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L
Política social I Servicios sociales
Colección dirigida por Tomás Fernández García
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autorización.
Prólogo. 9
5
1. Introducción....................................................................................................... 55
2. ¿Cuál es el objeto de estudio del Trabajo Social Comunitario?........................ 56
3. Métodos y técnicas de investigación................................................................. 59
4. Objetivo fundamental: diagnóstico, modelo o tipología de la comunidad a
generar, desarrollo de la comunidad y evaluación de la misma........................ 62
5. De la hipótesis a la intervención: retos para el trabajador social comunitario.. 67
5.1. Dinámica de la acción social comunitaria................................................. 67
5.2. Ciudadanía democrática y cambio social .................................................. 70
5.3. Desigualdad y exclusión social......•................•.......•...•.•......-.................... 72
5.3.l. Economía de mercado, globalización y procesos de estructura-
ción social: ¿qué puede hacer el Trabajo Social Comunitario?...... 75
5.3.2. Tendencias de desvertebración y exclusión social: nuevos y vie-
jos objetivos para el Trabajo Social Comunitario .......................... 78
6
ice
3. Hacia un modelo de Trabajo Social Comunitario: fases y herramientas meto-
dológicas ................................................................ ,...........,................................ 141
3.1. Análisis de la problemática comunitaria................................................... 142
3.2. Diagnóstico y autodiagnóstico de la comunidad....................................... 147
3.2.1. ¿Cómo determinar los principales riesgos para una comunidad
desde el punto de vista del Trabajo Social Comunitario? .............. 148
3.2.2. Conociendo mejor nuestra comunidad: hacia el diagnóstico parti-
cipativo ........................................................................................... 151
3.3. Elaboración del proyecto y desafios a abordar.......................................... 162
3.4. La comunidad en marcha: avances, retrocesos, conflictos, poder y nego-
ciación en el desarrollo del proyecto......................................................... 164
3.5. Evaluación continua y evaluación final: logro de metas y aumento de la
densidad relacional en la comunidad...,..................................................... 168
Bibliografía................................................................................................................... 213
7
Prólogo
9
Trabaio r n rt. L s1
12
1. ¿Por qué es necesario el
Trabajo Social Comunitario?
1. Introducción
Las personas vivimos dentro de ma sociedad de una cultura y de una his-
toria. Desde nuestro nacimielllo. vamos interiorizando un conjunto de pau-
tas de comportamiento y aprendemos a relacionarnos con los demás. Equi-
pados con el conjunto de conocimientos. expectativas y formas de entender
la realidad propios de nuestw e11torno. desarrollamos nuestro proyecto \'i-
ta!. No nos 1imitamos a repetir mimdicamente las ideas o comportamientos
aprendidos. pero tampoco podernos entender nuestr;:i acción desde un \o-
luntarismo individualista ingcnm•.
Las estructuras sociales en l~.s LJUe estarnos inmersos establecen cons-
tricciones y posibilidades. y en este complejo juego de interacciones gene-
r;:imos nuestra propia trayectl)ria personal: «los entornos sociales en los que
existimos no consisten en meras agrupaciones casuales de acontecimientos
-o acciones-. están cstructurudos. Existen regularidades subyacentes. o
pautas. de los modos de comportamiento de las personas y de las relaciones
que tienen entre sí» (Ciiddens. ll195: 52). Siguiendo la metáfora que descri-
be la sociedad como un edificio compuesto de ladrillos. si estamos siempre
inmersos en una estructura arqL itcctónica determinada. también es cierto
que podemos cambiarla con nm·stra acción. Los desafíos estructurales re-
claman respuestas colecti\as. Es decir. el cambio social también es un cam-
bio deri\·ado de la acción cokcti 1 a. sea política o no: a trm és de ella puede
responderse a los retos que nos impone un determinado tipo de estructura
13
abajo e: munitar f1 tando no Sl
14
1. ; Po 1e n r 'io rabajo a
presentación de intereses en el amplio sentido de la palabra, la propia parti-
cipación colectiva, la capacitación para organizarse y actuar en grupo se
convierte en una herramienta clave para el trabajador social. Mediante el
Trabajo Social Comunitario, que capacita a las personas para actuar organi-
zadamente, constituyendo una comunidad de intereses y de acción, se pue-
den afrontar las características estructurales de nuestras sociedades, ejer-
ciendo presión para orientar los procesos de cambio social en una dirección
determinada.
Preparamos para la acción colectiva, cultivar el conjunto de habilidades
y conocimientos imprescindibles para actuar con otros y generar en cada
persona los requisitos básicos para poder interaccionar constituyen objeti-
vos estratégicos del Trabajo Social Comunitario. No capacitarnos para ac-
tuar con otros, para compartir, para vivir dentro de una o varias redes socia-
les, actuando colectivamente para defender intereses y responder a retos,
influye negativamente en nuestra propia dimensión como ciudadanos natos
de una democracia.
El Trabajo Social Comunitario busca afrontar dichos retos estructurales
mediante el diseño, puesta en marcha y evaluación de actividades comuni-
tarias, de comunidades de ciudadanos, que permitan resolverlos. Sólo me-
diante la acción colectiva en una comunidad nos capacitamos para actuar
comunitariamente, y, recíprocamente, sólo personas que son capaces de co-
nocer y poner en práctica las habilidades necesarias para comunicarse,
compartir valores, llegar a acuerdos, perseguir objetivos comunes, progra-
mar actividades y diagnosticar problemas que exigen una acción comunita-
ria pueden convertirse en ciudadanos activos que favorezcan una evolución
social positiva.
En este sentido, el Trabajo Social Comunitario tiene como finalidad
principal afrontar los desafíos que para la inclusión social demandan una
respuesta colectiva de la ciudadanía. Los elementos básicos que hay que
tomar en consideración para formular una definición del Trabajo Social
Comunitario son los siguientes (gráfico 1):
15
Traba Socia omunitarl : ·o 1do ju fios
Gráfico l. Elementos para una definición del Trabajo Social
Comunitario
OBJETO
Problemas y oportunidades que afectan
a personas comunes y no pueden ser
PARTICIPACIÓN resueltos de forma individual
JMPLlCACIÓN
NEGOCIACIÓN
PLANIFICACIÓN
DIÁLOGO
CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Valores demoCTi\ticos para
analizar la realidad
RIGOR TÉCNICO
DIAGNÓSTICO PROFESIONAL
AUTODIAGNÓSTICO DE LA COMUNIDAD
EVALUACIÓN CONTINUA
DINÁMICA COMUNITARIA
EVALUACIÓN FINAL
Desarrollo de habilidades
Valores y competencias necesarios
para crear y sostener una comunidad
16
s . . cesarlo el b. Socia nitario.
nosticar el capital social del que disponen personas y comunidades y
establecer estrategias para aumentar su densidad relacional. Es im-
portante, desde este punto de vista, saber diferenciar entre los propó-
sitos específicos de cada proyecto y el propósito general (enriquecer
el nivel relacional), ya que de lo que se trata es de generar un proce-
so de cambio que se sostenga en el tiempo y que permita reorientar
la acción comunitaria hacia nuevos objetivos.
17
Tr h. 10 'iot1 nd iunt lo d .:afio d l 5jnl
Así pues, el Trabajo Social Comunitario no sólo nos capacita para afron-
tar colectivamente desafios que no pueden ser resueltos de otra forma. Al
mejorar nuestras habilidades para interaccionar con otros en proyectos co-
lectivos, mejora nuestra propia experiencia de vida, enriquece nuestra iden-
tidad personal y nos prepara para vivir en todas las dimensiones de una
vida social que, en gran medida, está constituida por comunidades de inte-
rés y comunidades de afectos. En una democracia de ciudadanos la capaci-
dad de participación y de organización es un factor decisivo para lograr de-
fender intereses colectivos y mejorar nuestras condiciones de vida. En este
sentido, frente a otras formas de organización, el trabajador social, cuando
interviene desde la óptica del Trabajo Social Comunitario, tiene como obje-
tivo capacitar a las personas para la cooperación y la interacción en una co-
munidad de intereses vinculados al concepto de ciudadanía. Estos intereses
son los que se derivan del propio substrato ético de la democracia y del Es-
tado del Bienestar. Aunque son definidos o redefinidos por la comunidad
19
Trabajo Social Comunitar ntand j ntos los desafíos del siglo xx1
en acción, tienen una relación esencial con las políticas de inclusión social,
la lucha contra la exclusión y la búsqueda de unas mejores condiciones es-
tructurales para poder ejercer derechos como ciudadanos. Por ello, buscan
apoyar el empowerment de la persona y de la comunidad, pero también al-
canzar objetivos planificados que permitan mejorar su contexto vital.
En definitiva, el Trabajo Social Comunitario tiene un doble objetivo, que
determina su metodología como disciplina científica:
21
10 Soc1 o ~ s los de~ - o d l s1 Lo x
23
Tr b lo d fios s1olo
clases antagónicas, origen de las crisis del orden social en cada período his-
tórico determinado. Frente a los estatus adscritos, origen de los desequili-
brios sociales (como señala al analizar la confrontación entre la clase traba-
jadora y la clase ociosa, que utiliza el poder coactivo del Estado para
asegurar su dominio), propone una sociedad basada en la cooperación de
los seres humanos mediante el uso del conocimiento y la organización deri-
vados naturalmente del método científico. Un método que influirá en el de-
sarrollo del Trabajo Social como disciplina científica.
Los fundamentos éticos del Trabajo Social Comunitario descansan en el
carácter optimista de los primeros científicos sociales, basado en una antro-
pología positiva ligada al triunfo del razonamiento científico. También des-
cansan en una sensibilidad humanista ligada a la noción de persona como
sujeto de derechos y deberes, es decir, a la noción de ciudadanía, que supo-
ne objetivar como negativos y perniciosos aquellos estados y formas de
vida que deterioran gravemente nuestra propia dignidad y nuestro estilo de
vida. Y, finalmente, se erigen sobre la convicción de que la democracia
constituye, para los ciudadanos, la mejor forma de participación posible, y
que en tomo a ella, a la participación organizada de la población que ejerce
su derecho al voto, es posible reestructurar científicamente nuestro entorno
social. Optimismo científico, ciudadanía/derechos humanos y democracia
como sistema de participación podrían definirse como los ejes básicos de
las ciencias sociales, y sobre todo del Trabajo Social como disciplina que
busca diagnosticar para intervenir, con el objetivo de favorecer los procesos
de inclusión social.
Desde esta perspectiva, podemos releer la teoría comtiana. La «dinámica
social» se ocuparía de las leyes que rigen la sucesión de los fenómenos so-
ciales, cuya formulación permite la comprensión del pasado y la previsión
del futuro. El motor de la historia es el progreso de la humanidad, entendi-
do como dominio de las tendencias altruistas sobre las egoístas. En este
sentido, la «moral social» guía las tendencias del individuo conforme a la
razón ilustrada, en una secuencia histórica que debe conducimos a una so-
ciedad positiva en la que el altruismo innato de las personas podría salir a
la luz y regenerar la sociedad y la moralidad. Se trataba de un proyecto que
buscaba convertir la cooperación y el altruismo en la base de la interacción
social y que, tras depurar el asistencialismo y el individualismo, y tomar en
consideración el carácter estructural de los procesos de exclusión social, to-
davía hoy mantiene su vigencia: ciudadanía, democracia y reconstrucción
mediante el método científico de las capacidades necesarias para la inclu-
sión social de las personas, los grupos y las comunidades.
En este entorno, casi de forma simultánea, en Gran Bretaña, Spencer
anafü:aba la sociedad como el resultado de una evolución basada en la coo-
peración para obtener fines comunes, mientras Sir Charles Stewart actuaba
como secretario de la Charity Organization Society (COS) (de 1987 a
1915) desarrollando de forma práctica esa orientación altruista. Spencer
24
Q no?
describe las sociedades como grupos que cooperan para alcanzar fines co-
munes. Al analizar su evolución histórica, podemos diferenciar dos grandes
dimensiones: las estructuras (o formas de organización) y las funciones (o
necesidades satisfechas por las estructuras). Estructuras y funciones se en-
cuentran inmersas en un constante proceso histórico de diferenciación. Se
trata de un proceso evolutivo que, gobernado por lo que denominaba la ley
general de la evolución, supone un progreso funcional y estructural, carac-
terizado por la heterogeneidad creciente, en la que la diferenciación de las
partes va acompañada por la conexión entre éstas (proceso que denomina
«determinación>>). En este sentido, puede verse en su obra una anticipación
de las propuestas del funcionalismo y el sistemismo (Rodríguez lbáñez,
1987: 49).
Poco a poco la pobreza fue redescubriéndose como un producto del or-
den social, y no como un destino prefijado para personas, comunidades o
países. Se trata de un cambio fundamental en nuestra forma de vernos a no-
sotros mismos, y a nuestras sociedades. Si las situaciones de precariedad
son el resultado de una determinada forma de ordenar nuestra vida, se pue-
den plantear alternativas que, cambiando nuestro modelo de sociedad, per-
mitan superar esas situaciones problemáticas. Desde esta nueva forma de
analizar los problemas sociales, se establecieron las bases para actuar sobre
las personas (Trabajo Social con Casos). Y se desarrollaron metodologías
para reorganizar las comunidades con una finalidad muy clara: perseguir
objetivos comunes que implicaran cambios estructurales (Trabajo Social
Comunitario). Como botón de muestra de esta óptica científica que analiza
las estructuras sociales, podemos señalar que la propia COS fundó en 1903
la London School of Sociology, para formar a sus miembros y prepararlos
adecuadamente para lograr los objetivos establecidos. De forma paralela, a
lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo xx, otros movimientos
de acción colectiva, sindicales o políticos, buscaron soluciones permanen-
tes que pasaban por promover cambios sociales estructurales.
