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“DIPLOMA INTERNACIONAL DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y RELACIONES

COMUNITARIAS”

CURSO:

“ANÁLISIS DEL ENTORNO NACIONAL”

TRABAJO:

“RESUMEN DEL LIBRO – HISTORIA DE LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ”

INTEGRANTES DEL GRUPO N°3:

FELIPE ROSAS
STEPHANY MÉNDEZ
JUAN IBAÑEZ
ANDRÉ LEÓN
CARLOS ARCE

DOCENTE:

MARIO ALFREDO TEJADA


CAPÍTULO I

El fracaso de las reformas coloniales, 1750 -1820

Esta etapa se caracteriza por una situación crítica en la administración local caracterizada por fraudes en
la recepción y contabilidad de rentas reales, descuidos técnicos en la explotación de minas,
confabulaciones administrativas y procesos judiciales desvirtuados por cohecho, corrupción de
autoridades, oficiales de Hacienda, mineros y comerciantes.

Desvelando abusos

En 1735 Antonio de Ulloa y Jorge Juan fueron comisionados por Felipe V para unirse a una expedición
durante la cual recogieron información sobre las disfunciones de la administración plasmadas en el
informe confidencial “Discurso y reflexiones políticas sobre el estado presente de los reinos del Perú”.

El primer tema de preocupación del discurso era la necesidad de una reforma naval. El informe detectó
fraudes en la administración portuaria, en la asignación para suministros, salarios y construcción de
puertos. Se recomendaba un mejor suministro de armas y la reorganización general de las tropas. El
segundo tema refería al contrabando de mercaderías procedentes de Europa y China, resaltando la
pérdida de ingresos reales que ésta causaba y que contaba con la participación de las autoridades a
través de sobornos y una interesada permisividad. Ulloa sugería abastecer el mercado comercial de Lima
con frecuentes navíos de registro libres del régimen de flotas, para reducir los incentivos para el
contrabando. El siguiente punto mencionado eran los abusos que los indios sufrían a manos de los
corregidores, sacerdotes y hacendados. Se detectó malversación del tributo indígena, abusos,
extorsiones y cobros indebidos de tributos a los grupos exentos de éste por ley. Los corregidores
reportaban una menor cantidad de contribuyentes y vendían mercancías a precios exorbitantes a los
indígenas. Ante ello Ulloa y Juan proponían imponer castigos y pagar a los indios como trabajadores
libres en lugar de someterlos al trabajo forzado de la mita. Otro registro importante de las prácticas
corruptas de la época virreinal 1615 se encuentra en las crónicas de Felipe Guamán Poma de Ayala,
quien retrataba el maltrato a los indios.

Ulloa denuncia además el soborno a jueces por parte de los corregidores y autoridades locales para
evitar el castigo efectivo. También menciona que la práctica de venta de oficios y cargos públicos
implementada para sufragar el costo de guerras y evitar el cobro de mayores impuestos a las élites
locales, contribuyó al deterioro de la calidad del gobierno y las finanzas virreinales. El actuar corrupto de
los virreyes estaba caracterizado por respaldar abusos y para gobernar sin mayor oposición interna, en
conjunción con los oidores y otras autoridades, recibían sobornos por conceder cargos e imponer
sentencias judiciales sesgadas, concedían favores a mineros y comerciantes permitiendo el tráfico ilícito
a cambio de ganancias personales, impusieron un gravamen obligatorio para los corregidores para
beneficio privado, explotaron en provecho propio contratos para suministro de pólvora y guarniciones.

La administración corrupta también se vislumbraba en la mina de Huancavelica donde los mineros


destruían la infraestructura en busca de obtener mineral de forma más fácil, ocasionando derrumbes en
los que morían los indios que trabajaban en estas minas y que además eran sobre explotados y se
enfermaban por las malas condiciones de seguridad y salubridad en las que laboraban. Las autoridades
se apropiaban de parte del mineral de mercurio producido. Las comunidades indígenas debían pagar por
la exoneración de este servicio laboral. En complicidad con corregidores, los mineros se beneficiaban de
estos pagos ilegales atentando contra la productividad de las minas.

Purgatorio minero

Cuando Ulloa asumió el cargo de supervisor de la mina de Mercurio de Santa Bárbara intentó aplicar
medidas para una extracción más eficiente del mineral. Sin embargo, los mineros y veedores oficiales se
coludieron para sabotear sus órdenes y conseguir permisos falsos para trabajar sitios prohibidos dentro
de la mina y extraer mineral de estribos estructurales que luego cubrían con desmonte. El no participar
en el cohecho y soborno le trajo, a Ulloa, muchos problemas durante su gobernación.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades de la corte de Madrid para aliviar la crisis minera mediante la
introducción de adelantos en efectivo a mineros de azogue para asegurar la compra de mercurio a
precios oficiales y el suministro de mercurio a crédito; las prácticas corruptas de la mina mermaron su
productividad: los mineros realizaban ventas ilegales de azogue a particulares en lugar de pagar sus
deudas al gobierno y depositar el mineral en los reales almacenes. Los oficiales obtenían ganancias
ilegales al otorgar adelantos sobre el azogue a mineros descapitalizados, quienes revendían el mercurio
a mayor precio y compartían la ganancia con los oficiales.

La corrupción colonial tuvo tres principales efectos en la economía local e imperial: descuido y
abandono técnico y operativo de las minas de mercurio, el deterioro de las condiciones laborales de los
indios que allí trabajaban, y el alza en el costo de financiación y producción tanto del mercurio como de
la plata.

