Está en la página 1de 2

¿TRABAJAR ES UN CASTIGO?

Inés Temple en la lectura menciona que muchas


veces se encuentra con jóvenes que ven el
trabajo diario como un castigo. Jóvenes que se
levantan cada día cansados y molestos, que
ven el trabajo como una carga, como un
sacrificio, como un medio solo bueno para
pagar las cuentas y afrontar las
responsabilidades. Desde que ingresan a sus
trabajos están hartos que muchas veces ya no
ven su trabajo como una oportunidad de crecer, de aprender cosas nuevas.
Menos aún, como una oportunidad de ser relevantes o importantes en lo que
hacen; se sienten atrapados, en un callejón sin salida.

El trabajo puede y debe ser idealmente una fuente de


realización personal. Temple menciona que al leer esto
muchos de nosotros debemos estar pensando “es fácil
para ella hablar así, tiene un trabajo que le gusta”, “en el
Perú los trabajos no sobran y hoy menos que nunca”
entre otros. Luego de más de 16 años trabajando con
miles de personas de todos los niveles y de muchos
sectores, ella piensa que todos podemos aspirar a
darnos “ese lujo”.

Jóvenes y mayores nos debemos a nosotros mismos por lo menos tratar de


obtenerlo. Y no solamente por razones económicas. Se trata de una actitud
hacia uno mismo y su futuro. Tampoco se trata de desperdiciar oportunidades,
de abandonar todo y esperar que nos llegue el trabajo soñado, sino de no
conformarnos con estar atrapados en esa infelicidad profesional y hacer algo al
respecto. Se trata de enfocarnos en tratar de cumplir nuestros sueños
laborales, de encontrar aquella ocupación que despierte nuestra pasión y que
nos empuje a seguir creciendo y a desarrollarnos cada vez más como
personas y como profesionales.
Se ha visto a muchos disfrutando de su trabajo, evidenciando que sí se puede
tener placer en hacer un trabajo que nos guste. Y esto lo evidencia con un
ejemplo muy claro: En la universidad, un profesor me dijo que “le gustaba tanto
lo que hacía que no podía creer que encima le pagaran por hacerlo”. Esa frase
fue un detonador, era lo que ella quería para su vida profesional. Le tomó
varios años conseguir ese trabajo que le motivara a ir feliz a trabajar. Esa
motivación por hacer lo que le gustaba, fue la llave de su éxito.
Aquellos apasionados por su trabajo son los que tiene éxito, llegando a
sobresalir. Imaginemos al dueño de la empresa, ¿Quién no quiere contratar a
alguien que tiene una afinidad personal con sus temas, que hace su trabajo con
placer, con dedicación, empeño y gusto personal? ¿Quién no quiere trabajar
con una persona a la que le brillan los ojos de entusiasmo con los retos, con los
temas, con la gente, que no va a trabajar solo porque no le queda de otra ya
que tiene que pagar sus cuentas?
Si nos enfocamos a nuestro alrededor, vemos a muchos profesionales,
músicos y artistas famosos, siendo la clave del éxito la satisfacción que tienen
éstos, por hacer lo que hacen. He ahí la razón, por lo que se debe aspirar a
conseguir un trabajo que nos apasione.

También podría gustarte