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A LA CONQUISTA DE LA MENTE

Se ha dicho repetidamente que: Tu mente puede


ser el taller de Dios o el taller de Satanás, todo
depende de quién trabaje más tiempo en ella. En
nuestro ministerio de muchos años he tenido la
oportunidad de lidiar con muchos creyentes; me he
dado cuenta de los conflictos y problemas que los
atacan, problemas que no les permiten desarrollar
su vida cristiana al máximo.

Muchas de estas personas han tenido una real


experiencia con Jesucristo, pero al mismo tiempo no
muestran una estabilidad en su experiencia
espiritual. Muchos de ellos explican esto echándole
la culpa a Satanás o a otra persona, mientras otras
se han resignado a una vida espiritual semejante a
una montaña rusa, un día arriba y otro día abajo.

Es muy posible, que parte de este problema estriba


en que se ha pensado que lo único importante en la
persona que ha sido salva es el estado de su
espíritu, y que las demás áreas de nuestra
personalidad se van arreglando por sí solas. Pero,
esto no es así, la Biblia habla de nuestra salvación
como una obra integral que afecta tres áreas del ser
humano: el espíritu, el alma y el cuerpo.

1Tesalonicenses.5:23 dice: Y el mismo Dios de


paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Marcos.12:30 Y amarás al Señor tu Dios con todo


tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente
y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento.
Habrán notado que he subrayado la expresión: toda
tu mente eso es así porque Dios no sólo quería que
yo lo amara con el corazón -sino con toda la mente-
La mente es la que piensa, analiza, recuerda, y
memoriza.

Son estas actividades de la mente que no se ha


rendido a Jesucristo; las que impiden que las
personas amen y sirvan a Dios, no puede haber
progreso en la vida espiritual a menos que nuestra
mente sea sintonizada en la frecuencia de
Jesucristo. Esto que acabo de decir tiene una gran
importancia.

Hay muchos creyentes que han querido vivir una


vida nueva con una mentalidad vieja que está en
franca enemistad con Dios. Si queremos cumplir el
primer y más importante mandamiento del Señor
Jesucristo, no nos queda otra alternativa que
prestar mucha atención al estado de nuestra mente.
Es totalmente imposible poder amar al Señor con
toda la mente, si una parte de ella no le hemos
sometido a su santa voluntad.

Santiago 1.6-8 Pero pida con fe, no dudando


nada; porque el que duda es semejante a la onda
del mar, que es arrastrada por el viento y echada de
una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga,
que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de
doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

La debilidad espiritual que observamos en tantos


creyentes, no es otra cosa que el resultado, de una
mente dividida, con una parte trato de agradar a
Dios y con la otra agrado al mundo. El apóstol Pablo
nos enseña en Colosenses.1:21 lo siguiente: Y a
vosotros también, que erais en otro tiempo extraños
y enemigos en vuestra mente, haciendo malas
obras, ahora os ha reconciliado.  Él nos dice muy
claramente en este pasaje de la Biblia que
estábamos alejados de Dios y enemistados con Él.

El gran problema de los pecadores no son sus


acciones, sino lo que piensa, ya que lo que hace es
una consecuencia de lo que piensa. Génesis.6:5
nos dice: Y vio Jehová que la maldad de los
hombres era mucha en la tierra, y que todo designio
de los pensamientos del corazón de ellos era de
continuo solamente el mal. Esta es la realidad de la
raza humana desde que pecó en el jardín del Edén.
Aunque afortunadamente hoy hemos sido
reconciliados con Dios por medio de la sangre de
Jesucristo. En la actualidad podemos decir que en
nuestra mente hay pensamientos, que nos quieren
llevar a una vida independiente del Señor.

La vida pasada combate dentro de nuestra mente


para poder controlarnos y mantenernos en cierto
sentido en enemistad con Dios, a pesar de que
seamos salvos. Si queremos agradar a Dios, tiene
que haber un cambio en nuestra manera de pensar
y actuar. Tenemos que entender que la carne por sí
sola no puede desear nada a menos que primero
reciba la orden de la mente que fue la primera que
lo deseó.

