Revisión psicológica © 2009 Asociación Americana de Psicología

2009, vol. 116, núm. 3, 580–601 0033-295X / 09 / $ 12.00 DOI: 10.1037 / a0016337

Percepción de las fuerzas ejercidas por objetos en eventos de colisión

Peter A. White
Universidad de Cardiff

Las impresiones de fuerza son un lugar común en la percepción visual de los objetos que interactúan. Se propone que
estas impresiones tienen su origen en experiencias de ejercicio de fuerza mediadas hápticamente en acciones sobre
objetos. Las impresiones visuales de fuerza en interacciones entre objetos se producen mediante una especie de
generalización de la impresión propioceptiva de fuerza a interacciones entre objetos sobre la base de la
correspondencia con representaciones almacenadas de acciones sobre objetos realizadas por el perceptor. Tales
experiencias dan lugar a una interpretación perceptiva distintiva de las interacciones entre objetos como la
participación de la fuerza ejercida por un objeto que actúa contra la resistencia ofrecida por el otro objeto. Se considera
que los objetos activos y en movimiento ejercen fuerza; Se considera que los objetos inactivos ofrecen diversos grados
de resistencia y no ejercen fuerza a menos que haya motivos para pensar que reaccionaron sobre el objeto activo. Los
resultados de 3 experimentos en los que las personas vieron animaciones simples de objetos que chocan y emitieron
juicios de fuerza y resistencia respaldaron varias predicciones hechas por este relato.

Palabras clave: percepción de fuerza, causalidad fenoménica, comprensión causal

Intente presionar algunas teclas en el teclado de su computadora. ¿Qué
experimentas? Es muy probable que parte de la experiencia sea impartir
fuerza a las teclas. Ahora observe a alguien más haciendo lo mismo. ¿Qué
percibes? Si está lo suficientemente cerca para observar el movimiento de las
teclas, es muy probable que parte de la percepción sea una impresión de que
los dedos de la persona aplican fuerza a las teclas: no solo observa el
movimiento y el contacto, sino también los dedos haciendo algo a las teclas
aplicándoles fuerza. Ahora observe cómo se deja caer un objeto pequeño pero
pesado sobre el teclado. ¿Qué percibes? Una vez más, supongo que parte de la
percepción es una impresión de fuerza ejercida por el objeto sobre las teclas
con las que contacta.
Hay una diferencia notable entre el primer caso y los otros dos. En el
primer caso, la experiencia de la fuerza está mediada principalmente de
manera propioceptiva; Viene a través de sensores de presión cutánea y
cinestesia articular. Una afirmación central de este artículo es que la
impresión visual de fuerza en los otros dos casos ocurre por una especie
de generalización de la impresión propioceptiva de fuerza a interacciones
entre objetos que se asemejan a acciones que nosotros mismos hemos
realizado sobre objetos. Tenga en cuenta también que la experiencia de
la fuerza parece ser solo de una manera. Ejercemos fuerza sobre las
teclas, pero normalmente no experimentamos que las teclas ejerzan
fuerza sobre nosotros: como mucho, las teclas pueden experimentar
cierto grado de resistencia a la fuerza que les aplicamos. Ésta es otra
característica central del presente relato; ese,
Tengo una deuda especial de gratitud con el difunto Alan Milne, quien diseñó el
software utilizado para crear los estímulos, colaboró en investigaciones anteriores
sobre este tema y fue infalible y desinteresadamente útil y generoso con su tiempo.
Espero que haya tenido alguna idea de cuánto lo apreciaban. También estoy
agradecido a Trevor Price por sus consejos sobre las leyes de la mecánica, a Raffaella
Carta por actuar como experimentador y a Lorraine Woods por su ayuda con la
Figura 1.
La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a Peter A.
White, Facultad de Psicología, Universidad de Cardiff, Tower Building, Park
Place, Cardiff CF10 3YG, Gales, Reino Unido. Correo electrónico: whitepa @
cardiff.ac.uk
experimentamos una asimetría de fuerzas cuando actuamos sobre objetos, y
esa asimetría también se generaliza a nuestra percepción visual de los objetos
que interactúan, cuando uno de los objetos en la interacción se identifica como
activo y el otro como inactivo.
Considere una interacción entre un objeto en movimiento (A) y uno
inicialmente estacionario (B), a la manera de bolas de billar en una mesa
de billar. El Objeto A se mueve hacia el Objeto B en línea recta a
velocidad constante y hace contacto con el Objeto B, con lo cual el Objeto
B comienza a moverse y el Objeto A se detiene. Ésta es una descripción
general del tipo de estímulo presentado por Michotte (1963). Está bien
establecido que, si el movimiento de B después del contacto no es mayor
que el movimiento de A antes del contacto, si los dos objetos se mueven
en la misma dirección, y si no hay una demora perceptible entre A que
contacta con B y B que comienza a moverse (y dado algunas otras
condiciones que Michotte consideró importantes), los observadores de
este estímulo informan de manera confiable una impresión de que el
Objeto A hace que el Objeto B se mueva (Gordon, Day y Stecher, 1990;
Michotte, 1963; Natsoulas, 1961; Schlottmann, Ray, Mitchell y Demetriou,
2006; Scholl y Tremoulet, 2000). La impresión es cualitativamente
específica: el objeto A se percibe como patear o lanzar al objeto B, y no
como empujarlo o tirar de él. La impresión se conoce como efecto de
lanzamiento, y me referiré a los estímulos con características que suelen
dar lugar al efecto de lanzamiento como estímulos de tipo lanzamiento.
Además de la impresión cualitativa de causalidad, también hay una
impresión de fuerza. White (2007) encontró que se juzgó que el Objeto A
ejercía más fuerza sobre el Objeto B que el Objeto B ejercido sobre el Objeto A.
Las calificaciones de la fuerza ejercida por B sobre A eran consistentemente
cercanas a cero en la escala de calificación, incluso cuando el Objeto A invirtió
la dirección después de contacto con el objeto B. Esta impresión perceptiva es
incompatible con la tercera ley del movimiento de Newton, que establece que
la fuerza ejercida por B sobre A es igual y opuesta a la fuerza ejercida por A
sobre B. El impulso ganado por un objeto es igual al impulso perdido por el
otro objeto. Dicho coloquialmente, sería tan válido decir que el Objeto B hace
que el Objeto A deje de moverse como lo es decir que el Objeto A hace que el
Objeto B comience a moverse. Pero ningún observador del típico estímulo de
efecto de lanzamiento ha