Plata y contrabando

La producción de plata era una de las columnas de la economía virreynal en América, es por ello que el
tesoro real proporcionaba azogue a crédito a los mineros de plata. Pero los oficiales corruptos de las
cajas reales imponían condiciones interesadas para los adelantos en mercurio a los mineros con un
precio mayor al oficial, en complicidad con aquellos mineros de plata que lo recibían privilegiadamente
porque aseguraban ganancias ilícitas para los oficiales. Estos oficiales reales también exigían el pago del
mercurio con plata piña, plata sin sellar ni quintar y por lo tanto exenta del pago de impuestos. La plata
piña era el medio preferido para la adquisición de artículos de importación de contrabando. Los
comerciantes de Lima eran los principales beneficiarios del contrabando, al sobornar a los oficiales de
aduana.

El primer virrey que la monarquía borbónica nombró para gobernar el Perú, Manuel de Oms de
Santapau, marqués de Castelldosrius (1707-1710) estableció sociedades de comerciantes involucradas
en transacciones de contrabando con naves francesas que arribaban a Pisco en complicidad de
autoridades locales. Castelldosrius obtenía el 25% de la introducción ilegal de barcos.

Estas prácticas continuaron ocurriendo hasta la llegada del virrey José de Armendariz (1724-1736) quien
implementó la vigilancia naval, las inspecciones, los castigos y la confiscación de artículos de
contrabando, y recompensó a los denunciantes con la tercera parte del valor del contrabando
confiscado. Sin embrago estas prácticas e perdieron en el periodo de transición de sistema de flotas a
navíos de permiso y de registro en la cual el contrabando contribuyó significativamente a que la
corrupción pública y privada formaran parte integral del liderazgo económico y político del virreinato
peruano.

Círculos de patronazgo virreinales

Los líderes de la conquista española tuvieron que enfrentarse a sucesivas olas de colonos y
conquistadores, para conciliar esta diversidad de ambiciones de enriquecimiento, los primeros enviados
reales empleaban la fuerza, el patronazgo y sobornos. Este tipo de acomodamiento de intereses fue la
base de la estabilidad virreinal: los virreyes se rodeaban de numerosos miembros de su familia para
formar una red que encubría tráfico de influencias, sobornos, otorgamiento de nombramientos oficiales
a los familiares, asignación de salarios altos a sus criados y ministros; y expropiación de tierras a los
indios para favorecer intereses particulares.

Los asesores u hombres de confianza del virrey también ejercieron un papel importante para las
acciones de corrupción, conduciendo redes de acciones encubiertas bajo protección del virrey, caso
como el de los virreyes Castelldosrius y Ladrón de Guevara, y Amat denunciado por cargos como fraude,
apropiación de propiedades, y corrupción de alto vuelo.

En 1780 estalló una rebelión liderada por José Gabriel Condorcanqui, quien asumió el nombre de Túpac
Amaru I y criticaba la corrupción de los funcionarios coloniales, la de los corregidores en particular.
Todos sus intentos formales para detener los abusos cometidos contra los indios terminaron frustrados,
en particular sus apelaciones, presentadas ante la Audiencia de Lima. Condorcanqui abogaba por la
abolición del cargo de corregidor, el reparto, el tributo y la mita. Luego que Condorcanqui fuera
apresado y ejecutado, la rebelión radical se propagó al Alto Perú.

Decreciente celo reformista

El legado reformista de Condorcanqui tuvo un impacto importante en la sierra sur del Perú. La
pacificación eventual de la rebelión de Túpac Amaru II hizo que la reforma administrativa resultara más
viable en la sierra sur. Con la abolición de los corregimientos y el reparto, así como con la
implementación del sistema administrativo descentralizador de las intendencias en 1784, y la creación
en 1787 de la Audiencia del Cuzco. Estos importantes cambios se produjeron bajo el mando de Jorge
Escobedo (1781-1787), un nuevo superintendente que lideró estas acertadas reformas e implementó el
cobro y manejo autónomos de las reales rentas, fuera de la injerencia del virrey, lo que redujo la
corrupción y aumentó la recaudación en el periodo 1785-1795. Del mismo modo, la producción de
mineral en el centro y el norte experimentó una notable mejora en este periodo.

Sin embargo, estos éxitos iniciales fueron temporales por la resistencia de las voces contraías al cambio:
surgieron fricciones entre los intendentes y obispos dado que ellos tenían poder sobre el manejo de
cuentas y rentas de los patrocinios de la iglesia; algo similar sucedió entre los intendentes y virreyes
cuyas prerrogativas superponían la de los superintendentes. En 1787 un cambio de política imperial le
devolvió a la autoridad política militar y fiscal a los virreyes y partir de entonces la corrupción
administrativa, el contrabando y el nepotismo volvieron a crecer.

En 1809 se vivió una gran incertidumbre política por la invasión napoleónica de España y la legislación
liberal de las cortes de Cádiz así como el aumento de la corrupción en la colonia. El entonces virrey
Abascal impuso poder militar semidictatorial para contener las insurrecciones y se dedicó a recaudar
fondos a través de la élite comercial, viéndose obligado a condonar la corrupción administrativa y dar
cabida a conflictos de interés.

Durante el gobierno de Joaquín de la Pezuela (1816-1821), el penúltimo virrey español, la corrupción


militar y el favoritismo alcanzaron nuevos niveles. Pezuela, un virrey tiránico y conservador, gratificaba
con su favor a los oficiales reales que le eran fieles y a su círculo más íntimo.

