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LA SABIDU R ÍA DE LOS M I T O S

Saturno (Cronos en griego) devorando a uno de sus hijos

por Francisco de Goya (mu ral t ransfe rid o a lienzo, 182 1-1 82 3).
© Museo del Prado, Madrid, España / Imágenes Bridgeman.

DE LA FILOSOFÍA GRIEGA
COMO UNA SECULARIZACIÓN DE LA MITOLOGÍA
YA HE TENIDO LA OPORTUNIDAD dedesarrollarenotras
obras la idea de que la filosofía estuvo siempre, al menos en sus momentos de mayor
esple nd or, ligada a un proceso de secularización de una religión. Incluso cuando prete nd e
ser materialista, en ruptura radical con la actitud religiosa, conserva sin embargo una
con t mui
. "d ad menos v1s1ble,
· · pero igualmente fundamental. Es, de hec ho, de la actitud
re 1·igiosa
· · la filosofía las preguntas más esenciales, que se convier
que recibe · t en en suyas
propias solo después de haber sido forjadas en el espacio religioso. Es esta continuidad,
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;~ caída de los gigantes asediando el Olimpo, por Francisco Baye u (óleo sobre lienzo, 1764).
e useo del Prado, Madrid, España/ Imágenes Bridgeman.

por encima de la ruptura, lo que hace posible comprender cómo la filosofía va a abordar a
su vez la cuestión de la vida buena en materia de salvación, dejando de lado las respuestas
religiosas . De ahí también se deriva su aspiración a dirigirse a todos los seres humanos Y
no solamente a los creyentes, su deseo de intentar ir más allá de los discursos particulares,
hacia una dimensión de universalidad que, desde sus orígenes, la pondrá en oposición con
los comu ni·tansmos
. . .
religiosos .

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 SECULARIZACIÓN Y ~CIONALIZAC IÓN:
UNA TRANSFORMACION FUNDAMENTAL
QUE ESTA RUPTURA Y ESTA CONTINUIDAD SE
HAYAN DOCUMENTADO EN GRECIA, desde el
nacimiento de la filosofía, es algo que el análisis de
los mitos deja en claro y algo que Jean-Pierre ~ernant
ya había destacado, inspirándose en los traba¡os q_u~
uno de nuestros colegas, Francis Cornford, dedico
al paso de la religión, de los _mi_tos, a la filos?fía e_n
Grecia. Mostró cómo el nac1m1ento de la filosof1a
en la antigüedad no provenía de un "milagro" in-
sondable, como tantas veces se ha dicho y repetido,
sino que se explicaba por un mecanismo que podría
llamarse de "laicización" o de "secularización" del
universo religioso dentro del cual vivían los griegos.
Este proceso inaugural de "desencanto del mundo"
presenta una doble cara: por un lado, los primeros
filósofos van a retomar por cuenta propia toda una
parte de la herencia religiosa, tal como se inscribe
principalmente en las grandes historias míticas rela-
tivas al nacimiento de los dioses y del mundo; pero,
por otro lado, esta misma herencia será considera-
blemente modificada, al mismo tiempo traducida y
traicionada en una nueva forma de pensamiento,
el pensamiento racional, que le otorgará un nuevo
significado y estatus. Es así como se va a pasar del
Mythos al Logos, dos palabras que designan por lo
tanto una ruptura radical y una continuidad secreta,
un tránsito de lo legendario a lo racional, del sacer-
dote al filósofo, ciertamente, pero un tránsito sobre
un trasfondo de continuidad en las preguntas y en la
búsqueda de la unidad.
Tal como Vernant había vislumbrado, la filoso-
fía antigua, en su mayor parte, "traspone, en una
forma secular y en el plano de un pensamiento más
abstracto, el sistema de representación que la reli-
gión ha elaborado. Las cosmologías de los filósofos
retoman y prolongan los mitos cosmogónicos ... No
se trata de una analogía vaga. Entre la filosofía de
un Anaximandro y la teogonía de un poeta inspirado
como Hesíodo, Cornford muestra que las estructuras
se corresponden hasta en el detalle".
Yo añadiría que, desde este punto de vista el
agua,_el ápeiron o el aire de los presocráticos (TaÍes,
Anax1mandro, Anaxímenes) secularizan el concepto
de caos ya presente en la teogonía de Hesíodo. Des-
de_ albores de la filosofía, esta secularización de la
rehg1on, la conserva al tiempo que la excede -la
problematica de la salvación Y de la transitoriedad se
conservan, pero las respuestas propiamente religio-
s_as son abandonadas- ya se encuentra muy clara y
firmemente en su lugar. Lo que resulta interesante es
que se puede interpretar este proceso en dos senti-
dos: uno puede estar más o menos apegado a aque-
llo que conecta la filosofía con las religiones que la
preceden _Y la informan o, por el contrario, a aquello
que la ale¡a de las religiones y que uno podría desig-
nar como su ~omento secular o racionalista. Si bien
Cornford es mas que todo sensible a los vínculos que
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unen los dos temas, Vernant, sin negar nad d
t ·d d r · d 1 ª e esta
~afer~, a re 1gl1osa e a filosofía, intenta poner más
en as1s en aque lo que las opone.
Ciertamente, escribe, los primeros "fil, f
t • . oso os no
uv1eron que inventar un sistema para explicar el
mundo; lo encontraron todo hecho .. . ".
. "Per? hoy en día que se reconoce la ascenden-
cia, gracias a Cornford, el problema necesariamente
toma una nueva forma. Ya no se trata solament d
encontrar lo anciano en la filosofía, sino más bie~ d:
descubrir ~o ve~dad~ramente nuevo: es aquello por
lo cual la filosof1a de¡a de ser el mito para convertirse
en filosofía".
Una revolución dentro de la continuidad, tiene
lugar al menos en tres niveles: primero, en lugar de
hablar, como la mitología, en términos de filiación
-Zeus es el hijo de Cronos, que es el hijo de Urano,
etcétera-, la filosofía, racionalista y secularizada, se
va a expresar en términos de explicación, de causa-
lidad: aquel elemento genera aquel otro elemento,
aquel fenómeno produce aquellos efectos, etcétera.
En el mismo sentido, ya no hablaremos de Gea, Ura-
no o Pontos, sino de la tierra, el cielo y las aguas:
las deidades se van a desvanecer ante la realidad de
los elementos físicos -allí se encuentra la ruptura-,
lo cual no impide que también haya una continui-
dad, pues el cosmos de los físicos va a heredar todas
las características fundamentales (armonía, justicia,
belleza, búsqueda de la unidad fundamental, etc.)
que tenía en las antiguas visiones religiosas y míticas.
Finalmente, surgirá la figura del filósofo, diferente
de aquella del sacerdote: su autoridad no proviene
de los secretos que posee, sino de las verdades que
hace públicas; no proviene de misterios ocultos, sino
de los argumentos racionales de los cuales es capaz.
Podremos hacernos una idea de la revolución
provqcada por el pensamiento filosófico si conside-
ramos un poco más el segundo punto, es decir, de
qué manera los filósofos van a pasar de lo sagra-
Bajorrelieve alegórico romano de Cartago : .
personificación de la Mad re nerra (mármol, siglo II).
© Museo del Louvre, París, Francia/ Imágenes Bridgeman.
 (,) (,) (,) (,)

