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El tratamiento penitenciario.

La pena de prisión está dirigida a la resocialización del sujeto, siendo el tratamiento

penitenciario una pieza clave para su consecución mediante el empleo de un paquete de

recursos que operan en el área educativa y laboral de los sujetos (Pérez, 2017). El estado

actual del régimen penitenciario y carcelario en el marco de los derechos humanos, se destaca

la importancia que tienen las entidades e instituciones públicas y privadas, vinculadas o

asociadas a esta función, en el reconocimiento de garantías, salvaguarda de derechos,

otorgamiento de beneficios de actividades de asistencia, control y seguimiento de la salud de

la comunidad, así como en la rehabilitación, reinserción y restablecimiento de derechos del

sujeto privado de la libertad

De acuerdo, con el INPEC (2020), afirma que el tratamiento penitenciario se

“despliega todas las acciones de atención básica y tratamiento penitenciario para la PPL;

asegurando la prestación de los componentes de atención en salud, educación, atención

psicosocial y habilidades productivas”. De esta manera, según el Ministerio del Interior y de

Justicia (2006), el proceso de Tratamiento Penitenciario inicia desde el momento en que el

interno(a) es condenado en única, primera y segunda instancia, o cuyo recurso de casación se

encuentre pendiente e ingresa a la fase de Observación, Diagnóstico y Clasificación en un

Establecimiento del Sistema Nacional Penitenciario y finaliza una vez obtenga la libertad.

De esta manera, la pena en Colombia no solo va dirigida a la reparación del daño

causado por el delincuente, sino también a la prevención de su ocurrencia, a la protección del

condenado, que por ende generara la protección de la sociedad, y a la resocializaciones este

último para que pueda volver a pertenecerá la sociedad.

Según la Corte Constitucional, ratifico que en la Sentencia T-286 (2011) donde, se

entiende por Tratamiento Penitenciario como:


“el conjunto de mecanismos de construcción grupal e individual, tendientes a influir

en la condición de las personas, mediante el aprovechamiento del tiempo de condena como

oportunidades, para que puedan construir y llevar a cabo su propio proyecto de vida, de

manera tal que logren competencias para integrarse a la comunidad como seres creativos,

productivos, autogestionarios, una vez recuperen su libertad. Dando cumplimiento al

Objetivo del Tratamiento de preparar al condenado(a) mediante su resocialización para la

vida en libertad…” (p.1).

Así mismo, en la consideraciones de la Sentencia, reafirma con el postulado: “El

tratamiento penitenciario y en general los lineamientos generales que orientan y estructuran la

ejecución de la sanción penal, son aspectos que la justicia penal deposita en manos del poder

ejecutivo para que éste último lo administre, supervise y ejecute, conforme a los parámetros

normativos previamente definidos por el legislador” (p. 6).

De esta forma, la ejecución de la sanción penal, que no es otra cosa que la búsqueda

teórica y normativa de la resocialización, es el resultado de la acción conjunta de las tres

ramas del poder público: al sistema penitenciario le corresponde ejecutar la sanción penal a

través de la aplicación de las técnicas y presupuestos del tratamiento penitenciario definidos

por el legislador.

Así mismo, en el El artículo 10 de la Ley 65 de (1993) refirió que su propósito se

centra en el logro de la resocialización del individuo, en los siguientes términos: “…El

tratamiento penitenciario tiene la finalidad de alcanzar la resocialización del infractor de la

ley penal, mediante el examen de su personalidad y a través de la disciplina, el trabajo, el

estudio, la formación espiritual, la cultura, el deporte y la recreación, bajo un espíritu humano

y solidario” (p. 3).

Además, para que exista esta resocialización, deben existen unos canales donde se den

los espacios para que el interno halle una ocupación una vez termine su condena carcelaria;
por eso, en los centros penitenciarios se crean espacios de enseñanza y aprendizaje, y una

formación respecto a la ocupación laboral. En esta misma sentencia, afirma que los reclusos

aunque estén privados de la libertad, deben recibir garantías para que sus derechos como

persona y ser humano sean respetados dentro de esa función resocializadora del sistema

carcelario donde se les de nuevas opciones de vida al recluso.

Por lo cual, en el artículo 4º de la Resolución 7302 de (2005) establece,

específicamente, el concepto de tratamiento penitenciario en los siguientes términos:

“Se entiende por Tratamiento Penitenciario el conjunto de mecanismos de

construcción grupal e individual, tendientes a influir en la condición de las personas,

mediante el aprovechamiento del tiempo de condena como oportunidades, para que puedan

construir y llevar a cabo su propio proyecto de vida, de manera tal que logren competencias

para integrarse a la comunidad como seres creativos, productivos, autogestionarios, una vez

recuperen su libertad. Dando cumplimiento al Objetivo del Tratamiento de preparar al

condenado(a) mediante su resocialización para la vida en libertad” (p. 2).

En este sentido, la Administración Penitenciaria debe reorientar su intervención y

tratamiento hacia la promoción y crecimiento personal, la mejora de las capacidades y

habilidades tanto sociales como laborales ya que el tratamiento penitenciario es un derecho

de todas las personas que se encuentran en prisión, y el instrumento principal de la

Administración Penitenciaria para cumplir el mandato constitucional de facilitar la

reinserción social.

En conclusión, esta aproximación al panorama penitenciario ha resultado de ayuda

para deslumbrar ciertas necesidades del sistema penitenciario de importancia capital ya que

repercuten directamente sobre las posibilidades de reinserción de los detenidos y, por tanto,

determinantes para garantizar los derechos constitucionales de los ciudadanos y ciudadanas.

De esta manera, resulta necesario desarrollar investigaciones en esta línea con el fin de poner
de manifiesto todas aquellas necesidades del tratamiento penitenciario femenino que permitan

el desarrollo de medidas específicas en respuesta.

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