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ESCUELA:

 MEDICINA HUMANA – VII CICLO

MÓDULO:

 CIRUGÍA DE TRAUMA

DOCENTE:

 DR. BERNABÉ LOZADA VILLENA

ALUMNO:

 MUÑOZ RIVASPLATA, THALIA

AÑO:

2014
CASO CLÍNICO

Paciente mujer de 55 años, procedente de Pacasmayo, hace 2 años refiere dolor de espalda
intenso en la zona lumbar, por lo cual fue llevada al médico quién le encontró una desviación
en la columna vertebral con concavidad a la derecha a nivel dorsal y lumbar; para lo cual
recibió tratamiento con terapia física y ejercicios disminuyendo el dolor sin embargo la
desviación continua igual

Hace 2 meses reapareció el dolor de espalda y aparece; por lo que decidió acudir a terapia
física, disminuyendo nuevamente el dolor de espalda.

Actualmente el dolor lumbar es esporádico, por lo que aún sigue con tratamiento de terapias
físicas y ejercicios, cuando el dolor se vuelve demasiado intenso.

Funciones biológicas:

 Apetito: Conservado
 Sed: Conservado
 Sueño: Alterado
 Orina: Normal. 2 a 3 veces al día de aspecto amarillo claro, sin ningún aspecto
alterado.
 Deposiciones: 1 vez al día; de consistencia dura.

Antecedentes

 Traumáticos: No refiere
 Familiares: Refiere madre con escoliosis idiopática funcional.

Examen físico

- T°: 36°C
- FC: 85 lat. /min.
- FR: 19 resp. /min.
- PA: 100/70 mmHg.

Somatometría:

Peso: 65 kg. Talla: 1,62 m. IMC: 24.77

Apreciación general del paciente:

Paciente LOTEP, con buen estado general, buen estado nutricional y aparente buen estado de
hidratación, en posición anatómica estándar, con lenguaje fluido y colaborador al examen.

Aparato Locomotor

Inspección:

- Actitud: Pocisión de pie.


- Desnivelacion y asimetría de hombros.
- Desnivelación y curvatura de la columna: convexa dorsal (cifosis).
- Desnivelación anormal: Escoliosis, Cifoescoliosis.
- En semiflexión: Mayor prominencia de la rotación de la columna vertebral.
- Maniobra de Shober: Disminución de la flexión, 13 cm.

Palpación:

- Puntos dolorosos: T3, T9, L4.


- Tonicidad muscular: Aumentada
- Movilidad:
o Cervical: Normal
o Dorsolumbar:

 Flexión: Ángulos disminuidos.


 Extensión: Disminuida
 Rotación: Aumentada al lado derecho.
 Inclinación lateral: disminuida al lado derecho.

- Signo de Lassegue: Negativo


- Signo de Lassegue contralateral: Negativo
- Maniobra de Gowers- Bradarg: Negativo
- Signo de elongación crural: Negativo
- Signo de Bonnet: Negativo
- Test de Trendelemburg: Positivo
- Test de Adams: Positivo.
- Test de Turín: Negativo.
- Medición de los miembros inferiores: I: 85 cm; D: 84.5 cm.

Datos relevantes

- Paciente mujer de 55 años


- Dolor lumbar esporádico
- Al examen físico
o Inspección:
 Desnivelación anormal: Escoliosis, Cifoescoliosis.
 En semiflexion: Mayor prominencia de la rotación de la columna
vertebral.
 Maniobra de Shober: Disminución de la flexión, 13 cm.
o Palpación:
 Desnivelación anormal: Escoliosis, Cifoescoliosis.
o En semiflexion: Mayor prominencia de la rotación de la columna vertebral.
o Maniobra de Shober: Disminución de la flexión, 13 cm.
Problemas de Salud

- Lumbalgia
- Escoliosis

Diagnóstico

- Escoliosis idiopática funcional (postural) con concavidad derecha a nivel dorso-lumbar.


EMBRIOLOGÍA
DESARROLLO DEL SISTEMA DEL ÓSEO.

- Se desarrolla a partir del mesodermo paraxial, lateral y la cresta neural .

- El mesodermo paraxial forma las somitas y las somitómeras.


- Las somitas se diferencian en esclerotoma y dermiotoma.

- El esclerotoma originará las vértebras y las costillas. El dermiotoma originará los


mioblastos (células musculares primitivas) a partir de la región del miotomo, y la
dermis a partir de la región del dermatomo. Al finalizar la cuarta semana el
esclerotoma forma el mesénquima o tejido conectivo.

- Las células mesenquimáticas se convierten en:

 Fibroblastos
 Condroblastos
 Osteoblastos
 Una porción de estas células provienen de la cresta neural, migran hacia los arcos
faríngeos y forman los huesos y tejidos de las estructuras craneofaciales.
 Esta migración es regulada por los genes homeocaja
El embrión posee un esqueleto axial o notocorda, que es
un tubo alargado situado ventralmente con respecto a los
esbozos del tubo neural.
La notocorda13 está formada por un saco membranoso,
que contiene células constituidas por gelatina cordal, el
cual será reemplazado por el esqueleto vertebral.

El mesénquima pericordal se transforma en esqueleto


vertebral gracias a los somitas; aparecerán tantas
vértebras como somitas haya. Los somitas formarán los
miotomas y los esclerotomas:

— Los miotomas formarán los músculos laterales y


posteriores del tronco.
— Los esclerotomas formarán las diferentes piezas del
esqueleto axial

Los esclerotomas proliferan situándose entre la


notocorda y el tubo neural.

A nivel de cada vértebra futura, la notocorda estará rodeada por un tejido óseo; el tubo neural
se encontrará encerrado en un anillo que será el futuro canal raquídeo. Cada vértebra estará
formada por la unión de la mitad inferior de un esclerotoma y por la mitad superior del
esclerotoma siguiente. En la parte anterior de los somitas persisten zonas que no serán
invadidas por los esclerotomas; estas zonas formarán los discos intervertebrales.

La notocorda desaparece a nivel de los futuros cuerpos vertebrales, pero persiste en la parte
central del disco intervertebral, donde formará el núcleo pulposo.
Los esclerotomas se transformarán en cartílago preóseo en el segundo mes fetal y presentarán
dos partes:

— La parte anterior que corresponde al cuerpo vertebral.


— La parte posterior que corresponde al arco posterior.

Columna Vertebral

- Durante la cuarta semana las células de los esclerotomas rodean la medula espinal y la
notocorda
Se forma una columna mesenquimática con vestigios de origen segmentario, pues los bloques
de esclerotoma están separados por áreas menos compactas que contienen arterias
segmentarias.

- Durante el desarrollo ulterior la porción caudal de cada segmento de esclerotoma


experimenta una gran condensación y proliferación.
- Esta proliferación avanza al tejido intersegmentario subyacente y une la mitad caudal
de un esclerotoma con la mitad cefálica del que se encuentra por debajo.
- Se forma el disco intervertebral ya que las células mesenquimatosas ubicadas entre las
porciones caudal y cefálica del esclerotoma no proliferan.
- Aunque la notocorda sufre una regresión en la región de los cuerpos vertebrales,
persiste y aumenta de tamaño en la zona del disco intervertebral, de esta manera se
forma el núcleo pulposo que luego se rodea por las fibras circulares del anillo fibroso.

La redistribución de los esclerotomas en las vértebras definitivas hace


que los miotomas se dispongan a manera de puente sobre sobre los
discos intervertebrales.
Las arterias intersegmentarias pasan a mitad de distancia sobre los cuerpos vertebrales, sin
embargo los nervios raquídeos se sitúan cerca de los discos intervertebrales

Se derivan del esclerotoma del mesodermo paraxial y se forman a partir de las prolongaciones
costales de las vértebras torácicas.
HISTOLOGIA
TEJIDO ÓSEO

El tejido óseo se forma a partir de un tejido conectivo laxo que contiene células estrelladas
pluripontenciales conocido como mesénquima. Su origen puede ser del mesodermo paraxial,
de la hoja somática del mesodermo lateral o bien del ectomesénquima proveniente de las
células de la cresta neural. La formación inicial del hueso implica la condensación del
mesénquima,y la participación de matriz extracelular rica en ácido hialurónico y proteoglicanos
como el condroítin sulfato.