La asamblea de los dioses, a p_ a rtir de los frescos de Rafael, de la logia de Vi lla Farnesina en Roma (óleo sob .
siglo XVI 1). © Museo de Bellas Artes, Orleans, Francia/ Imágenes Bridgeman. re lienzo,

"LA AUTORIDAD DEL FILÓSOFO NO PROVIENE DE

LOS SECRETOS QUE POSEE, SINO DE LAS VERDADES
QUE HACE PÚBLICAS; NO PROVIENE DE MISTERIOS
OCULTOS, SINO DE LOS ARGUMENTOS RACIONALES
DE LOS CUALES ES CAPAZ".

do a lo profano esforzándose por "extraer" o por
"abstraer" de las divinidades griegas los elementos
"materiales" constitutivos del universo, pasando
así, como se mencionó anteriormente, de Pontos al
agua, de Urano al aire celestial, de Gea a la tierra,
etc. Si entráramos en detalle, es mucho más compli-
cado de lo que puedo indicar aquí, pero el principio
se mantiene: se trata de terminar con las entidades
divinas y religiosas para pasar a interesarse en las
realidades naturales y físicas.
Es exactamente en este espíritu que, algunos si-
glos después de los físicos de Jonia, vamos a encon-
trar de nuevo, en Cicerón, ecos curiosos de esta re-
~oluci?n "secular" a raíz de la cual, en sus palabras,
los dioses de los mitos griegos fueron interpretados
por la física". Cicerón toma el ejemplo de Satur-
no (nombre latino de Cronos) y de Coelus, el cielo
~nombre latino de Urano) y explica la secularización
intr?ducida por la filosofía estoica con respecto a las
antiguas "supersticiones" mitológicas:
"Grecia fue invadida, hace mucho tiempo, por
1ª creencia de que Coelus fue mutilado por su hi¡o
S~turno, y Saturno, a su vez, encadenado por Jú-
piter, su hi¡o. Hay una doctrina física encerrada en
esas fabulaciones impías; quieren decir que la na-
turaleza del cielo, que es /a más elevada y está he-
cha de éter, es decir, de fuego y capaz de engendrar
todo por sí misma, carece de ese órgano corporal
que necesita para procrear. y han querido designar
por Saturno la realidad que contiene el curso y la
revolución circular de los espacios y del tiempo, del
que lleva el nombre griego, porque le llaman Cro-
nos, que es lo mismo que Chronos, es decir, espacio
de tiempo. Pero nosotros le llamamos Saturno por-
que está saturado de años. Y aseguran que tiene la
costumbre de devorar a sus propios hi¡os porque la
duración devora los espacios de tiempo".
Dejemos de lado la cuestión del mérito de la ver-
dad filológica de una particular lectura de las gran-
des teogonías griegas. Lo que importa aquí es que el
mecanismo de "secularización" está claramente elu-
cidado en lo que respecta a su principio: se trata_ no
tanto de romper con la religión como de reorganizar
sus contenidos; no tanto de hacer borrón y cuenta
nueva como de examinar los grandes temas desde
una nueva perspectiva. Y es precisamente esta dua-
lidad -ruptura y continuidad- la que va a m_arcar
desde el origen, y de manera inde~e~le, l~s relac1_ones
ambiguas de la filosofía con _su_ urnco_ n~al seno, la
religión. Esta tesis no debe ~1m1tarse urncamente al
espacio del pensamiento griego. Tiene u~ alc_ance
tan general que se confirmará en toda la historia de
la filosofía, hasta los pensadores considerados menos
religiosos e
Luc Ferry
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