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 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
informó una impresión de que el Objeto B hace que el
Objeto A haga cualquier cosa (Michotte, 1963; Schlottmann
et al., 2006). Este error se ha denominado asimetría causal
(White, 2006, 2007). White (2007) también encontró que la
cantidad de fuerza que el Objeto A estaba ejerciendo sobre
el Objeto B variaba dependiendo de qué tan rápido se movía
el Objeto A antes del contacto y de qué tan rápido se movía
el Objeto B después del contacto, pero no de qué tan rápido
se movía el Objeto después del contacto. contacto.
Entonces, tres fenómenos ocurren juntos en la percepción
de este estímulo: la impresión cualitativa de lanzamiento, la
asimetría causal y la influencia de algunas variables pero no
de otras sobre la impresión cuantitativa de fuerza ejercida
por el Objeto A sobre el Objeto B.
Como primera aproximación, el efecto de lanzamiento y la fuerza percibida
pueden considerarse como aspectos cualitativos y cuantitativos de una impresión
unitaria de causalidad. Michotte (1963) nunca pidió a los observadores que calificaran
el grado de fuerza del efecto de lanzamiento y, de hecho, no consideró que admitiera
grados. Podría ser más o menos distinto en diferentes condiciones, pero básicamente
se trató como un fenómeno de todo o nada. Sin embargo, es cualitativamente
específico: el lanzamiento se puede distinguir cualitativamente de otras impresiones
visuales de causalidad, como tirar (White y Milne, 1997). En principio, se podría
considerar que cualquier tipo específico de causalidad opera con diversos grados de
fuerza, por lo que la fuerza se refiere principalmente a la dimensión cuantitativa de la
causalidad percibida. Este problema se aborda con más detalle en la Discusión
general.
La hipótesis del mecanorreceptor: Las acciones sobre los objetos sirven como
modelo para la percepción de fuerzas en los estímulos de tipo lanzamiento.
Las interacciones entre objetos se tratan mediante una rama de la
física llamada mecánica. Las leyes de la mecánica generan descripciones
de interacciones entre objetos en términos de variables dinámicamente
relevantes como fuerzas, masas, velocidades y deformaciones. Sería más
útil si tuviéramos un sistema sensorial que detectara la mecánica de las
interacciones, permitiéndonos percibir fuerzas. De hecho, tenemos un
sistema de este tipo. Es el sistema háptico, específicamente la parte del
sistema háptico que funciona como un sistema mecanorreceptor
(Gibson, 1966). Comprende principalmente la cinestesia articular y los
receptores de presión cutánea.
La investigación sobre el sistema háptico ha tendido a centrarse en la
percepción de las propiedades del objeto y las ilusiones hápticas
(Amazeen y Turvey, 1996; Bushnell y Boudreau, 1993; Charpentier, 1891;
Heller, Joyner y Danfodio, 1993; Jouen y Molina, 2005; Lederman Y
Klatzky, 1993; Molina y Jouen, 2003; Over, 1968; Sann y Streri, 2008;
Solomon y Turvey, 1988; Solomon, Turvey y Burton, 1989; Vogels, Kappen
y Koenderink, 1996). Pero el sistema háptico puede usarse no solo para
determinar las propiedades de los objetos, sino también para aprender
qué se puede hacer con los objetos y qué sucede cuando uno hace algo
con un objeto. Las fuerzas se detectan a través del sistema
mecanorreceptor, al igual que las formas, los colores y la cinemática de
los objetos se detectan a través del sistema visual.
A este respecto, la característica clave del sistema háptico es la
relativa franqueza de la percepción háptica debido al hecho de que,
a diferencia de otros sistemas sensoriales, está en contacto físico
directo con los objetos de percepción (Gibson, 1966; Michaels y
Carello, 1981). . El punto crucial se resume en esta cita de Gibson.
581
(1966): “Las extremidades son órganos sensoriales exploratorios, pero
también órganos motores performatorios; es decir, el equipo para
sentimiento es anatómicamente el mismo que el equipo para hacer ”(p.
99, énfasis en el original). Cuando actuamos sobre un objeto,
simultáneamente recibimos información sobre nuestra acción y el objeto
sobre el que actuamos a través del sistema háptico. Recibimos
información cinestésica articular relacionada directamente con la
participación muscular y esquelética en la acción, recibimos información
sensorial de la presión cutánea de los puntos de contacto entre la mano
y el objeto, y existe una coordinación continua entre la actividad motora
y la retroalimentación perceptiva como la prosigue la interacción. Así, a
través del sistema mecanorreceptor percibimos la mecánica de las
interacciones entre nosotros y los objetos sobre los que actuamos,
principalmente a través de experiencias de esfuerzo y resistencia. Puede
que no estemos seguros de si el objeto que estamos tocando es áspero o
liso, pero no tenemos ninguna duda de que lo estamos tocando y,
cuando actuamos sobre él,
No postulo la percepción directa de fuerzas a través del sistema
mecanorreceptor. El sistema mecanorreceptor tiene la ventaja de que está en
contacto físico directo con los objetos de percepción, lo que no ocurre con el
sistema visual. Pero la información recopilada sobre fuerzas a través del
contacto físico directo todavía está mediada por el sistema nervioso periférico
y procesada por el sistema nervioso central, lo que da como resultado una
representación construida. Si bien la probabilidad de estar en error acerca de
si uno está interactuando con un objeto o no puede ser pequeña (en
comparación con las probabilidades de error en la percepción visual), no es
cero. De manera similar, si bien el sistema mecanorreceptor puede permitir
altos niveles de precisión en la percepción háptica de las fuerzas ejercidas en
acciones sobre objetos, la precisión en dicha percepción no está garantizada. y
las impresiones de fuerza siguen siendo construcciones perceptivas. De hecho,
sostendré que estas construcciones perceptivas no reflejan con precisión la
realidad de las fuerzas, porque encarnan una distinción perceptiva que no
corresponde a ninguna distinción impuesta por las leyes de la física.
La hipótesis del mecanorreceptor establece que las experiencias de fuerzas involucradas
en acciones sobre objetos forman representaciones duraderas que pueden funcionar como
esquemas contra los cuales la entrada perceptiva de otros tipos puede compararse sobre la
base de la semejanza en las características destacadas. Estas representaciones almacenadas
no son exclusivamente hápticas; combinan características visuales hápticas y salientes. Las
acciones sobre los objetos suelen ser atendidas visualmente, de modo que una
representación típica posee características hápticas y visuales coordinadas a lo largo del
tiempo del evento. Para la percepción de la fuerza en el caso de interacciones percibidas
visualmente entre objetos, las características relevantes para propósitos de emparejamiento
son las propiedades cinemáticas de los objetos involucrados. Estos se comparan con
características cinemáticas de representaciones almacenadas de acciones sobre objetos. Si se
encuentra una coincidencia, la representación almacenada se adopta como interpretación
perceptiva de la interacción, y las características adicionales de la representación almacenada
pasan a formar parte de la interpretación perceptiva. Las fuerzas no se pueden percibir
visualmente. Pero si un esquema al que se corresponden las características cinemáticas de la
interacción especifica las fuerzas involucradas, entonces esa especificación de fuerza se
convierte en parte de la interpretación perceptual de la interacción. En cierto sentido, una
interacción percibida visualmente entre dos objetos físicos llega a percibirse como si fuera
una acción sobre un objeto, al menos en términos de las fuerzas que se le atribuyen. Las
identidades de los objetos (al menos dentro de lo razonable) no son relevantes para este
proceso de comparación de esquemas: uno no ve un objeto como una bola de billar como
persona, o como si tuviera estados mentales.
582
véalo como la realización de algo así como una acción, en términos de las fuerzas que
se considera que están involucradas.
Cualquier tipo de acción sobre un objeto puede ser formativa para la
comprensión de las fuerzas ejercidas en las interacciones. El tipo de
acción sobre un objeto que es el equivalente más cercano al estímulo del
tipo de lanzamiento es un simple empujón, golpe o patada administrada
a un objeto inerte y estacionario con la mano o el pie. Los bebés son
capaces de realizar tales acciones (Bushnell y Boudreau, 1993), por lo que
sus experiencias de tales acciones (entre otras) podrían ser formativas
para la comprensión y percepción de fuerzas en interacciones entre
objetos.
Podría parecer plausible argumentar que, si las fuerzas se perciben a través
del sistema mecanorreceptor, la percepción y comprensión de las
interacciones se ajustaría a la tercera ley de Newton, porque
experimentaríamos fuerzas ejercidas por objetos sobre nosotros, así como
fuerzas que ejercemos sobre objetos, y parte de esa experiencia sería la
simetría de fuerzas. En cierto sentido, experimentamos las fuerzas que ejercen
sobre nosotros los objetos cuando ejercemos fuerzas sobre ellos, pero en la
mayoría de los casos no las experimentamos. como efectivo. Argumentaré que
el comportamiento de los objetos puede interpretarse de dos maneras, como
acción o no como acción; y que interpretar el comportamiento de un objeto
como no acción da como resultado un tipo de comprensión que se desvía de
fuerzas iguales y opuestas en dos aspectos, a saber, percibir la interacción en
términos de fuerza que actúa contra resistencia en lugar de fuerza contra
fuerza, y percibir fuerza y resistencia. tan desigual.
Los dos tipos de comportamiento pueden denominarse comportamiento
inactivo o inercial y comportamiento activo o reactivo. El último tipo es
específico de las entidades autopropulsadas, es decir, entidades con una
fuente de energía interna que puede impulsar el comportamiento de la
entidad. Permítanme tomar un simple empujón como un caso paradigmático
de una acción sobre un objeto, una interacción prolongada durante un corto
período de tiempo. Una entidad autopropulsada, como un ser humano, puede
empujar al actor, provocando el desplazamiento de la extremidad del actor.
Por ejemplo, un empujón con el pie se puede contrarrestar con un empujón
que empuja el pie del actor hacia atrás en la dirección de donde vino. Las
entidades autopropulsadas no siempre exhiben este tipo de comportamiento,
por supuesto; lo que importa es que lo exhiben a veces. (Quizás sea
particularmente común en la infancia, cuando el contacto físico con otros seres
humanos es un hecho frecuente.) Las entidades no autopropulsadas no hacen
esto. No estoy proponiendo que esta diferencia sea fundamental para la
comprensión y la diferenciación del infante entre entidades autopropulsadas y
no autopropulsadas, o entre entidades animadas e inanimadas. Solo propongo
que es una diferencia crítica para la percepción de fuerzas.
Existe una diferencia cualitativa entre la acción generada por una entidad
autopropulsada y el comportamiento inercial o inactivo de cualquier tipo de
entidad. Esta diferencia cualitativa marca la diferencia entre lo que
experimentamos como fuerza y lo que experimentamos como resistencia. Se
registra de dos formas. La acción de una entidad autopropulsada es
esencialmente impredecible y, por lo tanto, tiende a resultar en una
discrepancia percibida entre la retroalimentación mediada hápticamente (y
visualmente) sobre la disposición y el movimiento de las extremidades del
actor con la codificada en el modelo directo para la acción que se está
ejecutando. Y la acción de la entidad autopropulsada se reconoce como una
acción y que implica el ejercicio activo de la fuerza mediante un proceso de
emparejamiento; el comportamiento inactivo no se reconoce como tal.
Discutiré brevemente cada uno de estos.
BLANCO
Se ha propuesto que, en el proceso de ejecución de una acción, el actor construye un
modelo mental de la acción pretendida o sus consecuencias, llamado modelo adelantado
(Blakemore, 2003; Blakemore, Frith y Wolpert, 1999; Blakemore, Wolpert y Frith, 2002; Frith,
2002; Haggard, 2005) o, en términos más generales, un modelo del estado previsto del
mundo (Gray, 1995). Este modelo predice las consecuencias sensoriales del movimiento
planificado y estas predicciones se pueden comparar con la retroalimentación sensorial real.
Un efecto de esta comparación es “cancelar el efecto sensorial del acto motor, atenuándolo
perceptualmente en comparación con la estimulación idéntica que se produce
externamente” (Blakemore, 2003, p. 648). Un resultado de esto, al actuar sobre objetos, es
que la fuerza ejercida por el objeto sobre el actor se atenúa perceptualmente siempre que la
actividad de comparación muestre que el curso de la acción es consistente con la
representación en el modelo directo. Se llama la atención sobre la fuerza ejercida por el
objeto solo cuando se detecta un desajuste entre la acción realizada y la representación de la
acción en el modelo de avance. Esto sucede cuando un objeto autopropulsado actúa contra
el actor. La consecuencia es que el desplazamiento de las partes afectadas del cuerpo del
actor, en comparación con el modelo delantero, se experimenta como el efecto de una
fuerza externa que actúa sobre el cuerpo del actor. Se llama la atención sobre la fuerza
ejercida por el objeto solo cuando se detecta un desajuste entre la acción realizada y la
representación de la acción en el modelo de avance. Esto sucede cuando un objeto
autopropulsado actúa contra el actor. La consecuencia es que el desplazamiento de las
partes afectadas del cuerpo del actor, en comparación con el modelo delantero, se
experimenta como el efecto de una fuerza externa que actúa sobre el cuerpo del actor. Se llama la atención sob
El modelo adelantado tiene en cuenta la percepción errónea de
las fuerzas. Cuando no hay desajuste entre acción y representación,
la fuerza ejercida por el actor sobre el objeto se percibe como mayor
que la fuerza ejercida por el objeto sobre el que se actúa debido a la
atenuación perceptiva de la fuerza ejercida por el objeto. Pero esto
por sí solo no explica el hecho de que se experimente que el objeto
ofrece resistencia en lugar de ejercer fuerza. Los desajustes entre la
representación en el modelo de avance y el curso de la acción
también ocurren cuando un objeto inactivo se comporta de manera
inesperada, por ejemplo, porque es más masivo de lo previsto. Bajo
esta circunstancia, la percepción errónea de las fuerzas relativas
ejercidas por el actor y el objeto se reduciría, si no se eliminaría,
pero el objeto aún se percibe como ofreciendo resistencia,
El comportamiento activo de las entidades autopropulsadas se interpreta como acción
mediante un proceso de emparejamiento, cuya característica más destacada es que las
propiedades cinemáticas del comportamiento observado se emparejan con
representaciones almacenadas de acciones llevadas a cabo por el actor. Es posible que tal
emparejamiento esté mediado por neuronas espejo (Gallese, Fadiga, Fogassi y Rizzolatti,
1996; Nystrom, 2008; Rizzolatti, Fadiga, Gallese y Fogassi, 1996; Rizzolatti, Fogassi y Gallese,
2001). Ya sea que las neuronas espejo estén involucradas o no, se ha encontrado evidencia
de la ocurrencia de coincidencia en humanos (Flanagan y Johansson, 2003). Se entiende que
las propias acciones del actor implican el ejercicio de la fuerza; este conocimiento se da en
experiencias mediadas por el sistema mecanorreceptor. Por lo tanto, si la percepción de
acciones similares por parte de otros se basa en una representación motora común, se
entenderá que las acciones de otros implican el ejercicio de fuerzas, al igual que las propias
acciones. Existe evidencia de que este tipo de comprensión surge en el primer año de vida.
Saxe y Carey (2006) demostraron que los bebés de 7 meses comprenden que las entidades
animadas hacen cosas con las entidades inanimadas, y no al revés. La experiencia personal
de los bebés con las acciones facilita la comprensión de las mismas acciones realizadas por
otros (Sommerville, Hildebrand y Crane, 2008). Por lo tanto, el comportamiento de los
objetos no autopropulsados (y de los objetos autopropulsados cuando están inactivos) se
interpreta como implicando Existe evidencia de que este tipo de comprensión surge en el
primer año de vida. Saxe y Carey (2006) demostraron que los bebés de 7 meses comprenden
que las entidades animadas hacen cosas con las entidades inanimadas, y no al revés. La
experiencia personal de los bebés con las acciones facilita la comprensión de las mismas
acciones realizadas por otros (Sommerville, Hildebrand y Crane, 2008). Por lo tanto, el comportamiento de los o
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
resistencia más que el ejercicio de la fuerza precisamente porque carece
de las características que la llevarían a corresponder con la
representación motora de una acción. La dificultad experimentada para
mover (o actuar de cualquier otra manera sobre) un objeto inactivo,
experimentada en términos de la cantidad de fuerza requerida por el
actor para producir el resultado deseado, es lo que llamo resistencia. No
se experimenta que el objeto ejerza fuerza porque su comportamiento
no se corresponde con una representación motora de la acción, pero
actuar sobre él todavía implica cierto grado de dificultad, de esfuerzo.
Ésta es la experiencia de la resistencia. La evidencia de que las personas
no interpretan los objetos inmóviles como ejerciendo fuerzas, como las
paredes cuando los actores empujan contra ellos y los platos que
descansan sobre las mesas, es consistente con esto (Clement, 1987;
diSessa, 1993; Gutierrez & Ogborn, 1992). 1
Implicaciones para la percepción de la interacción de objetos
En un estímulo de efecto de lanzamiento típico, el Objeto A está
activo, involucrado en un movimiento aparentemente
autopropulsado, y el Objeto B está estacionario, aparentemente
inactivo. Por tanto, propongo que la percepción de tales
interacciones, en particular la percepción de fuerzas y resistencias
en tales interacciones, está gobernada por una tendencia a asimilar
o hacer coincidir el estímulo con la representación motora de una
acción sobre un objeto. La actividad de emparejamiento se rige por
la semejanza de las características cinemáticas percibidas. Las
características cinemáticas de un estímulo de tipo lanzamiento se
comparan con las de una acción sobre un objeto, y esto determina
la impresión perceptiva de fuerzas en el evento de lanzamiento. El
objeto activo se empareja con el actor y el objeto inactivo se
empareja con el objeto sobre el que se actúa, de modo que el objeto
activo se percibe como ejerciendo fuerza sobre el objeto inactivo.
Existe evidencia para apoyar la afirmación de que los bebés asimilan el
movimiento del objeto activo a la representación motora de una acción. Los
bebés de 5 meses atribuyen metas a las cajas inanimadas si están involucrados
en un movimiento autopropulsado y no tienden a hacerlo si el movimiento
tiene una posible causa externa (Luo y Baillargeon, 2005). A los 6 meses, los
bebés atribuyen metas a objetos inanimados si muestran un comportamiento
variable o impredecible (Csibra, 2008). A esa edad, los bebés probablemente
todavía están aprendiendo dónde trazar la línea entre objetos animados e
inanimados, pero si pueden atribuir metas a objetos inanimados, entonces es
probable que puedan interpretar el comportamiento de los objetos
inanimados como acción cuando es (o parece) ser) autopropulsado. Esta
tendencia parece persistir hasta la edad adulta. Michotte (1963) comentó que
los observadores de estímulos de lanzamiento tenían una fuerte tendencia a
hablar de lo que percibían en términos de acciones humanas sobre objetos,
con el Objeto A percibido como actor y el Objeto B percibido como objeto (u
otra persona) sobre el que actuaban. Y la facilidad con la que los observadores
interpretan los movimientos de formas geométricas simples como acciones de
seres animados (Heider y Simmel, 1944; Scholl y Tremoulet, 2000) respalda aún
más la afirmación de que los movimientos de objetos observados tienden a
asimilarse espontáneamente a representaciones motoras.
En la percepción de fuerzas, entonces, hay una distinción categórica
entre interacciones en las que un objeto está activo (en movimiento) y el
otro es inerte (estacionario) antes del contacto, e interacciones en las que
ambos objetos están en movimiento. En el primer caso, la interacción se
percibe como el objeto activo ejerciendo fuerza sobre el objeto inactivo,
lo que ofrece cierto grado de resistencia a ese
583
fuerza. En el último caso, se percibe que ambos objetos ejercen fuerza el uno
sobre el otro. Esta distinción no se reconoce en las leyes de la mecánica: en
ambos casos los objetos están ejerciendo fuerzas y se aplican las mismas
ecuaciones que relacionan las propiedades dinámicas con las cinemáticas.
Derivación de la hipótesis del mecanorreceptor de
Predicciones para las impresiones perceptivas de
Objetos interactivos
Tomemos primero el caso en el que un objeto (A) está en
movimiento antes del contacto y el otro objeto (B) está
estacionario, ejemplificado por el estímulo de tipo
lanzamiento. En términos de fuerza, esto se percibe como el
Objeto A ejerciendo fuerza sobre el Objeto B y el Objeto B
ofreciendo resistencia al Objeto A. La interacción se percibe
como una contienda entre la fuerza ejercida por el Objeto A
y la resistencia ofrecida por el Objeto B; el resultado de la
contienda está determinado por las cantidades relativas de
fuerza y resistencia involucradas. Al invertir esto, la
percepción de fuerza y resistencia relativas depende, al
menos en parte, del resultado. Si el Objeto B no se mueve,
entonces la cantidad de resistencia ofrecida por el Objeto B
será percibida como mayor que la cantidad de fuerza
ejercida por el Objeto A. Si el Objeto B se mueve,
Hay cuatro parámetros cinemáticos de interacción entre dos objetos,
A y B: velocidad de A antes del contacto (en adelante, vA antes), velocidad
de B antes del contacto (vB antes), velocidad de A después del contacto
(vA después) y velocidad de B después del contacto (vB después). ¿Cómo
contribuye cada uno de estos a la percepción de la fuerza ejercida por el
Objeto A y la percepción de fuerza o resistencia por parte del Objeto B?
En las leyes de la mecánica, estos parámetros contribuyen igualmente al
cálculo de fuerzas. Pero la hipótesis del mecanorreceptor da razones
para pensar que los cuatro parámetros cinemáticos no contribuyen por
igual a la percepción de fuerza y resistencia.
En el caso de acciones sobre objetos, la cantidad de fuerza ejercida por el actor se
experimenta directamente a través del conocimiento del actor de los comandos
motores emitidos a las partes del cuerpo involucradas en la acción y a través de la
percepción del movimiento de esas partes del cuerpo. en la ejecución de la acción,
mediada por el sistema mecanorreceptor. Este es, por tanto, el determinante
principal del conocimiento del actor de la cantidad de fuerza ejercida por su propio
cuerpo sobre el objeto sobre el que actúa. Los actores no miran sus propias acciones
cuando se acercan a un objeto; en cambio, miran el objeto (Land, 2006). Hacen esto
porque el sistema mecanorreceptor proporciona la información necesaria sobre lo
que está haciendo el cuerpo, por lo que no se requiere información visual sobre el
movimiento del cuerpo.
1 El término resistencia tiene un significado en física, donde se refiere a la
interacción entre un objeto en movimiento y un medio a través del cual se mueve,
como el flujo de electrones en un alambre o el efecto del movimiento a través del aire
en la trayectoria de un proyectil. En el presente relato, el término
resistencia tiene un significado diferente, específicamente el constructo
perceptivo relativo al comportamiento de un objeto inactivo cuando es
actuado por el actor o por otro objeto. Esta distinción perceptual entre fuerza y
resistencia no corresponde a ninguna distinción en las leyes de la mecánica.
584
La percepción de interacciones tales como estímulos de tipo
lanzamiento es diferente de la experiencia de las propias acciones
sobre los objetos porque la información mediada hápticamente
sobre la fuerza ejercida por el Objeto A no está disponible. Cuando
el Objeto A contacta con el Objeto B, la información visual que
podría ser suficiente para la inferencia de fuerza está disponible,
porque los movimientos de los objetos antes y después del contacto
pueden especificar sus masas relativas, de las cuales se podría
derivar el momento relativo (Runeson, 1983). Objetivamente, los
cuatro componentes de la velocidad están involucrados en esto.
Pero bajo la hipótesis de que los estímulos de tipo lanzamiento se
interpretan haciendo coincidir representaciones de acciones sobre
objetos, lo que importa no es la derivación de la masa como un paso
intermedio para inferir la fuerza, sino el esfuerzo del Objeto A, lo
que el Objeto A aporta al Objeto B que produce un resultado para el
Objeto B. En acciones ordinarias, el resultado para el Objeto B está
determinado por una acción extendida temporalmente en la que el
actor supera la resistencia del objeto, no debido a la masa del objeto
sino debido a el esfuerzo que el actor pone en producir el resultado
en el contacto temporalmente extendido. Si este tipo de
representación se usa para la percepción de la fuerza al lanzar
eventos de tipo, entonces la fuerza ejercida por el Objeto A sobre el
Objeto B se infiere principalmente del comportamiento del Objeto A
antes del contacto y el resultado del Objeto B después del contacto:
El resultado del Objeto B es un indicador de lo que el Objeto A está
poniendo en la interacción al ejercer fuerza. El movimiento del
Objeto A después del contacto, y el del Objeto B antes del contacto,
no son relevantes para esto.
Cuando ambos objetos están en movimiento antes del contacto, el papel
que ocupan cada uno depende del juicio que se esté haciendo. Si se juzga la
fuerza ejercida por el Objeto A, entonces el Objeto A se trata como el objeto
activo y el Objeto B como el objeto sobre el que se actúa. Si se juzga la fuerza
ejercida por el Objeto B, entonces el Objeto B se trata como el objeto activo y
el Objeto A como el objeto sobre el que se actúa. Cuando ambos objetos están
en movimiento antes del contacto, esto pone en juego el cuarto componente
de velocidad, vB antes. Pero el razonamiento anterior sigue siendo válido.
Cualquiera que sea el objeto que se esté juzgando, los principales
determinantes de la fuerza percibida ejercida por ese objeto deben ser la
velocidad de ese objeto antes del contacto y la velocidad del otro objeto
después del contacto. El comportamiento previo del objeto sobre el que se
actúa no está involucrado en la percepción de fuerza involucrada en producir
el resultado. Al designar el objeto cuya fuerza se juzga como "O1" y el otro
objeto como "O2", la hipótesis es que la fuerza percibida está determinada por
vO1 antes y vO2 después. Me referiré a esto como el Hipótesis O1B / O2A ( O1
antes, O2 después). 2
Hay evidencia que respalda esta afirmación. En un estudio de diSessa
(1982), los participantes interactuaron con un objeto generado por
computadora que se movía de acuerdo con las leyes newtonianas. En ausencia
de fuerza aplicada, el objeto se movía en línea recta a velocidad constante. Los
participantes intentaron controlar el movimiento del objeto aplicándole
empujones simulados. diSessa (1982) encontró que tanto los adultos como los
niños casi siempre esperaban que el objeto se moviera precisamente en la
dirección en la que fue empujado. De hecho, la dirección de movimiento
resultante es una función de la dirección del empuje y la dirección del
movimiento anterior del objeto: el empuje desvía el objeto, en lugar de
determinar completamente su trayectoria. Por lo tanto, las expectativas de los
participantes exhibieron un descuido del papel jugado por el impulso previo
del objeto.
BLANCO
¿Qué determina la resistencia percibida? Hemos visto que
un objeto que no se mueve en una interacción debe
juzgarse como que ofrece una resistencia sustancial al
objeto que actúa sobre él. Esto parecería implicar que vB
after es el principal determinante de la cantidad de
resistencia ofrecida por el Objeto B: vA before es en gran
medida irrelevante. Sin embargo, cuando el Objeto B se
mueve después del contacto, puede que este no sea el caso.
En la percepción de estímulos de efecto de lanzamiento
típicos, solo se dispone de información cinemática percibida
visualmente. Con una conceptualización de fuerza y
resistencia, podría decirse que la información disponible es
ambigua en lo que transmite: para una combinación dada
de velocidades, el Objeto B podría ofrecer mucha resistencia
a mucha fuerza, o poca resistencia a poca fuerza. En efecto,
solo se pueden juzgar cantidades relativas de fuerza y
resistencia.
Resumen de predicciones y dos advertencias
A continuación se enumeran las principales predicciones derivadas del relato
anterior.
1. En los estímulos donde el Objeto A está en movimiento y el Objeto
B está estacionario antes del contacto, donde el Objeto B se mueve
después del contacto, se considerará que el Objeto A ejerce más
fuerza que el Objeto B. Esta predicción fue formulada y probada por
White (2007) y es probado más aquí.
2. En los estímulos donde el Objeto A está en movimiento y el Objeto
B está estacionario antes del contacto, para el Objeto B la
resistencia juzgada al Objeto A tenderá a ser mayor cuando no hay
un resultado perceptible para el Objeto B que cuando hay un
resultado perceptible para el Objeto B .
3. En los estímulos donde el Objeto A está en movimiento y el Objeto
B está estacionario antes del contacto, donde hay un resultado
perceptible para el Objeto B, la cantidad de fuerza ejercida por
Los hallazgos reportados por White (2007) no apoyan completamente la hipótesis O1B / O2A. En
2
un conjunto de estímulos llamado conjunto en movimiento, ambos objetos estaban en movimiento
tanto antes del contacto (viniendo juntos desde direcciones opuestas) como después del contacto
(cada uno de ellos invirtiendo la dirección en el contacto). Se manipularon las velocidades de ambos
objetos antes y después del contacto. Los hallazgos mostraron que los juicios de la cantidad de fuerza
ejercida por cada objeto sobre el otro estaban influenciados solo por las velocidades de ambos objetos
antes del contacto y no significativamente por la velocidad de cualquiera de los objetos después del
contacto. Un posible problema con este estudio es que el diseño utilizó los mismos valores de
velocidad para ambos objetos antes y después del contacto. La cinemática de la pantalla habría hecho
evidente que los objetos se movían a la misma velocidad antes del contacto en algunas situaciones y a
diferentes velocidades antes del contacto en otras. Por lo tanto, las velocidades coincidentes y no
coincidentes habrían sido una característica destacada de las presentaciones de estímulos, y esto
podría haber inducido a los participantes a basar sus juicios en un juicio previo de si las velocidades
antes del contacto coincidían o no. Los presentes estudios utilizan estímulos en los que los objetos
tienen diferentes valores de velocidad entre sí tanto antes como después del contacto. Se prevé que
los hallazgos obtenidos por White (2007) no se generalizarán a esta situación y que se mantendrá la
hipótesis O1B / O2A. y esto podría haber inducido a los participantes a basar sus juicios en un juicio
previo de si las velocidades antes del contacto coincidían o no. Los presentes estudios utilizan
estímulos en los que los objetos tienen diferentes valores de velocidad entre sí tanto antes como
después del contacto. Se prevé que los hallazgos obtenidos por White (2007) no se generalizarán a esta situación y que se m
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
El Objeto A en el Objeto B se juzgará mayor que la cantidad de
resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A. Cuando no hay
un resultado perceptible para el Objeto B, la cantidad de
resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A se considerará
mayor que la cantidad de fuerza ejercida por el Objeto A sobre
el Objeto B. En el último caso, la cantidad de resistencia
ofrecida por el Objeto B al Objeto A se juzgará mayor que la
cantidad de fuerza ejercida por el Objeto B sobre el Objeto A.
4. La hipótesis O1B / O2A: La fuerza percibida ejercida por un objeto
activo (O1) está determinada principalmente por vO1 antes y
también por vO2 después. El vO1 después y el vO2 antes deberían
tener poco o ningún efecto. Específicamente para el caso de
estímulos de tipo lanzamiento donde el Objeto B está estacionario
antes del contacto, la cantidad percibida de fuerza ejercida por el
Objeto A está determinada principalmente por vA antes y vB
después, y no por vA después.
5. La resistencia percibida ofrecida por el Objeto B al Objeto A en
un estímulo de tipo lanzamiento debe ser determinada
principalmente por vB after, y vA before también puede ser
influyente.
Pueden aplicarse dos advertencias. Una es que algunos observadores con la educación
apropiada en física pueden ser conscientes de las leyes de la mecánica en su aplicación al
estímulo de tipo lanzamiento. En este caso, pueden reconocer la posibilidad de que el Objeto
B ejerza fuerza sobre el Objeto A. Si recuerdan la tercera ley de Newton, pueden juzgar
fuerzas iguales y opuestas. Este sería un caso de conocimiento de nivel explícito que anula
una tendencia normal en la percepción, interviniendo efectivamente entre la percepción de
la fuerza y el informe de la misma que se hace en la escala de calificación de la fuerza. Una
segunda advertencia es ilustrada por un estudio como el de White (2007) y el Experimento 2
que se informa a continuación, donde se pide a los observadores que juzguen la cantidad de
fuerza ejercida por el Objeto B sobre el Objeto A. Esta pregunta puede conllevar una
demanda implícita de que deberían juzgar que el Objeto B está ejerciendo al menos algo de
fuerza sobre el Objeto A. Además, el mismo planteamiento de la pregunta puede inducir a
los observadores a pensar en la interacción de una manera que normalmente no harían. Una
forma posible de abordar la demanda en la pregunta es que considerarían el Objeto B como
si estuviera en el papel del Objeto A; es decir, como si B fuera un objeto activo que ejerce
fuerza sobre otro objeto. En ese caso, pueden hacer juicios de fuerza sobre el Objeto B de la
misma manera que hacen juicios de fuerza sobre el Objeto A, lo que significaría que sus
juicios estarían influenciados principalmente por la velocidad del Objeto A después del
contacto (no por la velocidad del Objeto B antes del contacto, porque siempre es cero en los
estímulos de tipo lanzamiento). el mismo planteamiento de la pregunta puede inducir a los
observadores a pensar en la interacción de una manera que normalmente no harían. Una
forma posible de abordar la demanda en la pregunta es que considerarían el Objeto B como
si estuviera en el papel del Objeto A; es decir, como si B fuera un objeto activo que ejerce
fuerza sobre otro objeto. En ese caso, pueden hacer juicios de fuerza sobre el Objeto B de la misma manera
Resumen de experimentos
Se informan tres experimentos, diseñados para probar las predicciones de
los modelos presentados anteriormente utilizando estímulos basados en el
estímulo de tipo lanzamiento. La Figura 1 presenta cuadros seleccionados de
un estímulo típico para representar las características generales. Los
experimentos se diseñaron con manipulaciones paramétricas ortogonales de
variables cinemáticas y se analizaron con análisis de varianza (ANOVA). Cuando
se informaron comparaciones emparejadas post hoc, estas se analizaron con
la prueba de Newman-Keuls. Manipulación ortogonal de
585
Figura 1. Representación esquemática de un estímulo de tipo lanzamiento como se
usó en los Experimentos 1 y 2. A: Posiciones iniciales de los objetos; El Objeto A está
en el lado izquierdo del marco y el Objeto B en el centro. B: El objeto A se mueve
hacia el objeto B en línea recta a velocidad constante. C: Objeto A contactos Objeto
B. D: El objeto A permanece estacionario en el punto de contacto y el objeto B se
mueve hacia la derecha.
variables en animaciones simplificadas evita los problemas que plantea la
posibilidad de correlaciones entre variables en estímulos naturalistas (Michaels
& De Vries, 1998). En todos los experimentos, los participantes juzgaron la
cantidad de fuerza ejercida por el Objeto A sobre el Objeto B. Los participantes
también juzgaron la cantidad de fuerza ejercida por el Objeto B sobre el Objeto
A (Experimentos 2 y 3) o la cantidad de resistencia ofrecida por el Objeto B al
Objeto A (Experimentos 1 y 2). Las velocidades reciben valores positivos
cuando la dirección del movimiento es de izquierda a derecha (la dirección
estándar para lanzar estímulos de efecto, como se muestra en la Figura 1) y
valores negativos cuando el movimiento es de derecha a izquierda.
Los detalles de los resultados de ANOVA y las pruebas post hoc se informan
en el Apéndice. En las siguientes secciones, se dan breves descripciones de los
resultados. Después de eso, la atención se centra inicialmente en las cinco
predicciones derivadas de la hipótesis del mecanorreceptor, y describo cómo
los hallazgos se relacionan con esas predicciones. Luego utilizo los hallazgos
para probar una clase diferente de modelos basados en la idea de que la
información cinemática disponible en el estímulo sirve para especificar
propiedades dinámicas.
Experimento 1: Juicios de resistencia para el objeto B
Esto fue diseñado como una réplica del conjunto estacionario en el
estudio de White (2007), pero con una medida de resistencia en lugar de
una medida
de juicios
que hacen fuerza depara
fuerzael Objeto
sobre B. ElA,propósito
el Objeto de esto
lo que significaría que era probar
sus juicios estarían influenciados p
las Predicciones 4 y 5 y la primera parte de la Predicción. 3.
Método
Participantes. Los participantes fueron 29 estudiantes de
primer año de psicología en la Universidad de Cardiff con visión
normal o corregida a normal e inglés como su primer idioma.
Recibieron crédito del curso o pago por su participación. A nadie
se le había enseñado psicología relevante para este tema.
Aparatos y estímulos. Los estímulos consistieron en secuencias de cuadros
generadas por una computadora Macintosh G3 y mostradas en un monitor de
color de tubo de rayos catódicos Mitsubishi Diamond Plus 71. los
586
Los fotogramas se presentaron en fase con la señal en blanco vertical de la computadora y
aparecieron a la frecuencia de actualización de la pantalla de 75 Hz. Cada fotograma tenía
500 píxeles (18,5 cm) de ancho. 300 píxeles (11,1 cm) de altura. los
los límites del marco aparecían en la pantalla como finas líneas negras. Estos
desaparecieron entre presentaciones de estímulo, dejando la pantalla uniforme en
blanco. Todos los estímulos consistieron en 200 fotogramas, 2,7 s de duración. El
fondo de cada fotograma era blanco uniforme en todas partes. Se utilizaron
estímulos de tipo lanzamiento, que se ajustaban en características generales al tipo
de estímulo representado en la Figura 1. El objeto B permaneció estacionario hasta el
contacto en todos los estímulos. Ambos objetos eran discos
1,48 cm de diámetro. Uno era negro y el otro era blanco, es decir, un
disco blanco con un borde negro. Esta manipulación fue contrarrestada
entre los Objetos A y B. Esta manipulación no tuvo un efecto significativo
en ningún análisis y no se discute más. Se utilizaron escalas de
calificación para las medidas dependientes. Para objeto
A, la pregunta era: "¿Cuánta fuerza ejerció [Objeto A] sobre [Objeto B]
cuando entraron en contacto?" Para la medida de resistencia para el
Objeto B, la pregunta era: "¿Con qué fuerza resistió [Objeto B] la fuerza
ejercida sobre él por [Objeto A] cuando entraron en contacto?" No se
utilizaron los términos "Objeto A" y "Objeto B". En cambio, se utilizaron
breves descripciones de los objetos (círculo negro, círculo blanco), según
corresponda. Las instrucciones escritas informaron a los participantes
que debían responder a cada pregunta escribiendo un número del 0 al
100. Para la pregunta de fuerza se les dijo que 0 significaba sin fuerza en
absoluto y 100 significaba fuerza máxima posible.
Las instrucciones les dijeron que podían escribir cualquier número
entre 0 y 100; cuanta más fuerza vean que el objeto en cuestión
ejerce sobre el otro objeto, mayor es el número que deben poner.
Para la pregunta de resistencia se les dijo que 0 significaba sin
resistencia en absoluto y 100 significaba máxima resistencia posible.
Las instrucciones les dijeron que podían escribir cualquier número
entre 0 y 100; cuanto más vean el objeto en cuestión resistiendo la
fuerza ejercida sobre él por el otro objeto, mayor será el número
que deberán poner.
Diseño. Se manipularon tres variables cinemáticas dentro de los
sujetos. vA antes se manipuló con tres valores: 8,1 cm / s, 13,5 cm / s
y 18,9 cm / s. 3 vA after se manipuló con tres valores:
- 5,4 cm / s, permaneciendo estacionario en el punto de contacto, y 5,4
cm / s. vB after fue manipulado con tres valores: 8.1 cm / s, 13.5 cm / sy
18,9 cm / s. Estas manipulaciones produjeron un total de 27 estímulos.
Procedimiento. El experimento fue realizado por un experimentador ciego a los
objetivos y las hipótesis. Los participantes se ejecutaron individualmente en un
pequeño laboratorio sin ventanas, vacío excepto por el equipo utilizado en el
experimento y con iluminación fluorescente que proporcionaba un nivel de luz
ambiental bajo. Los participantes se sentaron de manera que sus rostros estuvieran
al nivel de la pantalla y aproximadamente a 75 cm de ella, y se les permitió ajustar
esta distancia ligeramente para su comodidad personal. Los participantes primero
completaron un formulario de consentimiento informado. Luego, el experimentador
presentó el experimento diciéndoles que verían que los estímulos que involucraban
objetos en movimiento entraran en contacto y luego describió la tarea de calificación
establecida para el participante como apropiada para el experimento individual.
Luego, el experimentador les dijo a los participantes que les preguntaría si
estaban listos. Esta fue su señal para fijarse en la pantalla. Cuando dijeron “sí”,
se presentó el primer estímulo. Luego hicieron sus calificaciones en el lugar
apropiado en un conjunto de escalas de calificación. Este procedimiento se
reiteró hasta que se mostraron todos los estímulos del experimento. El orden
de presentación de los estímulos se aleatorizó de forma independiente para
cada participante. Cada estímulo fue presentado
BLANCO
una vez. Al final del experimento, a los participantes se les pagó o se les dio crédito
del curso, según corresponda, y se les entregó una hoja informativa que explicaba los
objetivos generales de la investigación, pero no revelaba las hipótesis específicas que
se estaban probando.
Resultados
Los juicios medios para todos los estímulos se informan en la Tabla 1. Los
juicios de fuerza ejercida por el Objeto A fueron significativamente
influenciados por vA antes y vB después, pero no por vA después, apoyando la
Predicción 4. Los juicios de fuerza tendieron a aumentar a medida que
aumentaba vA antes, y como vB después de aumentado.
Los juicios de resistencia ofrecidos por el Objeto B se vieron afectados por las tres
variables. La resistencia juzgada tendió a aumentar a medida que vB después del
aumento, apoyando la Predicción 5. La resistencia juzgada también tendió a
aumentar a medida que vA antes aumentó, y si el Objeto A invirtió la dirección en el
contacto. Los juicios tendían a ser bajos, como muestra la Tabla 1, pero eran más
altos cuando el Objeto B se movía lentamente después del contacto y cuando el
Objeto A cambiaba de dirección después del contacto.
Las comparaciones entre los juicios del Objeto A y el Objeto B
revelaron que en los 27 estímulos la fuerza media juzgada ejercida por el
Objeto A fue mayor que la resistencia media juzgada ofrecida por el
Objeto B, lo que apoya la primera parte de la Predicción 3 (ver Tabla 1).
Experimento 2: Juicios de fuerza versus resistencia
Este experimento fue diseñado con una comparación entre sujetos
entre las medidas de fuerza y resistencia para el Objeto B. Además de
los estímulos de tipo lanzamiento, también hubo estímulos en los que el
Objeto B no se movió cuando el Objeto A lo contactó. El propósito de esto
fue probar las Predicciones 2 y 3. El diseño también permite más pruebas
de las Predicciones 1, 4 y 5.
Método
Los detalles del método fueron los del Experimento 1, con las
siguientes excepciones. Hubo 72 participantes, ninguno de los cuales
había participado en el Experimento 1. El diseño implicó una
comparación entre las medidas de fuerza y resistencia para los juicios
del Objeto B, manipulado como una variable entre sujetos. Cada
participante juzgó la cantidad de fuerza ejercida por el Objeto A sobre el
Objeto B y la cantidad de fuerza ejercida por el Objeto B sobre el Objeto
A o la cantidad de resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A. vA
antes tenía dos valores: 10.8 cm / s y 21,6 cm / s. vA after tenía tres
valores: permanecer estacionario en el punto de contacto, 5,4 cm / s, y
10,8 cm / s. vB después tenía cuatro valores: permaneciendo estacionario,
5,4 cm / s, 10,8 cm / s y 16,2 cm / s. Esto produjo un total de 24 estímulos.
Resultados
Los juicios medios para todos los estímulos se informan en la Tabla 2. Los
juicios de fuerza ejercida por el Objeto A exhibieron varias interacciones
significativas con la medida. Los detalles de estos se presentan en el Apéndice.
La tendencia general fue que ocurriera una mayor variedad de medios cuando
se utilizó la medida de fuerza para el Objeto B que cuando
3 Reporto medidas de distancia en centímetros y velocidades en centímetros por segundo
porque las cabezas de los participantes no estaban a una distancia fija de la pantalla.
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS 587

