Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Saber Filosófico
El Saber Filosófico
16
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
17
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
IGNORANCIA Y SABER
-Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en
que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra
naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea,
provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho
de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados
por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar
únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la
cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano
superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a
lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a
las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de
las cuales exhiben aquéllos sus maravillas.
- Ya lo veo - dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que
transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y
estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda
clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos
que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros -dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que
están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las
sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está
frente a ellos?
- ¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener
inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían
estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente?
18
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían
ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus! -dijo.
- Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real
ninguna otra cosa más que la sombra de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso - dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y
curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo
siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse
súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al
hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera
capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que
contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes
y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de
cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera
mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus
preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría
perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero
que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más - dijo.
-Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees
que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos
objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente
más claros que los que les muestra?
PLATÓN, República
ACTIVIDADES
1. Lee atentamente el texto de Platón procurando imaginarte la situación que
describe. Si te sirve de ayuda puedes hacer un dibujo.
2. Platón habla de la naturaleza humana, es decir del hombre en general, ¿te
reconoces en el mito?
3. ¿Qué elementos o expresiones te parece que representan la «falta de
19
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
educación»?
4. ¿Qué simbolizan las sombras y los ecos? ¿Tienen algo que ver con el hecho
de no haberse preguntado nunca por qué en el mundo existe lo que existe?
5. ¿Estás de acuerdo con Platón en que la ignorancia es una especie de
esclavitud?
6. Para referirse a la «liberación», Platón utiliza la voz pasiva. Dice: «si fueran
liberados ...», «si fuera desatado ...», incluso «si fuera obligado a
levantarse ...» y «si se le obligara a fijar su vista en la luz misma ...». ¿Quiere
esto decir que nadie puede salir por sí mismo de la caverna? ¿Quién o qué
sería, entonces, el «agente liberador»?
7. ¿Por qué crees que en el mito se asocia la liberación con el dolor y la
perplejidad?
8. Dice Platón que, si no se le impidiese, el liberado se escaparía, «volviéndose
hacia aquellos objetos que puede contemplar». ¿Cómo interpretas esta huida
que, según el mito, sería una vuelta a la esclavitud? ¿Crees que lo que una
persona puede contemplar o, en general, entender, está ya establecido o más
bien que, si no huye y vence el inicial desconcierto, puede mejorar
progresivamente sus capacidades y así acceder a mundos cuya existencia ni
siquiera sospechaba?
OBJETIVOS
Esta unidad pretende introducirte en el concepto de filosofía. Empieza con un
apartado en que se sitúa la filosofía en el marco general de la cultura y, más
concretamente, en el de las «crisis» de las formas sociales de vida. Seguimos con
un apartado más literario que conceptual. en el que se apela a tu propia
experiencia de la vida. A continuación, se aborda el origen histórico de la
filosofía. Por último, se realiza una rápida incursión por algunos problemas de
los que se ha ocupado la filosofía.
20
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
1. FILOSOFÍA Y CULTURA
El ser humano, a diferencia del resto de animales, no puede vivir sin una
interpretación de la realidad. Su relación consigo mismo y con todo lo que le
rodea nunca es inmediata, nunca es «directa», sino que entre ambos se
interponen siempre ciertas mediaciones que son invenciones humanas y que
constituyen lo que, de una manera muy general, podemos llamar cultura.
