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Comunicación Oral y Escrita

Lo primero que escribes es solo un borrador


Sin importar lo bueno que creas que eres para escribir, las primeras palabras que
escribes en una página constituyen un primer borrador. Escribir es pensar: no es
común saber exactamente lo que vas a decir antes de que lo digas. Al final, por lo
menos tienes que releer el borrador, ordenar todo y asegurarte de que la
introducción que escribiste al inicio concuerde con lo que finalmente dices, que sea
explícita la tesis y los argumentos que utilizamos sean sólidos.

La palabra escrita nos ofrece una de las oportunidades poco comunes en la vida de
volver a decirlo: corregir y decir esta vez lo que queríamos. El tiempo que invertimos
en la edición, la reelaboración y la depuración convierte nuestro primer borrador en
un segundo borrador… y luego en un tercero y, si seguimos así, al final tendremos
algo fabuloso. El peor error que podemos cometer como escritor es suponer que lo
que escribiste la primera vez es lo suficientemente bueno.

Edición
Busquemos los errores comunes
La mayor parte de los errores de redacción son tan comunes que desconciertan; los
buenos escritores se vuelven expertos en detectarlos antes de que queden
plasmados. Algunas de las cosas que debemos aprender a identificar son:

■ El uso excesivo de cierto vocabulario y terminología. Lo que hace este tipo de


redacción es desdibujar la idea que queremos expresar, por tanto habrá que evitar
la repetición de palabras. Y además, debemos tener cuenta la recomendación de
Orwell: “Nunca uses una palabra larga cuando puede servir una palabra corta”.

■ La voz pasiva. En la mayoría de los casos, el sujeto de la oración debe ser la


persona o cosa que realiza la acción, no sobre quien recae la acción. En la escritura
académica debemos evitar el uso de la segunda persona.

■ La divagación. Cuando no estamos muy seguros de lo que quieres decir, es fácil


divagar en torno a una idea, expresarla de tres o cuatro formas diferentes y luego,
en vez de reducirla a una sola oración concisa, eliminar las cuatro oraciones y
elaborar un párrafo torpe e impreciso. Una sola oración directa casi siempre es
mejor que cuatro que se tejen alrededor de una idea.

Cuando escribimos algo, nos encontramos muy cercano al texto. Es casi imposible
distanciarse lo suficiente como para hacer una edición adecuada de manera
inmediata. Pero debemos alejarnos y regresar después con otra perspectiva.
Cuanto más tiempo podamos dejar un borrador antes de editarlo, mejor.
Cuando ya estemos editando, lo ideal sería leer tu trabajo en voz alta, haciendo
pausas solo cuando hayas puesto signos de puntuación.

Al obligarte a decir las palabras, en vez de solo leerlas en una pantalla de una
computadora, identificamos más problemas y sentiremos más fluidez.

Recorta
Escribir de más representa mayores problemas que escribir de menos. Es mucho
más probable que escribamos demasiado que muy poco. Es mucho más fácil lanzar
palabras sobre un problema que tomarse el tiempo para encontrar las palabras
adecuadas.

La regla para la mayoría de los escritores es: “Si tienes dudas, recórtalo”. Si alguna
palabra no es necesaria en una oración, quítala; si una oración no es necesaria en
un párrafo, quítala; y si un párrafo no es necesario, también quítalo.

Repasa lo que has escrito y busca las partes que puedes recortar sin afectar el
resto, y eliminalas. Eso hará más riguroso el trabajo, y lo que tratamos de decir
tendrá mayor precisión.

El principio es la parte más importante de cualquier cosa que escribamoa. Si no


podemos captar la atención del público al inicio, luego ya no tendremos la
oportunidad de hacerlo. Y es en la introducción donde debemos señalar con claridad
la tesis o la idea central que queremos comunicar. Al final, una oración bisagra que
abre las puertas para lo que se desarrollará en el texto.

Estructura
La estructura es en lo que se apoya el texto. No importa qué tan bien se redacten
las oraciones por separado si todo lo demás es un desorden. Debemos asegurarnos
de que estamos teniendo en consideración al público que deseamos llegar. Una
serie de párrafos largos e inacabables hará que nuestro lector no quiera seguir
leyendo.

Es mejor dividir las cosas en puntos concisos y, si es necesario, inserta subtítulos.

La edición de nuestro trabajo es tan importante como la redacción, por decir lo


menos. Para que algo con el potencial de ser bueno realmente lo sea, se requieren
ajustes, reelaboraciones y modificaciones. No debemos dejar de poner atención en
esto.
Organizador Gráfico

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