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EL MUQUI

El mito o idealización de personajes fabulosos que impresiona a los mineros,


es abundante en nuestra minería. Este personaje adopta muchos nombres
como Muqui, Chinchilico, Anchancho y otros más. Su figura y aspecto
tambián es variable de acuerdo al lugar y al momento que aparece. 

Este Muqui, cuidador o espíritu de las minas -según algunos- aparece en los
socavones al amanecer, su tamaño es enorme al igual que sus orejas, boca y
nariz. 

Arroja llamas de fuego por la boca, su cara, sombrero y vestimenta son de


color rojo, no usa calzados, pero sí espuelas que causan gran ruido que
enloquece al minero que se topa con él. Su montura es europea, pues lo
describen cabalgando un caballo blanco. 

Es importante mencionar que personas de solvencia intelectual y moral han


manifestado que tuvieron contacto con el muqui, dueño y guardián de las
minas.
LEYENDA DE CONIRAYA Y CAHUILLACA.

Esta leyenda trata de


explicar el origen de las
Islas de Pachacamac,
según la versión de
Francisco De Avila en la
página 101 de su obra
“Informaciones acerca
de la Religión y
Gobierno del Perú”.

Cuéntase que había un


dios llamado Coniraya,
que era el creador de
todas las cosas que
acostumbraba vestir en
traje de indio pobre y
andrajoso, muy dado a
hacer tretas y burlas a las demás huacas. Por entonces había una doncella
muy hermosa llamada Cawillaca, que era muy pretendida por todos y ella no
quería condecender con ninguno. Coniraya, que era muy astuto, se convirtió
en un lindo pájaro yendo a posarse sobre un lúcmo al pie del cual tejía la
bella diosa. Coniraya tomó su simiente generativa, echóle en un fruto muy
maduro y lo dejó caer cerca de Cawillaca, quien al verlo tan apetecible lo
comió. A los nueve meses parió un hijo del que no sabía quien era el padre. Al
año llamó a todos los dioses para investigarlo; propuso que el niño se
dirigiría a “gatas” al que fuera su padre; en efecto, todos elegantemente
vestidos acudieron a la cita y formaron una rueda esperando ser elegidos,
pero, ante la sorpresa de todos el hijo se encaminó al encuentro de
Coniraya, que al caso se encontraba vestido de harapos. La diosa burlada y
ofendida en su orgullo, cogió a su hijo y en apresurada huida de dirigió hacia
el mar. Entonces Coniraya se vistió con sus mejores galas quedando
convertido en un hermoso príncipe y siguió a Cawillaca pretendiendo ser
visto v admirado por ella, pero la diosa no volvió, ingresando al mar,
quedando convertidos, ella y su hijo en dos rocas, de aquí el origen de las
Islas de Pachacamac. Colérico, Coniraya regresa y encuentra con
Irpawachac, esposa de Pachacamac, quien criaba peces, los que cogió y los
arrojó al mar, siendo éste el origen mitológico de todos los peces que hay en
el mar.
LEYENDA DE WARIRUMO.-

Warirumo, fue un ser sobrehumano.

Cierta vez el curaca Chaupi de Huarochirí, formuló un pacto para que le


sirviera de mediador en la fijación de sus límites con los ayllus de San
Lorenzo, a lo que accediendo Warirumo se dirigió al lugar de “Shacshuna’,
desde donde orinando determinó los límites de ambos ayllus: San Lorenzo y
Huarochirí. Una prueba de este hecho, es que muchos de Huarochirí tenían
tierras más allá del río Mala, es decir hasta donde el gran Warirumo,
alcanzó a orinar. En recompensa Chaupi, le entregó el lugar de Mayama,
explicándose también de este modo las pertenencias de la comunidad de
Llambilla en los terrenos de la comunidad de Huarochirí.
EL TORO HUACA Y EL PISHTACO.