Ciclos de corrupción colonial

Analizando la corrupción en la etapa colonial se pueden determinar 5 etapas

1. un nivel sumamente alto de corrupción desde al menos la segunda mitad del siglo XVII hasta el
temprano XVIII,
2. una caída temporal, aunque ligera desde el decenio de 1720 hasta el de 1740,
3. un incremento marcado desde el decenio de 1750 al de 1770,
4. una caída breve pero significativa en las décadas de 1780 y 1790
5. un ligero incremento en la primera década del XIX, y
6. una aguda alza en la década anterior a la independencia

Los virreyes que amasaron las mayores ganancias privadas, gracias a sus funciones oficiales, fueron
Castelldosrius, Amat y Junyent, y Pezuela. Es posible estimar cuatro costos principales de la corrupción:

1. las ganancias ilegales e indebidas del virrey (es decir, su premio), obtenidas mediante la
distribución injusta e interesada de cargos oficiales, otras comisiones cobradas y tratos privados o
granjerías que fueron progresivamente prohibidos por reales cédulas desde el tardío siglo xvii.
2. las ganancias irregulares y abusivas exprimidas por los titulares e interinos de cargos venales como
los de gobernador, corregidor y oidor
3. ineficiencias administrativas ligadas a la corrupción como el retraso interesado en el cobro de
deudas y el descuido en la supervisión y el mantenimiento de las minas;
4. rentas no recabadas (el quinto real y la alcabala), perdidas debido al comercio de contrabando de
bienes extranjeros adquiridos a cambio de plata piña no gravada, un costo que podemos clasificar
como indirecto.

CAPÍTULO II

Cimientos socavados de la temprana república 1821 – 1859

Saqueo patriota

En el periodo 1821- 1822, el libertador José de San Martín y Bernardo Monteagudo, su ministro de
confianza, expropiaron y dilapidaron a la élite mercantil y económica de Lima, con el objetivo de
erradicar la amenaza española en La Plata y Chile independientes a cualquier costo, incluso la ruina
económica del Perú. Confiscaron caudales, propiedades y recursos para organizar redes de espionaje y
operaciones encubiertas, la mayor parte de los bienes expropiados se otorgó a oficiales militares que
pedían compensación y recompensa por sus hazañas patrióticas.

El general Simón Bolívar, cabeza de la campaña final que venció al ejército realista en Perú, también
tomó parte en las dañinas prácticas de expropiación local y abuso de autoridad, junto a su ministro José
Faustino Sánchez Carrión decretaron (1824-1825), la confiscación y expropiación de las rentas de
quienes se hubiesen refugiado en la fortaleza del Real Felipe en el Callao, el último bastión desesperado
de españoles y criollos recalcitrantes. Sánchez Carrión recibió varias propiedades como recompensa a
sus fieles servicios. Bajo condiciones de extrema penuria fiscal y endeudamiento, el Congreso
recompensó a Bolívar en 1826 con más de un millón de pesos. Al mando del gobierno, Bolívar ordenó a
sus propios oficiales el despojar propiedades, incluidos los ornamentos de plata de las iglesias, como
medio para financiar al ejército.

El manejo abusivo e inepto del crédito interno con préstamos obligatorios e impagos, asignados
principalmente a comerciantes locales y extranjeros, así como la emisión de billetes sin respaldo,
tuvieron como resultado la pérdida de fuentes de crédito interno del nuevo Estado peruano. La deuda
interna de ese entonces incluía los salarios impagos de los empleados del gobierno, reclamos de
proveedores locales y propietarios expropiados, y pagos incumplidos originalmente respaldados por la
deuda externa.

Turbios préstamos externos

El arruinado crédito interno llevó a la república a contraer una costosa deuda pública externa para
financiar los gastos públicos. Los primeros préstamos externos, fueron contratados en el mercado de
capitales londinense (1822-1825), y terminaron por declararse impagos casi de inmediato. Bajo las
onerosas condiciones de los préstamos, la crítica situación de las finanzas públicas y los crecientes
problemas legales y de opinión pública en el extranjero, las nuevas autoridades republicanas y sus
contratistas no pudieron pagar la amortización y el interés, no sin antes haber usado los fondos
prestados en gastos militares y otros gastos y recompensas improductivos. Dado que el Estado peruano
era incapaz de pagar satisfactoriamente salarios y gastos de representación en el exterior, los
funcionarios diplomáticos podían explotar esta situación de penuria fiscal en provecho propio.

La exportación ilegal de plata piña y de monedas del metal, así como el contrabando de bienes
importados, prosiguieron e, incluso, aumentaron después de la independencia. La extracción ilegal de
plata y el contrabando ligaban los intereses privados y oficiales en redes de corrupción, causando una
seria sangría de capital y circulante en el mercado nacional. Los prefectos de provincias, a menudo
oficiales militares, estuvieron involucrados en estas redes, con lo que se agravaban sus abusos y
patronazgo en los contratos de adquisición del gobierno y el ejército.
CAPÍTULO 4: LA MODERNIZACIÓN Y SUS SECUACES, 1884-1930

Gonzales Prada, quien hace una crítica en este libro hablando de la corrupción durante los
años de 1884 hasta 1930; explica como el gobierno estaba conformado por parientes de los
mismos presidentes, lo cual significaba para él un organismo enfermo, también habla sobre el
contrato Grace, que sirvió para saldar la deuda externa de Perú, Prada sostiene que todos los
peruanos buscaban solo su propio beneficio y no el del Perú.

