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(1921)
Porque verdaderamente
No se si estoy triste o no,
Y cae lluvia levemente
(porque Verlaine lo consiente)
dentro de mi corazón.
(1930)
La borrachera a veces da
Una asombrosa lucidez
En que uno esta como si fuera otro.
Estuve ebrio sin beber, tal vez.
De lo cual, si pienso, el mundo
¿No estará quizás hecho de gente
llena en el fondo de esta esencia
de existir clara y ebriamente?
(1931)
(1933)
Vivir es no conseguir.
(sin fecha)
(1932)
El amor es lo esencial
El sexo es solo un accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es una carne inteligente
Bien que a veces doliente.
(1935)
(1935)
(1914)
(1935)
(1923)
(1926)
(1928)
(1923)
...
¡Aprovechar el tiempo!
Ah, dejadme no aprovechar nada.
(1928)
(1929)
Símbolos...
Estoy cansado de pensar...
Alzo por fin los ojos hacia tus ojos que me miran.
Sonríes, sabiendo bien en que estaba pensando...
(1933)
(1923)
29-9-1926
No es porque la brisa
que quiere que sea
Haga esta indecisa
Vibración que flota,
Ni es porque yo sienta
Un dolor cualquiera.
Mi alma es indistinta,
No sabe lo que quiere.
Es un dolor sereno,
Sufre porque ve.
¡Tengo tanta pena!
¡si yo supiese de qué!...
(1928)
(1913)
...
Cuando muera,
Cuando me vaya, vilmente, como toda la gente,
Por aquel camino cuya idea no se puede encarar de frente,
Por aquella puerta a la que, si pudiésemos asomar, no asomaríamos,
Hacia aquel puerto que el capitán del Barco no conoce,
Sea por esta hora digna de los tedios que tuve,
Por esta hora mística y espiritual y antiquísima,
Por esta hora en que tal vez, hace mucho más tiempo del que parece,
Platón soñando vio la idea de Dios
Esculpir cuerpo y existencia nítidamente plausibles
Dentro de su pensamiento exteriorizado como un campo.
(1914)
¡Maestro, mi maestro!
En la angustia sensacionista de todos los días sentidos,
En la amargura cotidiana de las matemáticas del ser,
Yo, esclavo de todo como un polvo de todos los vientos,
¡Alzo las manos hacia ti, que estás lejos, tan lejos de mí!
(1928)
(1933)
OJALA yo fuera el polvo del camino
Y los pies de los pobres me pisaran...
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(1914)
(1930)
(1930)
Tan de prisa
¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!…
Saber que continuará habiendo el mismo mundo mañana?¡cómo nos
entristece!…
Que mi oír tu silencio no sean nubes que contristen
tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…
—La música, la luz de la luna y los sueños son mis armas mágicas.
Mas por música no debe entenderse sólo aquella que se toca, sino
también aquella que queda eternamente por tocar. Y por luz de luna
no debe suponerse que se habla sólo de lo que viene de la luna y
torna los árboles en grandes perfiles; hay otra luz de luna, que ni el
propio sol excluye, y oscurece en pleno día lo que las cosas fingen
ser. Sólo los sueños son siempre lo que son. Es el lado de nosotros en
que nacemos y en que somos siempre naturales y nuestros.