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IN MEMORIAM P. KARL RAHNER. S.J.

Democracia en la Iglesia?

Marta Lucía Chaparro R. *

Uno de los tópicos en que es cisamente en momentos en los que


necesario plantear constantemente está a la orden del día el asunto de
la reflexión sobre la comunidad los modelos eclesiales bien o mal
eclesial es el que se refiere a la diseñados como "Iglesia de los
cuestión del régimen de gobierno y Pobres", "Iglesia popular", "Iglesia
de las formas de convivencia y de la Base", "Iglesia desde abajo",
relacionalidad propios de la Iglesia. "Iglesia circular", etc.
Cuestión que no puede responderse
si no se toma posición frente a los Ciertamente, los conceptos mis-
dos ángulos desde los cuales se ha mos de democracia y monarquía
polarizado hoy la discusión: ¿Es son pro blemáticos y se prestan a las
la comunidad eclesial esencial- ambigüedades. Como veremos, ellos
mente una monarquía? o ¿Cabe no se pueden aplicar acríticamente
la posibilidad de entrever para el al organismo eclesial. Pero la cues-
futuro una forma de democrati- tión no puede zanjarse considerán-
zación que se adecúe rectamente al dolos un obstáculo o un peligro,
constitutivo fundamental de la sino precisamente profundizándolos
Iglesia y lo manifieste con una con la osadía, la cautela y la serie-
mayor fidelidad? dad que el problema merece.

Nadie podrá soslayar la impor- Lo que subyace es la pregunta de


tancia de la cuestión propuesta pre- si la Iglesia es capaz de asumir las

* Magister en Tea lag la. Universidad Javeriana, Bogotá.

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graves preguntas, los desafíos y los Por su misma naturaleza y por
compromisos que su propia refle- su modo de entenderse a sí misma
xión de fe y las jóvenes prácticas y de proceder, no hay duda que la
ecIesiales le imponen; cuál es el Iglesia se aleja paulatinamente de
rumbo que ella misma prepara y en todas formas y estilos de dominio
el cual concretizará un nuevo rostro que pOSIblemente pudieron infil-
de lo institucional como requisito trarse en ella a lo largo de su vivir
indispensable para que no pierda histórico-pasado.
credibilidad, eficacia y fuerza histó-
rica en el presente y hacia el futuro. Eso le exige, particularmente
hoy, renunciar a toda pretensión de
dominio y distanciarse de su repre-
Ahora bien: este dinamismo ac-
sentación en un modelo monárqui-
tual que ha encontrado en el Conci-
co que corra el peligro de crear en
lio una confirmación y un estímulo
los miembros de la Iglesia y en los
hacia adelante, encontró en KarI
que no pertenecen a ella falsas con-
Rahner uno de sus máximos pione-
cepciones sobre su régimen de
ros. De ahí que este artículo se pro-
gobierno.
ponga rendir homenaje a la ilustre
figura teológica desaparecida abor-
¿ Tendrá igualmente que distan-
dando el planteamiento de las posi-
ciarse de un modelo democrático?
bilidades, sentido, razones, límites
Todas las afirmaciones hechas pare-
de la democratización de la Igle-
cen confirmar lo contrario y pro-
sia, tal como salieron del pensa-
bar, que existen motivaciones váli-
miento genial del gran teólogo.
das para respaldar la utilización del
término "democratización" como
Confesamos de entrada que este lema de la necesaria renovación
trabajo adolece de dos limitantes. eclesial, aún cuando este término
El primero, que no pudo cubrir las adquiere en la Iglesia y referido a
obras todas de Rahner. El segundo ella, un contenido específico y
que las obras examinadas no abor- único, una calificación teológica
dan todas el tema propuesto sino particular .
sólo en dos artículos (1), por lo
cual nuestro trabajo ha sido de Porque a ella le pertenecen como
recopilación de los datos necesaria- constitutivos, la libertad, la respon-
mente dispersos y ofrecidos en una sabilidad humana, el derecho a la
sistematización que como tal no es propia autodeterminación de cada
de Rahner. uno de sus miembros, la solidari-

(1) Cfr. RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? Selecciones de Teología., No. 30., Volumen 8
de 1969 (Condensó J. García U.
Cfr. RAHNER, K., RATZINGER, J. Episcopado y Primado. Guaestiones Disputatae. Ed.
Herder. Barcelona. pp. 15-42.

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dad, la corresponsabilidad de todos tiempo, mundo, e historia, median
en la edificación de la comunidad al sujeto cor:sigo mismo. Precisa-
y en su crecimiento, el ejercicio de mente por ello, la Teología no
un gobierno libre de opresión y puede ser la transmisión invariable-
avasallamiento de los grupos y que mente fija de principios y conteni-
se apoye además en una obediencia dos que quisieran ser universal y
no forzada de los integrantes de la eternamente válidos.
Iglesia, la opinión pública, y otros
muchos elementos que expresan las . Tampoco puede ser un conjunto
aspiraciones últimas de un sistema de conocimientos ni un código
democrático. ético que se superpongan a cual-
quier situación; so pena de con-
De ahí que un modelo social de vertirse en una teoría ahistórica y
organización que reestructure las desencarnada.
formas de convivencia y las relacio-
nes entre los miembros de la Iglesia, Sin una reflexión sobre la expe-
orientado hacia la Democratización, riencia histórica, sin una referencia
puede ser, dentro de sus justos lími· constante a las situaciones concre-
tes (y por tanto, en un sentido ana- tas, de las cuales la teología recibe
lógico) una legítima configuración impulsos decisivos, ella se queda
histórica de estos elementos esen- vacía, pierde relevancia y, por tan-
ciales a la Iglesia. to, fuerza histórica.

Se hace conveniente, entonces, "Una teología pastoral no se


que nos detengamos a considerar queda en la médula de una dog-
cuáles son los caminos prácticos mática y de una teología moral y
que postula Rahner, para alcanzar en los principios generales extraí-
un nuevo rostro de lo institucional dos inmediatamente de estas dos
en la comunidad eclesial, por lo disciplinas, cuando, presupo-
menos en este particular momento niendo todas las disciplinas teo-
lógicas y dándoles vigencia, ob-
histórico.
tiene sus propias afirmaciones y
decisiones de un conocimiento
Pero antes de desarrollar especí-
teológico de la situación histórica
ficamente el tema, veamos cuál es
y sociológica en la que aquí y
la presentación que hace el autor de
algunas particularidades de la situa- ahora vive y debe vivir la Iglesia.
Sin un tal análisis de la situación
ción a la cual la Iglesia debe respon-
que el teólogo puede realizar a
der con todo este cambio.
partir de sus propios principios
y no debe dejar sólo a las ciencias
1. ¿DONDE NOS ENCONTRA- profanas de la historia y de la
MOS? sociedad (por mucho que haya
La auto inteligencia del hombre de respetar sus resultados e in-
se realiza en forma histórica. Así, cluirlos en sus propias considera-

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ciones), la teología pastoral sería misión, y desde él y para él ha de
un mero trozo de dogmática y de tomar sus decisiones" (3). _-
teología moral y además una
mezcolanza de recetas baratas Por esta razón, el autor no quiere
para la llamada "experiencia ", - hacer una búsqueda de opciones
asumida acrz'ticamente, de quie- pastorales eclesiológicas, ni señalar
nes hacen esa compostura de teo- caminos reales y concretos para
logz'a pastoral" (2). una praxis, que no partan de una
reflexión sobre la situación en que-
El Aquí y el Ahora son, pues, el se encuentra la Iglesia a la cual él
punto de partida legítimo de toda pertenece. Se trata de la Iglesia ale-
elaboración teológica; el lugar mana, lo que explica la ausencia de
desde el cual se formulen las opcio- algunos temas que son muy relevan-
nes y los compromisos concretos y tes hoy en América Latina pero no
el punto de llegada hacia el cual se por ésto su reflexión carece de inte-
oriente toda praxis transformadora. rés para nosotros, ya que la situa-
ción esbozada, a grandes rasgos y
Tanto más en relación con la .. muy brevemente, en mayor o me-
Eclesiología, ya que ella es la refle- nor grado, también se ha generali-
xión sobre una Iglesia situada en zado entre nosotros, aunque se
el mundo y cuya existencia está en especifique de otra manera.
función de la salvación de dicho
mundo. Iglesia que no puede des- Dicha reflexión no pretende ser
conocer e ignorar las tareas y los elaborada ni sociológica ni histórica
retos que le plantea pues, de lo ni políticamente. Es una profundi-
contrario, envejecería paulatina- zación hecha desde el estricto y
mente perdiendo su dinamismo y característico saber teológico, que
se quedaría a la zaga del desarrollo no tiene la pretensión de ser ex-
histórico. Hablando de este mundo, haustiva y detallada, pero que él
Rahner dirá que la comunidad considera de mucha utilidad (4).
eclesial
Ciertamente no se encuentra
"en él ha de vivir y cumplir su explicitada en todos sus escritos;

(2) RAHNER, K. cambio Estructural de la Iglesia. pp. 25-26.


(3) Ibid., p. 25.
(4) "Al no percibir claramente este mundo, la conciencia propia de la Iglesia concreta se convierte
muy a menudo en una curiosa mezlca de terco conservadurismo (uno sabe de sobra lo que ha de
hacer y lo hace muy bien) y una desesperación inconfesada (en un mundo en que por su propia
evolución dé cada vez menos pie a un cristianismo auténtico, el cristianismo y la Iglesia van en
franco descenso .. .) Un análisis de situación profundizado teológicamente es indispensable .••
Desde luego sería una empresa absurda el intentar elaborarlo o incluso tan s610 exponerlo (por
ya existente) desde el propio saber y con las propias fuerzas. Sin embargo, he de aventurar
algunas observaciones sobre el tema" Ibid., pp. 26-27.

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me atrevo, sin embargo, a afirmar Para Rahner, este término quiere
que es más que un simple marco de expresar, en primer lugar, que el
referencia y que, por tanto, no se medio cultural en el cual se hallan
encuentra sólo en el origen sino, inmersos los cristianos actuales se
además, en la elaboración de todo encuentra en un momento de
su pensamiento. transición por el cual se está alejan-
do cada vez más de una cosmovi-
Comencemos diciendo que para sión cristiana.
Rahner la mejor caracterización de
la presente situación de la Iglesia es
la de una diáspora. "La sociedad de antes estaba es-
tructurada de un modo homogé-
"El cristiano reconoce la diáspo- neo y jerárquico incluso en su
ra, en la que actualmente ha de cultura profana; tenía una opi-
vivir en todas partes, como una nión pública común que le venía
situación que en último término dada al individuo previamente a
ha de ser considerada como po- la decisión y configuración de su
sitiva para su cristianismo. Al vida, de un modo mucho más
hablar de diáspora lo hago en el patente que como hoy sucede.
sentido bíblico y actual de la Por eso es importante darse
palabra, no en el sentido que ha cuenta de que el carácter cristia-
tenido hasta hace poco de una no homogéneo de la sociedad de
situación en que los católicos son entonces era en cuanto tal el re-
minorza entre una mayoría de sultado y un factor de la unidad
cristianos evangélicos. Este últi- y homogeneidad de la sociedad
mo concepto acuñado en el profana. . . La situación de los
siglo XIX puede tal vez seguir cristianos de hoy y, por tanto de
teniendo actualmente una cierta la Iglesia es la de la transición de
realidad y puede ser útil para ca- una Iglesia de masas en concor-
lificar las labores pastorales, pero dancia con una sociedad y una
está en franca retirada ante la cultura profana homogénea a una
realidad que actualmente hemos Iglesia como comunidad de los
de ver en esa palabra" (5). creyentes, que en una opción
personal y libre de fe se colocan
La diáspora es, pues, una situa- también a distancia de la menta-
ción que existe ya de hecho y con lidad y del comportamiento
la cual la Iglesia tiene que contar. ordinario en el entorno social,
Situación que el autor delimita y que encuentran y caracterizan
recurriendo a la imagen anticotes- de un modo peculiar la fe propia-
tamentaria, aunque adquiera hoy mente teológica, quizá justamen-
caracterizaciones diferentes. Pero,. te en y por una relación crítica
¿en qué consiste propiamente?

16) RAHNER, K. El cristianismo en el mundo que le rodea. p. 101.

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frente a su sociedad y a los pode- gicamente este proceso creciente
res dominantes en ella" (6). por el que todos ellos se van vincu-
lando cada vez más, no sucede en el
Ya no vivimos en un régimen de mismo grado para t:ada uno, pero
Cristiandad en el que todos los pre- nos permite afirmar que existen
supuestos sociales preceden y con- íntimas conexiones entre ellos o,
dicionan la decisión personal, cons- por lo menos, una relación de
tituyendo un soporte y una presión vecindad. Por consiguiente, la polí-
exterior para la fe. tica exterior e interior de la Iglesia
se condicionan mutuamente de tal
Asistimos, por el contrario, a la manera que resulta casi imposible
erosión progresiva de estos presu- distinguir una de otra.
puestos, lo que ha hecho disminuir
cada vez más la fe cristiana institu- "Vivimos en un mundo en el que
cionalizada, hasta el punto de que los ámbitos históricos que antes
tengamos que contar con un des- estaban más o menos separados,
censo, que para el futuro será toC:a- cultural, social y po/(ticamente,
vía mayor, del número de miem- han evolucionado o están evolu-
bros de la comunidad eclesial (7), cionando hasta formar una uni-
siendo necesario que la Iglesia bus- dad de modo que, aunque en di-
que una nueva configuración, acep- {eren te grado, cada uno se ha
tando con valentía la caída de una vuelto vecino de todos y, por
sociedad homogénea de la que en el tanto, la 'polttica exterior' y la
presente no quedan smo restos 'poLaica interior' de una 'Iglesia
( 8). regional' se condicionan mutua-
mente, incluso por obligación,
¿Cuáles son los elementos qUl' de tal manera que apenas se pue-
han llevado y caracterizan esta si- den ya distinguir una de otra"
tuación'? En primer lugar, nos en- (9).
contramos con una unidad mayor
entre todos los ámbitos históricos La iglesia delwrá ser enü'ndida
que antes se encontraban más o ml'· cada vez más como una rpulidad
nos distanciados uno del otro. Ló- abierta en la cual no existe un dua-

(6) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 29-31.


(7) "Nosotrcs somos el comienzo de la pequeña grey. Digo el cornienzo porque estoy convencido,
sin por ello sentirme ni profunda ni propiamente tentado en mi fe, de que la Iglesia alemana
todavía descendenrá notablemente en número en los próximos decenios, por lo menos con
referencia a la población total y también en poder social" Ibid., p. 37.
(8) Existen todavía restos de un tal cristianismo tradicional estructurado socialmente y no debe-
mos avergonzarnos de ello ni tampoco tenemos de entrada el deber de suprimirlos por algún
principia democrático formal. Pero son restos ... Es incluso un deber esforzado por preservar
de una ruina demasiado brusca a lo que de tales restos existe aún ... pero hay que cobral una
nueva configuración más adecuada al presente y al futuro" Ibid., pp. 29 y 31.
(9) Ibid.,p.27.