El pecador no tiene otra alternativa que ser esclavo


de sus pensamientos. El creyente, si puede
controlar sus pensamientos, porque tiene los
medios para lograrlos, entre ellos, la Palabra de
Dios y el poder del Espíritu Santo.
Colosenses 3.2 Ya que han resucitado con Cristo,
busquen las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la derecha de Dios.

Pablo en esta epístola está corrigiendo el error de


los creyentes de Colosas, que creían que podían
controlar los apetitos de la carne por medio de
mandamientos humanos (Col.2.20-23) Este tipo de
enseñanza es la causa de frustraciones y derrotas a
muchos creyentes, que están tratando de ganar
victoria sobre su cuerpo, sin haber renovado su
mente con la Palabra de Dios.

Este camino victorioso comienza, cuando el


creyente sabe y comprende que ha recibido una
vida muy superior que lo ha capacitado para
despegar su mente de las cosas de la tierra y poner
su mente en las cosas de arriba. Todo esto indica
que no podrás amar a Dios con el cuerpo, hasta
tanto lo hallas amado “con toda tu mente”.

Hebreos 8.10 Este es el pacto que después de


aquel tiempo haré con la casa de Israel -dice el
Señor- Pondré mis leyes es su mente y las escribiré
en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo.

Este nuevo pacto, fue instituido con la muerte de


Jesús en la cruz, ratificado con la resurrección de
nuestro Señor Jesucristo. Este nuevo pacto es
superior al antiguo pacto instituido por Moisés en el
Monte Sinaí, y es nuevo porque garantiza un cambio
radical en la persona que lo acepta. Si entendemos
esta poderosa promesa de nuestro Padre Celestial,
nos daremos cuenta que Él está buscando un pueblo
que camine en el poder y la autoridad del Nuevo
Pacto. El deseo de Dios es tener una relación
especial con nosotros los creyentes, donde lo
veamos a Él, como nuestro Dios personal, y
disfrutemos de todas y cada una de sus bendiciones
que Jesucristo compró para cada uno de nosotros
en la cruz.

Esto es motivo de mucha alegría, ya que es


sumamente importante que nuestra mente esté
bajo el control y la autoridad de Dios. Podemos
preguntarle a cualquiera persona normal ¿quién
tiene tu mente? Y la respuesta será sin duda, yo
mismo. Tanto los creyentes como los no creyentes
creen que ellos tienen el dominio de su mente, sin
ninguna intervención externa. Este ha sido el
argumento favorito de Satanás desde el jardín del
Edén, lo ha usado haciéndole creer a los humanos
que ellos pueden ser como Dios.

Esta es una de las falacias del humanismo; que las


personas pueden ser buenas o malas por sí mismo,
sin ninguna intervención externa de Dios o Satanás.
Esta teoría ha sido abrazada por varias escuelas de
pensamiento y dicen que el mal y el bien no son
otra cosa que estados mentales, los cuales se
pueden resolver con una buena dosis de acción
positiva del bien que reside en toda persona. No hay
duda, esto suena muy razonable, pero, no, lo que
palabra de Dios nos enseña 1Jn.1:19 dice: Sabemos
que somos hijos de Dios, y que el mundo entero
está bajo el control del maligno. De acuerdo con
este versículo, el mundo entero está bajo el poder
del maligno y su influencia cultural.

Para nadie es un secreto que Satanás, que es el


dios de este siglo; está en competencia constante
con Dios por controlar las mentes y los cuerpos de
los seres humanos.

Puede que no sea muy popular hablar de esto, pero,


es una realidad que el diablo y sus ángeles caídos
ejercen control sobre esas tres partes de la persona
que no le sirven a Dios de una manera total, o, sea
con todo su espíritu y en la verdad de Dios.

