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En este Evangelio de hoy, Jesús nos invita a mirar la pequeña ofrenda del pobre con los ojos

de Dios. Buscamos, como fariseos, los primeros puestos, que nos tengan en cuenta y que nos
saluden con reverencia; buscamos enriquecernos con las ofrendas que se dan… la viuda nos
enseña a dar desde nuestra pobreza, a vivir como pobres, colocándonos en las manos de
Dios. Ojalá pasemos a una auténtica relación con Dios y con los demás. Ojalá dejemos tanta
vanidad
Evangelio de San Marcos 12,38-44
DECÍA TAMBIÉN EN SU INSTRUCCIÓN: «GUARDAOS DE LOS ESCRIBAS, QUE GUSTAN
PASEAR CON AMPLIO ROPAJE, SER SALUDADOS EN LAS PLAZAS, OCUPAR LOS
PRIMEROS ASIENTOS EN LAS SINAGOGAS Y LOS PRIMEROS PUESTOS EN LOS
BANQUETES; Y QUE DEVORAN LA HACIENDA DE LAS VIUDAS SO CAPA DE LARGAS
ORACIONES. ESOS TENDRÁN UNA SENTENCIA MÁS RIGUROSA (La enseñanza de Jesús
y la mención de los escribas constituyen una asociación de palabras-clave con lo precedente
(12, 35: “Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: « ¿Cómo dicen
los escribas que el Cristo es hijo de David?”). La doctrina se descompone en la advertencia
introductoria, en la descripción de los escribas, que fundamenta la advertencia, y en una
amenaza de juicio conclusiva. La primera crítica se dirige contra el afán de honores, que se
expresa en el esfuerzo por lograr reconocimiento público. Ellos documentan su dignidad en el
uso de talares solemnes y exigen que se les salude respetuosamente en las plazas.
Reclaman también los puestos de honor en el culto y en los banquetes. Se discute si los
escribas utilizaban un talar (‫טלית‬, tallith) que los caracterizara. Mientras que Billerbeck ve lo
especial de ellos en los hilos (‫ )צִיצִית‬con que estaba dotada la punta de su manto, Rengstorf
piensa en el vestido festivo sabático que sólo los ricos podían procurarse. En cualquier caso,
habrían existido gestos típicos de embozarse los escribas en su manto. Este gesto se ponía
en práctica durante la oración, la publicación de una sentencia jurídica y en la emisión de
votos. Se sospecha que los primeros asientos de la sinagoga eran un lugar reservado para
personalidades distinguidas u oficiales; y se encontraban frente al armario de la ‫ּתֹורה‬ ָ (Torá).
Según la ‫( ּתֹוסֶ פֶ ת‬tosefta), los eruditos poseían asientos propios y no se sentaban entre el
pueblo. El lugar de honor en el banquete se encuentra en la mesa al lado del padre de familia
o del anfitrión. Dado que en el rabinismo de tiempos posteriores el orden jerárquico de
colocación en la mesa se reglamentó según la edad de los huéspedes, podemos suponer que,
en tiempos de Jesús, los huéspedes se colocaban de acuerdo con su prestigio personal.