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lismo entre el ser y el hacer, ni una Pero en el ámbito eclesial ha fomen-
división entre ad intra y ad extra: tado más vivamente ('1 sf'ntido y la
La misión es un elemento estruc- voluntad de hacer comunidad
turante y creador de la comunidad (11).
y precisamente de una comunidad
que al hablar de su "ser" lo hace Además, este mundo l'n que vivi-
históricamente, en la concretez de mos es, en tercer lugar, un mundo
la praxis. condicionado por las ciencias. pn el
que Dios no es ya una realidad ('vi-
En segundo lugar, vIvimos en la dente df' por sí y en el que lo n>li-
época de la colectivizaci6n masiva gioso no tiene. para Rahner, ningu-
y de nuevos movimientos y tenden- na posihilidad de futuro si no realiza
cias hacia un trabajo de grupo que un diálogo y un acercamipl1Lo con
rompan con cualquier forma tradi- la mentalidad científica.
cional que facilite y fomente el
desarrollo del individualismo. "Vivimos en un mundo en el que
la mentalidad general de la socie-
"Desde el punto de vista de lo dad y de cada individuo está hon-
social y de la historia del esp (ri- damente marcada por las cien-
tu, vivimos en la época del hom- cias: por las ciencias de la histo-
bre colectivo, de la masa y aún ria, que relativizan todas las reali-
de la disolución de aquellas for- dades históricas pese a su larga
mas y agrupaciones sociales (cla- ideográfica; por las ciencias natu-
ses, etc.) que son su variedad y rales autónomas, exactas y fun-
peculiaridad facilitaban también cionales, y por las ciencias socia-
la formación de personalidades les emp{ricas que piensan casi
individuales autónomas y bien como las naturales. La men tali-
marcadas" (10). dad 'metaf(sica' y religiosa del
hombre sólo podrá existir libre-
Ciertamente esta forma de colec- mente y tener una posibilidad de
tivización encierra gravísimos peli- futuro si lleva a cabo una simbio-
gros ya que disminuye el senti- sis libre con esa mentalidad cien-
miento de seguridad e intangibili- tl¡ica y con su racionalismo
dad del individuo, abandonándolo a escéptico, sin situar a Dios all(
los poderes colectivos anónimos, sin donde el método cient(fico debe-
alma, impenetrables y violentos. na encon trarle y no le encuen-

(10) RAHNER, K. Reflexiones pacificas sobre el principIo parroquial. Escritos de Teolo!Jl'a, Tomo
11, Ed. Taurus, Madrid, p. 300.
(11) Hablando de la parroquia, Rahner dirá: "Este desarrollo (de lo colectivo) encie .... a gravl'simos
peligros para el hombre y para el Cristiano que hay en el hombre, sin embargo, en el ámbIto di!
la vida cristiana ha hecho que sea más vivo el sentido y la voluntad de comunidad, de forma.
una comunidad ... Por eso, la parroquia debiera constituirse en mayor escala en patria Integral
del hombre cristiano" Ibid., pp. 300·301.

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tra . .. Habría que repetir de nue- él que simplemente son así y no
vo que el cristianismo y la Iglesia pueden ser de otra manera (14).
viven hoy, y mucho más mañana,
en una situación en que la menta- "El objeto y la situación de las
lidad general y pública, marcada decisiones y humana y social-
por las ciencias positivas y sus mente relevantes se han compli-
métodos, no conoce ningún cado hoy de tal modo que dicha
mundo en el que Dios se presente modificación está por lo menos
como una realidad concreta entre muy cerca de ser una modifica-
otras y en un sentido muy ción 'espec ífica '. Esta proposi-
determinado, que desde luego no ción precisa una explicación más
excluye realmente la fe y la exacta ya que crea los presupues-
relación con Dios, es a- tea" (12). tos imprescindibles para nuestras
reflexiones. El obrar humano
Hoy libertad y sociabilidad son tiene un objeto y sucede en una
dos conceptos claves que se enfren- determinada situación. Ambos
tan y complementan mutuamente deben ser conocidos temática o
(13) por eso, la Iglesia debe mani- irrefleja y globalmente), si es que
festar claramente que ella está al ha de captarse la cualidad moral
servicio del hombre y crear un ám- de la acción hecha de manera
bito en el cual se haga efectivo el moralmente responsable. Antes
respeto por los valores de la perso- el objeto y la situación de una
na humana. Y, además, trabajar en acción de la libertad del hombre
esta tarea en colaboración con las estaban simplemente dados de
ciencias; distinguiendo su campo antemano en una fijación y repe-
específico de competencia y respe- tición casi estáticas de lo mismo.
tando el de las demás; permitiendo, Simplificando un poco el estado
en definitiva, que cada una sea ins- de la cuestión, pero no falseando
tancia crítica frente a las otras. sino poniendo más de manifiesto
lo decisivo, podr(amos decir:
En cuarto lugar, este es un mun- antes le estaban dados de ante-
do en el que el hombre se ha con- mano al hombre el objeto y la
vertido en objeto de su propia situación de su obrar. Era la na-
operatividad y poder de mutación, turaleza con la cual se las hab(a;
en que ya no tiene que habérselas eran los simples datos humanos
con situaciones fijas y anteriores a que a través de generaciones vol-

(12) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 27-32.


(13) Porque el individuo "no es ya, por una parte, una persona sola, inerme y aislada, y, por otra,
no se reduce a ser miembro y número de la colectividad sin alma" Rahner, K. Reflexiones
pacfficas ... pp. 300-301.
(14) "La situación del hombre cobra el carácter de albedrio, de lo que en cada momento puede ser
modificado porque acaba de surgir, de lo que es impenetrable" Rahner, K. Limitaciones del mi-
nisterio en la Iglesia. p. 499.

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vían siempre del mismo modo; ¿Hasta dónde le está permitido
cuando el hombre de esos tiem- intervenir? ¿Sigue teniendo hoy
pos precedentes modificaba para una función social?
largo su situación y todo su ám-
bito existencial, las modificacio- En quinto lugar, socialmente la
nes, hechas y no sólo padecidas, autoridad se entiende cada vez más,
eran hasta tal punto 'micromu- de manera funcional y no como un
taciones' (si es que podemos poder cuya adquisición llena de
decirlo asO que las llevaba a cabo prestigio y da un status más elevado
de manera enteramente irrefleja que el de los demás.
sin que llegase a ser objeto pro-
pio de decisión moral. Y por eso "En esta época la autoridad se
se sabía lo que había que hacer entiende sólo de forma funcio-
moralmente . .. Correspondiente- nal. . . Habría que caracterizar
mente la tarea de la Iglesia era esta situación apuntando que las
simple: la proclamación de prin- personas y cosas revestidas de
cipios que cada uno de por sí autoridad (cargos oficiales, Escri-
aplicaba a la realidad concreta, tura, celebraciones cristiano~cle­
ya que ésta era sencilla, abarca- siásticas de determinados aconte-
ble, estática, siempre la misma" cimientos de la vida mediante el
(15). bautismo, la primera comunión,
el entierro cristiano, etc.) sólo
Ahora, el hombre tiene en las podrán conseguir aún vigencia si
manos al mundo y es él quien deci- por una parte se fundamentan
de libremente en todas las situacio- de modo contínuo y renovado a
nes (16), con lo cual todo el ámbi- partir de las experiencias últimas
to de su actuar se complica y se de la vida y de Dios y al mismo
hace cada vez más complejo (17), tiempo ejercen un influjo benéfi-
lo que plantea serios cuestionamien- co que el hombre normal pueda
tos a la comunidad eclesial, sobre percibir y entender de verdad"
todo en relación con la posibilidad (18).
y las limitaciones de la tarea minis-
terial en la proclamación de princi- De ahí que la Iglesia no pueda
pios operativos en el campo profa- erigirse como la maestra totalita-
no. ¿Hasta dónde llega la compe- ria que toma decisiones por los
tencia de la Iglesia en el mundo? individuos sin permitirles tener un

(15) Ibid., pp. 496497.


(16) "Tiene que habérselas consigo mismo y con las obras de su propia libertad" Ibid., pp. 489499.
"Ya no vive en la naturaleza sino en la cultura" Ibid., p. 498.
(17) "Cuanto más se den en la situación dada de antemano a la libertad y en el material de la misma
elementos que resulten de una decisión libre del hombre, tanto más problemática se vuelve la
situación libre de dicho hombre" Ibid.
(18) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 28 Y 33.

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ámbito de autonomía e intimidad delos únicos a los cuales el hombre
en su vida privada sino que, por el pueda referirse para determinar su
contrario, debe educar su concien- propia esencia. Hay, por el contra-
cia y respetar su responsabilidad rio, una gran variedad de modelos
(19). que van cambiando rápidamente.
Pero, además, tiene la obligación
de revisarse contínuamente y bus- "Vivimos en un mundo en que
car que sus estructuras y formas los modelos representativos con
de gobierno y organización sean que el hombre entiende su propia
entendidas como un servicio que no esencia se han vuelto móviles y
crea divisiones que es instrumento plurales, de modo que en ningún
eficaz para el logro de una mayor ámbito cultural se da ya una
unidad y participación de todos, y imagen ideal aceptada por tod08
que da cara al mundo, ejerce su y públicamente, hacia la cual se
función con un verdadero espíritu puede desarrollar de forma natu-
de humildad, proponiendo direc- ral el individuo con buena volun-
trices concretas e imperativos de tad" (20).
aCClOn que contribuyan a una
mejor edificación de lo social, den- Existe, pues, un gran peligro de
tro de los justos límites en que que la sociedad pase de J,lna estruc-
está permitido actuar. Servicio que turación homogénea a un momen-
fomenta y permite el nacimiento to de relativismo total y anarquía.
espontáneo de grupos al interior Pero que en un sentido positivo,
de la misma Iglesia sin llegar a con- esta situación pueda ayudar real-
frontaciones que contradigan su mente a un fomento justo de la
misma esencia. Y, por tanto, en libertad, la originalidad y la autono-
ella, la autoridad debe conquistar mía humanas, creando un ámbito
a cada paso aceptación y obedien- para la responsabilidad.
cia no porque se imponga a la fuer-
za (lo que hoy resulta prácticamen-
te imposible), sino porque los hom- También ésta es la época de los
bres reconozcan que está animada medios de comunicaclOn, unos
por el espíritu y la caridad de Dios. medios que masifican y que dejan
en la persona la sensación de ser
Digamos, en sexto lugar, que en manejada sin saber a ciencia cierta
nuestra sociedad no existen ya mo- quién es quien dirige.

(19) "Al menos una vez tenemos que mostrar al hombre de hoy el comienzo del camino veraz y con-
creto que le lleva a la libertad de Dios. Si el hombre no ha hecho ni siquiera inicialmente la
experiencia de Dios y de su Espíritu. que libera de la culpa y de la angustia vital más profunda.
no tenemos por qué manifestarle las normas morales del cristianismo. No podría entenderlas; a
lo más le podrían resultar causa de coerciones más radicales y angustias más profundas" Ibid .•
p.84.
(20) Ibid., pp. 28·29.

114 DEMOCRACIA EN LA IGLESIAl


"Vivimos en un mundo de los y aun con un respaldo social. Serán
medios de difusión que conducen cada vez menos los pueblos católi-
a las masas; nadie logra saber ya cos.
muy bien quién los conduce a
ellos" (21). Por el contrario, ella se encuentra
hoy en un momento crítico en el
Finalmente, VIVImos en una so- que se revisa contínuamente su
ciedad pluralista que está compues- obrar y su razón de ser yen el cual
ta por grupos claramente diferencia- se colocan cada vez mayor número
hles en mentalidad, sentido de la obstáculos para que continúe ope-
vida, "conciencia"; pero que convi- rando activamente en el ámbito
ven juntos aunque, muchas veces, histórico. ¿Qué puede hacer la Igle-
en medio de conflictos y tensiones. sia? ¿desconocer toda esta situa-
ción'? ¿encerrarse en sí misma pro-
"En el mundo no existe ya una tegiéndose de los cambios y muta-
sociedad que proponga direc tri- Giones sociales? ¿mirar descorazo-
ces comunes y concretas para nadamente el presente esperando
todos los grupos de ella" (22). que Dios intervenga y tome la situa-
ción en sus manos o le depare para
Con razón dirá Rahner, que esta el futuro algo mejor de lo que exis-
tensión entre lo colectivo y al mis- te hoy? ¿aferrarse desesperadamen-
mo tiempo, entre un marcado espí- te a los pocos restos que quedan del
ritu de independencia e individuali- pasado?
dad, ahre en el hombre grandes
hrechas que la Sicología ha descu- Ciertamente, en algunos aspec-
hierto, pero que trata de manejar tos, la situación anterior puede ser
manipulando y desconociendo la considerada como una gracia de
lihertad humana (23). Dios, pero se trata de una situación
que va siendo hoy prácticamente
Es obvio, pues, que la Iglesia ya inexistente y que tampoco debemos
no tiene asegurada socialmente su idealizar como la mejor y única,
existencia como un hecho eviden- desconociendo sus limitaciones y
te que contaba previamente con la desventajas (24). Sería inútil que
aceptación y la simpatía de todos, nos aferráramos desesperada-

(21) Ibid., p. 28.


(22) Ibid., p. 29.
(23) "La psicologla profunda descubre en el hombre abismos que, por una parte, ella procura domi-
nar no apelando a la libertad racional del sujeto, sino mediante una psicotécnica concebida al
estilo de las ciencias naturales, y que, por otra, sin embargo, intenta disolver al hombre en las
potencias anónimas de su origen biOlógico y social" Ibid., p. 28.
(24) "Para los hombres de esta época que está pasando, y en gran parte que ha pasado ya, puede
interpretarse teológicamente como una gracia, mediante la cual Dios le acomodaba de una
determinada manera al hombre su opción de fe, necesaria también para él, pero sin evitársela ...

