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Columna de la Fundación PARTICIPAR

Diario EL FRENTE. Sábado 01 de Mayo de 2021

“LO QUE NO TE CUESTA, HAZLO FIESTA”


AUTOR: José Neil González Sandoval
E-mail: fundparticipar@yahoo.es

Luego de cumplir un año de pandemia, esta semana el país ha presenciado dos


realidades que es importante separar, las marchas y/o protestas pacificas y el vandalismo
que se tomó las grandes ciudades (Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga,
Villavicencio, Neiva, Cartagena y Bogotá con concentraciones importantes de personas)
manifestaciones en contra de la reforma tributaria, ambas muy inoportunas por la crisis
sanitaria que se vive por el tercer pico del covid-19.
Respecto a las marchas, convocadas por las centrales obreras, a pesar que se da en el
marco del derecho a la participación y la protesta pacífica, que constituyen un mecanismo
para construir una sociedad más democrática y están avaladas por los artículos 37, 103 y
270 de la Constitución Política de Colombia, no surtirán los efectos esperados, retirar del
congreso la reforma tributaria, que según el gobierno es necesaria para tapar el hueco
fiscal que ha dejado la pandemia. Aquí es importante no perderle el paso a la reforma y
estar atentos a los nuevos cambios que propone el Gobierno.
Este ejercicio de la democracia participativa quedó opacado por los actos vandálicos, la
segunda cara de la protesta, que han dejando un sabor amargo, y ante todo muy
preocupante, por las graves lecciones causadas entre las personas que se enfrentaron
(civiles y policías), los saqueos, robos al comercio y las perdidas por los daños que se
ocasionaron a los bienes públicos y privados. Sin contar aun, con los efectos sobre el
número de nuevos contagiados que se conocerán durante los próximos 15 días.
Es decir, que la noticia que resaltó a la vista de todo fue el vandalismo que se tomó la
jornada de protesta, dejando incalculables daños, que mal contados se estimaron en 14
buses del trasporte público dañados; 2 vehículos particulares; 21 vehículos de
Transmilenio con graffitis y vidrios rotos; 21 estaciones de Transmilenio destruidas; 8
buses del MIO en Cali vandalizados y 1 incendiado; 9 estaciones del MIO destruidas; 13
instalaciones bancarias afectadas en Cali, Neiva, Medellín y Bogotá; 16 cámaras de foto-
multa destruidas; innumerables paredes, vidrios rayados y destruidos; y 5 supermercados
afectados en Cali. En fin, daños incalculables a los bienes privado y público, patrimonio de
todos.
Lo acontecido además de que afecta directamente la reactivación económica y pone en
riesgo la institucionalidad, definitivamente se puede calificar como una barbarie, falta de
civismo y cultura, en especial ausencia de carácter ético e irrespeto por lo público y los
bienes ajenos. Estos comportamientos tal vez se dan porque a los vándalos, lo que no le
cuenta lo hace fiesta, ¿Será que estas personas no pagan impuestos?.
No podemos permitir, como sociedad y gobierno, que la acción de pocos termine
afectando los derechos de todos. El gobierno debe atender las problemáticas de la
ciudadanía, replantear en las decisiones que nos afectan y garantizar los derechos de
participación.

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