Contra el abrirse paso a codazos para alcanzar los puestos de honor se dirige la pequeña
parábola Lucas 14,7-10 (“Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo
esta parábola: «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar,
porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando
llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza,
tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el
último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y
así quedarás bien delante de todos los invitados”; Juan 5,44: “¿Cómo es posible que crean,
ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de
Dios?”). Mordaz es la segunda crítica que fustiga la ambición de los escribas. Las viudas (y los
huérfanos) gozaron de protección jurídica especial en el judaísmo. Ya Éxodo 22, 21 b
advierte: «No vejarás a viuda ni huérfano. Si los vejas y claman a mí no dejaré de oír su
clamor» (Isaías 1,17: “¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano,
defiendan a la viuda!”; 1,23: “Tus príncipes son rebeldes y cómplices de ladrones; todos aman
el soborno y corren detrás de los regalos; no hacen justicia al huérfano ni llega hasta ellos la
causa de la viuda”; 10,1-2: “¡Ay de los que promulgan decretos inicuos y redactan
prescripciones onerosas, para impedir que se haga justicia a los débiles y privar de su
derecho a los pobres de mi pueblo, para hacer de las viudas su presa y expoliar a los
huérfanos!”). También en los escritos contemporáneos se condena severamente la
explotación so pretexto de voto (Ascensión de Moisés 7, 3-10: “Entonces reinarán entre ellos
hombres malsanos e impíos, aparentado ser justos. Estos excitarán la cólera del corazón
divino, pues serán hombres falsos, contentos de sí mismos, hipócritas en todos sus asuntos y
amantes de banquetes a cualquier hora del día, glotones insaciables. Dicen obrar así por
justicia, pero son devoradores de los bienes de los pobres, que como cazadores reclaman;
falaces, que se ocultan para no ser reconocidos; impíos, llenos de iniquidad desde la aurora
hasta la puesta del sol; gentes que dicen: “Tendremos festines y abundancia en el comer y
beber, nos trataremos como si fuéramos príncipes”. Y aunque sus manos y sus mentes se
ocupen de cosas impuras, su boca será grandilocuente, llegando a decir: “No me toques, no
sea que me manches en la posición que ocupo””).
La crítica de Jesús se mantiene completamente en el marco de la concepción judía. «Devoran
las casas» significa lo mismo que la apropiación indebida de bienes y posesiones.
Seguramente nos encontramos ante una caracterización exagerada, polémica. No se dan
detalles de cómo se hacen con las posesiones de las viudas. ¿Les ofrecían su asistencia
judicial y exigían por ello unas sumas de dinero vergonzosas? Todavía más corrupto sería el
comportamiento si la larga oración, aparentemente santa, estuviera mezclada con la actuación
depredadora. Pero probablemente tenemos aquí un nuevo reproche que, curiosamente, va
dedicado a los gentiles, como en Mateo 6, 7 (“Cuando oren, no hablen mucho, como hacen
los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados”). Se contaba de Rabi Aqiba
(+ cerca del 135) que cuando oraba con la comunidad, lo hacia brevemente, cuando lo hacía
solo, su oración duraba largo rato. Aquí no se condena la larga duración de la oración, sino el
que se haga solo para ser visto. En último término, serían incrédulos los que se envuelven en
el manto de la hipocresía. El mal juicio que ellos recibirán se refiere al juicio escatológico y
está en contraste con la recepción de la vida eterna (Marcos 10,29-30: “Jesús respondió: «Les
aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos
por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en
casas, hermanos y hermanas, madres, hijos, campos, en medio de las persecuciones; y en el
mundo futuro recibirá la Vida eterna”) JESÚS SE SENTÓ FRENTE AL ARCA DEL TESORO Y
MIRABA CÓMO ECHABA LA GENTE MONEDAS EN EL ARCA DEL TESORO: MUCHOS
RICOS ECHABAN MUCHO. LLEGÓ TAMBIÉN UNA VIUDA POBRE Y ECHÓ DOS
MONEDITAS, O SEA, UNA CUARTA PARTE DEL AS (Jesús se sienta enfrente del
γαζοφυλάκιον (gazophulakion: arca, limosnas, tesorería, término tomado en préstamo del
persa). La palabra puede designar tanto el arca del tesoro, que se encontraba en el recinto
interior del templo, al que sólo los judíos tenían acceso, casi en las inmediaciones del atrio de
las mujeres, o puede referirse también a los cepillos de las ofrendas. En el arca del tesoro se
encontraban trece cepillos de la ofrenda en forma de trompetas. Uno de ellos estaba
destinado a las donaciones voluntarias. Estas servían principalmente para la realización de los
holocaustos que, como ofrenda total, debían estar destinados casi exclusivamente a Dios.
