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FACULTAD DE DERECHO
MEDELLIN ANTIOQUIA
2015
“LOS PRINCIPIOS DE BUENA FE, CONFIANZA LEGÍTIMA Y TEORIA DE LOS
ACTOS PROPIOS, COMO PILARES EN LOS QUE HA DE FUNDARSE LA
LEGALIDAD DEL ACTO ADMINISTRATIVO “
Asesora –Profesora
FACULTAD DE DERECHO
MEDELLIN ANTIOQUIA
2015
Resumen
4 López Mesa, Marcelo. (2009). La doctrina de los actos propios: esencia y requisitos de aplicación. Obtenido
el 6 de Agosto de 2015. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-
90602009000200014%20http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/2501/79800316-
2011.pdf.txt?sequence=6%20http://morenoqabogados.com/datas/Responsabilidad_civil_surgida_como_co
nsecuencia_de_la_inobservancia_de_la_prohibicion_de_obrar_en_contra_de_los_propios_actos.pdf
5 Ovidio Albán, Jorge. (2014). Los principios generales de la convención de naciones unidas sobre la
compraventa internacional de mercancías. Obtenido el 6 de Agosto de 2015. http://www.elsevier.es/en-
revista-boletin-mexicano-derecho-comparado-77-articulo-los-principios-generales-convencion-naciones-
90403520
Finalmente6, se expone y analiza, buscando concretar el propósito del trabajo, la
presunción de legalidad de los actos administrativos, en Colombia, a la luz de los
principios de la buena fe, la confianza legítima y del acto propio. Sobre la teoría7
de este último principio, se elabora esquema de derecho comparado, exponiendo
brevemente la posición de países como España, Argentina, Chile, Alemania y
Colombia, además, la posición de las Naciones Unidas, sobre la teoría de los actos
propios. Se ha incluido además, la mención de los medios de control aportados por
la ley 1437 de 2011, actual Código de Procedimiento Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo, como las posibilidades a disposición de los ciudadanos
para cuestionar actuaciones del sector público.
Culminando con las conclusiones, trianguladas con los objetivos propuestos, sobre
tema.
6 Sontofimio, Jaime Orlando. (s.f.). Acto Administrativo, eficacia y validez, 2ª. ED. Obtenido el 6 de Agosto de
2015. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=979
7 Corral Tálciani, Hernán. (2010). La doctrina de los actos propios en el Derecho de Familia Chileno.
Obtenido el 6 de Agosto de 2015. https://corraltalciani.files.wordpress.com/2010/04/actospropios-
familia.pdf
1- Antecedentes del tema
Por lo anterior puede decirse que con la expedición de la Ley 1437 de 2011, actual
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo
(CPACA), se ha dado un gran paso hacia el proceso de adecuación axiológica de
las normas que rigen la actuación administrativa, al darse un mayor respeto por los
principios y valores que rigen el Estado Social de Derecho vigente a partir de la
Constitución de 1991, sin dejar de observar que no basta con la expedición de la
norma para cambiar el fuerte paradigma de legalidad que en la actualidad cobija la
actividad administrativa, puesto que se requiere el apoyo de la Jurisprudencia y de
la Doctrina Nacional, a fin de modificar la rígida concepción que permea el
inconsciente colectivo de los estudiosos del Derecho Administrativo, que se aferra
a la legalidad como único límite a la actividad de la administración, sin observar
otros parámetros de interpretación.
Sin duda alguna, es de sumo interés para la evolución del Derecho Administrativo8,
bajo los lineamientos de la actual Constitución que nos rige, evidenciar la necesidad
de comprender que el Acto Administrativo y su legalidad, debe nutrirse de manera
permanente de principios esenciales, reconocidos de manera universal, que
constituyen nortes legítimos indispensables para la efectividad de los fines del
Estado Social de Derecho que rige los destinos de Colombia a partir de la vigencia
de la Constitución de 1991, son ellos la Buena fe, La Confianza Legítima, y la Teoría
de los Actos Propios.