MARTHA LUCIA CHAPARRO 115


mente al pasado tratando de recons-o un intento de abandonar la misión
truirlo. para la cual Dios la destinó, envián-
dole a ir a predicar el Evangelio a
''No sirve para nada agarrarse an- toda creatura, reemplazada por una
gustiosamente a los restos de la visión de pueblo escogido.
sociedad homogénea, profana y
cristiana de an tes; no sirve para "Al decir que nosotros somos
nada que la labor misionera de hoy el comienzo de la pequeña
la Iglesia retorne a la llamada 'pe- grey hay que desechar el primer
queña grey' que, debido a esos lugar un malentendido de esta
restos, todavzlz existe, ofrecien- frase. 'Pequeña grey' no significa
do así aún a la Iglesia la posibi- lo mismo que ghetto y secta, por-
lidad, aunque cada vez más redu- que éstos no quedan constitu{-
cida, de seguir con el estilo anti- dos por la cantidad de personas
guo, hasta que también los últi- sino por una mentalidad que ni
mos oasis pequeño-burgueses y hoy ni menos aún en el futuro
campesinos, procedentes de los puede ser la mentalidad de la
restos de una época que acaba, Iglesia, por muy grande o peque-
desaparezcan más o menos por ña en número que sea y llegue a
completo" (25). ser la Iglesia alemana. ALU donde
se propague entre nosotros la
La Iglesia no puede darse el mentalidad de secta y de ghetto
lujo de situarse de espaldas a la his- -claro que no con estos nom-
toria desconociendo su dinamismo bres, pero sí de hecho-, con el
y desarrollo y las tareas y compro- pretexto de que somos o vamos
misos que le impone. Como tam- a ser la pequeña grey de Cristo,
poco puede tomar una postura que ha de pronunciarse por la
defensiva y conservadora. Por eso, necedad de la fe y de la cruz, hay
para Rahner, si bien en una situa- que combatir enérgicamente esa
ción de diáspora la Iglesia debe ser mentalidad en nombre de la ver-
vista como la "pequeña grey", debe dadera fe y el verdadero cristia-
separarse radicalmente de todo lo nismo. Cuando con un tradicio-
que pueda identificarla con un nalismo cómodo y una pseudo-
"ghetto", porque este término no ortodoxia aburrida, que tiene
se refiere a número sino a una men- miedo de la mentalidad del hom-
talidad que significa un fallo en el bre actual y de la sociedad· mo-
reconocimiento de su situación y derna, se recurre a la 'pequeña

Nosotros no podemos contar con esa 'gracia' para hoy ni de cara a cualquier futuro previsible,
y tampoco necesitamos hacerlo ... Pues también ella, al menos en cierto sentido, va en contra
de la esencia última de la fe, puesto que ésta significa opción por Dios y su llamada, opción que,
en último término, ha de tomarse también con una distancia 'crítica' del mundo y, por tanto,
de la mentalidad y del comportamiento ordinario" Ibid., p. 30.
(25) Ibid., p. 31.

116 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


grey, cuando de modo inconfe- permitido juzgar negativamente la
sado uno no tiene nada que opo- situación (28) o desconocerla no
ner a que las personas que andan tomándola seriamente en cuenta
preguntando inquietas se vayan (29).
de la Iglesia, porque as( se vuelve
a establecer la calma y el orden y "La Iglesia no quiere ni puede
todo en la Iglesia vuelve a ser ser ya la fortaleza inexpugnable
como antes, lo que se propaga no con estrechas aspilleras, desde las
es la actitud adecuada a la peque- que se esp (a al enemigo, sino una
ña grey de Cristo, sino una men- casa amplia con grandes ventanas
talidad sectaria de baja ralea. desde las que se ven todas las
Esta es tanto más peligrosa cuan- tierras de la humanidad, abraza-
to que no se presenta con su ver- das todas ellas por el poder crea-
dadero nombre, sino invocando dor y la misericordia de Dios, a
a la ortodoxia, al sentido de la quien se ha consagrado un altar
Iglesia ya la moral estricta" (26). en medio de esa casa" (30).

.-\hora que la fe depende cada Debe ser, por consiguiente, una


Vt'Z nwnos de soportes exteriores y Iglesia abierta, que acoja a todos los
debe basarsp en la entrega libre y que la busquen de corazón, sin que
personal del individuo bajo la gra- ésto signifique una renuncia a los
cia de Dios (27), ahora que lo mi- principios fundamentales de su fe,
nistt'rial no puede alzarse sobre los ya que esta amenaza no es un peli-
otros mipmbros de la comunidad gro real si ella es firme dogmática-
{'c lesial, lleno de prerrogativas, aho- mente y si es consciente de sí mis-
ra qlH' la Iglesia debe, también den- ma.
tro de ella, adaptarse y aceptar el
pluralismo cada vez mayor, respe- Debe estar abierta al diálogo y a
t.ando la divl'rsidad dt, opiniones, la escucha, reconociendo que tam-
ahora qUl' se hacp urgente y nece- bién en su interior existen mu-
sario qUl' le laico asuma mayores chos grupos desfasados entre sí
tareas ('n la Igll'sia, no nos es"á que no puede suprimir para conse-

(26) Ibid., p. 38.


(271 Porque en el futuro "lo Institucional no sustentará ya a los corazones sino que será sustentado
por ellos" Cfr. Rahner, K. Doctrina conciliar de la Iglesia y realidad futura de la vida cristiana.
p.472.
(28) "La tan lamentada mengua de cristianismo y de fe no procede de la actuación de potencias
tenebrosas, no es siqu iera una mengua de la fe salvlfica y absolutamente necesaria ... sino que
es una mengua de los presupuestos de un género muy especial de fe y de cristianismo ... " Cfr.
Rahner, K. Cambio estructural.. " p. 32.
(29) "En nuestra Iglesia el estamento oficial y los buenos cristianos celosos no quieren darse cuenta
en la medida suficiente de esta situación transitoria. La tendencia fundamental en nosotros es
la defensa de lo recibido no la preocupación por lo que viene" Ibid., p. 34.
(30) RAHNER, K. El Cristiano en el mundo que lo rodea. p. 108.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 117


~uir una nivelación ni una paz am- libertad individuales en el cuerpo
bigua que sería en último término social, por el respeto a la diversidad
unifllrmidad (31). de opiniones y mentalidades, por el
fomento de nuevos grupos y formas
Debe asumir una actitud ofensi- de agrupación, por un nuevo con-
va, una relación crítica frente a la cepto dI' autoridad que rechace
sociedad y a los poderes que domi- todo tipo de poder e imposición,
nan en ella, que busque ganar nue- por una mayor participación de los
vos cristianos de un medio no cris- miembros de una institución en sus
tiano, de un medio "pagano" o sim- decisiones y compromisos, por una
plemente a-religioso. (32). mayor apertura de las organizacio-
nes y un mayor pluralismo, etc.
Debe, por consiguiente, no sólo Tendencias que permiten caracteri-
aceptar esta situación y soportarla zar a esta época como la época de la
con paciencia, sino además, amarla Democracia y el interés por la
ya que es su propia historia y en defensa de la dignidad humana a
ella y por ella, Dios continúa salvan- todos los niveles.
do a los hombres.
¿Qué tareas y caminos prácticos
hay que postular de cara al futuro
2. ¿QUE HEMOS DE HACER? para que la Iglesia haga efectiva su
respuesta a los retos del presente
B=l breVE' bosquejo dl' la situación logrando así una prueba vital y con-
E'n la cual s(' encuentra inmersa la vincente de su importancia y función
Iglesia nos ha rll'rmitido v(>r que la histórica? ¿Qué hemos de hacer
tan'a por una Democratización eclt,- para lograr esta anhelada Democra-
sial se halla impuesta tambi{'n como tización dentro de una fidelidad
una exigencia de la época actual, ya renovada al fundamento esencial
que en ella se insiste cada vpz más de la comunidad pclesial? Esta es
por la defensa dE' la autonomía y la precisamente la cuestión a la que

(31) "La Iglesia actual, y más aún la Iglesia del futuro, está constituida por grupos desfasados entre
si, histórica, cultural y socialmente . . . De ahi que no se puedan evitar los llamados compro·
misas, que reflejan esa realidad P. intentan ajustarse lo más posible a todos esos grupos desfa·
sados entre si". Puesto que por principio todos ellos tienen un cierto derecho a la vida, el respeto
a esa realidad puede también ser subsumido en la doctrina '{ la praxis de que en la única Iglesia
con su único Espiritu puede y debe existir una multitud de carismas, cuya armonla última
quizá no lleguemos a experimentar del todo en el curso de la historia sino que es perceptible
tan sólo por el único Señor de la Iglesia y de la historia ... Esto no debe llevar a una paz de
camposanto . . . (Debe haber lucha pero en ella) cada uno de ellos debe asumir una actitud
clltica lamblén respecto de SI mismo e intenta comprensión para los otros grupos ... " Rahner,
K. CambiO estructural. .. pp. 44-46 y 47.
(32) "La Iglesia debe dar la máxima importancia en todas las situaciones a una actitud ofensiva para
ganar CrIStianos de un medio 'no Cristiano' y no al mantenimiento defensivo de sus existencias
tradiCionales". Ibld., p. 40.

118 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


trataremos de responder brevemen- Es claro, pues, que para Rahner,
te en un segundo momento, reco- el ministeiro jerárquico no puede
giendo las iniciativas y propuestas ejercer su función como un domi-
del autor. nio que lo sitúa por encima de la
comunidad, a partir del presupues-
Cinco son en concreto las posibi- to de que él tiene la competencia
lidades que Rahner ve para llevar a de las competencias para tomar
cabo un desarrollo democrático en decisiones y determinar las direc-
la Iglesia: 1) Estructura de coopera- trices y los compromisos comuni-
ción en las decisiones de la jerar- tarios.
quía, 2) una auténtica representa-
ción laical, 3) cooperación del pue- En el desempeño mismo de su
blo cristiano en el nombramiento servicio para la dirección de toda
de los pastores, 4) comunidades la Iglesia no sólo debe trabajar en
libremente formadas como presu- armonía con el pueblo eclesial,
puesto de auténtica democratiza- sino, además, realizar su ministerio
ción, 5) pluralismo y opinión públi- de una manera integrada que posi-
ca. Vamos, pues, a exponer breve- bilite una participación real de
mente las afirmaciones del autor todos en las decisiones que les afec-
al respecto. tan, lo que supone un auténtico
diálogo en el que el pueblo pueda
2.1 Estructura de cooperación en proponer y revisar las iniciativas
las decisiones de la jerarquía que se refieran a la práctica ecle-
siástica, aunque se deje que poste-
"No se trata aquí tanto de una riormente sean los ministros los que
actitud de fraternidad y libertad en último término vigilen porque
espiritual en el Pueblo de Dios dicha iniciativa o iniciativas se
-que, por descontado, ha de pre- lleven a cumplimiento.
suponerse-, cuanto de la rees-
tructuración de instituciones so- "Aún cuando hay que conceder
ciales que permitan al Pueblo de a un obispo en tales decisiones
Dios cristianamente maduro par- un derecho personal e intransferi-
ticipar activamente en la vida de ble, cualitativamente distinto del
la Iglesia. En cuanto tales institu- derecho, existente o imaginable,
ciones son de naturaleza jurídica, de otros miembros de la Iglesia a
pueden ser declaradas como tales tener voz, ello no significa ni
por la Iglesia; pero en cuanto son mucho menos que siempre y en
puramente humanas, y por lo todo caso y en cualquier materia
mismo mutables, no siempre han de decisión todos (sacerdotes y
existido y por lo tanto pueden seglares) puedan tener tan sólo
ser reestructuradas o creadas" una función consultiva con res-
(33).

(33) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? p.198.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 119


pecto a esa decisión. Una tal la reforma del sistema centralista
tesis no es deducible realmente eclesial que dificulta esta participa-
de la teología ortodoxa del mi- ción de todos.
niste1it) episcopal y contradice
también la praxis efectiva de la "Con estas demandas y recomen-
Iglesia a través de los siglos hasta daciones no debe hincharse más
nuestros mismos días . .. y si el aparato burocrático de la Igle-
ésto no debe ocurrir, los sacerdo- sia ni los procesos decisorios de-
tes y seglares han de tener enton- ben volverse más complicados y
ces, al menos en muchos casos y lentos de lo necesario. Pero mu-
de forma graduada y diferencia- chas veces el aparato burocrático
da según la materia en cuestión, de la Iglesia es en estas cuestiones
un derecho a participar en las tan complicado al menos como
decisiones de la Iglesia de un mo- lo sería caso de satisfacerse esas
do deliberativo y no meramente demandas y deseos. Esto lo pone
consultivo" (34). ya de manifiesto, por ejemplo, la
lentitud para decisiones concre-
La responsabilidad en la Iglesia tas en Roma, que en cuestiones
no es por consiguiente, de uno sólo matrimoniales y otros casos.pare-
o de un grupo, sino de todos sus cidos lleva a situaciones verdade-
integrantes. Y debe ser respetada y ramente inhumanas. Si los órga-
posibilitada también de un modo nos decisorios de primera instan-
institucional o de lo contrario se cia se sitúan lo más abajo posible,
corre el riesgo de que se afirme es decir, lo más cerca posible de
solamente de modo teórico. Es un donde han de ejecutarse las deci-
deber de la Jerarquía el encontrar siones, esos procesos decisorios
nuevos cauces en los que ella quede pueden llevarse a cabo de modo
asegurada. Empresa que no debe ser muy 'democrático' y transparen-
vista con desconfianza y escepti- te, sin que el aparato haya de
cismo (35). crecer más de lo necesario" (36).
Así, resulta claro que el servicio Por consiguiente, en las cuestio-
jerárquico debe entenderse desde y nes concretas el pueblo eclesial
para la Iglesia y no al revés; está en tiene el derecho y la obligación de
función de la comunidad y no apar- decidir activamente, y frente a las
te de ella, y ejerce con su interven- determinaciones jerárquicas mani-
ción y colaboración, lo que supone festar su consentimiento y discre-

(34) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 148-149.


(35) "Cuando se buscan instituciones de derecho humano que posibiliten una cooperación más
activa del pueblo eclesial en las decisiones de la jerarqu(a, no se debe desacreditar de antemano
este esfuerzo afirmando que esas instituciones depender(an de la arbitrariedad de la autoridad"
Cfr. Rahner, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 198.
(36) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 149·150.

120 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA7


pancia; porque cuando la centrali- to, también el seglar, está autoriza-
zación administrativa suprime o do y obligado, al ser incorporado a
impide la participación comunita- la Iglesia a responder por la misión
ria, destruye la comunión eclesial, y y la construcción de la comunidad
la verdadera fraternidad, que son eclesial. Compromiso que se hace
elementos esencialísimos a la Igle- todavía más evidente con la Confir-
sia. mación.

