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Semestre ll
“Una clase magistral tradicional tiene todos los ingredientes para un aprendizaje
superficial. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que los niños aprenden jugando,
haciendo, experimentando?” (Bertrand Regader)
Por otro lado, nos recalca también la importancia de los lenguajes y expresiones
artísticas en la primera infancia mostrando así el propósito de que los niños
jueguen y exploren, que puedan narrar y comprender. De nuestra atenta escucha
y observación sobre las diferentes relaciones que los niños establecen en el juego
y con los lenguajes artísticos, se pueden generar nuevos entendimientos sobre
ellos, lo cual crea la posibilidad de abrir otros espacios de disfrute y aprendizaje
coherentes con sus ritmos e intereses también contempla el desarrollo como “el
proceso de transformaciones y cambios de tipo cualitativo y cuantitativo mediante
el cual el sujeto dispone de sus características, capacidades, cualidades y
potencialidades para estructurar progresivamente su identidad y su autonomía”
(Congreso de la República, 2016). Así, el desarrollo se mueve entre las
singularidades de cada niña o niño. Sin embargo, sus distintos ritmos y estilos
guardan cierta relación con las características del proceso de sus pares, y con las
características ofrecidas por los entornos en donde transcurren sus vidas. Desde
esta mirada se propone que los agentes educativos y culturales generen
interacciones intencionadas en el espacio que permitan a los niños habitarlo en
diferentes maneras. Es importante que escuchen y atiendan las propuestas de los
niños y las enriquezcan desde otros lenguajes como el sonido, la materia y el
cuerpo, junto con ellos generen sus propias apuestas de transformación del
espacio. Que juntos definan en que espacio quieren vivir, explorar, aprender y
jugar.