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Qué es la ciencia política, 15.— Los diversos enfoques de la ciencia política, 19.—As
pectos metodológicos y los retos que plantean, 25.-—El papel de la teoría en la ciencia
política, 27.
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¿Q ué es la ciencia política?
Los británicos nunca se han sentido cómodos al utilizar el término «ciencia políti
ca». La London School of Economics (LSE) se inauguró en Londres en 1895 con el
fin de enseñar economía y ciencia política. Sin embargo, a lo largo del siglo x x , las
universidades británicas se han ido apartando de esta nomenclatura y han preferido
utilizar denominaciones como: «gobierno», «política», «teoría e instituciones políti
cas» y «política y relaciones internacionales». El Reino Unido tiene una Political Stu-
dies Association (Asociación de Estudios Políticos) y no una American Political
Science Association (Asociación Norteamericana de Ciencia Política). Los escrúpu
los que suscita el uso de la palabra «ciencia» reflejan sin duda la posición especial que
las ciencias naturales reclaman para sí y el desprecio por las ciencias sociales que a
veces han expresado políticos de renombre. La muestra más lamentable de la poca
estima que algunos políticos tienen por las ciencias sociales la proporcionó el desapa
recido Sir Keith Joseph al insistir en que el Social Science Research Council (Consejo
para la Investigación en Ciencias Sociales del Reino Unido), la fuente principal de re
cursos públicos para la investigación, fuera rebautizado como Economic and Social
Research Council, ESRC (Consejo para la Investigación Económica y Social).
E l elegir Teoría y métodos de la ciencia política como título de este libro fue algo
completamente intencionado, porque de este modo se expresa el compromiso de re
cuperar el término «ciencia» para designar todas las disciplinas organizadas de forma
académica. La palabra «ciencia» «procede del término latino scientia, que significa
simplemente un conocimiento adquirido a través del estudio» (Potter et al., 1981,
p. 7). D e acuerdo con Mackenzie (1967, p. 17 ) nos referimos a la ciencia política en
el sentido de que «simplemente existe una tradición académica de estudio de la polí
tica, una disciplina que se transmite de profesor a alumno, a través del discurso y de
la escritura». La disciplina no copia íos métodos de las ciencias naturales porque no
serían apropiados. Presenta un «conocimiento estructurado» y exige que quienes la
practican respeten ciertas normas intelectuales a la hora de debatir.
Por encima de todo, la disciplina de la ciencia política descansa en el principio de
que todo conocimiento es público y cuestionable. N o hay verdades ocultas ni infali
bles portadores de la verdad. La ciencia política exige a los que la practican que apor
ten argumentos y datos que puedan convencer a otros.
Los vínculos emocionales, las corazonadas y la intuición no justifican adecuadamente las pre
tensiones de conocimiento... La coherencia lógica y unos datos adecuados sonlios criterios más
comúnmente aceptados para juzgarlas (Zuckeirnan, 1993, p. 3).
La ciencia política exige una coherencia lógica. Esto implica definiciones claras y
precisas tanto de los conceptos principales como de sus correctas derivaciones. Los
argumentos deben construirse evitando la incoherencia y la imprecisión. También
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hay que asegurarse de que los datos presentados para respaldar una afirmación sean
realmente adecuados. Como se mostrará más adelante, los diferentes enfoques de la
ciencia política hacen hincapié en diferentes tipos de datos, pero ninguno de ellos
afirma que éstos no sean necesarios. Incluso en teoría política, los argumentos se ba
san frecuentemente en el análisis de textos y los principios normativos se ilustran con
ejemplos prácticos.
Una vez que hemos reivindicado el uso del término «ciencia», el lector podría
pensar que se ha alcanzado el objetivo de este apartado pero, por desgracia, no es así.
Si la palabra «ciencia» tiene muchas connotaciones, también las tiene «política».
Como señala Heywood (1994, p. 16):
Lo que los métodos conductistas han hecho... es desarrollar el estudio del comportamiento po
lítico de las masas y ampliar la definición de los elementos que integran la política. El conduc-
tismo ha abierto una brecha que han aprovechado otros enfoques metodológicos más gene
rales.
ca”». Los asuntos privados pueden convertirse en asuntos públicos. Como a fij-naa He-
11er (1991, pp. 340-1): «Lo “político” se vuelve realm ente político si hombres y muje
res desean que, com o tal, se discuta, rebata, o decida en el dominio público... Nada ni
nadie queda, en principio, excluido». Por ejemplo, en la mayoría de las democracias
occidentales la experiencia negativa de muchas mujeres en relación con la violencia
doméstica masculina ya no se considera asunto privado sino público, tanto en el de
bate com o en la acción política.
La ciencia política de los noventa considera lo político desde una perspectiva mu
cho más amplia. Gamble afirma:
Lo político se define actualmente... de forma que pueda abarcar otras áreas de la vida social,
tales como el género, la raza o la clase. La política se entiende ya como un aspecto de las rela
ciones sociales, más que como una actividad que tiene lugar en las instituciones de la adminis
tración pública (Gamble, 1990, p. 412).
Es fácil aceptar que la actividad política, entendida de esta manera, puede aplicar
se tanto a la familia, las organizaciones voluntarias y las corporaciones multinaciona
les com o a los partidos políticos y a la administración pública.
Leftwich (1984, pp. 83-4) concluye que la ampliación de la definición de la política
exige dejar de identificar la ciencia política con el estudio del gobierno y de los asun
tos públicos, para centrarse en la «política de la vida cotidiana». D ebería favorecerse
que el estudiante prestara una atención mayor a «todos los grupos e instituciones que
conozca o que le interesen, ya sean su familia, asociaciones, departamentos, faculta
des, oficinas o fábricas». A l procurar que «se extienda el estudio y el conocimiento de
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Es mejor considerar el Estado no tanto como un conjunto de instituciones sino como una clase
específica de asociación política que establece su jurisdicción soberana dentro de unos límites
territoriales definidos... El Estado impone su poder supremo porque está por encima de todas
las demás asociaciones y grupos de la sociedad, y sus leyes exigen la obediencia de todos los
que viven dentro del territorio.