho vino de los reinos de España por ser conocido, lo casaron
con doña Faustina de los Arcos, que fue una señora principalísima y de conocida virtud, de cuyo
matrimonio nació el dicho Diego Álvarez del Pino, y que el parentesco le viene a este testigo porque
su abuela doña Catalina Pimentel, mujer que fue del contador de las reales cajas de esta provincias

96
Testigo
Rodrigo de Santander, fue prima hermana de la abuela del dicho Diego Álvarez del Pino, y que
asimismo conoció este testigo a Rodrigo de los Arcos y Pedro Arcos, tíos de la dicha doña Faustina
de los Arcos, que eran personas nobles y muy honradas, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que sabe que por las razones [f 765 v.] dichas que el bachiller Juan Matías
del Pino, Mateo Álvarez del Pino, doña Juana del Pino, doña Margarita y doña Antonia del Pino, doña
Josefa del Pino y doña Beatriz del Pino, hijas de los dichos Diego Álvarez del Pino y Beatriz de
Tabárez, sus padres y abuelos, paternos y maternos, son y han sido cristianos viejos, limpios de toda
mala raza de moros, judíos, moriscos, etíopes, ni de los nuevamente convertidos, y que han sido
gente noble, honrada y principal, por tales habidos y tenidos, y comúnmente reputados. Y en su
posesión han tenido y se les ha dado el lugar y puestos, así por las justicias como por los demás
vecinos principales de esta ciudad y ha visto ejercer al dicho Diego Álvarez del Pino, Francisco de
Betancur y Andrés de la Torre y Mateo Álvarez del Pino los oficios de alcaldes de esta ciudad y los
demás puestos y actos positivos que en ella se ofrecen, que no se dan sino a personas nobles y
principales, y que actualmente el dicho alférez Juan de Porras y Santa María sabe este testigo que
en pleito que hoy se le ha ofrecido en esta ciudad en contradictorio juicio, ha probado con sus
filiaciones y papeles ser hombre noble e hidalgo notorio de sangre, y que son notorios los puestos
que ha tenido en esta ciudad y que está ejerciendo el de alguacil mayor del santo oficio y la
suposición y lugar que tiene, todo lo cual es público y notorio sin que haya sabido, oído ni entendido
cosa en contrario.

Todo lo cual dijo ser verdad, en que se afirmó y ratificó, [f 766 r.] siéndole leído, y la firmó con su
merced dicho señor teniente general.

Juan Bueso de Valdés Alonso de Rodas Carvajal

Ante mí,

Félix Ángel de Prado


97
En la ciudad de Antioquia, en el dicho día, mes y año, para la dicha información el contenido
presentó por testigo al sargento Gonzalo Jaramillo Sepúlveda, del cual le recibió juramento, y lo hizo
conforme a derecho, y ofreció decir verdad Y siendo examinado al tenedor del interrogatorio, dijo
lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y no le tocan las generales, y es de edad de se
[…] enta [palabra manchada] y seis años.

A la segunda pregunta dijo que conoce a Beatriz de Tabárez, que nació en esta ciudad y conoció a
Diego Álvarez del Pino, difunto, y sabe que fueron casados y que durante el matrimonio tuvieron
por sus hijos a doña Juana del Pino, mujer de la parte que le presenta y al bachiller Juan Matías del
Pino, a Mateo Álvarez del Pino y a otras cuatro o cinco hijas que están casadas con Francisco de
Betancur, con Manuel de Betancur, y otra, que murió, que estuvo casada con Andrés de la Torre y
José Mejía, ya difunto, estuvo casado con otra, los cuales son hombres honrados y principales por
tales habidos y tenidos, y limpios sin mácula ninguna, y así ha visto que los dichos Diego Álvarez del
Pino, su hijo Mateo Álvarez del Pino, Andrés de la Torre y Francisco de Betancur han sido alcaldes
en esta ciudad, y esto responde.

[f 766 v.] A la tercer pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez, que a más de sesenta años que
vino a esta ciudad de los reinos de España y que le han tenido y tienen por hombre noble y bien
nacido y su proceder habido de tal, y en esa atención le han acatado y respetado toda la gente
honrada y principal de este pueblo, y que sabe que casó con Juana de Morga, una señora honrada
de lindo proceder y opinión que no conoció este testigo a sus padres por ser difuntos pero que
conoció a su abuela, que se llamaba Juana Ortiz, y estaba en la misma reputación de mujer honrada,
principal y de buen proceder, y que sabe que del dicho matrimonio, entre otras hijas que hubo, fue
una la dicha Beatriz de Tabárez, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que, aunque no conoció de vista a Diego del Pino, le dijo a este testigo su
padre en varias ocasiones que lo había conocido y que fue vecino de la ciudad de Arma en el tiempo
que estaba florida, y que era un hombre noble de los reinos de España, de muy buen proceder y de
mucha presunción, y que este testigo conoció a doña Faustina de los Arcos, a Rodrigo de los Arcos
y a Pedro Arcos Cortés, tíos de la susodicha, que vinieron a esta tierra a verla, con quien este testigo
tuvo muchísima amistad y comunicación, y que eran bizarros, mozos y de lindo proceder, que se

97
Testigo
hacían respetar [f 767 r.] con lindo aliento como hombres nobles y principales, y que sabe que la
dicha doña Faustina fue casada con el dicho Diego del Pino, y que del dicho matrimonio tuvieron
por hijos a Diego Álvarez del Pino, y que todos han sido gente honrada y de buen proceder, y esto
responde.

A la quinta pregunta dijo que por lo que tiene declarado sabe que los dichos Juan Matías del Pino y
las demás sus hermanas y cuñados, y sus padres y abuelos paternos y maternos, y demás personas
nombradas, son cristianos viejos, limpios de toda mancha ni raza de moros, judíos, etíopes, ni
nuevamente convertidos antes bien sabe así de vista como de noticias que todos son gente honrada,
noble y principal, y por tales, habidos, tenidos y comúnmente reputados, y en esta atención se les
ha dado el lugar y puestos que se dan y tienen los demás vecinos, nobles y principales de esta ciudad,
así en sus casas y paseos como en los demás actos y juegos de cañas públicas que se han ofrecido,
y actualmente el alférez Juan de Porras de Santa María es alguacil mayor del santo oficio, y que todo
esto es público y notorio, pública voz y fama, sin que haya entendido, visto ni oído cosa en contrario,
y por tal lo declara, lo cual dijo ser la verdad, y lo que sabe so cargo del juramento en que se afirmó
y ratificó, y no firmó por no saber. Lo firma el dicho señor teniente general.

[f 767 v.] Juan Bueso de Valdés.

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

98
En la ciudad de Antioquia, en veinte y dos de enero de mil y seiscientos setenta y un años, ante el
dicho señor teniente general, el contenido presentó por testigo a Juan de Goes, vecino de esta
ciudad, del cual recibió juramento, y habiéndolo hecho conforme a derecho, y ofrecido decir verdad,
siendo examinado al tenedor del interrogatorio, dijo lo siguiente:

98
Testigo
A la primera pregunta dijo que conoce a las partes uy es de edad de setenta y un años, y que no le
tocan las generales.

A la segunda pregunta dijo que conoció a Diego Álvarez del Pino, que ya es difunto, y conoce a
Beatriz de Tabárez, y sabe que fueron casados según orden de nuestra santa madre iglesia y que
durante el matrimonio tuvieron por sus hijos legítimos al bachiller Juan Matías del Pino, a Mateo
Álvarez del Pino y a doña Juana del Pino y a las cuatro hermanas que se casaron con Francisco Melián
de Betancur, Manuel de Betancur, Andrés de la Torre y José Mejía Tobar, gente limpia, principal,
honrada y de buen proceder, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez, que hacía más de sesenta años que vino
a esta ciudad y de los reinos de España, y casó en ella con Juana de Morga, a quienes este testigo
conoció muy bien, y sabe que era hija de buenos padres españoles, y que [f 768 r.] ella era muy
honrada y de buen proceder, y que del dicho matrimonio tuvieron, entre otras hijas e hijos, a la
dicha Beatriz de Tabárez, madre de la dicha doña Juana del Pino y sus hermanos, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que, aunque no conoció a Diego del Pino, sabe por noticias que ha tenido
que era hombre principal y por tal, habido y tenido en la ciudad de Arma, donde fue vecino y casado
con doña Justina de los Arcos, una señora que este testigo conoció muy bien, y sabe que del dicho
matrimonio tuvieron por hijo al dicho Diego Álvarez del Pino y Pedro Álvarez del Pino, y que también
conoció de trato, comunicación a Pedro Arcos Cortés y a Rodrigo Arcos Cortés, que eran tíos de la
dicha doña Justina, honrados de muy buen proceder, y que así en eso como en el modo de portarse,
mostraban muy bien ser todos de gente noble y principal, y que en esa reputación fueron habidos
y tenidos, así en esta ciudad como en la de Cáceres y Los Remedios, a donde este testigo los conoció
y comunicó, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que por las razones que lleva dichas sabe que los dichos Juan Matías del
Pino, Mateo Álvarez del Pino, doña Juana del Pino, doña Antonia del Pino, doña Margarita del Pino,
doña Beatriz y doña Josefa del Pino, sus hermanas, hijas del dicho Diego Álvarez del Pino y Beatriz
de Tabárez, y los dichos sus yernos, y sus abuelos paternos y maternos, y demás parientes, [f 768
v.] son y han sido gente honrada y principal, de buen hacer y crédito, limpios de toda mala raza de
moros, judíos, etíopes, ni de los nuevamente convertidos, antes bien como tales personas nobles y
principales los ha visto y oído, pues se les han dado los puestos y lugares que dan a las personas
nobles, y que a los dichos Diego Álvarez del Pino, Francisco de Betancur y Andrés de la Torre, y a
otros sus parientes les ha visto ejercer los oficios de alcaldes de esta ciudad y otros actos y puestos
que provee su cabildo, que no se dan sino a las personas de méritos y vecinos principales, y que al
alférez Juan de Porras le ha visto ejercer el puesto de alférez del número de infantería española, y
asimismo, sabe que después de casado con la dicha su mujer ejerce el puesto de alguacil mayor del
santo oficio, prueba de su limpieza, y que en esta común opinión han sido los unos y los otros
habidos y tenidos, y comúnmente reputados en esta ciudad de toda la gente honrada y principal de
ella, sino que haya este testigo oído ni entendido cosa en contrario, y que esto es público y notorio,
y lo podrán declarar todos los vecinos ancianos de este lugar.

