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Ñawi y Pedrucho, dos amigos descendientes de los incas, ven con frecuencia un becerro negro que bota babas de oro cerca de sus tierras. Acuden a una hechicera local llamada Jarucha para pedir su ayuda en atrapar al becerro. A pesar de las advertencias de Jarucha sobre los peligros, deciden cavar bajo una roca llamada Sumaq Rumi para encontrar el tesoro. Al encontrarlo, la tierra comienza a temblar y sus perros son enterrados vivos. Asustados, Ñawi y Pedrucho
Ñawi y Pedrucho, dos amigos descendientes de los incas, ven con frecuencia un becerro negro que bota babas de oro cerca de sus tierras. Acuden a una hechicera local llamada Jarucha para pedir su ayuda en atrapar al becerro. A pesar de las advertencias de Jarucha sobre los peligros, deciden cavar bajo una roca llamada Sumaq Rumi para encontrar el tesoro. Al encontrarlo, la tierra comienza a temblar y sus perros son enterrados vivos. Asustados, Ñawi y Pedrucho
Ñawi y Pedrucho, dos amigos descendientes de los incas, ven con frecuencia un becerro negro que bota babas de oro cerca de sus tierras. Acuden a una hechicera local llamada Jarucha para pedir su ayuda en atrapar al becerro. A pesar de las advertencias de Jarucha sobre los peligros, deciden cavar bajo una roca llamada Sumaq Rumi para encontrar el tesoro. Al encontrarlo, la tierra comienza a temblar y sus perros son enterrados vivos. Asustados, Ñawi y Pedrucho
En el siglo XVI, muchos indígenas llegaron a un hermoso pueblo llamado La
Pampa ubicado en un rinconcito yunga de nuestro Perú, destacando en él una quebrada llena de temerosas historias, lugar que albergó a aquellos hombres que llegaron con un miedo que les corroía el alma y no podían ya ni pensar pues se enteraron que su soberano Atahualpa iba a ser ejecutado . Ñawi y Pedrucho eran dos descendientes de los incas, inseparables y coterráneos amigos que sembraban dulces cañas blancas con las que elaboraban unas ricas chancacas. Ellos se encontraban siempre pues sus terrenos colindaban y trabajaban desde el nacimiento del día hasta el ocaso, luego bajo la luna llena conversaban y chacchaban coca mientras sus hijos jugaban a las escondidas. Para regar sus tierras, después de la quebrada tenían que atravesar un tenebroso pantano, donde ellos ya habían visto un becerro negro, el cual botaba babas de oro y salía a las 12 de la noche, hora en que los duendes bailaban bajo las plantas de mango. Ñawi dijo: – ¿Qué tal si nos unimos y atrapamos al becerro negro ? –¡mi gran amigo es una gran idea, pondremos una red y cuando salga, lo atraparemos! respondió Pedrucho. Cada uno de ellos tenían sus perros: el de Ñawi, se llamaba Choloque y el de Pedrucho , Safarrancho. Siempre que intentaban atraparlo, el becerro se hundía en el pantano. Luego de infructífero intento Ñawi dijo: – Debemos ir a la hechicera del pueblo, Jarucha se llama. – Sí, querido amigo, ella tiene encuentros con los espíritus del más allá y es visitada por muchos pobladores, los cuales afirman que es muy entendida en estas cuestiones- respondió Pedrucho. El día estaba iluminado por el astro rey; pero se sentía un aire frío y el viento de agosto silbaba. – Hoy es el día, no podemos esperar más. – Vamos, Pedrucho, la vieja Jarucha está atendiendo. Ñawi y Pedrucho se enrumbaron hacia la casa de la hechicera, sentían temor pero una fuerza interior les alentaba seguir pues si atrapaban al becerro negro tendrían mucho oro y sus vidas serían distintas, como la otra cara de una moneda. Desde que pisaron las tierras de