El cartílago se forma in situ a partir de la quinta semana de gestación por condensación del
mesénquima local, el cual se condensa para formar centros de condrificación a partir del cual
se diferenciaran condroblastos.

Existen tres tipos de cartílago a saber: el cartílago hialino es el más abundante, fibrocartílago y
cartílago elástico.

Es una variedad de tejido conjuntivo. Esto indica que está formado por células
separadas y sustancia intercelular, pero ahora la sustancia intercelular está mineralizada: se
trata de una malla de fibras colágenas que se endurece, por eso es muy resistente, no rígida,
sino elástica, pero muy resistente.

Un hueso tiene como base tejido óseo, pero hueso es un órgano, tiene tejido
conjuntivo fibroso en su parte externa (periostio), zonas con cartílagos, cavidades con tejido
blanco (médula ósea), vasos sanguíneos (que también son órganos), y nervios.

 OSTEOCITOS: son células del tejido óseo ubicadas en el interior, en zonas llamadas lagunas
óseas; como lo que los rodea es sustancia mineralizada, las lagunas se comunican unas con
otras para el aporte metabólico por medio de conductos calcóforos o canaliculos; estos
conductos llegan finalmente a la superficie del tejido, donde hay vasos sanguíneos de tipo
capilar. En el espesor del tejido no hay vasos sanguíneos; por el interior, no circula sangre,
sino líquido tisular.

 OSTEOBLASTOS: son células formadoras de tejido óseo.

 OSTOCLASTOS: son las que destruyen tejido óseo.

 CÉLULAS LIMITANTES: capa de células que se ubican en la superficie del hueso; son una
especie de reserva celular que tiene el tejido, pues de aquí se pueden diferencias
osteoblastos, osteoclasto, condroblasto (relacionado con cartílago). Estas últimas 3 células
se ubican en la superficie libre del tejido.

1. FORMACION DE TEJIDO ÓSEO

Lo primero que aparece son células con ciertas prolongaciones, toman cierta posición y
comienzan a alinearse. Posteriormente los osteoblastos (muy parecidas a los fibroblastos), de
retículo muy desarrollado (producen proteínas) y golgi (le agregan hidratos de carbono);
sintetizan fibras colágenas y cada célula se rodea de una malla de colágeno; entre una hilera y
otra, las mallas están orientadas en distintos sentidos, no quedando en la misma dirección dos
hileras seguidas; esto forma un verdadero tejido. Entre las fibras hay sustancia amorfa,
también sintetizada por los osteoblastos. Este tejido se llama osteoide, el que se encuentra
durante el desarrollo embrionario y cuando se fractura un hueso. Este se transforma en tejido
óseo porque se mineraliza el colágeno, en donde se depositan sales de calcio, carbonatos y
fosfatos de calcio en forma de cristales.

La mineralización es bastante compleja: se realiza en 3 niveles:

 Entre las fibrillas se depositan cristales; ahora no tenemos una fibra colágena flexible, sino
endurecida.
 Encima de la fibra también se depositan cristales, los que se orientan en forma ordenada
formando una capa.
 Mineralización de los espacios entre las fibras, los cristales se disponen aquí de una
manera desordenada.
Resultado de esto es un tejido sumamente duro, flexible pero muy resistente.

Entre una hilera y otra de osteoblastos, las fibras se orientan


en distinto sentido; cada elemento fibroso que tiene una
misma orientación se llama laminilla ósea (parecido al
terciado). La disposición de varias láminas forma el tejido
óseo y entre las capas se ubican las células osteoblásticas.
Los osteoblastos pasan a ser ahora osteocitos. El osteoblasto
ya cumplió se función y queda encerrado, pero no
totalmente, pues su colágeno respeta ciertos límites y le deja
un pequeño espacio a la célula con la misma forma de la
célula.

Donde termina el tejido óseo hay tejido blando. Si se


trata de una superficie libre, encontramos tejido conjuntivo
fibroso o periostio, que tiene redes de capilares captados por
los conductos calcóforos. Si donde termina el hueso es el
interior del hueso, hay tejido conjuntivo laxo, llamado
médula ósea.

2. TEJIDO ÓSEO COMPACTO

Cuando en el organismo se forma tejido óseo, en algunos sectores se organiza con las
laminillas concéntricas a un conducto central, lo que se denomina osteona o sistema de
Havers. El colágeno va girando y se dispone en forma de círculo, alrededor de ella están los
osteocitos en sus lagunas. El conducto se denomina conducto de Havers, donde hay tejido
blando, tejido conjuntivo con vasos sanguíneos y capilares; también hay fibroblastos. En la
superficie libre hacia el tejido conjuntivo se encuentran las células limitantes, los osteoblastos
y los osteoclastos.

En el tejido óseo compacto hay muchas osteonas, de distinto tamaño; en los


intersticios que quedan también hay tejido óseo, formado por laminillas que no forman parte
de ninguna de estas osteonas, llamadas laminillas intersticiales; también hay osteocitos. Las
osteonas se ubican en forma paralela entre sí, lo que da mucha resistencia, a las cargas
verticales principalmente.
REMODELACIÓN ÓSEA

Los Osteoclastos son células grandes con varios núcleos, adheridos, por pliegues de su
membrana, a la superficie libre. Activada por hormonas produce enzimas hidrolíticas
que actúan en la unión proteica de la fibra de colágeno, con lo que ésta se destruye;
los cristales que de ella formaban parte se desprenden. El osteoclasto comienza luego
a fagocitar los elementos sueltos, lo que da como resultado la destrucción del tejido.

La acción de la glándula parotidea produce esta acción de los osteoclastos con la


finalidad de remodelar el tejido, ya que luego los osteoblastos producen nuevo tejido.
Por ejemplo, el maxilar inferior de un niño para que llegue al estado adulto, requiere
de osteoblastos que en la cara externa vayan poniendo capas de tejido, y de
osteoclastos que absorban hueso en la cara interna.

Las osteonas están orientadas en ciertas direcciones para resistir ciertas fuerzas en
cierto sentido, pero si esa parte del cuerpo tiene una actividad diferente, las osteonas
deben cambiar su orientación o su tamaño; las señales generadas por las nuevas
cargas activan a los osteoclastos que degradan el tejido; las células limitantes se
activan y forma nuevo tejido óseo; los residuos de las osteonas degradadas que
quedan en la periferia forman las laminillas intersticiales.

Esta actividad del osteoclasto se da en una situación normal, pero hay patologías en
que los osteoclastos destruyen todo el tejido óseo.

Los osteoclastos tienen una muy activa participación durante el desarrollo embrionario
y en el crecimiento y remodelamiento del esqueleto. Esta actividad es la que se aplica
en ortodoncia, donde en la dirección en la que se aplica la fuerza se activan los
osteoclastos y donde se produce el estiramiento, se activan los osteoblastos.

La ausencia de fuerza disminuye el tejido óseo, lo que puede llegar incluso a


osteoporosis.

3. TEJIDO ÓSEO ESPONJOSO

Tiene múltiples cavidades. Las laminillas óseas tienen trayectos alargados e irregulares,
conectados unos con otros. Entre ellas quedan cavidades grandes llamadas cavidades
esponjosas, ocupadas por tejido blando o médula ósea, que es tejido conjuntivo laxo.