1.1 CONCEPTO DE MEDIACIÓN
La palabra mediación sugiere que la cultura está en medio. Pero, podemos
preguntar, ¿en medio de qué? Decía el filósofo Xavier Zubiri (1898-1983) que
el comportamiento animal está siempre ajustado a su entorno. Sus respuestas a
los estímulos son siempre adecuadas. Este «ajuste» tan perfecto es obra de la
propia naturaleza, y no deja ningún hueco por el que pueda colarse mediación
alguna. En el caso del ser humano, sin embargo, el hueco existe. La naturaleza
falla en nuestro caso, pues, por razones que no nos interesan ahora, no nos
proporciona respuesta inmediata a todos los estímulos. Nos deja sin saber qué
hacer. En esa falla o hueco se inserta la cultura. El ser humano tiene que
inventarse la respuesta y fijarla de algún modo para que pueda repetirla cada
vez que se presente el mismo problema. Su entorno se va poblando, entonces, de
cosas que no estaban allí sin más, como podía estar el árbol con sus frutos o el
animal que sirve de alimento: el lenguaje hablado y otros tipos de signos -
pinturas en las cavernas, por ejemplo-, útiles o instrumentos, o ciertas formas de
organización social o de regulación de la conducta que demuestran ser tan útiles
frente a algunos problemas como lo es un hacha de piedra frente a otros.
1.2 CULTURA Y SOCIEDAD
La cultura es, pues, una invención humana que nos permite vivir en un mundo
21
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
22
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
24
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
25
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
empezar por intentar reducirlo o moderarlo, pues sin ese «trabajo» previo
aprender es imposible.
Pero, tratándose de la filosofía, ¿qué podemos temer? Algunas personas temen
no entender nada y perder el tiempo. También hay quien teme quedar enredado
en el lenguaje filosófico, perderse en una maraña de conceptos que nada tienen
que ver con su vida diaria, la cual ya es bastante complicada como para
complicarla más. Otros opinan, además, que los que se dedican a la filosofía
acaban por volverse locos, acaban idos. Perder el tiempo, perder la razón,
perderse a uno mismo: he aquí lo que temen quienes se acercan a la filosofía por
primera vez. ¿Qué podemos hacer para que el miedo a tantas pérdidas no impida
el aprendizaje? De momento, seguiremos con nuestra comparación.
Hasta ahora, venimos suponiendo que aprender a nadar es algo optativo, es decir,
que uno siempre puede no tirarse al agua si no quiere. Hemos supuesto, pues,
que vivimos en un terreno sólido y seguro en el que no es imprescindible saber
nadar. Pero, ¿qué pasaría si el terreno que pisamos no fuese tan sólido como nos
parece, sino que tuviésemos indicios de que en cualquier momento podría
hundirse bajo nuestros pies? ¿Sería entonces la natación algo meramente
opcional? ¿Qué pasaría con nuestro temor al agua? El miedo nace de la
posibilidad de perder la vida al no saber nadar; pero, en nuestra nueva hipótesis,
lo que más miedo daría sería precisamente no saber nadar, pues suponemos ahora
que ya estamos en el agua, que la solidez del suelo es ilusoria y que en cualquier
momento tendremos que nadar ... o perder la vida ... o esperar que otro nos salve.
¿Qué sería lo sensato, entonces? ¿Vencer el miedo y aprender a manejarse en el
agua, o esperar a ver qué pasa? El mayor enemigo del aprendizaje, lo más
peligroso, sería, entonces, la propia sensación de seguridad, creer que no es
necesario saber nadar. Hasta aquí la natación. Ahora volvamos a la filosofía.
Vivir es, según nuestra analogía, como «estar en el agua», pues consiste en estar
inmersos en la posibilidad de perder la vida. Es cierto que nosotros, en principio,
no tenemos sensación de peligro. Como en nuestra hipótesis inicial, nos parece
que el mundo en el que tenemos que vivir es bastante sólido y que «filosofar» es
sólo una opción entre otras. Pero si lo pensamos mejor, tendremos que reconocer
que la vida es muy frágil. Y no nos referimos sólo a la fragilidad física, al riesgo
constante de una muerte prematura. La expresión perder la vida tiene, además,
el sentido que permitió la invención del aforismo: «Más vale morir que perder la
vida». Sin dejar de vivir, la vida es algo que puede perderse, y esa posibilidad es
26
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
27
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
10. Lee el siguiente texto y relaciónalo con los contenidos de los dos apartados
anteriores.