Otro de los postulados teóricos de Spencer, entender la dinámica social
como un proceso de permanente adaptación y cambio, también ha perdura-
do en la óptica científica del Trabajo Social. No hay una solución definiti-
va. Los avances sociales, tecnológicos y económicos generan nuevos desa-
fios y nuevas formas de inclusión y exclusión. Se trata de establecer un
proceso de readaptación constante que tiene como referente elevar el nivel
de vida de los ciudadanos, materializando el motor altruista que este autor
postulaba como origen de la dinámica de las sociedades. Al igual que en
los procesos de la naturaleza, no hay ningún tipo de finalismo en la ley de
evolución ni en los procesos históricos gobernados por la misma, de tal
modo que no hay un final que supusiera alcanzar meta alguna, o un estado
de equilibrio permanente. La evolución se realiza de manera mecánica, e
implica su reverso, como muestra la ley de conservación de la energía: el
proceso de lo homogéneo a lo heterogéneo va acompañado de su contrario.
25
raba jo afronta
Karl Marx se interesa por el estudio de las relaciones sociales y por las con-
tradicciones y conflictos entre la diversas dimensiones de la realidad social
a partir de la interacción dialéctica entre actores sociales y estructuras so-
ciales. Ontológicamente, cada persona «es el conjunto de sus relaciones so-
ciales», que, entendidas como objeto de conocimiento científico, ocupan el
primer plano del análisis marxiano. «Toda vida social es esencialmente
práctica. Todos los misterios que inducen a la teoría, al misticismo, encuen-
tran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta
práctica» (Marx, 1972: 112). El ser humano es su praxis social, viene me-
26
Por a 1 afo So .1 l [o º"; ,
diada por las formas de organización que permiten la supervivencia, adap-
tación y transformación del medio. Los comportamientos, al igual que las
ideas, valores y creencias religiosas, deben explicarse tomando como punto
de partida el conjunto de relaciones sociales en las que la persona se en-
cuentra inmersa, y que le permiten ser propiamente «individuo» . .
A partir de la definición de la vida humana como intrínsecamente social,
en el análisis marxiano de las relaciones sociales como objeto de estudio
científico, desde un punto de vista centrado en el Trabajo Social Comunita-
rio, pueden destacarse dos dimensiones: en primer lugar, el análisis de la
producción de la vida, mediante la objetivación del mundo natural a través
de la acción, es decir, el trabajo. En segundo lugar, el análisis de las carac-
terísticas estructurales de las sociedades capitalistas, distinguiendo entre
fuerzas y modos de producción, y analizando el conflicto entre clases.
27
Trabajo Social Comunitario: afrontand j ntc, ~ Lo · afios del siglo XXI
29
Trab or Comunita
relación explotadora respecto a la masa de productores» (Giddens,
1998: 83).
31
no: afrontan d rl l
32
. ¿ q e necesario el Trabajo Social Comunitario?
ticas estructurales de los modos básicos de organización social, en tomo a
los cuales se puede profundizar en la evolución histórica y el tránsito desde
las sociedades preindustriales hacia las sociedades industriales. Comunidad
y asociación son dos conceptos que nos permiten analizar el pasado, pero
que también muestran rasgos básicos de la vida humana que nos sirven
para organizar nuestra acción.
Tras este primer período en el que se dan los primeros pasos de las ciencias
sociales, entre los años 1800 y 1920, tras la Segunda Guerra Mundial se
consolida lo que denominamos el Estado del Bienestar, en el que el Trabajo
Social, tanto de casos como de grupos o comunitario, alcanza su madurez
como disciplina científica. La dimensión estructural de los problemas so-
ciales, a la vez que la dinámica democrática, ponen de relieve la necesidad
de diagnosticar, programar y llevar a cabo acciones de integración para, por
y con los ciudadanos. El asistencialismo deja paso a la democracia, y por lo
tanto a los derechos de ciudadanía, como fundamento ético y político de la
acción en favor de la inclusión social. En la segunda mitad del siglo :xx, en
el que alcanza su madurez y a la vez se replantea el futuro del Estado del
Bienestar, tres científicos sociales, Bourdieu, Giddens y Habermas, han in-
fluido notablemente en el desarrollo teórico de las ciencias sociales, y tam-
bién del Trabajo Social Comunitario, poniendo de relieve de nuevo la di-
mensión estructural del cambio social y la importancia de la acción
colectiva y/o comunitaria.
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Trabajo Social (O' rontand j ntos los desafíos del siglo xx1
34
1. ¿
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1 tand · juntos los desafios del siglo XXI
- En primer lugar, las personas somos ante todo seres que nos comuni-
camos, y que buscamos entendemos para compartir conocimientos,
para expresar nuestras emociones y perseguir nuestros intereses y
deseos. El punto de partida es su concepción del ser humano como
animal lingüístico que interacciona comunicándose para llegar a un
entendimiento mutuo. Esto presupone la «inteligibilidad» como pre-
tensión de validez intrinseca al propio lenguaje: lo que se dice tiene
que tener significado. Distingue tres usos del lenguaje: el cognitivo
(la comunicación se dirige al mundo objetivo), el uso interactivo
(que se refiere al mundo social) y el uso expresivo (que se refiere al
mundo subjetivo). Estos tres usos están relacionados con tres preten-
siones de validez: el uso cognitivo está relacionado con la «verdad»,
ya que la comunicación dirigida al mundo objetivo implica la presu-
posición de que el «contenido fáctico» de lo que se dice es cierto. El
uso interactivo está relacionado con la «rectitud moral»: es decir, la
pretensión de que, al decir algo, se tiene derecho a decirlo en un
tiempo y contexto determinados. El uso expresivo tiene que ver con
la «sinceridad»: la pretensión de que, al decir algo, no se desea enga-
ñar al resto de los que participan en el proceso de comunicación. En
todo proceso de comunicación se hallan implícitas estas pretensiones
de validez, y cada una de ellas va asociada a una forma de argumen-
tación diferente.
- En segundo lugar, esta comunicación no se da en un estado puro y
perfecto. Al contrario, se trata de construir un espacio en el que po-
der buscar la verdad a partir de las circunstancias históricas en cada
momento concreto. En este sentido, establece una distinción relevan-
te entre la «comunicación distorsionada» y la «comunicación no dis-
torsionada» (en la que las personas pueden defender o criticar cual-
quier pretensión de validez). Una acción o enunciado es «racional»
si se puede justificar en un debate abierto en el que las personas par-
ticipan en condiciones de igualdad, libremente y sin coacciones. Es
decir, si se justifica en un proceso de comunicación no distorsiona-
da, en el que prevalece el mejor argumento. Se trata, por lo tanto, de
una teoría consensual de la verdad, a la que se llega a través de un
debate abierto y que por lo tanto es temporal: un nuevo argumento
puede llevarnos a pensar de forma diferente. Naturalmente, una si-
tuación de «habla ideal», aunque es inherente a la naturaleza del len-
guaje, no se da en la práctica, sino que debe tomarse como «ideal
contrafáctico», que nos permite comparar y evaluar las situaciones
de vida real, capacitándonos para criticar y superar los procesos de
comunicación distorsionada en los que estamos inmersos.
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Trabajo Social Comunitario: afrontando junt l r de aftos del siglo XXI
Como hemos podido ver en los epígrafes anteriores, las personas somos
ante todo seres relacionales. Vivimos inmersas en un tiempo y un espacio
social, con posibilidades y limitaciones que nos afectan previamente a la
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Trabajo Social Comunitario: afrrntando un1 os Los desaftos del siglo xx1
41
Trabajo Socia Comunitario: afrontando los desafios del siglo XXI
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Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los esafios Clel siglo XXI
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l. ¿Por que es necesario el Trabajo Social Comu tari ?
tra vida. Sin embargo, nos encontramos con el fenómeno contrario: el indi-
vidualismo extremo, el aislamiento, el cambio acelerado de las formas de
producción, conocimiento y relación están provocando un fenómeno que
está en la raíz de la pérdida de capital social, de la pérdida de habilidades
para interaccionar en red y de la pérdida de capacidades para conocer y
adaptarnos a las exigencias de nuestras sociedades cosmopolitas: el «anal-
fabetismo relacional», que podemos definir como la ausencia de las habili-
dades sociales básicas que permiten una interacción social adecuada, una
inclusión positiva en nuestro entorno. Vivimos en sociedad, pero no sabe-
mos relacionarnos. No nos formamos para relacionarnos, para resolver
conflictos, para integrarnos y comunicarnos, para comprender y manejar
nuestras relaciones con los demás. Y cada vez más un número creciente de
personas no sabe cómo recuperar sus relaciones, cómo integrarse de nuevo,
cómo establecer amistades, complicidades o cómo trabajar en equipo. No
es extraño que el trabajo en grupo, el liderazgo, la empatía y la capacidad
de crear cohesión dentro del equipo de trabajo se conviertan en un tema re-
currente en la formación de nuestros directivos.
Se trata de una de las paradojas más visibles en nuestro entorno inme-
diato: se demandan más habilidades relacionales, para comunicarnos, tra-
bajar en equipo, afrontar retos y oportunidades ... ; pero cada vez más, las
personas vivimos de forma aislada, volcadas en chats o en juegos en red,
incapaces de sentarnos a dialogar y resolver problemas o afrontar oportuni-
dades con nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo. Por ello, es
necesario analizar cómo recuperar estas habilidades, capacitándonos para
saber relacionarnos y afrontar con éxito nuestra propia trayectoria vital.
¿Cómo hacerlo? Mediante un adecuado conocimiento de la dinámica de la
interacción social, y mediante una metodología científica que permita utili-
zar la acción social comunitaria como mecanismo de reforzamiento y res-
tauración de nuestras habilidades sociales, en el ámbito de la empresa, de la
comunidad, del grupo, de la familia o en el ámbito personal.
El analfabetismo relacional es la consecuencia final de la ideología que
entroniza el individualismo como eje de la vida social y que se expresa en
un modelo de consumo en el que sólo existe el mercado, individualizando
las prácticas, fragmentando y encerrando a cada persona en el sueño de la
autosuficiencia. Sin embargo, este planteamiento esconde una verdad
amarga: el aumento de las desigualdades, derivado de la imposibilidad de
hacer frente a los retos estructurales que nos pueden conducir a la exclusión
social, desde una perspectiva centrada únicamente en la acción individual.
En este sentido, «una sociedad centrada sólo en el consumo mercantil corre
el peligro de convertirse en simulacro, de degradar y desgastar sus formas
de solidaridad hasta convertirse en un simple agregado de egoísmos exclu-
yentes» (Alonso, 2004: 41).
Como hemos visto anteriormente, la incapacidad para la interacción so-
cial, las dificultades relacionales, la pérdida de la capacidad de integración
45
Trabajo Social Comun ntando juntos los desaffos del siglo xxr
en grupos y comunidades y de mantenerse en ellos a lo largo del tiempo no
sólo tiene efectos sobre la integración dentro de la sociedad, sino que tam-
bién tiene consecuencias deletéreas sobre nuestra propia personalidad y so-
bre nuestra experiencia vital: desde la amistad hasta la lealtad, pasando por
la cooperación altruista o el trabajo en equipo, todas las experiencias bási-
cas de la vida humana en torno a las cuales construimos dialógicamente
nuestra identidad personal son experiencias que demandan la interacción
con los otros, con el resto de personas que también son sujetos de la vida
social. Al no relacionarnos adecuadamente, nos aislamos y nos incapacita-
mos para aprovechar oportunidades y afrontar retos. Y perdemos la oportu-
nidad de ser nosotros mismos y de experimentar nuestra propia identidad.
Como muestran las investigaciones sobre el capital social, la honradez o
la confianza en los otros generan sociedades más eficientes económica-
mente, pero también más felices y con mejores niveles de salud fisica y psí-
quica. Como hemos indicado anteriormente, la experiencia de la acción co-
munitaria no sólo permite obtener objetivos que de otro modo serían
inalcanzables para las personas en su acción individual. Una cuestión esen-
cial es la siguiente: al experimentar la dinámica del encuentro y la acción
colectiva dentro de la comunidad, al experimentar la dinámica de la nego-
ciación, participación, distribución del poder y evaluación de resultados,
experimentamos nuestra propia vida como proyecto personal y como pro-
yecto en interacción con otros y articulamos también nuestra propia identi-
dad como ciudadanos.
46
1. t. or . 1e es esario el Trabajo Social Comunitario?
Toda situación histórica es dinámica, y por ello, más que definirse como
una imagen fija, el análisis científico sobre los procesos de exclusión social
nos remite a un proceso multidimensional en el que la población se mueve
en un espacio social marcado por las expectativas de inclusión (influidas
por la experiencia histórica de la generación previa de adultos y padres y
las expectativas generadas por el nivel de consumo que se considera ade-
cuado) y las posibilidades reales de integración determinadas por un con-
junto de factores entre los que destacan las características del mercado de
trabajo al que intentan acceder. «Buena parte de los estudios sobre la "ex-
clusión social" ponen el acento en la exclusión del empleo, como elemento
fundamental relacionado con las demás manifestaciones de carencia (en vi-
vienda, educación, calidad de vida, etc.).
»La exclusión del empleo tiene que ser situada en el marco general de
las nuevas condiciones laborales, sociales y políticas que concurren en los
procesos sociales globales en los que nos encontramos» (Tezanos, 2001:
172). En este sentido, conceptos como "discriminación", "vulnerabilidad",
"exclusión social" o "marginación" no pueden definirse de manera «ahistó-
rica». Sólo pueden comprenderse dentro de un contexto socioeconómico,
político y cultural determinado. La realidad histórica y dinámica de nues-
tras sociedades exige tratar estos conceptos como parte de un mismo proce-
so en el que las personas y también las comunidades se mueven en un con-
tinuo que va desde la zona de inclusión hasta la zona de exclusión social.
Establecer las necesidades básicas personales, económicas, sociales y cul-
turales como «derechos» permite definir la inclusión como la posibilidad
real de acceso a la satisfacción de dichas necesidades. Frente a ella, la ex-
clusión puede definirse como la incapacidad de acceso real a la satisfacción
de dichas necesidades, una incapacidad que puede ser personal, grupal o
47
Trabajo Social Comunitario! afrontando 111nt s los desafios del siglo xx1
comunitaria. Desde esta perspectiva, hay que diferenciar, por un parte, las
diversas formas de desventaja y vulnerabilidad. Por otra, las dinámicas de
inclusión y de exclusión social que afectan a nuestras sociedades, o, dicho
en otros términos, las dinámicas que operan en el proceso de «acceso» a la
condición real de ciudadano, tanto las que generan mayores desigualdades
como las que potencian la integración social.