tabla 1 revelaron juicios más altos para el Objeto A que para el Objeto B en 15 de
Fuerza media juzgada ejercida por el objeto A y resistencia media ellos, apoyando la Predicción 1 (ver Tabla 2, medias para la condición de
juzgada ofrecida por el objeto B, Experimento 1 fuerza). En los tres restantes, la diferencia entre las medias fue inferior a 2
puntos de escala y no fue estadísticamente significativa. También se evaluaron
Variable independiente Medida las comparaciones entre el juicio de fuerza para el Objeto A y el juicio de
resistencia para el Objeto B. Cuando el Objeto B permaneció estacionario
vA antes de vA después de vB después Objeto A fuerza Resistencia al objeto B
después del contacto, los juicios de resistencia del Objeto B fueron más altos
8.1 5.4 8.1 38.03 36.03 que los juicios de fuerza del Objeto A en las seis comparaciones. En 17 de los
13,5 38,41 26.00 18 estímulos en los que el Objeto B se movió después del contacto, los juicios
18,9 42,79 14,83
de fuerza del Objeto A fueron más altos que los juicios de resistencia del
0.0 8.1 32,24 20,38
13,5 35,24 14.14 Objeto B. La única excepción no fue estadísticamente significativa. Estos
18,9 40,62 9,79 resultados apoyan la predicción 3.
5.4 8.1 37,55 21,86
13,5 34,10 10.55
18,9 44,24 7.03 Experimento 3: movimiento previo de ambos objetos
13,5 5.4 8.1 45,00 35,79
13,5 48,83 34,96 En este experimento, ambos objetos estaban en movimiento antes del
18,9 53,72 22,96
contacto. Se movieron horizontalmente en direcciones opuestas desde los
0.0 8.1 40,90 27.21
13,5 48,79 20,17 bordes izquierdo y derecho del marco, respectivamente, y entraron en
18,9 53.17 13,83 contacto cerca de la mitad del marco. La ubicación exacta del contacto fue
5.4 8.1 48,62 26,72 determinada por sus velocidades relativas antes del contacto. En el contacto, el
13,5 49,31 15.34 Objeto B invirtió la dirección y el Objeto A se detuvo, continuó moviéndose
18,9 51.03 10,59
hacia la derecha o invirtió la dirección. Los participantes juzgaron la cantidad
18,9 5.4 8.1 52,93 45,96
13,5 57,55 31.41 de fuerza ejercida por cada objeto sobre el otro. Este experimento fue
18,9 59,79 17,86 diseñado para probar la proposición de que la hipótesis O1B / O2A es válida
0.0 8.1 58,86 30,72 para ambos objetos cuando ambos objetos están en movimiento antes del
13,5 56,48 16.34
contacto.
18,9 67,17 9,96
5.4 8.1 56,90 29,59
13,5 58,14 20,17
18,9 62,17 10,83
Método

