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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Católica Cecilio Acosta
Zulia, Venezuela

EL CRISTIANISMO Y LAS
RELIGIONES
Ensayo

Autor: José Torres Galíndez


CI: V-26.898.380

ABRIL 2021
La Comisión Teológica Internacional elaboró un extenso documento titulado
Cristianismo y Religiones que trata sobre la relación entre el Cristianismo y
las demás religiones, asunto que ocupa un lugar cada vez más destacado en
la reflexión teológica de los últimos años. Llama la atención el título del
documento, que no emplea ya la expresión consagrada de “Religiones No
Cristianas”, y habla sencillamente de religiones. Según Morales (2006), esta
terminología se ha impuesto en los últimos años con la intensión de utilizar el
lenguaje clásico de modo indirecto en el título, dado que la única religión que
se relaciona con las demás es precisamente el Cristianismo. El factor común
de las otras religiones es así el hecho de no ser la religión cristiana. Pero el
uso de una terminología más extendida aspira sin duda a facilitar el diálogo
religioso, y sobre todo a sugerir que la característica principal de las
religiones mundiales no se agota en su carácter no cristiano. Cabe destacar
que el propósito central del documento es ofrecer ideas, guía o elementos
básicos para la elaboración de una teología de las religiones no cristianas,
establecer el alcance conceptual de esos elementos, a veces discutido, e
indicar el modo en que deben articularse o relacionarse unos con otros. En
este sentido, el texto presenta una notable unidad. Hay una descripción de la
situación tal como viene indicada por la experiencia. Esta situación y las
cuestiones inevitables que plantea se analizan desde un conjunto de
principios teológicos que se juzgan autoritarios. Y se extraen finalmente
algunas conclusiones teóricas y prácticas, que deben proporcionar criterios
de fondo, a la vez que informan actitudes y comportamientos. Ahora bien a lo
largo de la historia los seguidores de las principales religiones se han influido
mutuamente, pero más bien se han desconocido, menospreciado o
enfrentado. En los últimos dos siglos, a la vez que aparecían otras
alternativas y fuertes críticas, han surgido también deseos de conocerse,
reunirse, dialogar y colaborar. Este proceso ha sido lento y minoritario, para
Márquez (2016) “El diálogo interreligioso es muy naciente todavía, pero está
sirviendo para que los seguidores de las religiones empiecen a respetarse
mutuamente”. Esto permite afirmar que crece día a día la conciencia
colectiva de que los ciudadanos tenemos que aprender a valorar la manera
en que otros ven e interpretan el mundo, sean las que sean. Vivir en una
sociedad cada vez más variada es un reto que nos puede ayudar a conocer
mejor lo propio, a revisarlo si es preciso y a aprender unos de otros. Sharot
(2001) señala que si aplicamos una mirada histórica al desarrollo de las
tradiciones religiosas durante el último siglo, constatamos cómo, a principios
del siglo XX, la presencia de las grandes religiones históricas (es decir, el
hinduismo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo y el islam) ha vivido una
reestructuración tanto en lo que concierne a la presencia cuantitativa y
geográfica de creyentes en las diferentes regiones del mundo como en la
forma en que los fieles de estas religiones interactúan con su entorno social.
En este contexto el documento elaborado por la Comisión Teológica
Internacional enumera seis cuestiones a las que debe responder una
teología de las religiones, elaborada desde una perspectiva cristiana. Se
refieren a 1) método y finalidad; 2) valor salvífica de las religiones; 3)
cuestión de la verdad; 4) cuestión de Dios; 5) debate cristológico; y 6) misión
y diálogo interreligioso. Estas cuestiones se desarrollan basándose en como
las religiones ven hoy en día la figura de Jesús de Nazaret principal
representante del Cristianismo, en este punto se hace pertinente hablar
sobre el Hinduismo, que según diversos expertos, es un conjunto de varias
tradiciones religiosas cuyos orígenes están vinculados directamente a la
India hacia el siglo XXV a. C. y su basamento en los libros de los Vedas que
constituyen los textos religiosos vigentes más antiguos de la humanidad,
muestran cómo esta tradición religiosa incluye una gran pluralidad de ramas
filosóficas y devocionales que, a lo largo de la historia, se han ido
transformando y multiplicando (Pikaza, 2003). Junto a una religiosidad más
institucional, el hinduismo ha conocido también una larga historia de
personajes carismáticos llamados “Bhakti” que han profesado su devoción
más allá de las estructuras jerárquicas y las castas, generando movimientos
que a menudo reivindican una sociedad más justa y alejada de la
discriminación (Tétart, 2015). En la actualidad según Rodríguez (2010)
señala que “Jesús es una figura muy respetada en el hinduismo”. De acuerdo
con una de las escrituras sagradas del hinduismo, el Bhavyshya Purana que
data de hace 3.000 años aproximadamente, se anuncia el nacimiento de
Jesús con el nombre de Isha. Esta escritura predice que va a llegar un
enviado de Dios, que llamamos avatar. En sánscrito significa “aquel que
desciende”, es decir, que desciende del mundo espiritual al mundo material
con un mensaje divino, de amor y de paz. De acuerdo con Rodríguez (2010),
muchas de las enseñanzas del cristianismo tienen influencia de la tradición
hindú: amar al prójimo, servirle al semejante, actuar sin violencia por lo que
concluye que el hindú practicante, ya sea de origen asiático u occidental,
siempre va a tener un respeto hacia la figura de Jesús como un maestro, un
ser iluminado. Por otra parte, nacido del hinduismo, se encuentra el budismo
sus orígenes datan en el siglo VI a.C. alrededor de la figura carismática de
Siddharta Gautama (566-486 a. C.) quien, procedente de una familia
hinduista, cuestionó varios aspectos de la tradición hindú sobre todo en
cuanto a la posibilidad humana de conocer con certeza la consistencia del
mundo, la estratificación socio religiosa por castas y la utilidad de los
sacrificios y del culto determinado por las diferentes tendencias del
hinduismo de su tiempo (Ohlig, 2002). Siddharta, que una vez alcanzada la
madurez espiritual recibió el nombre de “iluminado” o Buda, dejó un
consistente legado a sus discípulos, quienes transmitieron oralmente sus
doctrinas hasta que en el año 250 quedaron plasmadas por escrito dentro del
texto llamado Tripitaka, constituyendo lo que hoy denominamos el “Dharma”
o ley budista. En relación con el Cristianismo Rodríguez (2010) indica que
para muchos budistas, Jesús fue un ser iluminado, un gran maestro, sienten
