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Estudios Biblicos

Estudio Biblico Texto Biblico: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.” Éxodo 20:5
Introducción
El tema de las maldiciones generacionales tiene sus detractores y quienes lo apoyan. Sin embargo, es un tema que todo cristiano
debe comprender para tener una mejor relación con Dios. De algo debemos estar seguros y es que Dios no soporta el pecado,
pero Dios ama al pecador. Esto parece contradictorio, pero no lo es, Dios quiere que el pecador se arrepienta y deje de lado el
pecado para servirle.

En cuanto a las maldiciones generacionales lo primero que debemos comprender es que el título de “maldición” no es el que
más se aplica a este tema. Esto debido a que el texto original en este versículo de Éxodo 20:5 no puede traducirse como
maldición, sino que indica que Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos, esto no indica que ellos nacen con una
maldición encima.
1) Maldición
Podríamos decir en simples palabras que una maldición es el rompimiento de la relación de una persona con Dios. Proferir una
maldición es decir lo que uno desea, el mal sobre otros, lo contrario a bendecir, proferir palabras de bien a otros. En la biblia
encontramos algunos versículos sobre maldiciones:

a) Maldiciones de la desobediencia (Deuteronomio 27:15-26)


Estas maldiciones dadas por Dios si podemos considerarlas como tal. Son maldiciones que Dios ha determinado contra aquellos
que hicieron lo malo delante de sus ojos. Aquí encontramos una serie de pecados donde, quien los cometiere, será maldito por
Dios.
Ser maldecido por Dios es lo peor que una persona puede sufrir, debido a que las maldiciones de Dios se cumplen
indefectiblemente. No así las maldiciones de los hombres, las cuales pueden ser cumplidas o no.
i) Balaam y balac
En el libro de Números capítulo veintitrés encontramos la historia del rey Balac, de cómo quería maldecir al pueblo de Israel y
para ello llamó a Balaam para que maldijera a Israel. Pero Dios obró y Balaam en lugar de maldecir, bendijo al pueblo de Israel.
Dios puede obrar y cambiar una maldición y transformar en una bendición como en este caso.
Cuando Dios también bendice a alguien, a un pueblo o a un grupo de personas, esa bendición es de Dios Todopoderoso, aunque
alguien venga a querer maldecir lo que Dios ya bendijo no tendría efecto, pues no hay nadie más alto que Dios. No hay
autoridad superior, nadie puede estar por encima del Señor.
ii) Maldición de David
En 2 Samuel 16:5-13 es maldecido por Simei, la cual no tuvo efecto. Posterior a dar esta maldición encontramos a Simei
postrado ante David pidiendo perdón por esas ofensas cometidas contra él. En 2 Samuel 19:16-23 Simei reconoce a David como
rey y le pide perdón por esas maldiciones. Nuevamente Dios obra para bien de sus hijos. 

b) Dios castiga la desobediencia (Génesis 3:14)


La desobediencia es por lo que Dios maldice a alguien. Esto lo vemos en el libro de Génesis de cómo Dios maldice a la
serpiente y también maldice al hombre y la mujer después de haber desobedecido los mandamientos del Señor. Cuando alguien
quiere ser bendecido entonces debe ser obediente a los mandamientos de Dios.

El castigo que Dios emite es contra la desobediencia de sus mandamientos. Por eso debemos conocer cuál es su voluntad. En la
biblia encontrar la voluntad de Dios para el ser humano y podemos, a través de ella, encontrar lo que a Dios le agrada y lo que le
ofende en gran manera.
c) Solo Dios tiene justo juicio para maldecir (Romanos 12:14)
Dios nos invita a bendecir en lugar de maldecir. Solo Dios tiene el justo juicio para emitir maldiciones. El ser humano conoce
solo en parte, podemos tener una visión limitada del mundo, pero el Señor, siendo el creador de todo y conociéndolo todo puede
emitir un juicio justo.
Cuando nosotros emitimos juicio podemos ser imparciales y favorecer o perjudicar a alguien, pero Dios no castiga al justo ni
absuelve al malvado. El juicio de Dios debe ser respetado y aceptado, pues sólo Él es Dios.
Por nuestro lado, debemos bendecir a las personas, emitir palabras de bien aunque las personas no lo merezcan ni nos
agradezcan debemos emitir bendiciones del Señor. Muchas veces no tenemos en cuenta las palabras que decimos como si no
tuvieran valor alguno, pero las palabras que emitimos tienen un poder grande. Por eso debemos usar nuestra boca con sabiduría
y bendecir en lugar de maldecir.