Nota. Los valores de las variables independientes son velocidades en cm / s. Velocidades
vA y vB de los objetos A y B, respectivamente.
Se utilizó la medida de resistencia, particularmente en relación con la velocidad
del Objeto B después del contacto. Sin embargo, los efectos de las variables
independientes sobre los juicios del Objeto A fueron similares en importancia y
dirección, independientemente de la medida que se usó para los juicios del
Objeto B. Los juicios de fuerza exhibidos por el Objeto A tendieron a aumentar
a medida que vA antes aumentaba y vB después de aumentar. , como en el
Experimento 1. También hubo un efecto significativo de vA después: Los juicios
tendieron a ser más altos cuando el Objeto A invirtió la dirección a 10,8 cm / s
que cuando el Objeto A estaba estacionario después del contacto. Esto se
analiza en la sección sobre hallazgos imprevistos a continuación.
Los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B fueron significativamente más altos
cuando el Objeto B permaneció estacionario después del contacto que cuando se
movió. Fueron más altos cuando el Objeto A invirtió la dirección después del contacto
que cuando permaneció estacionario. También fueron más altos a la velocidad más
rápida de vA antes.
Los juicios de resistencia ofrecidos por el Objeto B fueron altos, con una media de
83.73, cuando el Objeto B permaneció estacionario después del contacto, y luego
disminuyó como vB después del aumento, apoyando la Predicción 2. Los juicios
fueron más altos con el valor más rápido de vA antes. También fueron más altos
cuando el Objeto A invirtió la dirección a la mayor de las dos velocidades después del
contacto que si el Objeto A permaneciera estacionario después del contacto.
Comparaciones entre juicios de fuerza ejercida por los Objetos A y B para
los 18 estímulos en los que el Objeto B se movió después del contacto
Los detalles del método fueron como en el Experimento 1, con las
siguientes excepciones. Hubo 40 participantes, ninguno de los cuales había
participado en los Experimentos 1 o 2. La medida de fuerza se utilizó tanto
para el Objeto A como para el Objeto B. Hubo cuatro variables independientes
manipuladas dentro de los sujetos, las velocidades de cada objeto antes y
después del contacto. vA antes tenía dos valores: 10,8 cm / sy 21,6 cm / s. vA
después tuvo tres valores: –8,1 cm / s, permaneciendo estacionario en el punto
de contacto, y 8,1 cm / s. vB antes tenía tres valores: 5,4 cm / s, 10,8 cm / s y
16,2 cm / s. vB después tenía tres valores: 8,1 cm / s, 13,5 cm / s y 18,9 cm / s.
Esto produjo un total de 54 estímulos.
Resultados
Los juicios medios de la fuerza ejercida por el Objeto A para todos los
estímulos se muestran en la Tabla 3. Los juicios aumentaron cuando vA antes
aumentó y como vB después aumentó. Los juicios fueron más bajos cuando el
Objeto A cambió de dirección después del contacto que cuando permaneció
estacionario o continuó en la misma dirección. No hubo un efecto significativo
de vB antes.
Los juicios medios de la fuerza ejercida por el Objeto B para todos los
estímulos se informan en la Tabla 4. Sólo hubo dos resultados significativos.
Los juicios fueron más altos cuando el Objeto A invirtió la dirección después
del contacto que cuando el Objeto A permaneció estacionario o continuó
moviéndose en la misma dirección. Los juicios aumentaron a medida que
aumentaba vB antes.
En general, por lo tanto, los resultados apoyaron la Predicción 4, excepto
que hubo un efecto imprevisto de vA después sobre los juicios de fuerza
ejercidos por el Objeto A. Esto se analiza en la sección sobre hallazgos
imprevistos a continuación.
588 BLANCO

Tabla 2
Fuerza media juzgada ejercida por el objeto A y fuerza media juzgada y resistencia para el objeto B, experimento 2

Variable independiente B fuerza medida grupo A B medida de resistencia grupo A

vA antes vA después vB después fuerza Fuerza B fuerza Resistencia B

10,8 0.0 0.0 18.20 24,87 18.17 81,33

5.4 31,50 21.00 38,52 33,52
10,8 42,00 18.40 36,62 19.03
16,2 51,50 14.40 44,76 11,95
5.4 0.0 19.00 53,00 28,14 78,86
5.4 38,00 36,57 33,50 37,79
10,8 49,67 34,83 36,81 23,38
16,2 52,67 30.17 36,10 14.02
10,8 0.0 18.17 52,67 40,38 86,50
5.4 39,67 40,33 51,12 39,50
10,8 46,83 48,67 42,48 23,76
16,2 60,50 47,67 42,79 20,76
21,6 0.0 0.0 23,67 35,17 47,33 81,71
5.4 48,00 21,50 62,31 43.07
10,8 56,33 20,37 61,90 23,90
16,2 66,67 17.57 60,69 16.19
5.4 0.0 24,67 52,17 50,19 89,36
5.4 49,67 41,83 60,14 45,48
10,8 56,83 35,57 55,76 32,86
16,2 62,83 32,83 58,43 20,93
10,8 0.0 25,83 60,33 59,38 84,64
5.4 47,50 49,33 66.07 48,52
10,8 59,10 43,00 67,60 33,76
16,2 71,17 54,90 70,52 22,64

Nota. Los valores de las variables independientes son velocidades en cm / s. El “grupo de medida de fuerza B” y el “grupo de medida de resistencia B” se refieren a los grupos en
los que se utilizaron las medidas de fuerza B y resistencia B, respectivamente. En ambos grupos se hicieron juicios de fuerza ejercida por el Objeto A. vA y vB velocidades
de los objetos A y B, respectivamente.

Resumen de las pruebas de las cinco predicciones
La predicción 1 establece que, en los estímulos donde el Objeto A está
en movimiento y el Objeto B está estacionario antes del contacto, y
donde el Objeto B se mueve después del contacto, se considerará que el
Objeto A ejerce más fuerza que el Objeto B. Esto se probó en el
Experimento 2 en la condición en la que se utilizó la medida de fuerza
fueron estímulos en los que el Objeto A invirtió la dirección después de entrar en
contacto con el Objeto B. Una posible explicación de los resultados con estos tres
estímulos se presenta en la sección sobre hallazgos imprevistos. La predicción 2
establece que, en los estímulos donde el Objeto A está en movimiento y el Objeto B
está estacionario antes del contacto, para el Objeto B la resistencia juzgada al Objeto
A debería tender a ser mayor cuando no hay un resultado perceptible para el Objeto

para ambos objetos. En ese experimento hubo 18 estímulos en los que el B que cuando hay un resultado perceptible. Esto se probó en el Experimento 2,

Objeto B se movió después del contacto con el Objeto A, y el juicio medio donde no se comparó ningún movimiento del Objeto B después del contacto con tres

de fuerza fue mayor para el Objeto A que para el Objeto B en 15 de ellos. velocidades diferentes de movimiento después del contacto. Para los seis estímulos
En los tres juicios restantes, la diferencia entre las medias fue inferior a 2 en los que el objeto B permaneció estacionario después del contacto, la resistencia
puntos de escala y no fue estadísticamente significativa. Los tres media estimada varió de 78,86

Tabla 3
Fuerza media juzgada ejercida por el objeto A, experimento 3

vA antes de 10,8 vA antes de las 21,6

vB antes vB después vA después de 8.1 vA después de 0.0 vA después de 8.1 vA después de 8.1 vA después de 0.0 vA después de 8.1

5.4 8.1 38,87 41,37 46,97 48,37 61,55 64,10

13,5 47,35 45,52 52,75 67,55 71.25 71,42
18,9 53,55 57.05 61,20 71,12 74,60 78,87
10,8 8.1 41,75 48.12 55,37 56.12 59,70 65,87
13,5 48,27 48,60 59,10 62,90 66,97 73,82
18,9 50,20 56,77 57,27 68,82 77.05 75.15
16,2 8.1 37,97 51.05 57,75 57,75 59,60 66.25
13,5 39.12 48,67 59.07 55,42 65,57 70,52
18,9 44,70 58,47 60,37 60,37 74,97 71,77

Nota. Los valores de las variables independientes son velocidades en cm / s. vA y vB velocidades de los objetos A y B, respectivamente.
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS 589

Cuadro 4
Fuerza media juzgada ejercida por el objeto B, experimento 3

vA antes de 10,8 vA antes de las 21,6

vB antes vB después vA después de 8.1 vA después de 0.0 vA después de 8.1 vA después de 8.1 vA después de 0.0 vA después de 8.1

5.4 8.1 37,50 13,92 13.45 43,42 21.12 13.20

13,5 36,20 16,92 14,65 32,75 23.05 18.20
18,9 30.27 20,97 10,87 35,42 18.35 12.37
10,8 8.1 46,10 24,27 15.05 44,10 26.02 17.10
13,5 48.02 27.05 22.25 43,32 22.45 18.07
18,9 44,40 21,72 14,87 44,85 24,60 17.27
16,2 8.1 55,20 32,20 27.22 50,47 29,95 23,70
13,5 51.25 24,20 19.47 49.30 25,90 21,82
18,9 54.05 24.45 27,17 50.25 28,85 22.57

Nota. Los valores de las variables independientes son velocidades en cm / s. vA y vB velocidades de los objetos A y B, respectivamente.

