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(UAPA)
Tema:
Trabajo final
Asignatura:
Educación escénica en el nivel inicial
Participante:
Pamela cruz
Matricula:
15-9070
Facilitador:
Kelvinson reyes
Introducción
Educar implica enriquecer estimular el desarrollo del ser humano. Los niños y
niñas que han estimulado, tienen un potencial mucho mayor que aquellos que
no han sido expuestos a experiencias de estimulación.
Fabula
El bobo malagradecido
– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza
sana y salva de mi boca?”.
Poesía
Con mis brazos doy abrazos, con mis piernas doy saltos, con mi nariz
huelo las flores y con mis ojos los colores, mi boquita me sirve para
besar, cuando llego de la escuela a papá y a mamá.
Adivinanza
tengo aguja no se coser,
tengo numeros y no se leer
(reloj)
soy un animal que camina con
patas en la cabeza
(piojo)
Trabalenguas
La leyenda de la llorona
Hace muchos años en la Ciudad de México.
Los rumores decían que se trataba de la llorona, una mujer vestida de blanco
con cabellos largos y aspecto fantasmagórico, que flotaba en el aire con un
velo para cubrir su horripilante rostro. Lentamente vagaba por la ciudad entre
calles y plazas, y quien llegó a ser testigo de su presencia dice que al gritar, ¡ay
mis hijos!, agitaba sus largos brazos de manera angustiosa, para
después desaparecer en el aire y seguir aterrorizando en otras partes de la
ciudad con sus quejidos y gritos.
Algunas personas decían que la mujer tenía un enamorado, con el cual nunca
había podido casarse gracias a que la muerte la había sorprendido
inesperadamente. Al morir el hombre se quedó solo y triste, y descuidó a tal
punto a sus 3 hijos, que los pobrecitos se quedaron huérfanos sin que nadie les
ayudara. A causa de esto la mujer regresaba del más allá para cuidar de
sus hijos, y los buscaba desesperadamente a través de gritos y lamentos.
Otra versión cuenta que hace mucho, vivía una madre junto con sus tres
hijos. El padre de los niños los había abandonado hace mucho tiempo, hasta
que un día, aquel hombre regresó. El hombre volvió cuando los pequeños se
encontraban solos en casa y cuando la madre regresó a su hogar buscó a sus
niños, pero no los encontró, ni a ellos ni al hombre.
Salió y buscó por el pueblo llorando y gritando los nombres de sus niños sin
poder encontrarlos. Con el pasar de los años, su búsqueda continuó, pero sin
éxito alguno y tras tanto esfuerzo, la mujer falleció de la tristeza. Desde
entonces su espíritu errante vaga todas las noches buscando a sus hijos,
llorando y lamentando por los alrededores de los pueblos.
Expresiones corporales