Específicamente, para responder a la pregunta que da nombre a este ca-
pítulo («¿Por qué es necesario el Trabajo Social Comunitario?»), nos inte-
resa analizar lo que podemos denominar la zona de vulnerabilidad en la
que se mueven personas y comunidades en nuestras sociedades. Tanto en el
ámbito del trabajo (aquellos que están desempleados, buscan su primer em-
pleo, obtienen empleos precarios y de bajo salario, y que vuelven al desem-
pleo al perder su puesto de trabajo) como en el ámbito de la desintegración
social y familiar. Si en las sociedades salariales como las occidentales el
trabajo remunerado permite la inclusión social, y ésta, la ciudadanía plena,
las dificultades de acceso o permanencia en el mercado de trabajo se con-
vierten en un factor fundamental de vulnerabilidad social. En la medida en
que, por un lado, aumentan las dificultades de acceso al mercado laboral, y,
por otro, los empleos que se obtienen son precarios, temporales, con escasa
remuneración y frecuentemente abocan a una nueva situación de desem-
pleo, las condiciones objetivas de vulnerabilidad aumentan y, unidas a otros
factores, pueden desembocar en una situación de exclusión social grave.
En este proceso, no disponer del capital social adecuado, carecer de los
recursos organizacionales para abordar problemas colectivos (desde la edu-
cación de los menores hasta la mejora de las condiciones sanitarias y urba-
nísticas de un barrio determinado), no desarrollar una personalidad equili-
brada basada en la interacción social con los otros y en la experiencia de la
cooperación altruista, la confianza, la lealtad o la amistad y carecer de re-
cursos para interaccionar y negociar con los demás en actividades comunes
nos sitúa colectiva e individualmente en una situación de riesgo objetivo de
exclusión social. Una situación de riesgo que es particularmente fácil de
objetivar en el caso de grupos de jóvenes, que viven inmersos en una ideo-
logía individualista, enfrentándose a las tendencias exclusógenas de las so-
ciedades informacionales. En este sentido, «las condiciones sociales y eco-
nómicas de los países económicamente avanzados han producido una
paradoja: los jóvenes tardan más tiempo en completar su transición a la
identidad adulta y la independencia, sufriendo unos movimientos hacia
atrás y hacia delante, como los de un yoyó, entre lo que solía entenderse
como juventud y la madurez. Aunque esto parece ser aplicable a todas las
clases sociales, aquellos jóvenes que carecen de los necesarios recursos
personales, sociales, culturales y financieros son los más vulnerables a los
enormes cambios sociales y económicos que se producen en la actualidad.
Algunos de estos individuos son sumamente desfavorecidos, sufren una
gran desventaja social y se ven privados de cualquier posibilidad de inte-
48
1 esario el rabajo Sonat Comunitario?
gración social y económica» (Benclit y Stokes, 2004: 116). Es decir, las di-
ficultades de acceso al mercado laboral van unidas a las carencias o des-
ventajas sociales, y es esta ausencia de recursos socioculturales lo que se
trata de paliar a través de la acción social comunitaria (por supuesto, tam-
bién es objeto de análisis y de intervención en el ámbito del Trabajo Social
con Grupos y del Trabajo Social con Casos).
Una cuestión clave es si los procesos exclusógenos que podemos detectar
en el devenir incierto de las sociedades informacionales son parte intrínseca
de la nueva estructura social emergente. Desde una perspectiva centrada en
el Trabajo Social Comunitario, podemos destacar las siguientes característi-
cas del modelo social emergente, que reclaman precisamente hacer un ma-
yor hincapié en el potencial integrador de la acción social comunitaria:
49
Trabajo Socia Comunitario: a.'rontando ur los safios del siglo
modalidades- crece al tiempo que decrece el estable, según la evi-
dencia empírica de que disponemos» (Miguélez y Prieto, 2004: 1-2).
Las características de este modelo inestable serían las siguientes:
50
1. ·Por . bajo Soci Co!T' itario?
51
Trabajo Sod r . ·· tando j m los desaffos del siglo xx1
52
1 'o e esario et b Social C 1 itario
53
Del diagnóstico a la
2.
intervención: el Trabajo Social
Comunitario en acción
1. Introducción
Como cualquier disciplina cient1fi(a que toma como objeto de estudio a las
personas. el Trabajo Social Comunitario afronta algunos n:tos específicos
derivados de la dificultad de objeL\ar y tomar distancia frente a la propia
vida. En d caso de nuestra disc1pl111a. tiene además que superar lo quepo-
demos denominar el «espejisnw indi\ idualista». que nos presenta la socie-
dad como una mera coexistencia de individuos con un grado total de liber-
tad que oscurece la dimensión SLk·!é1l y comunitaria de nuestra condición
humana. Esta «imagen ficticia» difícilmente puede abordar los procesos de
exclusión social. en gran medida Jeterminados por factores estructurales.
como el lugar de nacimiento. la renta disponible. los servicios públicos o la
ausencia de los mismos. que al na-::er no elegimos. sino que nos vienen ya
pre\ iamente dados. La mitific1ci .)n del individualismo que opera como
motor ideológico del neolibcraLsmo justifica el orden actual de las cosas.]
sólo permite buscar responsabilidades individuales para la trayectoria de
cada persona. Sin embargo. diversas disciplinas. comenLando por la econo-
mía (Stiglitz. 2002). la sociolrn!Í<l (Bcck. 2005) o la ciencia política. han
puesto de relieve la intluenna dec si\a que tiene la e:-,tructura de oportuni-
dades y de constrei1imientos a Lis que nos enfrentamos tanto personal como
colecti\·amcnte.
1::1 Trabajo Social Comunita110 no~ permite. en este sentido. experimen-
tar la función liberadora del conm imiento. Si tomamos como referencia la
55
Trabajo Social afrontando J desafios del siglo xx1
56
Trabajo Social Comun tario en cdór1
57
Traoajo Social Comunitario: afrontando ju tos los desaffos del siglo XXI
59
Trabajo Social Comunitari · f 1tando un os los esafios del siglo XXI
60
2 Del diagnóstico a la , ~' ven 1 • el rabajo Social Comunitario e
61
Trabajo Social Comunitario: afrontando t los desafios del siglo xx1
0 Pasar de la relación sujeto/objeto (gestores/clientes) a la relación
sujeto/sujeto: los protagonistas son las personas afectadas, y son
ellas las que deben convertirse en el centro del proceso, en una di-
námica de empowerment hacia dentro y hacia fuera que permita
reducir a un papel subsidiario a los profesionales que han diseñado
la intervención.
0 Partir de las necesidades y demandas de las personas, tal y como
las perciben, para que puedan convertirse en protagonistas del pro-
ceso de mejora de su vida personal y comunitaria.
0 Vincular la reflexión con la acción de forma que se favorezca un
62
Del 1agnóstico a .a o Social C munitar o en acción
63
ra o al Comunita LOS 1ftos del siglo XXI
64
2. Del diagnóstico a la TV ó el Trabajo Social Comunitario en acción
65
Trabajo Social omunitario: afrontando un :>s os desafíos de siglo xx1
66
2 Del d agnóstico a la · ·· el Trabajo Social Comunitario en acción
Hay dos grandes áreas problemáticas para la labor profesional del trabaja-
dor social comunitario:
67
Trabajo Social ,.. unitari ~ afrontando "nt Los desafios del siglo xx1
68
2. Del diagnóstico a la inten1endón. el Trabajo Social Comunitario en acción
69
Trabajo Social nitar afrontando os d fios del siglo XXI
Objetivos
Internos de la comunidad
Externos de la comunidad
Retos a afrontar
Diagnóstico de oportunidades El ejercicio de la ciudadanía democrática 1----.i
y problemas
71
Trabajo Socia1 munit afrontando ur s los fios del siglo xx
73
Trabajo Social Comunitario: afrontando J os os desafios del siglo XXI
74
a 1 agnóstico a int Trabajo S ial munitario en ci'n
75
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo XXI
Planificación de La intervención
mediante el Trabajo Social Comunitario
76
2. Del diagnóstico a la e el Trabajo Social Comunitario en acción
otras personas y otros sueños o deseos. En segundo lugar, la posibilidad
real de configurar estructuralmente la sociedad para que el campo de juego
en el que desenvolvemos nuestra vida permita un margen real de libertad en
relación con nuestros propios objetivos. La esperanza colectiva en la posi-
bilidad de realizar nuestro proyecto vital tiene dos puntos de apoyo:
77
Trabajo Social Com · · · tando juntos l s desafíos del siglo xx1
78
gnóstico a ta 11 el Trabaj Soci Comunitario er acdó
bajador social dirigida a mejorar el capital social relacional de las personas
y la capacidad de actuar colectivamente. La vigencia de nuestra disciplina
se deriva de la dimensión estructural de los retos que se abordan y de la
consiguiente necesidad de afrontar colectivamente aquellos problemas y
oportunidades que por su propia naturaleza no pueden ser abordados de
otro modo. De forma sintética, y sin pretensión alguna de exhaustividad,
podemos analizar algunos de los principales campos de actuación para el
Trabajo Social Comunitario:
79
T abajo Social Comuni ª' ontando j nt los desafios del siglo xx
Una de las claves para abordar esta situación es tomar como punto de
partida la cooperación altruista y el carácter social de los seres humanos. Y
de ahí la vigencia del Trabajo Social Comunitario para fortalecer las redes
sociales y la acción comunitaria en el ámbito de reclamación de derechos y
en el de la mejora de las condiciones reales educativas, sanitarias o labora-
les en el entorno de un barrio, comunidad o ciudad determinada. Por otra
parte, en colectivos especialmente desfavorecidos, como las mujeres en
muchas zonas del planeta, el Trabajo Social Comunitario tiene una especial
vigencia. La capacidad de organizarse, de compartir riesgos y de asociarse
está detrás del éxito de los programas de microcréditos para mujeres, que
les han permitido desarrollar una actividad económicamente remunerada,
independizarse de las rentas aportadas por su pareja masculina y desarrollar
un nuevo modelo de ingresos y de gastos en su vida personal y comunita-
ria. Por ejemplo, en Wau (Sudán), en 2003 se creó una comunidad de pro-
moción de mujeres: «empezó con actividades de sensibilización y grupos
80
' D agnóstico a Social Com t.ario acción
81
abajo Social rlo: 1>ntando n os desafios del siglo xx1
il ~~~~~~~~~~~~
l Retos del Trabajo Social Comunitario en las sociedades tecnológicas
avanzadas
Tendencias Retos Oportunidades Objetivos internos para la comunidad Objetivos para la comunidad en acción
Globalización Deslocalización industrial Movilidad y oferta de tra- Fortalecer Los sistemas educativos y La Mejorar Las prestaciones del sistema
bajo transnacional preparación profesional educativo
Mayores exigencias de Capacidad de interactuar Educar para La convivencia en un medio Mejorar el contexto medioambiental y
formación con personas de otros Lu- heterogéneo tecnológico como factor de atracción
Distribución asimétrica gares
del poder y de Los recur- Análisis comparativo de las
sos entre paises, regio- oportunidades y de las ex-
nes, ciudades y personas periencias con éxito Loca-
Flujos inmigratorios les, regionales y nacionales
Mercado de trabajo Individualización Mayor polivalencia en La Aumentar el capital social y Los vínculos Defensa organizada de unas condiciones
Oesregulación trayectoria profesional entre Los miembros de La comunidad de trabajo dignas
Aumento de La flexibilidad Nuevas oportunidades Establecer mecanismos de ayuda y soli· Organización como consumidores para
Economía informal para Las mujeres daridad ante situaciones de paro actuar concertadamente y presionar
frente a productos o servicios que no
respetan Las normas basadas en Los de· VI
rechos humanos Q
Creación de actividades de formación y !:l.
2!.
reciclaje aprovechando Los recursos per-
sonales de los miembros de la comuni-
,..,
o
dad 3
e:
Exclusión residencial Chabolismo Reordenación de los espa- Reforzamiento de los vínculos dentro de Actuación conjunta ante las administra-
Infravivienda cios urbanos La comunidad ciones
Exclusión Organización de Los recursos existentes
Pobreza en la comunidad para afrontar proble-
mas relacionados con el acceso a agua
potable, electricidad u otras cuestiones
básicas
00
w
FUENTE: Elaboración propia.
1
3. Valores, ciudadania y
Trabajo Social Comunitario:
capacitando a las personas
desde la experiencia
comunitaria
1. Introducción
'.'Jo vemos las cosas de manera ne 1tral y equilibrada. Miramos ya de ante-
mano dentro de una determinada tradición cultural. dentro de una forma de
interpretación que nos da posibilidades. y que también entrai1a riesgos. Po-
dríamos describir la madurez perstmal como aquel estadio en el que. sobre
la base del lenguaje y la cultura adquirida. podemos superar nuestras limi-
taciones mediante el conocimiento científico y una visión refle.xi\a sobre
nuestros propios condicionamientos. Es \erdad que miramos como hemos
aprendido a mirar. pero tambien l'S \'erdad que podemos cambiar nuestra
forma de ver. Y, sobre todo. que podemos educar nuestra mirada para des-
\elar el orden de la naturaleza. En este sentido. los debates sobre los valo-
res. sobre el sentido de los acontecimientos y sobre la finalidad de nuestra
existencia determinan nuestro comportamiento. aunque a menudo no refle-
xionamos sobre ellos.