Conforme retrocedemos en la cronología histórica y nos acercamos a la
vida primitiva, el abandono de la propia vida al yo social y colectivo es
más acusado. Lo que «se dice», la opinión establecida de antiguo, en suma,
la tradición domina por completo al pensamiento individual. [...] Cuando
un pensamiento funda su verdad en que me parece evidente, el principio
que me mueve a aceptarlo se llama razón. Cuando, por el contrario, funda
su «verdad» en que «se dice» por la gente desde tiempo inmemorial [...]
el principio que me mueve a adoptarlo se llama tradición. La razón nos
aparece como un imperativo de recurrir cada cual a sí mismo. La
tradición, viceversa, como un imperativo de escamotear nuestro «yo
mismo» disolviéndolo en lo colectivo.
ORTEGA y GASSET, Unas lecciones de metafísica
28
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
29
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
que, en vez de vivir sin más, debemos detenernos y preguntarnos qué pasa. La
filosofía comienza con ese pararse a pensar en cosas en las que nunca habíamos
pensado porque nunca nos habían extrañado.
¿Y ante qué se admiraron los primeros que filosofaron? El propio Aristóteles
dice que, «al principio, ante los fenómenos sorprendentes más cercanos; luego,
avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios
de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas y la generación del universo».
Ahora bien, los fenómenos de los que habla Aristóteles siempre han estado ahí,
ante los ojos del ser humano. Las salidas y puestas del Sol y de la Luna o el
movimiento de las estrellas, por ejemplo, son algo perfectamente habitual. ¿Qué
tuvo que ocurrir para que dichos fenómenos se presentaran como extraños para
algunos hombres griegos del siglo VI a. de C.? Lo hemos dicho: la interpretación
de la realidad que estaba vigente en su sociedad y en su tiempo -el saber mítico-
ya no les convencía, lo que significa reconocer que, en realidad, no sabían lo
que pasaba. El que se admira, dice también Aristóteles, reconoce su ignorancia
y filosofa para salir de ella.
3.2 EL PENSAMIENTO MÍTICO
El supuesto básico de una interpretación mítica del mundo es que la «realidad»
tiene su origen en y sigue gobernada por fuerzas de carácter personal, los dioses,
así que todo lo que acontece tiene como causa la intervención directa o
indirecta de alguna de esas fuerzas. El origen de cada dios, su parentesco con
los demás, sus amores, odios y rivalidades, y su dominio o campo de actuación
propio conforman una red de relatos en los que nada importante queda sin
explicación. Mientras dicha interpretación está vigente en una sociedad, las
personas que la forman disponen de un repertorio de respuestas
institucionalizadas para los problemas que se les presentan (incluido, como
hemos visto, el propio sentido de la existencia): rezar o hacer sacrificios para que
los acontecimientos sean favorables o, al menos, no sean adversos, y dar
periódicamente las gracias por los favores recibidos; todo ello a través de rituales
o ceremonias, casi siempre colectivas, en las que se propicia de algún modo la
presencia de la divinidad.
Actualmente, sabemos que los mitos tienen su propia verdad y que la filosofía
no supuso una completa ruptura con el pensamiento mítico. Sin embargo, ahora
nos interesa destacar las diferencias, pues los primeros filósofos se veían a sí
mismos como representantes de un nuevo tipo de saber que comportaba, además,
30
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
31
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
ACTIVIDAD
11. Compara este fragmento del filósofo Heráclito (siglo VI a. de C.) con algún
mito sobre el origen del cosmos.
El cosmos, el mismo para todos, ninguno de los dioses ni de los hombres
lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y existirá en tanto fuego
siempre vivo, que se enciende con medida y se apaga con medida.
HERÁCLITO
32
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
33
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
Cuando abrimos los ojos, nos asalta la multiplicidad de las cosas. El término es
un poco feo, hay que reconocerlo. La filosofía está llena de palabras así, que
asustan un poco al principio. Pero hemos acordado que no vamos a tener miedo.
Si lo pensamos un poco, enseguida comprendemos lo que significa: el mundo se
compone de muchas cosas diferentes entre sí. Esto es tan obvio que nadie lo
negaría. ¿Por qué, entonces, nos molestamos en afirmarlo? En primer lugar, para
mostrar con un buen ejemplo que la filosofía parte siempre de algo evidente (que
se ve por sí mismo) y que su vocación es ir de evidencia en evidencia, sin
abandonar nunca el terreno de lo que, por ser manifiesto, cualquiera puede ver.
