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SOBRE LOS DERECHOS INVOCADOS A TRAVÉS DE LA ACCIÓN DE

AMPARO CONSTITUCIONAL; EL DERECHO A LA VIDA, EL DERECHO A LA


SALUD Y EL DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL.

(VOTO DISIDENTE Sucre, 1 de octubre de 2018, de S.C.P 0585/2018-S1 de 1 de


octubre; en virtud a los entendimientos jurisprudenciales y los argumentos
desarrollados en el Fundamento Jurídico II. 3 del presente fallo)

EL DERECHO A LA VIDA
La accionante por medio de su representante, refiere que la parte demandada lesionó
este derecho, a este punto cabe señalar que en el actual orden constitucional, el derecho a
la vida está consagrado en el art. 15.I de la CPE que establece: “Toda persona tiene
derecho a la vida y a la integridad física, psicológica y sexual.”.
En esa línea, Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0052/2012 de 5
de abril, estableció lo siguiente: “El art. 15.I de la CPE, refiere que toda persona tiene
derecho a la vida; entendido éste como un derecho fundamental del cual emergen los
demás derechos y como: 'el derecho de toda persona al ser y a la existencia, siendo su
característica esencial la base para el ejercicio de los demás derechos. Es decir, la vida
misma es el presupuesto indispensable para que haya titularidad de derechos y
obligaciones. Es un derecho inalienable de la persona que obliga al Estado en dos
sentidos: su respeto y su protección. La autoridad estatal está constitucionalmente
impedida de hacer cosa alguna que destruya o debilite el contenido esencial de esos
derechos, debiendo crear las condiciones indispensables para que tengan cabal
observancia y pleno cumplimiento”.
EL DERECHO A LA SALUD
En el actual orden constitucional, el derecho a la salud tiene lugar preeminente,
habida cuenta que por mandato de la Norma Suprema, todos los valores en los que se
sustenta el Estado, convergen en el “vivir bien”, por lo que los titulares de este
derecho, pueden exigir al Estado que promueva las condiciones óptimas para tener
una calidad de vida en relación a una buena salud integral, y siendo un derecho
fundamental, el Estado tiene el deber primordial de protegerlo para garantizar una
vida digna a sus ciudadanos. En esa línea este Tribunal Constitucional Plurinacional
en la SCP 1906/2012 de 12 de octubre, estableció: “constituye el sustento del Estado, en
cuanto previene los valores sobre los cuales se estructura para alcanzar el 'vivir bien'
como fin último. Así el art. 8.II de la CPE, reconoce al bienestar común, como un valor,
que a su vez, implica el respeto a la salud como un derecho fundamental, impone al
Estado el deber de protegerlo en todos sus niveles sociales a través de políticas
públicas orientadas a mejorar la calidad de vida y el bienestar colectivo -arts. 18.I y
35.I de la CPE-.
La salud, se encuentra íntimamente ligado al derecho a la vida, dado que, en la
medida que la salud sea respetada y protegida, la persona podrá ser y existir. En ese
entendido y teniendo presente que la vida como derecho fundamental de igual jerarquía,
conforme previene el art. 13.III del texto constitucional, se constituye en la base para el
ejercicio de otros derechos.
Si bien, la vida y la salud, se encuentran reconocidos como derechos
fundamentales en los arts. 15.I y 18.I de la CPE; empero, por previsión del art. 9.5 del
mismo texto, ambos constituyen fines y funciones esenciales del Estado, porque
establece la obligación de garantizar su acceso a todas las personas. Dicho de otro
modo, el texto constitucional no sólo reconoce derechos, sino que va más allá al garantizar
su cumplimiento, imponiéndole al Estado la obligación de desarrollar políticas públicas que
permitan su efectiva materialización”.
La jurisprudencia citada ilustra que la salud y la vida se complementan para la
existencia digna de la persona. Asimismo por la importancia que reviste la salud, se
constituye en una finalidad ineludible del Estado; en este caso, ambos se encontrarían
plenamente identificados a favor de la accionante (quien en su condición de menor de edad)
tiene pleno ejercicio de los mismos, de manera autónoma desde el momento de la
concepción.
EL DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL
El art. 45 en sus parágrafos I y III de la CPE instituye: “Todas las bolivianas y
los bolivianos tienen derecho a acceder a la seguridad social”; “El régimen de
seguridad social cubre atención por enfermedad, epidemias y enfermedades
catastróficas; maternidad y paternidad; riesgos profesionales, laborales y riesgos por
labores de campo; discapacidad y necesidades especiales; desempleo y pérdida de
empleo; orfandad, invalidez, viudez, vejez y muerte; vivienda, asignaciones familiares
y otras previsiones sociales”.
A su vez, el art. 48.IV de la Norma Suprema, señala: “Los salarios o sueldos
devengados, derechos laborales, beneficios sociales y aportes a la seguridad social no
pagados tienen privilegio y preferencia sobre cualquier otra acreencia, y son
inembargables e imprescriptibles”.
Como se puede advertir, la prioridad para garantizar los beneficios sociales, se
debe a que conforme la característica del nuevo Estado Plurinacional, prevalecen los
derechos de los sectores en condiciones de vulnerabilidad, entre ellos, las mujeres en
gestación, las niñas, niños y adolescentes, los adultos mayores, así como se protege a las
trabajadoras y los trabajadores, por ser la esencia humana de la producción, por lo que
debemos entender que los referidos sectores requieren de una atención especial dentro
de la familia, la sociedad y el Estado; precisamente por ello, este último reconoce y
garantiza las prestaciones de las asignaciones familiares, que deberán ser pagadas por los
empleadores, como los beneficios consistentes en:
1) Subsidio prenatal, que consiste en la entrega a la madre gestante beneficiaria, de
un pago mensual en dinero o especie durante los últimos cinco meses equivalente a un
salario mínimo nacional;
2) Subsidio de natalidad, un pago equivalente al salario mínimo nacional por
nacimiento de cada hijo; y,
3) Subsidio de lactancia, entrega a la madre de productos lácteos u otros,
equivalentes a un salario mínimo nacional durante los primeros doce meses de vida por
cada hijo.

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