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Existen diversos ámbitos en los que el ser humano se desarrolla a nivel social, entre ellos
tenemos el ámbito familiar, escolar, laboral y el trato con los demás. Teniendo en cuenta
esto, la socialización que se da en cada espacio va variando dependiendo de con quien se
está socializando; en el ámbito familiar, se comparte con las personas más cercanas, padres,
hermanos y personas que viven en casa, con ellos se inician los procesos de socialización
desde temprana edad, ya que son quienes impartes pautas para que sean cumplidas y
brindan enseñanzas para que sean llevadas a cabo en la sociedad. En el ámbito escolar, la
socialización se da entre los estudiantes y los maestros y los estudiantes con los demás
compañeros, Perinat (2003) nos dice que hay relaciones jerárquicas denominadas
verticales: entre maestros y alumnos; y relaciones horizontales que se dan entre iguales, es
decir entre compañeros y amigos.
Cabe destacar que el juego también es uno de los procesos en los cuales el niño y niña
empiezan a entablar relaciones sociales, puesto que a determinada edad empiezan a
compartir espacios en los cuales cada uno quiere demostrar sus capacidades ante los demás,
pero ya no querrán llamar la atención de los adultos como al principio. Perinat (2003)
expone que “…también se dice que sirve a los niños para “medirse” entre sí y que, por ahí,
establece entre ellos una incipiente jerarquía social” (p. 319).
2. ¿Qué son los procesos de socialización y cuáles son los principales agentes de
socialización?
Los procesos de socialización son los momentos por los que un individuo pasa para lograr
interactuar con los otros; es la capacidad de desarrollar diversas formas para incluirse y
desenvolverse en la sociedad, poniendo en práctica los valores, principios y normas con las
que ha sido criado.
Los agentes principales de socialización son: la familia, los amigos (los pares) y la escuela.
Lo cual nos indica que una pauta de crianza es la forma en la que los padres o adultos a
cargo crían a los niños, enseñándoles valores, principios y normas básicas para que puedan
socializar, basándose en el desarrollo del niño a través de la estimulación, a disciplina, la
solución de conflictos, la atención y el cuidado.
En cuanto a los estilos parentales, estos hacen referencia a las técnicas que utilizan los
padres para hacerse cargo de la educación de los hijos.
Según Berger y Thompson (1995) algunos de los estilos educativos de los padres tienen
más influencia que otros en la generación de características en los niños.
En el estilo democrático los padres manejan una buena relación comunicativa con sus hijos,
son cariñosos y ofrecen un ambiente apropiado, pero al mismo tiempo imponen limites que
los niños deben acatar sin recurrir a castigos físicos, por ende, los niños crecen sintiéndose
valorados y con rasgos de independencia.
Por otro lado, está el estilo autoritario, todo lo contrario al anterior, pues el afecto es
bastante bajo y ejercen control sobre los niños de tal forma que las ordenes son
incuestionables, adicionalmente, el no cumplimiento de ellas conllevará al castigo
inmediato. Los niños criados bajo este estilo, suelen desarrollar problemas debido a la poca
comunicación con sus padres, suelen ser más agresivo y dependientes.
Cuando se maneja un nivel de control bajo y un nivel de afecto alto, se da un estilo
permisivo, el cual refiere que los padres son más liberales con sus hijos y creen que
exigirles no es necesario para su desarrollo, pero las demostraciones de afecto están muy
presentes. Los niños criados bajo este estilo suelen ser muy inmaduros.
El estilo indiferente hace referencia a aquel que no tiene control ni afecto en su forma de
ejercer, en este los padres no demuestran ningún tipo de apoyo a los niños, ni imponen
límites. Es el estilo más perjudicial para los niños porque no tendrán buena autoestima ni se
relacionarán de buena manera, además de ser desobedientes, inmaduros y con posibles
problemas de cognición.
Los padres o adultos con los que el niño comparte y se cría son los elementos de donde
parte la socialización y donde se evidencia el impacto que tiene la familia en el desarrollo
tanto social como afectivo, pues de lo aprendido en casa toma actitudes para y con los
otros.
5. ¿Cuál es el papel de la cultura en el desarrollo personal y social de la infancia?
La cultura tiene un papel importante en el desarrollo infantil, ya que ofrece espacios en los
que los niños y las niñas se desempeñan socialmente mediante la adaptación de procesos,
pautas y normas establecidas que son enseñadas desde muy temprana edad para su
apropiamiento. En la diversidad de culturas que existen hay diferentes formas de
“iniciación” en el ámbito social, todo depende de las reglas que existan y de la edad en la
que se encuentre el niño o la niña, además, el desarrollo personal también se ve envuelto en
la exposición que se hace al mundo real, en el que el niño o niña debe estar dispuesto a
adaptarse de manera efectiva.
Al estar inmersos en una cultura, deben acatarse significaciones propias de ella, para así
mismo poder desenvolverse con un sentido claro a lo largo de su vida. Cada cultura plasma
normas que son del entendimiento de cada uno de sus pertenecientes y el cumplimiento de
estas conlleva a un mejor ambiente social. Al respecto de esto se dice que:
Cada norma reposa sobre la convicción (implícita) de que, cumpliéndola contribuimos
no sólo a que “todo siga en orden” sino a que aquél sea el mejor de los órdenes
posibles. Todas las normas tienen significado dentro de la cultura que las ha alumbrado;
p. 303)