Existe dos tipos de médula ósea:

 Una muy rica en células adiposas, llamada médula amarilla y se encuentra en el centro del
hueso.
 Hay otra que es roja y tiene actividad hemocitopoyética (donde se forman los elementos
figurados de la sangre, menos los linfocitos, que se originan en los órganos linfáticos); se
encuentra en las cavidades esponjosas.
Un conjunto de estas laminillas recibe el nombre de trabécula o tabique. En el interior de
una trabécula también hay osteocitos. En la superficie hay osteoblastos, osteoclastos y
células limitantes, por lo que se perciben una serie de núcleos celulares.

La resistencia de este tejido es menor que la del compacto

En un hueso generalmente hay una parte externa de tejido compacto, y hacia adentro,
tejido esponjoso.

4. VASOS SANGUINEOS

En cada conducto de Havers hay vasos sanguíneos que lo recorren en su longitud.


Estos vasos están allí porque cuando se forma el tejido óseo, lo primero que ocurre es una
proliferación de vasos, que provienen de la superficie del tejido. Por tanto los conductos de
Havers están conectados con la superficie ósea por medio de conductos. Estos vasos emiten
ramas que irrigan los conductos de Havers que se encuentran más adentro.

En la superficie del hueso hay tejido conjuntivo fibroso llamado periostio, de donde
provienen los vasos que irrigan las osteonas. Otra función del periostio es otorgarle defensa
biológica al tejido óseo. Otra es aportar células limitantes.

Los conductos que están en la superficie y permiten el primer ingreso de vasos se


llaman conductos perforantes o de Volkman. Los conductos más profundos que unen los vasos
de un conducto de Havers con los de más adentro se llaman conductos anastomóticos.

Esto permite entender la respuesta biológica mala del tejido óseo compacto a un
trauma o a una infección. Si llega una infección, se necrosa una parte del tejido conjuntivo, con
lo que se pierde la irrigación del tejido óseo; esto implica que los vasos que permanecen en el
interior se necrosan (la sangre coagula) y el tejido blando que está dentro del conducto entra
en lisis, se muere. Así, de un foco no muy grande se puede comprometer una parte importante
de tejido óseo. El organismo rechaza los gérmenes por la defensa específica e inespecífica;
pero en el interior del tejido óseo está todo muerto, por lo que las bacterias se encuentran con
sustratos orgánicos y en un sector aislado de las defensas del organismo, porque no pueden
llegar macrófagos, etc., porque no hay tejido conjuntivo ni vasos que los trasladen. Esta
infección se llama osteomielitis, y forma secuestros, esto es, bloques de tejido óseo necróticos
que se empiezan a desprender, con lo que se producen fístulas o trayectos que tratan de
eliminar los elementos extraños (los secuestros no pueden salir porque son muy grandes).
Frente a esto, el profesional de la salud, además de instalar una terapia de antibióticos muy
agresiva, debe retirar mediante cirugía los trozos de huesos necróticos. La reparación de esto
es muy difícil y se produce normalmente recaídas por pequeños focos de bacterias, a veces se
llega incluso a extirpar el hueso.

En el tejido óseo esponjoso, en cambio, hay muchas redes de vasos, lo que permite
una mayor defensa y una mejor respuesta a la infección.
La mandíbula tiene mucho tejido óseo compacto y poco esponjoso; el maxilar superior,
al revés, por lo que la infección de la mandíbula es más grave.

Existen dos tipos de osificación endocondral y membranosa.

OSIFICACION MEMBRANOSA

La mayoría de los huesos planos se originan de cubiertas membranosas preexistentes

En este caso, las células mesenquimatosas se diferenciandirectamente en osteoblastos y


depositan matriz osteoideno mineralizada, posteriormente se deposita fosfato cálcico, los
osteoblastos atrapados se convierten en osteocitos, y se organizan en láminas concéntricas
para formar osteonas.
Algunos ejemplos de osificación membranosa son: los huesos planos del cráneo, parte de la
mandíbula y la mayor parte de la clavícula.

OSIFICACION ENDOCONDRAL

A diferencia de la anterior esta osificación se desarrolla a partir de un molde de cartílago


preexistente. Los centros de osificación primario se localizan en las diáfisis en donde se
encuentran los condrocitos que se calcifican y mueren dando lugar a la formación de periostio.

El crecimiento longitudinal del hueso depende de La proliferación celular de los condrocitos en


la unión diáfisis-epífisis.
Algunos ejemplos de este tipo de osificación son fémur, húmero, esternón, peroné, y costillas.
En el caso de las extremidades la osificación comienza al final del periodo embrionario y al
nacer la mayoría de las diáfisis están calcificadas.

DESARROLLO DEL ESQUELETO AXIAL

El esqueleto axial está formado por el cráneo, la columna vertebral, las costillas y esternón.
En la cuarta semana la porción medial de los somitas o esclerotomas rodean el tubo neurales
inician la formación de la columna vertebral con la participación del gen Pax –

1. Un grupo de células migran en dirección craneal para formar el disco intervertebral y


el resto de las células se fusionarán para formar el rudimento del cuerpo de la
vértebra, a partir de la fusión de dos esclerotomas adyacentes. La notocorda se
expande y forma el núcleo pulposo de las vértebras.

2. La identidad de cada una de las vértebras se especifica por la expresión coordinada de


los genes Hox. Las costillas proceden de las apófisis costales de las vértebras torácicas
las cuales se osifican durante el periodo feta es común que haya costillas
supernumerarias las cuales son asintomáticas.
ANATOMÍA
La columna vertebral está construida a
base de alternar vértebras óseas y discos
fibrocartilaginosos que están
íntimamente conectados por fuertes
ligamentos y apoyados por masas
musculotendinosas poderosas.

Existen 33 vértebras (7 cervicales, 12


torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y 4
coccígeas).

Aunque las vértebras sacras y coccígeas


están habitualmente fusionadas para
formar el sacro y el cóccix. Todas la
vértebras están formadas siguiendo un
plan básico, aunque existen variaciones
individuales en las diferentes regiones.
Una vértebra típica está formada por un
cuerpo anterior, más o menos cilíndrico,
y un arco posterior compuesto de dos
pedículos y dos láminas, estas últimas
unidas posteriormente para formar una
apófisis espinosa. Estas apófisis varían en forma, tamaño y dirección en las distintas regiones
de la columna. En cada lado, el arco también da soporte a una apófisis transversa y a unas
apófisis articulares superior e inferior; estas últimas forman articulaciones sinoviales con las
apófisis correspondientes de las vértebras adyacentes.

Las apófisis espinosas y transversas proporcionan puntos de fijación para los diferentes
músculos que se insertan en ellas.

El tamaño creciente de los cuerpos vertebrales de arriba abajo se relaciona con el peso y
fuerzas progresivas que soportan los segmentos sucesivos, y las vértebras sacras están
soldadas para formar una base sólida en forma de cuña -el pilar de apoyo de un puente cuyos
arcos se curvan hacia abajo, en dirección a las articulaciones de la cadera. Los discos
intervertebrales actúan como amortiguadores elásticos para absorber los múltiples efectos
mecánicos que padece la columna vertebral.

Entre vértebras adyacentes, sólo son posibles movimientos limitados, pero la suma de estos
movimientos confiere un considerable margen de movimiento a la columna vertebral como un
todo. Es posible efectuar flexión, extensión, flexión lateral, rotación y circunducción, siendo
estas acciones más libres en las regiones cervical y lumbar que en la torácica. Estas diferencias
se deben a que los discos son más gruesos en las áreas cervical y lumbar, falta el efecto de
fijación de la caja torácica, las apófisis espinosas cervicales y lumbares son más cortas y están
mas separadas y las apófisis articulares están formadas y dispuestas de manera diferente.
En el nacimiento, la columna vertebral presenta una convexidad dorsal general, pero después
las regiones cervical y lumbar se curvan en direcciones opuestas -cuando el niño alcanza los
estadios de levantar la cabeza (3-4 meses) y mantenerse sentado (6-9 meses). Las
convexidades dorsales son curvas primarias asociadas con la posición fetal intrauterina,
mientras que las curvas secundarias ventrales cervical y lumbar son compensatorias para
permitir el mantenimiento de la posición erecta. Puede haber ligeras desviaciones laterales
adicionales resultantes de tracciones musculares desiguales en personas diestras y zurdas.