Así mismo es de gran interés en el tema que nos ocupa, mencionar con respecto a
las directrices enmarcadas en los principios generales del derecho y sus
posibilidades de cobrar vida jurídica dentro de las actividades interpretativas, al
permitir que las normas sean recreadas mediante juicios de adecuación a los
valores inmersos en los diferentes principios generales de derecho reconocidos en
la Norma Constitucional, que al no existir un mecanismo de control principialístico
que permita a los ciudadanos prima facie , señalar los defectos axiológicos legítimos
de una decisión de la administración, es menester acudir a los medios de control,
8 Monroy Cabra, Marco Gerardo. (2002). La constitución como fuentes de derecho: sistemas de fuentes.
Obtenida el 6 de Agosto de 2015. http://es.slideshare.net/AndreaDavila2/fuentes-del-derecho-16957902
mediante el ejercicio de acciones de nulidad y nulidad y restablecimiento del
derecho9, previstas en la normatividad administrativa y de lo contencioso
administrativo, conforme se indica en la ley 1437 de 2011, consignando en el seno
de las pretensiones, un juicio de valor principialístico que permita advertir las
deformaciones de contenido axiológico de las potestades del Estado, en las que
incurren los diferentes agentes de la administración al expedir los actos
administrativos, conforme se ha indicado por la jurisprudencia10.
“Los contenidos o la materia de los principios conforman una realidad empírica, una
contingencia, que es la antinomia de necesidad, contingencia que se ha generado
en determinado tiempo y lugar, bajo el influjo de ciertas vicisitudes históricas
esencialmente cambiantes y de unos fines sociales predeterminados, que hoy son
válidos y mañana no” (Valencia 1993 pág. 23)
a) Función Creativa
b) Función Interpretativa
c) Función Integradora
Tratándose de la función creadora, los principios enseñan las pautas que han de
acatarse en la creación, modificación y derogatoria de normas jurídicas, ellos a su
vez pueden agruparse en principios generales orientadores de todo el
ordenamiento, según ocurre a modo ejemplificativo con los principios
constitucionalizados en los artículos 1°(primero) al 10° (decimo) y los principios
propios de cada rama del derecho en particular, cuáles serían en materia
administrativa los principios de buena fe confianza legítima y el principio de respeto
del acto propio entre otros, cuando ellos se relacionan con la actividad administrativa
del Estado.
Respecto a la función creativa de los principios, debe decirse que ellos se erigen
en la fuente material y formal por excelencia del ordenamiento, en su fuente
primigenia, al preceptuar requisitos de fondo y forma que la Constitución, la ley y la
costumbre y los mismos principios deben llenar para ser fuente jurídica
Así, la función creadora de los principios, radica en que estos son el fundamento
último del ordenamiento positivo, la piedra angular de la cual se desprenden todas
las creaciones positivas que componen cualquier ordenamiento15, por lo que ha de
señalarse que toda norma puede ser reducida a las valoraciones axiológica de las
cuales se desprende, esto es al conjunto de principios generales que contribuyeron
en su proceso de gestación como aristas esenciales para su legitima existencia.
Siguiendo el orden funcional de los Principios Generales del Derecho, tenemos que
a los mismos les asiste también una función interpretativa de las producciones
jurídicas, cuando de la redacción de las normas o en su marco de aplicación se
advierten incoherencias sistemáticas o dificultades prácticas de aplicabilidad,
imposible superar de forma exegética.
1. “El Principio del respeto del texto, con la clásica salvedad en caso de resultados
indignos o absurdos.”
2. “El Principio de la remisión a la voluntad comprobable de las partes, siempre que
está ya concretada en el texto, aunque solo sea de un modo alusivo. Sin
embargo, las circunstancias materiales no pueden anular un texto que sea
inequívoco.”
3. “El Principio de interpretación del modo más conforme al fin del instrumento
escrito (ley contrato, estatuto, acto administrativo), según aparece por la
situación real. Colaboran con este principio:
4. El Principio de independencia y unidad de un instrumento referente al mismo
círculo jurídico, con todas las posibilidades, pero también los límites de una
interpretación sistemática que de ahí se derivan.
