MARZO 27 DE 2020 Problemática actual en Colombia por Pandemia de Coronavirus, COVID-19
El mundo se encuentra bajo el signo del coronavirus. La vida pública se ha
detenido y un número cada vez mayor de países en toques de queda. Estas medidas son correctas y esenciales para reducir el coronavirus y proteger vidas. Sin embargo, estas acciones tienen un vacío: se aíslan de las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial. Es más, en los países del Sur global, la mayoría de las víctimas no serán directamente por causa del coronavirus, sino indirectamente, debido a las consecuencias económicas y sociales. Pero esto no es inevitable. Para amortiguar los impactos sociales se requieren acciones políticas a nivel nacional e internacional dirigidas a la protección de la población vulnerable. En la actualidad esto es tan inalcanzable como vital. La economía global está inmovilizada por el covid-19, la producción está por el piso. Las razones se pueden encontrar, por un lado, en las medidas para contener el virus. Por otro lado, la interrupción de las cadenas de suministro está bloqueando los mecanismos de la economía mundial. Es decir, el coronavirus prácticamente se parece a una huelga general sin una mesa de negociación. Además, en muchas áreas, la demanda colapsando. La gente se queda en casa y consume menos. Muchas empresas y negocios particulares temen por su existencia. Esto, a su vez, lleva a un énfasis a invertir y la economía descendente está en marcha. Lo que está ocurriendo tiene un nombre: "Decrecimiento por desastre”. Los estados europeos e incluso la administración de Trump están haciendo frente a la crisis con préstamos, subsidios y otras medidas generosas. El Coronavirus mató las reglas intocables de la austeridad y hasta las voces del neoliberalismo más intransigente apelan al Estado, antes tan fuertemente criticado. No cabe duda de que estas medidas son importantes y pueden contrarrestar a corto plazo los cierres de plantas de producción y la pérdida de empleos. Sin embargo, no permiten más que un respiro y apenas pueden contribuir a resolver el problema central de la actual crisis económica: el colapso de la demanda causado por la epidemia del coronavirus está llevando el sistema económico capitalista a sus límites. El mundo está cayendo en una fuerte recesión. El desplome de los precios de los recursos naturales, la caída del turismo y la reducción de las remesas disminuyen drásticamente los ingresos en divisas y abren huecos profundos en las finanzas públicas. Además, en el curso de la apertura del mercado mundial de los últimos decenios muchos países han perdido buena parte de su capacidad de producción de alimentos y de bienes de consumo, dependiendo así de las importaciones de Asia, América del Norte o Europa. Esto crea más problemas: el comercio mundial está afectado por el virus y la mayoría de las monedas de los países del Sur global se han devaluado fuertemente frente al euro y el dólar. Como consecuencia, puede presentarse escasez de productos mientras los déficits fiscales y/o las deudas comerciales crecen. Pero, sobre todo, los precios de los bienes de consumo y de los alimentos se están disparando, lo que está causando que la crisis social se agrave aún más. En América Latina el estancamiento económico provocado por la crisis del coronavirus, que aquí apenas comienza, ya está socavando los medios de vida de un gran número de personas. Se ven privados de su medio de supervivencia por la crisis económica, el cambio al teletrabajo de la clase media y los toques de queda. Las oficinas y los negocios cerrados les quitan la posibilidad de vender a sus clientes café, jugo de naranja, empanadas, lustrar zapatos o a brindar servicio de taxi. Pero que hacer, es uno de los grandes interrogantes que socavan las cabezas de todos los colombianos, si no hay medidas sociales para atender las necesidades de la población, se puede prever saqueos, inestabilidad política y más señales de crisis. El coronavirus se convertirá en un problema de orden público y puede sembrar el caos. Es de temer que los gobiernos busquen una respuesta no afrontando la crisis socialmente, sino recurriendo a la represión. Esto va de la mano con otra preocupación: el peligro, que, en el importante afán de luchar contra el coronavirus, se sacrifiquen las normas del estado de derecho especialmente para los grupos más vulnerables. Para combatir las consecuencias sociales del coronavirus se necesitan soluciones rápidas y valientes, así como un cambio de dirección a nivel nacional e internacional con el fin de combatir la crisis sanitaria y social. Como primera medida se debe garantizar inmediatamente la seguridad social básica para toda la población. En la situación de emergencia actual se requiere urgentemente ayudas sociales directas y focalizadas para los millones de casos de penuria. Hay que promover el trabajo decente, el cumplimento universal de los derechos sociales y la reorientación de los modelos de desarrollo. Frenar la compra de armas enseguida y usar dichos recursos para financiar los sistemas de salud y sociales. Se necesita de la cooperación y la solidaridad internacional para salvar vidas humanas y brindar apoyos generosos a los países en crisis. Compromiso de todos puesto que de nada sirve publicar miles de estrategias de intervención sino hay un compromiso de cada uno de los ciudadanos tanto afectados como no afectados directamente para la mitigación y control del virus. Se debe actuar rápidamente y con decisión, posponer las medidas necesarias conduce a un empeoramiento de la situación económica y social, incluida la salud, que de por sí, viene en deterioro, lo que pronto podría llegar a ser incontrolable. Referencias:
Peters, S. (2020). La desigualdad mata: la pandemia del coronavirus en América
Latina. Recuperado el 26 de Marzo de 2019 de: https://www.semana.com/mundo/articulo/coronavirus-el-problema-de-la- desigualdad-en-america-latina/659053