Y, en segundo lugar, porque esta sencilla observación nos va a permitir
comprender que ninguna observación es tan sencilla como parece ... y por eso
existe la filosofía.
4.2 DOS CAMINOS POSIBLES HACIA LA UNIDAD
Así pues, las cosas son muchas y diferentes unas de otras. Un árbol, por ejemplo,
es diferente a una roca. Pero también entre los árboles hay diferencias. No es lo
mismo un manzano que un olivo. Y dos manzanos, a su vez, pueden ser muy
diferentes entre sí. No obstante, por muy diferentes que sean, dos manzanos son
lo mismo -manzanos- si los comparamos con un olivo. Y un manzano y un olivo,
que son bastante diferentes, son lo mismo -árboles- si los comparamos con una
roca. Todo esto también es evidente, como lo es que esta argumentación puede
extenderse a cualquiera de las muchas cosas que nos rodean. Por tanto, podemos
decir, sin abandonar la evidencia, que cualquier cosa es lo mismo y diferente de
alguna otra. Observemos, sin embargo, que esta última afirmación no es tan fácil
de ver como la primera, hasta el punto de que si la leyésemos aislada del resto
de la argumentación nos costaría entenderla; para lograrlo tendríamos que hacer
justo lo que acabamos de hacer: partir de algo que se vea claramente y avanzar
paso a paso sin abandonar la evidencia. Así, podemos extraer otra valiosa
enseñanza: en filosofía, ninguna afirmación aislada -es decir, separada del
proceso discursivo que la justifica- puede ser entendida; por eso es tan
importante no perder el hilo.
Cuando decimos que dos cosas son lo mismo, presuponemos que son lo mismo
en algo, es decir, que las dos tienen algo en común. Y ya hemos visto que esa
argumentación puede proseguir hasta incluir a todas las cosas. Por tanto, no es
ninguna insensatez preguntarse si son todas las cosas lo mismo en algo o, dicho
de otro modo, si tienen todas las cosas, a pesar de sus diferencias, algo en común.
34
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
Por lo pronto, y sin abandonar lo que por ahora puede ser inteligible para
vosotros, esta cuestión se podría responder de dos modos. No se trata, sin
embargo, de que tenga dos respuestas sin más, sino que pueden seguirse dos
direcciones distintas al responder.
4.3 EL ELEMENTO ÚLTIMO DE LA REALIDAD
En primer lugar, se puede decir que, a pesar de las apariencias, todas las cosas
tienen algún elemento común, que es lo que todas, en última instancia, son. Así,
Tales de Mileto, que pasa por ser el primer filósofo, sostenía que el elemento
común es el agua. No nos importa ahora el contenido, sino la dirección de la
respuesta. Otros filósofos de la misma época dijeron que el elemento es el aire,
o que es el fuego: respuestas distintas pero en la misma dirección. Lo decisivo
es entender lo siguiente: independientemente de qué elemento se elija, el hecho
de elegir un elemento no sólo conlleva determinadas consecuencias inevitables,
sino también la necesidad de hacerse ciertas preguntas que, al no ser de fácil
respuesta, inician y delimitan un campo de investigación dentro del cual se
moverá el pensamiento durante mucho tiempo. Vamos a ver el inicio.
