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“El urbanismo es una práctica profesional y social, un saber hacer que a su vez tiene
dimensiones técnicas, artísticas y políticas, y por lo tanto, está también vinculado a
todas las disciplinas aplicadas que desde esas dimensiones se han acercado a la
ciudad”.
Inés Sánchez de Madariaga
Es importante hacer una primera aproximación al concepto de urbanismo que nos permita
introducirnos en la temática y sobre todo en lo que veremos a lo largo del primer año.
Existen muchas definiciones que podríamos hacer, muchas de las cuales adquieren
significados diferentes porque se han hecho en contextos distintos a lo largo de la historia.
Pero hagamos algo más sencillo, ¿a qué otras palabras asociamos el término de
urbanismo? Cada cual puede hacer este ejercicio, por lo pronto, para mí, la asocio con:
ciudad, arquitectura, planificación, lugar, historia, sociedad, público, patrimonio, identidad y
seguramente algunas más.
Nuestra mirada, la del urbanismo, es también particular. Debemos tener en claro para qué
enseñamos -o para qué aprendemos- urbanismo. El enfoque que estamos presentando se
fundamenta en entregar conceptos y herramientas que les permita abrir una línea de
trabajo, que puedan insertarse en el ámbito público y privado. Como veremos, la
planificación urbana es una disciplina específica cuyo campo del conocimiento es muy
amplio. La materia está planteada para introducirlos en la complejidad de los asuntos
urbanos de tal forma que les permita, como arquitectos, interactuar en equipos
interdisciplinarios. A su vez, esperamos que sea del interés de muchos de ustedes para que
den un paso más y continúen sus estudios y formación profesional en el campo del
urbanismo. Como verán, nuestras ciudades, nuestras sociedades, requieren de
profesionales idóneos, capacitados, con habilidades específicas, pero sobre todo con la
actitud y compromiso necesario para resolver problemas que son de la gente.
El esquema propuesto hace hincapié en los desafíos que tenemos en el urbanismo del
presente. El abordaje que haremos es tan conceptual como práctico, hay un énfasis en lo
conceptual, pero también en las experiencias realizadas. Tendrán herramientas teóricas y
metodológicas para que puedan orientar sus acciones, pero a la vez veremos lo que les
sucede a las ciudades y que están haciendo para orientar su desarrollo.
Como en otras disciplinas, cuando nos toca definir el urbanismo hay posturas distintas que
hacen énfasis en diferentes aspectos. Si hiciéramos una lectura histórica de lo que se
entiende por tal, veríamos el énfasis puesto en diferentes temas. El tiempo actual,
pareciera, nos brinda una perspectiva amplia, integradora, que rescata los valores de las
principales líneas que se han dado durante el siglo XX y nos pone de frente un desafío
mayor: mantener el equilibrio sobre lo que cada una aporta.
En el análisis del conjunto de teorías y prácticas, nuestra autora de base para esta clase
trata de encontrar la génesis que nos permita sintetizar y comprender la cuestión. Sin
embargo, antes de hacerlo debemos dejar sentada la primera definición: la ciudad es un
objeto complejo y multidimensional, por lo que requiere de distintas formas de análisis y de
acercamientos, entendiendo conceptos, teorías y metodologías diferentes que, aun así,
serán incompletas e inciertas al momento de recomponer la globalidad del conocimiento
esperado.
Reconocemos en nuestra historia reciente 3 grandes tradiciones en lo urbano:
Tan pronto como se plantea la importancia del espacio público urbano, se reflexiona sobre
la disociación entre este espacio y el social, entre el urbis y el civitá. Esta diferencia la
establecieron los romanos al desmembrar el concepto de polis que tenían los griegos, el
cual conjugaba en un concepto una serie de condiciones físicas y sociales -tangibles e
intangibles- que daban cuenta de la polis y que tenían en la política la acción de gobernar
dicha polis. Los romanos, entendiendo que el término era complejo, lo separaron en urbis -
el artefacto físico- y civitá -las relaciones sociales. Esta división se mantuvo hasta nuestros
días, de hecho, se ha ido complejizando, pero el desmembramiento del término para un
análisis mayor no siempre ha ayudado a la comprensión de la complejidad del objeto.
La existencia del espacio público es indisociable de la existencia de prácticas sociales
colectivas pero su escala, función o accesibilidad no siempre permite que así sea. La
privatización del espacio público sea por invasión del mismo o por construcción de una
ciudad simulada, son problemas corrientes en el medio contemporáneo.
A finales del siglo XX y principios del XXI los esfuerzos por recuperar la forma urbana son
muchos y se multiplican.
