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ENSAYO

“LO QUE NO SE CUENTA…..LO QUE SE CALLA”

Nathalia Sánchez Rebolledo.


LO QUE NO SE CUENTA…..LO QUE SE CALLA.

En el libro ¡Ay, mis ancestros!, Anne Ancelin Schützenberger, incluye la siguiente


frase: “Seguimos la cadena de las generaciones, y pagamos las deudas del
pasado, mientras no se ha borrado la pizarra, una lealtad invisible nos incita a
repetir, que lo queramos o no, que lo sepamos o no, la situación agradable o el
acontecimiento traumático, o la muerte injusta, incluso trágica o su eco. Nice-
Hyeres, 1989”

A partir de allí se inicia esta gran aventura para mí, pues esto es lo que ha
significado, una rica aventura. Y escribiendo esto me doy cuenta que
posiblemente, a este suceso de la vida de mis ancestros, se deba igualmente mi
gusto y mi deleite en las películas, novelas o series de misterio. Así que como eso
lo asumí, como una investigación maravillosa, un recorrido delicioso por mi pasado
tres generaciones atrás.

Inicie la construcción de mi árbol genealógico, en realidad sin ninguna expectativa,


pues a pesar de que por una fuente cercana sabia del tema, pensé ingenuamente
que esto tal vez no me aplicaría. Sin embargo para mi sorpresa comencé a
desgranar sucesos de mis antepasados que a esta generación actual, mi
generación, tocan de manera directa con los acontecimientos que vivimos. Y más
específicamente sucesos que identifiqué en mi vida, y que creía totalmente en el
pasado, pero que su marca continúa indeleble en el tiempo.

Todo inicia con el acontecimiento traumático que menciona Hyeres, en la vida de


mi abuelo materno, que siendo muy joven sufre la muerte de su Hermana. Una
muerte trágica de la cual mi abuelo nunca quiso hablar (el no- dicho) porque para
él fue muy dolorosa. Lo anterior, convierte a esta situación, según Dumas, en un
“fantasma”. (¿Cómo pagamos las faltas nuestros antepasados?, Nina Canault,
Desclee Dde Brouwer, pag. 18, 19, 20,21). En este libro, De acuerdo con Dumas,
“el fantasma”, como lo llama, es una carencia de palabras sobre la sexualidad y la
muerte, que se transmite de inconsciente a inconsciente. En este mismo orden de
ideas encontramos que en el taoísmo se les denominan los Gui. Estos Gui,
provienen de los Po, que son “la parte más terrestre del alma y que administran
las grandes funciones de la persona viva (metabolismo, alimentos sensoriales,
afectivos, sexuales y materiales)”. Adicionalmente, el taoísmo considera “que se
vuelven malos cuando extravían su camino natural para regresar a la tierra, pues
al tratarse de una muerte trágica, los Po posiblemente quieran “engancharse a la
vida”.

Así es entonces, como identifico la muerte de esta hermana de mi abuelo, que


aunque no se tiene datos exactos de los sucesos debido a que mi abuelo nunca
los proporcionó, se llegó a saber que ella fue asesinada a cuchillo estando
embarazada y que abrieron su vientre. No se sabe si se llevaron al bebé o
igualmente el bebé fue asesinado.

Teniendo en cuenta la identificación de este suceso, por la naturaleza de los


hechos y desde mi sentir, probablemente se trataría de lo que hoy conocemos
como un feminicidio. Así mismo, de acuerdo con el Blog informativo “ perspectiva
criminológica” y su artículo del 5 Agosto del 2017, el cometer un crimen con arma
blanca “requiere necesariamente que el atacante se enfrente a su víctima cara a
cara, por lo que podemos hablar de personas que confían en sus capacidades o
circunstancias para someterlas y hacerla entrar en pánico, o en su defecto, saben
que es muy frágil y que no causará mayores problemas…”Matar a una persona
con un objeto punzo cortante es un acto muy íntimo para el criminal contra su
víctima, en el cual descarga toda su ansiedad, frustración, odio, pasión, ira o
venganza”.

Este suceso no dicho, considero desencadenó en mi genealogía, una sucesión de


sucesos de maltrato hacia la mujer, incluyendo a mi propio abuelo con su pareja
sentimental quien fué mi abuela, considerándola siempre como un objeto, y
desvalidando su importancia como mujer y como persona. Así sucesivamente mi
madre y hasta yo misma con mi pareja y padre de mis dos hijos. Situaciones de
maltrato psicológico y maltrato físico que igualmente disminuyeron en algún
momento nuestra valía como mujeres.

Adicionalmente, y como hecho sorprendente a mi parecer, este “fantasma”


muestra su “enganche a la vida”, en el hecho de que las mujeres de mi generación
(3 nietas de mi abuelo, valga la redundancia), tuvimos partos por cesárea, yo en
dos ocasiones y mis primas con un parto cada una. De acuerdo con lo visto en mi
proceso de formación, estas cirugías representan una muerte a cuchillo en nuestra
genealogía y allí es donde identifico la manifestación de su espectro

Asi mismo, analizo que esta subvaloración del rol femenino fue transmitido a
través de mis ancestros por que se considera a la mujer como una “victima” por
las condiciones de vida, la concepción como una carga, el periodo menstrual como
un flagelo, el esposo siempre como alguien maltratador, a tal punto que se vuelve
lenguaje cotidiano.