hasta 89,36. Para los 18 estímulos en los que el Objeto B se movió después del
contacto, la resistencia media más alta fue de 48,52.
El experimento 2 se diseñó con incrementos de igual tamaño en vB
después. La hipótesis implica diferencias desiguales en los juicios de
resistencia, con una mayor diferencia entre la ausencia de movimiento y
la velocidad más lenta que entre otros pares de velocidades. Para probar
esto, se calcularon las puntuaciones de diferencia para cada participante
restando la media del movimiento de 5,4 cm / s de la media sin
movimiento, la media de 10,8 cm / s de la de 5,4 cm / s y la de 16,2 cm / s.
a partir de eso por 10,8 cm / s. Las puntuaciones de diferencia
resultantes se analizaron con un ANOVA de una vía con medidas
repetidas y se encontró un resultado significativo, F( 2,MSE
43,60, 82)
pag . 001. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron que la diferencia
La puntuación para la comparación entre la ausencia de movimiento y 5,4 cm / s fue
mayor ( pag . 01) que las otras dos puntuaciones de diferencia, que no
no difieren significativamente. Este resultado apoya la hipótesis de
una distinción categórica en el juicio de resistencia entre un
resultado no perceptible y algún resultado perceptible.
La predicción 3 tiene dos partes. Primero, en estímulos donde el
Objeto A está en movimiento y el Objeto B está estacionario antes del
contacto, y donde el Objeto B se mueve después del contacto, la cantidad
de fuerza ejercida por el Objeto A sobre el Objeto B será juzgada mayor
que la cantidad de resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A. Los
Experimentos 1 y 2 proporcionan datos relevantes. En el Experimento 1
había 27 medias en cada medida, y la media de la medida de fuerza A fue
mayor que la de la medida de resistencia B en las 27 comparaciones. En
el Experimento 2 hubo 18 comparaciones de este tipo, y la media de la
medida de fuerza A fue mayor que la de la medida de resistencia B en 17
de 18. La diferencia en la única excepción no fue estadísticamente
significativa. Por lo tanto, los hallazgos apoyaron la hipótesis. Puede ser
posible construir estímulos en los que el Objeto B se mueva después del
contacto y para los cuales la resistencia juzgada ofrecida por el Objeto B
sería mayor que la fuerza juzgada ejercida por el Objeto A. Lo más
probable es que esto implique una combinación de vA rápido antes y
muy lento vB después. Sin embargo, si no hay una disparidad demasiado
grande entre vA antes y vB después, la tendencia a otorgar calificaciones
más altas en la medida de fuerza A que en la medida de resistencia B
parece ser bastante general.
La segunda parte de la predicción establece que, cuando no hay un
resultado perceptible para el Objeto B, la cantidad de resistencia ofrecida por
el Objeto B al Objeto A debe juzgarse mayor que la cantidad de fuerza ejercida
por el Objeto A sobre el Objeto B. Esta predicción es probado
por los estímulos en el Experimento 2 donde el Objeto B no se movió después del
contacto. Había seis de estos. En la medida de fuerza A, las medias variaron de 18,17
a 59,38, y en la medida de resistencia B variaron de 78,86 a 89,36, por lo que las
distribuciones no se superponen. Los respectivos promedios globales fueron 40,60 y
83,73, y un ANOVA de una vía con medidas repetidas confirmó que
esta diferencia era significativa, F( 1, 41) 75,25, MSE
516.03, pag . 001. Esto apoya la predicción.
La predicción 4 establece que, en los estímulos donde el Objeto A está en
movimiento y el Objeto B está estacionario antes del contacto, y donde hay un
resultado perceptible para el Objeto B, los principales determinantes de la
307,92, fuerza juzgada ejercida por el Objeto A serán vA antes y vB después. ; vA after
debería tener poco o ningún efecto. En estos estímulos, el Objeto B está
estacionario antes del contacto, por lo que no se pueden evaluar los efectos de
vB antes. Esta hipótesis O1B / O2A se probó con medidas de tamaño del efecto
para los efectos relevantes en los ANOVA sobre los datos de los Experimentos
1 y 2. Los tamaños del efecto sobre los juicios de fuerza ejercida por el Objeto
A para las manipulaciones de vA antes, vB después y vA después son se
muestra en la Tabla 5. La Tabla 5 muestra efectos consistentes y fuertes de vA
antes en todos los experimentos, con un tamaño de efecto medio general de
. 59. El efecto de vB after es más variable, con una media general del tamaño
del efecto de .35. El tamaño medio del efecto para vA después fue de 0,16.
Estos resultados apoyan la predicción.
Cuando ambos objetos están en movimiento antes del contacto, la
hipótesis O1B / O2A es válida para cada uno: para los juicios del Objeto A,
debe haber efectos significativos de vA antes y vB después, y ningún
efecto significativo de las otras dos variables cinemáticas; y para los
juicios del Objeto B, debe haber efectos significativos de vB antes y vA
Cuadro 5
Tamaños del efecto sobre la medida de la fuerza ejercida por el objeto A para los
estímulos donde el objeto B está estacionario antes del contacto
Experimentar vA antes vB después vA después
1 . 54 . 27 . 01
2 (fuerza) . 49 . 60 . 12
2 (resistencia) . 75 . 19 . 35
Significar . 59 . 35 .dieciséis
Nota. vA y vB velocidades de los objetos A y B, respectivamente.
pag . 05.
590
después, y sin efectos significativos de las otras dos variables
cinemáticas. Los resultados del Experimento 3 apoyan principalmente
estas predicciones. En los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B, vB
antes y vA después fueron los únicos efectos significativos, como se
predijo. En los juicios de fuerza ejercida por el Objeto A, hubo fuertes
efectos de vA antes y vB después, y ningún efecto significativo de vB
antes, como se predijo, pero también hubo un fuerte efecto de vA
después, que no se predijo. Lo que diferencia a los dos objetos en estos
estímulos es que el Objeto B invariablemente invierte la dirección
después del contacto, mientras que el Objeto A a veces invierte la
dirección, a veces permanece estacionario y, a veces, continúa en la
misma dirección. Cuando el Objeto A continúa en la misma dirección, se
podría considerar que continúa influyendo en el movimiento del Objeto B
después del contacto. Ésta es una impresión visual de causalidad llamada
efecto de arrastre (Michotte, 1963). De hecho, en un estímulo los dos
objetos permanecen en contacto después de la colisión, que es la
circunstancia en la que la impresión de arrastre es máxima. Entonces, en
este caso, las impresiones de fuerza podrían verse modificadas por el
grado en que se produce la impresión adicional de arrastre.
La predicción 5 establece que la resistencia percibida ofrecida por el
Objeto B al Objeto A en un estímulo de tipo lanzamiento debe ser
determinada principalmente por vB después, y vA antes también puede
ser influyente. Los resultados de los Experimentos 1 y 2 apoyaron esta
predicción en la medida en que hubo efectos fuertes de vB después y
efectos más débiles pero significativos de vA antes. También hubo
efectos significativos imprevistos de vA after, que se analizan en la
sección sobre hallazgos imprevistos.
Hubo efectos significativos de las tres variables cinemáticas en los juicios de
fuerza para el Objeto B. Se argumentó en la introducción que el simple hecho
de plantear una pregunta sobre la fuerza ejercida por el Objeto B induce a los
participantes a considerar el Objeto B como si estuviera en el papel de un
objeto activo autopropulsado. Los efectos significativos de vB antes y vA
después son consistentes con esto. El efecto de vA antes era apenas
significativo, y no fue significativo en White (2007), por lo que es de dudosa
confiabilidad. Si este argumento es correcto, entonces los efectos sobre la
medida del juicio de fuerza deben atenuarse si los participantes califican tanto
la fuerza como la resistencia para el Objeto B. Se planea una prueba de esta
predicción.
Hallazgos imprevistos
Se produjeron varios hallazgos imprevistos que se asociaron con estímulos
en los que el Objeto A invirtió la dirección después de contactar al Objeto
B. Este es un evento físicamente inusual. Runeson (1983) mostró que las
características cinemáticas del estímulo de lanzamiento típico se
encuentran en un extremo del continuo de posibilidades permitidas por
las leyes de la mecánica y que en la mayoría de los casos (y en ausencia
de fricción con la superficie sobre la que se mueve) El objeto A
continuaría moviéndose en la misma dirección a velocidad reducida
después del contacto. Si el Objeto A está girando con retroceso, la
inversión de dirección podría ocurrir a través del contacto con el Objeto B
y la fricción con la superficie sobre la cual el Objeto A se está moviendo.
Este tipo de efecto se puede observar en billar, billar y billar. No
obstante, es un hecho inusual y es poco probable que la mayoría de los
observadores estén familiarizados.
Bajo la hipótesis del mecanorreceptor, un estímulo en el que el Objeto A
invierte la dirección después de entrar en contacto con el Objeto B puede
compararse con una representación de una acción sobre un objeto en la que el
objeto actúa contra el actor, desplazando la extremidad del actor.
BLANCO
No se observa tal acción por parte del Objeto B, pero el estímulo aún puede
parecerse a esta representación lo suficientemente bien como para hacer una
coincidencia. Esencialmente, se percibe que el Objeto B actúa sobre el Objeto
A, aunque el Objeto B esté inactivo antes del contacto. El estímulo también
podría coincidir con representaciones en las que la extremidad del actor se
retira voluntariamente después del contacto. No es probable que esa
interpretación sea muy favorecida porque la retirada voluntaria en el contacto
puede asociarse más comúnmente con acciones que implican simplemente
tocar otro objeto sin moverlo. Entonces, hasta cierto punto, el estímulo puede
percibirse en términos de que el Objeto B actúe sobre el Objeto A.
Esta hipótesis genera varias predicciones que encajan con los resultados.
Predice que los estímulos en los que el Objeto A invierte la dirección después
de entrar en contacto con el Objeto B pueden ser una excepción a la
proposición general de que se considera que el Objeto A ejerce más fuerza
sobre el Objeto B que el Objeto B ejerce sobre el Objeto A. Esto encaja con el
hallazgo en Experimento 2 que los tres estímulos en los que se vio que el
Objeto B ejercía al menos tanta fuerza como el Objeto A involucraron al Objeto
A invirtiendo la dirección después del contacto. Predice que la hipótesis O1B /
O2A debería aplicarse al Objeto B cuando el Objeto A invierte la dirección
después del contacto. En ese caso, debería haber un efecto de vA después
sobre los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B, y esto se encontró en el
Experimento 2.
La hipótesis también predice que debe haber un efecto de vA después
sobre los juicios de fuerza ejercida por el Objeto A. Específicamente, se debe
juzgar que el Objeto A está ejerciendo más fuerza sobre el Objeto B cuando el
Objeto A invierte la dirección después del contacto que cuando no lo hace. El
razonamiento detrás de esto es el siguiente. Si se juzga que el Objeto B está
ejerciendo fuerza sobre el Objeto A, entonces se debe juzgar que el Objeto A
ejerce más fuerza sobre el Objeto B para producir el mismo resultado para el
Objeto B. Es decir, donde el resultado para el Objeto B es el mismo, el Objeto A
debe haber ejercido más fuerza en la condición en la que el Objeto A invirtió la
dirección después del contacto que en la condición en la que el Objeto A
permaneció estacionario después del contacto. Esto se debe a que, en el
primer caso, el Objeto A tiene que superar la resistencia del Objeto B y la fuerza
ejercida por el Objeto B sobre el Objeto A, mientras que en el último caso el
Objeto A tiene que vencer solo la resistencia del Objeto B. Esto encaja con los
resultados del Experimento 2. Aún no hay evidencia de que haya algún efecto
de la velocidad de A después si el Objeto A no cambia de dirección después del
contacto.
Finalmente, la hipótesis podría explicar el hallazgo de que
la resistencia juzgada ofrecida por el Objeto B fue mayor
cuando el Objeto A invirtió la dirección después del contacto
que cuando no lo hizo. Si se juzga que el Objeto B está
administrando un empujón positivo al Objeto A, esto se
interpretaría como que el Objeto B ejerce fuerza sobre el
Objeto A. En la condición de resistencia, los participantes no
tienen la oportunidad de evaluar la fuerza ejercida por el
Objeto B. Por lo tanto, es Es posible que su clasificación de
resistencia estuviera influenciada por su juicio de que el
Objeto B estaba haciendo más que simplemente resistir al
Objeto A. Si ese es el caso, entonces no debería haber
ningún efecto de vA después de que el Objeto A no invierte
la dirección después del contacto. Esto es consistente con
los resultados del Experimento 1,
En general, no hubo ningún caso en el que no se produjera un efecto
previsto. Por tanto, el apoyo encontrado para las cinco predicciones da un
apoyo general a la hipótesis del mecanorreceptor, de la que se derivaron.
Hubo algunos hallazgos imprevistos, que
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
se han discutido brevemente; la mayoría de ellos involucran los estímulos
inusuales en los que el Objeto A invierte la dirección después del contacto, y se
ha argumentado que estos son consistentes con el presente relato si los
participantes tienden a juzgar que el Objeto B debe haber actuado sobre el
Objeto A para hacerlo cambiar de dirección.
Especificación cinemática de fuerzas
La asimetría causal muestra que las personas no juzgan las
fuerzas de acuerdo con la tercera ley de Newton (White, 2006). Una
posibilidad alternativa es que estén juzgando fuerzas a partir de
alguna otra variable dinámica o combinación de variables. Por
ejemplo, podrían percibir el impulso de un objeto e inferir fuerza a
partir de él. Esta posibilidad es atractiva porque da sentido a la
tendencia a juzgar que el Objeto B en un estímulo de tipo
lanzamiento ejerce poca o ninguna fuerza sobre el Objeto A (White,
mv, un
2007). Bajo la ecuación de impulso, pagobjeto con velocidad cero
no tiene impulso. El objeto B en un estímulo de tipo lanzamiento está
estacionario antes del contacto, por lo que no tiene impulso cuando el objeto A
lo contacta, y esto podría explicar por qué se percibe que no ejerce fuerza
sobre el objeto A.
El momento es una propiedad encubierta de un objeto y no se percibe
visualmente directamente. Sin embargo, las propiedades dinámicas
pueden derivarse de la información observable sobre la cinemática en
algunas circunstancias. Runeson (1983) mostró que la relación de masa
de los Objetos A y B en un evento de colisión puede derivarse de la
información cinemática de acuerdo con la Ecuación 1.
vB tu B
SRES
tu A vA tu B v B
En esta ecuación tu velocidad antes del contacto y v velocidad
después del contacto. Esta es una descripción idealizada porque supone que
no se transfiere energía a otras formas, como la energía térmica o la energía
sonora, y no supone ninguna deformación de los objetos en contacto. Los
movimientos de los objetos reales también suelen verse afectados por la
fricción, la resistencia del aire y la gravedad. Sin embargo, estas suposiciones
son consistentes con las características observables de los estímulos de tipo
lanzamiento; además, no invalidan las comparaciones ordinales entre juicios
de diferentes estímulos. Existe evidencia de que, con el entrenamiento que
involucra retroalimentación, los observadores pueden aprender a hacer juicios
precisos de masa relativa (Runeson, Juslin y Olsson, 2000; Runeson y Vedeler,
1993), aunque no está claro que lo estén haciendo recogiendo las
especificaciones cinemáticas de la información dinámica, ni que el nivel de
precisión sea siempre alto (AL Cohen, 2006).
pag mv
En esta ecuación pag impulso, v cualquiera de las cuatro velocidades
en la ecuación 1, y metro es la masa relativa derivada de la aplicación de
la Ecuación 1. Para comparar juicios de cantidad de movimiento entre
estímulos, es necesario asumir que la suma de las masas de los objetos
es la misma en todos los estímulos. Dado que las masas absolutas de los
objetos no se pueden determinar, esto no es una suposición irrazonable
porque las proporciones de masa obviamente suman 1 en cada
estímulo. Entonces, bajo un modelo dinámico, los momentos del objeto
se derivan de la información cinemática y forman la base para juzgar la
591
cantidad de fuerza que cada objeto ejerce sobre el otro. La cantidad de
fuerza juzgada sería igual al impulso juzgado del objeto en cuestión
antes del contacto. También es posible que la cantidad estimada de
fuerza dependa en cierta medida del impulso del otro objeto después del
contacto. Es decir, la fuerza juzgada podría basarse en alguna noción de
transferencia de impulso. Una forma de estimar la transferencia de la
cantidad de movimiento sería simplemente agregar la cantidad de
movimiento antes del contacto del objeto que se juzga a la cantidad de
movimiento después del contacto del otro objeto. Una razón para probar
un modelo de este tipo es que se centra en las dos variables que se
consideran más importantes según la hipótesis O1B / O2A, vO1 antes y
vO2 después. Se diferencia de la hipótesis del mecanorreceptor en
derivar juicios de las propiedades dinámicas seleccionadas que se
pueden inferir de la información cinemática, por lo que es un competidor
plausible de la hipótesis del mecanorreceptor que conserva el principio
general de derivar propiedades dinámicas a partir de señales
cinemáticas. Este modelo no corresponde a ninguna cantidad física
significativa. Se propone como una prueba de la posibilidad de que las
personas estén haciendo algún tipo de inferencia a partir de propiedades
dinámicas comprobables de los estímulos, no que necesariamente lo
estén haciendo de una manera objetivamente correcta.
Es difícil imaginar cualquier otro modelo plausible de juicios de fuerza
basados en propiedades dinámicas derivadas. los impulso, o fuerza que
actúa sobre una masa por contacto, viene dada por la Ecuación 3:
Pie mv mu (3)
En esta ecuación, que es una versión de la segunda ley de Newton, f
ma, F representa la fuerza (medida en Newtons) y v y tu se refieren a las
(1)
velocidades antes y después del contacto del objeto sobre el que actúa la
fuerza. Podría parecer que este es un candidato lógico para un modelo
de fuerza juzgada, ya que utiliza información de velocidad y tiempo que
se puede observar en el estímulo. Pero la relación descrita por esta
ecuación es simétrica de acuerdo con la tercera ley de Newton y, por lo
tanto, siempre predice que ambos objetos deben ser juzgados como
ejerciendo fuerzas iguales y opuestas entre sí, una predicción que ya ha
sido refutada (White, 2007).
Los dos modelos dinámicos descritos anteriormente se utilizaron para generar
predicciones para cada uno de los tres juicios: fuerza juzgada ejercida por el Objeto A
sobre el Objeto B, fuerza juzgada ejercida por el Objeto B sobre el Objeto
A, y juzgó la resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A. En resumen,
los modelos no pudieron predecir los resultados actuales. Tenían a
predecir los efectos principales de las cuatro variables cinemáticas
(velocidades de los objetos A y B antes y después del contacto) y un gran
número de interacciones entre las variables independientes. Esto es una
consecuencia del hecho de que los cuatro componentes de la velocidad
están incluidos en la derivación de la fuerza relativa. Para ilustrar,
permítanme tomar el modelo basado en el impulso percibido para el
Objeto A antes del contacto, como un predictor de la fuerza juzgada
(2)
ejercida por el Objeto A. Este modelo predice los efectos de las cuatro
variables cinemáticas (cuando se manipula). Esto discrepa de los
resultados. En el Experimento 3 no hubo un efecto significativo de vB
antes, y en todos los experimentos, los efectos de vA después fueron
más débiles que los de vA antes y vB después o no fueron significativos.
En particular, el modelo predice efectos de vA antes y vA después de que
sean de tamaño similar, y esto no se encontró en ninguno de los
experimentos. En los tres experimentos, el modelo predice ocho
interacciones bidireccionales. De estos, solo dos fueron estadísticamente
significativos y uno de ellos exhibió un patrón diferente al predicho.
592 BLANCO
Los modelos discutidos hasta ahora asumen que la información sobre la
masa relativa se deriva de la información cinemática y se usa para inferir el
momento y que la percepción de la fuerza está influenciada por esto. Una
posibilidad alternativa es que la información sobre la masa relativa no influya
en la percepción de la fuerza. En efecto, los jueces podrían operar bajo el
supuesto de que ambos objetos (todos los objetos en un rango de estímulos)
tienen la misma masa. 4 En ese caso, la Ecuación 2 se reduce a pag
v, y la percepción de la fuerza se rige enteramente por la
información de velocidad. Entonces sería solo un caso de decidir qué
velocidades incluir y cómo relacionarlas entre sí.
Para los juicios de fuerza ejercida por el Objeto A, la coincidencia más cercana a los
resultados observados viene con un modelo en el que v es la suma de vA antes y vB después.
Este modelo predice efectos principales de igual tamaño de vA antes y vB después, ningún
efecto de vA después y vB antes, y sin interacciones. Esto produce una aproximación
razonable a los resultados. No tiene en cuenta el hallazgo de que vA antes tiene más peso
que vB después, ni el efecto significativo de vA después en el Experimento 2. Sin embargo, es
consistente con los efectos principales significativos de vA antes y vB después, y lo que es
más importante, es consistente con la ausencia general de interacciones significativas. Sin
embargo, no está claro que modelos de este tipo sean viables. Hay cuatro componentes de
velocidad, por lo que es necesario preguntarse cuál de ellos debería incluirse en el cálculo.
Incluidas las cuatro velocidades, lo que parecería ser necesario para el cálculo correcto de las
fuerzas (o la aproximación más cercana posible a él) es claramente incorrecto, porque esto
predeciría efectos significativos de las cuatro velocidades en el juicio de fuerza, lo cual no se
encontró. Si se supone que los objetos tienen la misma masa, la cantidad de movimiento que
poseía el Objeto A antes del contacto viene dada por vA antes. Es decir, las variaciones en vA