Si se dice que todas las cosas, en última instancia, son, por ejemplo, agua,
entonces resulta que un árbol es agua y que una roca también. Pero, además, el
árbol es árbol, y la roca es roca, luego hay que explicar cómo y por qué son
diferentes si en el fondo son lo mismo. Ahora bien, tanto el árbol como la roca
han llegado a ser lo que son, es decir, no han existido desde siempre, por tanto,
parece inevitable extraer la consecuencia de que, en un principio, eran sólo
aquello que ambos siguen siendo -agua- y que, debido a alguna transformación
del agua, han llegado a ser uno árbol y el otro roca. Pero si hay un sólo elemento,
la única posibilidad de transformación parecer ser cuantitativa, es decir, siendo
el agua sólo agua, la única manera de que a partir del agua surjan dos cosas
diferentes es que una tenga más cantidad de agua y otra menos; de ahí que
enseguida aparecieran los conceptos de condensación y rarefacción: más
cantidad o menos cantidad de un cierto elemento. Ahora bien, es fácil observar
que esta dirección del pensamiento exige otras preguntas. Por ejemplo, ¿cómo
tiene que estar internamente constituido el elemento para que pueda condensarse
y rarificarse, de manera continua o discontinua? Es evidente que cualquiera de
las dos posibilidades tiene a su vez consecuencias y abre un nuevo campo de
preguntas.
• Los conceptos de condensación y rarefacción, ¿no presuponen un cierto
35
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
36
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
Habíamos dicho que la pregunta por lo común a todas las cosas puede
responderse siguiendo al menos otra dirección. Veámosla ahora.
El olivo es olivo y el manzano es manzano. Ser olivo es algo diferente de ser
manzano. Lo mismo ocurre con ser caballo o con ser cualquier otra cosa.
Aquello que las cosas son -olivo, manzano, caballo, etc.- es diferente en cada
caso, pero hay algo que todas las cosas tienen en común, y es el ser algo
determinado. Una cosa puede ser esto o aquello, lo que no puede es ser nada.
También esta afirmación es evidente. ¿Podríamos pensar que una cosa es nada?
No se trata de que no sepamos lo que es. Esto último es evidentemente posible.
37
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
Pero no saber lo que algo es implica la presuposición de que es algo, aunque eso
que es nos sea desconocido. Lo que no podemos es aceptar que algo es sin que
sea algo determinado: olivo, manzano, estrella o roca, pero algo. Para
entendernos, podemos llamar determinación a ese algo que una cosa es.
Este descubrimiento -que lo común a todas las cosas es que son algo- parece
poca cosa, como el de Tales de Mileto y el agua, pero también está lleno de
consecuencias y de nuevas preguntas que llegan hasta nosotros. Veamos algunas
evidentes.
• Una cosa tiene que ser algo determinado, por ejemplo, olivo. Ahora bien,
resulta que por el hecho de ser olivo, tiene que ser también árbol y no puede
ser, por ejemplo, animal. Es decir, hay determinaciones que están
necesariamente incluidas en otras, de manera que una cosa no puede ser una
de ellas sin ser también la otra -olivo y árbol, en nuestro ejemplo-; y otras que
están necesariamente excluidas entre sí, de manera que una cosa no puede ser
la una y a la vez la otra -olivo y animal, por ejemplo-. A partir de esta
observación, se pueden establecer las condiciones generales de la necesaria
pertenencia o incompatibilidad entre determinaciones. Esas condiciones son
el germen de la Lógica, de la cual nos ocuparemos en el capítulo
correspondiente.
• Los olivos son muchos, pero la determinación olivo es una y la misma para
todos ellos. ¿Cómo puede una sola determinación estar a la vez en muchas
cosas diferentes? Este problema es paralelo al que vimos en el apartado
anterior sobre cómo puede el mismo elemento ser, a la vez, cosas diferentes,
como árbol y roca, sólo que en este caso nos parece evidente que no puede ser
cuestión de cantidades. Siguiendo con el ejemplo, cada olivo no es ni más ni
menos olivo que cualquier otro, aunque difieran en altura, verdor o belleza.
• La determinación olivo parece que tiene un modo de ser distinto a los muchos
olivos que hay en el mundo. Cada uno de los olivos nace en un momento
determinado, va creciendo poco a poco hasta alcanzar su madurez, y luego
inicia un lento proceso de decadencia hasta que finalmente desaparece de la
faz de la tierra. Y ese curso vital tiene lugar en el tiempo. A la determinación
olivo, sin embargo, parece no afectarle el paso del tiempo. Permanece sin
cambio alguno, idéntica a sí misma, mientras los olivos nacen, viven y mueren.
