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El recuerdo de las 194 víctimas que dejó el incendio de una discoteca en Buenos Aires en el
año 2004 sigue vivo entre familiares y sobrevivientes, quienes aún claman por justicia.
Congregados a los alrededores del lugar del siniestro, que se desató luego de que una
bengala encendiera las telas colgadas de la parte superior del centro nocturno, decenas de
familiares y sobrevivientes reclamaron mayores medidas de seguridad para evitar que
hechos como estos se repitan en el país.
Los actos convocados para conmemorar la triste fecha fueron organizados por la
agrupación "No nos cuenten Cromañón", la cual surgió en el año 2007 como una manera de
mantener viva la memoria de las víctimas.
Agustina Claramut, una de las líderes del grupo, le explicó a la agencia internacional de
noticias EFE que, aunque rememoran este día con angustia y pena, destacan todo lo
"constructivo" que le siguió. En aquel momento, ella tenía apenas 18 años, estaba allí, lo
vivió y sufrió todo, pero logró salir con vida, vivir para contarlo, por eso dice que a todos les
costó recuperarse y que cada uno reformó su camino para superar las secuelas.
"Fue vital el haberme encontrado con personas que habían pasado por la misma situación
que yo, con otros sobrevivientes, con familiares. Todo eso hizo que se creara un colchón de
contención para todos, inclusive para mí", admite Agustina.
En el lugar, se encontraban los cerca de tres mil asistentes a la presentación que ofrecía
aquella noche la banda de rock Callejeros. Todos superaban con amplitud la capacidad de
la discoteca, por lo que el inicio de la conflagración generó caos entre los que intentaban
escapar de las llamas, pero se encontraron con el bloqueo en las salidas de emergencia.
Justamente por las medias de seguridad que fueron incumplidas en el evento, se han
llevado a cabo cuatro juicios. En dichas diligencias judiciales han sido condenadas más de
20 personas. Sin embargo, 18 de ellas recuperaron su libertad luego de haber sido enviadas
a prisión dado que consiguieron cumplir con la mayor proporción de sus condenas.
Uno de los condenados fue Patricio Fontanet, el líder de Callejeros, además de otros
miembros de la banda. De igual manera, fue hallado culpable Raúl Villarreal, el colaborador
más cercano de Omar Chabán, el administrador de la discoteca, quien tenía sobre sus
hombros la responsabilidad del acceso de los asistentes a la presentación.
Aunque fueron emitidas las condenas, muchos siguen inconformes con los procesos. Uno
de ellos es Lucas Titiiewsky, también miembro de "No nos cuenten Cromañón", quien insiste
en que, a su juicio, los músicos de República de Cromañón eran inocentes.
"Fue una cadena de responsabilidades cuyo último eslabón, que no tenía una
responsabilidad penal, eran los músicos y el público (...) El público fue a divertirse y los
músicos fueron a hacer su arte. Después, cada uno, fue el que tuvo las irregularidades más
arriba en sus responsabilidades, desde el Estado, que fue el principal, hasta quienes
produjeron esa noche, que fue Chabán y su secuaz", afirma Lucas.
De los más de 1.400 heridos que dejó el incendio, muchos coinciden en que la mejor
manera de recordar a quienes murieron es evocar la música que amaban escuchar,
"trasmutar el dolor en poesía" y recorrer las escuelas para divulgar su mensaje, uno
marcado por la que catalogan como la melodía más importante: la de la prevención.