SE ALQUILABAN MILITARES: en esta parte de la lectura Prada explica como el Perú después de
la guerra con Chile estaba debilitado en cuanto a economía y territorio, además se generaron
grupos de interés entre los militares para obtener poder. El gobierno de Iglesias fue de
carácter militar, en el que se realizaban préstamos a países extranjeros con la finalidad de
recuperar la economía peruana. El conflicto político entre Cáceres e Iglesias por obtener el
cargo de presidente generó que Iglesias realice concesiones con empresas extranjeras, las
cuales eran pagadas, en las que las compañías extranjeras obtenían el máximo beneficio del
Perú, además de otros acuerdos con otras empresas fuera de Perú, las cuales se aprovechaban
de la deuda que tenía Perú para realizar dichas concesiones. La empresa extranjera Grace
estableció amistad con Cáceres y Piérola debido a que eran personas con poder y a futuro
podrían llegar a tener acuerdos. Durante el Gobierno de Cáceres se generaron préstamos a
empresas, además se repartieron cargos importantes a militares quienes le ayudaron a
obtener y mantener el cargo presidencial, es así como el Perú llega a endeudarse aún más, por
el hecho de que las empresas habían realizado préstamos y aún no eran pagados, por lo tanto,
todavía no existía ganancia para el Perú.

EL CONTRATO GRACE: este contrato nace debido a que el Perú tenía una deuda externa, es así
como la compañía Grace quien había construido un vinculo de amistad con Cáceres, presenta
un convenio para cancelar dicha deuda, en este contrato, La Compañía Grace pasaría a ser el
responsable de los ferrocarriles peruanos pero dentro de este contexto se presentaron
oposiciones peruanas como en la que Chile tenía que entregar el 100% de guano para poder
llegar a la cantidad de dinero que se adeudaba, pero, debido al tratado de Ancón, Chile solo se
comprometió a dar el 50% de guano, lo cual no fue suficiente para pagar la deuda externa.
Grace había formado ya amistades con altos cargos en el Perú lo que le permitió que el
contrato sea firmado y también le permitió destituir de cargos, debido a sus influencias con los
políticos, a quienes estaban en contra del contrato.

EL LEGADO DEL CALIFA: Nicolás de Piérola conocido como “Califa”, tuvo también su gobierno
en el que se argumenta que fue el Héroe de la Reconstrucción Nacional, debido a que rectificó
sus errores del pasado, sin embargo de acuerdo a lo que critica Gonzales Prada, Piérola pagaba
a la prensa local para evitar que circularan noticias de la corrupción en su gobierno, por lo que
se violaba el derecho a la libre expresión, además debido a que Dreyfus y Piérola tenían un
contrato, tuvo que atestiguar a favor de Dreyfus en la demandas financieras contra el Perú,
esto sucedió por que Nicolas de P. fue enviado luego de su mandato a París donde se
encontraba residiendo. Piérola en su gobierno mezcló sus deudas personales con las deudas
del gobierno peruano, por lo que se puede decir que robó al Perú. En su gobierno también
realizó préstamos externos para la construcción de carreteras y ferrocarriles en la Selva y al
igual que el gobierno de Cáceres creó altos cargos para los amigos, compró a la prensa para no
ser criticado públicamente y no aplicó las leyes de manera correcta o dicho de otro modo
“malinterpretó las leyes”.
LEGUÍA Y LOS CIVILISTAS: a inicios del siglo XX el partido civilista fue liderado por Manuel
Candamo y José Pardo, sin embargo, existía gente que los acusaba de corruptos debido a que
se rumoraba la compra de votos, distorsión de la ley, control del sistema electoral; en estas
transiciones surgieron conflictos entre los partidos políticos los cuales se veían inmersos en
asesinatos, duelos y discriminación. Durante el gobierno de Pardo la corrupción fue menor;
Leguía quien era el mediador y ministro, debido a sus destrezas en cuanto a administración de
empresas, tenía bastante relación con empresas extranjeras y a la vez su experiencia como
político le llevó a ser el sucesor de Pardo. El presidente ahora Leguía, tenía un plan ambicioso
ferroviario de Ucayali, a pesar de la oposición de los civilistas debido a que exista nuevamente
una deuda externa. Leguía interfirió en las normas y elecciones del parlamento para lograr ser
la mayoría en el Congreso, pero, cometió el mismo error que los políticos anteriormente
mencionados, ya que ofreció cargos altos a quienes lo apoyaran de tal manera que él logre un
grupo que lo respalde, puesto que no tenía partido político. Un decreto ejecutivo clausuró la
junta electoral nacional, lo que hizo que Leguía controle la mayoría parlamentaria, esto le
permitió tener un grupo institucional que lo respalde; Leguía perdió las elecciones contra
Billinghurst quien fue escogido por el Congreso. Al tener el Perú un nuevo mandatario, este
denunció el mal estado de las financias nacionales, además se rehusó a honrar acuerdos que
Leguía había iniciado, se cancelaron varios proyectos ferroviarios y compras de armas.
Billinghurst gobernó de manera dictatorial; así mismo enfrentó la corrupción dentro del
gobierno, ya que la mayoría era Leguiista. Los desacuerdos entre el coronel Benavides y
Billinghurst generaron un golpe cívico-militar en el que el presidente dejó su cargo. El coronel
Benavides quien paso a ser presidente provisional, es acusado por Prada debido a que dentro
de su mandato incluyó deudas personales, además de repartir cargos a sus familiares
generando un crecimiento militar. José Pardo fue elegido presidente nuevamente y durante su
gobierno Leguía quien estaba exiliado en Londres, preparaba su regreso al poder, contando
con el apoyo de militares que aborrecían el gobierno de Pardo, las incurrencias de Leguía en el
Perú por parte del abogado José García trajo la ideología política de los movimientos anti
civilistas, es así como Leguía regresa al Perú apoyado por los militares, ganando las elecciones.