El Trabajo Social Comunitario demanda un acercamiento específico al
ámbito de los valores. de lo que ~ntendemos por bienestar. por felicidad.
por \ida digna. ya que su objeti\ o es. precisamente. potenciar nuestras ca-
pacidades para realizarnos a travéc, de la experiencia comunitaria. Es a tra-
vés de la interacción con los dcnüs. del diálogo. el acuerdo. el debate. la
e\·aluación conjunta y la participación como fortalecemos nuestras capaci-
dades. Nuestra personalidad se equilibra y se forja en la interacción con los
otros. y las habilidades relacionaks no nos sirven solamente para alcanzar
85
T1 10 LComunitario: , n desaños del s1glo
nuestros objetivos materiales. Constituyen el substrato sobre el que se le-
vanta nuestro proyecto vital, nuestra idea de la felicidad, nuestro bienestar:
«diversos estudios muestran que las relaciones sociales, incluidas las rela-
ciones con la familia y los amigos, son en general el factor más importante
de felicidad( ... ). La felicidad personal está poderosamente influenciada, en
general, por factores relativos. La felicidad personal depende de lo que la
gente tiene en comparación con lo que desea, lo que anticipa y lo que tie-
nen los demás ( ... ). Los objetivos que se plantea la gente están muy in-
fluenciados por las expectativas sociales, que pueden cambiar con rapidez»
(Hamilton, 2007: 54-55).
El punto de partida del Trabajo Social Comunitario, como el de otras
ciencias sociales, es lo que se denominó en el siglo x1x la «cuestión so-
cial», y que actualmente sigue acompañándonos: las nuevas y viejas formas
de pobreza, desigualdad, violencia, desarticulación social y degradación de
las condiciones de vida. Para hacer frente a estos retos, a las oportunidades
y problemas de la vida, hay que partir de un hecho básico: somos seres so-
ciales, inmersos en una historia y un tiempo determinados. Los desafios de
la vida no se plantean en términos exclusivamente individuales. Hacemos
frente a nuestra propia trayectoria, a formas de producción y consumo es-
tructuradas, y nos encontramos inmersos en procesos de competencia, coo-
peración y conflicto que no son un producto de nuestros deseos individua-
les. Tenemos que aprender las reglas de juego, a través de un largo proceso
de socialización. Heredamos un código genético, pero también códigos so-
ciales, y a veces códigos que refuerzan nuestro aislamiento social, deterio-
rando nuestra capacidad de integración, como ocurre en barrios marginales
en los que los jóvenes internalizan pautas de comportamiento y estrategias
de supervivencia que no les permiten superar su punto de partida inicial.
La potenciación, fortalecimiento o lo que se denomina empowerment de
personas y comunidades no puede ser analizado desde una perspectiva indi-
vidualista. No se trata de capacitar a la persona para intervenir en su sole-
dad de sujeto en un entorno en el que obtener bienes y servicios, en compe-
tencia con otros sujetos anónimos, en un mercado que se autorregula y en
el que se participa en igualdad de condiciones, ¿Por qué?:
86
'rabajo e . Com nitario
87
ntando ntos tos desafios del siglo xx1
tado elementos comunes entre las diversas sociedades. Cuando estos com-
ponentes se encuentran en todas o casi todas las culturas, se denominan
<<Universales culturales». La compleja relación entre identidad y diferencia
en cada persona, y en cada cultura, no puede hacernos olvidar aquellas ca-
racterísticas que comparten, tal y como muestra la evidencia empírica. Sin
embargo, la definición, la caracterización y el análisis de estos posibles
<<Universales culturales» han provocado un intenso debate entre los antropó-
logos: las grandes variaciones que se dan ponen en cuestión cualquier tipo
posible de clasificación. El establecimiento de una tipología general de ras-
gos comunes a todas las culturas (por ejemplo, la tipología propuesta por
Murdock [cuadro 3]) nos puede servir como punto de partida para la inves-
tigación y la comparación entre ellas, pero debemos ser conscientes de las
enormes variaciones que se dan en la realidad y de la consistencia sólo re-
lativa de cualquier clasificación.
A pesar de las dificultades para establecer la existencia de universales
culturales claramente definibles, en cada cultura podemos detectar pautas
de comportamiento y de pensamiento relacionadas con la supervivencia en
el medio ambiente, la reproducción, la organización del trabajo y del repar-
to de los bienes y servicios que se producen, la organización de la vida do-
méstica y de las relaciones entre las personas, las familias, los grupos y las
comunidades ... Junto con otras dimensiones, como aspectos creativos, ar-
tísticos, lúdicos o expresivos de la vida humana, en toda cultura juegan un
papel fundamental los valores: aquellos principios que rigen el comporta-
miento y permiten diferenciar lo bueno de lo malo, lo aceptable de lo detes-
88
Trabajo Social Cori un rio
89
T .a10 Social Comu • uio: < ntando 1 (. l (. d os del siglo
nes culturales. La idea de progreso dominaba generalmente las distintas
teorías, de tal manera que se explicaban las diferencias entre unas culturas
y otras en función de las supuestas fases en las que se encontraban, dentro
de un movimiento común ascendente ligado a la confianza en la razón
científica y el progreso tecnológico. La formulación más radical de esta
confianza se encuentra en el determinismo tecnológico, que postula una se-
cuencia progresiva de innovación y descubrimientos que de forma necesa-
ria acabará resolviendo los problemas de la humanidad. La fe en el progre-
so, entendido como un movimiento ascendente de los conocimientos, del
bienestar personal, de la organización social, política y económica, caracte-
riza la obra de autores tan diferentes como Augusto Comte, Denis Diderot
o Adam Smith.
Para Comte, la historia de la humanidad es la historia del progreso del
conocimiento y de la sociabilidad. Esta evolución ascendente la expresó
con su conocida ley de los tres estadios por los que pasan las sociedades
humanas: el teológico, el metafisico y el positivo. Cada uno de ellos impli-
ca un progreso sobre el anterior, alcanzado un nivel superior de realización
personal y colectiva. ¿Cuáles son sus características fundamentales? En el
estadio teológico, se explican los acontecimientos y los seres de la naturale-
za en referencia a seres y fuerzas sobrenaturales, que aparecen como la
causa última de la realidad. En el estadio metafisico, las causas de los fenó-
menos no son ya las potencias sobrenaturales, sino las entidades o ideas
abstractas. Se recurre a conceptos que, si bien permiten independizar los
razonamientos de las influencias del pensamiento mítico y teológico, se ca-
racterizan por buscar explicaciones absolutas que abarcan toda la realidad.
En el estadio positivo, las personas abandonamos las pretensiones metafisi-
cas y teológicas y buscamos dominar la realidad mediante la observación,
tratando de adquirir conocimientos empíricos que puedan ser comprobados
mediante la experiencia. Por ello, esta etapa final se caracteriza por la bús-
queda de las relaciones entre los hechos, a partir de la observación y la me-
dición, tratando de deducir las leyes que operan en dichas relaciones.
Dentro de las teorías que interpretan la evolución de las culturas en un
sentido ascendente y determinado por una ley intrínseca a los aconteci-
mientos históricos, debe resaltarse la teoría marxista. Para Karl Marx, las
culturas atraviesan una serie de etapas (comunismo primitivo, sociedad es-
clavista, feudalismo, capitalismo y comunismo) que culminan en el conflic-
to entre capital y trabajo, entre burgueses y proletarios, en la sociedad in-
dustrial, y que se resuelve en una nueva y última fase, la sociedad
comunista, en la que la lógica de la propiedad privada y de la oposición en-
tre poseedores y poseídos desaparece. La evolución histórica no puede ana-
lizarse, frente a la postura comtiana, como un proceso lineal. Es un proceso
dialéctico. A través de los conflictos y choques de la historia, se va a avan-
zando mediante transformaciones cualitativas de la realidad social e históri-
ca. La meta última de este proceso es la supresión de la alienación de los
90
3. Valo e dadania Traba10 Social un
91
Trabajo Social Comunitari afrontando j 11 ..., los desafíos del siglo XXI
92
3. ia Trabajo Social Lom mitario
93
rabaj cial mitario afrontando n d
94
3. "" ama y Traba o Soc l munitario
El concepto de <<necesidades básicas» utilizado por el materialismo cul-
tural ha suscitado muchas criticas desde posturas teóricas muy diversas.
¿Qué es una necesidad básica? ¿Cómo definir de manera concreta necesi-
dades básicas universales que se puedan encontrar en todas las culturas y
que se solucionen de la misma manera? Margaret Mead mostró en múlti-
ples investigaciones que hay una enorme variedad de formas de solucionar
las mismas necesidades en diferentes culturas (adaptándose y transforman-
do las mismas condiciones materiales, han surgido culturas muy diferen-
tes). Y, desde la perspectiva de la antropología simbólica, el concepto «ne-
cesidades básicas» es una construcción teórica que no responde a la
realidad: no hay necesidades básicas universales que estén establecidas por
igual en todas las culturas. Al contrario, el estudio de los símbolos de cada
cultura muestra que las necesidades básicas dependen de dichos símbolos y
de la forma de interpretar la realidad propia de la cultura en la que se está
inmerso.
En el transcurso del tiempo, y mediante el lenguaje simbólico, cada so-
ciedad ha ido adquiriendo y expresando aquellas formas de vida y aquellos
sistemas de interpretación que considera más relevantes. Esta estructura-
ción simbólica define, por lo tanto, aquello que se considera necesario y la
forma de satisfacerlo. En nuestra sociedad globalizada actual, junto con los
símbolos de cada cultura, podemos preguntamos si está emergiendo una
cultura global, ligada al capitalismo tecnológico avanzado, la innovación
tecnológica y una estratificación social global, con nuevas «clases» o «es-
tratos» globales que interaccionan entre sí, ya sean directivos internaciona-
les o personas valiosas para el mercado a nivel global, nuevos consumido-
res, o nuevos excluidos también globales, en un proceso de estructuración y
desestructuración de nivel planetario (Castells, 1997).
Toda cultura ejerce una fuerte presión sobre las personas, transmitiendo un
conjunto de pautas de pensamiento y de comportamiento. El concepto
«personalidad básica» es utilizado por los científicos sociales para analizar
el conjunto de rasgos sociales estereotipados que reproducen los miembros
de una cultura determinada. En este sentido, podemos diferenciar tres con-
ceptos: persona (que hace referencia a la individualidad radical de cada uno
de nosotros), personalidad (que hace referencia al conjunto de cualidades
que nos distinguen, sobre la base de nuestro temperamento y nuestra evolu-
ción psicológica) y personalidad social (el conjunto de rasgos típicos de
una cultura que son intemalizados en mayor o menor grado por cada uno
de sus miembros). En este sentido, más allá de rasgos genéricos como los
denominados por Kardiner y Linton «personalidades básicas tipo», hay que
95
na10 Social Lor ta 1>ntando o los rJ s s del sig
96
• Valori s, uda . 1 1 Trabajo !>ocial Comunitario
Dependencia
Bienestar
Economía
(( 8))
Economía
Bienestar
Dependencia
97
Trabajo Social Comunitario: afrontando un1 los desafios del siglo xx1
98
3. Valores, ciudadania y Trabajo Social Comunitario
99
Trabajo Social Comunitario: afrontando JI ntos Los d safios del siglo
del cambio de siglo, cuando las contradicciones del nuevo orden económi-
co neoliberal, la crisis de resultados concretos del denominado «Consenso
de Washington>> y las propias investigaciones de organismos como el Ban-
co Mundial han vuelto a poner de relieve la necesidad de abordar de otra
forma los procesos de exclusión social.
En este sentido, hay que señalar que la posmodernidad, tras la disolución
del sujeto, no puede sino afirmar la imposibilidad de abordar colectivamen-
te la construcción de un futuro común, con un efecto muy diferente del
buscado en la retórica de la indecisión: refuerza el orden social existente y
sus tendencias exclusógenas. Puede definirse como una filosofía del «si-
mulacro». La descomposición de la realidad y la aparente sensación de li-
bertad derivada de la falta de fundamentación, la dificil tarea de encontrar
un principio sobre el que afianzar los conocimientos y los valores no han
generado un universo de trayectorias libres y creativas. Han dado paso a un
mundo mimético, concentrado en la reproducción de las pautas de consumo
y de las desigualdades insertas en ellas. En definitiva, al partir de un su-
puesto teórico, el individualismo exacerbado, desde el que es muy dificil
analizar críticamente la realidad social, la posmodernidad y la economía
neoliberal postulan un modelo de análisis que aparentemente disuelve el
entramado social en la pura libertad personal. Pero, con este planteamiento,
dicho entramado no se desintegra, sino que se consolida y se refuerza, pre-
cisamente porque ya ni se ve, como si desde la cultura dominante se hubie-
ran olvidado de su carácter social. Así, se postula realizarse personalmente
a través de la competencia, el consumo y la voluntad individual, en un mo-
delo de autorrealización en el que «el sujeto y la realidad han sido converti-
dos en mercancías y que, por tanto, han sido afectados por el traspaso del
valor de uso a valor de cambio, un valor cada vez más en auge por la propia
naturaleza del capitalismo» (Roche, 2005: 37).
101
Trabajo Social Co ·no: afrontando un los desaños del siglo xx1
102
Valore ., c"udada · y Trabajo Socié L Comunitario
ria que tiene como objetivo garantizar los derechos humanos y la justicia
social de un colectivo que hasta ese momento se ha encontrado en una posi-
ción marginal en su contexto social. También hace referencia al incremento
de las capacidades de las personas empobrecidas para participar, negociar,
controlar, autoorganizarse y ser capaz de influir en las instituciones cuya
actividad les afecta directamente.
En todos estos planteamientos, el análisis de los procesos de «fortaleci-
miento» toma en consideración la doble dimensión que analizamos en este
capítulo y en el siguiente. Se trata de un proceso de fortalecimiento de las
capacidades personales mediante la interacción comunitaria, y también de
la capacidad de la propia comunidad para actuar conjuntamente, con lo que
esto implica como elemento dinamizador de su contexto social y también
como experiencia positiva de cada persona en su relación con los demás.