Lo cual dijo ser verdad so cargo del juramento en que, siéndole leído, afirmó y ratificó, y lo firma
con su merced dicho señor teniente general.

Juan Bueso Valdés Juan de Goes

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

99
En la ciudad de Antioquia, en veinte y cuatro de enero [f 769 r.] de mil seiscientos setenta y un
años, por ante mí, el señor teniente general, el alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor
del santo oficio, para su información, presentó por testigo al tesorero Juan Mejía de Tobar, vecino
de esta dicha ciudad, de quien se recibió juramento, y lo hizo conforme a derecho y prometió decir
verdad, y siendo examinado por el tenedor del interrogatorio, dijo lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce las partes y que por las generales de la ley dice que doña
Josefa del Pino, hermana de doña Juana del Pino, es su cuñada por haber sido casada con José Mejía
de Tobar, su hermano de primer matrimonio, y en lo demás no le tocan, y es de edad de setenta
años, algo más o menos.

99
Testigo
A la segunda pregunta dijo que conoció, trató y comunicó a Diego Álvarez del Pino, que ya es difunto,
y conoce a Beatriz de Tabárez, viuda por su fin y muerte, y sabe que los susodichos fueron casados
y velados en orden de nuestra santa madre iglesia y que durante su matrimonio tuvieron y
procrearon por sus hijos e hijas legítimas a todos los contenidos en la pregunta; y que haciendo vida
maridable se los vio criar y alimentar por tales, y que a todos y a cada uno de ellos este testigo ha
comunicado muy familiarmente, así antes que se casara el dicho su hermano con la dicha doña
Josefa del Pino como después de casado en el Valle de Aburrá [f 769 v.] y esta ciudad, y esto
responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez, y también conoció a Juana de Morga, su
mujer, que ya es difunta, y los vio hacer vida maridable como marido y mujer, y que de su
matrimonio entre otros hijos legítimos tuvieron y procrearon a la dicha Beatriz de Tabárez, con
quien casó el dicho Diego Álvarez del Pino, y este testigo le vio por haberse casado en esta ciudad,
de cuyo matrimonio tuvieron y procrearon a la dicha doña Juana del Pino y a los demás que contiene
la pregunta, a quienes este testigo como lleva dicho conoció, trató y comunicó muy familiarmente,
y así el dicho Martín de Tabárez, como el dicho Diego Álvarez del Pino han sido personas honradas
y principales en esta ciudad y en tal reputación han estado y están. Y que por parte de la dicha Juana
de Morga conoció este testigo al bachiller Domingo Ruíz de Lizarazo, presbítero, que se trataban por
parientes con todos los que lleva dichos y hacía mucho aprecio y estimación de ser deudo. Y por
parte del dicho Martín de Tabárez ha sido tenido por hijo, porque comúnmente se ha tenido noticia
de sus papeles, aunque este testigo no los ha visto, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que, aunque no conoció a Diego del Pino, conoció a doña Faustina de los
Arcos, [f 770 r.] su mujer después de viuda, que asistía en el Valle de Aburrá con el dicho Diego
Álvarez del Pino, su hijo, que la amparaba y que supo y oyó decir comúnmente fueron casados y
velados según orden de nuestra santa madre iglesia y que fueron vecinos de la ciudad de Arma,
gobernación de Popayán, por cuya causa este testigo no los vio hacer vida maridable ni criar al dicho
Diego Álvarez del Pino, ni Pedro Álvarez del Pino, su hermano, pero que asistió la dicha doña
Faustina en el Valle de Aburrá, como lleva dicho, vio muchas veces llamar los hijos, y ellos, a ella de
madre, y en tal opinión y reputación han estado y están hasta ahora, y que la dicha doña Faustina
de los Arcos fue tenida por mujer honrada, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que sabe que los dichos Diego Álvarez del Pino y todos sus hijos y sus
abuelos, y dichos sus padres, han sido y son tenidos por cristianos viejos y limpios de toda mala raza
de moros, ni judíos, ni penitenciados por el santo oficio ni de los nuevamente convertidos, ni de
etíopes, ni de otra ninguna mala secta, y que en esta buena opinión y fama han estado, y están, sin
que este testigo haya oído ni entendido cosa en contrario antes bien cuando se asentó el
matrimonio del dicho José Mejía, su hermano difunto, con la dicha doña Josefa del Pino, [f 770 v.]
hija del dicho Diego Álvarez del Pino y hermana carnal de la dicha doña Juana del Pino, mujer del
dicho alférez Juan de Porras y Santa María, supo que Martín de Tabárez había hecho notoria su
hidalguía y limpieza por el conocimiento que tenía del tesorero Juan Mejía de Tobar, padre de este
testigo que sabía era hidalgo notorio, y que por esta y otras muchas causas, así este testigo como
todos sus hermanos y madres hicieron mucho aprecio y estimación de la dicha doña Josefa del Pino
y de los hijos que en dicho matrimonio tuvieron, preciándose de tenerlos por sobrinos y nietos. Y
que además de esto, todos los mencionados en la pregunta han visto la común estimación que de
todos ellos se ha hecho, y que de aquellos que tiene dicho que no conoció, tuvo largar noticias de
ello, y que fueron tenidos y comúnmente reputados por gente principal y honrada, de buen
proceder y mucha afabilidad en sus tratos, por cuyas causas fueron y son bien, y vistos y estimados
de toda la gente principal de esta tierra.

Y que todo lo que lleva dicho es la verdad, público y notorio, pública voz y fama, so cargo su
juramento, en el cual se afirmó y ratificó, y que es de la edad que tiene dicha, y lo firmó.

Juan Bueso de Valdés Juan Mejía de Tobar

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

100
En la dicha ciudad de Antioquia, en veinte y cuatro de enero del dicho año de mil y seiscientos y
setenta y uno, [f 771 r.] por ante el dicho señor teniente general, el dicho alférez Juan de Porras y
Santa María, alguacil mayor del santo oficio, para más prueba de su pretensión, presentó por testigo

100
Testigo
a Fabián Taborda, vecino de esta ciudad, del cual recibió juramento, y lo hizo en forma de derecho,
y prometió decir verdad, y siendo examinado por el tenedor de las preguntas del interrogatorio dijo
lo siguiente:

A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y que no le tocan las generales, y es edad de más
de noventa años, y esto responde.

A la segunda pregunta dijo que conoció a Diego Álvarez del Pino, que ya es difunto, y sabe que los
susodichos fueron juntamente velados 101 según orden de nuestra santa madre iglesia, y este testigo
los vio hacer vida maridable, y asimismo sabe que del dicho matrimonio tuvieron y procrearon por
sus hijos legítimos a la dicha doña Juana del Pino, mujer del dicho Juan de Porras de Santa María
por parte de quien es presentado, y a todos los demás que contiene la pregunta, y que las otras
cuatro hijas de los sobre dichos sabe que se han casado con personas honradas y principales, de
quienes se ha visto se ha hecho mucha estimación en esta ciudad, y esto responde.

A la tercera pregunta dijo que conoce a Martín de Tabárez y conoció a Juana de Morga, su mujer,
que ya es difunta, y sabe que los susodichos fueron casados [f 771 v.] y velados según orden de
nuestra santa madre iglesia, y este testigo los vio hacer vida maridable y que del dicho matrimonio
tuvieron y procrearon entre otros hijos a la dicha Beatriz de Tabárez, a la cual, y a las demás, este
testigo las vio criar y alimentar llamando de hijos y ellos de padre y madre, y esto responde.

