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LA ESVÁSTICA

Una de las formas más relevantes de lo que hemos llamado cruz horizontal, es decir, la
cruz trazada en el plano que representa un determinado estado de existencia, es la figura
de la esvástica, que bien parece relacionarse directamente con la Tradición primordial, ya
que se la encuentra entre los más diversos y alejados países, y desde las épocas más
remotas; lejos de ser un símbolo exclusivamente oriental, como a veces se cree, es uno de
los que están más extendidos desde Extremo Oriente a Extremo Occidente, pues incluso se
encuentra entre algunos pueblos indígenas de América. (1) Es cierto que en la actualidad
se conserva, sobre todo, en la India y Asia central y oriental, y que tal vez sólo en estas
regiones se conoce su significado, pero, sin embargo, en la misma Europa no ha desaparecido
por completo. (2) En la Antigüedad, encontramos este signo particularmente entre los
Celtas y en la Grecia prehelénica; (3) también en Occidente, fue en la Antigüedad uno de los
emblemas de Cristo y perduró como tal hasta finales de la Edad Media (4). Dijimos en otra
parte que la esvástica es, esencialmente, el «signo del Polo»; (5) si la comparamos con la
figura de la cruz inscrita en una circunferencia, nos daremos cuenta fácilmente de que se
trata, en el fondo, de dos símbolos en cierto modo equivalentes; la rotación alrededor del
centro fijo, en lugar de estar representada por el trazado de la circunferencia, en la
esvástica sólo está indicada por las líneas añadidas a los extremos de los brazos de la cruz,
que forman con éstos ángulos rectos; estas líneas son tangentes a la circunferencia e
indican la dirección del movimiento en los correspondientes puntos. Como la circunferencia
representa el mundo manifestado, el hecho de que esté sobreentendida indica claramente
que la esvástica no es una imagen del mundo, sino de la acción del Principio respecto al
mundo. Si relacionamos la esvástica con la rotación de una esfera, como la esfera celeste
alrededor de su eje, se la supondrá trazada en el plano ecuatorial, y el punto central será,
como ya hemos explicado, la proyección del eje perpendicular a este plano. En cuanto al
sentido de la rotación indicada por la figura, su importancia es sólo secundaria y no afecta
al significado general del símbolo; de hecho, se pueden encontrar las dos formas,
indicando una rotación de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, (6) y sin que ello
suponga siempre la intención de indicar una oposición cualquiera entre ellas. Si bien es cierto
que, en algunos países y en ciertas épocas, se han producido cismas con respecto a la
tradición ortodoxa, cuyos partidarios han querido voluntariamente dar a la figura una
orientación contraria a la usual en el medio del que se separaron, para afirmar su
antagonismo por medio de una manifestación externa, ello no afecta en absoluto a su
significado esencial que sigue siendo el mismo. Por otra parte, a veces se encuentran
asociadas las dos formas; en este caso podemos considerar que representan una misma
rotación vista desde ambos polos a la vez; esto se relaciona con el simbolismo muy complejo
de los dos hemisferios, que no nos es posible abordar aquí (7). Tampoco podemos pretender
desarrollar todas las consideraciones a las que puede dar lugar el simbolismo de la esvástica,
las cuales, por otra parte, no se relacionan directamente con el objeto del presente estudio;
pero no nos ha sido posible silenciar esta especial forma de cruz, debido a su considerable
importancia desde el punto de vista tradicional; por ello, en lo que le concierne, hemos
creído necesario dar al menos estas indicaciones aunque un poco escuetas, a las que nos
limitaremos para no introducirnos en digresiones demasiado extensas. NOTAS: (1). Incluso
hace bastante poco hemos apuntado una información que parecería indicar que las
tradiciones de la antigua América no están tan perdidas como se ha llegado a pensar; el
autor del artículo del que hemos sacado esta información no parece, por otro lado, dudar
de su alcance; textualmente dice: «En 1925, una gran mayoría de los Indios Cuna se
sublevaron, mataron a los guardias que vivían en su territorio y fundaron la República
Independiente de Tulé, cuya bandera es una esvástica sobre fondo naranja con ribete rojo.
Esta república aún existe actualmente» (Los Indios del istmo de Panamá, por G. Grandidier:
"Journal des Debats", 22 de Enero de 1929). Notemos, sobre todo, la asociación
establecida

