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Flavia.

desesperación y la ansiedad. Entonces empezamos a hacer trámites por vía


legal", dice José.
Presentaron un amparo ante la Justicia argentina, que se resolvió rápidamente.
Luego, las negociaciones con Ucrania avanzaron y ya tienen luz verde para ser
admitidos por las autoridades de frontera en el país, una vez logren llegar hasta
allí.
Ahora solicitan a la Cancillería argentina que los deje viajar en vuelos
especialmente programados por razones humanitarias y confían en que
tendrán una resolución "antes de finales de este mes".
"Tengo mucha confianza en el gobierno y las personas responsables y creo
que antes de que termine mayo vamos a estar viajando", apunta el padre.
Pero la espera no terminará cuando aterricen en el otro lado.
"Tenemos que estar en aislamiento 14 días antes de reunirnos con Manu",
explica Flavia.
"Tiene sentido, con los riesgos que implica viajar. Y también haríamos [la
cuarentena] aunque no fuera obligatoria, pensando en el bebé."
¿Y la vuelta?

FUENTE DE LA IMAGEN
Kiev ha empezado a levantar lentamente algunas medidas de confinamiento. El mercado
de Zhytniy retomó su actividad a medidados de este mes.
Tendrán que procesar los documentos de su hijo antes de regresar a
Argentina, y tal vez incluso esperar a que se vuelvan a abrir las fronteras.
"Nos costó muchísimo, desde lo emocional y lo físico, tener a este hijo. Nuestro
objetivo es encontrarnos", insiste Flavia.
El costo para los abuelos y demás familiares cercanos también ha sido pesado,
dice Flavia y aguanta las lágrimas.
"La familia es la que nos apoya, nos da incentivos y fuerza. Nosotros somos los
papás, pero los abuelos, los tíos, los primos lo están pasando mal", señala la
mamá.
"El tiempo que nos lleve luego volver a Argentina pasa a segundo plano.
Tenemos un hijo que no conocemos. Y que está lejos. Estamos haciendo lo
imposible por llegar a él".

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 TRATAMIENTOS: Cómo están combatiendo el coronavirus
 PREVENCIÓN: Qué puedes hacer para evitar el contagio

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Las mujeres que se ofrecen como


madres subrogantes (sin cobrar)
FUENTE DE LA
Marissa Muzzell dio a luz a Malena, hija del español Jesús (izquierda) y el mexicano
Julio.
Canadá se ha convertido en un destino favorito para quienes
buscan  ser padres  mediante  una gestante por subrogación: mujeres que se
embarazan para ayudar a terceros a formar una familia y dan a luz a niños con los
que no comparten los genes. Y todo, sin ganar dinero a cambio.

Marissa Muzzell lleva 16 horas de trabajo de parto. Jadea y se retuerce


sobre la camilla, respira pesado, exhala y puja. Gime y vuelve a pujar.
Otra vez. Finalmente da a luz a una niña, 52 centímetros y más de cuatro
kilos.
"Parece muerta…", se angustia por unos segundos que parecen años, hasta
que la pequeña estalla en llanto y confirma que el parto ha llegado a buen
término.
Su "viaje" no ha sido fácil. Además de los dolores del alumbramiento, sufrió de
hiperémesis gravídica, con náuseas persistentes y vómitos 30 veces al día, que
hizo que la hospitalizaran dos veces durante el embarazo. Tuvo que
administrarse inyecciones diarias de hormonas y, antes de que un embrión
prendiera, pasó por cuatro intentos de embarazo fallidos.
Por qué en Canadá algunas mujeres se ofrecen a tener hijos de otros gratis
Marissa, 32 años, es una gestante por subrogación en Canadá, donde
centenares de mujeres como ella se ofrecen para tener niños con los que no
comparten el ADN. Y que, tan pronto termine el parto, se irán a casa con otros
padres.
"Acabo de crear una familia... ¡Una familia de otros!", se ríe mientras se
recupera en el hospital junto a los flamantes padres de Malena, la recién
nacida: una pareja gay que vive en Madrid.