A la cuarta pregunta dijo que conoció muy bien a Diego del Pino y a doña Faustina de los Arcos, su
mujer, vecinos que fueron de la dicha ciudad de Santiago de Arma, en gobernación de Popayán, y
que sabe que fueron casados y velados según orden de nuestra santa madre iglesia, de cuyo
matrimonio tuvieron y procrearon por sus hijos legítimos a Diego Álvarez del Pino y a Pedro Álvarez
del Pino, su hermano, y que después de viuda dicha doña Faustina de los Arcos mudó su vecindad
al Valle de Aburrá, de esta jurisdicción, en compañía del dicho Diego Álvarez del Pino, su hijo, y que
así en la dicha ciudad de Arma, como en el dicho valle vio hacer mucha estimación de los dichos
marido y mujer y que el dicho Diego del Pino estaba en reputación de hombre noble, hidalgo
notorio, y la dicha doña Faustina por mujer honrada y principal, virtuosa y honesta, y de muy buen
proceder, y esto responde.

A la quinta pregunta dijo que de vista y experiencia sabe que todos los referidos en la pregunta han
sido y son cristianos viejos, limpios de toda mala raza [f 772 r.] de moros ni judíos, ni penitenciados

101
[sobre el renglón: él y Beatriz de Tabárez]
por el santo oficio de la inquisición ni de los nuevamente convertidos, ni sabe ni ha oído decir que
tengan ninguno mezcla de etíopes, ni otra ninguna mala raza, ni este testigo lo ha oído ni entendido
antes bien por común y general opinión han sido y es el dicho Martín de Tabárez habido, tenido y
reputado por hombre hidalgo, notorio y por el consiguiente el dicho Diego Álvarez del Pino, por cuya
parte fue conocida por publicidad su hidalguía y nobleza, cuyo origen se dijo siempre lo tenía en
Talavera de la Reina, en los reinos de España, y que sabe que algunos años después de casado el
dicho alférez Juan de Porras y Santa María con la dicha doña Juana del Pino le vino el cargo de
alguacil mayor del santo oficio de la inquisición por ser hombre noble. Y que además de esto sabe
que este presente año es alcalde ordinario en la dicha ciudad de Santiago de Arma, y que todo lo
que dicho y declarado tiene es la verdad so cargo del juramento que hecho tiene, en el cual, siéndole
leído, afirmó y ratificó, no firmó por no saber escribir. Lo firmó el dicho señor teniente general.

Juan Bueso de Valdés

Ante mí,

Félix Ángel de Prado

102
El alférez Juan de Porras y Santa María, alguacil mayor del santo oficio de la ciudad de Santiago
de Arma, digo que yo tengo dada ante vuestra merced bastante prueba del [f 772 v.] nacimiento de
doña Juana del Pino y sus hermanos y hermanas, padres y abuelos paternos y maternos, y para los
efectos que me convengan se ha de servir vuestra merced de certificar como los testigo que he
presentado son los más noticiosos que hay en esta ciudad y de toda excepción, y que se me den los
testimonios que pidiere, en los cuales y en el original ha de interponer su autoridad y derecho
judicial, mediante lo cual a vuestra merced pido y suplico así lo provea y mande pues es justicia que
pido.

102
Petición
Juan de Porras

103
Por presentada, y visto con la información certifico que los testigos de ella por el conocimiento
que de sus personas tengo, son los más noticiosos de esta ciudad, y me le dé uno, dos o más
testimonios que esta parte pidiere, en los cuales y en cada uno de ellos interpongo mi autoridad y
decreto judicial tanto cuanto a lugar conforme a derecho.

Juan Bueso de Valdés

Se proveyó por el señor capitán Bueso de Valdés, teniente general de esta provincia en Antioquia a
veinte y seis de enero de mil seiscientos y setenta y un años.

Ante mí,

Félix Ángel del Prado, escribano

Concuerda con los testimonios de donde hice sacar este a que en caso necesario me refiero, que
está corregido y concertado, y va en cuarenta y tres hojas. Con la primera del sello segundo, todas
rubricadas con la rúbrica de mi firma, y así lo certifico, y por verdad lo firmo en esta villa de Medellín
a once de septiembre de mil seiscientos [f 773 r.] y setenta y siete años, y pasó ante mí el cubo de
escuadra Luis Gómez, regidor y alcalde ordinario más antiguo de ella con testigos que se hallaron al
ver y corregir por defecto de escribano público ni real.

Luis Gómez Testigo Juan Jaramillo de Andrade

103
Decreto
Testigo Alonso López de Restrepo

Por presentado con petición por el tesorero Mateo Álvarez del Pino ante mí, el sargento don
Domingo Ibarra Cataño, alcalde ordinario hoy día del decreto, y para que conste lo anoto, rubrico y
firmo.

Cataño

Concuerda este traslado con el original que uno y otro volví a la parte, y aunque en el original falta
la primera hoja de la petición esté en la segunda el nombre del que pide, está cierto y verdadero a
que en lo necesario me remito, y doy el presente en treinta y siete hojas con esta y una en blanco,
la primera del escribano, segundo habiéndolo primero corregido, concertado y enmendado yo, el
sargento don Domingo Ibáñez Cataño, alcalde ordinario de esta villa de Medellín con testigos por
falta de escribano en ella en diez y seis de marzo de mil setecientos y treinta años, y así lo certifico.

Domingo Ibáñez Cataño Testigo don José Lotero

Testigo Juan Flórez Paniagua

Presentado con petición por el tesorero Mateo Álvarez del Pino ante mí, don Ignacio de Cárdenas,
alcalde ordinario de esta villa de Medellín en tres de marzo de setecientos [f 773 v.] y treinta y dos,
y así lo anoto y rubrico.

Cárdenas
Presentado con petición del señor mi compañero don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario, y don
Nicolás de Cárdenas ante mí, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario de esta villa de Medellín
en ella en seis de marzo de setecientos y treinta y dos, y así lo anoto y rubrico.

Molina

104
Testado / testimonio / sello / pal seteci /cho / nove / era hombre noble y hermano legítimo de
fulano de Morga / noble / lo / de / no valen / enmendado el / ra / memoria / gaste / ro / Jerónimo
/ respetados / respet / oposición / m / a / casados / valen / entre renglones / López / i / r / r / él y
Beatriz de Tabárez / valen.

Concuerda este traslado con el traslado ante mí presentado que va expresado, de donde le hice
sacar, y con él le corregí, concerté y enmendé. Está cierto y verdadero aquí en lo necesario me
remito, y para que conste, y en cumplimiento de lo pedido y mandado doy el presente en cuarenta
y ocho hojas escritas, una en que se acaba este, concuerda, y otra en blanco, que por todas son
cincuenta. Y así lo certifico yo, don Diego [f 774 r.] de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo
de esta villa de Medellín en ella en quince de marzo de mil setecientos y treinta y dos años, siendo
testigos a lo ver, corregir, concertar y enmendar el secretario don José Lotero y José León de
Zamarra, vecinos que lo firman conmigo por falta de escribano público y real, y así lo certifico.

Don Diego de Molina Beltrán Testigo don José Lotero

Testigo José León de Zamarra

Corregido

104
Erratas
Presentado con petición por el señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario más antiguo de
esta villa de Medellín en ella en diez y siete de marzo de mil setecientos y treinta y dos años, y para
que conste lo anoto y rubrico.

Molina

[f 780 r.] 105 En dicha villa dicho día, mes y año, y ante mí, dicho juez, las partes para su información
presentaron por testigo al secretario don José Lotero, notario de la santa cruzada y vecino de esta
villa, a quien yo, dicho juez, por falta de escribano, le recibí su juramento, que lo hizo por Dios y a la
cruz, conforme a dicho prometió decir verdad en lo que supiere y le fuere preguntado, y siéndolo al
tenedor del escrito de las partes que le fue leído, dijo que conoció de trato y comunicación a don
Luis de Cárdenas, sobre cuya nobleza y calidad tiene declarado ante mí, dicho juez, y a dicha
declaración se remite, y sabe que dicho don Luis fue casado y velado infatie ecclesiae con doña
Antonia de Betancur Álvarez, y sabe que esta fue hija legítima del capitán Manuel de Betancur y
Velasco y de doña Antonia Álvarez del Pino, abuelos afines del declarante, y que la dicha doña
Antonia Álvarez del Pino fue hija legítima de Diego Álvarez del Pino y de doña Beatriz de Tabárez, y
que esta fue hija legítima de Martín de Tabárez, personas todas nobles y principales, y que en esta
villa y provincia tuvieron muchísimos oficios honrosos de república, lo que le consta al testigo por
haber repasado todos los libros capitulares de este cabildo, y que por esta razón y el cuaderno de
las informaciones pertenecientes a la familia de Álvarez, que la ha leído y corregido, le consta les
pertenecen a los pretendientes los honores de dichos papeles, pues son legítimos descendientes de
los en ellos contenidos, pues sabe que el dicho don Luis de Cárdenas y la dicha doña Antonia de
Betancur Álvarez, su mujer, [f 780 v.] durante su matrimonio tuvieron y procrearon por sus hijos
legítimos al señor alcalde don Ignacio de Cárdenas, a don Nicolás Javier y a don Jacinto y doña
Mariana de Cárdenas, que ya es difunta, y sabe que los pretendientes han tenido los oficios
honrosos de república que se dan a las personas principales, pues el señor don Ignacio de Cárdenas
es actual alcalde ordinario, y lo fue de la santa hermandad el año de setecientos y treinta, y don
Nicolás de Cárdenas lo fue en años pasados, lo que los susodichos y sus hermanos han procedido y
proceden bien honesta y virtuosamente, imitando en ello a sus mayores y antepasados. Y que sabe

105
Testigo
que el señor alcalde don Ignacio de Cárdenas es casado y velado infatie ecclesiae con doña Marina
Vásquez Romero, hija legítima del alguacil mayor José Vásquez Romero, natural de los reinos de
España y de doña María de la Guerra Peláez, y nieta legítima de Lorenzo Guerra Peláez y de doña
Ana de la Cámara, sobre cuya nobleza ante el testigo como director del despacho público y como
oficial mayor de él por no haber escribano el año de mil setecientos y veinte y nueve ante el capitán
Francisco de Mesa.