 La Biblia menciona "maldiciones generacionales" en varios lugares (Éxodo 20:5; 34:7; Números 14:18;
Deuteronomio 5:9). Parece injusto que Dios castigue a los hijos por los pecados de sus padres. Sin embargo,
esto es mirarlo desde una perspectiva terrenal. Dios sabe que los efectos del pecado se transmiten de una
generación a la siguiente. Cuando un padre tiene un estilo de vida pecaminoso, sus hijos también son
propensos a tener el mismo estilo de vida pecaminoso. Es por ello que no es injusto que Dios castigue el
pecado hasta la tercera o cuarta generación – porque cometen los mismos pecados que hicieron sus
antepasados. Pero son castigados por sus propios pecados, no los pecados de sus antepasados. La Biblia nos
dice específicamente que Dios no responsabiliza a los niños por los pecados de sus padres (Deuteronomio
24:16).

Hay una tendencia en la iglesia de hoy para tratar de culpar a cada pecado y problema en una especie de
maldición generacional. Esto no es bíblico. El remedio para las maldiciones generacionales es la salvación
por medio de Jesucristo. Cuando nos convertimos en cristianos, somos nuevas criaturas (2ª Corintios 5:17).
¿Cómo puede un hijo de Dios seguir bajo la maldición de Dios (Romanos 8:1)? La cura, entonces, para una
"maldición generacional" es la fe en Jesucristo y una vida consagrada a Él (Romanos 12:1-2).

La biblia es un libro que, como Dios, tiene una doble naturaleza: humana y divina, su divinidad radica en que fue
inspirada por el Espíritu Santo, su humanidad se encuentra en que fue escrita por hombres, tomando el Espíritu muchas
de sus características para imprimir su mensaje, cosas como el contexto histórico y cultural, además del idioma, por
tanto hay que tener en cuenta muchos aspectos en el momento de interpretarla. La hermenéutica es la ciencia
encargada de la interpretación de los textos, la hermenéutica bíblica es una herramienta que facilita la comprensión de
aquellos elementos humanos de la biblia, siendo una de las reglas más importantes tener en cuenta el contexto general,
significando esto que no podemos interpretar un versículo sin considerar lo que enseña la totalidad de la biblia al
respecto; al desconocer estos principios caemos en errores doctrinales, uno de ellos son las maldiciones generacionales.

Ahora vamos a definir la expresión maldiciones generacionales, para esto se puntualizará cada termino según el
diccionario de la Real Academia de la lengua española:

Maldición: Imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y
muy particularmente deseo de que le venga algún daño.

Generacional: Sucesión de descendientes en línea recta.

De tal manera que al hablar de maldiciones generacionales se hace referencia a aquellos males que presentan ciertas
personas de una generación a otra, los que enseñan esta doctrinan aseguran que el pecado de un padre puede
ocasionar maldiciones en sus hijos, nietos y tataranietos, siendo ejemplo de ello cuando alguien sufre del corazón al ser
incrédulo, sus hijos y nietos sufrirán de lo mismo, y esto se perpetua aunque uno de ella reciba a Cristo, sin embargo,
esto va más allá de una enfermedad, se refiere también a conductas, que si una mujer es prostituta, sus hijas y nietas
también lo serán, aunque una de ellas conozca a Cristo tiene esa maldición y es necesario romperla para que sea libre,
todo esto a causa de su pecado. Para hacer un estudio basado en información confiable, tomare los fundamentos
teóricos de hermanos que sustentan esta doctrina para después refutarla.

Ø El pecado abre puertas a satanás para darle derecho legal sobre nuestras vidas y de las siguientes generaciones. La
base para esta declaración la encontramos en las siguientes citas:

Éxodo 20:3-6

No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu
Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Éxodo 34:6-7

Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y
grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado,
y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los
hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.

En estos textos se evidencia cómo el pecado de idolatría trae consecuencias sobre las personas que lo practican, sin
embargo, dichas consecuencias provienen de Dios, no de Satanás, las Escrituras nunca enseñan que Satanás tenga el
poder de colocar maldición sobre las personas y menos sobre sus generaciones, pero hay una consideración a tener en
cuenta con relación a este texto bíblico, leamos las palabras del Señor dichas tiempo después de pronunciar las
primeras:

Jeremías 31:29-30

En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que
cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.

Lamentaciones 5:7

Nuestros padres pecaron, y murieron, ¡pero a nosotros nos tocó llevar el castigo!

