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Las células endoteliales forman una monocapa que recubre el interior de la pared
vascular en contacto directo con las células de la sangre. El endotelio es
considerado un órgano que en los últimos años ha adquirido una gran relevancia
para comprender e incluso tratar patologías cardiovasculares como la
hipertensión, arteriosclerosis, hipercolesterolemia, menopausia, diabetes etc.
Probablemente en 1980 cuando Furchgott y Zawdzki1 descubrieron la existencia
de un factor difusible desde el endotelio que tenía capacidad vasorrelajadora y,
posteriormente, el Dr. Salvador Moncada2 identificó este factor como el óxido
nítrico (NO) dedujeron la importancia que iba a alcanzar el estudio del NO en la
fisiopatología cardiovascular. El NO se forma en el endotelio mediante la
conversión metabólica de L-arginina en Lcitrulina, reacción que está catalizada por
la enzima NO sintasa endotelial (NOSe)2 . El NO liberado por el NOSe es el
responsable de la vasorrelajación endotelio dependiente a través de la guanilato
ciclasa soluble, enzima localizada en las células del músculo liso vascular y que
genera GMP cíclico. El NO no sólo tiene importancia en la regulación del tono
vascular, ya que reduce también el grado de activación de plaquetas y leucocitos
impidiendo su agregación y adhesión a la pared del vaso.
El óxido nítrico (·NO). El ·NO se forma a partir de L-arginina por la acción de las
NOS, incluyendo una isoforma inducible que se expresa principalmente bajo
condiciones patológicas (iNOS o NOS2), y dos constitutivas, la eNOS (NOS3) y
nNOS (NOS1) que se expresan en el endotelio y en el sistema nervioso,
respectivamente17. El ·NO cumple múltiples funciones fisiológicas y patológicas
como mediador intra e intercelular en procesos de inmunomodulación,
neurotransmisión y regulación del tono vascular
La isquemia: es decir el déficit de flujo sanguíneo tisular, resulta en un daño
celular reversible en la medida que se restablezca la reperfusión a tiempo.
Aunque la restauración del flujo sanguíneo a un órgano isquémico es
esencial para prevenir el daño celular irreversible, la reperfusión (la
restauración del flujo sanguíneo luego de un período de isquemia) per se
puede aumentar la injuria tisular en exceso a aquélla producida solamente
por la isquemia. Esto se denomina njuria por isquemia reperfusión es decir
el daño celular luego de la reperfusión de tejidos isquémicos, previamente
viables, colocando a los órganos en un riesgo mayor de necrosis celular y
por ende limitando la recuperación de la función.