Un ordenamiento jerárquico no "Todo cristiano está marcado


puede ser absolutizado en sí mismo. por el Bautismo con sello imbo-
De hecho los que lo promulgan son rrable, todo cristiano es por el
hombres concretos y contingentes Bautismo un ungido, un consa-
que pueden equivocarse y cometer grado, un templo de Dios, un ele-
errores; pero, precisamente por eso, gido, un llamado, un destinado a
deben revisar contínuamente sus la comunidad de los que saben y
disposiciones y permitir la crítica profesan que Dios se ha apiadado
logrando así una mayor objetividad del mundo y lo ha llamado a su
en el ejercicio de su función (37). propia vida. Todo cristiano es un
sujeto participante en la función
Además la comunidad tiene un activa de la Iglesia en lo interno y
derecho inalienable e inderogable a en lo externo" (38 J.
realizar lo que ella debe ser y de
hecho es, por un imperativo de su "En la Confirmación se puede
esencia. Tarea que no corresponde ver todavía con mayor claridad
solamente a los pastores sino tam- que el cristiano, como seglar con-
bién a los seglares, ya que se basa en firmando, está muy lejos de ser
dos razones teológicas que hay que un mero objeto de educación o
tener siempre muy presentes. de dirección de la Iglesia, conce-
bida como un poder jerárquico de
La primera, es que en virtud del dirección y que, por el contrario,
bautismo todo cristiano y por tan- por la iniciación al Cristianismo,

(37) Dice Rahner, al respecto que: "En el ejercicio mismo del ministerio podría ser desde luego
mucho mayor la objetividad al formarse una opinión y al decidir, sobre todo podr(a ponerse
mucho más de manifiesto incluso para los de fuera que se persigue de veras esa objetividad. El
secreto está de sobra. El recurrir a la experiencia resulta sospechoso cuando da la impresión
de que se trata de una 'experiencia' que ya de antemano ha sido conseguida con prejUicios
clericales . . . A la autoridad y dignidad de un cargo oficial no le perjudica nada que en las
decisiones se expongan los motivos ante todo el que esté interesado en ello ... Ha de aumentar
el valor para revisar y revocar decisiones, prescindiendo de una mentalidad de prestigio falsa y
en definitiva no cristiana, y para decirlo expresamente, una vez que se ha demostrado que tales
decisiones fueron erróneas en cuanto a su contenido o injustas para con el hombre .•. No debe
hacerse como si se tuviera hilo directo con el cielo en todas y cada una de las cuestiones que
precisan de respuesta en la Iglesia". Ibid., pp. 74-75.
(38) RAHNER, K. Fundamentación sacramental del estado laical en la Iglesia. p. 377.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 121


al cristiano se le asigna un estado, disposición divina, necesita ser con-
una misión, una tarea y una res- trastada en su ejercicio y decisiones
ponsabilidad propia ante el mun- por la totalidad de los creyentes, y
do" (39). desempeñar su función en comu-
nión con todos ellos, respetando los
Por esta razón se hace obvio que otros carismas y servicios comuni-
la Iglesia no se edifica mediante lo tarios entre los cuales se encuentra.
ministerial, sino, en primer lugar, en
el bautizado y de allí derivadamen- "Dios no se ha comprometido en
te en los servicios funcionales. Nun- manera alguna a que las mocio-
ca al revés, (40). La Jerarquía no nes de su Esp (ritu comiencen
puede seguir entendiendo al seglar siempre y necesariamente en las
como el incapaz e ignorante, como cumbres de su Jerarquz'a. Más
el menor de edad que no está en bien esta Jerarqu{a tiene el verda-
capacidad de decidir y debe ser dero deber de descubrir el Esp{ri-
siempre dirigido en todo (41), debe tu y comentarlo al/{ donde actúa;
reconocerle su derecho y su [unción no le es l{cito extinguirlo por el
en la Iglesia (42). hecho de que se presente sin pre-
guntar de an temano si se recono-
La segunda razón la constituye ce siempre y en todas partes su
para RahnN la existencia de lo conformidad con los proyectos y
carismático en la Iglesia, que posibi- con las opiniones pastorales y po-
lita su dinamismo rompiendo con lttico-eclesiásticas de las 'altas es-
una concepción rígida y estática feras' . .. una determinada misión
de la misma y da cabida, gracias a la y un determinado encargo no
libertad del Espíritu, a una inter- constituyen el distintivo esencial
vención legítima del pUl~blo eclesial, de terminados miembros de la
que cuando es inhabitado por ese Iglesia en contraposición con
Espíritu posee también una autori- aquéllos a los que llamamos se-
dad real en la comunidad eclesial. glares" (43).
Razón por la cual la Jerarquía, por

39) Ibid., p. 374.


40) "La pertenencia a la Iglesia, el ser miembro de la Iglesia, es el efecto primario e inmediato de
este sacramento de iniciación (el Bautismo), recibido por todo cristiano, que es para todos el
fundamento de su cristianismo en todas y cada una de las cosas que pueden darse dentro de la
vida cristiana incluso en el aspecto jerárquico . . . ya que ningún no bautizado puede recibir
válidamente otro sacramento ni desempeñar ningún poder juridico en la Iglesia ... La Iglesia
está edificada sobre los seglares, lo ministerial es sólo un servicio". Ibid., pp. 360-361 y 373.
f1) Es inaceptable para el autor que "el término seglar se siga entendiendo como el 'lego', el inex-
perto, el no especialista de esa Iglesia". Ibid., p. 359.
~2) "Todo cristiano está puesto, capacitado y obligado en la Iglesia, en virtud de su consagración
sacramental y de los poderes que con ella se le han dado, a participar en la responsabilidad acti-
va yen las tareas tanto internas como externas". Ibid., p. 360.
·3) RAHNER, K. Sobre el apostolado seglar. pp. 345-346.

2 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?
La desclericalización de la Iglesia damentalmente no va en contra
se hace pues, por razones teológi- del auténtico derecho constituti-
cas, cada vez más conveniente y vo de la Iglesia, o por qué la quie-
urgente. Por consiguiente, la Jerar- re reducir a las menos cuestiones
quía debe aceptar con humildad las posibles y de menor importan-
críticas que con amor le hagan los cia" (45).
fieles, para bien de la comunidad,
evitando justificarlas mediante arti- 2.2 Auténtica representación laical
ficios teóricos que la llevarían a
engañarse a sí misma (44). En íntima conexión con el punto
anterior, Rahner postula la creación
Así la Democratización de la de instituciones que faciliten una
Iglesia en este sentido, es una tarea participación real del laicado en las
legítima que no debe considerarse decisiones de la autoridad y que
como opuesta a la esencia eclesial sean además, una institución o
o mirarse con desconfianza. instituciones que garanticen la esta-
bilidad y autonomía de dicha parti-
"No hay que sospechar ya de cipación del laicado en la Iglesia.
antemano y por principio que
esta solicitud significa una demo- "Un primer ejemplo de estos
cratización de la Iglesia que vaya esfuerzos para crear tales institu-
en contra de su esencia. Es ver- ciones lo encontramos en todos
dad que incluso un voto mera- los infentos que pretenden posi-
mente consultivo de los sacerdo- bilitar, institucionalmente, una
tes y seglares con respecto al cooperación activa y responsable
obispo, y de los seglares con res- de los seglares en las decisiones
pecto al párroco, tiene en SI, y de la autoridad en forma de con-
por la argumentación objetiva sejos parroquiales o diocesanos.
aportada, una gran importancia, En todas estas representaciones
y la. instancia oficial superior no de los seglares se pretende llegar
puede hacer caso omiso de él. a una participación más plena en
Pero a quien argumenta asl se le las decisiones, haciendo posible
puede preguntar por qué se opo- una representación genuina e
ne de ese modo a una participa- independiente del laicado dentro
ción deliberativa, dado que fun- de la Iglesia" (46).

(44) "Cuando se critiquen decisiones propias se deben'a reaccionar con serenidad y disposición a
escuchar y no repitiendo una y otra vez que se ha pensado tanto la cosa que la decisión tomada
está por encima de toda critica, .. Cuando uno pretende tomar una decisión movido sólo por el
peso de la costumbre deberla guardarse muy bien de ir a teólogos o funcionarios eclesiásticos
inteligentes para procurarse fundamentos ideológicos ... El peligro de autoengañarse a base de
esas subestructuras ideológicas es muy grande en la Iglesia", cfr. Rahner, K. Cambio pstructul'al
de la Iglesia. p. 75.
(45) Ibid., p. 149.
(46) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? pp. 198-199.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 123


Resulta evidente, que para el ámbito de competencia? ¿cómo
autor, ésta es una de las posibles podrían ejercer eficazmente, frente
vías, mediante las cuales se puede a la Jerarquía, una auténtica inicia-
obtener, de una manera visible y tiva y una crítica? Estas y muchas
concreta, una participación esta- más son preguntas que plantea el
ble y al mismo tiempo, realmente autor como urgentes y necesitadas
auténtica del laicado (que lo repre- de respuestas, haciendo ver que el
sente a él mismo autónomamente) asunto aquí mencionado, es parti-
en las decisiones comunitarias. cularmente problemático y com-
Debo anotar aquí, sin embargo, plejo.
que para Rahner esta propuesta
plantea muchos problemas que Ciertamente Rahner no se ocupa
deben ser tenidos en cuanta y refle- por resolver todas estas cuestiones.
xionados largamente. De una manera muy simplificada,
quiere plantear solamente las difi-
Porque cultades, dib~jando a grandes trazos
algunos aspectos que es necesario
en tales asun tos m uchas cosas tener en cuenta al abordar esta pro-
han de ser llevadas a cabo en la blemática, ya que ayudan a aclarar-
Iglesia de distinto modo que en la.
la sociedad profana" (47;.
Digamos, en primer lugar, que
De hecho hay que tener en cuen- aunque se hable de una democra-
ta que la Iglesia no es igual sin más cia que posibilite una participa-
a cualquiera otra institución social, ción y representatividad del laica-
y que, como hemos visto anterior- do y una manifestación colectiva
mente, existen ciertos límites teoló- de su opinión, a nivel consultivo
gicos desde los cuales hay que plan- y deliberativo, en las decisiones
tear la participación del pueblo en comunitarias que atañen a toda la
las decisiones eclesiales. Iglesia, Rahner es muy claro en sen-
tar la premisa de la distinción del
¿Es exacta la analogía, para re- término "democracia" en su aplica-
presentar en la Iglesia la participa- ción y ejercicio en la Iglesia y la
ción de todo el laicado, recurrien- sociedad, y hacer ver que dicha dis-
do a la imagen de partidos? ¿a tinción merece en la época actual
quién le corresponde nombrar a los una mayor y renovada atención.
representantes seglares? ¿cómo ase-
;urarle a dichas instituciones, den- En segundo lugar, hay que tener
;ro de la estructura iuris divini, un en cuenta que la representación
ugar legítimo y estable? ¿cómo laical, en el seno de la comunidad
'ormarlas? ¿hasta dónde llegaría su eclesial, no puede ser considerada

Ibid., p. 199.

!4 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?
como derivada de una voluntad ver- nes, en sus relaciones auténticas
tical de la autoridad, por la cual para con todo el laicado y en sus
ésta participa su poder o delega fun- actuales estructuras sociales, no
ciones "desde arriba", como en el pueden actuar -sin más- como
Estado. En la Iglesia, ningún minis- representativas de todo el laica-
tro puede sustraerse a la comunidad do, y, además, porque el nom-
ni ser concebido sin ella, reserván- bramiento de tales comisiones
dose el monopolio de determinar desde arriba, plantea de nuevo la
cuáles son las normas de acción y cuestión de su auténtica repre-
escoger a sus "colaboradores" sin sen tatividad " (48).
contar para nada con los demás
miembros de la Iglesia, destruyendo Resulta pues, más conveniente
así la esencial articulación que guar- considerar que en la Iglesia, la exis-
da en sus funciones con ellos. tencia de grupos representativos del
laieado es un derecho de todo el
Pueblo de Dios, que no depende,
Esto explica por qué para nues-
en primer término, de alguna norma
tro autor, no resulta tan sencillo ad-
eclesiástica, sino de la común par-
mitir que sean los representantes
de la Jerarquía quienes nombren a ticipación en la persona y en la
los dirigentes de las instituciones misión de Cristo en la totalidad de
laicales, o que se formen comuni- los miembros de la Iglesia, y de la
dades representativas a partir de las asistencia del Espíritu.
asociaciones católicas y otros gru-
pos ya existentes. En el primer caso Es inadmisible, por consiguiente,
él no vería claramente cómo se ga- el desconocimiento de que la edifi-
rantiza la autonomía del laicado y cación comunitaria es un asunto
la verdadera representación del que compete a todos los cristianos
mismo a través de estas comisiones, y que obliga a buscar una política
y en segundo se plantea la dificul- más dialogal entre todos ellos. Polí-
tad de que dichas asociaciones sean tica que debe asegurar una mayor
voceras de la totalidad del pueblo organicidad y armonía en el ejerci-
eclesial y no de un solo sector. cio de las tareas laicales y jerárqui-
cas, manifestando así la unidad real
"Podrza pensarse que las asocia- del ministerio y del pueblo de la
ciones católicas puedan desempe- Iglesia en orden a una última y
ñar en la Iglesia un papel análogo común misión, que con respecto a
al de los partidos en el Estado, en los seglares no puede ser reducida a
orden a formar comunidades una simple delegación impuesta por
representativas, o que estas comi- los dirigentes eclesiásticos, gracias a
siones puedan ser formadas desde su generosa condescendencia.
arriba. Sin embargo, ésto no es Tal concepción llevaría a una
tan claro, ya que tales asociacio- apreciación errónea de las formas
(48) Ibid., p. 199.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 125


institucionales que se proponen, co; pero no debe llevar a dolorosas
haciéndolas ver como simples ins- divisiones y luchas ya que serían
trumentos, a través de los cuales se realmente antieclesiales.
impone, de una manera más velada
y aparentemente "democrática", la Para que una institución repre-
voluntad de los jerarcas, ya que no sentativa del laicado sea una autén-
serían otra cosa que el reflejo y el tica instancia mediadora, debe reco-
eco de sus propias decisiones (49). nocérsele autoridad y el derecho a
tomar decisiones propias y autóno-
Pero digamos, en un tercer
mas, lo que no significa la negación
momento, que tampoco es acepta-
de la función, de la autoridad y de
ble defender el derecho de los lai-
la competencia específica de los
cos en la Iglesia a partir de una acti-
ministros en la Iglesia (50).
tud rebelde y conflictiva contra la
Jerarquía. Ciertamente las propues-
Creo que esta preocupación late
tas actuales no se adecúan en todos
en las afirmaciones del autor cuan-
los campos al ordenamiento eclesial
do encuentra dificultad en postular
vigente, pero este hecho no permite
la creación y desarrollo de partidos
entenderlas como brotes de una
en la Iglesia que permita a cada
autonomía total frente a los servi-
miembro de la comunidad eclesial
cios ministeriales que lleve a una
elegir cuál ha de ser el mejor repre-
absoluta independencia de la comu-
sentante, aunque no descarte la po-
nidad con respecto a sus dirigentes.
sibilidad de que se proponga su
La progresiva toma de conciencia existencia (51), igualmente, debe
del laicado, que es un signo de ma- decirse lo mismo de sus cuestiona-
durez de la comunidad eclesial, mientos sobre la manera como deba
estimula el deseo por una mayor realizarse una integración de las ins-
participación y origina el nacimien- tituciones laicales en la gran Iglesia,
to de nuevas alternativas y de pos- con respecto al organismo oficial y
turas que deben ser respetadas y a la forma de vincularlas entre sí a
fomentadas cuando están animadas nivel nacional, diocesano o conti-
por un auténtico espíritu evangéli- nental (52).

