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Resumen

Datos bibliográficos:

Título: Disciplina Positiva


Autora: Jane Nelsen
Año: 2002
Editorial: Ediciones Oniro, S. A.
País: España

Capítulo 1
Disciplina ¿estímulo o desestimulo?

Definición de Disciplina Punitiva

Para una madre desesperada: “atar” a su hijo rebelde. Para algunas escuelas: un pupitre
segregado, una visita al director, aislamiento, suspensión. Para un niño: estar parado media
hora viendo la pared mientras “piensa en lo que hizo”.

La disciplina punitiva funciona, puede acabar con el mal comportamiento


momentáneamente. Sin embargo, a largo plazo el castigo puede provocar que los niños
experimenten uno o todos los factores del castigo:

1. Resentimiento: “esto no es justo” “No puedo confiar en los adultos.”


2. Venganza: “ahora ganan. Pero ya me tocará”
3. Rebelión: “haré todo lo contrario”
4. Replegarse:
a) Artería: La próxima no me pillarán.
b) Baja de la autoestima: soy mala persona

En este sentido, resulta fundamental visualizar los resultados a largo plazo en lugar de dar
soluciones de corto plazo que dan una ilusión de eficacia.

La disciplina que enseña a los niños les ayuda a aprender para el futuro, mientras que el
castigo hace que paguen por el pasado.

Disciplina y castigo no son lo mismo

Disciplina viene del griego discipulus que significa “alumno”, y disciplina que significa
“enseñar” o “aprender”. Mientras que el castigo no consigue resultados a largo plazo. Los
adultos que valoran los derechos humanos y los de los niños están convencidos que de que
las tácticas que humillan y privan a un niño de su dignidad y respeto son medios que no
justifican el fin.
La disciplina punitiva se basa en la creencia de que para conseguir que un niños haga mejor
las cosas en el futuro primero hay que hacer que se sienta mal consigo mismo, mientras que
la disciplina positiva se basa en la comprensión de que los niños mejoran cuando se sienten
mejor.

La eficacia de la disciplina positiva

La disciplina positiva puede ayudar a los niños a aprender muchas técnicas buenas para la
vida, como aprender la importancia de dedicar el tiempo necesario a serenarse hasta ser
capaz de pensar con mayor claridad, pudiendo así solucionar sus problemas y aprender.

Cuando se está enojado o alterado de alguna manera, los seres humanos funcionamos a
partir del cerebro primitivo (tallo cerebral). Cuando nos serenamos y podemos pensar con
claridad volvemos a funcionar desde el cerebro racional (córtex).

El objetivo de la disciplina positiva es ayudar a los niños a convertirse en personas capaces,


respetuosas y cooperadoras con múltiples técnicas sociales y de vida.

Capítulo 2
Si la disciplina no es punitiva, entonces ¿qué es?

Criterios de la disciplina positiva

 La disciplina positiva está diseñada para animar a los niños y enseñarles autocontrol
y autodisciplina.
 La disciplina positiva es respetuosa, pues los niños son participantes implicados en
lugar de meros objetos o víctimas del proceso.
 La disciplina positiva ayuda a los niños a comprender que su cerebro no funciona
bien cuando están enfadados. Aprenden el valor de dedicar un determinado perioo
de tiempo a tranquilizarse hasta que el cerebro funciona de una forma ventajosa en
lugar de perjudicial para ellos.

La disciplina positiva proporciona a los niños la oportunidad de potenciar su capacidad


innata de autorrelajación en lugar de asfixiarla mediante la sobreprotección o el castigo.

Capacidad de autorrelajarse

Tronick y Gianino (1986) investigaron la capacidad de los niños para autorrelajarse y


descubrieron que lo hacen varias veces por minuto. Los niños miran a una persona u objeto
durante varios segundos. Luego, desvían la mirada hacia el autocentro antes de volver a
mirar el mismo objeto o de concentrarse en algo diferente.

Los niños necesitan pasar tiempo solos para mantener su capacidad de autorrelajación.
Cuando los padres no logran estimularlos o reconfortarlos, les ofrecen el móvil, columpios,
etc. Lo que deben hacer es establecer equilibrio entre la estimulación y el tiempo en
soledad, lo que no quiere decir que no puedan jamás reconfortar a los niños, sino que
hablar, jugar con ellos, proporcionarles objetos para que los exploren y jueguen.

