Está en la página 1de 1

EL PROFETA EZEQUIEL

A diferencia del libro del profeta Jeremías, el de Ezequiel se presenta como un todo bien
ordenado después de una introducción, donde el profeta recibe de Yahvé su misión, el libro
se divide en cuatro partes, la primera que contiene casi exclusivamente reproches y
amenazas contra los israelitas antes del asedio de Jerusalén; la segunda son oráculos contra
las naciones donde el profeta hace extensiva la maldición divina a los cómplices y a los
provocadores de la nación infiel; la tercera hace referencia durante y después del asedio,
donde el profeta consuela a su pueblo prometiéndole un porvenir mejor; y la cuarta parte
prevé, en fin, el estatuto político y religioso de la comunidad futura, restablecida en
palestina.
Ezequiel y el Deuteroisaías son los dos profetas etílicos cuyos oráculos nos han llegado por
escrito. Ezequiel, hijo de Buzi, es sacerdote. Su formación sacerdotal se trasparenta en su
lenguaje casuístico, en la preocupación por el culto, templo, la pureza del ritual y la visión
de la renovación. Dios se dirige a él llamándolo “hijo de hombre”. Es de una gran
sensibilidad pero fue endurecido por Dios para hacer frente a las oposiciones que
encontraría durante su ministerio en medio de sus paisanos. Un caso muy similar al de
Oseas, Isaías y Jeremías, dios también se valió de Ezequiel para dirigirse a los deportados.
Ezequiel ejerce su ministerio en babilonia en los años 593 al 571, el profeta recibe el
llamado posiblemente a los treinta años. El profeta predica con sus palabras, con sus
acciones simbólicas y con su propi vida. Prácticamente todo el libro se presenta como el
relato del mismo Ezequiel que recibe la palabra del señor “la palabra del señor me fue
dirigida”.
Su mensaje abarca muchos temas importantes:
-la gloria de Yahvé, un tema típico de la tradición sacerdotal y se encuentran en momentos
muy significativos como señal de que el señor no ha abandonado a su pueblo.
-Un segundo tema son los pecados de su pueblo: el profeta denuncia los pecados de su
pueblo en su doble vertiente, hacia Dios y hacia el hermano: idolatrías, abominaciones e
injusticias. -El tercer tema es el castigo del señor, una responsabilidad personal: les habla
de que el castigo no viene dado por los antepasados sino por las propias faltas de esta
generación; el castigo no es solo por los pecados antiguos sino por los actuales.
- El cuarto tema son las promesas salvíficas: por fin resuenan las promesas de salvación
futuras.
-Por último tema nos muestra el cumplimiento de la palabra divina y formula de
reconocimiento: dentro de estas fórmulas encontramos “yo Yahvé, he hablado”, “yo Yahvé,
lo digo y lo hago”, “sabrán… que yo soy Yahvé”.
La auténtica vida del pueblo está en reconocer la acción de Dios en la historia, discernirla,
comprenderla y valorarla.

También podría gustarte