(49) No me parece atrevido afirmar, a partir del análisis hecho sobre el pensamiento del autor, que
por el contrario, una verdadera democratización eclesial debe destruir la aparente sinonimia
entre obediencia y pasividad dellaicado, con respecto a la Jerarquía.
(50) "En la Iglesia no puede ser absurda una instancia suprema en que todas las reflexiones y discu·
siones democráticas se trocan en decisiones obligatorias para todos". Rahner, K. Cambio estruc-
tural de la Iglesia. pp. 68-69.
(51) "No es fácil representar que en la Iglesia se formen partidos a fin de posibilitar al individuo la
elección auténtica de su representante ... aunque podría reflexionarse más sobre ello". Rahner,
K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 190.
(52) "La cuestión de la elección de los representantes seglares, fuera de los grupos parroquiales
pequeños donde todos se conocen fácilmente, se hace muy difícil. .. Tampoco es fácil cómo
podrían ser formadas tales comisiones laicales a nivel diocesano y, posteriormente, a nivel de

126 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


El proceso de formación de Las dificultades no son para
auténticos órganos representativos Rahner un obstáculo para lograr
del laicado es un proceso difícil. N o una democratización eclesial. El
puede llevar a la creación de nuevas autor ve por el contrario, la necesi-
magnitudes sociales que compitan dad de seguir buscando las formas
con la Jerarquía por el gobierno de y modalidades en que se configure
la comunidad, ya que nadie puede la representación del laicado para
defender en la Iglesia una posición que exista real y visiblemente una
contra los demás para imponer sus instancia eclesial en que se le garan-
deseos e intereses individuales. Mi- tice a todo el pueblo intervenir
nistros y fieles están al servicio de libremente.
toda la comunidad y de su creci-
miento y bienestar y no al servicio Búsqueda que debe comprometer
de sus deseos y pretensiones. a todos los miembros de la Iglesia y
no sólo a los laicos, pero que debe
ser realizada en un diálogo honesto
"El hecho de que esta relación con la Jerarquía en el que se inter-
entre jerarquía y laicado no pue- cambien opiniones e iniciativas, se
da ser ahora totalmente regula- valoren las alternativas propuestas,
da por caminos institucionales y se esté mutuamente abierto a la
jurídicos no ha de impedir fo- autocrítica, se confíe y crea en los
mentar un sano diálogo entre demás.
jerarq u ía y laicado con estruc-
turas jurúlicas. En todo esto esta- y búsqueda que exige, además, la
mos ciertamente en los comien- reunión de todos los esfuerzos para
zos y es necesario valor y con- lograr una concientización mayor
fianza mutua para poder avan- de la responsabilidad y función
zar. Si jerarquía y laicado luchan eclesial de cada cristiano, de forma
por sus propios derechos como que la participación del laieado y su
enemigos, los esfuerzos por la institucionalización mediante vías
democratización de la Iglesia jurídicas, no represente una inquie-
sólo se convertirán en conflictos, tud de algunas personas en la Iglesia
escisiones y, en el mejor de los sino la preocupación de todos.
casos, en una estructura burocrá-
tica que solo interesará a s( mis- Finalmentl', aunque la creación
ma" (53). de estas ñúevas estructuras no pue-

Iglesias nacionales. El método de formar la comisión superior a partir de las inferiores tampcco
convence . . . Existe otro I-lroblema por una parte, cómo han de ser fOrlnadns y cómo han de
actuar tales comisiones quedando integradas dentro de la estructura lurrs dlvini y en general
del dogma de la Iglesia; por otra, cómo deben desarrollar frente a la Jerarqu la una auténtica
iniciativa y una critica". Ibid.
(53) Ibid.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 127


de hacerse sólo a partir de los gru- sí a la esencia de la Iglesia ni a su
pos pequeños de la Iglesia (54), es praxis. Lo que no significa que
obvio que debe comenzar desde pueda zanjarse el asunto fácilmen-
ellos lo que supone una mayor te ya que presenta una serie de
apertura a las bases eclesiales y una dificultades.
acogida cada vez más grande a sus
iniciativas y propuestas (55). Tenemos que contar, en primer
lugar, con un presupuesto teológi-
2.3 Cooperación del pueblo cris- co eclesial que no puede ser desco-
tiano en el nombramiento de nocido u olvidado de ninguna ma-
los pastores. nera: El ministerio jerárquico de la
Iglesia recibe su misión y la capaci-
"Otro camino para una posible tación para desempeñarla, de Dios
democratización de la Iglesia se- mismo. Se trata, pues, de un don
ría la cooperación del pueblo del Espíritu que no es dado por, ni
eclesial en la elección de los pas- dimana de la comunidad.
tores. En principio no puede de-
cirse que ésto sea incompatible "En la Iglesia católica hay un
con la constitución fundamen tal estamento oficial cuyos poderes
iuris divini de la Iglesia, pues' no dependen estrictamente en
existió en la Iglesia antigua y cuan to tales simplemen te de la
existen aún vestigios en algunas voluntad de los diversos miem-
regiones" (56). bros de la Iglesia" (57).

Comencemos diciendo que Rah- Ahora bien, el supremo portador


ner parte de la afirmación de que de ese ministerio de gobierno en
es posible y legítimo postular una la Iglesia es el Colegio Episcopal.
participación del pueblo cristiano con y bajo el Papa como su cabe-
en la elección de sus pa:stores, y que za; quien posee las supremas potes-
ésto no sólo contribuirá a realizar taclC's, esencialísimas a la comuni-
una democratización t'clesial sino dad pclesial, para desempeñar su
que, además, no se opone de por función (58) en una unidad que es

(54) Cfr. notJ 51.


(55) "Cuando haya comunidades de base con suficiente vid~ y, sin embargo, estables y cuando en la
práctica se hiJga patente a la conCiencia de la Iglesia que son ellas quienes soporwn liJ le<Jlldad
de la gran Iglesia, y no al revés, es decir, que no son meros órganos de la 91 an Iglesia estableCidos
desde arriba, entonces se resolverán de un modo práctico y más o menos pOI SI' mismas todas las
cuestiones que se suelen plantear bala el lema de una democl atilación de Ii! Iglesia". Rahnel, K.
Cambio estructuri)l ... p. 146.
(56) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? pp. 199·200.
(57) RAHNER, K. Cambio estructural de la IgleSia. p. 146.
lbS) "La Iglesia no puede ser pensada sin obispos, ésto es, sin la potestad de orden que significa la
capacitación leYltima de la celebración de la Eucal istJ"a, y la t,iinsmlSIÓI1 norm<ll de la misma.
Pero tampoco puede haber )glesiü sin uni) potestad de JurisdiCCión, sin la cual na es ni imagi.

128 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


más que la suma a posteriori de sus específica iuris divini, ni se despren-
miembros, hasta el punto de que de sin más del concepto de la pri-
ningún obispo particular pueda ejer- macía papal (60).
cer auténticamente sino lo hace en
comunión con los otros miembros
La constitución de la Iglesia deja
del Colegio y es elegido mediante
en este aspecto un amplio margen
un acto de cooptación en dicho
para buscar nuevos modos de reali-
Colegio_
zar la elección de acuerdo a las
exigencias de la época actual, que
"Cada responsable está en post·
hagan más manifiesta la participa-
ción legltima de sus atribuciones
ción del pueblo en los asuntos co-
oficiales tan sólo cuando vive en
munitarios.
paz y unidad con el colegio de
todos ellos y con su cabeza, es
decir, con el Papa, prescindiendo Es obvio que en la Iglesia, un mi-
por ahora de la naturaleza exac- nistro no es legítimo solamente
ta de ese ministerio supremo y porque haya sido elegido por la
del modo de elegir a quien lo comunidad de los fieles, aun CUm-
ocupa, que serz'a hoy deseable y pliendo todos los requisitos jurídi-
acorde con la actual situación cos que se podrían exigir. Pero en
histórica y social" (59). realidad ese no es el problema más
importante. Existe otro principio
Ciertamente éstos son datos fun- moral que juega un papel más rele-
damentales que hay que tener muy vante en el tratamiento de toda esta
presentes a la hora de hablar de cuestión y es el de que en la elec-
una democratización de la Iglesia, ción es preciso tener en cuenta la
pero ellos no se oponen a la posi- idoneidad del candidato para ejer-
bilidad de una participación del cer el cargo. Idonl'idad que precisa
pueblo eclesial en la designación y una revisión dp los jl'rarcas de la
nombramiento de sus pastores ya Iglesia, pero, adpmús, una acepta-
que la forma jurídica y concreta ción dp la comunidad (qw' puede.
mediante la cual ésto se lleve a cabo sin lugar a dudas, ser una forma
no está determinada por una norma concreta y eclesial de l"pvelar la

nable la vida una de la Iglesia visible. También resulta mima[Jinable que estüs dos potestades
necesariamente existentes en la Iglesia, estén repartidas por entero entre dos portadores diver·
sos ... Estas potestades incluyen la una a la otra ... entonces el portador de la potestad una y
entera no pOdrá ser el que necesariamente posee ambas. Y ese portador es el Colegio Episcopal
con y bajo el Papa". Cfr. Rahner, K. Sobre el Episcopado. pp. 395·396.
(59) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. p. 146.
(60) "No hay propiamente derecho divino alguno referente a la manera precisa de elegir y designar
en concreto al que haya de ocupar otro cargo cualquiera en la Iglesia (fuera del Papa)" Ibld.,
pp. 146-147.
"Estos Presupuestos no excluyen, en principio una auténtica elección desde abajo y un autén·
tico derecho de elección iuris humani. Cfr. Rahner, K. ¿Democracia en Id Iglesia? p. 200.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 129


llamada de Cristo, aunque no por sí aceptación, que ha de tenerse en
sola). cuenta de antemano, no sea qui-
zá un factor de la legitimidad
"El hecho de que un tal respon- jurülica de esa designación, pero
sable ha de ser admitido en la co- es ciertamente un elemento que
munión de los obispos y del Papa ha de sopesarse también a la hora
mediante un acto de cooptación de juzgar moralmente la elección.
en ese Colegio Episcopal can y y en definitiva eso tiene más
bajo el Papa y en caso contrario importancia en la Iglesia que la
no puede ser legitimo, no signifi- cuestión de que si una determi-
ca ni que la decisión en pro o en nada elección es válida desde un
contra de esa admisión se deje punto de vista meramente jur{-
sin más a la arbitrariedad de los dico. Por ello, y según muestra la
cooptantes y no venga determi- historia, es muy variable la mane-
nada por ninguna regla objetiva ra concreta de designar al respon-
ni que por derecho divino en sable de un cargo en la Iglesia y
cuanto tal haya de ser necesaria- debe acomodarse continuamente
mente el Papa quien realice la a la situación humana y social
elección (o mejor, quien designe concreta en que ha de realizarse
al ocupante del cargo). Fuera de la elección" (61).
los derechos mencionados del
Papa y el Colegio Episcopal, no
De ahí que ningún ministerio en
hay propiamente 'derecho divi-
la Iglesia puede ser entendido inde-
no' alguno para la manera precisa
pendientemente de la comunidad
de designarlo, aparte del princi-
sino desde y al servicio de ella. Y,
pio moral de que la elección ha
por consiguiente, la propuesta de
de designar al sujeto más idó-
una participación del pueblo en la
neo posible para ese cargo. Pero
elección de los ministros no es
es evidente que de esa idoneidad
solamente conveniente y acorde
forma parte también ( ¡no sólo!)
con la esencia misma de dicho
una cierta 'aceptación', lo más
ministerio, sino que, además no se
positiva y general posible, en la opone ni contradice la esencial par-
medida en que se pueda prever, ticipación y el consentimiento de
por parte de aquellos para quie- la totalidad de la Jerarquía en su
nes se ha de ejercer el cargo de realización (62).
que se trata. Puede que una tal

(61) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. p.147.


(62) "Es comprensible pSicológicamente que una burocracia eclesial (que ciertamente la ha de haber,
por lo que ha de entenderse aquí este término en un sentido enteramente neutro) intente llevar
a cabo lo más en su seno posible la copptación de un hombre nuevo dentro de ella, habiendo
que conceder de suyo buena voluntad y también mucha experiencia, la cual en principio no es
propia de cualquiera en la Iglesia. Pero ésto no modifica el hecho de que hoy yen el futuro, y
más aún en una Iglesia que se va edificando sociológicamente desde abajo más que antes, haya

130 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


Lo cual no puede hacemos ciegos está capacitado para llevarla a cabo
a los grandes peligros y riesgos que de tal modo que tenga en sus-manos
conllevaría la implantación de esta todos los elementos necesarios para
práctica en la Iglesia ya que ella no juzgar sobre la idoneidad de un can-
garantiza inmediatamente una didato determinado en función de
auténtica y legítima democratiza- un cargo eclesial.
ción eclesial.
También por la vía de una parti-
Porque si tenemos en cuenta que cipación más amplia en la elección
un obispo, para poner un ejemplo de los ministros de la Iglesia, se
concreto, no solamente es el repre- pueden cometer errores y equivo-
sentante de su Iglesia particular caciones. ¿Cómo llevarla, entonces,
ante la gran Iglesia (y por eso, debe a cabo? ¿cómo evitar que se siga
ser entendido en función de ella), creyendo que dicha elección es
sino que es igualmente cierto q~~ competencia exclusiva de los minis-
tampoco es su simple delegado 'y tros ordenados, sin caer en un de-
que representa frente a ella a toda sorden o en una serie inútil de en-
la Iglesia universal (por lo que no frentamientos y rivalidad? ¿de qué
puede entenderse como un funcio- manera se puede asegurar que en
nario nombrado arbitrariamente dicha elección. sólo intervendrán
por la comunidad, en un acto en aquellos miembros de la Iglesia
el que ella hace efectiva su total que tengan legítimo derecho a ha-
autonomía), tendremos que decir cerlo y a quienes se les pueda recono-
con el autor, que esta elección no cer su buena voluntad y desinterés?
puede hacerse en la Iglesia como en Estas son fundamentalmente las
la sociedad recurriendo a una res- principales inquietudes que plantea
tauración mecánica de las eleccio- el autor en el tratamiento del tema
nes por sufragio universal, por lo (63) y que le hacen pensar que la
menos en el actual momento histó- propuesta planteada no se realizará
rico, en que el pueblo cristiano no

de exigirse una participación mayor aunque graduada, del máximo número posible de quienes
son afectados por esa designación. A la larga no se puede poner a cubierto la ortodoxia y el
espíritu eclesial de los responsables oficiales manteniendo a un nivel lo más elevado posible el
círculo de los electores" Ibid. p. 148.
(63) No se puede pensar que la implantación de este tipo de elección "daría automáticamente una
auténtica y real 'democratización' si los párrocos y obispos fuesen elegidos por el pueblO en vez
de serlo solo por la Jerarquía. Prescindiendo de que también por caminos democráticos pueden
ser elegidos jerarcas ineptos, y de que puede darse un influjo del pueblo no institucionalizado,
pero muy eficiente, en la elección de los jerarcas, el deseo de renovar la participación del pueblo
en esta elección plantearía inmediatamente la cuestión acerca del modo de llevarla a cabo. Dadas
las dimensiones de las actuales diócesis y parroquias no se puede pensar en una elección plebisci-
taria, ya que la mayor parte del pueblo eclesial no está en situación de juzgar si el candidato
posee las cualidades necesarias para ejercer su cargo. Y si se excluye la elección por plebiscito,
¿qué comisión representativa del auténtico pueblO eclesial ha de real izar la elección? ¿qu iénes,
entre los oficialmente católicos, pueden intervenir en la formación de tales comisiones elec-