En este sentido, podemos diferenciar cuatro características de este proceso
de «fortalecimiento», que reactúan sobre sí mismas en un proceso de dina-
mización que podemos denominar el «círculo virtuoso del empowerment>>:
la información, la participación, la responsabilidad y la capacidad de orga-
nización a nivel local y comunitario. El trabajador social comunitario debe
tener presente, de acuerdo con el principio de gradualidad, progresividad y
reversibilidad (Femández García y López Peláez, 2006), que este círculo
virtuoso en ocasiones puede deteriorarse, o simplemente no existir, y, más
aún, que lo que se observe sea su contrario. A menudo partimos de la consta-
tación empírica de un «círculo vicioso de desposeimiento o descapacitación»
en el que se encuentran inmersas personas y comunidades desfavorecidas
y en el que experimentan un proceso de degradación de la información, la
participación, la responsabilidad y la capacidad de organización.
103
Trabajo Social Comunitario: afrontando tr ()S d ele ig ,
dora lo que hace es, a partir el principio de ciudadanía, alterar dichos pro-
cesos para construir entre todos un modelo de sociedad que haga posible lo
que ya somos de hecho: ciudadanos libres con la misma dignidad como se-
res humanos.
El poder, y el desarrollo de la capacidad para ejercerlo, son característi-
cas básicas en la vida humana. Dentro de la ingente literatura sobre el po-
der y sus formas, en relación con la temática del Trabajo Social Comunita-
rio, podemos diferenciar cuatro dimensiones o tipos de poder (Rowlands,
1997):
104
• ma y Trabajo Social Comunitario
que cada persona puede manifestar su opinión y proceder a un análi-
sis a través del cual se establece un diagnóstico común, modificando
los criterios previos, aprendiendo a valorar y respetar las aportacio-
nes de los demás y modificando desde la visión comunitaria nuestra
percepción individual.
- «Poder interno»: hace referencia al desarrollo de una personalidad
equilibrada, con confianza en sí misma y un grado adecuado de au-
toestima. Este poder no se logra solamente con la reflexión indivi-
dual. Se adquiere en el trato con los demás, aprendiendo a compartir
experiencias, llegando a acuerdos, pero también, y es muy importan-
te esta cuestión para el trabajador social comunitario, sabiendo man-
tener disensos razonables, aunque finalmente se adopte una acción
común con la que no se está plenamente de acuerdo. La democracia,
en este sentido, no implica cambiar las propias ideas, pero sí, tras sa-
berlas defender, asumir las decisiones de los demás cuando son co-
lectivamente respaldadas, sabiendo ejercer lo que puede denominar-
se un «disenso democrático» (Muguerza, 1989). En este sentido, la
capacidad de resistirse al poder de otros cuando nos solicitan algo
que no deseamos es un indicador del grado de poder interno; pero
también la capacidad de alcanzar acuerdos, mantener la palabra dacla
y respetar los compromisos es un indicador del poder interno, dei
equilibrio y el respeto a las decisiones tomadas. De hecho, la lealtad,
la cooperación y el compromiso, cuestiones clave para mantener re-
laciones sociales intensas y aumentar lo que se denomina «capital
social», son indicadores del nivel de desarrollo de la cohesión comu-
nitaria en un entorno social dado.
105
Trabajo Social Comuni o: ontando juntos los desafios del siglo xx1
a cada uno de los participantes. No hay mayor peligro, en sentido estricto,
que una comunidad y unas personas inmersas en un círculo vicioso de des-
poseimiento y descapacitación, que además consideren que se encuentran
en un círculo virtuoso, o que quizás no hay que cambiar nada porque se tra-
ta del orden natural de los acontecimientos. Mientras no tomen conciencia
de su situación, su capacidad de cambio será casi nula. En este sentido, el
Trabajo Social como disciplina científica nos proporciona una mayor liber-
tad, aunque puede colisionar con nuestro estilo de vida y generamos in-
quietudes derivadas del descubrimiento de los aspectos negativos de nues-
tro modelo de sociedad y de nuestro proyecto personal.
Desde este planteamiento, podemos señalar algunas orientaciones bási-
cas para el desarrollo de la persona desde la dinámica del Trabajo Social
comunitario:
106
'a .udadama T ajo So Comumtario
se libera de formas de interpretación que favorecían una actitud
pasiva ante los acontecimientos (Kieffer, 1984).
0 En segundo lugar, favorece una comprensión más crítica y analíti-
ca del ambiente social, político, económico y cultural, requisito in-
dispensable para poder diseñar una acción comunitaria que pueda
tener éxito (Freire, 1973). Sin un análisis adecuado del entorno, es
muy dificil implicar a la comunidad y establecer estrategias via-
bles para alcanzar los objetivos propuestos. Y esto precisamente
porque un objetivo básico de cualquier proyecto de Trabajo Social
Comunitario consiste en describir y analizar el entorno el que se
generan los problemas y en relación con el cual se propone la in-
tervención profesional del Trabajo Social.
0 En tercer lugar, hay que destacar el desarrollo de recursos colecti-
vos para la acción social y política, con el objetivo de lograr la li-
beración o desalienación de aquellos que no ostentan el privilegio
del poder tal y como está establecido en un entorno social concre-
to (Reisch, Wenocur y Sherman, 1981 : 115). Dichos recursos pue-
den incluir nuevas habilidades relacionadas con la comunicación,
la participación, la concienciación o la obtención de recursos fi-
nancieros y no financieros para poder llevar a la práctica los pro-
yectos basados en la metodología del Trabajo Social Comunitario.
107
Trabajo Socf al Comunitario: afrontando juntos Los desaffos del siglo xx1
108
4. Valores, ciudadania y
Trabajo Social: capacitando a
la comunidad como sujeto de
la acción colectiva
1. Introducción
Una concepción ética que haga jt,sticia a nuestra naturaleza tiene que
afrontar las limitaciones del indi\ idualisrno posmoderno. Las personas nos
hacemos en la interacción con lo-., orros. no somos entes autónomos que se
relacionan en función de expectativas racionales en un entorno neutral. Nos
encontrarnos inmerso~ en una historia. en una cultura. en un entorno. y
nuestras habilidades son el rcsultaclo de un largo proceso de aprendizaje.
Hasta el lenguaje. que constitu: e 1a esencia de lo que somos. no puede
existir sin los otros. ~in emisores v receptores. sin comunicación. En la
compleja relación entre identidad y Jifrrencia. podemos seiialar tres aspec-
tos relevantes: en primer lugar. no e~tamos solos: nuestra identidad se cons-
truye sobre la relación con los otro·-,; en segundo lugar. la relación con los
otros. en lo que nos une y nos diferencia. es esencial para nuestra propia
identidad. .Y por eso necesitamos el L'ncuentrn. la comunicación y la interac-
ción como un requisito indispen-;able para ser nosotros mismos; en tercer
1ugar. la diferencia surge precisamente del diálogo crítico con nuestra pro-
pia trayectoria personal. con los demás y con nuestra cultura y entorno so-
c1oeconom1co.
Por lo tanto. podemos estabk.:er una estrategia de emancipación (refor-
mulando los planteamientos de Paul Ricoeur sobre la «idea regulativa de
emancipación>) en el ámbito de L1 hermenéutica) en el úrea del Trabajo So-
cial comunitario basada en los siguientes principios: el principio contextua-
109
Trabajo Social Comunitario: afrontando j ntos Los desaños del siglo xx1
110
lores, ciu · ~oal: capacitando a omunidad.;
Sólo queda el espacio para el dominio, o el consumo de uno sobre otro. La
lógica de la objetivación. de la realización como consumidores de objetos,
nos reduce tanto a los demás como a la naturaleza y a nosotros mismos a la
condición de objetos, y sólo cabe el dominio, el uso y el abuso. Pero no el
encuentro. Por eso, en las sociedades del marketing y las nuevas tecnolo-
gías, donde el acto social por excelencia es el consumo, la propia vía de rea-
lización, acumular objetos, no logra satisfacer nuestra exigencia más -~
ma: relacionarnos con sujetos. c.1:."·
111
Trabajo Social Comunitario: afrontando j mtos los desafíos del siglo xx1
113
rabajo ~al Cor.u tano: afrontando J s de del siglo
115
Tr 110 Social muni ntando l o~ desafíos del siglo xx1
teamiento teórico, para hacer justicia a lo que muestran los hechos, debe
evolucionar desde las posiciones individualistas hacia posiciones que pode-
mos denominar «personalistas», basadas en una concepción de la persona
como ser relacional.
El Trabajo Social Comunitario comienza en el interior de la persona:
busca cambiar su escala de valores, su corazón y sus actitudes, de forma
que pueda liberar sus capacidades para actuar con otros, para ser uno mis-
mo, para ser con otros y para afrontar retos colectivos que condicionan es-
tructuralmente sus posibilidades de desarrollo personal, comunitario y so-
cial. Se trata de una dinámica de retroalimentación constante. Al potenciar
con la dinámica comunitaria los aspectos fundamentales de la vida perso-
nal, aumentan el bienestar y el nivel de autosatisfacción interno y mejoran
las relaciones con los demás, generando mayor bienestar comunitario. El
resultado final es un fortalecimiento o empowerment de la persona que se
convierte en fortalecimiento o empowerment comunitario.
El trabajador social comunitario, en su experiencia profesional, debe te-
ner en consideración estas dimensiones personales que se potencian en la
interacción comunitaria. Podemos destacar las siguientes:
117
Trabajo Social Comun rontando junto los desaffos del siglo xxr
118
Valores. , .a • capaci do
amplia, dado que sólo mediante la interacción con los demás alcan-
zamos la autorrealización personal, nuestro principal interés debería
ser lograr un modelo de cooperación altruista que permitiera desa-
rrollar nuestras capacidades personales y sociales.
- Capacidad de empatía: es una característica básica para lograr una
interacción social adecuada. Se trata de la capacidad de ponerse en
el lugar de la persona, grupo o comunidad con los que nos comuni-
camos o compartimos. Fortalecemos nuestra personalidad cuando
aumentamos nuestra capacidad de vinculación con los otros, desde
una interacción basada en el respeto, la complicidad y la confianza.
En este proceso, la empatía juega un papel fundamental, ya que, al
compartir sensaciones y vivencias, aporta autenticidad y veracidad a
las relaciones entre las personas.
- Optimismo alegre y esforzado: en cada momento de la historia,
personas y comunidades se encuentran en un entorno determinado,
con un conjunto de constreñimientos y posibilidades. Saber inte-
grar las experiencias positivas y negativas, planificar proyectos a
largo plazo que nos permitan aumentar nuestro bienestar y organi-
zarnos en torno a valores que posibiliten el desarrollo de nuestras
capacidades y potencialidades son variables básicas para poder
afrontar la vida. En este sentido, la alegría razonable y un optimis-
mo fundado en la voluntad y nivel adecuado de tolerancia ante la
frustración son indicadores de una personalidad integrada. Quizás
por ello, una de las contradicciones de nuestro estilo de vida pueda
encontrarse en los resultados de las encuestas sobre el nivel de bie-
nestar personal: un mayor nivel económico no siempre conlleva
mayores niveles de bienestar, y pone de relieve la necesidad de
considerar otras dimensiones que entran en juego cuando hablamos
de felicidad y autorrealización.
119
Trabajo Social Comu11itano: afrontando ju los desafios del siglo xx1
sis de cada una de ellas para facilitar el diseño de una estrategia de diagnós-
tico que permita al trabajador social comunitario analizar tanto las caracte-
rísticas de las personas como de las comunidades.
121
T .aJO Social C munita tando ju des d• d n
FUENTE: Kretzmann, J. P. y Mcknight, J. L. (1993): Building Communities from the Inside Out: A
Path Toward Finding and Mobilizing a Community's Assets. lnstitute for Policy Research. Evans-
ton, IL, p. 19.
123
~ bajo Social Comunitar ontando ju ne los desafios del siglo xxr
Tabla 3. Habilidades en el ámbito de la construcción y la reparación
Sí/ No
1 Pintura
2 Construcción o reparación de madera
3 Demolición de construcciones
4 Derribo de paredes
5 Empapelamiento de paredes
6 Reparación de mobiliario
7 Reparación de cerraduras
8 Construcción de garajes
9 Modernización de cuartos de baños
10 Construcción de habitaciones adicionales
11 Trabajo con azulejos
12 Instalación de canalones y grifería
13 Reparaciones de fontanería
14 Reparaciones eléctricas
15 Bricolaje y albañilería
(Pare aquí si no ha efectuado una respuesta afirmativa hasta este momento)
16 Construcción de armarios
17 Modernización de cocinas
18 Construcción de muebles
19 Instalación de aislamientos
20 Yesero
21 Soldador
22 Trabajo de precisión
23 Instalador de cubiertas para suelos
24 Reparación de chimeneas
25 Instalación de sistemas de frío y calor
26 Colocación de revestimiento exterior
27 Limpieza de chimeneas
28 Construcción de piscinas
29 Instalación o reparación de tejados
FUENTE: Kretzmann, J. P. y Mcknight, J. L. (1993): Building Communities from the Inside Out: A
Path Toward Finding and Mobilizing a Community 's Assets. lnstitute for Policy Research. Evans-
ton, IL, p. 20.
124
·l res udad al: capacit ido a l rnu idad.
125
Tabla 7. Habilidades prioritarias
l Cuando piensa en sus habilidades, ¿cuáles son las tres cosas que
cree que hace mejor?
a)
b)
c)
2 ¿Qué habilidad posee usted que sea tan buena como para que otras
personas quieran contratarle por ella?
a)
b)
c)
3 ¿Tiene alguna habilidad que le gustaría enseñar a otros?
a)
b)
c)
4 ¿Qué habilidades le gustaría más aprender?
a)
b)
c)
126
re ciuda capac1tand1 • e unid 1
Tabla 9. Tipos de iniciativas, intereses y experiencia
Sí I No
1 Intereses en la actividad empresarial
a) ¿Ha considerado usted alguna vez comenzar un negocio?
En caso afirmativo, ¿en qué clase de negocio estaba interesado?
b) ¿Planeaba emprender su negocio solo o con otras personas?
Solo Con otros
c) ¿Planeaba llevarlo a cabo fuera de su hogar?
d) ¿Qué obstáculos le impidieron emprender su negocio?