Ezequiel 18:2-4

¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y
los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este
refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que
pecare, esa morirá.
Para comprender las citas antes expuestas es necesario conocer el contexto; en primer lugar el profeta Jeremías
profetiza a una generación que viviría la destrucción de Jerusalén y el Templo, por más de veinte años predijo tal
destrucción pero los judíos no lo creyeron, al contrario, pensaron que por mucho mal que hiciesen, sus hijos sufrirían las
consecuencias mas no ellos, de la misma forma que si comieran muchas uvas agrias, sus hijos sufrirían la dentera, su
razonamiento lo basaban en la cita de éxodo, a lo que el Señor responde mostrando que NUNCA MAS se usaría tal
refrán, y eso aplica aun hoy. En segundo lugar encontramos al profeta Ezequiel, el cual vivió la deportación a babilonia,
se usaba este refrán aun entre los desterrados con el fin de justificar su estadía en babilonia como una consecuencia de
los pecados de sus padres y no los propios, pero nuestro Señor es muy claro, todo hombre llevará las consecuencias de
su propio pecado, ninguno pagará los pecados de otro, sin embargo, no podemos negar las consecuencias que las
decisiones tomadas puedan ejercer sobre otras personas, como el de un padre que abandona a su hijo, el niño sufrirá las
consecuencias pero no por una maldición sino por una ley de causa y efecto, asimismo todo acto que hagamos tiene
consecuencias dada la conexión que tenemos con las personas que nos rodean, pero no son atribuibles ni a Dios como
tampoco al diablo.

Los que defienden la doctrina de maldiciones generacionales alegan que el diablo tiene cierto poder sobre las familias y
generaciones posteriores para actuar en enfermedades y adicciones, pero eso no es lo que la biblia enseña, aun en
éxodo 20 NUNCA el Señor declara que dichas maldiciones sean prácticas o adicciones como el alcohol, la prostitución, el
adulterio; sería algo inconcebible que Dios como castigo de un pecado coloque la adicción o la perpetuación de dicho
pecado.

Isaías 61:8

Yo, el Señor, amo la justicia y aborrezco el robo y la maldad; así que afirmaré en verdad sus obras y haré con ellos un
pacto perpetuo.

Tampoco encontramos en las Escrituras que haya maldiciones colocadas por el diablo para que ciertas familias cometan
pecados específicos, en verdad los que no creen son esclavos del pecado y están bajo el poder del maligno, pero nunca
leemos que haya maldiciones con relación a prácticas de pecados específicos.

Ahora analicemos un texto tomado de una enseñanza que apoya esta doctrina:

Iniquidad Generacional es una predisposición o impulso hacia hábitos, tendencias y pecados específicos. Se puede
definir como una influencia negativa y poderosa, una puerta abierta o tendencia en el linaje de la familia que controla el
comportamiento de la familia y ha sido aceptado como normal. La iniquidad generacional puede ser transmitida a Ud.
no solo por sus antepasados sino también por medio de alianzas con otras personas o grupos. Al unirse con alguien o
algún grupo, todos los derechos y oportunidades dadas al diablo por medio de ellos y sus antepasados aplican a Ud.
también. Cuando Ud. se casa, las maldiciones o derecho legales en el linaje de sangre de su cónyuge ahora tiene el
derecho de entrar y obrar en su vida y la de sus hijos.

Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la
bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Deuteronomio 30:19 NVI.
En este texto Iniquidad generacional es sinónima a maldición generacional y es de observar que de manera clara se
habla de hábitos, prácticas que se heredan y no solo eso, sino que también pueden ser transmitidas por medio de
pactos; la pregunta que surge es ¿Qué base bíblica usan para sustentarlo? Deuteronomio 30:19, no obstante, en esa cita
de ninguna manera se enseña lo que proponen, las maldiciones nombradas allí son colocadas por el mismo Dios, no por
el hombre, y nunca hace alusión a prácticas ni pecados, por tanto esta doctrina se fundamenta más en la preconcepción
de los que la sugieren que de la biblia.

Ø Las maldiciones generacionales se transmiten por genética, el ejemplo y la ley de siembra y cosecha.

Hay tres maneras en que las iniquidades generacionales pueden pasar a nosotros y manifestarse en nuestras vidas:

ü Genes

Condiciones Físicas: Depresión, enfermedades del corazón, diabetes, artritis, cáncer etc. Aun los doctores piden la
historia de su familia para poder analizar su salud.