MARTHA LUCIA CHAPARRO 131


rápidamente sino que eXlglra un Pero no olvidemos también que
lento proceso en el que todos nos nuestros esfuerzos deben estar ani-
comprometamos decididamente a mados por la caridad más alta, el
buscar modelos concretos en que se diálogo y la comprensión, y que ni
haga efectiva esta participación del siquiera una democratización de la
Puehlo de Dios, fieles a los elemen- Iglesia, por muy conveniente que
tos fundamentales de la constitu- parezca, puede y debe ser implan-
ción eclesial (64). Con la serenidad tada a la fuerza en la comunidad
y el optimismo de que este proceso eclesial, ya que ella no será simple-
ya ha sido iniciado y encuentra en mente el resultado de un cambio de
las pequeñas comunidades, nacidas estructuras de la Iglesia (66).
desde la hase, una posibilidad muy
grande de desarrollo y realización. 2.4 Comunidades libremente for-
madas, presupuesto de autén-
"Todas estas reflexiones eviden- tica democratización
cian que el esfuerzo para conce-
der al laicado participación en la Al comenzar esta monografía, en
elección de la Jerarquza de la la sección que titulábamos ¿dónde
Iglesia no es para un futuro inme- nos encontramos?, veíamos cómo
diato. Si a través del desarrollo para Rahner, la Iglesia se va hacien-
iniciado, la Iglesia pasa de una do cada vez menos presente por una
Iglesia de masas (Volkskirche) a conciencia de su evidencia en la
una Iglesia de creyentes por libre opmlOn pública ya que los presu-
elección quizás aparezcan enton- puestos sociales no constituyen un
ces los presupuestos sociales que soporte exterior que favorezca la
hagan mucho más fáciles, y aun opción de los individuos ni su per-
espon táneas, tales elecciones" tenencia a la comunidad eclesial.
(65).

toras? Pues por muy oficialmente católico que sea uno, si en realidad carece de una auténtica
mentalidad cristianü y está alejado de la vida eclesial, ¿qué derecho tendrá para intervenir en
la formación de tales comisiones electorales? Tal católico reclamarla ese derecho, quizá y pre-
cisamente, a pesar de su desinterés hacia la Iglesia para imponer tendencias no eclesiales". Cfr.
Rahner, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 200.
(64) El autor dice al respecto que "la cooperación del pueblo en la designación de los párrocos
y obispos. , , no excluye que el poder jurisdiccional de los aSI 'elegidos' provenga de Cristo y
de su Iglesia jerárquicamente constitu Ida, Además para que esta elección tan especial tuviera
valor juridico deberla realizarse siempre con el consentimiento expreso o tácito de la totali-
dad de la jerarqula representada por el Episcopado presidido por el Papa", Ibid.
(65) Ibid.
(66) Para Rahber, cualquier solución a todas estas cuestiones, "no puede tener una respuesta con-
creta meramente manteniendo o cambiando las estructuras jur(dicas de la Iglesia, sino que signi-
fica siemple una síntesis, en la que se han de dar el espíritu, el amor, la esperanza y la humildad,
que no pueden ser forzados, ni sustitu ídos por una mera normativa, sea autoritaria o democrá-
tica". Cfr. Cambio es~ructural de la Iglesia. p, 146.

132 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


Razón por la cual el autor con- "Otra posibilidad de una auténti-
sidera que en el futuro la institu- ca 'democratización' de la Iglesia
ción de la Iglesia se apoyará en la se daría en el futuro si la Iglesia
dl'cisión libre de fe de sus miembros (como diócesis y aún a nivel su-
y. acll'más. en la formación de perior) reconociese como autén-
comunidades por libre iniciativa de ticas comunidades cristianas a los
los mismos. pequeños grupos formados inde-
pendientemente de fronteras te-
"La Iglesia del futuro será una rritoriales, concediéndoles una
Iglesia que se construirá desde cierta estabilidad institucional y
abajo por medio de comunida- derechos jurídicos análogos a los
des de base de libre iniciativa y que hoy poseen las parroquias"
asociación. Hemos de hacer todo (69).
lo posible para no impedir este
desarrollo, sino más bien promo- Esto significa que para el autor la
verlo y encauzarlo correctamen- verdadera Eclesiología no puede
te" (67). desoir ni rechazar las nuevas ten-
dencias que comienzan ya a perfi-
:-\ o sólo porqlll' spa una l'xigencia larse en las bases de la Iglesia por-
dpl pn'sl'ntl'. sino porque es impues- que ellas constituyen una posibili-
t o por la misma l'sl'ncia de la Iglesia dad fecunda de crear hoy la comu-
y por la pst ml'tura básica de la fl', nión eclesial.
sl'gún las l'ual('s la Iilwrtad es un
dl'l'l'l'ho inalil'nabll' til'l hombn' y El fenómeno de las comunidades
un prpsupUl'sto fundanH'ntal para de base puede de hecho facilitar un
su l'xpl'rÍl'I1l'ia cristiana, a niwl ppr- cambio del ordenamiento oficial
sOlla] y comuni tario (68). vigpnü' en la Iglesia por otro más
adl'cuado a la época actual, que
Dl' ah í quP dl'ba fon1l'n tarsl' t'n la contribuya a purificar su imagen y
Igll'sia l'1 nal'imil'l1to d(' l'stos gru- aún la conciencia que tiene de sí
pos y gar¡lI1tizárspl('s una pstabilidad misma.
y sl'guridad sl'n1l'jantl's a las qUl'
pos('(' hoy la parroquia. Lo que Pero pste cambio que esperamos
constituiría. adel11ús, una posible no se realizará si no tomamos una
vía para lograr una dpl110cratización postura crítica frente a las formas
:lUtt'ntil'a dl' la comunidad t'c1l'sial. tradicionales en que se ha configu-

(67) Ibid., p. 132.


(68) "La fe es siempre decisión efectuada de modo libre y personal, con lo cual no puede ser contra
la esencia de la IgleSia que ésto aparezca con mayor nitidez que antes en el modo como se va
haciendo Iglesia, la cual, en cuanto magnitud histórica real, no puede existir más que susten-
tada p.n p.sa fe de los hombres". Ibid.
(69) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 200.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 133


rado hasta ahora la comunidad den erigirse como los únicos ni fun-
eclesial, lo que no significa que ex- damentales (71), lo que permite
cluyamos en principio todo lo exis- legitimar la existencia de otro tipo
tente. de agrupaciones comunitarias,
como las comunidades de base (72).
"Hasta ahora el cristiano se rela-
ciona socialmente con la Iglesia a Claro que para dichas comunida-
través de la parroquia territorial, des puedan reclamar un respaldo de
como distrito de una diócesis. tipo institucional se necesita que
Pero si creciera más el estado de hayan alcanzado un cierto grado de
diáspora de la Iglesia, y si se desarrollo y cumplan todos los re-
llegase a la situación de no poder quisitos net:esarios para ser recono-
proveer muchas parroquias de cidas como elementos básicos por
sacerdote, se llegar (a a una la Iglesia del Obispo (73).
situación en la que la jerarqu(a
desearia la libre formación de Pero antes de reflexionar mas
comunidades cristianas indepen- detenidamente sobre las consecuen-
dientemente del sistema territo- cias que pueden desprenderse de
rial. Tales grupos formados desde estas afirmaciones, es conveniente
abajo gozanan de suficiente resaltar aquí cuál es la razón prin-
institucionalidad" (70). cipal que lleva al autor a defender
esta propuesta.
Ciertamente la solución no es,
para Rahner, acabar con las parro- "Si se pregun ta cómo se ha de
quias, pero aunque algunas puedan ejercer la cura de almas, si de
por su vitalidad ser elementos dina- manera parroquial o supraparro-
mizadores y renovadores, no pue- quial, si conforme al principio

(70) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? pp. 200·201.


(71) "Es claro que aquí y ahora no se puede ni se debe suprimir sin más las parroquias, repartidas
territorialmente de un modo uniforme, al estilo casi de los puestos de policl'a, Tanto más
cuanto que es posible que ya hoy haya parroquias concretas que por su concreta estructul a y
vitalidad se aproximen a las comunidades de base a que nos referimos o al menos tengan la
oportunidad de llegar a ser como ellas. Pero las parroquias en el sentido de distritos adminis-
trativos de la Iglesia oficial, que atiende desde arriba a las personas, no son las comunidades
de base que desde abajo han de edificar la Iglesia del futuro, Por razones teológicas y también
por el testimon io de la historia resulta que las parroquias concebidas a parti r de un determi nndo
territorio no pueden constituir por si solas los elementos básicos de la Iglesia", Cfr, Cilmbio
estructural de la Iglesia. p. 133,
(72) "Si a partir de los cristianos mismos se constituyen comunidades vivas, si tienen y alcanzan una
cierta estructura, una cierta firmeza y estabilidad, tienen tanto derecho como una pa""oqllia
territorial a ser reconocidas como elementos básicos de la Iglesia, , , Ibid,
(73) "Naturalmente que una comunidad de base se habrá desarrollado más allá de un grupo de afini-
dad, de una pequeña asociación eclesial de pocos cristianos, para convertirse en un elemento
básico de la Iglesia, en una Iglesia local, tal como antes lo era o al menos lo debia ser la parro-
quia .. ," Ibid.

134 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


del párroco y de la parroquia o Resulta imposible hacer aquí ur
prescindiendo (en parte) de tales estudio detallado de lo que este
principios, la única forma objeti- supone, al analizar la conveniencif
va consiste en preguntar de qué o la imposibilidad de seguir mante
manera logra la cura de almas su niendo una organización eclesia
fin: hacer del hombre (como estructurada mediante un principie
individuo y como miembro de la territorial, que llevó a la creación dE
comunidad) un cristiano y faci- las parroquias (75), pero es necesa
litarle su vida cristiana (en cono- rio que anotemos tres o bservacione!
cimiento y adoración de Dios y al respecto.
en la imitación de Cristo). La
cura de almas es, en efecto, para En primer lugar, aunque la vincu
el cristiano, y no el cristiano para lación territorial (motivación básic~
la cura de almas, y mucho menos de lo parroquial), es un elementc
para el pastor de almas" (74). esencial al hombre, no constituYE
su único existencial, Y menos aúr
Por consiguiente, la mejor vía en esta época de gran movilidad er
para juzgar la conveniencia o incon- la cual ya no se posee un lugar esta
veniencia de cualquier forma de ble y tiene que cambiar continua
ordenamiento eclesial no es su mente de lugar para realizar su:
antigüedad o novedad, sino su utili- diferentes actividades, lo que no:
dad y beneficio en favor de un ser- exige buscar otro principio que se¡
vicio más eficaz al hombre y a su más eficaz para lograr un acerca
salvación. miento verdadero al hombre er
todas las dimensiones de su vid¡
Este es el único criterio que debe (76).
animar una y mil veces a la Iglesia En segundo lugar, si es verdal
en la búsqueda de estructuras y que la Iglesia está orientada fund~
formas de conveniencia comunitaria mentalmente al hombre Y exist
que expresen de una manera mejor para su servicio; si es verdad qu
y más perfecta el reconocimiento
ninguna forma de organización pUE
de la dignidad del hombre y creen
de ser absolutizada ya que es sirr
mayores posibilidades y condicio-
plemente un medio y no un fin ~
nes para que pueda realizarse como
cual el hombre pueda ser sacrific~
persona, en el ejercicio de su liber-
do, toda praxis comunitaria deb
tad.

(74) RAHNER, K. Reflexiones pacíficas sobre el principio parroquial. pp. 309-310.


(75) Remitimos para una mejor información y profundización sobre el tema a: Rahner, K. Reflexi(
nes pacíficas sobre el principio parroquial. Escritos de Teología, Tomo 11, Ed. Taurus, Madri(
1961, pp. 296-336.
(76) "El hombre tiene un 'estado' (entendido aquí la palabra en el sentido más amplio: diferenci;
ción profesional, espiritual, sexual, de edad, cultural), que hoy d (a, en las actuales condicion(
sociOlógicas, no puede ser abarcado prácticamente en su totalidad por sólo su estrecha vincl
lación territorial". Ibid., p. 323.