5. El Principio de corroboración y complemento del texto por medio de reglas
objetivas, sobre todo de principios generales reconocidos como la buena fe; y
6. El principio de del respeto a los derechos adquiridos o en su caso, el de la
libertad, que impone una interpretación restrictiva de los deberes y cargas
asumidas”. (Josef Esser citado por Valencia 1993 pág. 65)
En ese sentido, según se ha explicado con antelación, como quiera que los
principios constituyan el fundamento de toda norma jurídica, sea esta general o
particular16, cuando no existe por cualquiera de los motivos antes aludidos, norma
aplicable a un caso concreto, habrá de acudirse a los principios en su función
integradora o integrativa, esto es generando a partir de la interrelación de estos, una
solución que satisfaga las carencias normativas al caso particular, de suerte que el
órgano al que le compete colmar a satisfacción el vacío de la ley, a de crear una
norma integradora, observando al efecto los valores bilaterales vigentes en la
sociedad.
Luego de exponer hasta este punto, las funciones que cumplen los principios
generales y los ámbitos en los cuales estas funciones se materializan, habremos
de intentar una definición que integre de manera sistemática, todos los elementos
expuestos. Así pues, definiremos los principios generales como el conjunto de
valores axiológicos bilaterales presentes en un determinado entorno social que
fundan los cimentos de cualquier ordenamiento jurídico cumpliendo para tal fin con
funciones creativa, interpretativa e integradoras que dotan de coherencia todo el
ordenamiento jurídico.
Artículo 83. Las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas deberán
ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que
aquellos adelanten ante éstas.
“Para conciliar la regla con sus excepciones, Azón concibe la teoría en los
siguientes términos. En su opinión, hay que distinguir si el acto contra el cual
se trata de actuar fue llevado a cabo legítima o ilegítimamente. Si fue hecho
legítimamente no se puede venir en su contra y se aplica el brocardo. Si lo
actuado es contrario a derecho, hay que analizar la razón de la ilegitimidad:
si el acto ha contravenido una disposición legal, no se aplica el brocardo y
puede contradecirse e impugnarse; pero si la ilegitimidad procede
simplemente de la omisión de formalidades o de la falta de concurrencia de
todas las voluntades necesarias (como en los casos de los textos romanos
de Ulpiano y Celso), el brocardo recupera vigencia y no se admite que se
contravenga el acto propio anterior”.(Pág. 7)
Tabla 2
El principio del respeto por el acto propio, en atención a lo previsto por la Honorable
Corte Constitucional en la Sentencia T – 248 del 2008, dicho principio “comporta el
deber de mantener una coherencia en las actuaciones desarrolladas a lo largo del
tiempo,* de manera que deviene contrario al principio aludido toda actividad de los
operadores jurídicos que, no obstante ser lícita, vaya en contravía de
comportamientos precedentes que hayan tenido entidad suficiente para generar en
los interesados la expectativa de que, en adelante, aquellos se comportaría
consecuentemente con la actuación original”.18 *(“ver sentencia T-141/04 (M.P.
Alfredo Beltrán Sierra) cita esta su vez la Sentencia T-475/92 (M.P. Eduardo
Cifuentes Muñoz).
Reiteración de jurisprudencia:
18 *(“ver sentencia T-141/04 (M.P. Alfredo Beltrán Sierra) cita esta su vez la Sentencia T-475/92
(M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).
“Al respecto la Corte Constitucional se ha referido en numerosas
oportunidades al principio de respeto del acto propio como manifestación del
principio constitucional de buena fe; así por ejemplo ha dicho:
Un tema jurídico que tiene como sustento el principio de la buena fe es el del respeto al acto
propio, en virtud del cual, las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas
deberán ceñirse a los postulados de la buena fe (art. 83 C.N.). Principio constitucional, que
sanciona entonces, como inadmisible toda pretensión lícita, pero objetivamente
contradictoria, con respecto al propio comportamiento efectuado por el sujeto Se trata de
una limitación del ejercicio de derechos que, en otras circunstancias podrían ser ejercidos
lícitamente; en cambio, en las circunstancias concretas del caso, dichos derechos no pueden
ejercerse por ser contradictorias respecto de una anterior conducta, esto es lo que el
ordenamiento no puede tolerar, porque el ejercicio contradictorio del derecho se traduce en
una extralimitación del propio derecho”. Sentencia T 295 de 1999 y T079 de 2004
Señala la Corte Constitucional, que el respeto del acto propio requiere de tres
condiciones, las que se esquematizan de la siguiente manera:
Una vez observado lo anterior, resulta importante para la comprensión del tema,
mencionar que, el contenido axiológico derivado de la redacción del artículo 83 de
la Constitución y su contribución para la materialización de los fines esenciales del
Estado, habrá de entenderse la buena fe como un precepto jurídico del cual, habrán
de desprenderse consecuencias favorables o desfavorables, según la
materialización efectiva que en la realidad se observe y el valor social que en el
modelo de estado colombiano se otorga al principio en referencia. De esta forma,
cuando un acto administrativo se presenta a simple vista conforme con los
presupuestos normativos de su expedición, pero al realizar un examen más
profundo sobre su contenido sustancial se constata que el mismo no guarda relación
con los propósitos de un Estado Social de Derecho, resulta en una desviación de
poder, lo que en líneas generales no es otra cosa que un atentado directo contra la
lealtad, la corrección que debe seguir la administración en procura de satisfacer los
lineamientos Constitucionales o expresado de forma simple, un atentado contra el
principio de buena fe.