2 Actividad empresarial
a) ¿Recibe ingresos en la actualidad por su actividad de autónomo
en la venta de servicios o productos?
b) En caso afirmativo, ¿cuáles son los servicios o los productos
que usted vende?
c) ¿A quién se los vende?
d) ¿Cómo consigue clientes?
e) ¿Qué ayudaría a la mejora de negocio?
PUENTE: Kretzmann, J. P. y Mcknight, J. L. ( 1993 ) : Building Communitíes firom the lnside Out: A
Path Toward Finding and Mobilizing a Community 's Assets. Institute for Policy Research, Evans-
ton, IL, pp. 24-25.
1 Nombre
2 Dirección
3 Teléfono
4 Edad
(Si la edad no es precisa, preguntar si la persona está en la adolescencia,
veintena, treintena, etc.)
5 Otras cuestiones que le gustaría señalar:
FUENTE: Kretzmann, J. P. y Mcknight, J. L. ( l 993): Building Communities from the Inside Out: A
Path Toward Finding and Mobilizing a Community 's Assets. Institute for Policy Research. Evans-
ton, IL, p. 25.
127
bajo :ial munitari fl d año~ del 51Q n
128
4. Valores, dudada - al: capacitando a la comunidad •••
129
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafios del siglo xx1
130
4. Valores, dudada Jocial: capacitando a La comunidad .•.
13 1
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo xx1
132
4. Valores, ciudadanía Tr ..11jo Social: capacitando a la comunidad •.•
«La primera fase del diálogo trata con valores, autoestima y motiva-
ción. A través de una (auto) reflexión crítica, los participantes se
vuelven conscientes de hasta qué punto la dependencia y el indivi-
dualismo subyacen en sus creencias. La dependencia se puede aso-
ciar a los líderes comunitarios, quienes son protectores y aparecen
como personas sacrificadas con respecto a su comunidad. Cuando
aparece la disposición a romper con las creencias de dependencia y
la intención entre los miembros comunitarios de hacerse los arqui-
tectos de sus propias vidas, empieza la segunda fase.
»La segunda fase de los diálogos refuerza las destrezas de los
participantes para alcanzar la autosuficiencia y el liderazgo eficaz,
empezando por el liderazgo de su propia vida. Desarrollar una visión
positiva de uno mismo, de la propia familia y de la comunidad es el
primer paso. Este diálogo puede destapar las creencias y valores que
debilitan a la persona, como la búsqueda de la recompensa inmedia-
ta, el cumplir por cumplir, falta de lucha y perseverancia, lo que pro-
voca que la persona se amolde a las circunstancias no importa cuáles
sean éstas, fijarse objetivos difíciles de cumplir y poco realistas,
adoptar para uno las visiones consumistas. Discutiendo sus propios
puntos de vista, los participantes aclaran sus conceptos sobre calidad
de vida. ¿Qué es la calidad alta de vida?, ¿cuál es su apariencia?,
¿son imágenes, sonidos, colores, sensaciones ... ? Definición de la
calidad alta de vida, personal, familiar y comunitaria y cuáles son los
elementos que deben estar presentes. Después de verbalizar sus pun-
tos de vista, los participantes hacen su propia planificación estratégi-
ca de cómo alcanzarla. ¿Qué elementos deben estar presentes para
una comprensión adecuada? ¿Cuáles de esos elementos proporciona-
rían alta calidad de vida con menos tiempo y costo? ¿Cómo paso de
mi estado de vida actual a una vida de más calidad con la mayor efi-
cacia y eficiencia? ¿Cuál es mi objetivo para hoy, mañana, el próxi-
mo mes y el próximo año? ¿Cuáles son las cualidades personales
que me pueden ayudar mejor a lograr mi objetivo? ¿El humor, la pa-
ciencia, la disciplina, la flexibilidad, el compromiso ... ?
133
Trabajo Social Comw ita1 ~ frontando junto!> los desafios del siglo XXI
- El logro de metas:
134
5. Dinámica del Trabajo
Social Comunitario
1. Introducción
Desde una perspectiva histórica, la generación de las situaciones de pobre-
za y exclusión social, al igual que el desarrollo de la ciudadanía democráti-
ca y el Estado del Bienestar, constituyen dos procesos complejos en los que
influyen las decisiones individuales y la configuración estructural de nues-
tras sociedades. A menudo, la pobreza material, resultado de un complejo
proceso de acumulación de desigualdades, va unida a lo que podemos de-
nominar la pobreza relacional y comunitaria: colectivos desestructurados,
sin capacidad de acción colectiva. si 11 capacidad de tomar conciencia de su
situación y actuar comunitariamente para detectar sus problemas y estable-
cer estrategias para resolverlos.
Desde la psicología comunitaria (Montero. 2004) y desde el trabajo co-
munitario aplicado a diversos sectt•res (salud educación, igualdad entre
hombres y mujeres, etc.), el fortalecimiento de los vínculos comunitarios.
la toma de conciencia personal y co ectiva sobre las propias necesidades y
la mayor efectividad de cualquier propuesta de reforma que surge desde los
propias personas que las padecen se han constituido en objetivos básicos
para poder afrontar retos que de otrc modo difícilmente pueden resolverse.
En este sentido. la articulación de las sociedades democráticas en torno al
concepto de ciudadanía también ha -;upuesto un cambio estructural, un re-
descubrimiento del otro. sea varón, mujer, o de otra etnia. como sujeto au-
tónomo y con derechos. Y precisamente porque la democracia se configura
135
Trabajo Social Comunitario: afrontando junto los desaños del siglo XXI
136
• - m1ca del Trabajo Social Comunitario
137
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo xx1
139
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desaños del siglo XXI
estático, que puede analizarse y resolverse de una vez para siempre, ni pue-
de analizarse la evolución de una comunidad como un aspecto ajeno al pro-
blema y a su solución. Las transformaciones que se experimentan a lo largo
de la acción de la comunidad afectan al mismo núcleo de la actividad del
trabajador social comunitario y redefinen el objeto de la intervención al si-
tuar de otro modo a las personas y a la comunidad. A lo largo del proceso
del Trabajo Social Comunitario, el fortalecimiento personal, grupal y co-
munitario se proyecta en nuevos desafios que la comunidad puede afrontar
de forma independiente de la función que ha desempeñado durante el pe-
riodo planificado por el trabajador social.
El punto de partida de nuestro modelo de dinámica comunitaria es el si-
guiente: la acción comunitaria permite resolver problemas estructurales
que de otro modo no pueden solventarse. Al cohesionarse la población, al
generarse vínculos, al aumentar el nivel de confianza en su esfuerzo colec-
tivo, al desarrollar su capacidad de autocomprensión y de autodiagnóstico
sobre las circunstancias en las que discurre su vida, y sobre su propia diná-
mica comunitaria, como base para una estructuración ética de la sociedad
en tomo a lo que podemos denominar el principio de la cooperación al-
truista: el entorno cambia.
El desarrollo comunitario es fundamental, ya que es en la interacción
dentro de la comunidad donde se desarrollan las actitudes necesarias para
establecer las bases de una vida digna: altruismo, honradez, sentido de lo
comunitario, respeto a los otros y capacidad de actuar colectivamente para
afrontar retos comunes. En este sentido, «las comunidades son la fuente de
los valores éticos que hacen posible una vida ética saludable» (Giddens,
2001: 73). Una ciudadanía democrática se asienta en el respeto a los otros,
en el reconocimiento en las discrepancias y en la lógica de la participación
para organizar de determinada forma nuestras relaciones personales, grupa-
les, comunitarias y sociales, desarrollando un modelo de Estado y de mer-
cado en el que sea posible ejercer los derechos y las potencialidades pro-
pias de un ciudadano. No sólo que se respeten los derechos, sino que
puedan ejercerse las potencialidades que los animan, de forma que poda-
mos vivir desarrollando nuestras capacidades y persiguiendo nuestras me-
tas en un equilibrio precario pero estable, amparado en el respeto mutuo y
en la igualdad ante la ley, con el resto de personas de nuestro entorno.
En este sentido, el primer paso para caminar hacia sociedades plenamen-
te democráticas consiste en el desarrollo de vínculos entre las personas, en
el diagnóstico compartido ante problemas comunes, en la posibilidad de
participar y aportar como ciudadanos iguales, en la capacitación para que
podamos formar parte del diagnóstico, de la intervención y de la solución
de los problemas. Para todo ello, una escuela de participación y de convi-
vencia democrática como la que se genera en la experiencia comunitaria
adquiere cada vez mayor importancia tanto en las sociedades avanzadas, en
las que la participación a través de los partidos políticos y otras organiza-
140
námica del Trabajo Social Comunitario
Gráfico 5. Fases de la dinámica del Trabajo Social Comunitario
ciones experimenta graves dificultades, sobre todo entre los jóvenes, como
en las sociedades en vías de desarrollo, en las que precisamente la atomiza-
ción de las relaciones y la ausencia de planes conjuntos favorecen una po-
breza endémica en zonas rurales y en los nuevos y viejos guetos urbanos.
Podemos decir que el Trabajo Social Comunitario responde a las principa-
les demandas de nuestro tiempo, como herramienta de autodiagnóstico,
como escuela de participación y como estrategia de acción colectiva ante
desafios estructurales.
En nuestro modelo de Trabajo Social Comunitario, diferenciamos cinco
fases, dialécticamente relacionadas, ya que cada una de ellas afecta a las si-
guientes y redefine tanto la dinámica como el sujeto (la propia comunidad
que evoluciona) y el objeto (el reto, problema u oportunidad que se quiere
afrontar) (gráfico 5).
141
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo XXI
145
Trabajo Social Comunitario: afrontando j1 Lo desafios del siglo
146
del Trabajo :>ocial Comunitario
147
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo xxr
En esta fase, los riesgos que detecta el trabajador social comunitario deben
cotejarse con la percepción que la comunidad tiene de sí misma, para poder
llegar a un autodiagnóstico que permita la vinculación de toda la población
con la mejora de sus condiciones de vida. Algunos riesgos son obvios, res-
ponden a situaciones de precariedad laboral, económica, familiar o institu-
cional extrema. Otros riesgos son en principio invisibles: tienen que ver con
el deterioro progresivo de las condiciones de vida, aunque todavía no sean
visualizadas por parte de aquellos que las padecen. Podemos poner dos
ejemplos sobre esta cuestión:
149
Trabajo Social Comunitari J ·frontando j nt l, desaños del siglo xx1
área de la salud, mostraban indicadores muy preocupantes relaciona-
dos con la disponibilidad de agua potable, letrinas y asistencia sani-
taria básica. Para los profesionales que participaban en el proyecto,
la desnutrición, la escasez de profesionales, la mortalidad infantil, la
ausencia de medicación adecuada y la falta de una planificación ade-
cuada de las instituciones en la zona, con una presencia muy limita-
da, constituían las causas que explicaban la situación que padecía la
población de la zona. A partir de ahí, la implicación de la comunidad
en el aprendizaje de pautas sanitarias adecuadas (en el tratamiento
de agua, en la limpieza y alimentación), en la formulación de de-
mandas ante las instituciones correspondientes y en un esfuerzo co-
lectivo de autoorganización para distribuir correctamente los recur-
sos existentes y el personal sanitario disponible permitieron mejorar
las condiciones de vida de la población y, sobre todo, crear una men-
talidad comunitaria, colectiva, para abordar problemas de este tipo,
que individualmente son irresolubles para cualquier ciudadano.
- Hay otros riesgos en nuestras sociedades que pueden ser afrontados
por el Trabajo Social Comunitario pero que suelen ser invisibles por
dos motivos. En primer lugar, porque todavía no han alcanzado la vi-
rulencia necesaria para que consideremos la función que juegan en
el proceso de deterioro de nuestra vida individual y colectiva. En se-
gundo lugar, porque resultan muy dificiles de percibir desde una
mentalidad determinista, vinculada a la fatalidad, el destino, o desde
una mentalidad neoliberal, en la que todo análisis se agota en el ac-
tor individual, sin tener en cuenta los factores estructurales que con-
dicionan la vida de cada persona. Un ejemplo puede ser, en las so-
ciedades cosmopolitas de los países más desarrollados, el deterioro
de las condiciones de vida de los jóvenes: trabajos precarios, un ac-
ceso a la vivienda muy costoso, fragilidad de las relaciones persona-
les y familiares ... Cuando las expectativas de la población joven se
deterioran, y parece imposible desarrollar un proyecto viable de inte-
gración en la sociedad y en el mercado de trabajo, comienzan proce-
sos de desestructuración social y de rebelión, como en las banlieus
francesas, en las que el estallido de violencia es muy posterior a un
largo proceso de deterioro de las condiciones de vida y, sobre todo,
de las expectativas. Ante un futuro imposible, la explosión de rabia
y de frustración sólo puede retrasarse en el tiempo, pero acaba suce-
diendo.
En estos entornos, el Trabajo Social Comunitario se ha validado
como una metodología adecuada. ya que recupera las relaciones so-
ciales y organiza redes de acción comunitaria que permiten lograr
una representatividad ante las instituciones. A su vez, hace posible
que los que se sumergen en ellas interioricen las pautas de compor-
tamiento adecuadas para abordar y resolver problemas, más allá de
150
ca del Trabajo Social munitario
la simple negación del orden establecido. Otro proceso parecido de
deterioro comunitario es el que está relacionado con la pérdida de
capital social (Putnam, 2002) y unas condiciones laborales que im-
piden que las familias y las comunidades afronten problemas y pue-
dan proporcionar a sus descendientes la formación adecuada para
integrarse en las sociedades avanzadas (Carnoy, 200 l ). A pesar de
la aparente paradoja que supone planificar una dinámica de Trabajo
Social Comunitario en entornos en los que los progenitores traba-
jan, la falta de lazos sociales, el individualismo, el aislamiento de
los menores, así como el abandono y soledad de las personas mayo-
res, hacen cada vez más necesario este tipo de enfoque en nuestras
sociedades opulentas, individualistas y cada vez menos participa-
tivas.
151
~
Entornos de riesgo y Trabajo Social Comunitario tT
......
11,1
Q
VI
Entornos de riesgo Descripción de los riesgos Perspectivas desde la metodología del Trabajo Social Comunitario Q
o.