MARTHA LUCIA CHAPARRO


estar abierta a las características mente inderogable de la Jerarquía
que determinan al hombre y cons- (78); lo contrario sería un abuso
tituir un espacio en el que puedan despótico y tiránico de los dirigen-
ser respetadas y realizadas. Ahora tes eclesiales que ahogaría la diná-
bien, una de estas notas esenciales mica carismática y llevaría a un ver-
a la persona humana es la libertad, dadero estatismo de la comunidad
que expresa el derecho del hom- eclesial.
bre a dominar su propio obrar y su
propia existencia, también en el Pero tampoco puede ser mirado
sentido de poder formar grupos por con desconfianza por el simple he-
iniciativa propia, que tienen dere- cho de no haber nacido directamen-
cho a una cierta autonomía y aún a te de un mandato oficial; si se
un reconocimiento, caso de que se obrara de esta manera habría que
constituyan en elementos básicos pensar que en la Iglesia todo grupo
para la Iglesia (77). es un simple órgano ejecutorio de
las órdenes de una burocracia admi-
y ésto aunque no hayan nacido nistrativa, una simple dependencia
de una disposición o previa autori- o que el Espíritu solamente a través
zación de la Jerarquía. Porque si de la Jerarquía, lo que es inacepta-
bien es cierto que ella es quien debe ble teológicamente por antieclesial.
revisar su legitimidad y permitirle o
no continuar, es inadmisible que Finalmente, en tercer lugar, tene-
se piense que la existencia de tales mos que decir que Rahner afirma la
grupos esté sometida al arbitrio de existencia de un vínculo innegable
los dirigentes oficiales, o que es entre estructuración de la comuni-
aconfesional por no haber sido dad cristiana y Eucaristía (79) lo
creada desde arriba. cual puede llevarnos a una deduc-
ción lógica:
Ese derecho de los particulares a
fomar grupos en la Iglesia no puede Si por ser la Eucaristía un ele-
ser abolido por el derecho igual- mento esencialísimo a la Iglesia,

(77) "Existe un derecho básico de los particulares a formar grupos libres en la Iglesia que fundan la
posibilidad y, en algunas circunstancias, el deber de una cura de almas extraparroquial". Ibid.
(78) "El permitir o no permitir tal grupo libre en un caso concreto compete ciertamente a la auto-
ridad eclesiástica; pero como ésto tiene una forma objetiva también en el derecho fundamen-
tal de los particulares a formar tales grupos, no es un acto que esté simplemente al arbitrio de
la autoridad eclesiástica, sino que ata con normas objetivas la conciencia de la misma autoridad,
si bien no se deja al juicio de los particulares el decidir si éstas se han observado o no". Ibid.,
p.319.
(79) "Como Jesucristo se da, realmente y en una notificación sacramental constantemente reno-
vada, como sacrificio por la Iglesia (Efesios 5,25 sI y como sacrificio de la Iglesia, como existe
en la Iglesia con tangibilidad sacramental, por eso hay Iglesia. Y la Iglesia misma, al celebrar la
EucarisHa, se pone de manifiesto en cuanto tal en la forma más intensiva y se realiza a sí misma
con la más suprema actualidad". Cfr. Rahner, K. La Iglesia y los sacramentos. pp. 90-91.

136 DEMOCRACIA EN LA IGLESIAl


ella no puede ser tal sin la cele- ejemplo, con respecto al celibato, la
bración eucarística, es obvio que la ordenación de la mujer, etc.).
comunidad posee un derecho pri-
mario a tener Eucaristía. Pero si Como dice el autor,
además, existe una íntima relación
entre el dirigente de una comuni- "salus animarum suprema lex"
dad y el que preside la Eucaristía, (81).
hasta el punto de que para nuestro
autor ambos servicios deben ser Ahora bien, para la Iglesia del fu-
desempeñados por la misma perso- turo, tal como lo señala el autor, la
na (80), tendremos que decir que la presidencia de una comunidad se
comunidad posee un derecho pri- definirá ante todo, como una fun-
mario a tener dirigentes, a tener mi- ción y aquél que la ejerza será el
nistros. que haya dado señas de su aptitud
para desempeñarlo. Por ésto, la
comunidad ejercerá un papel muy
Esto significa que si debido a importante en su elección y presen-
determinadas circunstancias, como tación como posible candidato ante
las actuales, una comunidad no el obispo (82).
tuviera ministros, o pudiera llegar a
quedarse sin ellos, la comunidad
puede hacer valer, legítimamente "Estas comunidades elegirían de
sus derechos, y la Iglesia debe ceder entre sus miembros un anciano
ante ellos proporcionándole los mi~ (presbítero), que podría ser con-
mistros que necesite y renunciando firmado por el Obispo median-
a ciertos presupuestos que han sido te la ordenación sacramental co-
preestablecidos por condiciona- mo presidente sacerdotal, el cual
mientos históricos a la hora de ad- debería reunir ciertas condicio-
mitir a una persona determinada al nes en su estilo de vida cristiana
ministerio, de forma que dé mayor y en su saber teológico, aunque
amplitud en esta materia (por no necesitase, como hoy sucede

(80) "La teoría de que quien dirige la celebración eucarlstica y quien dirige la comunidad fundamen,
talmente no tiene por qué ser idénticos, o incluso no lo deben ser en absoluto, lIevar(a a la largó
tan sólo a la ruina de una comunidad o a un descuido de lo sacramental, injustificable cristiana,
mente", Cfr. Rahner. K. Cambio estructural de la iglesia. P. 137.
(81) "Si la Iglesia en una situación concreta no puede encontrar sin renunciar a la obligación del celi·
bato, un número suficiente de esos dirigentes sacerdotales de comunidad, entonces es evidente
que ha de renunciar a esa obligación del celibato y no tiene por qué discutirse más teológica-
mente ... En este contexto podría plantearse también la pregunta de si hoyo al menos mañana
no hay que tener en cuenta, a partir de la situación social profana, a una mujer igual que a un
hombre para dirigir una comunidad de base confiándosele inmediatamente la ordenación",
Ibid., pp. 135-139.
(82) Obviamente ésto no significa que la comunidad se dé a SI misma sus propios ministerios, sino
que la elección es un reconocimiento de la capacidad carismática del ministerio y su aceptación

MARTHA LUCIA CHAPARRO


una formación académica al esti- tal') en una comunidad, si, al
lo de un alto funcionario" (83). menos en principio, puede ejer-
cer con éxito la misma función
Esto supone un cambio de enfo- en un sitio muy distinto de esa
que eclesiológico, según el cual una comunidad determinada. El sa-
Iglesia entendida como naciendo cerdote, en cuanto dirigente de
desde la base no responde a la con- una comunidad local, no tiene
cepción de una realidad que es pri- por qué ser considerado según el
mero una colectividad universal, y esquema de un funcionario esta-
luego, por derivación, particular y tal, que es trasladado, asciende y
concreta. Sino que, por el contra- es el representante de un Estado,
rio, el autor propone que ahora la que se presenta como un poder
gran Iglesia sea entendida sólo a extraño ante un determinado
partir de su concretización en co- grupo humano, siendo propia-
munidades libremente formadas y mente el que lo organiza" (84).
de gran riqueza y variedad.
Presidir en la Iglesia no es aquí
De ahí que un presidente elegido ejercer una función de poder sobre
para una comunidad así constituÍ- la comunidad, sino servir en ella
da, deba ser aquél que se encuen- como quien representa y orienta sus
tre capacitado para desempeñar tal expresiones últimas de fe, su vida
función, según las necesidades y sacramental y su caridad. Es vigilar
particularidades de dicha comuni- porque la organización estructurada
dad, y ojalá haya salido de ella. por todos, se mantenga dentro de la
fidelidad a la misma esencia eclesial
Podríamos decir, entonces, que y dentro del dinamismo que le im-
para Rahner, en este tipo de orga- pone el Espíritu al asistirla a través
nización eclesial, el ministro debe- de sus miembros. Presidir es estar al
ría ser escogido en función de la servicio de la dirección comunitaria,
comunidad y para su servicio, y en todo lo que respecta a su auto-
no con el criterio de que debe ser rrealización fundamental.
un sacerdote capacitado universal-
mente para desempeñar su función y es, precisamente ésto, lo que
en cualquier parte. explica por qué el dirigente de la
comunidad deba ser, para el autor,
"Se puede prescindir tranquila- el dirigente de la Eucaristía. Es
mente del presupuesto expreso o obvio, sin embargo, que esta estre-
tácito de que uno sólo puede ser cha vinculación entre ambas funcio-
el dirigente constituído por orde- nes no debe leerse en una sola direc-
nación (es decir, de tipo 'sacerdo- ción como si la segunda fuera con-

(83) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 201.


(84) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 134·135.

138 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


dición de posibilidad para la otra algunos cristianos tradicionales"
sino que además debe ser leída en (86).
dirección contraria.
Un presidente será entonces to-
"La defensa de esta identidad no mado de entre los miembros de la
significa clericalismo alguno. Hay comunidad como aquél que dicha
que darse cuenta tan sólo de que comunidad ha reconocido capaz
el principio: dirigente de la Euca- de presidirla y será presentado co-
rstía - dirigente de la comunidad, mo candidato al obispo para que
puede y debe leerse igualmente al éste examine su idoneidad y lo re-
revés" (85). conozca mediante la ordenación
sacerdotal (87). Pero, de igual mo-
Para una elección ministerial sólo do, el obispo, como dice Rahner,
se exige la idoneidad del sujeto para puede proponer una determinada
el cargo que va a desempeñar y que persona a la comunidad para desem-
supone la posesión del carisma peñar en ella la función de presiden-
necesario que lo capacita y le per- cia, sin que esto implique necesa-
mite ser reconocido por la comuni- riamente una imposición desde
dad. Pero es necesario tener en arriba (88).
cuenta que un criterio básico para
discernir ésto, en una Iglesia que La comunidad debe serguir sien-
vive en la diáspora y debe asumir do el motivo para el cual y desde el
una actitud misionera de carácter cual se elija a una determinada per-
ofensivo, es el celo misionero del sona para - ejercer una función de
candidato y su capacidad de llegar presidencia. Y, por lo tanto, el
a los hombres. ministro no puede entenderse co-
mo poseedor de una potestad que
"El mejor misionero en una si- recibe y ejerce independientemente
tuación no cristiana de diáspora del pueblo cristiano, aunque su
sería el mejor candidato para un ministerio provenga de un don del
cargo eclesiástico, aunque hasta Espíritu de Dios y deba ser legiti-
ahora se haya presentado de for- mado por un testimonio de la Jerar-
ma quizá muy poco convencio- quía, y conferido mediante una
nal y 'escandalosa' a los ojos de ordenación sacramental. Porque el

(85) Ibid.,p.137.
(86) Ibid., p. 43.
(87) "Si se da una totalidad comunidad procedente de abajo y formada por la libre opción de fe de
sus miembros, tiene derecho a ser reconocida como Iglesia del obispo y a que éste reconozca a
su dirigente, mediante la ordenación, en tanto que pueda cumplir las funciones necesarias".
Ibid., p. 134.
(88) "Es innegable que la Iglesia del obispo debe examinar la idoneidad de ese dirigente de la comu·
nidad, que puede o incluso debe formar personas adecuadas para esa función y proponerlas
a las comunidades". Ibid.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 139


ministerio se engarza en el conjun- luntad y la libre obediencia y fe
to de servicios que otorga el EspÍ- en la Iglesia. Una autoridad cuya
ritu a la comunidad para su enrique- real existencia está sostenida así,
cimiento y que deben someterse al no ofrece propiamente proble-
examen y la revisión de todos los mas con relación a la democra-
creyentes no sólo en el momento de tización de tal sociedad.
la elección, sino, además, en su de-
Aunque la autoridad eclesiástica
sempeño.
no se deriva de la libre voluntad
de asociación de los individuos,
Es evidente que si así entende-
su existencia y eficiencia estará
mos la estructuración de la Iglesia
sustentada, en el futuro más que
y encaminamos todos nuestros es-
ahora, en la libre obediencia y fe
fuerzos en esta dirección nos resul-
de los súbditos, y desaparecerá
tará sencillo ver como necesaria la
el antagonismo entre Jerarqu(a
participación real y efectiva de todo y pueblo"(89).
el Pueblo de Dios en la vida y las
decisiones eclesial es con lo cual se N o puedo terminar este punto
resolverán por sí mismos y espon- sin insistir una vez más en que las
táneamente muchos de los proble- Comunidades de base como bien
mas que ahora nos preocupan por- lo afirma Rahner constituyen una
que entonces, el concepto de Jerar- de las vías más seguras para lograr
quía y autoridad, al ser entendidos una auténtica democratización de la
como sustentados en la libre comunidad eclesial y un elemento
obediencia de fe de todos los cre- verdaderamente renovador y caris-
yentes, no serán concebidos ya mático que debidamente encauzado
como obstáculos o limitantes serios pueda garantizarle a la Iglesia un
para planear una democratización rostro institucional más acorde con
de la comunidad eclesial, aunque las exigencias de nuestra época.
ésto no signifique hacerlas originar
directamente del pueblo. No nos es posible desconocer la
importancia de esta práctica alter-
"La Iglesia penetra en un futuro nativa para el futuro eclesial ni mi-
en el que la cooperación dellaica- nusvalorarla, ya que ella es realmen-
do será una necesidad absoluta. te un hecho esperanzador y creador
Entonces se resolverán por s( que puede contribuÍr notablemente
mismos muchos problemas con- a que la Iglesia adquiera una con-
cretos de la 'democratización', ciencia más pura de sí misma y una
porque la autoridad no aparece- valoración más justa de lo jerárqui-
rá como una realidad dada ya de co y de la misión y responsabilidad
antemano, sino como algo que del laicado en su crecimiento y
está sustentado por la propia vo- edificación.

(89) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 201.