“Lo que sí parece hoy asumido por la cultura urbanística es que el significado y el valor simbólico de
los espacios depende de códigos sociales establecidos, y no es algo inherente, exclusivo, a la forma
urbana. Es decir, la creación de espacios apropiables por la población exige la existencia de códigos
sociales compartidos por aquellos que construyen la ciudad y por quienes la viven, algo que para
muchos hoy no parece evidente.”4
2 SÁNCHEZ..., op.cit.
3 SANCHEZ..., op.cit.
4 SANCHEZ..., op.cit.
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problemas urbanos aparecen en las ciudades industriales -hacinamiento, cogestión,
insalubridad, contaminación- hacen surgir, con la Revolución Industrial, una nueva práctica
urbanística con un fundamento teórico, una pretensión científica de validez universal y unos
objetivos utilitarios, permitiendo la elaboración de nuevos conceptos que son tomados de
distintos campos científicos como la matemática o la biología; términos como sistema,
agrupación, organismo, función, etc. Que hoy forman parte del vocabulario básico de
nuestra disciplina.5
La reducción del objeto de estudio a solo algunos aspectos fundamentales, propio de un
método científico, permite el estudio sistemático de un territorio urbano. Por ejemplo, con el
brote de cólera de 1854 en Londres, John SNOW -un médico- marcó sistemáticamente
sobre el plano de la ciudad la localización de las viviendas de la gente muerta. El estudio
marcó una importante concentración en torno a una toma de agua, por lo que el médico
llevo a las autoridades públicas la información pudiendo constatar la relación entre el
funcionamiento de la red de agua pública y la epidemia de cólera. El plano de John SNOW
seguramente es el antecedente más importante de un Sistema de Información Geo-
referenciada, adelantándose en el tiempo a demostrar la importancia de la relación de
variables en el espacio.
Este tipo de análisis llevo a una reflexión diferente en el análisis de la ciudad, incorporando
disciplinas que eran ajenas a la problemática de la construcción de lo urbano. Más aún,
esas disciplinas permitieron incorporar un bagaje conceptual muy diferente que amplio la
visión de la mirada urbanística.
Haussmann -quien ocupó por varios años un cargo equivalente al de intendente en París-,
mando a elaborar el primer plano de la ciudad con cotas de nivel y a estudiar los flujos de
circulación. Cerdá hizo lo propio en Barcelona, levantando su topografía y realizando un
estudio de la localización de la población obrera.
“El urbanismo de regularización, que busca adaptar o regularizar las ciudades existentes a las nuevas
exigencias de la sociedad capitalista e industrial, constituye una primera tendencia dentro del
urbanismo científico. Como el arte urbano, el urbanismo de regularización también tiene numerosos
e lustres antecedentes en formas de construcción de la ciudad en las que predominan los fines
pragmáticos o utilitarios. Una forma de construir y planificar ciudades, característica de actuaciones
de tanta envergadura como la retícula de Manhattan de 1811, concebida como marco homogéneo,
racional y pragmático que facilita la edificación y optimiza la inversión. Es también la forma
característica, sobre todo, de los centenares de fundaciones de ciudades por los españoles en
América durante casi tres siglos, de acuerdo con prácticas codificadas en uno de los documentos
urbanísticos más importantes de la historia, las Leyes de Indias. Unas prácticas urbanísticas, las de
las fundaciones en América, cuyos antecedentes se encuentran en las bastidas medievales, en los
castros militares romanos, en las ciudades de colonización de la Antigüedad y que, a su vez,
influyeron gradualmente en las ciudades fundadas en Norteamérica.”6
Por la importancia que reviste para nosotros la formación del urbanismo en la América
española, señalemos algunos aspectos relevantes de la regulación manifiesta en el código
que menciona la autora, es decir Las Leyes de Indias. Ese cuerpo jurídico comenzó a
escribirse con las órdenes que el mismo Colón trajo en su primer viaje y siguió
7 Cfr. Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (1989). La Ciudad Hispanoamericana, El
sueño de un orden. Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, España.
8 Cfr. ZINGONI, J. (2014). Formación e identidad del urbanismo americano. En: Gestión del Patrimonio Urbano,
Textos de cátedra, Volumen I, editorial de la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca.
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“Distintas circunstancias como la posibilidad de contar con una ley urbana de avanzada (1850), el
alto nivel técnico de los ingenieros formados en la Escuela Politécnica, la resonancia cultural de todo
lo que ocurre en la capital francesa y, principalmente las cualidades del barón Haussmann –prefecto
del Sena desde 1853 a 1869-, convierten a las transformaciones de París en un hecho trascendente.
Por primera vez se dictan y aplican un conjunto de disposiciones técnico-administrativas que atañen
a una ciudad de más de un millón de habitantes.
Las obras realizadas por Haussmann en sus diecisiete años se pueden clasificar en obras viales,
construcciones de edificios dirigidos directamente desde el municipio, la creación de parques
públicos, la renovación de las viejas instalaciones y las modificaciones administrativas de la
capital.”.9
(...) La concepción de los CIAM, basada en una idea universalista del ‘hombre’, que no del ser
humano, independientemente de su edad, sexo, clase, origen o raza, genera unos espacios uniformes
y anónimos, faltos de la complejidad de la ciudad tradicional, que ya son objeto de crítica desde
dentro de los propios CIAM por Alison y Peter Smithson en el congreso de Hoddesdon en 1951. Una
crítica recogida por cada vez más arquitectos del propio movimiento moderno que se explicita en
sucesivos congresos hasta el de su disolución en Otterlo en 1959.”12
Entre los aportes de otras disciplinas al urbanismo destaca la aplicación del análisis
económico, especialmente la formulación de la teoría de la renta del suelo y de la
localización de actividades en el espacio urbano. Modelos con variables como población,
empleo, distancia y medios de comunicación, estudiados desde el siglo XIX hasta nuestros
días, han generado una gran cantidad de conocimiento de las realidades espaciales con
fuerte base empírica y descriptiva.