ESCÁNDALOS DEL ONCENIO DE LEGUIA: durante el segundo gobierno de Leguía, reformó la


constitución para combatir conspiraciones recurrentes, encarceló a personas del partido
civilista, además de las deportaciones y ataques a la prensa, también contrató policías secretos
para espionaje. Leguía tomo medidas drásticas que causaron problemas entre el poder
ejecutivo y poder judicial debido a la violación de los derechos civiles por parte del gobierno, la
libertad de expresión se limitó e incluso fue mantenida bajo amenaza de ser clausurada si en
caso las noticias publicadas hablaran mal del gobierno, es así como Leguía comienza una nueva
etapa de corrupción, generando nuevamente prestamos que llevarían a una nueva deuda
externa. Contrató para los proyectos urbanísticos a profesionales de EE.UU. La malversación
de fondos por parte de los ocupantes de cargos altos hizo evidente el desorden del nuevo
gobierno, además cedió cargos públicos a familiares y amigos; la corrupción llego muy lejos en
este gobierno tanto que los ministros de cargos altos al haber obtenido dinero suficiente,
renunciaban, así mismo a los militares corruptos se les ascendió sin motivo, las concesiones
que realizó el presidente con EE.UU. debido a la compra de armas, buques, submarinos y
aviones, hizo que Leguía se mantenga por 11 años en el Gobierno, luego el levantamiento
militar en Arequipa realizado por el comandante Luis Sánchez consiguió que el presidente
renuncie y fue enviado a la cárcel de la isla San Lorenzo acusado de corrupción.

SANCIONES INEPTAS: La creación de un Tribunal Especial para realizar investigaciones contra


el abuso de cargos públicos y enriquecimiento ilícito, fueron castigados, sin embargo, muchos
no llegaron a juicio y otros no se sentenciaron debido a falta de pruebas; el ex-Presidente
Leguía había realizado desvíos de dinero que deberían ser utilizados para fines militares,
además la inflación de gastos de obras públicas que llegaron a costar el doble del precio real, la
venta fraudulenta de tierras , concesiones de monopolio, fueron las acusaciones que recibió
Leguía.

LEGADOS DURADEROS: el sobreendeudamiento debido a los préstamos que se realizaron


durante gobiernos, fue uno de los legados que dejaron los gobiernos, sobre todo el de Leguía,
además el Hijo de Leguía había recibido préstamos y se habían firmado contratos, en los que
diferentes funcionarios al momento de recibir las armas, aviones, submarinos y buques,
recibían una comisión, incluyendo también a funcionarios, quienes recibían una parte de
dinero que se utilizaba para traer el equipamiento, así mismo los sobornos también formaban
parte de los contratos.

CAPÍTULO 5: DICTADORES VENALES Y PACTOS SECRETOS, 1931-1962

La crisis política y social fueron el escenario de este periodo, explica Jorge Basadre, en la que la
depresión económica debido a los gobiernos anteriores, agravaba la crisis que se vivía en ese
momento; la aparición de 2 nuevos movimientos el de Sánchez Cerro y el APRA dirigido por
Haya de la Torre, realizaron diferentes formas de corrupción para alcanzar sus fines políticos.

UN CORONEL POPULISTA FRENTE AL APRA: Sánchez Cerro era el presidente de la Junta Militar
en ese momento, quien pretendía erradicar la corrupción en todo sentido, la cual aún
prevalecía debido al legado de Leguía. Sin embargo, no sucedió como el aspiraba, Sánchez
Cerro cedió cargos altos a sus familiares, desde ese momento no se ve cambio alguno, al
contrario, es un acto de corrupción. La creación del partido político que respaldaría a Sánchez
Cerro sería “La Unión Revolucionaria”, por otro lado, el partido Aprista liderado por Haya de la
Torre estaba dispuesto a usar la violencia y acciones ilegales con tal de alcanzar el poder;
Sánchez Cerro ganó las elecciones, cambiando a gran parte del personal en el Estado, Haya de
la Torre fue encarcelado debido a una tentativa de asesinato contra Sánchez por un
adolescente del partido aprista quien lo atacó. Lannata quedó a cargo del gobierno tras la
recuperación de Sánchez, este realizó actos de corrupción como: extorción, apropiación de
dinero, soborno por parte de empresas extranjeras; por lo que fue destituido de su cargo por
Sánchez, pero el Congreso tapo su acusación y lo rehabilitó. El gobierno de Sánchez Cerro,
poco a poco se convirtió en un gobierno corrupto puesto que las personas que el escogió para
que ocuparan los cargos, recibían dinero a cambio de algún favor. El gobierno dejó de pagar a
empleados y personal del ejército por lo que se decidió sacar dinero del banco de la nación
para cubrir estos pagos; Sánchez Cerro fue asesinado por un aprista, debido a esto, fue
Benavides quien terminó el mandato de Sánchez Cerro, poco después de su muerte se supo
que Sánchez cerro tenía un pacto secreto con Japón, quien le daría armas y contrabando
japonés a cambio de guano.