Bíblicamente Satanás no puede entrar al espíritu del


creyente, pero puede molestarlo desde afuera con el
propósito de deprimirlo y debilitarlo. La mente no,
sólo puede ser oprimida, sino ser ocupada por
Satanás en algunos lugares estratégicos. En vista
de esto el apóstol Pablo nos aconseja de esta
manera: “ni den cabida al diablo” (Efesios 4.27) Y
Santiago añade: “Resistan al diablo, y huirá de
ustedes” Santiago 4.7)

La condición de la mente
Realmente no son muchas las personas que están
conscientes de que Dios sabe y conoce la condición
de la mente de cada ser humano. Sin importar cuál
sea la condición de la mente Dios la conoce. No
simplemente la conoce, sino que en su Palabra está
la solución para ordenar la mente.

Salmo 7.9 Dios justo, que examinas mente y


corazón, acaba con la maldad de los malvados y
mantén firme al que es justo.

Jeremías 17.10 Yo, el Señor, sondeo el corazón y


examino los pensamientos, para darle a cada uno
según sus acciones y según el fruto de sus obras.
Efesios 4.17 Así que les digo esto y les insisto en
el Señor: no vivan más con los pensamientos
frívolos como los paganos.

En cada persona existen diferentes condiciones en


la mente, dependiendo del grado de corrupción a
que haya llegado el individuo. No podemos esperar
que una persona que viene a Jesucristo con 50 años
de edad, con una mente corrupta y pecaminosa,
puede renovar su mente con misma rapidez de una
persona que solo sirvió a Satanás 18 años de su
vida.

Este estudio se propone ser de ayuda no solo a los


creyentes que comienzan su vida en Jesucristo, sino
aquellos que hemos pasado una larga vida sirviendo
al Señor; nos ayudará siendo pacientes con los que
comienzan su vida cristiana.

Romanos 1.28 Además, como estimaron que no


valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de
Dios, Él los entregó a la depravación mental, para
que hicieran lo que no debían hacer.

Una lectura al capítulo uno de Romanos, nos


daremos cuenta que el estado pecaminoso de las
personas se describen desde el versículo 18 al 32,
es la consecuencia directa de la mente reprobada.

Una mente reprobada no es otra cosa que una


mente rechazada y abandonada por Dios, que ha
rechazado intencionalmente la moral y la justicia de
la Palabra de Dios.

Efesios 4.17-19 Así que les digo esto y les insisto


en el Señor: no vivan más con pensamientos
frívolos como paganos. A causa de la ignorancia que
los domina y por la dureza de su corazón, estos
tienen oscurecido el entendimiento y están alejados
de la vida que proviene de Dios. Han perdido toda
vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no
se sacian de cometer toda clase actos indecentes.

Hay una gran diferencia entre una mente reprobada


y la mente entenebrecida; la diferencia real estriba
en que mente entenebrecida es el resultado de la
ausencia de la vida de Dios en la persona,
produciendo ignorancia y dureza de corazón. Pablo
en la epístola a los Efesios les advierte a los
creyentes que no deben andar como los otros
gentiles los cuales tiene una mente entenebrecida.

2 Corintios 4.4 El dios de este mundo (Satanás)


ha cegado la mente de estos incrédulos, para que
no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el
cual es la imagen de Dios.

La mente carnal es la mente que está controlada y


manipulada por la parte física y emocional del ser
humano, entiéndase el cuerpo y el alma. El creyente
que no ha renovado su mente con la Palabra de
Dios, está operando en una mente carnal. La
persona creyente aunque ha tenido una experiencia
de genuina salvación, no ha aprendido a someter su
mente a su espíritu renovado, para así manifestar a
la vida y al carácter de Jesús al mundo. Lo cual
indica que es un creyente carnal, como resultado
del estado de su mente; Pablo nos dice en Romanos
8.6 de la siguiente manera: “La mentalidad
pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad
que proviene del Espíritu es vida y paz”.