9ZINGONI, J. (2016). Urbanismo, Arquitectura e Ingeniería en el siglo XIX. En: Gestión del Patrimonio Urbano,
Textos de cátedra, Volumen II, editorial de la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca.
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Podemos destacar tres teorías que proporcionan explicación a la conformación y
crecimiento de las ciudades: la teoría de los sectores (Hoyt, 1939) que muestra cómo se
produce la concentración alrededor de los ejes de comunicación, la teoría de los centros
múltiples vinculados por ejes de transporte (Harris y Ulman, 1959), la teoría de la renta que
explica el valor del suelo en función de la localización de las actividades, los diferentes usos
y la distancia entre ellos (Alonso, 1964).También es importante la teoría de centros y
subcentros formulada por Christaller (1933) a partir del estudio de la red alemana de
ciudades, arrojando explicaciones sobre la jerarquía de centros y sus áreas de influencia.
La puesta en práctica del urbanismo científico-técnico se generalizó después de la Segunda
Guerra Mundial. La existencia de diversos instrumentos jurídico-técnicos comenzó a
ampliarse y a sistematizarse. La regulación de la actividad inmobiliaria desde lo público se
generalizó; controles sobre la alineación de fachadas, retiros, alturas, usos como también la
práctica de la expropiación, fueron técnicas incorporadas definitivamente a la gestión
municipal.
Sobre el urbanismo empieza a pesar la influencia de la matemática y de la cibernética. La
comprensión del concepto de sistema, como conjunto de elementos relacionados entre sí
con la posibilidad de que pequeños cambios impacten sobre transformaciones más
profundas, empiezan a explicar de una manera diferente las ciudades existentes y su
proceso de intervención.
La planificación empieza a explicarse más con diagramas que con planos detallados. Se
empieza a utilizar la técnica de escenarios, prediciendo las consecuencias de actuar o de
no hacerlo, para elegir la mejor alternativa. La planificación urbana se generaliza en la
década del ’60; grandes estructuras del Estado trabajan en ello a tal punto que en ciertos
países la disciplina llega al rango ministerial. Los planes se conciben como estudios de
diagnóstico muy profundos con técnicas diversas y a veces estudios tediosos. A pesar de
todos los esfuerzos, los equipos que se conforman, los estudios, proyectos y la
disponibilidad de la inversión, los resultados no son los esperados. Muchos planes quedan
en la forma de un libro o, en el mejor de los casos, en intervenciones parciales que se
demoran en el tiempo y terminan siendo superados por los problemas.
Esta situación pone de manifiesto la limitación de reducir la complejidad de la ciudad a unas
cuantas variables, aun cuando las mismas son vitales para una comprensión del fenómeno
urbano, la situación requiere de una mirada más completa. Esa mirada tecnocrática no tiene
en cuenta las dimensiones espaciales-temporales, ni estéticas, los comportamientos
individuales y colectivos, o las relaciones sociales y de poder. Parte de la esencia misma de
la complejidad es la concepción abierta, atenta y crítica sobre lo que puede venir, lo
inesperado. Como señala Edgar Morin, el paradigma de la simplificación domina nuestra
cultura; separa lo que está unido y unifica lo diverso. Lo vemos a diario en cualquier
organización municipal, dividida en cuantas secretarías y direcciones se le ocurra a un
dirigente, sin considerar los campos de los problemas ni de las acciones. La realidad es
otra, y tiene la complejidad de la vida cotidiana.
“Si la complejidad no es la clave del mundo, sino un desafío a afrontar, el pensamiento complejo no
es aquel que evita o suprime el desafío, sino aquel que ayuda a revelarlo e incluso, tal vez a
superarlo.
Bibliografía
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE OBRAS PÚBLICAS Y URBANISMO (1989). La
Ciudad Hispanoamericana, El sueño de un orden. Ministerio de Obras Públicas y
Urbanismo, España.
GARCÍA, R. (2006). Sistemas complejos. Editorial Gedisa, Argentina.
MORÍN, E. (2014). Introducción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa, Barcelona.
SÁNCHEZ de MADARIAGA, I. (2008). Esquinas inteligentes, La ciudad y el urbanismo
moderno. Editorial Alianza Forma, Madrid.
ZINGONI, J. (2014). Formación e identidad del urbanismo americano. En: Gestión del
Patrimonio Urbano, Textos de cátedra, Volumen I, editorial de la Universidad Nacional del
Sur, Bahía Blanca.