La longitud de la columna vertebral tiene 72 cm de promedio en el hombre adulto y de a 10 cm


menos en la mujer. El conducto vertebral se extiende a todo lo largo de la columna
proporciona una excelente protección a la médula espinal, la cola de caballo y sus envolturas.

Los vasos y nervios pasan a través de los agujeros intervertebrales formados por escotaduras
en los bordes superior e inferior de los pedículos de vértebras adyacentes, limitados
anteriormente por los discos intervertebrales correspondientes y posteriormente por las
articulaciones entre las apófisis articulares de las vértebras adyacentes.

En el interior de la columna vertebral está la médula espinal de esta llegan y parten haces
nerviosos, entre los cuerpos vertebrales están los discos intervertebrales.

PARTES DE LA VÉRTEBRA:

 Esforamen espinal
 Cuerpo vertebral: Se articulan entre sí por los discos
intervertebrales.
 Pedículo: forma casi redonda.
 Lámina: forma casi plana.
 Apófisis transversa: protuberancia formada por la
unión entre el pedículo y la lámina. Tiene un orificio
para el paso de una arteria
 Apófisis espinosa.

VÉRTEBRAS:

Vértebra cervical:

La vértebra cervical tiene la apófisis espinosa


bífida y apenas tiene cuerpo vertebral.
Vértebra torácica:

La apófisis transversa es mas grande, tienen una


carilla articular que es una superficie recubierta
por tejido cartilaginoso, y es por donde se une la
columna con las costillas.

VERTEBRA LUMBAR

Los cuerpos vertebrales son más grandes.

 La primera vértebra cervical se llama ATLAS,


no tiene cuerpo vertebral ni lámina, tiene
carillas que articula con el cráneo, existe un
orificio en la cara interna del esforamen
donde se articula con el pedículo articular del
AXIS.
 La segunda vértebra cervical es el AXIS, tiene
un pedículo que es lo que encaja con el atlas
(protuberancia) hay un ligamento como una
goma que las une, tiene dos carillas
articulares para articular con el atlas, no tiene cuerpo vertebral ni lámina.

La columna vertebral cumple un doble cometido: Por una parte sirve de eje al cuerpo
encargándose de soportar el peso de la cabeza y del tronco y de transmitirlo a la pelvis; por
otra parte actúa facilitando protección al sistema nervioso medular, alojado en el conducto
raquídeo.

Sin embargo, dicha columna no es un tallo rígido sino que se encuentra integrada por una serie
de piezas –vértebras– que articuladas ofrecen poca movilidad entre sí, pero que en conjunto
proporciona una gran amplitud de movimientos que permiten flexionar, extender, rotar y
movilizar en sentido lateral.

La columna así constituida procede a sustituir al primitivo eje embrionario –notocorda–


mediante un proceso de osificación a partir de una serie de puntos de osificación, que vienen a
ocupar a lo largo del eje corporal una posición intersomítica. Ello explica que se constituyan
siete elementos vertebrales de tipo cervical que vienen a ocupar posición intermedia entre los
ocho somitas cervicales.

A continuación se sitúan los doce puntos de osificación de carácter dorsal (serán el punto de
partida de las vértebras de esta región), de los cuales el primero está colocado entre el octavo
somita cervical y el primero dorsal y los once restantes son interdorsales.

De la misma forma, entre la región dorsal y lumbar se constituye la primera vértebra lumbar,
que sumada a las cuatro intersomíticas lumbares completa los cinco elementos integrantes de
la región lumbar.
Finalmente se constituyen cinco vértebras sacras y tres o cuatro coxígeas, que suman el
conjunto de las 31 o 32 vértebras integradoras de la columna vertebral completa.

Por otra parte, la columna que inicialmente forma una amplia curva de concavidad anterior
que se corresponde con la actitud embrionaria primitiva, sufre una progresiva rectificación
pues en el nacimiento y a raíz de los primeros meses de la vida, los músculos erectores se
encargan de colocar erguida la cabeza y, con ella, la porción cervical de la columna que de esta
forma rectifica su primitiva curvatura para hacerse a este nivel convexa hacia adelante.
Por un proceso similar, la puesta en acción del mecanismo de la marcha y del apoyo de los
miembros inferiores lleva consigo un enderezamiento de su primitivo estado de flexión, que
repercute sobre la zona lumbar obligándola a desplazarse hacia delante, haciéndose convexa y
rectificando así su curvatura para centrar mejor el eje de gravedad del cuerpo.
De esta manera queda constituida la columna vertebral con una cuádruple curvatura en el
plano antero posterior:
La dorsal y la sacro-coxígea conservan la concavidad anterior de la morfología primitiva
(cifosis) y el centro de sus curvas respectivas corresponde en cada caso a la zona media de
ambas regiones.

La curva cervical y la lumbar (lordosis) son adquiridas con posterioridad (son curvas
compensatorias) y su convexidad anterior ofrece como centro la cuarta vértebra cervical y la
tercera lumbar respectivamente.
Aparte de esto, en sentido frontal la columna tampoco resulta total- mente rectilínea
ofreciendo en conjunto una ligera curva de concavidad izquierda muy discreta (escoliosis).

1.1. Osificación vertebral.

El cuerpo vertebral es la porción que más primitivamente se constituye en cada vértebra para
cumplir esa primera misión de soporte y de eje. Posteriormente, surge a la altura de cada
cuerpo vertebral primitivo un patrón cartilaginoso encargado de proteger al tubo neural
situado por detrás y que dirigido hacia atrás forma el arco neural.
Así pues, la vértebra tiene su origen en un gran punto de osificación anterior –cuerpo
vertebral– y en dos puntos de osificación laterales integra-dores de cada mitad de arco neural,
que más tardíamente termina por soldar se entre sí formando una unidad vertebral.

La superposición de una vértebra con otra formaría un arco seguido de otro, es decir, forman
un conducto vertebral. Si no se suelda el arco por detrás surge una patología denominada
espina bífida (a nivel sacro o en las últimas vértebras lumbares).

Por otra parte, frente a estos puntos de osificación primitivos surgen otros secundarios
encargados de perfilar la morfología vertebral, bien para proporcionar atadura a las
musculaturas apareciendo a tal fin transversal- mente las apófisis transversas, y hacia atrás la
apófisis espinosa; bien facilitando la unión entre los arcos neurales vecinos surgiendo hacia
arriba y hacia abajo como fruto de sendos puntos de osificación secundarios las apófisis
articulares superiores e inferiores; e incluso perfilándose la morfología del cuerpo vertebral
con la aparición de puntos que determinan rodetes óseos que sirven de límite superior e
inferior a cada cuerpo vertebral.
A los veinte años se produce la completa soldadura y unificación de la vértebra.

1.2. Elementos comunes vertebrales.

Cada vértebra totalmente desarrollada queda integrada por los siguientes elementos:

· El cuerpo vertebral-. De forma más o menos cilíndrica ofrece eje al organismo.