Es así como crecí pensando y afirmando que ser mujer es una desventaja.
Adicionalmente identifico que mi padre no quería una niña, sino un varón y que se
enojó con mi madre cuando se dió cuenta de mi sexo. Reconozco también que
siempre me vestí como niño, nunca me gustó usar vestido y no tal vez por
imposición de mi padre, si no por mi propio gusto. Siempre usé pantalón y
conjuntos de corte varonil, hasta que tuve mi primera pareja quien me hizo darme
cuenta que no vestía como las adolescentes de mi época.

Otro hecho en que veo reflejado este “fantasma” es en mi primer embarazo, que
terminó en aborto por ser embarazo molar. Desde el primer momento nuestro
sentir como padres es que era una niña. El papá la anhelaba mucho, pero creo
que yo inconscientemente no quise este embarazo porque era de una mujer, pues
según descubrí en este tiempo de estudio, de acuerdo con la biodescodificación
sucede precisamente por esta razón, uno de los padres anhela el bebé y el otro
no. Así mismo, con la genética un embarazo molar se da por dos razones:

1. Embarazo molar completo. En esta condición, no hay embrión ni tejido


placentario. Sucede cuando los cromosomas del óvulo de la madre se pierden
o no funcionan y los cromosomas del padre se copian. Eso significa que los 46
cromosomas vienen del padre.
2. Embarazo molar parcial. En esta condición, hay un embrión y tal vez algo
de tejido placentario. El embrión puede empezar a crecer, pero no puede
sobrevivir. Esto sucede cuando el embrión tiene dos grupos de
cromosomas del padre y uno de la madre, lo cual significa que tiene 69
cromosomas en vez de 46. Puede ocurrir cuando se copian los
cromosomas del padre o cuando dos espermatozoides fertilizan un óvulo
(https://nacersano.marchofdimes.org/perdida/embarazo-molar.aspx)

Lo cual reafirma lo ya mencionado anteriormente y lo confirmo con mi sentir en


mis dos embarazos posteriores, pues oré mucho a Dios porque fueran hombres,
dado que no quería que repitieran mi historia y sufrieran lo que yo sufrí o lo que
sufre una mujer. También pensé que era mi tarea cortar con esa cadena. Aunque
en ese momento no conocía nada sobre el tema.

A esta bebé no la lloré, no le hice duelo e hice de cuenta como si nada hubiese
pasado, como si no fuera un hecho importante y la borré de mi memoria hasta
ahora. Tal como en otro tiempo lo hiciera mi abuelo con su hermana, borrándola
por completo de la historia familiar. Igualmente, a este hecho de mi vida le
encontré relación con el nacimiento de mi abuelo y la fecha de matrimonio de mis
abuelos por línea materna. (Denominado como “síndrome de aniversario”

Posterior a mis dos embarazos a término, otro hecho que resulta relevante es que
empiezo a tener periodos con abundante flujo menstrual, lo que se denomina
amenorrea. Esta condición, de acuerdo a la biodescodificación, se relaciona a que:
“la mujer ha asumido a lo largo de su vida creencias limitantes que la desvalorizan
y la sumen en la fragilidad y la inseguridad. Ha interiorizado un rol femenino y
materno condicionante y posiblemente frustrante. La mujer que
padece menorragia debe valorarse y revisar la percepción que tiene de la vida.
Debe asumir que, en el fondo, su actitud ante la vida se basa en creencias y que
éstas las puede y las debe cambiar. La mujer con menorragia debe vigilar y
neutralizar los pensamientos negativos que la conducen al desánimo. Debe darse
cuenta de que su desvalorización la lleva a supeditarse al control y opiniones de
los demás sobre su propia vida. Tomar conciencia de estas situaciones permitirá a
la mujer que sufre menorragia emprender el camino de su liberación y de su
curación; comprendiendo, respetando y amando tanto su feminidad como su
cuerpo y, por ende, su vida”. (Jesús Casla “El Ciclo Menstrual y sus Síntomas.
Descodificación Biológica y Emocional”) 
 
Cierro entonces, con una frase que le da sentido a todo este análisis y le da
sentido también a la transmisión transgeneracional: “Si los procesos psíquicos de
una generación, no se transmitiesen a otra, no se continuasen en otra, cada cual
tendría la obligación de volver a empezar su aprendizaje de la vida, lo cual
excluiría cualquier progreso y desarrollo” (Freud, Tótem y Tabú, 1913).

Doy gracias entonces a Dios y al conocimiento que me transmite a través de este


maravilloso viaje, hoy tengo la oportunidad de sanar todas estas situaciones, pues
al conocer estos hechos significativos, honro a mis ancestros, honro a esta mujer
que perdió la vida y su bebé. La honro y de alguna manera la he empezado a
querer, a mirar con amor, a arroparla en mis pensamientos y en mi corazón,
porque siento que, de esta manera, puedo mirar con amor a mis ancestras
(bisabuela, abuela, madre), amo y reconozco ahora a mi hija como parte de mi
vida, pues me llevó a recordarla, a llorarla y espero poder hacer un cierre en honor
a su vida. Y finalmente, honro mi femineidad y al hacerlo honro lo que soy….me
honro a mí misma.

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