Reposición con Benavides


Benavides acepta el mando declarando que al no ser un político, esperaba la colaboración de
todos los peruanos; tal promesa fue interpretada como una amnistía política general, la cual
beneficiaría a los apristas. Por lo que, Benavides gozaba de habilidades que generarían una
solución negociada y conservadora de la crisis política en ese entonces.
A pesar de ello, las acusaciones de corrupción que el APRA lanzaba contra el régimen de
Benavides han tenido un efecto sobre la percepción que el público se iba formando de las
sucesivas irregularidades cometidas en la Gestión Pública. Hay otras pruebas más confiables en
relación con la corrupción administrativa a lo largo de el régimen de Benavides.
Transición en la cuerda floja
Basadre, una figura políticamente libre, ha sido designado ministro de Enseñanza y a partir de
su posición intentó combatir la corrupción entre los funcionarios del ministerio.
Después de su renuncia, Basadre volvió a su puesto de director de la Biblioteca
Desde esta vivencia fugaz como ministro, Basadre concluyó que, en el Perú, los burócratas del
Estado asumían que el enriquecimiento ilícito por medio de la corrupción era una actividad
común. Aún cuando el embajador de Estados Unidos consideraba que esta información era
exagerada, otros funcionarios creían que el informe coincidía con información sin dependencia
acerca del “crecimiento de una divulgada corrupción en el Perú”.
Uno de los opositores más activos al contrato de Sechura ha sido Francisco Bustamante
rompió abiertamente con el APRA, empero después cometió el error garrafal de conformar un
gabinete incluido por militares, con el que buscaba estabilizar la volátil situación. El APRA no
dejó de conspirar, impulsar la subversión entre los oficiales subalternos e interferir en el proceso
de ascensos militares. El CROE y otras empresas militares ilegales prepararon un clima de
insurrección, fomentado tanto por líderes apristas como por sectores reaccionarios.
Fue precisamente bajo las vergonzosas condiciones descritas por Bustamante que un
nuevo frenesí de negociaciones políticas precedió a las elecciones de París para negociar la
promesa de una amnistía, la coexistencia política y puestos parlamentarios para el APRA a
cambio de apoyo electoral. Prado, asimismo, le prometió a Odría y a sus ministros inmunidad
contra las acusaciones de corrupción y actos inconstitucionales. Su fresca postura política estaba
libre de la mancha de sospechosos pactos políticos carentes de principios. Así, por conveniencia
política, ese día se sentó un precedente negativo que otorgaba la inmunidad a quienes violaban
la Constitución.
El fracaso de la reforma nacional también tuvo un impacto sobre los oficiales militares
formados en el recientemente renovado Centro de Altos Estudios; ésta nueva postura
política de los oficiales militares, una variación sustancial del nacionalismo caudillista venal de
Odría, sentó las bases para los golpes militares “institucionales” de 1962 y 1968. En ésta tensa
situación política, el mando militar pidió la anulación de las elecciones. Cuando se escribían
estas líneas, el exparlamentario Héctor Vargas Haya aún vivía en la misma casa familiar que
había ocupado por muchos años en un barrio limeño desprovisto de las típicas ostentaciones en
las que cae, por lo general, la clase política peruana.

La recompensa del general Odría

Siguiendo los ejemplos anteriores de Cáceres, Benavides y Sánchez Cerro, un líder militar
nuevamente se levantaba para «restaurar» y «rescatar» la política peruana de la inestabilidad
extrema y del conflicto interno. Odría dio a su golpe el contradictorio título de la «revolución
restauradora». Como lo alaertaban los políticos de entonces, su movimiento dictatorial
solamente podía mantenerse en el poder si, “poseía la habilidad de resolver los problemas
económicos... o de
reprimir con puño de hierro y sobornar a mano abierta”. Inicialmente, los miembros antiapristas
claves de la élite agroexportadora y empresarial apoyaron el movimiento restaurador de Odría,
que prometía celebrar nuevas elecciones presidenciales en 1950.130 Pedro Beltrán, entonces

Perdonar y olvidar
Una de las primeras leyes aprobadas en el Congreso e implementadas por el gobierno de Prado,
a poco de asumir el mando el 28 de julio de 1956, fue una amnistía política general encarnada
en la ley 12654. Este instrumento legal no solamente beneficiaba a los miembros del APRA,
sino que, además, protegía a Odría y su séquito de toda persecución. Sin embargo, la oposición
parlamentaria, liderada por el nuevo Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el movimiento
belaundista, presionó para que se investigaran y sancionaran las flagrantes infracciones
constitucionales e irregularidades administrativas cometidas por el gobierno de Odría.

Reformas pospuestas

Siendo “tal vez el mayor factor desfavorable”, escribió el embajador estadounidense Theodore
Achilles al explicar la deteriorada situación socioeconómica y política en Perú, «es la
sobrepoblación de la sierra en parcelas de tierra demasiado pequeñas y poco fértiles por
familia».194 Impedir que masas de indígenas pobres se inclinaran hacia el lado equivocado de
la Cortina de Hierro hacía necesario efectuar reformas urgentes y tener un gobierno más
eficiente. Fernando Belaúnde y Pedro Beltrán eran los críticos más conspicuos del gobierno de
Prado. Ambos enfatizaron la necesidad de vivienda y de una reforma agraria, así como la
«moralización» de la Administración Pública.