,_
11,1
Salud pública Carencia de agua potable Mayor capacidad de organización para afrontar Los riesgos n
Q
Carencia de medicamentos Mejor distribución de Los recursos, asumidos comunitariamente 3
Carencia de personal sanitario Mayor capacidad de diagnosticar Las causas de La situación que se quiere e
:::1
Carencia de Letrinas
Dificil acceso a Los establecimientos de salud
corregir, tanto por pautas de comportamiento de La propia comunidad
como por factores externos
a:
:l.
Desnutrición crónica Mayor capacidad de presión ante Las instituciones ~
11,1
Enfermedades endémicas Aumento de La solidaridad y La cohesión de Los miembros de La comunidad
Género Desempleo, precariedad y/o empleos de bajo salario Recuperación de La autoestima, Las relaciones sociales y Las redes de solida-
Violencia de género ridad
Desestructuración familiar Creación de movimientos comunitarios para afrontar La discriminación en el
Discriminación mercado de trabajo y en el hogar
Atención a mayores y enfermos Redes de solidaridad para afrontar las consecuencias del cuidado de mayo-
res y dependientes
Mayor capacidad de movilización ante las instituciones para reclamar polí-
ticas especificas
Degradación urbana Creación de guetos Recuperación de los barrios mediante políticas integrales de rehabilitación
Desestructuración social, anomia y comportamientos basadas en La movilización de La ciudadanía
disruptivos
Delincuencia Recuperación de los vínculos sociales y las redes de solidaridad tanto en-
Infravivienda tre la población en general como entre colectivos específicamente afecta-
dos
Desarrollo de programas de integración que recuperen a los menores de la
vida de la calle y permitan afrontar colectivamente los retos que genera la
delincuencia
Degradación Pérdida del entorno Recuperación de un modelo de desarrollo sostenible basado en la moviliza-
medioambiental Peores condiciones sanitarias ción de la ciudadanía
Mayor incidencia de enfermedades Aumento de la capacidad de autoorganización, gestionando mejor los re-
Destrucción de los medios de vida y la cultura de la po- cursos que tiene la comunidad para mejorar sus condiciones sanitarias
blación Articulación de movimientos comunitarios para reclamar ante instituciones
públicas y privadas un cambio de modelo de desarrollo
Defensa de la cultura y la forma de vida tradicional ligadas a la naturaleza
Internet Aislamiento y pérdida de relaciones sociales en el mun- Mejora de las habilidades sociales relacionales a través de metodologfa de e
do ñsico Trabajo Social Comunitario en Internet
Suplantación de la personalidad en el mundo virtual Mayor capacidad de movilización y de acción comunitaria a través de Inter-
Deterioro de las habilidades sociales necesarias para in- net como nuevo medio de expresión y nuevo medio de presión ante las ins-
teraccionar con los demás y establecer vínculos comuni-
tarios
tituciones
Posibilidad de crear comunidades virtuales en las que se integran personas
que viven aisladas o en entornos muy lejanos pero que a través de Internet
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pueden participar en una dinámica de acción comunitaria, recuperande ha- .......
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bilidades y experimentando los efectos positivos de la vida comunitaria Vl
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FUENTE: Elaboración propia.
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Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafios del siglo
155
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Cuadro 5. Conociendo nuestra comunidad: el entorno [
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Diagnóstico del trabajador !:l.
Variables Descripción Diagnóstico comunitario
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Geograña Ubicación 3
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Caracterfsticas ñsicas del entorno :::1
Vías de comunicación ~
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Recursos naturales Tipos de recursos naturales disponibles Cll
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Gestión de dichos recursos
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Población Censo de población lit
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Número de habitantes estimado (censados y no censados) c.
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Composición de La población ......
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Distribución de La población por tramos de edad ....:::1
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Vivienda Tipología de viviendas en La zona
Porcentaje de infravivienda
Guetos y chabolismo vertical
Salud Equipamientos sanitarios disponibles
Niveles de mortalidad infantil
Enfermedades endémicas en el entorno
Personal sanitario disponible
Carencias formativas de la población en el ámbito de la salud
Acceso a medicamentos y tratamiento hospitalario
Educación Analfabetismo
Fracaso escolar
Distribución de la población según el nivel de estudios
Colegios, institutos y otros centros educativos accesibles en
la zona
Caracterfsticas de la política educativa en la zona
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co Cuadro 6. Conociendo nuestra comunidad: actores sociales 1:7'
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Diagnóstico o
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Actores sociales Características Funciones !!!.
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Comunidad
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Autoridades institucionales Proceso de elección
Antigüedad en la zona
Descripción de las funciones
especificas que realizan, vin-
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Competencias formalmente adscritas culadas con el objetivo de la ~
intervención mediante el .....
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ONGs Financiación
Personal cualificado
Duración temporal de los proyectos que realizan en
la zona
Implicación con la población
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3
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Cuadro 7. Conociendo nuestra comunidad: densidad relacional y movilización Q"
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colectiva o
VI
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Dimensiones Características
Diagnóstico
del trabajador
social
Diagnóstico
comunitario -
o.
cu
Capacidad de negociación Esperan pasivamente a recibir lo que les asignan las instituciones
Son capaces de negociar con las instituciones
Forman personal para llevar a cabo dichas negociaciones
Participan en los procesos de diseño, aplicación y evaluación de acuerdo con las
instituciones
Experiencia en movilización No realizan movilizaciones
Explosiones de protesta aislada
Se incorp~ran a movilizaciones de organizaciones como sindicatos, partidos pollti-
cos u ONGs
Se organizan para defender sus intereses colectivamente
Establecen una estrategia a largo plazo de movilizaciones
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Trabajo Social Comunitario: afrontando ju11tos los de afios del siglo KXI
162
5 . ca del Trabajo Social Comunitario
163
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo XXI
164
• l>inámica del Trabajo Social Comunitario
opinión con los que se puede la formación, habilidades y ladón con las metas propues-
contar competencias de las diversas tas
Elaboración de un catálogo de personas que intervienen en Fijar reuniones tanto sectaria-
los medios y recursos materia- el proyecto les como de la comunidad
les que se necesitan para po- Tareas relacionadas con el como tal para presentar los
der realizar el proyecto fortalecimiento de las cone- resultados provisionales y fa.
xiones entre las diferentes vorecer la implicación colee-
personas y grupos implicados ti va o
en el proyecto Establecer una sesión de eva-
luación final
167
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos lo desafios del siglo XXI
168
5. námica del Trabajo Social Comunitaño
la primera fase del proyecto por toda la comunidad; por eso, al eva-
luarlos, la comunidad se encuentra con su propia imagen, se auto-
diagnostica mejor y puede percibir de forma correcta su propia di-
námica interna de desarrollo.
- Analizar el nivel de densidad relacional alcanzado. En el Trabajo So-
cial Comunitario, no se trata solamente de lograr un objetivo movili-
zando a la comunidad. Se trata de capacitar a la comunidad para de-
batir y seleccionar objetivos, proyectos y tareas colectivamente.
Aumentar la densidad relacional, la cohesión y la coordinación entre
las diversas personas que la componen en tomo a un objetivo exter-
no a la comunidad (reclamar ante las instituciones) o ante un objeti-
vo interno (organizarse para mejorar las condiciones de vida y los
recursos educativos de los menores en un entorno determinado) es
una meta básica en cualquier intervención profesional en el ámbito
que nos ocupa. ¿Cómo hacerlo? Contrastando los datos que obtenía-
mos en el diagnóstico inicial (cuadro 7) con los resultados que pode-
mos observar al final del proyecto, en la sesión de evaluación. En
este sentido, al analizar las dimensiones, las características, el diag-
nóstico del trabajador social y el diagnóstico de la propia comuni-
dad, habría que añadir una nueva columna en la que se especifiquen
las actividades realizadas y los logros obtenidos en cada una de las
dimensiones propuestas: nivel de participación, tipos de organiza-
ción, capacidad de gestión, capacidad de negociación y experiencia
en movilización.
- Establecer nuevos objetivos para una comunidad que ha mejorado su
capacidad de movilización colectiva. La evaluación no es un punto y
final en la vida de la comunidad. Precisamente el trabajador social
comunitario lo que persigue es mejorar las pautas relacionales para
que, ya sin una intervención tan directa del trabajador social, la co-
munidad pueda tomar conciencia de sus recursos, sus límites y posi-
bilidades y establecer estrategias colectivas que les permitan mejorar
sus condiciones de vida. Hay que tener en cuenta que en muchas
ocasiones los problemas que se afrontan se originan en pautas de
comportamiento inadecuadas de la propia población, que pueden ser
modificadas mediante su objetivación, análisis e implicación de toda
la comunidad en el proceso de cambio. Por lo tanto, la mejora alcan-
zada en un aspecto debe ser el punto de partida para seguir mejoran-
do el resto de sus condiciones de vida.
En otros problemas, cuyo origen es externo a la comunidad (de-
gradación del mercado de trabajo, crisis económica, falta de recursos
institucionales para atender la educación o la salud de la población),
la movilización de ésta, siempre persiguiendo un objetivo concreto,
no puede finalizar cuando se alcanzan algunos objetivos. Se trata de
una dinámica que debe continuar en el tiempo, fortaleciendo los la-
169
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos Los desaffos del siglo XXI
170
6. Ámbitos del Trabajo
Social Comunitario
1. Introducción
En nuestras sociedades complejas. vivimos inmersos en procesos de cam-
bio tecnológico. económico y social. A pesar de los efectos de la globaliza-
ción como factor de homogeneizaL ión en todo el planeta. las respuestas a
los desafíos son locales. muy di\'er~as. y en ellas juega un papel fundamen-
tal la capacidad de organización de la población. su movilización para lo-
grar mejoras reales en sus condiciones de vida. En este e11torno. el Trabajo
Social Comunitario tiene cada vez una mayor vigencia. por dos razones:
171
Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desaños del siglo xx1
172
6. Ámbitos del Trabajo Social Comunitario
miembros del equipo interdisciplinar en dicha metodología favore-
ciendo la cohesión interna del equipo y la integración del equipo
dentro de la dinámica comunitaria. Y, finalmente, es un experto en el
conocimiento de los recursos institucionales disponibles y en la eva-
luación de los resultados alcanzados.
- En segundo lugar, la heterogeneidad de nuestras sociedades. Las di-
ferencias en el grado de desarrollo económico (a nivel global -en-
tre países desarrollados y en vías de desarrollo- y local -el Pri-
mer y el Tercer y Cuarto Mundo coinciden y se superponen dentro
de cada país y en el corazón de cada ciudad-), la diversidad de
grupos étnicos que integran la población de cada país y cada ciudad
o las diferencias relativas a las oportunidades de vida, el empleo, los
salarios y las prestaciones sociales entre los distintos colectivos se-
gún su edad (no es igual la problemática de la juventud que la de las
personas dependientes o mayores) demandan una mayor especializa-
ción de los trabajadores sociales en la dinámica del desarrollo co-
munitario. Es necesario realizar un riguroso análisis de la realidad
concreta para diseñar un modelo de intervención que sea adecuado y
viable.
- En tercer lugar, aunque la intervención del trabajador social comuni-
tario tienen una orientación holística, que busca movilizar a toda la
comunidad, dada la heterogeneidad existente, en muchos casos ten-
drá que comenzar por articular grupos en tomo a un problema claro
y definido y progresivamente ir implicando al resto de la población
en la solución de problemas que son de todos, pero que afectan con
mayor intensidad a algunos colectivos. En este punto, un diagnóstico
correcto es indispensable para lograr que la comunidad pueda asumir
de forma crítica su situación. Se trata de objetivar el problema, favo-
recer que los grupos implicados tomen conciencia de él y lo analicen
desde sus propios criterios, en un proceso de autoconciencia que fa-
vorezca su implicación, y, finalmente, establecer una dinámica de
participación y comunicación que se extienda a toda la población de
la zona.
En este proceso, el diagnóstico inicial y las estrategias de acción
están siempre abiertos a una redefinición desde la propia comunidad
puesta en marcha. Todo el proceso se encuentra, desde su inicio, so-
metido a un sistema de evaluación continua que el trabajador social
debe diseñar con especial atención y en el que tienen que tomarse en
consideración los logros alcanzados y también las nuevas oportunida-
des y riesgos que se derivan de la evolución interna de la comunidad
(procesos de negociación, poder y conflicto entre los participantes) y
de la transformación del entorno resultado de su propia actividad.
- En cuarto lugar, un objetivo presente en cualquier intervención basa-
da en la metodología del Trabajo Social Comunitario es fortalecer la
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Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desaños del siglo XXI
175
Trabajo Social Comunitario: afrontando jun os los desafios del siglo xx1
176
del Trabajo So i o nunitario
les votamos para que desarrollen un programa específico, se articula me-
diante mecanismos de representación. Por ello es fundamental estar organi-
zados, y ser capaces de diseñar estrategias de acción comunitaria para al-
canzar determinados objetivos. Las sociedades tecnológicas avanzadas, en
medio de una exaltación del consumo de masas, generan unas condiciones
de vida en las que se potencia el aislamiento de las personas. El resultado
de este proceso es que, intemalizando una filosofia que postula el indivi-
dualismo radical como experiencia de la libertad, nos encontramos cada
vez con menos capacidad para elegir y actuar. Cada persona aisladamente
considerada tiene muy poca capacidad de actuación ante las fuerzas del
mercado y ante grupos organizados que presionan para orientar la econo-
mía y la evolución social en una determinada dirección. En medio de una
ensoñación sobre la libertad de cada uno como actor aislado que decide li-
bremente, cada vez tenemos más comportamientos prediseñados desde las
oficinas de marketing y cada vez estamos más desamparados ante los pro-
cesos de exclusión social que se generan en nuestras sociedades.
En este contexto, cualquier modelo de Trabajo Social Comunitario debe
tener en cuenta, en primer lugar, los conocimientos, habilidades y actitudes
requeridos para poder ejercer la actividad profesional. En segundo lugar,
expondremos las características propias de un modelo de Trabajo Social
Comunitario en el siglo xx1.