¿Cómo es posible que el tiempo afecte a las cosas, pero no a sus
determinaciones? ¿Cómo puede ocurrir, en general, que algo sea inmune al
38
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
40
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
sino un mero dar palos de ciego sin saber a dónde nos dirigimos ni por qué.
Ahora bien, con lo dicho no queda resuelto, ni mucho menos, el problema de la
decisión. Vamos a destacar ahora dos importantes cuestiones que acompañan a
la filosofía desde sus orígenes, aunque no siempre se hayan formulado
explícitamente, y cuyo tratamiento abre el campo de lo que, siguiendo también
a Kant, llamaremos uso práctico de la razón.
La primera de ellas tiene que ver con el argumento circular que mencionábamos
en las primeras páginas. Decíamos allí que tirarse al agua sin saber nadar es
peligroso... pero no se puede aprender a nadar sin hacerlo. Del mismo modo,
aunque hemos visto que el conocimiento facilita la decisión, ponerse a pensar
con vistas a conocer, en lugar de dejarse llevar por lo que se dice o por lo que ha
llegado a nosotros de forma irreflexiva, es ya una decisión y, por tanto, parece
que debería estar justificada como decisión con anterioridad al propio
conocimiento. Para conocer hay que decidir y para decidir hay que conocer.
¿Cómo es esto posible?
En el origen del conocimiento hay claramente una decisión, la decisión de
conocer. Sin esa decisión previa no hay conocimiento posible. Ahora bien, tal
decisión está justificada porque, en cierto modo, conocemos el peligro que
corremos si no lo hacemos. Sabemos que podemos perder la vida. Pero, ¿qué
sabemos propiamente cuando sabemos eso?
Sólo que perder la vida es posible y que para que tal cosa no ocurra, tenemos que
tomar ciertas decisiones. Lo que sabemos, en definitiva, es que nuestra vida va a
depender de nuestras decisiones, es decir, sabemos que somos libres. Dicho saber
no depende de una decisión previa, por lo que no debe confundirse con el saber
al que aspiramos cuando nos ponemos a conocer. Incluso resulta problemático
utilizar la palabra saber para referirse a esa muda transparencia que nuestra
libertad tiene para nosotros y por la que somos entregados a la responsabilidad
de la decisión.
Ahora bien -y con esto entramos en la segunda cuestión mencionada-, la libertad
consiste precisamente en no estar determinados, es decir, en tener siempre ante
nosotros más de una posibilidad; por eso provoca inseguridad. El conocimiento,
sin embargo, parece conducir a lo contrario, por eso proporciona seguridad: las
cosas son como son y sólo nos queda aceptarlo. ¿Podría nuestro comprensible
afán de seguridad llevarnos a una situación tal, que nuestra conducta se
determinase sólo por el conocimiento? Ya hemos visto que, una vez decidido
42
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
el fin que nos proponemos, la elección de los medios que conducen a él depende
exclusivamente del conocimiento del mundo. Si resultase posible, además,
determinar mediante el conocimiento el fin que debemos perseguir, entonces...
en lugar de aprender a nadar habríamos construido un enorme barco para surcar
las aguas con rumbo fijo. ¿Es esto posible? ¿Podríamos llegar a un conocimiento
tan completo y tan absolutamente seguro que ya no hubiese, en realidad, nada
que decidir? ¿Podría el conocimiento, una vez desarrollado en su totalidad,
colocarnos definitivamente fuera de peligro? Algunos filósofos parecen haber
albergado esa ilusión, incluso hay quien piensa que la filosofía consiste
esencialmente en esa ilusión. Nosotros no vamos a discutirlo ahora. Pero sí
señalaremos algunos de los problemas que plantea tal posibilidad.
• Observemos, en primer lugar, que, aunque el conocimiento total fuese posible,
es decir, aunque fuese sólo una cuestión de tiempo, nosotros tenemos que
vivir precisamente ahora y no podemos esperar para resolver nuestra vida.