Decir que las maldiciones generacionales están ligadas a los genes pues es creer que ciertos pecados pueden entrar en la
genética y dañarla, sin embargo, la biblia enseña que desde el momento del pecado de Adán el cuerpo del hombre fue
dañado por el pecado, introduciéndose en él, trayendo muerte y enfermedad, además de la atracción que posee éste
para practicarlo, como muy bien instruye el apóstol:

Romanos 7:14-23

Sabemos que la ley es espiritual. Pero yo soy un simple ser carnal, que ha sido vendido como esclavo al pecado. No
entiendo qué me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Y si hago lo que no quiero hacer, compruebo
entonces que la ley es buena. De modo que no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que habita en mí. Yo sé que en
mí, esto es, en mi naturaleza humana, no habita el bien; porque el desear el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque
no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el
pecado que habita en mí. Entonces, aunque quiero hacer el bien, descubro esta ley: que el mal está en mí. Porque,
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero encuentro que hay otra ley en mis miembros, la cual se
rebela contra la ley de mi mente y me tiene cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

El apóstol es claro en que todo ser humano es esclavo del pecado, está sometido a los deseos que en el cuerpo produce
teniendo como fruto pecar, estos deseos se pueden manifestar de las diferentes formas en que actuamos, no es algo
que herede una familia específica, SON TODOS LOS SERES HUMANOS, como el mismo Señor indica:

Mateo 15:19

Porque del corazón salen los malos deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos
testimonios, las blasfemias.

Ahora, las enfermedades que poseemos son consecuencias del pecado de Adán, no el de una persona en específico, no
es que un ancestro cometió cierto pecado y por ello le heredó el cáncer a todas sus generaciones, no es así, esas
enfermedades se producen por daños genéticos causados por el pecado original, lo cual heredamos todos, unos de una
forma, otros de otra, la única manera en que una familia pueda detener el cáncer es que Dios arregle ese daño para que
no se pueda perpetuar, y es que todos los seres humanos tenemos debilidades en ese aspecto, todos nos enfermamos,
todos poseemos daños que incentivan ciertas enfermedades. La creencia de que nuestros pecados producen
enfermedades que se pueden heredar es antigua, lo encontramos en el tiempo de Job, cuando sus amigos lo acusan de
pecar y como consecuencia sufrió esa terrible enfermedad además de todas las catástrofes y pobreza que padeció,
recordemos también esta escena del evangelio:

Juan 9:2-3

—Rabí, ¿por qué nació ciego este hombre? —le preguntaron sus discípulos —. ¿Fue por sus propios pecados o por los de
sus padres?—No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres —contestó Jesús—, nació ciego para que todos
vieran el poder de Dios en él.

El Señor claramente afirma que la enfermedad en este caso no fue por causa del pecado, fue por voluntad divina, así
como con Job, de tal manera que ¿Cómo saber cuándo una enfermedad es por causa divina o por consecuencia del
mismo hombre? Solo Dios determina tal cosa; al referirme consecuencia del hombre hago énfasis en aquello que hacen
las personas que conducen a afectar a los que le rodean incluyendo la familia, por ejemplo, una mujer embarazada que
no se cuida, que fuma, que toma alcohol, que hace cosas dañinas para el bebé traerá como consecuencia un daño en el
niño, mas no fue por un pecado de sus antepasados, como decir que el abuelo pecó y por ello el niño nació con
problemas.

Ejemplo

Repetimos lo que otros han vivido en frente de nosotros, el ambiente en que vivimos. Alcoholismo, divorcio, enojo,
gritando, chismes, etc.

En este aspecto puede darse una explicación más relacionada al aprendizaje que a lo espiritual en el sentido de que son
conductas aprendidas, no es algo transmitido espiritualmente, son costumbres que son enseñadas por los padres y la
sociedad, los cuales pueden ser desechados por el individuo una vez tiene conciencia de sus actos, decidiendo seguir en
esos caminos o cambiar de vida; es fundamental la enseñanza que se produce en la infancia, ya que se queda tan
arraigada en la persona que en muchos casos es difícil de quitar, por eso mismo el Señor tiene este mandato:

Deuteronomio 6:6-9

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando
en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Ley de sembrar y cosechar

Dios estableció esta ley con el propósito de bendecir a su pueblo, pero cuando el pecado entro al mundo esta misma ley
fue usada por el diablo para sembrar la maldición. No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que
siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el
que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su
debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.

Gálatas 6:7-9 NVI.