Siendo alcalde ordinario se hici [f 781 r.] eron rigurosas informaciones a pedimento de Jerónimo
Vásquez Romero, hermano legítimo y entero de la dicha doña Marina, y salieron por personas muy
nobles y de oficios muy honrosos y que se remite a dicha información que para en poder de José
Ubaldo Vásquez Romero, hijo legítimo del susodicho; que sabe que don Nicolás Javier y don Jacinto
de Cárdenas son casados y velados infatie ecclesiae el primero con doña Catalina y el segundo con
doña Antonia Gómez de Castro, hijas legítimas del sargento Cristóbal Gómez de Castro y de doña
María Álvarez del Pino y nietas legítimas de Cristóbal Gómez de Castro, natural de los reinos de
España, y de Catalina Marín y Pedro Álvarez del Pino, y de Gregoria Cortés, de cuyas calidades sabe
lo siguiente:

Que de Cristóbal Gómez el viejo sabe que era del reino de Galicia y que corrió por hombre noble.

Que de Catalina Marín no tiene noticia alguna por ser muy vieja.

Que por lo que toca a los Cortés ha trasladado dos veces los autos de su nobleza, y por ellos ha visto
que lo son.

Y que como notario eclesiástico y escribano de este cabildo que ha sido muchos años y ha visto y
repasado sus archivos, y ante él en ambos juzgados se han [f 781 v.] hecho muchas informaciones.
Sabe y le consta los contenidos en esta declaración, y sus familias están tenidas y reputadas por
personas principales, limpias de toda mala raza ni mácula de moros, judíos, mulatos, ni
penitenciados ni castigados por el santo oficio de la inquisición u otro alguno, y no sabe ni ha tenido
noticia que ninguno de los expresados haya tenido oficio vil. Y por estas razones le consta que los
pretendientes y sus hermanos, por los casamientos que han contraído, no han venido a
descaecimiento de sus nobles calidades y que esto que lleva dicho y declarado es lo que sabe ha
visto en los archivos expresados y otros papeles ha oído público y notorio, pública voz y fama, sin
que haya sabido u oído otra cosa en contrario, y la verdad so cargo del juramento que hecho tiene,
en que se afirmó y ratificó, siéndole leído, y dijo ser de edad de cuarenta y cinco años, poco menos,
y que aunque es pariente de afinidad con los pretendientes en segundo grado no ha faltado a la
verdad, y lo firma conmigo y testigos por falta de escribano, y así lo certifico.

Entre renglones Tuvieron Vale

Don Diego de Molina Beltrán don José Lotero

Testigo José de Estrada Testigo Juan Flórez Paniagua

106
En dicha villa dicho día, mes y año, ante mí, dicho juez, las partes prosiguiendo su información,
presentaron por testigo a Juan Guerra Peláez, vecino de esta villa, a quien yo, dicho juez, en
presencia de testigos por falta de escribano, [f 782 r.] recibí juramento, que lo hizo por Dios, y a la
cruz conforme a derecho prometió decir verdad en lo que supiere y le fuere preguntado, y siéndolo
al tenedor del escrito presentado, que le fue leído, dijo que conoció a don Luis de Cárdenas, y sabe
que fue casado y velado infatie ecclesiae con doña Antonia de Betancur Álvarez, y que durante su
matrimonio tuvieron y procrearon al señor alcalde don Ignacio de Cárdenas y don Nicolás Javier de
Cárdenas, que lo presentan a don Jacinto y doña Mariana de Cárdenas, que ya es difunta, y sabe
que la dicha doña Antonia de Betancur Álvarez fue hija legítima del capitán Manuel de Betancur y
de doña Antonia Álvarez del Pino, y esta fue hija legítima de Diego Álvarez del Pino y de doña Beatriz
de Tabárez, y ésta fue hija legitima de Martín de Tabárez, todas personas beneméritas, nobles
principales y que obtuvieron en esta villa y provincia muchos oficios honrosos de república que se
dan a las personas nobles y principales que en esta opinión y buena reputación han estado tenidos
y por ello respetados, sin que haya sabido, oído ni entendido cosa en contrario, y que por estas
razones que él lleva declaradas de genealogía, sabe el testigo y le consta que les tocan a los
pretendientes y sus hermanos los honores de los papeles presentados, y que le consta que el señor
don Ignacio de Cárdenas es actualmente alcalde ordinario de esta villa y lo fue de la santa
hermandad el año de setecientos y treinta, y don Nicolás de Cárdenas lo fue de la santa hermandad

106
Testigo
en años pasados, y los susodichos y sus hermanos han procedido y pro [f 782 v.] ceden bien honesta
y virtuosamente, imitando en ello a sus mayores y antepasados; y que sabe que el señor don Ignacio
de Cárdenas es casado y velado infatie ecclesiae con doña Marina Vásquez Romero, hija legítima del
alguacil mayor José Vásquez Romero, natural de los reinos de España y de doña María de la Guerra
Peláez, y nieta legítima de Lorenzo Guerra Peláez y de doña Ana de la Cámara, personas nobles y
principales, y a cuyas familias confirieron los oficios honrosos de república que se dan a las personas
nobles y principales; y que sabe que don Nicolás Javier fue casado y velado infatie ecclesiae con
doña Catalina Gómez de Castro y don Jacinto con doña Antonia Gómez de Castro, hijas legítimas del
sargento Cristóbal Gómez de Castro y de doña María Álvarez del Pino, parientes, y que por ello
casaron con dispensación con las susodichas, quienes son nietas legítimas de Cristóbal Gómez de
Castro, natural de los reinos de España, y de Catalina María y Pedro Álvarez del Pino y de Gregoria
Cortés, a quienes ha visto y a todos los antedichos tener y reputar por personas principales, limpios
de toda mala raza, ni mácula de moros, judíos, mulatos, ni otra mala [f 783 r.] generación reprobada,
ni penitenciados ni castigados por el santo tribunal de la inquisición ni otro alguno, y no sabe ni ha
tenido noticia que ninguno de los contenidos en esta declaración hayan tenido oficios viles, y que
sabe que los pretendientes y sus hermanos, por los casamientos que han contraído, no han
desmerecido ni descaecido de su noble calidad, y que esto que lleva dicho y declarado es lo que
sabe, público y notorio, pública voz y fama, en esta villa y provincia, y la verdad so cargo del
juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, siéndole leída du declaración, dijo ser de
edad de sesenta y cuatro años, más o menos, y que aunque tiene parentesco de afinidad con el
señor don Ignacio de Cárdenas no por eso deja de decir la verdad, y lo firma conmigo y testigos por
falta de escribano, y así lo certifico.

Enmendado Nietas Vale

Don Diego de Molina Beltrán Juan Guerra Peláez

Testigo José de Estrada Testigo Juan Flórez Paniagua


107
En dicha villa, dicho día, mes y año, y ante mí, dicho juez, las partes, prosiguiendo su información,
presentaron por testigo al alférez don Miguel Velásquez de Obando, vecino de esta villa, a quien yo,
dicho juez, en [f 783 v.] presencia de testigos por falta de escribano, le recibí su juramento, que lo
hizo por dios y a la cruz conforme a derecho prometió decir verdad en lo que supiere y le fuere
preguntado, y siéndole al tenedor del escrito que fue leído que conoce a los pretendientes y conoce
a don Luis de Cárdenas, y sabe que fue casado y velado infatie ecclesiae con doña Antonia de
Betancur Álvarez, y que durante dicho matrimonio tuvieron y procrearon por sus hijos legítimos a
los dichos pretendientes a don Jacinto y a doña Mariana de Cárdenas, que ya es difunta, y que sabe
que la dicha doña Antonia de Betancur Álvarez fue hija legítima del capitán Manuel de Betancur y
de doña Antonia Álvarez del Pino y esta fue hija legítima de Diego Álvarez del Pino y de doña Beatriz
de Tabárez , y esta fue hija legítima de Martín de Tabárez, todas personas beneméritas principales
y nobles, y que obtuvieron y obtienen los de esta familia muchos oficios honrosos y de república
que se dan y confieren a las personas nobles y principales, y que en esta buena opinión y común
reputación han estado siempre tenidos, y por ello y sus buenos procederes muy estimados y
respetados sin que haya sabido, oído ni entendido cosa en contrario, y que estos honores sane el
testigo les toca y pertenecen legítimamente a los dichos pretendientes y sus hermanos, y los papeles
presentados por las razones de genealogía que lleva dichas; y que sabe que el señor don Ignacio de
Cárdenas [f 784 r.] actualmente es alcalde ordinario de esta villa, y lo fue de la santa hermandad el
año de setecientos y treinta, y don Nicolás de Cárdenas lo fue de la santa hermandad en años
pasados, y los susodichos y sus hermanos han procedido y proceden bien y virtuosamente como sus
mayores y antepasados, y que se sabe que el señor don Ignacio de Cárdenas es casado y velado
infatie ecclesiae con doña Marina Vásquez Romero, hija legítima del alguacil mayor José Pérez
Vásquez romero, natural de los reinos de España, y de doña María de la Guerra Peláez, y nieta
legítima de Lorenzo Guerra Peláez y de doña Ana de la Cámara, personas nobles y principales, y a
cuya familia se les ha conferido los oficios honrosos de república que se dan a las personas nobles y
principales; y que sabe que don Nicolás Javier y don Jacinto de Cárdenas son casados y velados
infatie ecclesiae con dispensación porque eran parientes de doña Catalina y doña Antonia Gómez
de Castro, hijas legítimas de Cristóbal Gómez de Castro y de doña María Álvarez de Pino, y nietas
legítimas de Cristóbal Gómez de Castro, natural de los reinos de España, y de Catalina Marín y de
Pedro Álvarez del Pino y de Gregoria Cortés, a quienes y a todos los antes dichos ha visto tener y
reputar por cristianos viejos españoles, principales, limpios de toda mala raza ni mácula de oficios