Pie de foto,
A Marissa le transfirieron un embrión creado en el laboratorio a partir de los óvulos de
una donante y el esperma de uno de los padres intencionales.
Con un aumento global en la demanda de madres subrogantes, Canadá se ha
convertido en el destino preferido de muchos aspirantes a padres procedentes
de todo el mundo.
La mentalidad liberal y una legislación a la medida han hecho que la gestación
subrogada haya experimentado allí un crecimiento insólito: 400% en la última
década, según señalan algunas proyecciones en ausencia de estadísticas
oficiales.
Las razones de esta escalada hay que buscarlas en las leyes: en la mayoría
de las provincias canadienses resulta relativamente sencillo transferir la
paternidad legal a los padres intencionales o comitentes, como se llama a
quienes usan un "vientre de alquiler".

 "Mis tatuajes me recuerdan quién era antes de ser madre"


 ¿Qué es ser una buena madre y cuáles son límites de la libertad de las
mujeres que tienen hijos?
Y aquí la legislación prohíbe la discriminación por estado civil o preferencia
sexual, con lo cual abre el camino a solteros y parejas del mismo sexo, que no
tienen acceso a la subrogación en otros países.
Pero lo que es aún más relevante es que en Canadá esta práctica es
altruista. Esto es, es legal en tanto la mujer que ofrece su vientre no obtenga a
cambio un beneficio económico.
En otras palabras: ellas no cobran una tarifa por su labor, lo que lo hace
éticamente más aceptable para muchos padres intencionales.
La gestación subrogada en Canadá crece sin pausa, a medida que más
mujeres luchan contra la infertilidad y las parejas gay lo ven como una opción
para formar su propia familia"
Leia Swanberg, fundadora de CFC
Y también mucho más barato, si se lo compara con los países donde la
subrogación funciona bajo un modelo de pago o "comercial".
"Yo veo a muchas estadounidenses a las que les pagan miles de dólares,
US$50 mil, US$100 mil… sólo para que se embaracen. En Canadá no
hacemos eso", señala Marissa.
Aquí, las mujeres sólo reciben un reembolso de gastos relacionados con el
embarazo, como suplementos antenatales, ropa de maternidad, alimentos,
transporte para ir a citas médicas. En algunos casos, también parte del salario
que pierden si tienen que ausentarse del trabajo por recomendación médica.
Y por cada gasto tienen que presentar el correspondiente recibo.

Pie de foto,
Cada vez hay más mujeres que se ofrecen como gestantes en Canadá, bajo un modelo
altruista.
"Así, lo que recibimos no es un ingreso, no es dinero que puedas ahorrar, sino
dinero que ya gastaste", explica Marissa. "Pero está bien así: no somos
máquinas de hacer bebés ni úteros en alquiler".
"Para mí, el altruismo que hay detrás hace esta labor más especial. No lo
hacemos como un trabajo, sino por la bondad del corazón".
"Como Tinder"
La práctica de ofrecer un vientre sustituto para darle descendencia a otra mujer
imposibilitada de llevar un embarazo a término es milenaria y figura incluso en
la ley babilónica y la Biblia.
Pero, desde la década del 70 del siglo pasado, los avances en la tecnología de
reproducción asistida -que hicieron posible la fecundación in vitro y la donación
de óvulos- han llevado la práctica a otro plano.
En Canadá, la subrogación más extendida - y regulada- es la llamada
gestacional, en que la madre portadora no tiene relación genética con el niño.
El embrión que se le implanta es creado in vitro a partir del óvulo de otra mujer,
nunca uno propio. Puede provenir de la madre intencional o, más comúnmente,
de una donante.

Las gestantes se reúnen periódicamente en retiros, donde intercambian consejos y


participan en actividades recreativas.
No existe un registro oficial, pero los medios canadienses estiman que existen
al menos 900 gestantes por subrogación activas.

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