a Jesús más cerca por su humanidad; no lo ven como un dios. Su mensaje
de amor los acerca a él, pero si lo ven como un dios, su figura se hace tan
lejana que jamás lo podrán imitar. El autor explica que Cuando a Buda le
preguntaban sobre Dios o sobre dioses, guardaba silencio. Dando a entender
que no está en el hombre la capacidad de concebir la existencia o no de un
dios. El problema del budismo es cómo reducir nuestro sufrimiento por un
lado y cómo desarrollar sabiduría por el otro. En el Budismo, existen
personas como Jesús que, en el proceso de "despertar", han logrado cultivar
excepcionales capacidades mentales, una gran sabiduría y profundos
sentimientos de amor y de compasión hacia el prójimo. El desarrollo de las
tradiciones religiosas en Oriente Medio y en la zona mediterránea presenta
una serie de connotaciones que muestran un cambio significativo en la
comprensión de la realidad y la religiosidad respecto a las religiones
cosmocéntricas. De ahí que el judaísmo, el cristianismo y el islam conformen
un grupo de religiones denominadas a menudo “monoteístas” o
“antropocéntricas”, tanto por la importancia que ocupa la persona humana
(que se encuentra en un lugar privilegiado ante Dios por encima del resto de
los seres de la naturaleza) como por el carácter autónomo que presenta la
realidad (Pikaza, 2003). Reconocen una única divinidad como creadora de
todo, pero que se diferencia de su creación y permite la autonomía de la
razón humana (aunque se encuentre “llamado” a la realización plena a la luz
de la manifestación del único Dios). Estas connotaciones han provisto las
religiones monoteístas con una ética personalista, fundamentada en la
relación con el otro y en la responsabilidad personal, con la adecuación de
los actos según la voluntad divina (manifestada mediante las escrituras
sagradas de cada tradición) y con la práctica de la caridad y la justicia para
con los demás (Ohlig, 2002). Los orígenes del judaísmo se remontan, según
los datos arqueológicos actuales, al siglo XX a. C. Originalmente se
encontraba vinculado a las tradiciones cultuales propias de varias tribus del
Oriente Medio que, con el tiempo, se consolidaron a partir de la ley dada a
Moisés (hacia el siglo XIII a. C.) y, posteriormente, el culto del Templo de
Jerusalén. El judaísmo fue tejiendo su tradición a partir de varios textos
sagrados que constituyen hoy los Tanakh correspondiente a lo que el
cristianismo denomina Antiguo Testamento, entre los que toma un relieve
particular la Torá, el grupo de libros que contiene los principales preceptos
que definen el espíritu del judaísmo (Ohlig, 2002). Desde el punto de vista
del judaísmo Jesús no fue un profeta. El último profeta en la tradición judía
vivió cientos de años antes de Jesús. La tradición judía subraya que Jesús
nació, vivió y murió como judío. En la visión monoteísta judía es imposible
que una persona sea sinónimo de Dios. Según Rodríguez (2010) Jesús es
percibido como un maestro y un rabino, no es considerado el Mesías porque
las expectativas que planteaban los profetas para la llegada del Mesías no se
vieron realizadas y muchas de sus enseñanzas coinciden con las que habían
manifestado algunos de los fariseos más prominentes de su tiempo. En
cuanto al Islam encuentra sus orígenes con la figura del profeta Muhammad
(570-632 d. C.), quien transmitió los contenidos del Corán, el libro sagrado de
los musulmanes (Pikaza, 2003). En sus orígenes, la expansión de la nueva
religión fue rápida, sobre todo entre los que hoy denominamos “países
árabes”. Esta expansión continuó en varios países asiáticos, y se extendió
luego a las zonas de África no subsaharianas. A partir de la ocupación de
Constantinopla (actual Estambul) por los turcos, el islam se extendió por los
Balcanes, Grecia y Macedonia (Ohlig, 2002). Cabe destacar que en el Islam,
Jesús (Isa en árabe) es considerado como Abraham, Moisés, Mahoma uno
de los más grandes profetas de la humanidad. Bokhari (2010) señala
"Creemos que Jesús fue un siervo de Dios, igual que creemos que su madre
fue una santa sierva de Dios. Ninguno de los dos son socios de Dios en la
administración del Universo". De acuerdo con el autor Jesús, fue el hijo de
María y no de Dios, y además indica que los musulmanes creen en la
virginidad de María cuando concibió a Jesús. En el Islam, Jesús no es visto
como un intercesor ante Dios. Fue un ser humano a quien de acuerdo con
esta religión no se le reza ni se le pide nada. Jesús es mencionado
abundantemente en diferentes suras o capítulos del Corán. En el Corán, se
reconoce la habilidad de Jesús para hacer milagros. Antes de finalizar es
necesario hablar sobre el cristianismo, el judaísmo fue el origen de la
tradición cristiana, la religión que, dentro de sus diversas vertientes, presenta
más seguidores en nuestro tiempo (Johnson y Grimm, 2013). Aun así cabe
recordar que es una de las religiones con mayor número de divisiones, que
se han ido desarrollando a lo largo de más de dos mil años de existencia.
Todas estas tendencias, sin embargo, hacen referencia a la vida y doctrina
de Jesús de Nazaret, un maestro judío que vivió entre los años 4 a. C. y 34
d. C., y que murió crucificado debido a las doctrinas que propagaba entre sus
discípulos. Estos esparcieron sus enseñanzas hasta el punto de que, en el
siglo IV, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano,
contribuyendo así a su propagación e institucionalización (Ohlig, 2002). La
influencia del cristianismo a lo largo del desarrollo social y político de
Occidente ha sido, pues, de una gran relevancia. Hoy en día aprovechando
las diferentes perspectivas de las diversas religiones que tienen sobre Jesús
la iglesia cristiana busca a través del documento establecer una cierta
metodología del diálogo que no enumera vías o caminos para desarrollarlo.
Procura principalmente desnudar, por así decirlo, intenciones en el ánimo o
en los presupuestos religiosos, no formulados, de los participantes. En el
diálogo interreligioso han de tenerse en cuenta el sentido de Dios y el sentido
del hombre que obra en los interlocutores. Se trata de aclarar los puntos de
partida más decisivos, para que pueda producirse un verdadero encuentro
espiritual. La ambigüedad de un lenguaje aparentemente común puede
sugerir aproximaciones y sintonías que en realidad no existen. La apertura a
una percepción creciente del misterio de Dios es esencial para que el diálogo
se encamine por derroteros adecuados. Pero, además, cuando dialogan
creyentes de religiones diferentes, tiene lugar un evento mucho más
profundo que la comunicación verbal: se produce un encuentro entre seres
humanos, cada uno de los cuales interviene llevando el peso de su condición
humana.
BIBLIOGRAFÍA