107
Testigo
bajos de moros, mulatos, [f 784 v.] judíos ni penitenciados por el santo tribunal de la inquisición, ni
otro alguno, y que por los casamientos que dichos pretendientes y sus hermanos han tenido y
contraído, y no han desmerecido ni venido a menos valer sus personas y calidades, y que esto que
llevo dicho y declarado es lo que sabe público y notorio, pública voz y fama, en esta villa y provincia
y la verdad so cargo del juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, siéndole leída esta
su declaración, y que aunque tío afín de los pretendientes y sus hermanos, no ha dejado de decir la
verdad, y dijo ser de edad de setenta y cuatro años, poco más o menos, y lo firma conmigo y testigos
por la misma falta de escribano, y así lo certifico.

Don Diego de Molina Beltrán Miguel Velásquez de Obando

Testigo José de Estrada Testigo Juan Flórez Paniagua

108
Yo, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo en esta villa de Medellín, certifico
en la manera que puedo y debo a los señores que la presente vieren, en virtud de lo pedido y
mandado, como en cuanto a la información, [f 785 r.] que el señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde
ordinario, mi compañero, y don Nicolás de Cárdenas, su hermano, y los puntos sobre que preguntan,
digo que me remito en todo y por todo a lo que han dicho y declarado los cuatro testigos
antecedentes, porque todo ello es muy cierto y verdadero, público y notorio en esta villa y provincia,
y la verdad. Y así lo certifico, como también de que dichos testigos son personas principales, de
buena vida y costumbres, buen crédito y fama, temerosos de Dios y de sus conciencias. Y para que
conste donde convenga doy la presente en esta villa de Medellín a diez y ocho de marzo de mil
setecientos treinta y dos años, con testigos por falta de escribano, y así lo certifico.

Don Diego de Molina Beltrán Testigo José León de Zamarra

108
Certificación
Testigo José de Estrada

109
En la villa de Medellín, en diez y ocho de marzo de mil setecientos treinta y dos años yo, don Diego
de Molina Beltrán, alcalde ordi [f 785 v.] nario más antiguo, habiendo visto la información
antecedente, y que las partes dicen no quieren presentar más testigos y porque los que en ella
declarado están, contesten en lo sustancial sus declaraciones acorde que demande a probar, y
apruebo, dicha información por buena, y que debo declarar, y declaro, que dichas partes han
probado intención de sus legítimos descendientes de los progenitores contenidos en los cuadernos
presentados, y que les tocan los honores que les corresponden a dichos papeles, los cuales con esta
información original mandaba, y mande, se les entregue para que usen de sus dichos yo [roto] lo
que hubiere lugar que para ello y su mayor v[roto] lidación interponía, e interpongo, toda mi
autoridad y auto judicial en cuanto puedo y a lugar de derecho. Así lo proveí, mandé y firmé con
testigos por falta de escribano.

Diego de Molina Beltrán Testigo José León de Zamarra

Testigo José de Estrada

110
Y luego, incontinenti, en dicha villa, dicho día, mes y año yo, el dicho juez, entregué a la parte
esta información original en diez hojas escritas y una en blanco, y los cuadernos presentados. Y para
que conste lo pongo por diligencia y firmo.

Molina

109
Auto
110
Entrada
[f 786 r.] Regúlense estas ciento cincuenta y ocho hojas en ciento cincuenta que a veinte maravedís
valen.

14 p – o – ¼

Cabrera

Tal relator, haciendo memorial ajustado diez pesos, cuatro reales y cuatro maravedís y no
haciéndolo siete pesos, cuatro maravedís.

Cabrera

[f 787 r.] Audiencia año de 1732

Don Ignacio de Cárdenas, en razón de estrados por su filiación, de quien son los testimonios de su
nobleza aquí presentados.

Don José Benito de Balza, secretario del doctor

[f 790 r.] Don Nicolás y don Ignacio de Cárdenas, vecinos de esta villa, parecemos ante vuestra
merced como más haya lugar en derecho y nos convenga por lo que nos toca, y en nombre de los
demás nuestros hermanos legítimos, decimos que don Luis de Cárdenas, nuestro legítimo padre,
pasó de la ciudad de Mariquita a esta villa de cortos años y pobres sin razón judicial de su
nacimiento, y que casó en esta villa, y al cabo de algunos tiempos, el vulgo temerario y mordaz de
gente ruin y de baja esfera parece haber prorrumpido algunos ecos contra la calidad y limpia sangre
de dicho nuestro padre, y aunque dio la satisfacción debida, como consta de autos que pasan en el
archivo de esta villa. Y sin embargo, instado del mucho gusto que le asi [ilegible] a dicha ciudad de
Mariquita, en solicitud de hacer en ella mayor información de su nacimiento, padres y abolengos, y
habiendo adolecido [f 790 v.] gravemente en la salud de achaques habituales que padeció largo
tiempo hasta que murió por diligencias que tenía hechas, que se adelantaron por persona
confidente se nos ha remitido la información que presentamos con la solemnidad necesaria,
juntamente con certificación dada por el maestro don Juan Antonio de Arce Campuzano, cura vicario
juez eclesiástico del pueblo de la trinidad de ello y comisario subdelegado de la santa cruzada de la
ciudad de Tocaima, por donde consta la legitimidad y limpia sangre con que nació dicho nuestro
padre de que debemos gozar y gozamos sus hijos y descendientes legítimos. Que vista por vuestra
merced se ha de servir como se lo suplicamos justicia mediante mandar se agregue original o por
testimonio al archivo de esta villa, devolviéndonos lo uno o lo otro para perpetua memoria y efectos
que convengan, interponiendo vuestra merced para ello su autoridad y decreto judicial, que para
ello a vuestra merced pedimos y suplicamos se sirva habernos por presentados [f 791 r.] con dicha
información, habiendo en la conformidad que llevamos pedido en justicia, que estamos prestos a
pagar los derechos y juramos en debida forma lo necesario, etc.

Don Nicolás de Cárdenas don Ignacio de Cárdenas

111
Por presentada con los instrumentos que refieren, los cuales vistos por lo pedido por estas partes
agréguense a los libros capitulares los originales y sáquese de ellos un traslado, el cual se les
entregue para los efectos que les convengan, y para ello darán el papel de sello segundo y común
necesario, y así se les haga saber por Diego Gómez, a quien lo cometo.

Lo proveí yo, don Juan Tirado Cabello, alcalde ordinario más antiguo y tesorero particular de la santa
cruzada en esta villa de nuestra señora de la Candelaria de Medellín a cuatro de abril de mil
setecientos y veinte años, con testigos por falta de escribano.

Juan Tirado Cabello Testigo Diego Gómez de Abreu

111
Decreto
Testigo Isidoro Gómez

112
En la villa de Medellín, en el dicho día, mes y año yo, Diego Gómez, notifiqué el decreto de en
frente a don Ignacio y don Nicolás de Cárdenas en sus [f 791 v.] personas, y dijeron que lo oyen, y lo
firmé.