Tito.1:15,16 Para los puros todo es puro, pero


para los corruptos e incrédulos no hay nada puro. Al
contrario, tienen corrompidas las mentes y la
conciencia. Profesan conocer a Dios, pero con sus
acciones lo niegan; son abominables, desobedientes
e incapaces de hacer lo bueno.

El significado del término “Corrompido” lleva la idea


de algo manchado o deshonrado. La Palabra de Dios
no nos provee muchos detalles sobre la mente
corrompida.

Pero, ¿qué es la mente corrompida? Tenemos que ir


al diccionario de la lengua española que dice que
“corromper” es alterar la forma de alguna cosa /
Pudrir / Sobornar / Pervertir / viciar / Oler mal.

Si tomamos la palabra en el contexto que Pablo usó,


tenemos que admitir que hay creyentes con una
mente corrompida. El apóstol les advierte a que
sean sanos en la fe para que no tengan este tipo de
mentalidad. Este tipo de creyente ha permitido que
su mente y su conciencia sean pervertidas y
viciadas por el sistema mundanal.

Romanos 8.5-6 Los que viven conforme a la


naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos
de tal naturaleza; en cambio, los que viven
conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del
Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte,
mientras que la mentalidad que proviene del
Espíritu es vida y paz.

Todo creyente debe operar con la mente espiritual


para poder agradar a Dios. Si continuamos con una
mente carnal no podemos agradar a Dios. Es de
vital importancia que los hijos de Dios vivan para
agradarle porque es nuestro Padre. La Biblia nos
habla de dos grupos de personas que no agradan a
Dios. Los que no viven por la fe (Hebreos 11.6) y
los que piensan en las cosas de la carne (Romanos
8.8) Si unimos estos dos pensamientos, llegamos a
la conclusión que sin una mente espiritual, nunca
llegaremos a vivir por la fe.

La mente renovada

Romanos 12.1-2 Por lo tanto, hermanos, tomando


en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que
cada uno de ustedes, en adoración espiritual,
ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios. No se amolden al mundo actual,
sino sean transformados mediante la renovación de
la mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad
de Dios, buena, agradable y perfecta,

Efesios 4.22-23 Con respecto a la vida que antes


llevaban, se les enseñó que debían quitarse el
ropaje de la vieja naturaleza, la cual está
corrompida por los deseos engañosos; ser
renovados en la actitud de su mente.

Un requisito importante para poder cumplir la


voluntad de Dios, es la renovación de nuestra
mente. Esa ha sido y es la lucha de todo creyente;
es por esta razón que estoy escribiendo este
estudio, que puede revolucionar tu vida espiritual.

No hay duda que la renovación de la mente es el


segundo paso más importante para la
transformación de cada creyente después de la
salvación. Para que podamos cambiar, tenemos que
aborrecer y rechazar todo aquello que recibimos de
nuestra familia, sociedad, cultura y medio ambiente,
que está en oposición con la Palabra de Dios. El
apóstol Pedro lo explica de esta manera:

“Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la


vida absurda que heredaron de sus antepasados. El
precio de su rescate no se pagó con cosas
perecederas, como oro o plata, sino con la sangre
de Cristo como un cordero sin mancha y sin
defecto” (I Pedro 1.18-19)

¿Será posible que yo sea declarado justo?

Como parte de la redención que Jesucristo compró


en la cruz por nosotros; somos justificados en una
acción de Dios que nos imputó la justicia de
Jesucristo en respuesta a nuestra fe, y que nadie es
perdonado sin ser justificado, y que nadie es
justificado sin ser perdonado. Por otra parte la
justicia imputada es un hecho permanente y la
justificación es el reconocimiento divino de tal
hecho. La Escritura nos enseña que en la cruz se
realizó un intercambio poderoso así lo afirma este
versículo.