Hermanos nuestra falta de victoria en algunas áreas de nuestra vida puede ser porque tenemos una fortaleza por causa
de nuestra propia iniquidad o por la iniquidad de nuestros antepasados que han dado el derecho a satanás para
atormentarnos y traer sufrimiento a nuestro cuerpo, alma, vida y familia. Esto no nos da una excusa para pecar porque
la autoridad que tenemos en Jesús es más grande que el pecado, pero las iniquidades generacionales pueden hacernos
más débiles y darnos más tendencia a pecar en áreas específicas donde nuestros antepasados han abierto una puerta
con su desobediencia. Si no hemos cerrado la puerta rompiendo la iniquidad el diablo sigue con el derecho de atacarnos
una y otra vez, pero podemos orar para que Dios rompa el poder de la iniquidad que entró através de la puerta que
nuestros antepasados abrieron.

En este punto es necesario analizar algunas frases y conceptos que a la luz de la biblia no tienen ningún fundamento, he
subrayado esos textos para considerarlos con mayor profundidad. El primero dice: pero cuando el pecado entro al
mundo esta misma ley fue usada por el diablo para sembrar la maldición. La ley de la siembra y la cosecha nunca es
nombrada en las Escrituras con relación a que Satanás puede usarla para maldecir al hombre, nunca en la biblia se
muestra algún ejemplo, además, cuando el apóstol usa la cita mencionada hace referencia a las consecuencias que se
obtienen por pecar y por buscar del Señor, siendo la paga del pecado la muerte como algo intrínseco al pecado mas no
por obra satánica, por tanto, la cita bíblica es sacada de contexto y le es dado un significado que no es bíblico.

Hermanos nuestra falta de victoria en algunas áreas de nuestra vida puede ser porque tenemos una fortaleza por causa
de nuestra propia iniquidad o por la iniquidad de nuestros antepasados que han dado el derecho a satanás para
atormentarnos y traer sufrimiento a nuestro cuerpo, alma, vida y familia. Es interesante que este texto señala que una
causa posible de la falta de victoria traduciéndose esto como éxito en aquello emprendido, ya sea económico o personal
está determinada por satanás, el cual toma poder en las vidas a consecuencia del pecado propio o ancestral, algo que no
tiene ningún sustento bíblico y lo demuestra dicho escritor al no mencionar ninguna cita bíblica que lo valide, puede que
el diablo tenga poder sobre el incrédulo a causa de su esclavitud al pecado y porque está en su reino, aun así cualquier
acción hecha por el diablo lo ejerce porque Dios así lo permite, de tal manera que no puede quitar la vida a una persona
sin la voluntad de Señor, como lo muestran las Escrituras:

Ezequiel 18:4

He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa
morirá.

El único que tiene poder sobre la vida es Dios, ya que si dependiera del diablo, todos estuviéramos muertos debido a
que esto implicaría la separación con Dios y la condenación eterna, por tanto, Dios da la vida a buenos y malos, y
permite que vivan para que puedan escuchar las buenas nuevas y tener así la oportunidad de entrar a su gran Reino por
medio de su hijo Jesucristo. A eso se añade el valor quitado al nuevo nacimiento, cuando los creyentes morimos al viejo
hombre naciendo uno completamente nuevo en Cristo:

2 Corintios 5:17

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Decir que Satanás tiene poder sobre los cristianos por algo que sus antepasados hicieron es declarar que en el creyente
NO TODO fue hecho nuevo, que el nuevo nacimiento no es tan nuevo, que el sacrificio del Señor no fue tan poderoso
como para borrar todas nuestras faltas, por lo que es necesario hacer algo para complementar dicho sacrificio, visto de
esta manera puede notarse lo absurdo de decir que satanás tiene poder sobre el cristiano por causa de sus antepasados.

pero las iniquidades generacionales pueden hacernos más débiles y darnos más tendencia a pecar en áreas específicas
donde nuestros antepasados han abierto una puerta con su desobediencia. Si no hemos cerrado la puerta rompiendo la
iniquidad el diablo sigue con el derecho de atacarnos una y otra vez, pero podemos orar para que Dios rompa el poder
de la iniquidad que entró através de la puerta que nuestros antepasados abrieron.