Deberíamos contar, al menos provisionalmente, con alguna forma de
orientación distinta del conocimiento mismo o, como mínimo, diferente del
tipo de conocimiento absolutamente seguro que buscamos, a no ser que,
contradictoriamente, renunciemos a toda orientación mientras el
conocimiento no se complete.
• Pero también podría darse el caso de que ese conocimiento total que nos daría
una seguridad absoluta resulte ser imposible, es decir, puede ocurrir que el
propio proceso de conocimiento descubra algún límite infranqueable para
nuestra capacidad de conocer, de manera que sepamos ya con certeza que, por
mucho que nuestro conocimiento se amplíe, siempre quedará un ámbito de
incertidumbre, de peligro, un ámbito en el que el conocimiento no nos puede
servir de orientación. Si así fuese, dado que suponemos que seguimos
queriendo no perder la vida, es decir, que no nos daría igual hacer una cosa
que otra, tendríamos que buscar, para justificar nuestras decisiones, un criterio
ajeno al conocimiento.
43
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
Para I. Kant,
las tres preguntas fundamentales son las siguientes:
¿Qué puedo conocer?
¿Qué debo hacer? y
¿Qué puedo esperar?
ACTIVIDAD
14. Lee atentamente los siguientes textos y relaciónalos con los contenidos de
la unidad:
Hay cosas que sólo la inteligencia es capaz de buscar, pero que, por sí
misma, no hallará jamás. Esas cosas sólo las hallaría el instinto; pero éste
nunca las buscará.
H. BERGSON, La evolución creadora
Pero nadie reflexiona o delibera sobre lo que no puede ser de otra manera,
ni sobre lo que no puede hacer. De suerte que, si toda ciencia va
acompañada de demostración, y no hay demostración de las cosas que
pueden ser de otra manera, y asimismo tampoco es posible deliberar sobre
lo que es necesariamente, la prudencia no podrá ser ciencia.
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco
44
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
PARA FINALIZAR
Un poco de historia
Si preguntamos a la filosofía del siglo XX dónde esta la clave para entenderla,
cuál es hoy su tarea y su función más radical, vamos a obtener casi tantas
respuestas como autores, porque, uno de los rasgos de la filosofía del siglo XX
es la diversidad incluso a la hora de comprenderse a sí misma. A lo largo del
libro podrás ir conociendo otras respuestas, pero, de momento, en los textos que
siguen tienes tres enfoques para elegir.
Ciencia, filosofía y vida
Husserl
La Europa espiritual tiene un lugar de nacimiento. No pienso, con ello,
geográficamente en un lugar, aunque también esto es pertinente, sino en
un lugar de nacimiento espiritual, en una nación, o bien en individuos y
grupos humanos de esta nación. En la nación de la Grecia Antigua hacia
los siglos VII y VI a. de C. En ella surge una nueva actitud de los
individuos hacia el mundo circundante. Y como consecuencia aparece una
clase totalmente nueva de formaciones espirituales, que rápidamente
crece hacia una forma cultural sistemáticamente cerrada; los griegos la
denominaron filosofía. Correctamente traducido, en el sentido originario,
esto no quiere decir otra cosa que ciencia universal, ciencia de la totalidad
del mundo, de la unidad total de todo lo existente. Muy pronto el interés
por el universo, y con ello la pregunta por el devenir que lo abarca todo y
el ser en el devenir, comienza a especificarse según las formas y regiones
del ser, y de este modo se ramifica la filosofía, la ciencia una, en múltiples
ciencias particulares.
En la aparición de la filosofía con este sentido, en el que están
comprendidos, por tanto, todas las ciencias, veo yo, por paradójico que
ello parezca, el fenómeno primario de la Europa Espiritual.
E. HUSSERL, La filosofía en la Crisis de la Humanidad Europea
Zubiri
Desde el siglo XVIII, la historia va apretando cada vez más la existencia
humana. Mientras, hasta entonces, salvo en casos aislados y en aisladas
45
BLOQUE 1 - UNIDAD 1: EL SABER FILOSÓFICO
47