2 Corintios 5.21 Al que no cometió pecado alguno,


por nosotros Dios lo trató como pecador, para que
de Él recibiéramos la justicia de Dios.

La renovación de la mente por el Espíritu


Santo

Juan 16.31 Pero cuando venga el Espíritu de la


verdad, El os guiará a toda la verdad, porque no
hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo
que oiga y les anunciará las cosas por venir.
Romanos 12.2 No se amolden al mundo actual,
sino sean transformados mediante la renovación de
su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad
de Dios, buena, agradable y perfecta.

Necesitamos grandemente la ayuda del Espíritu


Santo en la renovación de nuestra mente. Todo lo
que Dios hace entre nosotros, lo hace por medio del
Espíritu Santo, para que revele todo lo que tiene
que ser cambiado en tu mente y te van a dotar de
una mente renovada. No pienses ni por un
momento que la lectura de la Biblia por si sola será
lo suficiente para transformar tu mente. Es la
poderosa verdad revelada por el Espíritu Santo, la
que cambiará tu mente; y te dará una nueva
manera de poder pensar con la mente de Jesucristo.

1 Corintios 2.16 “¿Quién ha conocido la mente del


Señor para que pueda instruirlo?”-Nosotros por
nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.

La renovación de la mente por la Palabra de


Dios.

Hebreos 4.12 Ciertamente, la palabra de Dios es


viva y poderosa y más cortante que cualquier
espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo
del alma y del espíritu, hasta la medula de los
huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones
del corazón.

No hay dudas que la Palabra de Dios es el


instrumento que usa la persona del Espíritu Santo
para renovar la mente del creyente. A causa de los
muchos años que la mente estuvo al servicio de la
carnalidad pecadora. Solo quien controle tu mente
controlará tu vida.
Tenemos que entender muy bien, que somos
nosotros los que decidimos si queremos que nuestra
mente sea renovada por la Palabra de Dios;
estudiándola no solo leyéndola. Santiago nos dice
en su carta lo siguiente: “Por esto, despójense de
toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda,
para que puedan recibir con toda humildad la
palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder
para salvarles la vida” (Santiago 1.21).

La Palabra de Dios obra como una espada del


Espíritu Santo; por tanto, tiene el poder para cortar
y arrancar de nuestra mente todas las ideas y
pensamientos que dominaban nuestra vieja
naturaleza. Dios conoce el poder de la mente por
esta razón, aconsejo a Josué de esta
manera: “Recita siempre el libro de la ley y medita
en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo
que está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito”
(Josué 1.8)

La renovación de la mente por la confesión de


tu boca

Proverbios 18.21 En la lengua hay poder de vida y


muerte; quienes la aman comerán de sus frutos.

Para que la Palabra de Dios cause efectos positivos


en la renovación de la mente, es necesario que la
confieses con tu boca. Aquello que hablas puede ser
de bendición o de maldición en tu vida, que afecte
tu paz mental, tu salud, estado de tu familia, tu
progreso espiritual. Es muy natural de que todo lo
que tú piensas, necesita el canal de tu boca para
convertirse en realidad; aquellas cosas que tú
imaginas y verbalizas se convierten en realidad a
causa de tu confesión.

Si Santiago nos dice que la lengua contamina el


cuerpo, también puede sanarlo y renovarlo. Sí la
lengua tiene el poder de poner en acción toda la
creación, entonces lo que decimos afecta nuestra
mente, porque es la mente y los pensamientos, los
que inician el proceso de creación. Tu lengua tiene
el poder de crear un mundo de maldad o también
puede crear un mundo del bien. La razón para esto
es que podemos usar nuestra lengua en forma
positiva o negativa; nuestras palabras siempre
deben ser sazonadas con gracia.

Ministerio "En Línea con la Palabra"


Rev. Ramón Herrera Pastor-Maestro
Miami, Florida USA   E-
Mail: informes@enlineaconlapalabra.com

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