De esta forma, cuando sea posible advertir, desde una perspectiva ex ante un
cambio abrupto en las condiciones de los administrados, a consecuencia de la
expedición de un acto administrativos, sin que se procediera a mitigar los
posibles efectos desfavorables a los administrados que se encuentren en una
situación de confianza legítima respecto de la estabilidad del proceder
administrativo, será necesario el restablecimiento de la confianza. Ello se logra
retardando la ejecución de los actos que cambian las condiciones de los
administrados y sería necesario efectuar ingentes medidas para mitigar los
efectos nocivos de los actos administrativos.
Como quiera que la legalidad sea un atributo y un requisito del ejercicio del
poder, la misma no debe ser entendida como la consecuencia del cumplimiento
de las formalidades para su ejercicio, sino, como mecanismo de adecuación de
la voluntad administrativa a la constitucional. Es este, el concepto de legalidad
que trae aparejado la forma del Estado social y Democrático de Derecho, por lo
que no resulta lógico atribuir la presunción de legalidad a aquellos eventos en
los que no obstante se cumplen con las rigurosas formas de manifestación de la
voluntad administrativa, el contenido de tales manifestaciones no guarda
coincidencia ni procura el desarrollo de los prepuestos axiológicos de esta forma
de Estado.
Colombia. Congreso Nacional de la República (2011) “Ley 1437 de 2011 por la cual
se expide el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo” 18 de enero de 2011, Bogotá
Colombia. Corte Constitucional (2010) Sentencia T-180ª de 2010. M.P. Luis Ernesto
Vargas Silva; Bogotá
Parra Benítez, Jorge Estudios sobre la buena fe, Librería Jurídica Sánchez R Ltda.,
2011, Medellín
Pardo de Carvallo, Inés. “La Doctrina de los Actos Propios”, Revista Universidad
Católica de Valparaíso XIV (991-992)
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=41249
Anexo A
Nota aclaratoria N° 41 Sentencia T-180A/10. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; Bogotá
Sentencia C-478 de 1998: “Este principio [la confianza legítima], que fue
desarrollado por la jurisprudencia alemana, recogido por el Tribunal Europeo de
justicia en la sentencia del 13 de julio de 1965, y aceptado por doctrina jurídica muy
autorizada [Ver, entre otros, Eduardo Garantía de Enterría y Tomás-Román
Fernández. Curso de Derecho Adminsitrativo. Madrid: Editorial Civita, Tomo II.
Pág. 375], pretende proteger al administrado y al ciudadano frente a cambios
bruscos e intempestivos efectuados por las autoridades. Se trata entonces de
situaciones en las cuales el administrado no tiene realmente un derecho adquirido,
pues su posición jurídica es modificable por las autoridades. Sin embargo, si la
persona tiene razones objetivas para confiar en la durabilidad de la regulación, y el
cambio súbito de la misma altera de manera sensible su situación, entonces el
principio de la confianza legítima la protege. En tales casos, en función de la buena
fe (CP art. 83), el Estado debe proporcionar al afectado tiempo y medios que le
permitan adaptarse a la nueva situación. Eso sucede, por ejemplo, cuando una
autoridad decide súbitamente prohibir una actividad que antes se encontraba
permitida, por cuanto en ese evento, es deber del Estado permitir que el afectado
pueda enfrentar ese cambio de política
Anexo B
Nota aclaratoria N° 42 Sentencia T-180A/10. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; Bogotá