Desde 1883 Juan Francisco habitó en Valparaíso en compañía de su amada Rosario y su hija.
Fue una época prolífica para su pintura: durante sus cuatro
años en la ciudad recorrió casi toda la costa en compañía de amigos, buscando paisajes que lo inspiraran a pintar. “Bahía de Valparaíso”. Juan Francisco
González. Óleo sobre tela. 16 x 19 cm. Colección particular.
a su familia por lo que, angustiado, acudió a su amigo
Ricardo Waddington, fotógrafo de fortuna, quien le ofre-
ció una casa en Playa Ancha. En ese entonces, el barrio
era bastante apartado y miraba desde lo alto los coloridos
cerros porteños.
Fue en este ambiente que el artista se alejó definitiva-
mente del academicismo de sus primeros retratos y se acercó
a los temas que le apasionarían de por vida: los paisajes del
puerto, sus caseríos colgando de los cerros y la naturaleza
en sus múltiples expresiones. El entorno geográfico sedujo
por completo a González, quien recorrió el sector plas-
mando vistas de la ciudad, los acantilados, las marejadas,
las playas, las embarcaciones y los roqueríos, exhibiéndolos
tal cual aparecían ante sus ojos, sin la idealización del pai-
saje que seguía preocupando a otros artistas chilenos. Los
soportes que usó fueron inéditos para el arte de esa época,
como cartón, madera y el latón. No dejó de lado el lino por
rebeldía sino porque estas telas eran un lujo que el pintor
no podía permitirse, y que tuvo que reemplazar por cuanto
estuviera al alcance de la mano.
Su método de pintura también era original. Abandonó
los estudios cerrados para pintar al aire libre, lo que lla-
mara su atención en esos paseos exploratorios. No eran
caminatas solitarias, algo que no hubiera calzado con su
16 juan francisco gonzález
Monografia_JFGonzalez.indd 16
efervescente y extravertida personalidad, sino que solía ir
acompañado de Eduardo de la Barra y sus hijos, a quienes
el pintor enseñaba dibujo.
En 1884 las estrecheces que vivía lo tenían “con el agua
hasta el cuello”. Pero a pesar de la complicada situación
económica, también fue un año de éxitos: envió al Salón
Oficial de Santiago varios retratos, tres paisajes y un bode-
gón, y consiguió una medalla, el primer reconocimiento a
su trabajo.
Además, la vida de puerto era estimulante. Aparte de
los paisajes y las imágenes que motivaban a González, en
la ciudad vivían otros artistas de reconocida trayectoria, lo
que potenciaba una “escena artística” que los enriquecía a
todos. Entre los pintores que habitaban en Valparaíso des-
tacaban Dessiré Chassin Troubert; Manuel Antonio Caro,
dedicado a los retratos y los temas costumbristas; Thomas
Somerscales, reconocido marinista inglés; y Enrique
Swinburn, discípulo de Antonio Smith, dedicado también
a la pintura de paisajes y marinas.
Pero su amigo e influencia más importante en esos
años fue Alfredo Helsby, hijo de un reconocido fotógrafo.
Aunque Helsby tenía una personalidad solitaria y ensimis-
mada, en el ámbito de la pintura él y González parecieron
calzar perfectamente.
5/14/08 3:15:44 PM