 Morales J. (2006). Cristianismo y Religiones. SCRIPTA Teológica.


Universidad de Navarra. PAMPLONA

 Márquez J. (2016) un análisis de la relación entre religiones.


Ediciones el Almendro. Córdoba

 Rodríguez M (2010). Jesús, visto por otras religiones. BBC Mundo.

 Ladaria L. (2012) “El cristianismo y las religiones presentación del


documento de la comisión teológica internacional”. Vaticano, Roma.

 Pikaza, X. (2003). Las grandes religiones. Historia y actualidad.


Madrid: Tempora.

 Sharot, S. (2001). A Comparative Sociology of World Religions.


Virtuosos, Priests, and Popular Religion. New York: New York
University Press.

 Ohlig, K. H. (2002). Religion in der Geschichte der Menschheit. Die


Entwicklung des religiösen Bewusstseins. Darmstadt:
Wissenschaftliche Buchgesellschaft.

 Stark, R.; Finnke, R. (2000). Acts of Faith. Explaining the Human Side
of Religion. Berkeley: University of California Press.

 Tétart, F. (2015). Atlas des religions. Passions identitaires et enjeux


géopolitiques. París: Éditions Autrement.

 Johnson, T. M.; Grimm, B. J. (2013). The World’s Religions in


Figures. An Introduction to International Religious Demography.
Oxford: Wiley- Blackwell.

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