Implicación de los niños en la creación de un área de disciplina positiva

1. Comentar la finalidad de la disciplina positiva:


Es importante comentar que niños y adultos perdemos el control de nuestro
comportamiento, nos sentimos enojados, lo que no es malo, sino que nos sentimos
demasiado mal para saber cómo comportarnos respecto a lo que nos rodea y
respecto a nosotros mismos. Durante este momento, puede ser útil contar con un
área de disciplina positiva para sentarse tranquilamente y esperar hasta sentirse
mejor. Se trata de hacer lo que necesitamos para sentirnos mejor y ser conscientes
de que los sentimientos de enfado o malhumor pronto pasarán. Se puede preguntar
“¿qué intentan enseñarme estos sentimientos?” o evocar pensamientos felices o
hacer algo que sirva de distracción como leer, escuchar música y dormir una siesta.
Par incluirlos en la conversación se les puede preguntar ¿Cuándo tienes ganas de
hacer cosas buenas es cuando te sientes bien o cuando te sientes mal? ¿Por qué
crees que eres incapaz de hacer cosas buenas cuando te sientas mal? Porque estás
enojado…

2. Dejar que los niños bauticen el área de disciplina positiva:


Puede resultar útil para los niños denominar el área de disciplina positiva con otro
término que les ayude a recordar la finalidad positiva de la disciplina, por ejemplo,
lugar de relajación, lugar para sentirse mejor, lugar de autocontrol, o incluso Hawai.

3. Dejar que los niños ayuden a diseñar el área de disciplina positiva:


Acondicionar el área incluyendo cosas que puedan ayudarlos a tranquilizarse y
sentirse mejor, tales como animales de peluche, libros, cojines, bolsas rellenas de
bolitas, música suave, papel y lápices, bolsa de boxeo, etc. Debe ser personalizado.

4. Establecer reglas para el uso de la disciplina positiva:


¿Qué directrices necesitamos para que nadie haga uso indebido del área? No más de
10 minutos, una persona a la vez, etc. Algunos docentes han descubierto que los
alumnos no hacen uso indebido de la disciplina positiva cuando se les ha
involucrado respetuosamente en ella. Algunos permiten que los niños estén tanto
tiempo como necesiten para sentirse mejor y reintegrarse en el grupo.

Cuando los niños comprenden que a veces podemos sentirnos desanimados y que pueden
determinar cuándo están listos para cambiar su comportamiento, se sienten motivados, lo
cual constituye la base de pertenencia y la de significación.

Capítulo 3
Disciplina positiva para niños sin uso de razón

No se debería utilizar la disciplina positiva con los niños menores de dos años y medio, a
menos que lo elijan libremente, lo cual es muy infrecuente, aunque como toda regla, existen
las excepciones.

Para los niños menores de 3 años, a menudo su mala conducta es una consecuencia del
cansancio o la frustración producida por la falta de técnicas para obtener lo que desean o
necesitan. Muchas veces se sienten confusos y rebeldes cuando los adultos no comprenden
su necesidad de explorar y experimentar. Los niños menores de 3 años tienen la necesidad
de explorar, su instinto por desarrollo se los pide.

Su desarrollo intelectual y duda al preguntarse “¿debo hacer caso cuando mis padres dicen
“no hagas esto” o “sigo mi instinto por querer descubrir el mundo que me rodea?” se
justifica con las pruebas de desarrollo de Piaget (vasos de agua y bolitas de arcilla) niños de
3 años no comprenden los cambios de permanencia, mientras que niños de 6 años sí.
Debido a lo mismo es que tampoco sería eficaz utilizar la disciplina punitiva con niños
menores a 3 años, puesto que no son capaces de relacionar el “crimen” con el “castigo”.
Asimismo, por ejemplo, para los más pequeños puede ser más atemorizante un padre
enfadado, que le grita y que le pega, que una silla alta de la que se puede caer, o la calle,
etc. En lugar de pegar a un niño que sale a correr a la calle, es preferible que se le enseñe a
mirar para ambos lados, a no bajar de la acera, puesto que si está con el padre tendrá más
miedo a que le padre le pegue a que lo atropelle un auto, y si el padre no está ahí correrá
con libertad con el riesgo de ser atropellado, es mejor enseñarle, de esta manera cuando sea
grande tendrá recursos y no miedo.

Antes de los 3 años, los adultos deben aproximar la disciplina con el niño “Vamos a leer un
libro o a escuchar música hasta que nos sintamos mejor”. De esta forma los adultos
modelan el objetivo de la disciplina para que se convierta en una técnica familiar en el
momento que el niño esté listo para utilizarla.

Capítulo 4
El castigo y las recompensas no son motivadores eficaces a largo plazo

El libro de Alfic Konh (Punished by Rewards 1993) demuestra los efectos destructivos a
largo plazo de la recompensa y el castigo. A modo de ejemplo se han extraído estos
párrafos:

Sobre las recompensas


Las recompensas y el castigo en el mejor de los casos son inútiles y en el peor destructivas,
cuando se trata de ayudar a los niños a desarrollar valores y habilidades. Lo que los
premios y castigos producen es inmediata sumisión. Proporcionan obediencia. Si eso es lo
que se busca entonces sí, “funciona”.

Pero cuando preocupa la clase de persona en la que se convertirá el niño en el futuro no


se puede acortar el camino. Los elogios, los privilegios y los castigos pueden cambiar el
comportamiento durante un instante, pero no transforman a la persona. Los premios hacen
que el niño deje de hacer cierta cosa cuando se le deja recompensar por ella, y no
desarrolla el compromiso a convertirse en una persona responsable y cuidadosa.