Diego Gómez de Abreu

113
El capitán Pedro Rubén de Luque, residente en este valle de Llanogrande, parezco ante vuestra
merced en aquel grado que mejor proceda en derecho, y digo que yo tuve estrecha amistad con
don Luis de Cárdenas, el cual hacía un año, poco más o menos, que falleció en este dicho valle, y por
los muchos motivos que me asisten de sus buenas obras, hijas de su mucha nobleza, y obligaciones
que por notorias me pudieren relevar de prueba, y sin embargo, obligado y agradecido de las buenas
asistencias que le debía a dicho don Luis, debo atender a sus hijos y descendientes, y especialmente
por don Jacinto, don Ignacio y don Javier de Cárdenas, hijos legítimos que el susodicho dejó en la
provincia de Antioquia, en donde me comunicó muchas veces que era casado, y porque ahora ha
llegado a mi noticia que el dicho don Luis de Cárdenas tuvo una discordia con un vecino de la dicha
ciudad de Antioquia, quien dicen le trató de mulato, siendo un hombre conocidamente noble
cristiano, [f 792 r.] viejo hidalgo notorio sin tener de judío, moro ni de otra mala raza cara, y que de
la injuria referida no ha habido por parte del susodicho satisfacción hasta ahora y por hallarme y
tener presente aquella amistad que profesé con dicho don Luis de Cárdenas, y por ella manifestar
en alguna manera mi agradecimiento en nombre de los dichos don Jacinto, don Ignacio y don Javier
de Cárdenas y demás hermanos que le […] al dicho don Luis de Cárdenas, por quienes en caso
necesario presto votos, caución de rapto, ofreciendo como desde luego ofrezco dar información de
como el dicho don Luis de Cárdenas fue hijo legítimo de don Santo de Cárdenas, descendiente de
los primeros pobladores de la ilustre ciudad de San Antonio, de los caballeros de Tocaima, y de doña
Magdalena de Figueroa, descendiente de los conquistadores de la ciudad de Ibagué, y que estos y
sus progenitores fueron habidos, tenidos y tratados por personas nobles, de ilustre sangre, limpias

112
Notificación
113
Petición
de toda mala raza, y que en esta conformidad trataron siempre al dicho don Luis de Cárdenas hasta
que falleció sin que por ningún camino se haya [f 792 v.] oído decir lo contrario, y mediante a que
el señor ministro don Juan Antonio de Arce Campuzano, cura y vicario del pueblo de Coello, y
comisario de la santa cruzada, es hijo patrimonial de la ciudad de Mariquita, de donde fue el dicho
don Luis de Cárdenas, se ha de servir vuestra merced como lo suplico mandar se le exhorte, ruegue
y encargue que, como persona de tanta autoridad, se sirva de certificar lo que supiere en orden a lo
que llevo referido, y que los testigos que yo presentare se examinen al tenedor de este escrito, los
cuales digan y declaren todo lo demás que supieren.

Y dada la manera que baste mandar, se me entregue originalmente para ocurrir con ella a dicha
provincia de Antioquia, a poder de los herederos de dicho don Luis de Cárdenas para él guardada
de sus derechos, por todo lo cual a vuestra merced pido y suplico que, con vista de lo que llevo
representado, se sirva de mandar hacer según y como llevo pedido en que mis partes recibirán
merced con justicia, y juro en sus armas lo necesario.

Usia

[f 793 r.] Otrosi114, digo que respeto a estar en el campo, y que esto pide pronta ejecución y que los
testigos a quienes pretendo aprovecharme, están para hacer ausentarse puede atrasar este negocio
se ha de servir vuestra merced como lo suplico se me reciba este escrito y los demás que se me
ofrecieren sobre este punto en este papel por no haber otro, que para ello existió el más a más del
real haber pido, ut supra.

Pedro Rubén de Luque

115
Por presentada esta parte de la información que ofrece y los testigos que presentare se examinen
al tenedor de este escrito, los cuales digan todo lo más que supieren sobre lo representado por esta

114
Además
115
Decreto
parte, y ruéguese y encárguese al señor ministro don Juan Antonio de Arce Campuzano, cura vicario
juez eclesiástico y comisario subdelegado de la santa cruzada del pueblo de Coello y sus anexos, y
de la ciudad de Tocaima y su jurisdicción se sirva de certificar sobre lo enunciado por esta parte y
todo sea a continuación de este escrito y en el otrosi mediante a hacer examinado el más a más del
real habér [f 793 v.] sele, sitúe en este papel por estar el campo y no haber otro, y hecho se traiga
para con vista de todo proveer sobre lo demás que se pide. Provee el decreto de suso yo, Juan de
Ortega, alcalde ordinario en este partido de llano grande, jurisdicción de la ciudad de Tocaima en
los aposentos de Santa Ana en veinte y tres de junio de mil setecientos y diez y nueve años, y lo
firmé con testigos, ante quien actué por falta de escribano.

Juan de Arteaga Testigo José de la Cruz Barcenilla

Testigo Vicente de las Cuevas y Latorre

En el pueblo de Coello en veinte y tres de junio de mil setecientos diez y nueve años yo, Juan de
Arteaga, alcalde ordinario de este partido, hice saber y exhorté al señor ministro don Juan Antonio
de Arce Campuzano, cura y vicario de este dicho pueblo, quien habiendo oído y entendido el escrito
presentado y decreto a su continuación proveído, dijo que estaba presto a dar la certificación que
se le pide, y esto dio por su respuesta, y así lo certifico y firmo con testigos, ante quien actúo por
falta escribano.

Juan de Arteaga Testigo Diego de Soto Maldonado

[f 794 r.] Testigo José de la Cruz Barcenilla Vicente de las Cuevas y Latorre

En los aposentos de Santa Ana, valle de Llanogrande, jurisdicción de la ciudad de Tocaima en veinte
y seis de junio de mil setecientos diez y nueve para la información, ofrenda y mandada dar, el capitán
Pedro Rubén de Luque presentó por testigo al alférez Juan Galdón del Espino, residente en el dicho
valle, de quien yo, Juan de Arteaga, alcalde ordinario del […], recibí juramento por Dios nuestro
señor y una señal de cruz que hizo en forma de derecho, y prometió decir verdad, y en lo que supiere
y le fuere preguntado, y habiéndose leído la petición de la hoja antecedente a su tenedor, dijo y
declaró lo siguiente:

Que habrá cincuenta años, poco más o menos, que conoció de vista y comunicación a don Jacinto
Cárdenas por hombre noble, cristiano viejo y limpio de toda mala raza, y oyó decir a muchas
personas antiguas que era descendiente de las primeras familias que fundaron la ciudad de Tocaima,
el cual casó con doña Magdalena [f 794 v.] Suárez de Figueroa, hija legítima del capitán don Álvaro
Suárez de Figueroa y de doña Ana de Luna, y ha habido hijos y descendientes de los primeros
conquistadores de la ciudad de Ibagué, los cuales tuvieron por hijos legítimos al dicho don Luis y a
doña Ana de Cárdenas en la ciudad de Mariquita, donde fueron vecinos, y el dicho don Luis
Cárdenas, hijo patrimonial, y que a los dichos don Jacinto de Cárdenas y doña Magdalena Suárez de
Figueroa les vio tratar de primos hermanos con el señor contador don Alonso Navarro de Figueroa,
que lo fue en el tribunal y audiencia real de quejas de las de este reino por haber casado dicho don
Jacinto de Cárdenas con doña Magdalena Suárez de Figueroa, su prima hermana, y que el dicho don
Luis le vio tratar en la misma conformidad al maestro don Ambrosio de Guevara y Figueroa por su
sobrino carnal, siendo cura y vicario del pueblo de Coello y comisario del santo oficio, como
asimismo era primo hermano [f 795 r.] el dicho don Luis de Cárdenas del capitán don Juan Murillo
de Mendoza, a quien conoció el testigo muchas veces alcalde ordinario de la ciudad de Ibagué, el
cual era legítimo hijo de don Diego Murillo de Mendoza y de doña Isabel Suárez de Figueroa,
hermana legítima de la dicha doña Magdalena Suárez de Figueroa, madre del dicho don Luis de
Cárdenas, y que a todos les conoció, trató y vio que les trataban como personas ilustres y de noble
sangre, habidos y tenidos por tales, lo cual es público y notorio, pública voz y forma, en todas las
ciudades de Tocaima, Mariquita e Ibagué, y que todo lo que lleva dicho y declarado es la verdad so
cargo del juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, habiéndosele leído esta su
declaración, dijo ser de edad de setenta años, poco más o menos, y que no le tocan las generales
de la ley. No firmó por estar impedido de la vista de la vista. Lo firmé yo, dicho alcalde, con testigos
ante quien actúo por falta de escribano.

Juan de Arteaga Testigo Diego de Soto Maldonado


Testigo José de la Cruz Barcenilla Testigo Vicente [f 795 v.] de las Cuevas y Latorre

En los aposentos de Santa Ana, valle de Llanogrande, jurisdicción de la ciudad de Tocaima en veinte
y seis de junio de mil setecientos diez y nueve años, para la dicha información la parte presento por
testigo a José de la Cruz, residente en dicho valle, de quien yo, dicho alcalde, recibí juramento por
Dios nuestro señor y una señal de cruz que hay en forma de derecho y prometió decir verdad, y
habiéndosele leído la petición que está al principio a su tenedor, dijo y declaró lo siguiente:

Que hace tiempo de cincuenta años, poco más o menos, que conoció el testigo a don Jacinto de
Cárdenas por hombre hidalgo, notorio, cristiano viejo, limpio de toda mala raza, a quien debía haber
y tratar como hijos y descendientes por línea recta de los Cárdenas, primeros pobladores de la
ciudad de Tocaima por ser de las primera familias de ellas, y que el dicho don Jacinto de Cárdenas
casó con doña Magdalena Suárez de Figueroa, descendiente de los primeros conquistadores de la
ciudad de Ibagué, los cuales, [f 796 r.] avecindados en la ciudad de Mariquita, tuvieron por sus hijos
legítimos al dicho don Luis de Cárdenas y a doña Ana de Cárdenas, y que a unos y otros les vio
respetar y tener por personas ilustres y de noble sangre, y que a como tales los tenían y le conocían
el señor contador don Alonso Navarro de Figueroa como primo hermano de la dicha doña
Magdalena Suárez de Figueroa, madre del dicho don Luis, a quien oyó muchas veces el testigo decir
que había casado en la provincia de Antioquia, donde había dejado hijos legítimos y que después
vio al dicho don Luis en este valle en casa del maestro don Ambrosio de Guevara y Figueroa, cura y
vicario que fue del pueblo de Coello y comisario del santo oficio, y se trataba y estimaba como a su
sobrino carnal y al capitán don Juan Murillo de Mendoza, caballero notorio, y que por serlo le honró
muchas veces el testigo, alcalde ordinario en la ciudad de Ibagué, el cual era hermano paterno del
dicho don Luis de Cárdenas, quien igualmente gozara de la misma nobleza que los demás deudos [f
796 v.] que lleva referidos, y engarce con otras familias de toda graduación.