antes entre estímulos son isomórficas a las variaciones en el momento del Objeto A entre
estímulos. En ese caso, se podría argumentar que la cantidad de fuerza ejercida por el
Objeto A sobre el Objeto B es igual al momento que poseía el Objeto A antes del contacto.
Por lo tanto, el juicio de fuerza basado en ese principio solo estaría influenciado por vA antes,
y los resultados de los experimentos muestran que ese no fue el caso. porque esto predeciría
efectos significativos de las cuatro velocidades sobre el juicio de fuerza, lo cual no se
encontró. Si se supone que los objetos tienen la misma masa, la cantidad de movimiento que
poseía el Objeto A antes del contacto viene dada por vA antes. Es decir, las variaciones en vA
antes entre estímulos son isomórficas a las variaciones en el momento del Objeto A entre
estímulos. En ese caso, se podría argumentar que la cantidad de fuerza ejercida por el
Objeto A sobre el Objeto B es igual al momento que poseía el Objeto A antes del contacto. Por lo tanto,
Los modelos que se discuten aquí suponen masas iguales para los objetos. Pero con un
estímulo de tipo lanzamiento, esa suposición es refutada por la información cinemática en
cualquier estímulo donde vA antes no es igual a vB después. Esto surge del hecho de que se
conserva el impulso total de los dos cuerpos. En un estímulo de tipo de lanzamiento, antes
de la colisión, el Objeto B está estacionario y, por lo tanto, tiene un impulso cero. Después de
la colisión, el Objeto A está estacionario y, por lo tanto, tiene impulso cero. De ello se deduce
que el impulso poseído por el Objeto A antes de la colisión debe ser igual al poseído por el
Objeto B después de la colisión. Pero si ambos objetos tienen la misma masa, el principio de
conservación de la cantidad de movimiento requiere que vB after sea igual que vA antes. Este
argumento ignora el hecho de que una cierta cantidad de impulso se pierde por
transferencia de calor y energía sonora en la colisión. La percepción puede estar guiada por
algún tipo de suposición sobre la cantidad de energía que se pierde de esta manera. Pero si
no se hace tal suposición, o si se hace la misma suposición para todos los estímulos,
entonces cualquier variación en vB después de eso no se correlaciona con variaciones en vA
antes sería suficiente para refutar la suposición de que los objetos tienen la misma masa. Si
el procesamiento perceptivo realmente, e incorrectamente, trata a los objetos como si
tuvieran la misma masa con el propósito de inferir fuerzas, esto parece refutar el principio
mismo en el que se basa la especificación cinemática de la dinámica. Pero si no se hace tal
suposición, o si se hace la misma suposición para todos los estímulos, entonces cualquier
variación en vB después de eso no se correlaciona con variaciones en vA antes sería
suficiente para refutar la suposición de que los objetos tienen la misma masa. Si el
procesamiento perceptivo realmente, e incorrectamente, trata los objetos como si tuvieran la
misma masa a efectos de inferir fuerzas, esto parece refutar el principio mismo en el que se basa la especificación cinemática de la dinámica. Pero si no se hace tal suposición, o si se hace la misma suposición para
Un segundo problema es que los modelos no explican cómo podría
surgir una distinción entre fuerza y resistencia. El concepto de
resistencia no corresponde a ninguna propiedad dinámica ni a ninguna
subcategoría de fuerzas. Solo hay fuerzas (y otras propiedades relevantes
como la masa). Los modelos pueden tener en cuenta las tendencias
observadas en los juicios de fuerza y resistencia, pero no explican por
qué algunas interacciones se interpretan en términos de fuerza y
resistencia en lugar de fuerzas opuestas. De hecho, los modelos no
explican por qué la percepción de la fuerza no se ajusta a la tercera ley
de Newton. Son precisamente estas cosas las que explica la hipótesis del
mecanorreceptor.
Un tercer problema es que los modelos no explican cómo pueden
variar los efectos de vA after. Se demostró anteriormente que los
estímulos en los que el Objeto A invierte la dirección después del
contacto parecen ser un caso especial. Por ejemplo, vA after no tiene un
efecto significativo en los juicios de fuerza ejercida por el Objeto A
excepto cuando el Objeto A invierte la dirección después del contacto;
Los juicios de fuerza ejercidos por el Objeto A tienden a ser más altos en
estímulos de ese tipo. Es posible construir un modelo dinámico en el que
los juicios se basen en vA antes, vB después y vA después. El problema es
explicar por qué ese modelo se mantiene en algunas circunstancias y no
en otras. Debería haber un medio basado en principios para decidir qué
modelo se debe aplicar en cualquier circunstancia dada, y eso falta en el
relato en la actualidad.
Discusión General
Las impresiones de fuerza son una característica
omnipresente de las percepciones de los objetos que
interactúan. Es posible predecir algunas tendencias en la
percepción de fuerzas sobre la base de la hipótesis de que la
comprensión de las fuerzas se deriva de experiencias de
acciones sobre objetos mediadas por el sistema
mecanorreceptor. En particular, se argumentó que las
experiencias de acciones sobre objetos dan lugar a una
dicotomía
básica
el juicio de fuerza deenfuerza
basado y solo
ese principio resistencia, siendo
estaría influenciado las
por vA antes, y los resultados de los expe
acciones de los objetos autopropulsados la base del
concepto de fuerza y el comportamiento de los objetos no
autopropulsados la base. por el concepto de resistencia.
Los resultados de tres experimentos apoyaron las
predicciones derivadas de este relato. Se produjeron
algunos hallazgos adicionales imprevistos y se propusieron
posibles explicaciones para estos; se requeriría más
investigación para probarlos.
Una característica sorprendente de los modelos dinámicos es que predicen
muchas interacciones entre variables cinemáticas, mientras que, de hecho,
pocas interacciones fueron estadísticamente significativas. Esto sugiere que la
fuerza juzgada se puede modelar con una aproximación razonable como una
combinación aditiva de las variables cinemáticas relevantes. La forma general
de un modelo aditivo ponderado para variables cinemáticas se muestra en la
Ecuación 4:
JF w 1 tu JO w 2 v JO w 3 tu OO w 4 v OO. (4)
En esta ecuación w 1. . . w 4 son pesos específicos de las respectivas
velocidades, JO es el objeto juzgado y OO es el otro objeto. los
Las velocidades son velocidades percibidas, que pueden o no ser
4 Estoy en deuda con un revisor anónimo por esta sugerencia.
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
isomorfo con velocidades objetivas (JF Brown, 1931; Ray-
mond, 1988). Según la hipótesis del mecanorreceptor, tu JO
debería llevar más peso que v OO, y las otras dos velocidades deberían
tener un peso insignificante. Los pesos medios encontrados en el
los experimentos actuales fueron w 1 . 59 y w 4 . 35, y en ambos casos
Los juicios de fuerza tendían a aumentar con el aumento de la velocidad, por lo que
la forma específica de la hipótesis del mecanorreceptor podría modelarse mediante
la Ecuación 5:
JF . 59 tu JO . 00 v JO . 00 tu OO . 35 v OO.
Los pesos en la Ecuación 5 son aproximados y están sujetos a fluctuaciones
dependiendo de condiciones tales como la prominencia del objeto y el rango
absoluto de velocidades en los estímulos, pero deben estar cerca de los pesos
promedio para una muestra representativa de estímulos. La principal
excepción revelada por los resultados se refiere a los efectos significativos de
vA after sobre los juicios del Objeto A encontrados cuando el Objeto A invirtió
la dirección después del contacto en algunos estímulos. Como se discutió
anteriormente, esta es una ocurrencia físicamente anómala, y queda por
demostrar si el peso de vA después sería mayor que cero para un rango de
estímulos en los que el Objeto A no invirtió la dirección después del contacto.
Para el Objeto B en un estímulo de efecto de lanzamiento
tu JO v OO 0 cm / s, por lo que la Ecuación 5 predice que el Objeto B será
juzgado como no ejerciendo fuerza sobre el Objeto A. Esto es consistente con los
resultados (White, 2007). Sin embargo, si el Objeto A invierte la dirección después de
entrar en contacto con el Objeto B, los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B son
significativamente más altos (ver White, 2007, y la presente revisión
búsqueda). Esto no es predicho por la Ecuación 5 porque v JO, que es vA
después de que se juzgue la fuerza ejercida por el objeto B, tiene
peso cero. Las posibles explicaciones para esto ya se han
discutido y requieren más pruebas.
Los juicios de la cantidad de resistencia ofrecida por el Objeto B al Objeto A
fueron determinados predominantemente por vB después, y los juicios de
resistencia más bajos se hicieron a medida que aumentaba la velocidad.
También hubo efectos significativos, aunque variables, de vA antes y vA
después. El principal hallazgo sobre la resistencia es que se consideró que la
resistencia ofrecida por el Objeto B era mayor que la fuerza ejercida por el
Objeto A cuando el Objeto B no se movió después del contacto, pero
consistentemente menor cuando el Objeto B se movió después del contacto.
Esto encaja con la hipótesis de que la interacción se entiende como una
relación entre la fuerza ejercida por un objeto y la resistencia ofrecida por el
otro; cuando la resistencia es mayor que la fuerza, no hay resultado para el
objeto de efecto, y cuando la fuerza es mayor que la resistencia, hay algún tipo
de resultado. Cuando ambos objetos están en movimiento antes del contacto,
es posible que se considere que esta relación funciona en ambos sentidos; es
decir, el Objeto B ofrece resistencia (o no) al Objeto A y el Objeto A ofrece
resistencia al Objeto B. En esta investigación no se tomó ninguna medida de la
resistencia juzgada ofrecida por el Objeto A.
Hipótesis alternativas
Una posible alternativa a la hipótesis del mecanorreceptor se basa en la
prominencia visual. Los objetos en movimiento tienden a sobresalir más que
los estacionarios. Dado esto, en un estímulo de tipo lanzamiento, el Objeto A
es más prominente que el Objeto B antes del contacto y el Objeto B es más
prominente que el Objeto A después del contacto. La causalidad tiende a
atribuirse más a cosas que tienen una alta prominencia que a cosas que tienen
poca prominencia (Taylor y Fiske, 1975), por lo que la hipótesis de la
prominencia predeciría que vA antes y vB después serían más fuertes.
593
determinantes de la fuerza percibida que vA después y vB antes. Los hallazgos
sobre los juicios de fuerza ejercida por el Objeto A para estímulos en los que el
Objeto B está estacionario antes del contacto y el Objeto A está estacionario
después del contacto son consistentes con este razonamiento (Experimentos 1
y 2).
Sin embargo, existen varios problemas con esta hipótesis. La prominencia es la misma
independientemente del juicio que se esté haciendo, por lo que la hipótesis predeciría que vA
antes y vB después serían los determinantes más fuertes de los juicios de fuerza ejercidos
por el Objeto B así como por el Objeto A. Los resultados de White (2007) demostrar que este
(5) no es el caso. Las clasificaciones de fuerza para el Objeto B no se vieron significativamente
influenciadas por vA antes ni por vB después. Cuando ambos objetos están en movimiento
tanto antes como después del contacto (Experimento 3), los cuatro componentes del
movimiento serían igualmente sobresalientes y, por lo tanto, la hipótesis de la prominencia
predeciría la misma ponderación para los cuatro. De hecho, este no fue el caso. Para el
Objeto A, vA antes y vB después fueron los factores más influyentes, ya que estaban en
estímulos donde el Objeto B estaba estacionario antes del contacto y el Objeto A estaba
estacionario después del contacto. El cambio en las propiedades de movimiento, con el
consiguiente cambio en la prominencia visual, no tuvo un efecto discernible en las
calificaciones del Objeto A. Para el Objeto B, vB antes y vA después fueron las influencias más
fuertes en las calificaciones de fuerza, lo contrario de lo que fue el caso del Objeto A Dado
que esta diferencia se produjo dentro del mismo conjunto de estímulos, no puede explicarse
por consideraciones de prominencia visual. Por lo tanto, la hipótesis de la relevancia no tiene
en cuenta algunas de las principales tendencias en los hallazgos. no puede explicarse por
consideraciones de prominencia visual. Por lo tanto, la hipótesis de la relevancia no tiene en
cuenta algunas de las principales tendencias en los hallazgos. no puede explicarse por
consideraciones de prominencia visual. Por lo tanto, la hipótesis de la relevancia no tiene en cuenta algunas de
Otra hipótesis alternativa acepta que las experiencias de acciones sobre
objetos son la fuente de información utilizada para los juicios de fuerza, pero
propone que tales juicios podrían ser determinados por información
perceptual derivada de puntos típicos de fijación visual durante la ejecución de
una acción sobre un objeto. Es decir, los componentes del movimiento que
tienen más peso en los juicios de fuerza son los que se fijan más durante la
observación del estímulo. Se han realizado estudios en los que se monitorizan
los movimientos y fijaciones oculares durante la ejecución de tareas motoras
simples como levantar una barra y utilizarla para presionar un interruptor
(Ballard, Hayhoe, Li y Whitehead, 1992; Flanagan y Johansson, 2003; Johansson,
Westling, Bäckström y Flanagan, 2001; Land, 2006; Land, Mennie y Rusted,
1999). Si los componentes del movimiento que dominan los juicios de fuerza
están determinados por los puntos de fijación que ocurren durante la
ejecución de acciones sobre objetos, entonces los resultados actuales llevarían
a uno a esperar que el ojo se fije en la mano (u otra parte del cuerpo). a
medida que se acerca al objeto en cuestión y se fija en el objeto después del
contacto. De hecho, los estudios han encontrado consistentemente que los
ojos no siguen estos movimientos; en cambio, fijan los objetivos de los
componentes del movimiento. Así, cuando la mano se acerca al objeto, la
mirada se fija en el objeto; y, cuando el objeto ha sido contactado, la fijación
cambia abruptamente al lugar al que se va a mover el objeto (Johansson et al.,
2001).
No se sabe si ocurre el mismo patrón de fijación en la observación de
estímulos de tipo lanzamiento. Flanagan y Johansson (2003) encontraron que
prácticamente el mismo patrón de fijación ocurría para los actores que
agarraban y manipulaban objetos y para los observadores de esas acciones;
Los observadores también estaban fijando puntos de meta en lugar de los
movimientos de la mano o el objeto hacia esos puntos de meta. Flanagan y
Johansson concluyeron que, “durante la observación de la acción, los humanos
594
implementar, instintivamente, programas motores equivalentes a los que se utilizan
en la acción ”(p. 770). Esta equivalencia es directamente relevante para el sistema que
mapea las acciones observadas en las representaciones motoras de esas acciones, lo
cual está involucrado en inferir las metas e intenciones de otros actores. Los objetos
en los estímulos de tipo lanzamiento no tienen objetivos ni intenciones, por lo que no
se requiere el mapeo de los movimientos del actor con los programas motores del
observador. Por lo tanto, todavía podría plantearse la hipótesis de que los pesos de
los componentes del movimiento al determinar los juicios de fuerza se establecen
mediante patrones de fijación durante la observación de los estímulos. Esta hipótesis
estaría respaldada por la evidencia de que los ojos fijaron el Objeto A y rastrearon su
movimiento antes del contacto y fijaron el Objeto B y rastrearon su movimiento
después del contacto.
Sin embargo, esta hipótesis tiene un problema con los estímulos en los que ambos
objetos están en movimiento tanto antes como después del contacto (Experimento 3). El
problema es que diferentes componentes de movimiento determinaron juicios de fuerza
para los dos objetos. Para el Objeto A, vA antes y vB después fueron los principales
determinantes, pero para el Objeto B, vB antes y vA después fueron los principales
determinantes. Si el participante está fijando el Objeto A antes del contacto y el Objeto B
después del contacto, y los juicios de fuerza para el Objeto A están determinados
principalmente por ese patrón de fijación, no pueden estar fijando simultáneamente el
Objeto B antes del contacto y el Objeto A después del contacto; pero esto es lo que requiere
la hipótesis para dar cuenta de los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B. La fijación podría
cambiar de un lado a otro entre los diferentes componentes del movimiento, como sucede
cuando los actores participan simultáneamente en dos acciones (Land et al., 1999). Pero,
cualquiera que sea el patrón de fijación, la hipótesis se ve obligada a predecir que los pesos
de los componentes de movimiento deberían ser los mismos para el juicio del Objeto B que
para el Objeto A porque solo puede haber un patrón de fijación para una sola presentación
de cualquier estímulo dado. Por lo tanto, los patrones de fijación no pueden explicar las
diferencias dentro del estímulo en los pesos de los componentes de movimiento entre los
juicios del Objeto A y los juicios del Objeto B. la hipótesis está obligada a predecir que los
pesos de los componentes del movimiento deberían ser los mismos para el juicio del Objeto
B que para el Objeto A porque solo puede haber un patrón de fijación para una sola
presentación de cualquier estímulo dado. Por lo tanto, los patrones de fijación no pueden explicar las diferencias dentro del estímulo en los pesos de los componentes de movimiento entre los juicios del Objeto A
Consideraciones metodológicas
Estos experimentos utilizaron estímulos inspirados en los que
se han utilizado en estudios de causalidad fenoménica
(Michotte, 1963; Scholl y Tremoulet, 2000; White y Milne, 1999).
Estos estímulos están sumamente abstraídos. Los objetos son
simples formas geométricas bidimensionales que se mueven en
un espacio indefinido e indiferenciado. No hay pistas sobre la
identidad o el tamaño de los objetos, sobre las superficies sobre
las que pueden estar moviéndose o sobre el punto de vista. Esto
fue en parte con el propósito de investigar los paralelismos
entre las impresiones de fuerza y las impresiones causales,
como el efecto de lanzamiento, que requería el uso de tipos
similares de estímulos. Un objetivo adicional fue dilucidar los
conceptos básicos de las impresiones de fuerza, en la medida
de lo posible, no contaminadas por el conocimiento adquirido
sobre tipos particulares de objetos y entornos.
Según el presente relato, la percepción de las interacciones entre
objetos se basa en un tipo particular de experiencia con interacciones
reales en las que el actor juega un papel. Obviamente, tales experiencias
no pueden violar las leyes de la física, por lo que es necesario considerar
si las manipulaciones ortogonales de las variables cinemáticas en esta
investigación dieron como resultado estímulos que violan las leyes de la
física, lo que los volvería problemáticos para la hipótesis.
BLANCO
fines de prueba. El momento se conserva, por lo que sobre esa base se
podría argumentar que cualquier colisión en la que la suma de las
velocidades sea mayor después de la colisión que antes es físicamente
imposible. Pero esto ignora dos factores. Uno es girar. Como ya he
argumentado, y como se puede ver en juegos como el billar, los objetos
esféricos pueden invertir la dirección después del contacto si tienen
retroceso, por lo que los estímulos en la presente investigación en los
que el Objeto A invierte la dirección después de contactar con el Objeto B
no representan sucesos imposibles. . La otra son fuentes internas de
energía. Michotte (1963) informó que si la velocidad del Objeto B
después del contacto era mayor que la velocidad del Objeto A antes del
contacto, los observadores tendían a decir que tenían una impresión de
activación, como si el contacto de A liberara algún tipo de fuente de
energía en B que lo envió. a mayor velocidad. Asi que,
Cualquier respuesta dada en un experimento sobre
causalidad fenoménica o impresiones de fuerza podría
reflejar plausiblemente algún tipo de deliberación y el uso
del conocimiento adquirido (Gemelli y Cappellini, 1958).
Tanto la experiencia como la educación influyen en la
comprensión explícita de la fuerza que pueden tener los
participantes (Ioannides y Vosniadou, 2002), y es posible
que algunas de las respuestas en los presentes
experimentos estuvieran influidas por esto. De hecho, un
participante en el Experimento 2 (condición de fuerza) hizo
juicios de fuerza idénticos para los Objetos A y B en todo
momento, y es probable que esto refleje el uso del
conocimiento adquirido de la tercera ley de Newton, en
lugar de la percepción real. Sin embargo, no es probable
que el conocimiento adquirido explícito influya en la
percepción real de la fuerza.
¿El sistema háptico proporciona información solo sobre
contingencias, no sobre fuerzas?
Se ha afirmado que los datos fundamentales para el aprendizaje causal son
datos sobre contingencias, regularidades empíricas que sirven para marcar
relaciones causales (p. Ej., Cheng, 1993, 1997). Bajo ese argumento, podría
afirmarse que lo que se detecta a través de acciones sobre objetos son
contingencias y que, por lo tanto, es la detección de contingencias la que
fundamenta el conocimiento de las interacciones entre objetos, no la
percepción de fuerza. Ciertamente es el caso de que existen contingencias
confiables en las acciones sobre objetos: el actor actúa y el movimiento o
cambio en el objeto sobre el que actúa ocurre de manera confiable
inmediatamente después de la acción del actor. Pero hay más de una
refutación de la afirmación de que la detección de contingencias es la base del
conocimiento de las interacciones.
Desafortunadamente, un pequeño número de individuos ha perdido sus
sistemas mecanorreceptores en la edad adulta, desde el nivel del cuello hacia
abajo, debido a la neuropatía (Cole y Sedgwick, 1992; Gallagher y Cole, 1995;
Rothwell et al., 1982). Desde el punto de vista actual, esto proporciona una
prueba crítica porque la información sobre las fuerzas obtenidas a través del
sistema mecanorreceptor se ha perdido en estos pacientes, pero se conserva
la capacidad de detectar contingencias entre acciones y resultados a través de