· El arco neural-. Soldado al cuerpo por los llamados pedículos forma un anillo que aloja a la
médula y a los elementos nerviosos raquídeos.
· La apófisis articular-. Es una prolongación hacia arriba o abajo a partir del pedículo.
· La apófisis espinosa-. Es una prolongación hacia atrás que surge de dicho arco.
· La apófisis transversa-. Surge lateralmente del pedículo.
· Láminas vertebrales-. Se define como la porción del arco neural que se encuentra entre
ambas apófisis, de forma más o menos cuadriláter
· Agujero de conjunción-. Es el espacio delimitado arriba y a-bajo por la escotadura superior de
un pedículo de una vértebra al contactar con la escotadura inferior de otro pedículo de otra
vértebra; adelante por el cuerpo y disco intervertebral, y atrás por las apófisis articulares. Es la
zona de salida de las raíces espinales originadas en la médula.
· Carillas articulares-. Son partes del hueso de placa lisa revestidas de cartílago. Se encuentran
en el vértice de las transversas y en el cuerpo vertebral de las dorsales. En el resto de las
vértebras sólo a nivel de las apófisis articulares.
· Agujero vertebral-. Está delimitado adelante por la cara posterior del cuerpo vertebral; atrás,
por las láminas y la base de la apófisis es-pinosa, y lateralmente por los pedículos y las apófisis
articulares.
La superposición de los agujeros vertebrales constituye el canal vertebral, que aloja a la
médula espinal.
Éste se abre a ambos lados, en los agujeros de conjunción.
· Pedículo-. Se extiende desde la base de las apófisis transversas y articulares hasta la parte
posterior y lateral del cuerpo vertebral. Sus bordes superior e inferior describen dos curvas
opuestas por su convexidad ensanchándose en sus extremos. Estas escotaduras se
corresponden con las de las vértebras suprayacentes y subyacentes formando los agujeros de
con-junción.

1.3. Diferencias regionales de las vértebras.

a) Vértebras cervicales.
La zona cervical, encargada de soportar tan sólo el peso de la cabeza, queda integrada
por elementos vertebrales ligeros y aplanados que, por otra parte, van a estar en
consonancia con la amplia movilidad que esta zona requiere, haciendo que dichas
vértebras ofrezcan una extensa superficie frente a un escaso grosor.
Los cuerpos vertebrales son anchos y planos. Para evitar las posibilidades de luxación a
que pudiera prestarse esa amplitud de movilidad ofrecen unos salientes laterales en su
cara superior con forma de uña –apófisis semilunares o unciformes– que se
corresponden y articulan con unos entrantes similares que le ofrece la cara inferior de
la vértebra vecina.

Los pedículos emergen del cuerpo vertebral oblicuos hacia atrás y lateralmente. Su
extremo anterior se fija en la unión de las caras lateral y posterior del cuerpo; su
extremo posterior se confunde atrás con la lámina y lateralmente con las apófisis
articulares. Su cara lateral presenta un canal vertical que constituye la pared del
agujero por el que transcurre la arteria vertebral; su cara medial contribuye a delimitar
el agujero vertebral. La escotadura superior presenta una incisura más marcada que la
de la inferior. Ambas son espesas por lo cual el agujero de conjunción se vuelve un
verdadero conducto.

Las apófisis articulares tienden a orientarse horizontalmente para adquirir la máxima


movilidad y permitir la rotación vertebral en su desliza-miento mutuo. A ella se
conectan: la lámina, el pedículo y la raíz lateral de la apófisis transversa. Presentan dos
carillas articulares: una superior inclinada hacia atrás, arriba; y una inferior orientada
hacia abajo y adelante. Se articulan con las apófisis correspondientes de las vértebras
supra y subyacentes.

El agujero vertebral tiene forma de triángulo isósceles y origina un amplio orificio que,
en consonancia con la mayor movilidad cervical, per-mite los amplios
desplazamientos a la médula, evitando posibles pellizcamientos. La formación del
agujero se produce gracias a la disposición de las láminas que permiten que las
cervicales se cierren en dicho agujero.

Las apófisis espinosas son bituberculosas, como fruto de una incompleta soldadura de
las dos mitades integrantes del arco neural. Tiene como misión permitir el mayor
número de inserciones musculares. Son cortas y horizontales.

Las apófisis transversas son complejas en su formación, pues en realidad resultan de la


soldadura del punto de osificación propiamente transversario con el punto costal,
quedando así constituida una apófisis transversa bituberculosa, con un tubérculo y raíz
posterior que se implanta en el arco neural y otro tubérculo y raíz anterior que toma
apoyo lateralmente en el cuerpo vertebral, originándose la apófisis transversa. Ésta
ofrece en su centro el agujero intertransversario por donde pasan la arteria vertebral,
las venas vertebrales y las ramas del simpático.

Las apófisis semilunares o unciformes son típicas de estas vértebras. Su cara medial se
continúa con la cara superior del cuerpo, corresponde al disco intervertebral; la cara
lateral rugosa corresponde a la arteria vertebral; su base se implanta en el cuerpo; el
borde superior es convexo de adelante hacia atrás.
b) Vértebras dorsales.

Al aumentar el peso que debe soportar la columna, la vértebra incrementa su


consistencia y el cuerpo vertebral, principal elemento de soporte, se hace cilíndrico
con una relativa igualdad por parte de sus tres ejes. Además, es tanto más voluminoso
cuanto más abajo se le considere.

Pero además, la movilidad de esta región es mucho menor ya que su principal


cometido es servir de soporte al esqueleto del tórax; por ello el agujero vertebral se
achica y tiende a hacerse circular; las apófisis espinosas son monotuberculosas, se
dirigen oblicuas hacia abajo y atrás y son cortas y horizontales. El borde superior es
romo; el borde inferior excavado en canal; sus caras laterales se estrechan hacia el
vértice. Gracias a esto, las apófisis espinosas contribuyen indirectamente a limitar la
movilidad vertebral.
Por su parte, en los cuerpos vertebrales y en las apófisis transversas queda el impacto
del apoyo costal representado por una serie de superficies articulares. Concretamente,
en los cuerpos aparecen lateralmente unas semicarillas costales que se complementan
con la de la vértebra vecina para formar una superficie articular que aloja la cabeza
costal. Tal dispositivo tiene su fundamento en el hecho de que los cuerpos ocupan una
posición intersomítica, mientras que las costillas se desarrollan a expensas de los co-
rrespondientes somitas. Así, esta disposición de repite a todo lo largo con la única
excepción de la primera vértebra torácica, que presenta en su parte al-ta una carilla
completa para alojar la primera cabeza costal (ya que no participa en este proceso la
séptima vértebra cervical) y otra semicarilla en su reborde inferior en relación con la
segunda vértebra y la segunda costilla.
Además, la once y doce vértebras ofrecen también carillas costales completas que
sirven de apoyo a las correspondientes costillas. En consecuencia, la décima vértebra
ofrece tan sólo una semicarilla en su parte superior en relación con la décima costilla.
Las apófisis transversas o costiformes se separan ampliamente por detrás del pedículo.
En la cara anterior de su vértice presentan una cara articular –cara costal– que
corresponde a la tuberosidad costal (a nivel dorsal se generan verdaderas
articulaciones con las costillas).
Los pedículos tienen un borde superior ligeramente cóncavo y el inferior tiene una
fuerte incisura de acuerdo con la inclinación de las láminas y de las espinosas.
Las láminas son cuadriláteras y casi verticales.

c) Vértebras lumbares.

El peso del tórax, cabeza y miembro superior al transmitirse a la columna lumbar exige
por parte de ésta una mayor solidez y volumen en sus piezas óseas que tiene que
hacerse compatible con la relativa movilidad que se exige a esta zona vertebral. Por
ello, el cuerpo vertebral se hace voluminoso y arriñonado, y el arco neural ofrece un
predominio del diámetro vertical contribuyendo a limitar un agujero vertebral más
amplio para evitar posibles lesiones del contenido raquídeo a consecuencias de los
movimientos. Para facilitar también esta movilidad, las apófisis espinosas son
cuadriláteras y horizontales. Su borde posterior posee en su parte inferior un tubérculo
que representa el vértice de la apófisis.
El agujero vertebral es triangular de lados iguales y relativamente pequeño, ya que a
partir de la segunda lumbar sólo contiene las raíces espina-les inferiores y sus
envolturas.
Lanzadas transversalmente se sitúan las apófisis costiformes que re-presentan a las
costillas lumbares, mientras que en su base posterior se colocan unos pequeños
salientes que forman las auténticas apófisis transversas y que constituyen los
tubérculos accesorios.
Los pedículos emergen de los ángulos posterosuperiores del cuerpo dirigiéndose de
adelante hacia atrás. Son cortos y horizontales y su incisura inferior es mucho más
marcada que la superior.
Las láminas son espesas y cuadriláteras, más altas que anchas y oblicuas de arriba
hacia abajo y de adelante hacia atrás.
En las apófisis articulares se distinguen las superiores excavadas y situadas por detrás y
arriba de la apófisis costiforme, orientados hacia atrás y medialmente. Las inferiores
son cilindroides, convexas y orientadas lateralmente y ligeramente hacia delante. Estas
superficies articulares están en-marcadas por un rodete óseo prominente. En la cara
externa del borde posterior de las superiores destaca una eminencia que es el
tubérculo mamilar.

