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A partir de allí se inicia esta gran aventura para mí, pues esto es lo que ha
significado, una rica aventura. Y escribiendo esto me doy cuenta que
posiblemente, a este suceso de la vida de mis ancestros, se deba igualmente mi
gusto y mi deleite en las películas, novelas o series de misterio. Así que como eso
lo asumí, como una investigación maravillosa, un recorrido delicioso por mi pasado
tres generaciones atrás.
Asi mismo, analizo que esta subvaloración del rol femenino fue transmitido a
través de mis ancestros por que se considera a la mujer como una “victima” por
las condiciones de vida, la concepción como una carga, el periodo menstrual como
un flagelo, el esposo siempre como alguien maltratador, a tal punto que se vuelve
lenguaje cotidiano.
Es así como crecí pensando y afirmando que ser mujer es una desventaja.
Adicionalmente identifico que mi padre no quería una niña, sino un varón y que se
enojó con mi madre cuando se dió cuenta de mi sexo. Reconozco también que
siempre me vestí como niño, nunca me gustó usar vestido y no tal vez por
imposición de mi padre, si no por mi propio gusto. Siempre usé pantalón y
conjuntos de corte varonil, hasta que tuve mi primera pareja quien me hizo darme
cuenta que no vestía como las adolescentes de mi época.
Otro hecho en que veo reflejado este “fantasma” es en mi primer embarazo, que
terminó en aborto por ser embarazo molar. Desde el primer momento nuestro
sentir como padres es que era una niña. El papá la anhelaba mucho, pero creo
que yo inconscientemente no quise este embarazo porque era de una mujer, pues
según descubrí en este tiempo de estudio, de acuerdo con la biodescodificación
sucede precisamente por esta razón, uno de los padres anhela el bebé y el otro
no. Así mismo, con la genética un embarazo molar se da por dos razones:
A esta bebé no la lloré, no le hice duelo e hice de cuenta como si nada hubiese
pasado, como si no fuera un hecho importante y la borré de mi memoria hasta
ahora. Tal como en otro tiempo lo hiciera mi abuelo con su hermana, borrándola
por completo de la historia familiar. Igualmente, a este hecho de mi vida le
encontré relación con el nacimiento de mi abuelo y la fecha de matrimonio de mis
abuelos por línea materna. (Denominado como “síndrome de aniversario”
Posterior a mis dos embarazos a término, otro hecho que resulta relevante es que
empiezo a tener periodos con abundante flujo menstrual, lo que se denomina
amenorrea. Esta condición, de acuerdo a la biodescodificación, se relaciona a que:
“la mujer ha asumido a lo largo de su vida creencias limitantes que la desvalorizan
y la sumen en la fragilidad y la inseguridad. Ha interiorizado un rol femenino y
materno condicionante y posiblemente frustrante. La mujer que
padece menorragia debe valorarse y revisar la percepción que tiene de la vida.
Debe asumir que, en el fondo, su actitud ante la vida se basa en creencias y que
éstas las puede y las debe cambiar. La mujer con menorragia debe vigilar y
neutralizar los pensamientos negativos que la conducen al desánimo. Debe darse
cuenta de que su desvalorización la lleva a supeditarse al control y opiniones de
los demás sobre su propia vida. Tomar conciencia de estas situaciones permitirá a
la mujer que sufre menorragia emprender el camino de su liberación y de su
curación; comprendiendo, respetando y amando tanto su feminidad como su
cuerpo y, por ende, su vida”. (Jesús Casla “El Ciclo Menstrual y sus Síntomas.
Descodificación Biológica y Emocional”)
Cierro entonces, con una frase que le da sentido a todo este análisis y le da
sentido también a la transmisión transgeneracional: “Si los procesos psíquicos de
una generación, no se transmitiesen a otra, no se continuasen en otra, cada cual
tendría la obligación de volver a empezar su aprendizaje de la vida, lo cual
excluiría cualquier progreso y desarrollo” (Freud, Tótem y Tabú, 1913).