Por algún tiempo Pishtaco, era un ser muy temible por que atacaba y mataba
a los hombres para extraerle el aceite de sus cuerpos. Por este motivo
todos trataban de 11egar a sus casas antes que les diera la noche. Una de
estas oscuras noches sucedió que Eduvio, modesto campesino, que se
guarecía de la copiosa lluvia en una cueva vio acercarse un robusto toro
bramando, él temeroso de que lo embistiera buscó al lugar más alto para
protegerse sin hacer ruido, observando como el toro se acomodaba para
descansar. A las 12 de la noche se presentó el Pistacho armado de un grueso
látigo y un enorme cuchillo para matar al pobre campesino, lanzó un fuerte
latigazo que fue a dar en el lomo del toro, el que furioso se levantó y lo
atacó hasta destrozarle. Pasada la noche el animal, que solo se presentaba
en luna llena, salió de su refugio y se alejó siempre bramando. El asustado
campesino lo siguió con disimulo y aprovechando un descuido le acercó una
pedrada en la cabeza, convirtiéndose al instante en monedas de oro y plata,
que le permitieron vivir muchos años feliz
LA ZORRA Y LA HUACHIUA

.- Cierta vez una zorra vio a la huachiua con sus hijitos y le preguntó por qué
tenían sus patitas coloraditas. A lo que la huachiua le contestó que era por
que ella los ponía al homo. La zorra entonces pretendiendo que también sus
hijitos tengan patas rojas, quizo hacer lo mismo con sus hijitos, llegando a
su guarida cogió a los zorritos y ios puso al horno, quedando bien asaditos y
muertitos. La zorra para vengar a sus hijitos fue en busca de la huachiua y
lo encontró nadando en la laguna. Con el fin de alcanzarlo optó por tomarse
todo el agua, hasta secar la laguna. Y así lo hizo, pero de tanto tomar el
agua, al fin, la pobre zorra reventó, sin lograr coger a la burlona huachiua.
El zorro y el picaflor.-

Me vuelvo tronco, me vuelvo


piedra. Así decía el zorró en
este tradicïonal cuento que
en Huarochirí se relata
generaciones tras
generaciones.

Cierto día, el zorro tocaba


su cajita (instrumento
musical) con mucho empeño.
De pronto, un picaflor que
pasaba por ahí, al escucharle
y pretendiendo robarle el instrumento le dijo: -Compadre zorro, yo toco la
caja y tú bailas. El zorro aceptó, pero el picaflor le dijo: -para que bailes
mejor debes hacerlo con los ojos vendados. Y así fue. Empezó la música y la
danza. El picaflor tocaba la caja y el zorro bailaba. Para esto el picaflor le
advirtió si acaso se callaba, debía pensar que estaba templando. De manera
que tin, tin, tin, tin, que bien bailada el zorro, pero el picaflor se alejaba
votando por los aires El zorro decía, estará templando por que ya no
escuchaba la música de la caja hasta que por fin se dio cuenta que el
picaflor se llevó su cajita. Entonces recurrió al gallinazo diciéndole -
Compadre gallinazo, ese picaflor se llevó mi cajita, llévame, quiero
alcanzarle. El gallinazo le advirtió que él olía mal por que de cuando en
cuando le salía unos pestíferos olores. El pobre zorro dijo -no importa, con
tal de alcanzar y recuperar mi cajita- Entonces partieron, y ya en la altura
volando, el zorro a cada instante…¡pof!…¡pof!…hasta que el gallinazo lo soltó.
¡Pobre zorro!, mientras caía decía: me vuelvo tronco o me vuelvo piedra..así
diciendo llegó al suelo y se convirtió en tronco, amaneciendo en un corral de
ovejas, donde diariamente por las noches se convertía en zorro y se comía a
las ovejas. El dueño después de investigar mucho determinó que el tronco
era el zorro encantado, entonces lo echó al fuego y salió corriendo el zorro,
pero ya se había quemado la cola. Esta es la razón por que el zorro tiene la
cola de un color oscuro. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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