Y que todo lo que lleva dicho y declarado es la verdad, además de ser público y notorio, pública voz
y fama, en toda esta provincia so cargo del juramento que hecho tiene en que se afirmó y ratificó,
habiéndosele leído esta su declaración, dijo ser de edad de setenta años, poco más o menos, que
no le tocan las generales de la ley. No firmó porque dijo no saber. Lo firmé yo, dicho alcalde con
testigos, ante quien actúo por falta de escribano.
Juan de Arteaga Testigo Diego de Soto Maldonado

Testigo José de la Cruz Barcenilla Testigo Vicente de las Cuevas y Latorre

En los aposentos de Santa Ana, valle de Llanogrande, de jurisdicción de la ciudad de Tocaima, en


veinte y siete de junio de mil setecientos diez y nueve años, para la dicha información, la parte
presentó por testigo a Luis de Arévalo y Gamboa, notario eclesiástico del pueblo de Coello y su
feligresía, de quien yo, dicho alcalde, recibí juramento [f 797 r.] por Dios nuestro señor y una señal
de cruz que hizo en forma de derecho, y prometió decir verdad en lo que supiera y le fuere
preguntado a su tenedor, dijo y declaró lo siguiente:

Que hace cuarenta años, poco más o menos, que conoció el testigo a doña Magdalena Suárez de
Figueroa en la ciudad de Mariquita, viuda de don Jacinto de Cárdenas, los cuales tuvieron por sus
hijos legítimos a don Luis y doña Ana de Cárdenas, a los cuales vio el testigo tratar y respetar por
caballeros hidalgos notorios, y a la dicha doña Magdalena, por señora noble, descendiente de los
conquistadores de la ciudad de Ibagué, y habiendo ejercido el testigo diez y seis años el oficio público
y de cabildo de la ciudad de Tocaima. Entre los papeles que manejo en dicho archivo hallé en ellos
muchas familias ilustres, y entre ellas era una la de los Cárdenas, de donde era descendiente por
línea recta don Jacinto de Cárdenas, [f 797 v.] marido que fue de la dicha doña Ana Suárez de
Figueroa, y madre legítima de dicho don Luis de Cárdenas, a quien de testigo comunicó muchos años
así en la ciudad de Mariquita como en este valle, en donde vio que el maestro don Ambrosio de
Guevara y Figueroa, cura y vicario del pueblo de Coello y comisario del santo oficio de la ciudad de
Tocaima e Ibagué, y vecino de la jurisdicción, se trataba en la veneración de tío, y el dicho maestro
de sobrino. Y asimismo se trataba el capitán don Juan Murillo de Mendoza como su primo hermano,
a quien conozco como alcalde ordinario de la ciudad de Ibagué por ser de las primeras personas de
la dicha ciudad, y que el dicho don Luis gozaba del mismo privilegio de caballero hidalgo notorio
como los demás sus progenitores lo eran, pues hasta hoy se mantienen estas familias con la
hidalguía que sus antepasados, y que no ha oído cosa en contrario, y que lo [f 798 r.] que lleva dicho
declarado es la verdad, además de ser público y notorio, pública voz y fama en toda esta provincia
so cargo del juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, habiéndosele leído esta su
declaración, dijo ser de edad de cincuenta y un años, poco más o menos, y que no le tocan las
generales de la ley, y lo firmó conmigo dicho alcalde y testigos, ante quien actúa por falta de
escribano.

Juan de Arteaga Testigo Diego de Soto Maldonado

Testigo José de la Cruz Barcenilla

116
En los aposentos de Santa Ana, valle del Llanogrande, en veinte y ocho de junio de mil setecientos
diez y nueve años yo, Juan de Arteaga, alcalde ordinario de este partido, habiendo visto la
certificación que se me remitió por el señor [f 798 v.] maestro don Juan Antonio de Arce Campuzano,
cura del pueblo de Coello, mandaba, y mande, se ponga a continuación de este y mediante a haber
representado verbalmente el capitán Rubén de Luque no tener en esta parte más testigos que
presentar porque protestaba hacerlo donde más le conviniere a su parte, acorde se le entregara
hasta aquí obrado originalmente para que use de ello como más en derecho convenga al resguardo
de sus partes.

Así lo proveí, mandé y firmé con testigos, ante quien actúo por falta de escribano.

Juan de Arteaga Testigo José Rodríguez Castaño

Testigo Manuel de Fonseca

Yo, el maestro don Juan Antonio de Arce Campuzano, cura vicario juez eclesiástico del pueblo de la
trinidad de Coello y su feligresía, y comisario subdelegado de la santa cruzada y sus grasvas [sic] de
él, y de la ciudad de Tocaima y su jurisdicción, en cumplimiento de él, exhorto que se me [f 799 r.]
hizo por Juan de Arteaga, alcalde ordinario del partido, a pedimento del capitán Pedro Rubén de

116
Auto
Luque, certifico que habrá treinta años, poco más o menos, que conocí en la ciudad de Mariquita a
doña Magdalena Suárez de Figueroa, a quien vi tratar y venerar como señora principal y que oí decir
a muchas personas […] era originaria de las primeras familias de la ciudad de Ibagué, gente noble,
cristianos viejos, hidalgos notorios y limpios de toda mala raza, la cual conocí viuda por haber
fallecido su marido que lo fue don Jacinto de Cárdenas, que por entonces oí decir era descendiente
de los primeros pobladores de la ciudad de Tocaima, toda gente ilustre, los cuales tuvieron por sus
hijos legítimos, y de legítimo matrimonio, a don Luis de Cárdenas, que es el mismo que se contiene
en el escrito que se me ha manifestado, y a doña Ana de Cárdenas, y [f 799 v.] habiendo comunicado
al maestro don Ambrosio de Guevara Figueroa, cura y vicario que fue de este dicho pueblo, y
comisario del santo oficio, mi antecesor, hombre notoriamente noble, me refirió muchas veces que
la dicha doña Magdalena Suárez de Figueroa era su prima hermana, madre de dicho don Luis de
Cárdenas, a quien conocí y comuniqué, y vi que el dicho maestro don Ambrosio de Guevara y
Figueroa le trató con aquella estimación, y reconoció por su sobrino hasta que falleció el uno y otro,
y asimismo oí decir al dicho don Luis de Cárdenas como era casado en la provincia de Antioquia, y
que tenía hijos legítimos, y con la comunicación que he tenido así en la ciudad de Tocaima como en
la de Ibagué, y reconocido que las familias de los Figueroa, Olmedo, Luna y otros que están [f 800
r.] engarzados con estas, de donde es originario el dicho don Luis de Cárdenas por línea recta, se
mantienen en aquel lustre que tuvieron en los principios, según que todo lo referido me consta por
haberlo experimentado, visto y reconocido, además de ser público y notorio, pública voz y forma,
en dichas ciudades.

Y para que conste donde convenga, en virtud del pedimento, y exhorto que se me hizo. Así lo
certifico y firmo, y caso necesario lo juro in verbo sacerdotis, puesta la mano en el pecho, en el
pueblo de la trinidad de Coello, en veinte y siete de junio de mil setecientos diez y nueve años.

Maestro don Juan Antonio de Arce Campuzano

Entre Hermano
Concuerda este traslado con los autos originales, de donde se sacó, con los cuales se corrigió y
concertó, y está cierto y verdadero a que en lo necesario me remito, y así lo certifico y firmo para
que conste. En virtud de lo mandado doy el presente en esta villa de [f 800 v.] Nuestra Señora de la
Candelaria de Medellín en diez de abril de mil setecientos veinte años, con testigos por falta de
escribano público y real.

Testigo Diego Gómez de Cabrera Isidoro Gómez

Presidida por el señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario, y por don Nicolás de Cárdenas
ante mí, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo en Medellín en quince de marzo
de setecientos y treinta y dos años.

