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LOS PRINCIPIOS y OBJETIVOS DE LA REVISORIA

FISCAL EN UN ENTORNO FAMILIAR

1. ANTECEDENTES
La sociedad familiar HOTELES MARSUPIAL S.A.S. ha crecido considerablemente en los últimos años.
Su objeto social es la prestación de servicios de hotelería y restaurante y la composición del capital
de la sociedad incluye cinco accionistas, cuatro de ellos primos entre sí y el quinto, tío de los
anteriores. Las cifras muestran resultados interesantes: en los últimos cinco años se duplicó la
capacidad del Hotel y y se invirtieron importantes recursos para remodelación de la recepción y
todas las habitaciones, aprovechando las ventajas que en materia tributaria había dado el gobierno
nacional para el sector hotelero.
Las ausencias de quejas por parte de los socios mostraban una aparente satisfacción con los
resultados de la empresa y su administración (a cargo de otro primo). Casi nunca se reúnen, las actas
se elaboran mecánicamente y se envían a sus respectivas residencias y el Revisor Fiscal (Juan
Alberto Ortiz) elabora informes que nunca sustenta, por la falta de reuniones presenciales.

2. INDICIOS DE UN PROBLEMA
Sin embargo las cosas cambiaron radicalmente. La sobre oferta hotelera en la ciudad incidió
negativamente en el Hotel y de tener un porcentaje de ocupación del 65%, se pasó al 30% con
tendencia a la baja. Los socios ni siquiera conocían el porcentaje de ocupación habitual, pues
parecían estar disfrutando de una época de bonanza. Juan Alberto Ortiz aunque no reparaba en
esos detalles administrativos, sí estaba muy pendiente de las obligaciones tributarias y hacía
frecuentes arqueos y conciliaciones en el Hotel.
El revisor fiscal fue llamado con urgencia a la Administración. El Gerente le informó que se había
recibido una comunicación de uno de los socios en la cual denunciaba un supuesto fraude
presuntamente orquestado por el Gerente, y con la aparente complicidad de algunos directivos. El
Revisor Fiscal visiblemente molesto con la sindicación, atribuyó los señalamientos del socio a su
avanzada edad, pero el Gerente le indicó que el origen de la denuncia podría ser que en los años
anteriores se le transferían por lo menos, tres millones de pesos mensuales a título de dividendos
“extracontables” y que últimamente la situación económica no ha permitido continuar con esas
transferencias a sus cuentas.
El señor Ortiz no salía de su asombro: por una parte, uno de los socios más ponderado se
extralimitaba en señalamientos y por otra, el Gerente le informaba de unas utilidades que él no
había visto decretadas en ninguna de las actas que juiciosamente revisaba año tras año. Al
preguntarle cómo se hacían esos repartos de dividendos no decretados, el Gerente le recriminó por
posar de ingenuo y le dijo que él se estaba refiriendo a los ingresos no reportados a la DIAN, que se
guardaban y se repartían entre los socios, previo descuento de otros gastos no deducibles. El
Gerente añadió que todo el descontento no solo de él sino también de los otros socios, se originaba
en la disminución de los ingresos actuales del hotel, que solo alcanzan para la contabilidad oficial y
no ha podido repartirse suma alguna entre los socios, desde hace meses.
El Revisor fiscal se desplomó en un sillón que ocupaba buena parte de la modesta oficina. Sentía
que lo habían engañado y se preguntaba cómo pudo pasar si en su concepto, se realizaba un juicioso
trabajo de revisoría fiscal.
3. ASAMBLEA GENERAL
La administración programó una Asamblea de accionistas donde se incluía en el orden del día la
denuncia del supuesto fraude, mientras el Revisor Fiscal revisaba una y otra vez el informe que debía
presentar. ¿Cómo explicar que nunca había denunciado alguna irregularidad? ¿Cómo decirles a los
socios que ni siquiera estaba enterado del reparto de utilidades extracontables y mucho menos de
la evasión? El estado de ánimo del señor Ortiz, usualmente apacible y de buen humor, estaba
empeorando y todos a su alrededor pudieron notarlo.
Llegó la fecha de la Asamblea y el ambiente se observaba bastante tenso. Los abrazos
acostumbrados en otras épocas, fueron cambiados por fríos apretones de manos, con sonrisas
forzadas que pretendían dar un aire de cordialidad en medio de una evidente desconfianza. El orden
del día fluía con rapidez porque el tema que quería tratarse era sobre los supuestos dineros
desviados y denunciar a las personas que pudieran estar implicadas.
Isabel Cristina Ronderos, la contadora, también estaba invitada. En el punto correspondiente a los
estados financieros se rompió la tensa calma. Las cifras fueron observadas y cuestionadas una y otra
vez. Nada parecía satisfacerles a los tres accionistas que se alinearon en contra de la administración.
Fue tal el nivel de acoso al que sometieron a la Contadora, quien se distingue por su temperamento
y tono de voz bastante tranquilos, que casi gritando llamó la atención de los accionistas sobre los
dineros que se les giraban mes a mes hasta hacía unos meses. Los socios se miraban en forma
nerviosa, en la medida que una irreconocible profesional contable llamaba su atención sobre
porqué, mientras recibían algunas sumas de dinero mensuales, nunca se preocuparon por el estado
de los negocios, mientras que ahora, cuando según su opinión, se está haciendo un manejo austero
de los gastos y un responsable ejercicio con los ingresos, se increpa en forma desobligante a los
funcionarios de la empresa.
El Revisor Fiscal no salía de su asombro: las palabras de la Contadora le demostraban que ella sí
estaba enterada de la evasión y el desembolso de dineros a los socios. Trató de hacerle un
comentario al oído del Gerente quien se encontraba a su lado, cuando el accionista autor de la carta
de denuncia dijo en tono bastante airado que deseaba escuchar lo que el Revisor Fiscal tenía que
comentar al respecto, a la asamblea general.
El señor Ortiz sintió que el piso se movía, casi no podía decir palabra y en un tono bastante bajo se
dirigió a los accionistas: YO NO ESTABA ENTERADO DE NADA….ACEPTEN USTEDES MI RENUNCIA A
LA REVISORIA FISCAL DE ESTA EMPRESA.
4. DESENLACE
Los accionistas decidieron contratar una Auditoría externa, la cual llegó a la conclusión que había
una importante suma de recursos que no se contabilizaron y sobre los cuales no se tenían huellas.
Que esos dineros podrían haber sido desviados y que al Revisor Fiscal anterior al menos se le podría
acusar de omisión. Don Juan Alberto Ortiz fue tratado de urgencia en una clínica para salud mental,
aparentemente generados en esta desafortunada experiencia. La Junta Central de Contadores, la
DIAN y la Superintendencia de sociedades le han enviado comunicaciones que apuntan a severas
sanciones.

SE SOLICITA:
 Destaque y relacione los principios y objetivos de la revisoría fiscal que en su opinión fueron
cumplidos o incumplidos por parte del revisor fiscal protagonista de esta historia.

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