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Francisco Giner de los Ríos

Francisco Giner de los Ríos Nace en Ronda (1839), funda en 1876, con el grupo de

profesores represaliados, la Institución Libre de Enseñanza. En el año 1881 fue repuesto

en su cátedra. Pensaba que la educación era el único medio para formar un hombre

nuevo. Una educación entendida con sentido integrador de la personalidad, guiada por

normas éticas en una escuela tolerante.

En el proyecto de creación se explica con claridad que la organización debe ser

independiente de la acción del Estado, dada la dificultad de armonizar la libertad que

reclaman la investigación científica y la función del Profesor con la tutela que ejerce el

Estado. Durante sus setenta años de existencia tampoco se desligó de su proyecto de

regeneración moral, el intento de crear el «hombre nuevo», según la filosofía krausista,

capaz de enfrentarse con la situación moral del país, profundamente degradada; y lo que

es más importante, de superarla y potenciar un nuevo modelo individual y colectivo,

más racional, más ético y más humano.

La decisión concreta de fundar un centro de enseñanza la tomó Francisco Giner de los

Ríos, junto con sus amigos Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón, en el año

1876. Fue considerada primero como una Universidad privada, “disociada de los

principios o intereses de toda comunión religiosa, escuela filosófica o partido político, y

defendía la libertad e inviolabilidad de la ciencia, y el derecho de todo maestro al

ejercicio ya la transmisión independientes del conocimiento, sin interferencia de

ninguna autoridad”

Escribió Estudios sobre Educación (1886), Educación y Enseñanza (1889) y en el

Boletín de la Institución Libre de Enseñanza.


Francisco Giner de los Ríos falleció en Madrid el 18 de febrero de 1915. Tras su muerte,

el 14 de junio de 1916, se creó la Fundación que lleva su nombre.

Giner demuestra que desde la fundación de la Institución Libre de Enseñanza, hasta el

final de sus días, se dedicó en cuerpo y alma a poner en práctica las líneas pedagógicas

que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo

hombres capaces de concebir un ideal

Ofrece uno de los proyectos más sólidos de la España contemporánea. Se propugna una

formación integral que impulse una nueva regeneración moral mediante el desarrollo de

todos los aspectos de la personalidad infantil: cognitivos, sociales, éticos, estéticos y

físicos. Los cuales dan a entender que Giner quiere generar una práctica más dinámica y

renovada, infundiendo arte y ciencia.

A pesar de su gran valoración de la ciencia, su principal preocupación fue el hombre, y

por ello se le considera un antiintelectualista. Más que un intelectual Giner de los Ríos

era un moralista que consideraba determinante la conducta.

Giner fue uno de los primeros en España que situó al alumno en el centro del rpoceso

pedagógico.

Dado que los hombres de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) no aspiraban

únicamente a formar la inteligencia, niño también a forjar el carácter, educar la

sensibilidad artística y fortalecer el cuerpo, sus intereses educativos abarcan diversos

campos. Es así como este autor se centra en los campos más significativos: la libertad en

la educación, la educación moral, la educación social, la formación intelectual, la

educación física y la educación estética. La libertad en la educación no afectaba


únicamente a la cuestión de la libertad de cátedra, problema central en la vida de los

institucionalistas; la libertad de cátedra no tiene sentido si no presume que la libertad se

extiende a todo el sistema, es decir, a la libertad del alumno y su participación en el

proceso educativo, a la autonomía de gestión y gobierno de los centros escolares, etc.

Su inclinación intelectual lo acerca al estudio de la carrera de Filosofía, que cursa en las

Universidades de Barcelona y Granada. Para 1863 se dirige a Madrid y es en este

momento en que se contactará con su maestro Julián Sanz del Río. Este notable

pedagogo era un reconocido impulsor de la doctrina krausista con lo cual no solamente

introdujo a su alumno en esta corriente de pensamiento sino que haría que la misma

calase hondo en Giner de los Ríos a punto tal de marcarlo para siempre en este sentido.

En conclusión su idea era desterrar el aula tradicional, proponiendo un nuevo marco en

el que el número de alumnos por profesor no debía ser superior a los 30 y donde habían

de convivir chicos y chicas, mencionando que no se trataba de un aula inmóvil, es decir

el trabajo que tiene lugar en ella ha de ser susceptible de movimiento interno y externo.

Esto quiere decir que se suprime el estrado que sitúa al profesor en un nivel distinto al

de sus alumnos y que imposibilita el espíritu socrático que predicaba Francisco.

Bibliografía

Giner de los Ríos, F., Antología Pedagógica de Francisco Giner de los Ríos, selección y

estudio preliminar de Francisco J. Laporta, Ed. Santillana, Madrid, 1977

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