Según 2 Mac 3, 6 (“el tesoro de Jerusalén estaba repleto de incontables riquezas, tanto que la
cantidad de dinero era incalculable y muy superior al presupuesto de los sacrificios, y nada
impedía que fuera puesto a disposición del rey”), el arca del tesoro estaba, en tiempos de
Seleuco IV, llena de riquezas inconmensurables. Según Josefo, el arca del tesoro, con todo el
dinero almacenado en ella, ropas y alhajas, fueron pasto de las llamas cuando fue incendiado
el templo en el año 70 d. C. La presentación en Marcos es imprecisa. Mientras que Jesús se
sienta frente al arca del tesoro, las gentes echan dinero en los cepillos de la ofrenda. También
el sentarse Jesús en el recinto sagrado ofrece dificultades. Presumiblemente no estaba
permitido. Al informe no le interesa cómo un observador pudo determinar cuánto echaba cada
persona. Billerbeck opina que un sacerdote recibiría los dones y el oferente daría a conocer,
en el momento de la ofrenda, la magnitud de su don, de manera que un observador podría oír
la cuantía. Muchos ricos dan mucho. En bastantes casos, esto se debería al deseo de
autocomplacencia. Χαλκός (chalkos: cobre, dinero, metal) tiene que referirse al dinero en
general, no sólo a las pequeñísimas monedas de cobre. EI λεπτόν (leptón) es la moneda de
cobre más pequeña. La viuda ofrece dos λεπτὰ (lepta) y con ello entrega su amarga pobreza.
La equiparación con el cuadrante traduce la pieza al sistema monetario romano (1 cuadrante =
½ semis = ¼ as) ENTONCES, LLAMANDO A SUS DISCÍPULOS, LES DIJO: «OS DIGO DE
VERDAD QUE ESTA VIUDA POBRE HA ECHADO MÁS QUE TODOS LOS QUE ECHAN EN
EL ARCA DEL TESORO. PUES TODOS HAN ECHADO DE LOS QUE LES SOBRABA,
ÉSTA, EN CAMBIO, HA ECHADO DE LO QUE NECESITABA TODO CUANTO POSEÍA,
TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR (Marcos presenta la interpretación que Jesús hace del
suceso como adoctrinamiento de los discípulos, a los que se llama imperativamente. La
expresión «en verdad os digo», que abre la frase, da a entender que Jesús está en
condiciones de calibrar de manera válida el valor de la acción humana. También en la
apocalíptica, el visionario está autorizado a hacer lo mismo, pero introduce su dicho con
«juro». A juicio de Jesús, la viuda, con su escasa ofrenda, superó a todos los ricos porque
éstos daban de la abundancia mientras que aquélla daba de la carencia. Su entrega es mayor
y más auténtica. No se valora la acción desde la libertad frente a la posesión -esto sería
mentalidad griega-, sino desde el amor de Dios que ella expresa. Ella dio todo lo que poseía,
cuanto necesitaba para el sustento de vida, que, en el horizonte del pobre, suele abarcar lo
que necesita para el día presente. Una historia rabínica paralela, citada una y otra vez, narra
de una mujer pobre que es objeto de burla por parte del sacerdote a causa de la
insignificancia de su ofrenda, un puñado de harina. Dios adoctrina a este sacerdote en sueños
«No la desprecies, pues es como una que se ha ofrecido a sí misma». El paralelo logra poner
de manifiesto el trasfondo psicológico de la situación del pobre Generalmente, la manera de
Juzgar del judaísmo rabínico coincide con la de Jesús en nuestro relato. El dicho «según el
camello la carga» quería asegurar que la beneficencia debería corresponder a la capacidad
del benefactor. Paralelamente se subraya que lo decisivo no es la magnitud de los dones, sino
la autenticidad de los sentimientos ante Dios: «Tanto SI uno da mucho como poco el hombre
tiene que orientar sus pensamientos hacia Dios». Por consiguiente, está justificado decir que
la perícopa de Marcos ofrece un bello ejemplo del «humanismo judío» (Lohmeyer). Digno de
tenerse en cuenta es que en el relato se afirma sin limitación alguna la ofrenda del templo. En
las comunidades a las que fue dirigido su evangelio, el número de los pobres habría sido
mayor que el de los ricos. También en la comunidad cristiana, los pobres corren el peligro de
ser menospreciados. Cuando se presenta a la viuda como ejemplo ante los ojos de los
discípulos hay que tener presente que ella sufrí una doble desventaja social en la sociedad de
entonces como mujer que estaba sola y como representante del estamento de los pobres. La
valoración que Dios hace de los pobres tiene que espolear a la comunidad no solo a aceptar
el ejemplo de la viuda, sino a estar al lado de los abandonados como ella

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