la modalidad visual. Si la detección de contingencias fuera la fuente de
cualquier conocimiento causal que se obtenga al interactuar con objetos, estos
pacientes aún podrían interactuar de manera efectiva con los objetos y tener
una comprensión clara de las relaciones causales involucradas en tales
interacciones. En lugar de,
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
Las descripciones clínicas y anecdóticas de los intentos de los pacientes de
manipular objetos demuestran una discapacidad grave y duradera. Al
principio, los pacientes eran casi incapaces de moverse y estaban confinados a
la cama en una condición extremadamente discapacitada. Años de esfuerzo
extenso y decidido en rehabilitación dieron como resultado diversos grados de
mejora, pero todos los pacientes continuaron experimentando grandes
dificultades para interactuar con los objetos.
El uso de la modalidad visual en el control del movimiento muestra
que la capacidad de detectar contingencias entre las acciones y los
movimientos de los objetos sobre los que se actúa está intacta. Los
pacientes son capaces de detectar sus propios movimientos, el contacto
con el objeto y el movimiento del objeto en función de su acción, todo a
través de la modalidad visual. Pero la contingencia detectada casi no les
ayuda, como citas de Rothwell et al. (1982) revelan: “Explicó que las
posturas que adoptaba al manipular objetos se debían a su incapacidad
para juzgar con precisión la cantidad de fuerza a ejercer” (p. 525).
Además,
la información visual era insuficiente para poder corregir los errores que
se estaban desarrollando en la salida ya que, después de un período, no
tenía indicios de la presión que ejercía sobre un objeto; todo lo que vio
fue el bolígrafo o la taza que se le soltaba de las manos. (pág.539)
Cole y Sedgwick (1992) informaron que, después de mucha práctica, su
paciente había podido sostener un huevo siempre que estuviera sentado
y completamente concentrado en la tarea. Pero si se le pedía que
caminara al mismo tiempo, o si su atención visual se desviaba del huevo,
inmediatamente lo rompía porque no tenía idea de la fuerza que estaba
ejerciendo sobre él. Muchas otras descripciones transmiten el mismo
mensaje. La manipulación eficaz de objetos depende de la capacidad de
percibir fuerzas en las interacciones entre el propio cuerpo y el objeto en
cuestión. Es el funcionamiento del sistema mecanorreceptor, y la
percepción y experiencia de las fuerzas que nos da, lo que es
fundamental para la comprensión de las interacciones entre objetos, no
la mera detección de contingencias.
La segunda refutación es que es difícil ver cómo la detección de
contingencias podría explicar experiencias de diferentes grados de
fuerza y resistencia. Supongamos que tomo una botella de agua con la
mano. Si mi conocimiento de que estoy actuando sobre la botella de
agua proviene de la contingencia que detecto entre el movimiento de mi
brazo y mano y el movimiento de la botella, ¿cómo puedo tener la
impresión de ejercer una determinada cantidad de fuerza sobre la
botella? ¿O de la botella como ofreciendo una determinada cantidad de
resistencia a través de su masa inercial? No cabe duda de que tenemos
esas impresiones. Para cualquiera que lo intente, está claro que una
botella vacía ofrece menos resistencia que una llena y, de hecho, que
empujar un automóvil requiere más esfuerzo que empujar una bicicleta.
Incluso si la información de contingencia juega un papel en la adquisición
de la comprensión causal, no puede dar cuenta de estas experiencias
(véase también Wolff, 2007). Incluso si aprendo cómo sostener un huevo
sin romperlo registrando contingencias entre la cantidad de fuerza
ejercida y el resultado del huevo, este aprendizaje debe depender
fundamentalmente del conocimiento de la cantidad de fuerza ejercida en
una ocasión dada, de lo contrario estaría en la misma posición que un
paciente sordo.
La tercera refutación es la proporcionada por la asimetría causal (White,
2006). En el estímulo de tipo lanzamiento hay dos contingencias iguales:
contingencia entre el Objeto A que hace contacto con el Objeto B y el Objeto B
que comienza a moverse, y la contingencia entre el Objeto A que hace contacto
con el Objeto B y el Objeto A que se detiene. Si la comprensión de
595
Las interacciones se basaban en la detección de contingencias, ambas
contingencias serían detectadas y percibidas. Pero solo se percibe lo
primero. Ningún modelo basado en la detección de contingencias puede
explicar por qué se detecta una contingencia y no la otra.
Relación con la causalidad fenomenal
Los estímulos utilizados en los presentes experimentos se inspiraron
en los utilizados en estudios de causalidad fenoménica, específicamente
el efecto de lanzamiento (Michotte, 1963). Los observadores de estímulos
típicos para diversos efectos en la investigación de la causalidad
fenoménica tienden a informar una impresión causal cualitativa, cuya
naturaleza difiere entre los estímulos. Para los estímulos de efecto de
lanzamiento, la impresión es que el Objeto A patea o empuja o lanza el
Objeto B. También se han reportado otras impresiones cualitativamente
distintas, incluyendo empujar o cargar, tirar, desintegración forzada y
penetración (Michotte, 1963; White & Milne, 1997, 1999, 2003).
La impresión causal y la impresión de fuerza ejercida podrían verse como
aspectos cualitativos y cuantitativos de una impresión unitaria de interacción. La
impresión causal especifica las características cualitativas de la impresión,
distinguiendo el lanzamiento del arrastre, el tirón o la penetración, por ejemplo. La
impresión de fuerza especifica el grado de esfuerzo o esfuerzo invertido en producir
el resultado, de modo que uno puede tener la impresión de lanzar o tirar o penetrar
con una cierta cantidad de fuerza. Si la impresión es realmente unitaria, es probable
que sus diferentes aspectos cualitativos y cuantitativos tengan una base común en la
experiencia. Así como la impresión de fuerza se basa en experiencias de ejercer
fuerza en acciones sobre objetos mediadas por el sistema mecanorreceptor, por lo
que la impresión de causalidad cualitativa se basaría en experiencias de realizar
diferentes tipos de acciones sobre objetos y emparejar información cinemática sobre
interacciones entre objetos con representaciones motoras de tipos específicos de
acciones. Podría decirse que sabemos por experiencia que empujar algo se siente
diferente a tirar de él y tiene diferentes resultados para el objeto sobre el que se
actúa.
Algunos autores han argumentado que el efecto de lanzamiento está
mediado por una estructura o módulo perceptivo innato que es activado
por estímulos adecuados (Leslie y Keeble, 1987; Scholl y Tremoulet,
2000). Existe evidencia de tendencias de desarrollo en las
impresiones causales visuales que podrían parecer contrarias a la
hipótesis del módulo innato (LB Cohen, Amsel, Redford y Casasola,
1998; LB Cohen y Oakes, 1993; Oakes, 1994; Oakes y Cohen, 1990;
Saxe y Carey, 2006). Sin embargo, Newman, Choi, Wynn y Scholl
(2008) argumentaron que tal evidencia no refuta la hipótesis del
módulo innato. Uno de sus argumentos es que un módulo innato
proporciona un punto de partida para el desarrollo en la
comprensión de conceptos que de otro modo serían difíciles de
adquirir. Desde esta perspectiva, la evidencia de desarrollo podría
verse como evidencia de que el módulo está haciendo su trabajo y
ayuda a adquirir comprensión. El módulo en sí no se desarrolla,
pero sí se desarrolla la percepción causal extrínseca a las
operaciones del módulo,
Esto hace que sea poco probable que la evidencia del desarrollo pueda
usarse para decidir si las impresiones causales visuales están mediadas por
módulos innatos o no. Sin embargo, existe evidencia positiva de que cierto
aprendizaje causal procede independientemente del efecto de lanzamiento.
Kotovsky y Baillargeon (1998) encontraron que los bebés de 7 meses se
sorprendían cuando un pequeño objeto causal hacía un determinado
596
El objeto de efecto se mueve más lejos de lo que lo había hecho un objeto de
tamaño mediano, pero no cuando lo hacía un objeto causal grande. Esto indica
que los bebés pequeños ya tienen expectativas sobre la cantidad de resultado
que debería ocurrir para determinados tamaños relativos de objetos causales.
Esto es problemático para la hipótesis del módulo innato porque se supone
que el módulo hipotético para el efecto de lanzamiento se activa por las
características cinemáticas, no por las propiedades del objeto. Por otro lado, es
fácil de explicar en la hipótesis de acciones sobre objetos. A los 7 meses, es
probable que los bebés hayan tenido suficiente experiencia con los intentos de
mover objetos de diferentes tamaños para que comprendan algo de la
relación entre tamaño y fuerza. El resultado del ensayo de prueba con el
objeto causal pequeño capta su atención porque viola una expectativa
establecida por los ensayos previos con el objeto de tamaño mediano, una
expectativa arraigada en la experiencia háptica de los bebés de actuar sobre
objetos. Por tanto, los resultados favorecen la posibilidad de que a la edad de 7
meses se haya adquirido algún conocimiento de la fuerza y su relación con el
tamaño o la masa del objeto. La investigación adicional que relacione la
percepción de la fuerza con las impresiones causales en la infancia podría
arrojar mucha luz sobre cómo se relacionan las dos.
Relación con el juicio causal a partir de la información de
contingencia
El tema dominante en la investigación reciente sobre el juicio
causal ha sido que el juicio causal es impulsado principalmente
por la detección de contingencias. Este enfoque tiene sus raíces
en la filosofía escéptica de Hume (1739/1978) de que las
relaciones causales no se pueden percibir y que solo pueden
identificarse mediante la detección de indicadores empíricos. Se
ha investigado mucho sobre cómo se hacen los juicios causales
a partir de información de contingencia (Allan, 1993; Cheng,
1997; Hattori y Oaksford, 2007; Perales y Shanks, 2007; Shanks,
1995; White, 2003), y la mayor parte de esto ha sido motivado
por el argumento de que la detección de relaciones empíricas
es el medio principal y fundamental de aprender acerca de las
relaciones causales. Esta literatura se ha ampliado aún más
mediante investigaciones que prueban la posibilidad de que un
tipo de análisis causal normativo llamado gráficos causales
bayesianos pueda formar la base de una explicación descriptiva
del juicio causal humano (Cheng, 1997; Glymour, 2001; Glymour
y Cooper, 1999; Gopnik et al., 2004; Griffiths y Tenenbaum,
2005; McKenzie y Mikkelson, 2007; Pearl, 2000; Spirtes, Glymour
y Scheines, 2000; Steyvers, Tenenbaum, Wagenmakers y Blum,
2003). La idea es que los modelos bayesianos podrían describir
una forma en que puede ocurrir el aprendizaje causal
normativamente apropiado, dadas las suposiciones mínimas
sobre la cantidad de comprensión causal que está presente
desde el nacimiento.
Ya he argumentado que la adquisición de la comprensión de la causalidad
se basa en la percepción de las fuerzas involucradas en las acciones sobre los
objetos a través del sistema mecanorreceptor y que la detección de
contingencias no puede explicar esto. La presente investigación revela dos
problemas más para cualquier modelo de juicio causal humano basado en la
proposición de que la información de contingencia es fundamental para el
aprendizaje y juicio causal humano.
Primero, he argumentado que la percepción de interacciones entre objetos
puede entenderse como una especie de competencia entre la fuerza ejercida
por un objeto activo y la resistencia de un objeto inactivo. Como han
demostrado los experimentos, se considera que la resistencia es
BLANCO
mayor que la fuerza si el objeto inactivo no se mueve cuando se golpea y
menos si el objeto inactivo se mueve. Los modelos de juicio de
contingencia han descuidado el papel que juega la resistencia en la
comprensión de las relaciones causales. Tanto la investigación
experimental como los tratamientos teóricos se han centrado
exclusivamente en la fuerza de la causa o la probabilidad con la que la
causa produce su efecto, como si las causas operaran en el vacío.
Existe evidencia de que la comprensión de las interacciones en
términos de fuerza y resistencia ocurre en otros dominios, incluida la
física ingenua (Andersson, 1986; DE Brown & Clement, 1989; Clement,
1982; diSessa, 1982, 1983, 1993; Minstrell, 1982) , semántica (Talmy,
1988; Wolff, 2007; Wolff & Song, 2003), y ecología ingenua (White, 2000).
Esta evidencia cubre toda la gama, desde las impresiones perceptivas a
través de inferencias implícitas hasta el razonamiento explícito. Por
tanto, es probable que todas las relaciones causales, incluidas las que se
utilizan a menudo en los materiales de estímulo en los experimentos de
juicio de contingencia, se conceptualicen en términos de relaciones
fuerza-resistencia. En la medida en que la resistencia se entienda como
una propiedad estable de un objeto, No es imposible que la información
de contingencia pueda usarse para inferir la cantidad de resistencia que
poseen diferentes objetos. No se ha hecho tal intento. Los modelos
existentes tratan implícitamente el tema de la resistencia como si no
existiera (ver Cheng, 1997; Luhmann & Ahn, 2005; White, 2005). No incluir
el concepto de resistencia en las teorías y modelos de juicio causal a
partir de información de contingencia parecería ser una omisión
significativa.
El segundo problema se refiere al supuesto de unidireccionalidad. La
unidireccionalidad es la idea de que la influencia en una relación causal
fluye en un sentido, de causa objeto a efecto objeto, y no al revés. La
unidireccionalidad es una característica explícita de los modelos
normativos bayesianos (Pearl, 2000) y una suposición implícita en el
estudio del juicio causal a partir de información de contingencia (White,
2006). Considerado desde el punto de vista de las leyes de la mecánica,
no existen relaciones causales unidireccionales. Si la relación causal se
entiende como una relación unidireccional, entonces la categoría de
causalidad es una categoría espuria, una creación de percepción y
cognición humanas que no tiene contraparte en la naturaleza.
En términos de interacciones percibidas entre objetos, ambos objetos
ejercen fuerzas entre sí, ya sea que uno de ellos esté estacionario en
contacto o no. La evidencia de la presente investigación es que las
personas perciben que ambos objetos ejercen fuerzas entre sí cuando
ambos están en movimiento antes del contacto, e incluso cuando un
objeto está estacionario antes del contacto si el otro objeto cambia de
dirección. La única circunstancia bajo la cual no se percibe que un objeto
ejerce fuerza sobre otro es la de un estímulo de tipo lanzamiento en el
que el Objeto A no cambia de dirección después del contacto, en cuyo
caso no se percibe que el Objeto B ejerce fuerza sobre el Objeto A.
Entonces, parecería que lo que las personas entienden como relaciones causales
son aquellas interacciones en las que perciben (incorrectamente) que un objeto no
ejerce ninguna fuerza sobre el otro. Ésta es la hipotética relación unidireccional: la
fuerza se percibe como ejercida en una dirección y no en la otra. La tarea principal de
los teóricos no es explicar cómo las personas hacen juicios causales, sino explicar
cómo las relaciones causales se identifican como una clase distinta de interacciones,
dado que la clase es espuria. Los defensores de los modelos basados en
contingencias parecen haber asumido que la categoría es real y no necesita
explicación. Esto es doblemente incorrecto. Está mal porque no hay relaciones
causales unidireccionales en la naturaleza, y está mal porque la distinción entre
lanzamiento (y arrastre)
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS
ing) y otros tipos de interacciones entre objetos es una distinción
psicológica y no es objetivamente válida.
El efecto de lanzamiento parece encajar bien con nuestra
comprensión intuitiva de lo que es una relación causal. Tal como lo
percibimos, es una relación entre un objeto activo y un objeto inactivo en
la que la influencia causal opera en una sola dirección, de objeto activo a
objeto inactivo. Esta percepción no es fiel a lo que las leyes de la física
nos dicen que está sucediendo. En términos de fuerzas, el efecto de
lanzamiento no es diferente de muchas otras interacciones que no se
ajustan tan bien a nuestra noción intuitiva de causalidad o no parecen
involucrar causalidad en absoluto.
Considere una botella que cae sobre una roca y se hace añicos. Esto
podría identificarse como una relación causal, pero no parece tan sencillo
como el efecto de lanzamiento. La botella está activa (en movimiento) y la
roca está inactiva, pero el resultado (observable) ocurre en la botella, no
en la roca. Varias cosas podrían identificarse como la causa de la rotura
de la botella: la dureza de la roca, la fragilidad de la botella, la caída de la
botella, el contacto entre la botella y la roca, o alguna combinación de
estos. Probablemente la mayoría de la gente diría que la causalidad está
involucrada, pero el análisis causal del evento no es tan claro y no parece
ajustarse a nuestra idea de una relación causal tan bien como lo hace el
efecto de lanzamiento. Considere un plato que descansa sobre una
mesa. No se perciben fuerzas cuando observamos esto (Clement, 1987;
diSessa, 1993; Gutierrez & Ogborn, 1992); nada parece estar pasando. No
encaja en absoluto con nuestra idea de una relación causal. Sin embargo,
el efecto de lanzamiento, la botella que se rompe en la roca y el plato que
descansa sobre la mesa pertenecen a la misma categoría en términos de
las leyes de la física: diferentes objetos que ejercen fuerzas entre sí. Si las
entendemos como categóricamente diferentes, las diferencias
categóricas son de naturaleza psicológica, no física.
Propongo que la medida en que percibimos o entendemos una interacción
como una relación causal depende de la medida en que se parezca a nuestra
experiencia de una acción sobre un objeto. Nuestra experiencia es de acción
que implica el ejercicio de la fuerza para producir un resultado en una entidad
inactiva pero resistente. Esto determina cómo percibimos los estímulos de tipo
lanzamiento porque dichos estímulos tienen características cinemáticas que
coinciden con las de una acción sobre un objeto. Por eso parecen el mejor
ejemplo de relación causal. La botella que se rompe en la roca no encaja tan
bien porque parece que la botella está activa y ejerciendo fuerza, pero es la
botella y no la roca en la que se produce el resultado. La placa que descansa
sobre la mesa no encaja en absoluto porque ninguno de los objetos está activo
y no se perciben fuerzas.
Es necesario hacer algo más que reconocer que las relaciones causales
son una categoría psicológica que no es una representación válida de los
eventos de la naturaleza. Se necesitan modelos de percepción, inferencia
y comprensión de toda la gama de interacciones entre objetos, desde
estímulos de tipo lanzamiento hasta colisiones entre bolas de billar en
movimiento y botellas que caen sobre rocas y se rompen. Los modelos
de juicio causal basados en contingencias no han comenzado a abordar
este problema porque parten de una premisa errónea sobre la
naturaleza del juicio causal.
Conclusiones
En White (2006) sostuve que la asignación de los roles de causa y
efecto, y en consecuencia la asimetría causal, se regía por dos criterios
principales, el nivel de actividad y las preocupaciones prácticas.
597
Aquí parece que estoy diciendo algo diferente, que la asimetría
causal (y otros fenómenos) está gobernada por la percepción de la
fuerza. Déjame intentar aclarar la situación.
La referencia a la asignación de roles causales en White
(2006) fue una forma torpe de hablar sobre lo que sucede en la
actividad de comparación de esquemas. La comparación de
información cinemática sobre un estímulo de tipo lanzamiento
con una representación almacenada de una acción sobre un
objeto da como resultado la percepción del Objeto A como
activo y el Objeto B como inactivo. Esta representación
especifica, en parte, que el objeto activo ejerce fuerza sobre el
objeto inactivo, y el objeto inactivo puede ofrecer cierto grado
de resistencia a esa fuerza, pero no se percibe como ejerciendo
fuerza sobre el objeto activo. Por lo tanto, la asimetría causal
resulta de una secuencia de eventos en el procesamiento
perceptivo, impulsados por las características cinemáticas del
estímulo. Esta comprensión de las interacciones entre objetos
también se puede aplicar en la cognición superior,
Ya me he referido a la evidencia de que una conceptualización de las
interacciones entre entidades en términos de fuerzas que actúan contra
las resistencias se puede encontrar en varios dominios y en niveles que
van desde el procesamiento perceptual hasta el razonamiento explícito.
Esto apoya la afirmación de que la hipótesis del mecanorreceptor
describe un posible punto de origen para un tipo específico de
comprensión de las interacciones entre entidades que es una
característica general de la cognición causal. No dudo que la detección
de regularidades empíricas es un componente importante del
aprendizaje causal, pero los argumentos presentados en este artículo
implican que no es fundamental. Creo que es más probable que la
experiencia hápticamente mediada de fuerzas al actuar sobre objetos
proporcione la base de una comprensión de la causalidad y que el
aprendizaje causal subsiguiente, por cualquier medio,
Muchos autores han señalado el carácter agente que parecen poseer
las causas físicas (diSessa, 1993; Michotte, 1963; Talmy, 1988; Wolff &
Song, 2003). El origen propuesto de la percepción de fuerzas en
experiencias de acciones sobre objetos proporciona una explicación
simple para esto: las causas físicas se entienden como ser me gusta acciones
sobre objetos, por ejemplo, como las que involucran fuerzas que actúan
contra resistencias, solo menos los estados mentales que se cree que
están involucrados en la generación de acciones por parte de los
humanos. Las personas interpretan eventos en los que los objetos
activos producen resultados en objetos inactivos asimilándolos a
representaciones motoras basadas en experiencias de actuar sobre
objetos no autopropulsados. Por tanto, la causalidad es un constructo
psicológico que se distingue por su carácter agente.
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600 BLANCO