1.4. Peculiaridades de ciertas vértebras.

a) Atlas (1ª vértebra cervical).

No se parece a ninguna. En ella se observan, a diferencia del resto, dos masas laterales
reunidas por un arco anterior y un arco posterior.
Las masas laterales son dos columnas óseas cuyas caras superior e inferior convergen
medialmente. Su cara superior presenta una superficie articular: la cavidad glenoidea,
configurada en “suela de zapato” y orienta-da hacia arriba y medialmente que recibe
al cóndilo del occipital (Es una articulación doble condílea). Su cara inferior es una
superficie articular planocóncava en sentido transversal y convexa en sentido
anteroposterior. Es-tá orientada hacia abajo medialmente y responde a la apófisis
articular del axis. En su cara lateral se implanta la apófisis transversa. En su cara ante-
rior se implanta el arco anterior y en la posterior el arco posterior.
Las apófisis transversas emergen de las caras laterales de la masa lateral y se extienden
más lateralmente que las de las otras vértebras cervicales. Se implantan por medio de
dos raíces: una anterior, situada en el tercio anterior, más alta que la posterior, y otra
posterior, sobre el tercio posterior, a mitad de su altura. Ambas delimitan el agujero
transversario para la arte-ria vertebral (y las dos venas vertebrales). Lateralmente, la
reunión de sus raíces forma un tubérculo aplastado de arriba hacia abajo.
El arco anterior constituye, junto con la apófisis odontoide del axis, el cuerpo de la
vértebra. Aplastado de adelante hacia atrás, se implanta en las caras anteriores de las
masas laterales por medio de sus dos extremos. Su cara anterior es convexa y presenta
en la línea mediana el tubérculo anterior y a sus lados dos depresiones y rugosidades.
Su cara posterior es cóncava y presenta en el medio una superficie articular también
cóncava, limitada por un reborde donde articula la cara anterior de la apófisis
odontoide del axis.
El arco posterior describe una curvatura de concavidad anterior cuyos extremos se
implantan en la cara posterior de las masas laterales. En su parte lateral es aplastado
de arriba hacia abajo. La cara superior presenta un canal donde se aplican la arteria
vertebral y el primer nervio cervical. La cara inferior es convexa y contribuye a
delimitar el agujero vertebral por su borde medial; su borde lateral se continúa con la
raíz posterior de la apófisis transversa. El arco es aplastado de adelante hacia atrás en
su parte media. Su cara anterior delimita el agujero vertebral, y la posterior posee un
saliente: el tubérculo posterior del atlas.
Su función es la de articular la columna con la cabeza.

b) Axis (2ª vértebra cervical).

El axis posee un cuerpo vertebral casi tan ancho como alto, del que se desprende la
apófisis odontoide que se fija por su base en la cara superior del cuerpo vertebral. Por
encima de la base la apófisis se estrecha y forma el cuello; luego se ensancha y forma
el cuerpo que, aplastado de adelante hacia atrás, presenta en su cara anterior una cara
articular oval de eje mayor vertical que se corresponde con la que existe en la cara
posterior del arco anterior del atlas; la cara posterior presenta otra cara articular
convexa y transversal para el ligamento transverso del atlas.

La cara anterior del cuerpo vertebral posee un saliente triangular, y la cara posterior es
semejante a la de las otras vértebras.

- Los pedículos se extienden desde el cuerpo hasta las apófisis articulares y láminas. Su
borde inferior presenta una marcada incisura ausente en el superior.
- Las láminas son gruesas y rugosas. Sus caras superiores se encuentran excavadas para
inserciones musculares.
- La apófisis espinosa se implanta en la unión de ambas láminas y es voluminosa y
dirigida hacia atrás. Su extremo bifurcado en “V” es abierto hacia abajo.
La raíz anterior de la apófisis transversa se implanta en el cuerpo, y la raíz posterior en
el pedículo. Contrariamente a las otras vértebras cervicales, su extremo es
monotuberculoso. La raíz anterior y el pedículo se unen por un puente óseo que
soporta la mitad anterior de la cara articular superior. La cara inferior de este puente
presenta un canal por el que pasa la arteria vertebral. El agujero transversario está
limitado por el cuerpo verte-bral, el pedículo y las raíces anterior y posterior de la
transversa.

En las laderas de la odontoide aparecen dos grandes caras articulares separadas de la


base de dicha apófisis por un surco. Son convexas de adelante hacia atrás, y casi planas
en sentido transversal.
- Las apófisis articulares inferiores están situadas por fuera y por de-tras de las
anteriores. Por debajo del extremo anterior de las láminas poseen una cara articular
más pequeña orientada como la de las vértebras subyacentes.
- El agujero vertebral es triangular, y mayor que los del resto de las vértebras cervicales,
salvo el del atlas.

c) 6ª vértebra cervical.

La raíz anterior de la apófisis transversa adquiere dimensiones importantes. Tiene una


prominencia anterior que se puede palpar bajo la piel. Este tubérculo se conoce como
tubérculo de Chassaignac o carotídeo.
Es la señal o punto de referencia para saber si hay artrosis.

d) 7ª vértebra cervical.

Tiene un cuerpo más voluminoso que el de las otras vértebras cervicales.


Es una vértebra de transición. Sus apófisis semilunares son pequeñas; las láminas
tienen dimensiones verticales más grandes; la apófisis espinosa es larga y saliente, lo
que origina su nombre de vértebra prominente; las transversas son largas, fuertes y
monotuberculosas, su raíz anterior es poco espesa y la posterior posee las
características de una apófisis transversa dorsal. El agujero transversario es más
pequeño, puede faltar, y por él no pasa la arteria vertebral. Las apófisis articulares
superiores están por arriba y detrás de la raíz posterior de la transversa.
Excepcionalmente se puede encontrar un esbozo de costilla cervical de carácter
anómalo que bien puede pasar desapercibida, bien puede dar o-rigen a ciertos
trastornos clínicos de compresión neurovascular (pérdida de sensibilidad del brazo,
manifestaciones atróficas en el músculo de la mano debida a la compresión del plexo
braquial y deficiencias en la irrigación). Este esbozo es asimétrico, no se da en los dos
huecos supraclaviculares.

e) Vértebras dorsales.