entre la esvástica y el nombre de Tulé o Tula, que es una de las designaciones más
antiguas del centro espiritual supremo, aplicado también más tarde a algunos centros
subordinados (ver, El Rey del Mundo, cap. X). (2). En Lituania y Curlandia, los campesinos
aún dibujan este signo en sus casas; no hay duda de que ya no conocen su sentido y de
que en él sólo ven una especie de talismán protector, pero, lo que quizás es más curioso es
que le dan el nombre sánscrito de esvástica. Por otro lado, parece que el lituano es la
lengua europea que más se parece al sánscrito. -No es necesario decir que dejamos
totalmente de lado el uso artificial e incluso antitradicional de la esvástica por los «racistas»
alemanes, quienes denominándola, de forma poco realista e incluso un poco ridícula,
hakenkreuz o «cruz de ganchos», hicieron arbitrariamente de ella un signo de
antisemitismo, con el pretexto de que este emblema habría sido el de la supuesta «raza
aria», siendo por el contrario, tal como acabamos de decir, un símbolo realmente
universal. Señalemos, a este respecto, que el nombre de «cruz gamada» que a menudo se da
a la esvástica en Occidente, a causa de su parecido con la letra griega gamma, también es
erróneo; en realidad, los signos que antiguamente se llamaban gammadia eran del todo
diferentes, aunque de hecho, algunas veces, se encontraban más o menos estrechamente
asociados a la esvástica en los primeros siglos del Cristianismo. Uno de estos signos,
también llamado «cruz del Verbo», está formado por cuatro gammas cuyos ángulos están
orientados hacia el centro; la parte interior de la figura, con forma de cruz, representa el
Cristo, y las cuatro gammas angulares, a los cuatro evangelistas; esta figura también
equivale a la conocida imagen del Cristo en medio de los cuatro animales. Existe otra
disposición en la cual una cruz central está rodeada por cuatro gammas en cuadrado (los
ángulos se orientan hacia fuera en lugar de hacerlo hacia dentro); esta figura tiene el mismo
significado que la precedente. Añadamos, aunque sin insistir en ello, que estos signos ponen
en relación el simbolismo de la escuadra (que tiene forma de gamma) con el de la cruz. (3).
Existen diversas variantes de la esvástica, entre las que se encuentra una con los brazos
en forma curvada (que parecen dos S cruzadas), así como otras formas que indican una
determinada relación con diversos símbolos y de las que aquí no podemos desarrollar su
significado; la más importante de estas formas es la esvástica denominada clavígera, por
tener brazos formados por clavos (ver La Gran Tríada, cap. VI). Por otra parte, algunas
representaciones que sólo guardan un carácter puramente decorativo, como la denominada
«griega», originariamente derivan de la esvástica. (4). Ver El Rey del Mundo, cap. II. (5). Ibid.,
cap. II. -Habiendo indicado en aquella ocasión la caprichosa interpretación de los occidentales
modernos, no lo volveremos a hacer aquí. (6). En sánscrito, la palabra esvástica es la única
que sirve en todos los casos para designar el símbolo en cuestión; el término sauvástica, que
algunos han querido aplicar a una de las dos formas para distinguirla de la otra (que
entonces sería la verdadera esvástica), en realidad sólo es un adjetivo derivado de esvástica
e indica aquello que se relaciona con este símbolo o con sus significados. - En cuanto a la
misma palabra esvástica, se cree que deriva de su asti, que en sentido propio es una
fórmula de «bendición» y que tiene su equivalente exacto en el ki-tôb hebraico del
Génesis. En lo que se refiere a este último, el hecho de que se encuentre repetido al final
de la narración de cada uno de los «días» de la creación, es bastante extraordinario si se
tiene en cuenta dicha comparación: parece indicar que estos días son equiparables a otras
tantas rotaciones de la esvástica o, en otros términos, a otras tantas revoluciones completas
de la «rueda del mundo», revoluciones de las que resulta la sucesión de «tarde y mañana»
que se enuncia a continuación (cf. también La Gran Tríada, cap. V). (7). Existe una relación
entre el símbolo de la esvástica y el de la doble espiral que también es muy importante y,
por otra parte, está bastante emparentado con el yin-yang extremo-oriental.

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