Capítulo 6, Asaltos a la Democracia


Las promesas rotas de Belaunde
Fernando Belaúnde, el candidato reformista de Acción Popular (AP), fue elegido presidente del
Perú en junio de 1963 con el apoyo de la alianza con el Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Estas elecciones fueron reguladas y monitoreadas detenidamente por la Junta Militar que
gobernó el Perú entre 1962 y 1963. Varios jefes del alto mando militar preferían a Belaúnde y
simpatizaban con su ideología tecnocrática. La junta había justificado su toma del poder para
combatir un supuesto fraude en las elecciones anuladas de 1962 y cumplir con el objetivo de
una “república verdaderamente democrática”.
El ambicioso programa reformista de Belaúnde pasó así a ser presa de las presiones tanto
parlamentarias como militares. Una renovada y más seria oleada de tomas de tierra se propagó
por el campo el mismo día en que Belaúnde asumió el mando presidencial. Esta vez, la promesa
de una reforma agraria, mediante expropiaciones debidamente compensadas, alentó la
ocupación ilegal por parte de arrendatarios y campesinos sin tierra.

El escándalo del contrabando

En febrero de 1968, los diarios de Lima lucían primeras planas con la historia del sensacional
aterrizaje clandestino de un cuatrimotor perteneciente a la línea aérea peruana de carga Rutas
Internacionales Peruanas S. A. (Ripsa). La prensa reportó que en diciembre de 1967 el avión fue
visto desembarcando
su cargamento en una pista clandestina en el desierto cerca de la carretera Panamericana, a 260
kilómetros al sur de Lima. Este era apenas uno de muchos aterrizajes ilegales detectados.

“Revolución” militar

Mientras los tanques cercaban el palacio presidencial en el inicio del golpe para deponer a
Belaúnde el 3 de octubre de 1968, un destacamento militar especial ocupó el Congreso. Unos
cuantos días más tarde las tropas del ejército confiscaron y saquearon las oficinas y la
documentación de la comisión parlamentaria de investigación del contrabando. Este hecho tuvo
un impacto demoledor sobre el diputado Vargas Haya, quien fue privado de su escaño y del
acceso a las evidencias documentales con las cuales finalizar su investigación. Vargas Haya
decidió arriesgarse a escribir un libro para documentar los
resultados de la comisión investigadora del contrabando y publicar evidencias contra los
militares. El caso más aparente de corrupción fue el del general Javier Tantaleán Vanini, quien
manejaba la empresa estatal Pescaperú. Los fondos destinados para la empresa se gastaron en
viajes en jet privados, equipos de fútbol y diversos lujos. Los déficits de Pescaperú fueron
virtualmente ignorados puesto que se sabía que el Estado los cubriría generando nuevas deudas.

Negligencia benigna

El orden democrático inaugurado en julio de 1980 contó con el inicial y entusiasta respaldo de
una gran parte de la ciudadanía peruana. Belaúnde fue elegido por una mayoría respetable y
Acción Popular, aliado del PPC, consiguió la mayoría en el Congreso. Belaúnde prometía una
renovación democrática acompañada por ambiciosos proyectos públicos, no obstante los serios
problemas que planteaba una transición incierta y difícil. Esta se veía directamente amenazada
por los intereses creados por intervencionistas legados económicos e institucionales, y por las
crecientes actividades subversivas y otras vinculadas al narcotráfico.

En 1980, el acaudalado narcotraficante Guillermo Cárdenas Dávila, alias «Mosca Loca»,


asombró a todos con su audaz promesa de pagar la deuda externa peruana si se le permitía
operar con tranquilidad. En 1981, Mosca Loca se encontraba preso y esperaba ser sentenciado
en el juicio seguido contra él y sus asociados en la Corte Suprema. Pero cinco de los jueces
encontraron que las evidencias no bastaban para condenar al traficante y ordenaron su inmediata
liberación. Los cargos se desestimaron. La indignación ciudadana y la protesta del Ministerio
Público obligaron a los jueces del caso a revertir su decisión.

Los medios de Alan García

La presente lectura nos relata el mandato del ex presidente Alan García Pérez, el cual a la toma
de su primer mandato ya era bastante cuestionado por su mismo partido al no compartir los
mismos valores que su predecesor Víctor Haya de la Torre.

El ex presidente García buscaba la manipulación del manejo económico para conseguir


resultados políticos, buscando la nacionalización de los bancos en junio del 1987, el cual fue un
grave intento fallido al ser esta una medida no agradable a los capitalistas del país.

García en su primer gobierno creo el Ministerio de defensa que absorbió a los ministerios de
las tres fuerzas armadas, una de las principales señas de una renovada corrupción fue la
presencia de militantes Apristas en cargos administrativos públicas, uno de los factores de la
decadencia del poder judicial.

Uno de los escándalos del Gobierno de García tuvo lugar en las prisiones estatales, en donde
los senderistas intentaron un levantamiento a vísperas de la conferencia de la internacional
socialista, el ex presidente dio la orden de encargarse del asunto dando por saldo 300 presos
muertos, el cual fue desestimado por el ex presidente como un exceso por parte de las fuerzas
del orden.

El fracaso de la política agraria en el gobierno de Alan por controlar el precio y de las


restricciones a la importación de alimentos el cual tuvo varias consecuencias una de ellas un
mercado negro de productos alimenticios.