Sobre las puniciones


El castigo enseña sobre el uso del poder, no sobre cómo o por qué se debe portar bien. El
compromiso de castigar a los niños refleja el temor de que el fracaso de nuestra respuesta
signifique que siga comportándose mal. Ante esta situación (el mal comportamiento) el
adulto debe elegir “Te has portado mal, verás lo que te voy a hacer” o “Algo no va bien,
¿qué podemos hacer para arreglarlo?”

Formar el autocontrol
Frente a la disciplina punitiva ¿cómo los niños van a formar su control interno (autocontrol)
si están constantemente haciendo frente a un control externo (disciplina punitiva)? Las
recompensas y los castigos se pueden reemplazar involucrando a los niños respetuosamente
en la averiguación de sus posibilidades. Se le puede pedir al niño que hable sobre el
problema en una reunión de clase o familiar, luego quienes escuchan pueden aportar
soluciones (esto les muestra que las opiniones objetivas pueden ser valiosas). Cuando los
niños están enfadados no pueden pensar de manera racional, por lo que es necesario que se
tomen un descanso y se calmen. Los padres y educadores pueden investigar qué ha
ocurrido, el causante, cómo se sienten, qué aprendieron y qué ideas tienen para evitar que
suceda nuevamente.

El objetivo de la disciplina positiva y otros métodos similares es ayudar a los niños a ser
responsables, autodisciplinados, seguros de sí mismo, y a tener autocontrol. La disciplina
positiva es una de las muchas formas no punitivas de ayudar a los niños a mejorar su
comportamiento.

“Pero a mí me castigaron y me controlaron y funcionó”


Muchos de los padres y educadores criados por padres controladores padecen la
enfermedad del perfeccionismo. Algunos temen a perder su valor como personas si
cometen errores. Muchos no han aprendido a centrarse en las soluciones cooperativas en
lugar de en el control y las puniciones.

El control sólo puede funcionar cuando los niños son pequeños y los puedes controlar
físicamente, pero ¿qué ocurre cuando los niños se convierten en adolescentes, demasiado
altos y fuertes para ser controlados?

Eliminar el castigo y las recompensas


Esto es esencial para que la disciplina sea positiva y útil para los niños. El primer paso es
eliminar la palabra “castigo” de nuestro vocabulario, también nos puede ayudar pasar más
tiempo “en el mundo de los niños” para comprender por qué hacen lo que hacen y qué les
motiva a cambiar a largo plazo.

Capítulo 5
Comprensión de los objetivos erróneos del comportamiento
La disciplina punitiva desanima a los niños e incrementa el mal comportamiento, mientras
que la disciplina positiva se sienten aceptados y significantes.

Los niños toman decisiones. Cuando su comportamiento ha sido guiado por la disciplina
punitiva se crean objetivos erróneos por los cuales han de tomar decisiones en cuanto a sus
acciones.

Categorías de decisiones:
 Decisiones sobre ellos mismos: soy bueno o malo, capaz o incapaz, miedoso o
seguro.
 Decisiones sobre los demás: ¿me van a ayudar o herir, a animar o a castigar, a
cuidar o a abandonar?
 Decisiones acerca del mundo: ¿es seguro o amenazante, es hermoso o terrorífico?
 Decisiones acerca de cómo sobrevivir o prosperar: debo _____ para sobrevivir o
prosperar. Cuando los niños toman decisiones sobre como prosperar se están
convirtiendo en personas con capacidades. Cuando toman decisiones sobre como
sobrevivir, los adultos dicen que se portan mal.

Objetivos erróneos:
 Llamar la atención
 Tener el poder
 Venganza
 Asunción de incompetencia

Ignorar estas creencias que existen detrás del comportamiento puede tener consecuencias a
largo plazo. La disciplina punitiva sin considerar la creencia que hay detrás del
comportamiento del niño tiende a causarles el desarrollo de más creencias negativas.

Para abordar esto, es necesario introducirse en el mundo de los niños, para así diagnosticar
el objetivo erróneo del niño y ayudarlo a comprender su propio comportamiento.

 Descubrir el objetivo: Los niños no son conscientes de sus objetivos erróneos.


Tratar de descubrir el objetivo ayuda a los niños a tomar conciencia de lo que hacen
y por qué; también les puede ayudar a sentirse más competentes y a conseguir sus
verdaderos objetivos: ser aceptados y significantes.

Proceso de revelar los objetivos


o Pregunta al niño por qué se comporta de determinada forma.
o Pide permiso para adivinarlo. La mayoría de los niños aceptarán si les
demuestras amabilidad y que te importa cómo se sienten.
o Formula preguntas de tipo: ¿Puede ser que ____?
o Luego, trazar un plan junto con el niño para resolver el problema.
Capítulo 6
¿Acaso los niños no se preocupan nunca de nada? Un caso para estímulo
Nelsen, J. (2002) Disciplina Positiva. Ediciones Oniro S. A. España

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