Molina

[f 801 r.] Don Ignacio Cárdenas, alcalde ordinario de esta villa y don Nicolás de Cárdenas, vecinos de
ella, y hermanos de padre y madre, ante vuestra merced parecemos como más nos convenga y
decimos que hacemos presentación ante vuestra merced con el juramento y solemnidad necesaria
de una información por testimonio (por estar la original agregada a los libros capitulares de este
ilustre cabildo) de la calidad, nobleza y limpieza de don Luis de Cárdenas, nuestro legítimo padre,
hecha ante la justicia real de la ciudad de San Dionisio, de los caballeros de Tocaima, y para efectos
de en algún modo adelantarla, se ha de servir vuestra merced y se lo suplicamos de mandar
comparecer en su juzgado a Francisco Álvarez, quien es vecino de esta villa, y represente, diga y
declare debajo de juramento en forma todo lo que se le consta que sabe y ha oído en orden a
nuestro padre y su noble calidad, y que asimismo comparezca el secretario don José Lotero, notario
de la santa cruzada, y diga sobre lo propio y añada si conoce al juez ante quien se hizo la información
si pudo ser tal juez y los testigos que declararon en dicha información y los con quienes actuó el juez
expresado en ella si los conoció, si eran personas fidedignas, de buena vida y costumbres, buen
crédito y forma, temerosos de Dios y de sus conciencias. [f 801 v.] Y hecho, que se nos entregue
original con el testimonio de información presentado para en guarda de nuestro derecho, que es de
justicia, y ella mediante pedimos y suplicamos que, habiendo por presentado el testimonio de
información que referimos, nos [roto] […] mitara que de nuevo ofrecemos mandarlo sobre lo demás
hacer como llevamos pedido; que en ello recibiremos merced con justicia que pedimos y juramos lo
necesario.

Don Ignacio de Cárdenas don Nicolás de Cárdenas

Por presentado con el testimonio de informaciones que estas partes requieren, se les admite la que
de nuevo ofrecen los testigos que nominan, comparezcan ante mí, y debajo de juramento en forma,
digan y declaren que supieren al señor del interrogatorio que expresan, y de este escrito, y hágaseles
saber para que presenten dichos testigos. Lo proveí yo, don [roto] de Molina Beltrán, alcalde
ordinario más antiguo en Medellín en quince de marzo de setecientos treinta y dos.

Don Diego de Molina don Domingo de Atehortúa Zapata

Testigo Isidoro Gómez

Y luego, incontinenti, yo, dicho juez, notifiqué e hice saber el decreto de suso a don Nicolás y al
señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario, y dijeron la orden. Y para que conste, lo pongo
por diligencia y firmo.

Molina

En la villa de Medellín en catorce de marzo de mil setecientos y treinta y dos años ante mí, dicho
juez, las partes, para la información que [f 802 r.] ofrecen, presentaron por testigo a Francisco
Álvarez, el viejo, vecino de esta villa, que lo fue de la ciudad de Mariquita, y nacido en ella, a quien
yo, dicho juez, en presencia de testigos por falta de escribano, le recibí juramento decir verdad en
lo que supiere y le fuere preguntado, y siendo al tenedor del interrogatorio de la información
presentada y del escrito antecedente que uno y otro le fue leído, dijo que conoció a don Luis de
Cárdenas, padre de los precedentes, y que sabe era hijo legítimo de don Jerónimo de Cárdenas, a
quien conoció aunque poco, y de doña Magdalena Suárez de Figueroa, a quien conoció y trató
mucho en la ciudad de Mariquita, donde eran vecinos, y que sabe que eran personas principales y
nobles, limpios de toda mala raza en mácula de mulatos, moros, judíos, penitenciados ni castigados
por el santo tribunal de la inquisición, ni otro alguno, que en esta buena reputación y opinión de
personas nobles están tenidos y reputados en la ciudad de Mariquita, y como tales, personas nobles,
estimados en ella, y que vio que fallecido el dicho don Jacinto de Cárdenas, padre del dicho don Luis,
y abuelo de los pretendientes, la dicha doña Magdalena Suárez se fue a vivir a la ciudad de Tocaima,
a su jurisdicción, de donde era originaria, y que esto que lleva dicho y declarado es lo que sabe y vio
público y notorio, pública voz y fama, en la ciudad de Mariquita, y la verdad so cargo del juramento
que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó, siéndole leída su declaración, lo cual sabe porque vivía
en la misma calle donde vivían el dicho don Jacinto de Cárdenas y la dicha doña Magdalena Suárez.

Dijo ser de edad de ochenta años, algo más, generales de la ley que no le tocan, y lo firma conmigo
y testigos por falta de escribano, y así lo rectifico.

Don Diego Molina Beltrán Francisco Álvarez don Domingo de Atehortúa Zapata

Testigo Isidoro Gómez

Luego, incontinenti, en esta [f 802 v.] villa dicho día, mes y año, y ante mí, dicho juez, las partes,
para fenecer su información, presentaron por testigos al secretario don José Lotero, notario de la
santa cruzada y vecino de esta villa, a quien yo, dicho juez, en presencia de testigos por falta de
escribano, le recibí juramento, que lo hizo por Dios, y a la cruz, conforme a derecho prometió decir
verdad en lo que supiere y le fuere preguntado, y siéndolo al tenedor del interrogatorio de la
información presentada, y del escrito antecedente que uno y otro le fue leído, dijo que el testigo
subió de mercader al sitio de Llanogrande, jurisdicción del pueblo de la trinidad de Coello, en donde
trató, comunicó y trabó estrecha amistad con el maestro don Ambrosio de Guevara y Figueroa, cura
vicario de dicho pueblo, comisario de cruzada y del santo tribunal de dicho partido y otros, y que en
una ocasión que lo fue a visitarlo a don Luis de Cárdenas, padre de los pretendientes, y preguntó el
declarante a dicho maestro quién es ese caballero, a que le respondió que era su sobrino, pues era
hijo de doña Magdalena Suárez de Figueroa, su prima hermana, y de don Jacinto de Cárdenas, y que
dicho don Luis era un caballero muy principal y notorio, pues lo eran sus padres y ascendientes,
porque eran todos descendientes de los primeros conquistadores y pobladores de las ciudades de
Tocaima, como a tal su sobrino y persona noble, le miraban, respetaban y daban muchas asistencias,
y con el mismo respeto y veneración lo miraba el señor maestro don Juan Antonio de Arce
Campuzano, cura y vicario de dicho pueblo [roto] [f 803 r.] maestro don Pedro Simón de Molina,
clérigo secular que era entonces del sargento mayor don Nicolás Serrano, el maestre de campo don
Jacinto Trujillo, los Guzmán de Ibagué y los Bocanegra, y otros muchos caballeros y personas
particulares de las dichas ciudades lo miraban y respetaban como a caballero noble hidalgo.

Y en esta reputación estaba tenido en todos aquellos territorios, sin saber cosa en contrario y más
abundamiento sabe el testigo que el sargento mayor don Juan de Murillo Mendoza, vecino de la
ciudad de Ibagué, a quien conoció de alcalde ordinario, era tío del dicho don Luis de Cárdenas, y así
lo trataba y daba asistencias como a su sobrino, y quedando fallecido el dicho don Juan Murillo sin
herederos legítimos, el dicho don Luis de Cárdenas estuvo pleiteando y disputando la herencia que
era gruesa, que el testigo no conoció al dicho don Jacinto de Cárdenas ni a doña Magdalena Suárez,
parientes del dicho don Luis, pero supo de público y notorio que eran sus legítimos padres, que sí
conoció de trato, y comunicó con estrechez a dicho don Luis por espacio de cuatro años, y que al
previo lo respetaban como a tal hombre noble y principal, y como tal vio que siempre se portaba y
procedía, que ha leído información el testigo, y conoció a Juan de Arteaga, juez ante quien se hizo y
consta era noble, y como tal podrá ser juez.

Y asimismo, conoció a los testigos que en ella declararon, y con quienes actuó el dicho juez por falta
de escribano, y sabe que todos eran personas [f 803 v.] honradas, de buenos procederes, buena
vida y costumbres, temerosos de Dios, y de sus consecuencias, y que esto que tiene dicho y
declarado es lo que sabe, vio y conoce público y notorio, pública voz y fama, en aquellos territorios
y sus confines, y la verdad so cargo del juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratificó,
siéndole leída esta declaración. Dijo ser de edad de cuarenta y cinco años, poco más o menos, y que,
aunque tiene parentesco de afinidad en segundo grado con las partes, no por eso ha faltado de
escribano, y así lo certifico.
Don Diego de Molina don José Lotero

Don Domingo de Atehortúa Isidoro Gómez

Vista por mí, don Diego de Molina Beltrán, alcalde ordinario más antiguo, la información
antecedente dada por el señor don Ignacio de Cárdenas, alcalde ordinario, y don Nicolás de
Cárdenas, hermanos de padre y madre, mandaba y mande se les entregue original, como lo tienen
pedido, para que usen de su derecho y obren lo que hubiere lugar; que para ello y su validación y
auto judicial en cuanto puedo y haya lugar de derecho. Así lo proveí, mandé [f 804 r.] y firmé en esta
villa de Medellín en quince de marzo de mil setecientos treinta y dos años, con testigos por falta de
escribano, y así lo certifico.

Diego de Molina Beltrán Testigo Domingo Atehortúa

Testigo Lisandro Gómez

Y luego, incontinenti, yo, dicho juez, entregué esta información a las partes pretendientes en cuatro
hojas con esta última, y así lo certifico.

Molina

Presidido con petición por el señor don Ignacio de Cárdenas, mi compañero, alcalde ordinario, y por
don Nicolás de Cárdenas, su hermano, ante mí, don Diego Molina Beltrán, alcalde ordinario más
antiguo de Medellín en diez y siete de marzo de setecientos y treinta y dos, y así lo anoto y rubrico.

Molina

También podría gustarte