En la cara lateral del cuerpo vertebral hay unas escotaduras superior e inferior, apófisis
articulares y carillas para las costillas superior e inferior.
En las apófisis transversas hay una carilla articular para el ángulo de la costilla.
La costilla pone su cabeza para articularse con la vértebra y contacta con la cara
inferior de la vértebra suprayacente.
La 10ª vértebra dorsal se caracteriza porque en ella comienzan a aparecer los
caracteres de transición hacia las lumbares. Sólo existe la cara articular costal: la
superior para la décima costilla. La espinosa es menos oblicua.
La 11ª vértebra dorsal se caracteriza porque su cuerpo presenta una sola cara articular
para la undécima costilla. Su apófisis espinosa está aplastada en sentido transversal y
dirigida hacia atrás horizontalmente. Las transversas son cortas, rugosas y sin caras
articulares. Las apófisis articulares comienzan a orientarse hacia fuera.
La 12ª vértebra dorsal se caracteriza porque su cuerpo presenta una cara articular para
la duodécima costilla en la superficie exterior del pedí-culo. Sus apófisis transversas
son más cortas que las de las vértebras pre-cedentes y no tienen faceta articular. Las
articulares inferiores son convexas y miran lateralmente y adelante como las de las
vértebras lumbares.
Estas tres vértebras son de transición y poseen una especie de tubérculo encima de la
apófisis articular superior: la apófisis o tubérculo mami-lar. Poseen un conducto
vertebral pequeño.

f) Vértebras lumbares.
Destacan la 1ª y la 5ª lumbar.
La 1ª lumbar presenta una apófisis costiforme más corta que las de-más vértebras
lumbares.
La 5ª lumbar se caracteriza por tener un cuerpo más arriñonado (cuerpo cuneiforme)
más alto adelante que atrás, lo que da a su cara inferior la oblicuidad necesaria para su
contacto con el sacro subyacente. Las costiformes son cortas, macizas y piramidales;
las articulares inferiores es-tán situadas en el mismo plano sagital que las superiores.

g) El Sacro.

En la región sacra viene a concretarse la máxima misión de soporte de la columna


vertebral y por ello a este nivel se sueldan los elementos ó-seos formando una sola
pieza, el sacro, fruto de la suma de las cinco vértebras de esta región.
El sacro está situado en la parte posterior de la pelvis, entre los huesos iliacos y es
aplanado de adelante hacia atrás, y más voluminoso arriba que abajo. Sus dimensiones
disminuyen a partir del punto en que su función de sustentación es transferida a la
pelvis por la articulación sacroilíaca.

En el sacro se distinguen cuatro caras, una base y un vértice.


Su cara anterior es cóncava hacia delante y abajo y presenta en la lí-nea mediana
cuatro salientes: las crestas transversales del sacro, que exteriorizan la soldadura de las
cinco vértebras sacras. En los extremos de cada línea se disponen los agujeros sacros
anteriores que se prolongan lateral-mente por canales transversales, de diferente
orientación, que convergen hacia la escotadura ciática mayor.
Esta cara está delimitada por tres bordes: superior, anterior y laterales. El anterior es
convexo y su parte media corresponde al cuerpo de la 1ª sacra, y forma con la 5ª
lumbar un ángulo conocido con el nombre de promontorio. A ambos lados el borde es
convexo y romo y corresponde al borde inferior de los alerones del sacro. Los bordes
laterales presentan tres segmentos: anterior (cóncavo hacia abajo y adelante, es el
borde anterior de la superficie articular), medio (cóncavo hacia abajo, continúa a la
escotadura ciática mayor del hueso iliaco) y posterior (oblicuo hacia abajo, atrás y me-
dial, hacia el vértice del sacro).
Su cara posterior es irregular en la línea mediana, y de la base al vértice se observan
una escotadura de concavidad superior origen del conducto sacro; una cresta saliente
que representa las apófisis espinosas de las vértebras sacras, la cresta sacra mediana,
cuya parte inferior se continúa en un orificio con forma de “V” invertida, el hiato u
orificio inferior del canal sacro. Lateralmente a la cresta sacra y a ambos lados: el canal
sacro, que corresponde a las soldaduras de las láminas vertebrales. Más lateral aún, los
tubérculos sacros posteromediales, que resultan de la unión de las apófisis articulares
y forman la cresta sacra medial. A nivel de la quinta sacra, estos tubérculos forman a
ambos lados de la línea medias las astas del sacro, que limitan lateralmente la parte
inferior del canal sacro y responden a los cuernos del cóccix. Lateral a los tubérculos,
se observan los cuatro agujeros sacros posteriores, y los tubérculos sacros
posterolaterales, que representan la soldadura de las apófisis transversas y forman la
cresta sacra lateral.

La parte medial de la base está constituida por una superficie oval que representa el
cuerpo de la 1ª vértebra sacra; el borde inferior saliente responde al ángulo
lumbosacro. Por detrás se observa el agujero superior del canal sacro. Más
lateralmente se observa a cada lado una superficie triangular plana de eje mayor
transversal: las alas del sacro. Sobre el borde posterior de la base, entre el cuerpo y el
ala se elevan las apófisis articula-res cuyas superficies miran hacia atrás y se articulan
con las articulares inferiores de la 5ª lumbar.
En las caras laterales, su parte superior es ancha y constituye una ver-dadera cara, y la
inferior se adelgaza y forma un borde. La parte superior presenta la superficie
auricular, amplia superficie articular para el hueso ilíaco del coxal. Detrás de ella se
observa una superficie irregular con excavaciones más o menos profundas para
inserciones ligamentosas y con orificio para la penetración de vasos: la fosa cribosa.
El vértice presenta en la línea media una cara elíptica de eje mayor transversal,
convexo en todos los sentidos, que se articula con la base cóncava del cóccix.

h) El cóccix.

Como el peso del cuerpo se transmite a través de las alas del sacro hacia los huesos
ilíacos, la parte baja de la columna vertebral pierde su misión de sostén lo que justifica
su debilitación y su disposición rudimentaria en los niveles coccígeos, y el afinamiento
del sacro en su extremidad inferior.
Así el cóccix queda reducido a una primera vértebra coccígea que muestra restos de su
cuerpo, con las astas laterales (como expresión de los puntos transversos y costales), y
las astas menores que se corresponden con las apófisis articulares superiores. En
cambio, las restantes vértebras coccígeas, en número variable, quedan reducidas a
restos atróficos que se manifiestan en un cuerpo vertebral soldado a los vecinos para
formar un conglomerado total unificado en la pieza cóccix, integrado por los vestigios
de tres o cuatro elementos vertebrales.

· Discos intervertebrales.

Es el elemento más característico de unión entre las vértebras.


Al unirse un cuerpo vertebral con otro se sitúa en el centro el disco que, desde el
punto de vista hidromecánico, permite con pequeñas concesiones de movimiento un
resultado final importante: el movimiento en con-junto de la columna.
Los discos se hallan formados por dos porciones: una periférica fibrosa, y otra central
blanda y gelatinosa.

La porción periférica es dura y elástica y forma una especie de anillo adaptado a las
superficies. Los haces fibrosos que la forman se agrupan en laminillas cuya dirección
está determinada por las tracciones a las que están sometidas. Las fibras que forman
una laminilla tienen toda la misma dirección: verticales, para la flexión y la extensión,
transversales para el movimiento de rotación, y oblicuas para los complejos
movimientos de la columna vertebral.

La porción central está formada por un centro blando, gelatinoso: el núcleo pulposo,
que se halla algo más cerca de la circunferencia posterior. Es transparente, opalino y
depresible en el sujeto joven, mientras que se torna amarillento, seco y duro con la
edad disminuyendo la flexibilidad de la columna (alto contenido en agua). Esta
involución se ve favorecida por la escasa vascularización del núcleo del disco.
El núcleo pulposo, que tiene su origen en la notocorda, tiene una función importante
en los movimientos de la columna: se alarga o se concentra sobre sí mismo. Puede
desplazarse hacia adelante o hacia atrás en la medida en que lo permite la elasticidad
de la parte fibrosa del disco.
El contenido acuoso del disco se ve saneado durante el descanso gracias a pequeños
acúmulos del líquido, ya que el peso corporal hace que el líquido se difunda entre las
fibras del anillo provocando su pérdida.

Con el tiempo ese líquido y esa fluidez de cambio del núcleo a la periferia van dando
paso a la pérdida de humedad del disco. Cuando se resiente la elasticidad de la parte
fibrosa, por traumatismo o microtraumatismos repetidos, puede observarse un
desplazamiento anormal, en general hacia a-tras, del núcleo pulposo: hernia discal,
que puede sobresalir en el canal me-dular o en el agujero de conjunción y comprimir
las raíces espinales. Este accidente genera neuralgias y se produce especialmente en
las regiones móviles del raquis (columna cervical: neuralgias cervicobraquiales;
columna lumbar: neuralgias lumbociáticas).