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Trabajo Social Comunitari11· afrontando ju os desaffos del siglo xx1
179
Trabajo Social Comunitario: afrontando ju 1to los desaffos del siglo XXI
0
Metodología científica: llevar a cabo una observación y análisis ri-
guroso basado en el método científico, diseñando con especial
atención los cuestionarios, las entrevistas, la observación en sus
diversas modalidades o los grupos de discusión. El objetivo final
es establecer un mapa de las necesidades más acuciantes que de-
mandan una intervención basada en la metodología del Trabajo
Social Comunitario.
0 Participación de la comunidad en el diagnóstico: se trata de con-
vertir el diagnóstico en un autodiagnóstico, de forma que la comu-
nidad se implica en el análisis de su problemática y por lo tanto
puede convertirse en un actor privilegiado para cambiarla. En este
sentido, hay que estar abiertos a la reformulación que la comuni-
dad puede realizar de los problemas y las metas a conseguir, po-
niendo de relieve aspectos que quizás no se han percibido tan cla-
ramente desde la posición de un observador externo.
0
Análisis realista del entorno institucional en el que se desenvuelve
la población objeto de la intervención profesional por parte del tra-
bajador social. El poder formal de las instituciones, al igual que
los mecanismos de poder informal operativos en el entorno, deben
ser correctamente analizados para poder planificar metas alcanza-
bles mediante la acción comunitaria.
0 Hay que establecer objetivos de acuerdo con el potencial de la co-
munidad: se trata de diseñar de forma realista las actividades que
permitirán alcanzar determinadas metas, de tal forma que no se
propongan logros imposibles de alcanzar, o muy ajenos a las capa-
cidades y recursos disponibles. Por ello, debe realizarse de forma
compartida con la comunidad.
180
6.
Puesta en marcha y Vincularse con las organizaciones y los liderazgos fonnales o infor-
desenvolvimiento de la males que se dan dentro de la comunidad
acción comunitaria Formar a las personas que participan
Establecer un protocolo de comunicación que favorezca la transpa-
rencia i nfonnativa
Establecer una progresiva delegación del poder en la comunidad fa-
voreciendo su autoorganización
Novedad y creatividad
0
Vincular las organizaciones y los liderazgos formales o informales
que se dan dentro de la comunidad con el proceso de cambio a tra-
vés de la intervención del trabajador social mediante la metodolo-
gía del Trabajo Social Comunitario. Es más conveniente aprovechar
las estructuras existentes que dedicar demasiado tiempo y energía a
crear nuevas organizaciones, siempre que no sea indispensable.
° Formar a las personas que participan, aumentando su capacidad
para actuar comunitariamente y afrontar colectivamente retos que
por su propia naturaleza son estructurales y demandan una acción
comunitaria para resolverlos. La formación debe centrarse en tres
objetivos: aprender a evaluar correctamente los problemas a los
que nos enfrentamos; a relacionarnos, trabajar, comunicarnos y re-
solver problemas en comunidad, y a establecer metas alcanzables
para nuestras capacidades en un entorno espacio-temporal concre-
to. En este sentido, es muy importante establecer grupos de forma-
ción que vayan adquiriendo las habilidades, comportamientos y
conocimientos necesarios para desarrollar una dinámica comunita-
ria. Una vez establecidos, deben ampliarse progresivamente hasta
extender este proceso de fortalecimiento a todas las personas que
forman la comunidad, siempre que sea posible.
181
Trabajo Social Comunitario: afrontando ju • Los desafíos del siglo XXI
0 Establecer un protocolo de comunicación que favorezca la transpa-
rencia informativa, difundiendo los logros alcanzados y la evolu-
ción de los problemas a los que se hace frente. Mediante asam-
bleas, reuniones de grupos, foros en Internet y cualquier otra
herramienta disponible, debe proporcionarse el máximo de infor-
mación a las personas que participan en la dinámica comunitaria.
De esta forma, la progresiva capacidad de autogestión de la comu-
nidad se asentará sobre prácticas democráticas de intercambio li-
bre de información, valoración de las opiniones en función de los
argumentos que aportan y análisis objetivo de los procesos de difi-
cultan una comunicación adecuada dentro de la comunidad.
0 Establecer una progresiva delegación del poder en la comunidad
favoreciendo su autoorganización y el desarrollo de liderazgos
que permitan un protagonismo cada vez mayor de la población.
En este sentido, el Trabajo Social Comunitario también es una es-
cuela de prácticas democráticas, y debe formarse a los participan-
tes en los valores éticos de las democracias: respeto a los dere-
chos humanos, libertad de opinión, recursos a argumentos y datos
científicos en vez de descalificaciones e insultos y sobre todo
análisis de los problemas desde la perspectiva de los que los su-
fren o los padecen, y no sólo desde la perspectiva de un observa-
dor externo.
0 Novedad y creatividad ante la evolución de la comunidad. El tra-
bajador social comunitario debe estar abierto a los posibles cam-
bios que se derivan de la puesta en marcha de un proceso de dina-
mización de una comunidad. Tanto los retos como las metas se
pueden redefinir en función de las mayores habilidades, conoci-
mientos y actitudes adquiridos a lo largo de las primeras etapas
del proceso de intervención, pero también pueden redefinirse en
función de nuevos problemas o dificultades que surgen, precisa-
mente, de la interacción social una vez puesta en marcha la comu-
nidad.
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Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafíos del siglo xx1
184
_ 1 tos del Trabajo Social Comunitario
dar problemas que sólo pueden ser resueltos mediante la acción conjunta de
sus integrantes. Por ejemplo, analizar el personal disponible y formarlo
adecuadamente, estableciendo objetivos a corto, medio y largo plazo que
permitan disponer de mejores profesionales de la educación; financiar me-
joras en las escuelas, o directamente construirlas, utilizando los recursos
externos de otras instituciones públicas o privadas y los internos de la pro-
pia comunidad; establecer vías de acceso a dichas escuelas, organizando ru-
tas de transporte escolar, diseminando las escuelas por los lugares más ade-
cuados si se trata de una zona muy extensa, desarrollando sistemas de
apoyo y docencia basados en las nuevas tecnologías para así superar barre-
ras geográficas lo más rápidamente posible. . . A la vez, internamente, la
comunidad debe promover un mayor aprecio hacia la educación, un com-
promiso efectivo para elevar los niveles educativos de los niños, los jóvenes
y los mayores.
En este sentido, por ejemplo en países como España, los trabajadores
sociales desarrollan su actividad profesional en un contexto en el que el
sistema de educación integra a toda la población infantil; sin embargo, la
escolarización de adultos, sobre todo en el colectivo inmigrante, es un
problema no resuelto completamente en la actualidad y que exige el dise-
ño de programas interdisciplinares de formación que les permitan aumen-
tar sus conocimientos y habilidades para integrase mejor en la sociedad
española y en el mercado de trabajo (Fernández García y López Peláez,
2005). En otros lugares, los objetivos son distintos, por ejemplo, el pro-
grama de Trabajo Social Comunitario con niños desarrollado por la Fun-
dación Ludes Infantis en Bogotá (Colombia). Se trata de una fundación
sin ánimo de lucro, creada en 1999, constituida por profesionales con larga
experiencia en el trabajo con niños y niñas en situación de alta marginali-
dad. Uno de sus proyectos vigente en la actualidad tiene como objetivo
promover los recursos sociocomunitarios que prevengan la desestructura-
ción familiar y el analfabetismo, desarrollando un programa de refuerzo
escolar, biblioteca y talleres en el barrio Bella Flor de Bogotá. Los pro-
gramas de apoyo para que acudan los niños y niñas a la escuela, garanti-
zando su derecho a la educación, o para que puedan disponer de una bi-
blioteca, se basan en una estrategia de implicación de toda la comunidad
en el proyecto. Se denomina el «trueque comunitario». Consiste en un in-
tercambio de servicios. Por ejemplo, para dotar al barrio de una biblioteca.
Se trata de un espacio necesario para consultar documentación y ayudar a
los escolares, ya que los padres no podían hacerlo porque no disponían de
conocimientos necesarios, y por sus extensas jornadas laborales. La Fun-
dación presta un apoyo escolar para los menores, se compromete en la
construcción de la biblioteca y a cambio se pide a la familia que preste al-
gún tipo de servicio a la comunidad. Este servicio se orienta normalmente
a infraestructuras del barrio, como la canalización de aguas o la construc-
ción de parques (www.eduso.net/res).
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ti. ~mbitos del Trabajo Social Comunitario
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• lmbitos del Trabajo Social Comunitario
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6. Ámbitos del Trabajo Social Comunitario
- Vincular a la comunidad con el proyecto creando un equipo de Tra-
bajo Social Comunitario en salud formado por personas relevantes
en la comunidad (aprovechando las organizaciones existentes, sin
crear otras nuevas si no es estrictamente necesario). Es importante
que se vinculen personas que representen a todas las organizaciones
existentes o que tengan un ascendiente especial sobre los demás, de
tal forma que su compromiso conjunto por mejorar las condiciones
de vida mueva a toda la colectividad a la acción.
- Prestar especial atención a la vinculación de mujeres con el equipo
comunitario, ya que en muchos casos soportan peores condiciones
de salud y corren severos riesgos en relación con el embarazo, el
parto y el posparto.
- Desarrollar programas de capacitación para la población en general,
y para los colectivos de riesgo en particular, de tal forma que aumen-
ten sus conocimientos básicos y con ello se puedan poner en práctica
mejores pautas sanitarias en todos los ámbitos de la vida.
- Establecer sistemas de evaluación periódicos que permitan analizar
los resultados obtenidos y establecer metas a corto, medio y largo
plazo. Deben vincularse dichas metas con los requisitos necesarios
para alcanzarlas: recursos financieros y educativos, papel que deben
jugar las instituciones públicas y privadas en la zona, etc. De este
modo, es más fácil promover la acción comunitaria no sólo en la me-
jora interna de la vida de la comunidad sino en su acción externa
ante las instituciones para reclamar los recursos necesarios (en algu-
nos casos, como la depuración de residuos y el alcantarillado, se re-
quieren recursos muy cuantiosos).
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Trabajo Social Comunitario: afrontando juntos los desafios del siglo XXI
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6. l\mbitos del Trabajo Social Comunitario
Leganés, Móstoles y Parla, y la asociación cultural Club Enlace, en España,
crearon en el año 2002 la Fundación Instituto de Cultura del Sur, con el
proyecto de desarrollar un modelo de ciudad integradora, culturalmente in-
quieta e innovadora y que encuentra en el mestizaje sus señas de identidad.
Buscan impulsar redes culturales mestizas, redes de nuevos yacimientos de
empleo, redes de acceso a las nuevas tecnologías de la información. Hay
que tener en cuenta que en la década de los años setenta, en estas ciudades
que engloban hoy en día a más de un millón de habitantes, no existía nin-
gún instituto de enseñanza secundaria. El primero se inauguró en Getafe, el
Instituto de Enseñanza Secundaria Matemático Puig Adam, y desde enton-
ces la dinámica asociativa, cultural y en definitiva comunitaria ha permiti-
do la instalación de una universidad pública de prestigio, la Universidad
Carlos III, un potente red de teatros y auditorios con una exigente progra-
mación cultural y una expansión urbanística que ha permitido convertir un
entorno de ciudades dormitorio, desfavorecidas frente a la gran ciudad de
Madrid, en ciudades dinámicas, con vida propia y que gestionan eficaz-
mente la integración de la población inmigrante que ha llegado a España en
los últimos diez años. En este sentido, la UNESCO en el año 2006 recono-
ció los avances y el mérito de este proyecto de transformación urbana e in-
tegración social (www.fundacionics.org).
En el ámbito de la Unión Europea, las ciudades generan entre el 75 y el
85 por ciento del PIB (producto interior bruto). Como señala la estrategia
de Lisboa, para los países que componen la Unión Europea implantar un
modelo de desarrollo urbano de alta calidad, compatible con el medio am-
biente y que gestione de forma correcta los procesos exclusógenos que se
dan en su seno, atendiendo especialmente a los barrios desfavorecidos y re-
vitalizando el centro de las ciudades, se ha convertido en una estrategia cru-
cial para asegurar el bienestar y las expectativas de vida de los ciudadanos
europeos. El 27 de mayo de 2007 se creó el Leipzig Charter on Sustanaible
European Cities, con el propósito de contribuir a diseñar el modelo de ciu-
dad ideal. Para este comité de trabajo, debe adquirirse un fuerte compromi-
so económico y político para invertir en las ciudades y hacer frente a los
cambios demográficos, el cambio climático y los cambios económicos de-
rivados de los procesos de globalización y la competencia mundial. Como
referencia, puede consultarse el documento sobre el desarrollo urbano y las
políticas europeas publicado en 2007 por la Unión Europea y titulado Gui-
de to the Urban Dimension in Community Policies. En todo este proceso,
las políticas de cohesión social, basadas en un diagnóstico metodológicamen-
te correcto y en las que la propia ciudadanía debe actuar comunitariamente
para demandar las inversiones adecuadas y para hacer frente a los retos y
oportunidades que se suceden en el tiempo, demandan una intervención
profesional de equipos multidisciplinares en los que juegan un papel clave
los trabajadores sociales comunitarios. Un reciente ejemplo es el programa
de intervención en Monelpark, un barrio degradado de Copenhague (Dina-
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6. Ámbitos del Trabajo Social Comunitario
guir con las tareas comenzadas. Este objetivo guarda una relación directa
con el proceso de fortalecimiento o empowerment personal y comunitario,
eje de la actividad profesional de los trabajadores sociales comunitarios en
este ámbito.
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dades de los adultos con autismo, ICT ha proporcionado capacita-
ción con diversos tipos de equipo y ha desarrollado material de en-
señanza para mejorar la comunicación. A manera de reconocimien-
to del importante papel que juega ICT en la promoción del uso de
nuevas tecnologías para apoyar la calidad de vida de personas con
autismo, también se está considerando un proyecto de investigación
conjunta con el Centro de Capacitación de Autistas de Kentucky en
la Universidad de Louisville en Estados Unidos.
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