Apéndice

Resultados de ANOVA para los tres experimentos

Experimento 1: Juicios de fuerza ejercida por el objeto A significa en la condición de fuerza que en la condición de resistencia. Las
calificaciones fueron significativamente más altas en la condición de
Hubo un efecto significativo de vA antes, F( 2, 56) 33,48, resistencia (40.60) que en la condición de fuerza (21.59) cuando vB after estaba
MSE 839,33, pag . 001. Se revelaron comparaciones emparejadas post hoc
estacionario, F( 1, 70) 18,91, MSE 2.006,89, pag . 001; signif-
el pedido 18,9 cm / s ( METRO 58,89; de ahora en adelante todo entre paréntesis
icamente más alto en la condición de resistencia (51.94) que en la condición de
los valores no designados de otra manera también son medios) 13,5 cm / s fuerza (42.39) cuando vB después fue de 5.4 cm / s, F( 1, 70) 9,36,
(48,82) 8,1 cm / s (38,14). Hubo un efecto significativo de vB MSE 1.024,60, pag . 01; no significativamente diferente cuando vB
después, F( 2, 56) 10.25, MSE 345,83, pag . 001. Post hoc emparejado
después fue de 10,8 cm / s (media de 51,79 en la condición de fuerza y
las comparaciones revelaron índices significativamente más altos a 18,9
50,19 en la condición de resistencia); y significativamente mayor en la
cm / s (52,75) que a 13,5 cm / s (47,43) y 8,1 cm / s (45,67), que no
condición de fuerza (60.89) que en la condición de resistencia (52.21)
difirieron significativamente.
cuando vB after fue de 16.2 cm / s, F( 1, 70) 4,89, MSE 1.615,42,
El efecto principal de vA after no fue significativo ( F 1). pag . 05.
Sin embargo, hubo una interacción significativa entre vA antes y vA
También hubo una interacción significativa entre la medida, vA
después, F( 4, 112) 2,77, MSE 129,74, pag . 05. Simple
después y vB después, F( 6, 420) 3,57, MSE 203,39, pag . 01.
El análisis de efectos mostró efectos significativos de vA antes de
La inspección de las medias sugiere que el efecto de vB after en la condición
conformidad con la tendencia del efecto principal en todos los valores de
de fuerza es aproximadamente constante en los valores de vA after, pero en la
vA después, y no hubo un efecto significativo de vA después en ningún
condición de resistencia el rango de medias para vB after fue algo mayor
valor de vA antes. Por tanto, parece probable que este no sea un
cuando vA after estaba estacionario que en los otros dos valores de vA
resultado significativo. No hubo otros resultados significativos.
después.
Condición de fuerza. Hubo un efecto significativo de vA antes,
Experimento 1: Juicios de resistencia ofrecidos por el F( 1, 29) 28,14, MSE 689,23, pag . 001, con una media más alta
objeto B en vA antes 21,6 cm / s (49,36) que a 10,8 cm / s (38,97). Ahí
fue un efecto significativo de vA después, F( 2, 58) 4.11, MSE
Hubo un efecto significativo de vA antes, F( 2, 56) 8,70,
217,86, pag . 05. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron una mayor
MSE 306,35, pag . 001. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron un
significa en vA después - 10,8 cm / s (46,10) que en vA después
media más baja a 8,1 cm / s (17,85) que a 13,5 cm / s (23,06) y 18,9
estacionario (42.23), con la media de vA después de - 5,4 cm / s (44,17)
cm / s (23,65), que no difirieron significativamente. Hubo un efecto
no ser significativamente diferente de ninguno de estos. Hubo un efecto
significativo de vA después, F( 2, 56) 9,90, MSE 1.277,69,
significativo de vB después, F( 3, 87) 43,23, MSE 1.180,74,
pag . 001. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron una media más alta en
5,4 cm / s (29,54) que en estacionaria (18,06) y 5,4 cm / s (16,96), que no
pag . 001. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron el orden 16.2
cm / s (60,89) 10,8 cm / s (51,79) 5,4 cm / s (42,39) estacionario
difieren significativamente. Hubo un efecto significativo de vB después, F( 2,
(21,59). No hubo otros resultados significativos.
56) 33,22, MSE 596,13, pag . 001. Post hoc
Condición de resistencia. Hubo un efecto significativo de vA antes,
las comparaciones pareadas revelaron el orden de 8,1 cm / s (30,47) 13,5
F( 1, 41) 120,99, MSE 1.061,88, pag . 001, con un
cm / s (21,01) 8,1 cm / s (13,08).
media más alta en vA antes 21,6 cm / s (60,03) que a 10,8 cm / s
(37,45). Hubo un efecto significativo de vA después, F( 2, 82)
Experimento 2: Juicios de fuerza ejercida por el objeto A
22,47, MSE 453.04, pag . 001. Comparaciones por pares post hoc

Hubo una interacción significativa entre la medida y vA - 10,8 cm / s (55,04) que en

reveló una media más alta en vA después de

antes, F( 1, 70) 17.22, MSE 907,50, pag . 001. Efectos simples vA después estacionario (46.29) y vA después - 5,4 cm / s (44,88),
El análisis reveló una diferencia significativa entre las condiciones de que no difirió significativamente. Hubo un efecto significativo de vB
fuerza y resistencia en vA antes 21,6 cm / s, F( 1, 70) 13.15, después, F( 3, 123) 9,51, MSE 801.09, pag . 001. Post hoc
MSE 1.819,29, pag . 001, con una media superior en la resistencia Las comparaciones pareadas revelaron una media significativamente menor
condición (60.03) que en la condición de fuerza (49.36). No hubo cuando vB after era estacionario (40,60) que en los otros tres valores, que no
diferencia significativa en vA antes 10,8 cm / s ( F 1). difirieron significativamente (5,4 cm / s 51,94; 10,8 cm / s 50,19;
Hubo una interacción significativa entre la medida y vA 16,2 cm / s 52,21).
después, F( 2, 140) 6,74, MSE 355,61, pag . 01. Efectos simples Hubo una interacción significativa entre vA after y vB
El análisis reveló una diferencia significativa entre las condiciones de after, F( 6, 246) 3,74, MSE 240,96, pag . 01. Efectos simples
fuerza y resistencia en vA después - 10,8 cm / s, F( 1, 70) 10,67, El análisis reveló efectos significativos de conformidad con los respectivos efectos
MSE 1.049,81, pag . 01, con una media superior en la resistencia principales en todos los casos. Los rangos de medias indicaron que el efecto más
condición (55.04) que en la condición de fuerza (46.10). No hubo fuerte de vA after ocurrió cuando vB after estaba estacionario, y el efecto más fuerte
diferencia significativa en vA después estacionario, F( 1, 70) 1,76, de vB after ocurrió cuando vA after fue estacionario. Esto sugiere un posible efecto
MSE 1,309.23, o en vA después - 5,4 cm / s ( F 1). de prominencia visual: cuando un objeto está estacionario, el otro objeto tiende a
Hubo una interacción significativa entre la medida y vB captar la atención del observador, lo que ejerce una mayor influencia en las
después, F( 3, 210)16,32, MSE 958,37, pag . 001. Efectos simples calificaciones. Esta interacción fue calificada por una interacción significativa
El análisis reveló, como muestran las siguientes secciones, una mayor variedad de
 PERCEPCIÓN DE FUERZAS 601

involucrando las tres variables, F( 6, 246) 3,04, MSE 250,57, (66,55) que a 10,8 cm / s (50,64). Hubo un efecto principal
pag . 01. La inspección de medios no reveló violaciones de las tendencias. significativo de vA después, F( 2, 78)
33,14, MSE 656,61, pag . 001.
en cualquiera de los efectos principales, excepto que una media fue Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron el orden 8.1 cm / s (63.72)
anormalmente alta (para la combinación de vA antes10,8 cm / s, vA después estacionario (59.27) - 8,1 cm / s (52,79). Hubo un significativo
estacionario, vB después de 16,2 cm / s). Esto resultó en una violación del efecto principal de vB después, F( 2, 78) 37,40, MSE 554,11, pag

orden de los medios para vA después en esa combinación de vA antes y . 001. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron el orden de 18,9 cm / s
(63,98)
vB después. No hubo otras discrepancias obvias. 13,5 cm / s (58,55) 8,1 cm / s (53,25). No hubo
efecto principal significativo de vB antes, F( 2, 78) 2,07, MSE
Experimento 2: Juicios de fuerza ejercida por el objeto B 285,71, pag . 05.

Hubo un efecto significativo de vA antes, F( 1, 29) 4.12, Debido a la gran cantidad de interacciones en un diseño
MSE 533.03, pag . 05, con una media superior a 21,6 cm / s (38,71) ANOVA de cuatro vías, se utilizó la corrección de Bonferroni y el
que a 10,8 cm / s (35,21). Hubo un efecto principal significativo de vA nivel de significancia se fijó en .005. Solo hubo una interacción
después, F( 2, 58) 43,46, MSE 1.109,15, pag . 001. Post hoc significativa en este nivel, entre vB antes y vB después, F( 4,
las comparaciones pareadas revelaron el orden de –10,8 cm / s (49,61) - 5,4 156) 7,64, MSE 196,99, pag . 001. Análisis de efectos simples

cm / s (39,62) estacionario (21,65). Hubo una importante revelaron efectos significativos de vB después en línea con la dirección del

efecto de vB después, F( 3, 87) 6,32, MSE 1.144,73, pag . 001. efecto principal en todos los valores de vB antes. Hubo efectos significativos de

Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron una media más alta vB antes en todos los valores de vB después. En vB después 8.1
cuando vB after era estacionario (46,37) que en los otros valores de vB after, cm / s, F( 2, 78) 6,60, MSE 255,84, pag . 01. En vB después de 13,5 cm / s, F( 2,
que no difirieron significativamente (5,4 cm / s 35,09; 10,8 cm / s 33,46; 78) 3,98, MSE 215,41, pag . 05. En vB después

16,2 cm / s 32,92). 18,9 cm / s, F( 2, 78) 5,07, MSE 208,43, pag . 01. Cuando objeto

Hubo una interacción significativa entre vA after y vB B se movió lentamente después del contacto, el aumento de la velocidad antes

after, F( 6, 174) 3,30, MSE 263,45, pag . 01. Efectos simples del contacto se asoció con juicios de fuerza más altos. A las dos velocidades

El análisis no reveló violaciones de los respectivos efectos principales. A velocidades distintas

más altas de vB después, el aumento de la velocidad antes del contacto se

de cero de vB after, las medias muestran una tendencia descendente con velocidad creciente
asoció con juicios de fuerza más bajos. Estos efectos no parecen ser fuertes y

cuando vA after es estacionario o –5,4 cm / sy una tendencia ascendente con velocidad

ninguna diferencia entre las medias dentro de ninguna de estas

creciente cuando vA after es –10,8 cm / s. El rango de medias no fue muy grande en

comparaciones excedió los 5 puntos de escala. La interacción correspondiente

cualquier caso (alrededor de 6 puntos de escala), y no hay una interpretación obvia de esta
en los juicios de fuerza ejercida por el Objeto B sería vA antes Virginia

tendencia.
después. Esa interacción no fue significativa, como se informa en la siguiente
sección. Esto sugiere que la confiabilidad de esta interacción debe establecerse
Experimento 2: Juicios de resistencia ejercidos por el antes de que se propongan posibles interpretaciones.
objeto B
Hubo un efecto significativo de vB después, F( 3, 123) 107,43, Experimento 3: Juicios de fuerza ejercida por el objeto B
MSE 2,019.10, pag . 001. Se revelaron comparaciones emparejadas post hoc
Hubo un efecto principal significativo de vA después, F( 2, 78)
el orden estacionario (83,73) 5,4 cm / s (41,31) 10,8 cm / s
96,30, MSE 1.405,63, pag . 001. Comparaciones por pares post hoc
(26,12) 16,2 cm / s (17,75). Hubo un efecto significativo de vA
antes de, F( 1, 41) 31,56, MSE 292,75, pag . 001, con un mayor
reveló el orden –8,1 cm / s (44,27) estacionario (23,67) 8.1
cm / s (18,30). Hubo un efecto principal significativo de vB antes,
media a 21,6 cm / s (45,26) que a 10,8 cm / s (39,20). Hubo un efecto
significativo de vA después, F( 2, 82) 4,47, MSE 736,79, pag
F( 2, 78) 46,98, MSE 499,35, pag . 001. Post hoc emparejado
las comparaciones revelaron el orden –16,2 cm / s (34,34) - 10,8 cm / s
. 05. Las comparaciones emparejadas post hoc revelaron una media más alta a
–10,8 cm / s (45,01) que cuando vA after estaba estacionario (38,84), con –5,4 (28,97) - 5,4 cm / s (22,93). No hubo efecto significativo de vA
cm / s no siendo significativamente diferente de ninguno de estos (42,83). Esto antes de ( F 1) o de vB después, F( 2, 78) 1,33, MSE 401.06, pag
es similar al resultado encontrado en el Experimento 1. No hubo otros efectos . 05. La interacción entre vA antes y vA después no fue
significativos. significativa, F( 2, 78)
1,24, MSE 258,26, pag . 05.

Experimento 3: Juicio de la fuerza ejercida por el objeto A

Recibido el 4 de septiembre de 2008
Hubo un efecto principal significativo de vA antes, F( 1, 39) Revisión recibida el 30 de abril de 2009
89,54, MSE 1.526,45, pag . 001, con una media superior a 21,6 cm / s Aceptado el 1 de mayo de 2009