Al analizar la anterior declaración encontraremos que no tiene ningún fundamento bíblico, por tanto no sorprende que
no haya una sola cita que lo valide, es más un pensamiento humano que doctrina cristiana. Examinemos cada parte, en
primer lugar se enseña que las iniquidades generacionales o maldiciones generacionales pueden hacer débiles a las
personas en áreas específicas resultado de la desobediencia de nuestros antepasados, como estudiamos con
anterioridad, todo ser humano es esclavo del pecado, y tal esclavitud fue resultado del pecado de Adán, no por nuestros
abuelos; a eso se añade lo enseñado por las Escrituras en lo referente a la lucha entre esos deseos producidos por el
pecado y la guía del Espíritu por la santidad, tal disputa permanece aun siendo creyentes nacidos de nuevo, como
leemos:
Mateo 26:41

Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Gálatas 5:16-17

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu,
y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Como enseñan los textos, el Espíritu y los deseos pecaminosos de la carne están en disputa, la cual cesará cuando
muramos o cuando resucitemos con cuerpos gloriosos.

METODO PARA DESTRUIR LAS MALDICIONES GENERACIONALES

Ahora procedo a mostrar la manera en que según estas enseñanzas se puede romper una maldición generacional,
leamos:

1. Pedir perdón a Dios por nuestros antepasados nombrando el pecado específicamente, si es posible.

2. Perdonar a nuestros antepasados por sus pecados y el resultado que trajo a nuestras vidas.

3. Pedir de todo corazón a Dios que lo perdone a Ud. y sus generaciones futuras en el Nombre de Jesús y que remueva
cualquier juicio que había en su linaje de sangre que está permitiendo esa maldición y ataques. Talvez sea necesario
lidiar con demonios ordenándoles que salgan de su vida, en el Nombre de Jesús.

Al hacer esta oración de todo corazón romperá cualquier derecho que ha venido por su rebelión o la rebelión de sus
antepasados. Es importante orar esta oración en voz alta para declarar a satanás que Ud. es un hijo de Dios y está
protegido con la sangre de Cristo. Tener fe en nuestro corazón es importante pero también debemos confesar con
nuestra boca.

Analicemos parte por parte las declaraciones citadas, en primer lugar se enseña que un requisito para destruir las
maldiciones generacionales es pedir perdón por los pecados de nuestros antepasados, y hacerlo nombrando los pecados
específicos, esto es algo que carece de base bíblica y de sentido común en el hecho de que para tal cosa debemos
conocer los pecados de nuestros antepasados y de manera específica ¿y qué de aquellos que nunca conocieron su
familia?¿o de aquellos que sus antepasados practicaron pecados ocultos?¿cómo harán para pedir perdón a Dios por
dichos pecados los cuales son desconocidos? Recordemos lo estudiado con anterioridad, donde se demostró que los
pecados no son heredados, sin embargo, para justificar esta doctrina muchos citan Daniel 9 donde se muestra a Daniel
orando al señor por los pecados cometidos por su pueblo, pero miremos las diferencias de esta acción del profeta con
las que estamos estudiando, Daniel ora como nación, no como individuo, lo hace basado en el pacto hecho por Dios con
el pueblo de Israel, el cual fue hecho con toda la nación y no con individuos en específico, por tanto basado en eso
Daniel ora pidiendo perdón por los pecados cometidos por Israel en el pasado los cuales conllevaron a que se cumpliera
la maldición por incumplir el pacto (Deuteronomio 28:49-57), pero hay que aclarar que dichas maldiciones surgidas por
incumplir el pecado NUNCA hace referencia a satanás y mucho menos a pecados que cometen ciertas familias, son
circunstancias que Dios coloca para que su pueblo vuelva a él, como fue el caso de la deportación a Babilonia, y de allí
que Daniel pida perdón como una nación para que como nación sea perdonado y devuelto a su tierra, y lo hace sabiendo
que tal cosa ocurrirá, ya que los 70 años de la profecía donde Jeremías predecía la vuelta de los israelitas a su tierra ya se
habían cumplido, de tal manera que la maldición que Dios profirió en Deuteronomio duró unos 70 años, después de eso
se volvería a cumplir cuando los israelitas volvieran a quebrantar el pacto.

A esto podemos añadir que el pedir perdón por los pecados de generaciones futuras no es bíblico, ya que el perdón es
otorgado a aquel que lo pide, no es algo que pueda hacer otra persona, por dicha razón esta afirmaciones no son
sustentadas bíblicamente, no existe tal fundamento.
Después de examinar todos estos puntos, podemos declarar con seguridad bíblica que la doctrina de las maldiciones
generacionales como se enseña regularmente no es Escritural, contradice las enseñanzas divinas y además muestran a
Dios como alguien que impulsa el pecado en las familias.

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