140 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


Igualmente, será desde aquí des- que tener en cuenta para realizar
de donde se aprecie con más clari- un auténtico diálogo entre los
dad la función y necesidad de lo miembros de la comunidad ecle-
carismático como un elemento sial.
constitutivo esencial a la comuni-
dad eclesial que evita el peligro de "Si ha de existir una opinión pú-
una absolutización tiránica de lo blica en la Iglesia y de la IgleSia,
jerárquico y una absorción exclusi- ha de situarse -naturalmente-
va de toda responsabilidad y fun- en el marco de la confesión de fe
ción en manos de lo ministerial, de la Iglesia y también dentro de
que posibilite una conjugación y una actitud de obediencia a la
armonía de todos los integrantes autoridad jerárquica" (91).
de la Iglesia en una comunicación
auténtica que se base en la partici-
Rahner ve, pues, en la unidad dE
pación diversificada y creativa de
confesión de la fe y en la obedien
cada uno desde su originalidad e
cia del pueblo de Dios a sus pasto
insustitu bilidad.
res, un principio de integración ~
comunión y no un elemento parali
Por eso, digamos, con Rahner, zador del diálogo eclesial. Fidelidac
que las relaciones entre Jerarquía y
y obediencia son, por consiguientE
pueblo.
los dos lugares fundamentales desdE
los cuales deben darse la libertac
"podrían ser ejercitadas inicial-
de opinión y el pluralismo, come
mente en las comunidades cristia-
dos momentos enriquecedores ~
nas que se habrían formado des-
dinamizadores en todos los ámbito!
de abajo" (90).
de la vida comunitaria.
2.5 Pluralismo y opinión pública
Por eso, la libertad de opinión nc
La última posibilidad que plantea puede ser concebida eclesialmentE
Rahner para lograr un desarrollo como la contrapartida de la ortodo
democrático de la Iglesia en la crea- xia o su relativización, sino la veri
ción de un amplio margen para el ficación histórica de la doctrim
pluralismo y la opinión pública. eclesial, en una síntesis siemprE
nueva de la verdad revelada, qUE
Pero se trata de una vía que debe debe ser proclamada y confesadl
ser planteada dentro del problema en el acto supremo de la obedien
sobre la tensión existente entre obe- cia total y de la entrega existencia
diencia y participación activa, como a Dios que es la fe, y que es el Su
un requisito indispensable que hay premo vínculo que une e identificl

(90) Ibid.
(91) Ibid.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 141


a todos los cristianos en una y uni- todos los fieles la responsabilidad,
versal comunidad: la Iglesia. en una comunión que permita la
existencia de otras vías de servicio
y es a partir de aquí desde donde distintas de la suya, para servicio
puede entenderse el carisma minis- mutuo a la Iglesia y al mundo. Tan-
terial como un servicio a la comuni- to más cuanto que al ser capacita-
dad que traduce una solicitud parti- da carismáticamente, no se le da a
cular por contribuir a la edificación la Jerarquía una dotación tal, que
de toda la Iglesia, en lo que compe- pueda excluÍrse de ella la posibili-
te a su dirección (aunque no por dad de errar o faltar, y que enton-
exclusividad), y entre cuyas funcio- ces, al necesitar ser contrastada y
nes se encuentra también la de vigi- revisada en su ejercicio por la tota-
lar por su fidelidad apostólica. lidad de los creyentes, pueda darse
el caso de que la fidelidad al Espí-
Se comprende, entonces, que la ritu que actúa en la Iglesia, obligue
obediencia no sea un requisito im- a un cristiano a ir en contra de una
puesto desde afuera y mediante pre· determinada disposición del minis-
sión, para que los fieles se sometan terio oficial, lo que no significa re-
a sus pastores, sino la consecuencia beldía o anarquía.
intrínseca de su lib~~ vinculación
comunitaria y del reconocimiento Por consiguiente, el autor afirma
de la común identificación de todos que
y cada uno, a una misma doctrina,
que es la manifestación y proclama- ''puedan darse serias diferencias
ción del sentido y la verdad de una de opinión en materias teológi-
experiencia salvífica única y norma- cas, y que no puede negarse de
tiva. antemano y por principio situa-
ciones en que un cristiano, ape-
Lo cual no significa que cada lando a su conciencia, niegue la
cristiano en particular no pueda obediencia a un mandato particu-
tomar parte activa en el desarrollo lar -naturalmente bien intencio-
de la gran Tradición de la Iglesia y nado- de un jerarca, porque
en su explicitación, y que esa tarea tal cristiano lo considera, a pesar
corresponda únicamente a la Jerar- de la buena fe de la autoridad,
quía. Más aún, es una de sus obliga- como incompatible con la fe o la
ciones (del cristiano) aunque en úl- caridad. Hemos de acostumbrar-
timo término deba actuar en cons- nos a comprender que las tensio-
tante referencia y coordinación con nes no tienen que destruir la
sus pastores. Pero además, el minis- unidad de la fe, la voluntad de la
terio, engarzado entre todos los ser- obediencia y el amor" (92).
vicios eclesiales, comparte con

(92) Ibid.

142 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


La autoridad del magisterio no se tonces una tal declaración suele
fundamenta a sí misma, porque resultar hoy día ineficaz) la auto-
todo ministerio y servicio se da a la ridad doctrinal formal (en sí legí-
comunidad eclesial en cuanto su- tima) del magisterio eclesiástico,
bordinado y derivado del sacerdo- sino que habría de hacerlo con el
cio común de todos los miembros poder del espíritu vivo de la fe,
de la Iglesia que es el supuesto de que se esfuerza por fundamentar
todo servicio especial. Y porque verdaderamente el dogma parti·
todo ministerio es una realización cular que se defiende a partir de
particularizada y diferenciada me- la médula íntima de la fe cristia·
diante la cual la común asistencia na. En caso contrario, esas decla·
del Espíritu a todos y a cada uno de raciones abusan de la autoridad
los miembros de la comunidad se formal del magisterio y quedan
concretiza para ofrecer una ayuda inefectivas, pues en la mentalidad
específica en una situación muy de- concreta de sus destinatarios la
terminada y a un grupo de personas autoridad vinculante del magiste·
concretas. rio eclesiástico no suele estar
muy inconmovible, sino que co·
De ahí que la obediencia de la to- rre tanto peligro como el dogma
talidad de los fieles y de los minis- particular que se quiere defender
tros sea, en primer lugar y ante to- aquf y ahora, y cuya defensa SE
do, a un mismo Señor y a un único convierte más bien para este tipe.
Espíritu; en segundo lugar a la me- de mentalidad en un argumente.
diación apostólica que supone la contra la autoridad doctrinal dE
normatividad del testimonio primi- la Iglesia en general, a no ser qUE
genio de los apóstoles, en sucesión se fundamente de un modo vital
y seguimiento de fe (y ésta es una a partir de las convicciones esen·
obediencia a la que está sometida ciales que también esos destina·
toda la Iglesia) y, en tercer lugal:: tarios comparten todav ía" (93).
de unos a otros, ya que cada fun-
ción y carisma está obligado en la Pero también es cierto que ningu·
comunidad a trabajar en coordina- na postura en la Iglesia puede sel
ción y relación con los demás. Por legítima si atenta contra la unidad
consiguiente, Por ésto, la actitud de participa·
ción, en la pluralidad y diversidad
"cuando el ministerio eclesiásti- sólo tiene sentido si enriquece a l~
co, de acuerdo con su misión y comunidad. La autoridad es un ser·
su deber, se expresa terminante- vicio que debe ser ejercido y acogí
mente contra una auténtica here- do como tal (no es eclesial ni Sl:
jfa no deberia invocar meramen- absolutización ni su negación).
te (aunque sólo sea porque en-

(93) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia pp.117-118.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 143


"La autoridad no debe pensar Por eso, la pluralidad es un he-
que en la Iglesia, la primera y la cho, particularmente sentido y
última obligación de sus miem- experimentado hoy, que no puede
bros es la tranquilidad; los segla- eliminarse argumentado en su con-
res no deben pensar que las acti- tra los peligros y riesgos que conlle-
tudes ideales son la arbitrariedad va si no es debidamente orientada.
en el pensamiento teológico, ni Lo contrario negaría la historicidad
una actitud de rebeld¡éz apoyán- de la comunidad eclesial y su esen-
dose en la posibilidad de diferen- cial estructura carismática.
cias de opinión en materias teo-
lógicas o en la de que se den Pero precisamente porque la plu-
casos en los que es posible negar- ralidad es una condición para la
se a obedecer" (94). unidad comunitaria, la Iglesia debe
garantizar institucionalmente que
en sus estructuras dicha pluralidad
Como tampoco es lógica una pa- puede existir y expresarse de múl-
sividad servil de los seglares que tiples maneras, y que es una tarea
lleve a la aceptación tranquila de del magisterio velar porque sea res-
toda determinación o afirmación
petada y encauzarla debidamente
jerárquica, o la utilización ideoló-
para que contribuya al enriqueci-
gica del término paz, colocado
miento de todos y al crecimiento
como presupuesto de todo diálo-
de la comunidad eclesial.
go, de forma que nadie pueda
expresar una opinión diversa en la
De forma que la totalidad del
Iglesia y resulte calificada como
Pueblo de Dios tome conciencia de
"sismática ".
que una opción de fe por la Iglesia
no supone asumir una postura acrÍ-
El pluralismo es necesario en la
tica sino una obediencia activa al
Iglesia porque ella, rica en sus viven-
Espíritu que en su irresistible fuer-
cias y múltiple en sus circunstancias
za histórica y en su vitalidad empu-
y realidades encarnatorias, camina
ja a toda la comunidad hacia un
en diálogo con el mundo y éste no
futuro nuevo e impredecible exi-
es una entidad fija que se pueda
giéndole renunciar a toda seguridad
esquematizar o uniformar en la his-
propia y a toda actitud conformis-
toria, sino una realidad dinámica.
ta. Si la Iglesia se considera una
entidad perfecta y completamente
Cada cristiano está llamado a dar
realizada, en un triunfalismo anti-
razón de su fe y de su esperanza en teológico, se convierte en una reali-
el momento y lugar en que se halla dad ahistórica y desencarnada y se
inmerso, e igualmente, cada comu- paraliza; pero si avanza en la humil-
nidad.

(94) RAHNER, K. ¿Democracia en la Iglesia? p. 201.

144 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


dad y se revisa contínuamente, revés a nosotros cristianos peca,
puede saber que sigue siendo la dores. Estamos olvidando conti-
servidora del hombre y del mundo nuamente que también nosotro~
y que posee una eficacia que no ha y, por tanto, nuestros propio~
obtenido por sus propios méritos amigos miopes, mezquinos, into.
sino que es un don de Dios. lerantes y que estamos sometidm
inconscientemente a la menta·
Cada cristiano debe saber que él lidad de una época determinada,
tiene también allí una función sin que importe en el fondo que
indispensable que debe realizar en esa mentalidad sea de ayer o de
comunidad y que le exige contri- hoy. . . sólo después de habel
buír a que la Iglesia entera tome recordado ésto lo mejor posible,
conciencia de lo que ella es de una y con una autocrltica conti·
manera más pur.a, sin hacer de su nua. . . sólo entonces debemo~
propia postura la única legítima lle- defender valiente y combativa·
gando a una indebida polarización mente nuestra opinión, aunque
y absolutizacíón, lo que no impide sepamos que el futuro nunca da
que pueda agruparse, con otras per- la razón por entero a un 'parti.
sonas de pensamiento afín del suyo, do', sino que sólo tiene razón
formando un campo diverso de el futuro siempre imprevisible, y
opinión que de manera fecunda sea Dios en él" (95).
una instancia crítica frente a los
demás, pero siempre dentro del
respeto y la caridad que es capaz de Así que en la Iglesia todos )
cada uno de sus miembros estár
escuchar y aceptar al otro aunque
no piense como a uno le pareciera obligados a expresar públicamentE
su propia opinión y a manifestar 1m
que debería.
serios reparos que puedan tener cor
"Cada cual tendría que pregun- respecto a la de otro. Las tensione¡
tarse si ha tenido el valor para no son de por sí negativas, sino ur
tomar una actitud crítica, tam- elemento dinamizador y purificadO!
bién en público, incluso frente del pensamiento y la praxis comuni,
a sus propios amigos. Un cristia- tarios, siempre y cuando no lleven G
no propiamente debena tratar la creación de grupos cerrados qUE
con más cuidado a sus 'enemigos' se odian y rechazan mutuamente, e
que a sus 'amigos'. Pero la ma- que escasamente se soportan (96)
yona de las veces nos ocurre al

(95) RAHNER, K. Cambio estructural de la Iglesia. pp. 49·50.


(96) "Estos grupos pueden combatirse mutuamente de un modo limpio y serio, no tienen por qué
simular una paz tranquila que, en realidad, no existe pero tampoco deben considerarse como
meros enemigos que intentan darse muerte mutuamente. Han de hacer todo lo posible por
convivir en medio de una contienda. La lucha de cada grupo deberia perseguir también una
mejor comprensión de los otros grupos". Ibid., p.p. 52,53.

MARTHA LUCIA CHAPARRO 145


y la Jerarquía debe aceptar esta que se propone un fin legitimo
situación que existe ya de hecho en haya de dejar a Dios y a la histo-
la Iglesia, y estar dispuesta a escu- ria futura de la Iglesia la ejecu-
char y a revisarse contínuamente, ción de ese' ¡ay!'. Quien siempre
en un esfuerzo de confrontación y niega o quiere modificar la auto-
de diálogo, en el que el miedo a los ridad formal del ministerio ecle-
riesgos de la pluralidad no sea ma- siástico tan sólo porque en el
yor que la confianza en la acción caso concreto toma una decisión
del Espfritu. objetivamente falsa, suprime bá-
sicamente el ministerio eclesiás-
"En todo caso, los responsables tico y se hace a SI mismo en for-
oficiales no deben actuar como si ma tácita soberano señor de la
toda fuerza dejase ya de ser cris- historia" (97).
tiana o eclesial por estar en incó-
moda contradicción con sus pro- Así que el pluralismo y la opi-
pias opiniones y tendencias; y, nión pública son elementos cons-
por su parte, esos grupos y sus titutivos de la Iglesia, y su ejerci-
dirigentes no deben actuar como cio es un derecho de todo hom-
si cualquier medio fuese leg(timo bre que no puede ser derogado
para alcanzar los fines que ellos por ninguna razón, ni defendido
tienen por correctos. AquI tam- solamente de manera ideológica.
bién los fines no justifican los Pero para que se haga evidente su
medios. Puede ocurrir que la existencia en la comunidad eclesial
estructura social y la unidad de la detwn ser legitimados y asegurados
Iglesia sólo se mantenga y sea mediante vías institucionales que
respetada en concreto por un manifiesten concretamente la reali-
de terminado grupo cuando ese dad del diálogo, la libertad de in-
grupo renuncia eventualmente vestigación teológica, la libertad de
a la realización de un fin en si expresión, etc. (98).
legitimo. Al menos aquI y ahora.
Pero ¡ay de los pastores que con Dp igual modo, es Iglesia que es
su autoridad formal a respetar una común-unión de creyentes y
impiden la realización de una comunidades diversas, debe ser
tarea cuyo momento para la Igle- también una realidad abierta al
sia era éste! Cierto que quizá, en diálogo, también con aquellos que
un momento extremo, un grupo no pertenect'n a ella y que incluso

(97) Ibid., p. 52.


(98) "También en la Iglesia debe existir una opinión pública a la que se debe dar lugar y posibili·
dad de expresarse. Pio X 11 lo hizo notar diciendo que la falta de opinión pública en la Iglesia
sería una culpa que recaería sobre los pastores y la grey ... En la Teolog(a, dentro del dogma
propiamente dicho y aún fuera de él, en la doctrina realmente obligatoria, debe haber posibili-
dades de investigación, de escuelas y tendencias, de tentativas y de progreso". Cfr. Rahner, K.
la libertad en la Iglesia. pp. 114·115.

146 DEMOCRACIA EN LA IGLESIA?


la rechazan. Al fin y al cabo, ella es zación de la comunidad eclesial.
ante todo misión y envío. Como bien afirma el autor:

¿ Qué podemos concluir de todas "cuando esta comprensión hacia


las razones aquí expuestas en esta un cierto pluralismo en la Iglesia
materia? Que pluralismo y opinión y en su opinión pública se hayan
pública son fundamentales en la ejercitado, entonces será más
realización y actualización renova- fácil y podrá practicarse m,~for
da de la Iglesia, hoy y siempre. Y una actitud democrática por am
que ellos fundamentan también la bas partes (dirigentes y laicado)'
posibilidad real de una democrati- (99).

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MARTHA LUCIA CHAPARRO 147


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