aquella hechicera, Choloque y Safarrancho mostraron inquietud, aullaron y empezaron a pelear, pero no se atacaban entre ellos sino que peleaban contra una fuerza invisible. –¿Qué les pasa a nuestros perros? Expresó Ñawi. Pedrucho respondió: –Dicen que los perros ven y oyen algo que los humanos no podemos ver ni oír. Cuando fueron recibidos, ella les dijo: –¿A qué se debe su visita? Pedrucho con su voz temblorosa, exclamó: – Venimos a … Dándole una palmada en el hombro, Ñawi dijo: -cálmate, hombre. –Verá uste, ñora Jarucha, cerca a nuestro terreno hay un pantano y hemos visto muchas veces a un becerro negro que se aparece, bota babas de oro y luego desaparece. Pedrucho, ya calmado, interrumpió: -Necesitamos su ayuda para atraparlo. - manchay, no, ese lugar está encantao, el becerro cuida su tesoro que se encuentra allá frente al pantano, ahí hay una sumaq rumi y dibajo della está el tesoro, si quieren por el tesoro tienen que tener harto valor y mucho cuidao. Para el valor les daré un remedio y para ahuyentar a l becerro aquí tengo azogue. Pero les advierto que es muy peligroso. Mejor no lo hagan. Ñawi y Pedrucho , pese a la advertencia de Jarucha, regresaron muy alentados , esperaron la luna llena para poner en marcha su plan. Chaccharon coca, bebieron unos tragos de ron y con pala al hombro y el azogue en una latita caminaron hasta la sumaq rumi acompañados de sus fieles e inseparables amigos: choloque y Safarrancho. - Rápido, cava más. - Ayúdame, me siento como si tuviera al mundo en la espalda- Contestó Pedrucho. Cavaron un poco más y encontraron el dichoso tesoro que se manifestaba imponente, brillante como el sol. Un temor infinito les sobrecogió y para darse más valor comenzaron a tomarse unos tragos de ron siendo observados por los ojos cómplices de sus perros. _ Llenemos el tesoro en esta alforja- dijo Nawi. - Apúrate, siento que alguien nos mira- Respondió Pedrucho Cuando estaban a punto de coger el tesoro, la tierra comenzó a temblar, ellos escaparon a duras penas como almas que persigue el diablo pero Choloque y Safarrancho fueron sepultados al instante en el mismo lugar en el cual habían cavado sus amos. _¿Amigo que fue eso? - Dijo Ñawi muy asombrado _¡¡¡Parece que la tierra se comió a nuestros perros !!! respondió Pedrucho Tanto era el susto que ya se les salía el corazón. De pronto, ocurrió un suceso increíble: _Mira allá ¿divisas el cerro? -Dijo Ñawi . -SÍÍÍ… ¿Qué es lo que brilla? -¿Es el tesoro?- respondió Pedrucho Ñawi y Pedrucho lograron ver como el tesoro se iba hundiendo y desapareciendo en el cerro. Lo más raro era que se hundía allí y no en la sumaq rumi , ellos estaban muy asustados, la fuerza que hicieron más el susto les ocasionó un desmayo pero cuando reaccionaron enloquecieron y comenzaron a pelear , corrieron mucho hasta que llegaron a un puente y desde ahí se arrojaron al abismo. Ñawi y Pedrucho murieron sin saber que habían despertado la furia del Amo del oro y fue él quien trasladó el tesoro al cerro que es las faldas de La Pampa. Desde aquel día, en este lugar ocurren tragedias muy horrorosas, se escuchan lamentos de los espíritus que aún no encuentran descanso eterno .Ellos fueron quienes despertaron la ira del Shatuco que dormía por años bajo la samaq rumi y el becerro que aparecía a las 12 de la noche en el pantano, nunca más se le ha vuelto a ver y quedó para siempre el miedo tal es así que los pobladores al mirar al cerro creen observar la cara del diablo y se dice que por años es el causante es el causante de muertes y terribles tragedias