Los principales cargos presentados en contra de García en 1991, son el enriquecimiento ilícito
como funcionario, probables ganancias ilegales provenientes de los casos de los aviones
Mirage y el BCCI, el caso del tren eléctrico de Lima.
Juicio frustrado

Al término del gobierno del ex presidente Alan García se aprobó una moción multipartidaria
para crear una comisión de investigación liderado por Fernando Olivera.

Dentro de las evidencias de la comisión Olivera se presentaron reuniones de García con el


traficante de armas Abderramán El Addir, cuentas bancarias de García en EEUU representado
legalmente por Jorge del Castillo.

El 5 de abril de 1992 debido al autogolpe de Fujimori demolió toda apelación legal de base
constitucional en el caso de Alan García, se enviaron oficiales militares para el arresto del ex
presidente García el cual evadió refugiándose en la embajada de Colombia.

García dentro su exilio en Colombia relato que los que las acusaciones presentados se debían a
una persecución política.

Persistencia de los patrones de corrupción

Entre los años 1960 hasta los años 1980 se revelaron las débiles bases institucionales debido a
la corrupción generada desde la década de 1950.

La crecente deuda externa trajo consigo el mal manejo y el uso irregular e ilegal de la deuda
pública.

El costo global de la corrupción creció consistentemente en el periodo 1960-1989, alcanzando


un estimado anual de 1000 millones de dólares.

CAPÍTULO 7: CONSPIRACIONES CORUPTAS, 1990-2000

El siguiente capítulo toma lugar al primer y segundo gobierno del Ing. Alberto Fujimori, siendo
este gobierno uno de los más corruptos de toda la historia del Perú.

El gobierno del ex presidente Alberto Fujimori en conjunto con su mano derecha Vladimiro
Montesinos genero una corrupción generalizada y sistemática que involucro a varias
instituciones del estado, medios de comunicación y narcotráfico.

En definitiva, el gobierno de Alberto Fujimori supero con creces a sus antecesores desde el
fraude electoral en las elecciones del primer gobierno de Fujimori presentado por Vargas Llosa
en los años 1991-1993. Hasta el intento fallido de ser reelegido por tercera vez consecutiva.

Vladimiro Montesinos un ex espía de la CIA, el cual traiciono al Perú revelando información,


siendo preso, al salir de la cárcel culmino sus estudios de abogacía en dos años, utilizo sus
influencias, secretos de espionaje e intimidación para ganar sus casos y generarse camino para
sus propósitos de ganar poder.

En 1990 Montesinos se vuele asesor de confianza de Fujimori y en el feje de facto del SIN
(Servicio Inteligencia Nacional del Perú) desde el poder de Montesinos este ejercía una
influencia indebida basada en sobornos e intimidación, comenzó con congresistas de
oposición.

Montesinos sabía que para poder seguir en el poder debía primero tener influencias en el
ejército, mando a retiro y cambio a generales del ejército para poder meter a personal de su
confianza, lo mismo con la Policía Nacional del Perú, ambas instituciones corrompidas por las
influencias de Vladimiro comenzaron a comprar armamento con precios inflados y comisiones
para sus intereses personales.
Los mismos militares apoyaron al autogolpe de estado de Fujimori debido a las influencias del
mismo Vladimiro.

Debido a las influencias de Vladimiro en el ejercito tuvo control del tráfico de drogas en el
Perú, negociando con narcotraficantes y generando una tensión con las agencias
especializadas de Estados Unidos: la Central Intelligence Agency (CIA) y la Drug Enforcement
Administration (DEA) debido a la fricción de Montesinos y Barry McCaffrey. Incluso Vladimiro
presto medios de transporte para la droga en coordinación con Vladimiro.

Gran parte de la prensa era sobornada por Montesinos para poder tapar todos los actos de
corrupción y delitos del gobierno, caso de canal 4 y los diarios chichas.

El terrorismo surgió en el Perú sendero luminoso y la MRTA comenzaron con los atentados en
contra del gobierno, Fujimori aprovecho el terrorismo como excusa para un autogolpe,
teniendo él el poder absoluto sobre las instituciones del estado, posteriormente se publicó la
ley para que Fujimori decrete leyes sin la intervención del congreso, este autogolpe elevo la
corrupción impuesta por Fujimori, pero perpetuado por Vladimiro.

Fujimori mando a encarcelar y/o secuestrar a periodistas y a la oposición, para tener el camino
libre, una vez Fujimori estuvo en el poder puso su personal de confianza en cargos importantes
de las instituciones públicas, puso personal en el JNE, Embajada de Japón, ONPE.

Con el secuestro en la embajada de Japón, el gobierno de Fujimori comenzó a debilitarse, los


casos de corrupción y tráfico de influencias comenzaron a salir a la luz debido a la difusión de
un “Vladivideo” en donde Vladimiro sobornaba al congresista Alberto Couri para pasarse de
partido político.

La inmensa presión mediática obligo a Montesinos a fugarse a Venezuela y al ex presidente


Fujimori con la excusa de una reunión internacional viajo a Japón en donde renuncio por Fax a
su cargo de presidente.

La caída de Fujimori se debió más a la ambición de un tercer gobierno, cometiendo errores


como el caso notorio del JNE para admitir su candidatura, esto provoco que Alejandro Toledo
candidato presidencial en ese tiempo se negara a participar en la segunda vuelta de las
elecciones.

Culminación de un ciclo.

Se formo un gobierno de transición encabezado por el líder de la oposición Valentín Paniagua,


montesinos fue extraditado de Venezuela actualmente encarcelado al igual que el ex
presidente Alberto Fujimori.

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