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son causa (etiología), los mecanismos bioquímicos y moleculares (patogenia), las alteraciones
estructurales (cambios morfológicos) y funcionales en células y órganos, y las consecuencias
clínicas resultantes (manifestaciones clínicas).
Rudolf Virchow, conocido por ser el padre de la patología moderna
La necrosis se asocia normalmente a un daño mitocondrial grave con agotamiento del ATP y a la
rotura de las membranas lisosómicas y plasmáticas.
La necrosis es un proceso patológico consecuencia de una lesión grave. La necrosis se caracteriza
por desnaturalización de proteínas celulares, escape del contenido celular por las membranas
dañadas, inflamación local y digestión enzimática de la célula herida mortalmente
Cuando las células mueren por necrosis, se genera una respuesta inflamatoria local que limpia «el
escenario del accidente».
Cuando la lesión de las membranas es grave, las enzimas lisosómicas se escapan al citoplasma y
digieren la célula.
El contenido celular también se escapa a través de la membrana plasmática dañada al espacio
extracelular donde incita una reacción del huésped (inflamación).
Las troponinas específicas cardíacas se detectan en la sangre tan solo 2 h después de la necrosis
de células miocárdicas, mucho antes de que aparezcan signos histológicos del infarto de miocardio.
Gracias a su sensibilidad y especificidad, la determinación seriada de las troponinas cardíacas
séricas ocupa un lugar fundamental en el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con infarto de
miocardio
Cuando muere un gran número de células, el órgano o tejido se considera necrótico; así pues, un
infarto de miocardio es la necrosis de una parte del corazón causada por la muerte de muchas
células miocárdicas.
La necrosis coagulativa es un tipo de necrosis en la cual la arquitectura del tejido muerto se
mantiene durante algunos días como mínimo. El tejido afectado tiene una textura firme.
Presumiblemente, la lesión desnaturaliza no solo proteínas estructurales, sino también enzimas, y,
de esta forma, bloquea la proteólisis de las células muertas; el resultado son células intensamente
eosinófilas con núcleos mal definidos o rojizos que persisten días o semanas. En último término, las
células necróticas son degradadas por la acción de enzimas lisosómicas liberadas por los leucocitos
infiltrantes, que retiran también los restos de las células muertas mediante fagocitosis. La isquemia
causada por la obstrucción de un vaso puede provocar necrosis coagulativa del tejido irrigado en
todos los órganos, excepto el encéfalo. Un área localizada de necrosis coagulativa se denomina
infarto.
La necrosis licuefactiva, a diferencia de la coagulativa, se caracteriza por la digestión de las células
muertas, lo que determina la transformación del tejido en un líquido viscoso. Se observa en las
infecciones bacterianas focales y ocasionalmente en las fúngicas, porque los microbios estimulan la
acumulación de leucocitos y la liberación de enzimas de estas células. El material necrótico es, con
frecuencia, de color amarillo cremoso por la presencia de leucocitos y se denomina pus. Por razones
desconocidas, la muerte de células en el sistema nervioso central suele manifestarse como necrosis
licuefactiva.
La necrosis gangrenosa no es un patrón específico de muerte celular, pero este término se usa con
frecuencia en la práctica clínica. Por lo general, se aplica a una extremidad, habitualmente la pierna,
que se ha quedado sin vascularización y ha sufrido necrosis (normalmente coagulativa) en múltiples
planos tisulares. Cuando se superpone una infección bacteriana, hay más necrosis licuefactiva por
las acciones de las enzimas degradantes de las bacterias y los leucocitos atraídos (lo que da lugar a
la llamada gangrena húmeda). La necrosis caseosa se encuentra, sobre todo, en focos de infección
tuberculosa. El término caseoso (similar al queso) deriva del aspecto friable y el color blanco del área
de necrosis. El estudio histológico del área necrótica revela una colección no estructurada de células
fragmentadas o lisadas y restos granulares amorfos delimitados por un margen inflamatorio definido;
esta imagen es característica del foco inflamatorio denominado granuloma.
El término necrosis grasa hace referencia a áreas focales de destrucción grasa, debida
normalmente a la liberación de lipasas pancreáticas activadas en el interior del páncreas y la cavidad
peritoneal. Esta activación ocurre en la funesta urgencia abdominal denominada pancreatitis aguda.
En este trastorno, las enzimas pancreáticas salen de las células acinares dañadas y licuan las
membranas de las células adiposas del peritoneo, liberando ésteres de triglicéridos que son
escindidos por las lipasas pancreáticas. Se generan ácidos grasos que se combinan con calcio para
producir áreas de color blanco que recuerdan a la tiza visibles a simple vista (saponificación de la
grasa), que permiten al cirujano y al anatomopatólogo identificar el trastorno subyacente. En el
estudio histológico, las áreas necróticas contienen los contornos borrosos de las células grasas
necróticas, depósitos de calcio basófilos y una reacción inflamatoria.
La necrosis fibrinoide es un tipo especial de daño vascular observado habitualmente en reacciones
inmunitarias que afectan a los vasos sanguíneos. Se produce normalmente cuando se depositan
complejos antígeno-anticuerpo en las paredes arteriales. Los depósitos de estos inmunocomplejos,
junto con las proteínas plasmáticas que han salido de los vasos, generan una imagen rosa brillante y
amorfa en las tinciones de H-E denominada «fibrinoide» (similar a fibrina) por los patólogos. El
capítulo 11 describe los síndromes de vasculitis de mecanismo inmunitario en los que se observa
este tipo de lesión vascular .
Apoptosis
Por el contrario, la apoptosis es una muerte celular «regulada», mediada por vías moleculares
definidas que se activan en circunstancias específicas y matan células con precisión quirúrgica, sin
inflamación ni daño colateral asociado.