El tamaño de un disco será mayor cuanto más móvil sea la región.

Musculatura de la columna vertebral.

a) Musculaturas autóctonas.

Los músculos de los canales paravertebrales se encargan fundamentalmente


de mantener la columna erguida, así como su movilidad y estabilidad.
Consiste en un cordón carnoso que se va a lanzar desde la nuca hasta el final
del sacro ocupando el espacio que media entre las apófisis espinosas y las
transversas.
Esta musculatura paravertebral está inervada directamente por los nervios
raquídeos en su división posterior (de los nervios).
Se trata, en definitiva, de una musculatura muy difícil de estudiar: es un
amasijo de músculos albergados en un espacio reducido. Son musculatu-ras
cortas. Este sistema muscular (también la musculatura larga) acabará siendo
empaquetado por una aponeurosis que lo hará independiente del res-to, salvo
algunos tractos.
Los músculos cortos son:

· Músculos interespinosos-. Estos pequeños músculos extendidos entre los


bordes superior e inferior de las apófisis espinosas vecinas, surgen
disponiéndose por parejas en cada espacio interespinoso ya que entre ambos
se interpone en la línea media el ligamento interespinoso correspondiente.

· Músculos intertransversarios-. Se da en toda la serie de las apófisis transversas


una serie de pequeñas musculaturas intertransversarias que ofrecen
particularidades regionales. A nivel cervical son dobles por cada espacio
intertransversario, uniendo entre sí los tubérculos anteriores y posteriores de
las vértebras vecinas, y quedando entre ambos el espacio correspondiente
para dar paso a los vasos vertebrales.
A nivel lumbar, la presencia de dichos músculos tiene lugar uniendo entre sí a
las apófisis accesorias como auténticas representantes de las apófisis
transversas lumbares.

· Músculos transverso-espinosos-. Extendidos entre las apófisis transversas y


espinosas, constituyen una masa muscular transverso-espinosa que se extiende
formando una capa muscular a todo lo largo del raquis. Pueden ser:

- Músculos rotadores-. Presenta fibras de poca oblicuidad y son cortas y casi


horizontales. Saltan desde una apófisis transversa a las es-pinosas de las dos
vértebras suprayacentes. La contracción de estas fibras determina una acción de
rotación de las dos vértebras a lo largo de su eje vertical.

- Músculos multífidos-. De fibras aún más largas y oblicuas, se origina en las


transversas por encima de las precedentes para saltar a las apófisis espinosas de
las vértebras que ocupan el tercer y cuarto lugar por encima. Estos músculos
alternan la acción rotadora más débil con la erectora o extensora de la columna.

- Músculos semiespinales-. Son las fibras transversarias que ocupan una posición
más superficial. Adoptan una inclinación aún más vertical –mucho mayor a nivel
dorsal y cervical– y saltan a las apófisis espinosas de las vértebras superiores que
ocupan el quinto y sexto lugar. Constituyen una musculatura francamente
extensora.

· Músculos rectos y oblicuos de la nuca-. Este dispositivo extendido a todo lo largo


desde el sacro hasta la región cervical, se detiene a la altura de la apófisis
espinosa del axis para sufrir a este nivel una transformación en su organización y
adaptarse a los dispositivos óseos y a las necesidades funcionales de la cabeza,
donde el papel de rotación es más necesario.
Así, la masa transverso-espinosa queda reemplazada por cuatro pequeños
músculos: los rectos y oblicuos de la nuca.

- Músculo recto posterior menor-. Representa al primer interés pinoso y se ata en


el tubérculo posterior del atlas y sube abriéndose en superficie triangular para
fijarse en el espacio que queda por debajo de la línea curva occipital inferior.

- Músculo recto posterior mayor-. Se origina en el vértice de la apófisis espinosa


del axis y sube cubriendo en parte al recto posterior menor para ensancharse y
tomar atadura por fuera del mismo.

- Oblicuos-. Existen dos oblicuos: uno superior, extendido entre la apófisis


transversa del atlas hasta la línea curva occipital, cubriendo en parte a la porción
más externa del recto posterior mayor; otro inferior, lanzado entre la apófisis
transversa del atlas y la apófisis espinosa del axis.

Con ello, queda delimitado entre estas masas musculares un triángulo


suboccipital, entre el recto posterior mayor por arriba y por dentro, el oblicuo
superior por arriba y por fuera, y el oblicuo inferior por abajo.
Es a nivel de este triángulo donde aparece el primer nervio raquídeo, encargado
de la inervación de todas estas musculaturas rectas y oblicuas. Por otra parte, el
área de este triángulo corresponde en profundidad a la ar-teria vertebral, en el
momento concreto en que dicha arteria se sitúa por de-tras de las masas
laterales del atlas.
Los músculos erectores del raquis también se conocen bajo el nom-bre de
musculatura larga.
Inmediatamente por encima de este plano muscular yuxta-óseo, se sitúa otra
parte más superficial de las masas musculares cortas que viene a colocarse
longitudinalmente a todo lo largo del raquis, desde el sacro hasta el occipital,
formando tres bandas musculares:

· Músculos íliocostocervical-. Esta banda longitudinal externa toma en toda su


trayectoria unas inserciones costales. Por abajo se inicia en la parte posterior de
la cresta ilíaca a nivel de su labio interno, así como en la cara posterior del sacro,
inmediatamente por fuera de las inserciones del longísimo del dorso, desde
donde forma un primer cuerpo muscular que sube para fijar sus fibras en las
apófisis costiformes lumbares y en las seis últimas costillas, por dentro del
ángulo costal posterior. Es la porción íliocostal.
A continuación y por dentro de la precedente se sitúa una segunda porción que
salta desde las seis últimas costillas hasta las seis primeras: porción costocostal.
Engranando con esta porción costo-costal y tomando inserción en las seis
primeras costillas sube una nueva porción cervical más interna que,
constituyendo la parte cérvicocostal del músculo, viene a terminar en los
tubérculos posteriores de las apófisis transversas de las cuatro últimas vértebras
cervicales.

· Músculos longísimos-. Esta segunda banda muscular longitudinal se sitúa por


dentro del anterior y por fuera del epi-espinoso. Queda fragmenta-da en tres
porciones situadas respectivamente a niveles del dorso, del cuello y de la nuca.
Sus fibras musculares van tomando atadura a todo lo largo en las apófisis
transversas y en la cabeza de la costilla, lo cual quiere decir que estos haces se
originan en las apófisis accesorias y costiformes de la región lumbar y en las
transversas a nivel cervical.
Así se constituye el músculo longísimo, dentro del cual hay que distinguir un
longísimo del dorso, que se agota con sus inserciones a nivel de la primera
apófisis transversa dorsal y de la primera costilla.

El longísimo del cuello o transversario del cuello, se sitúa inmediatamente por


dentro del longísimo del dorso y está extendido entre la porción torácica alta
(cinco primeras vértebras) y la parte baja cervical (tubérculo posterior de las
apófisis transversas de las cinco últimas vértebras cervicales).
Finalmente el longísimo de la cabeza, colocándose inmediatamente por dentro
del longísimo del cuello toma las mismas ataduras vertebrales que dicho
músculo y asciende por la nuca hasta el occipital hacia la parte media del
espacio comprendido entre ambas líneas curvas occipitales.

· Músculos epiespinosos-. Es la banda muscular más central y viene a situarse a


cada lado de la línea media en íntima relación con las apófisis espinosas en las
cuales toma sus inserciones, constituyendo así la musculatura epi-espinosa que
morfológicamente puede considerarse integrada por dos partes: una baja, que
forma una tira que se extiende hasta la primera es-pinosa dorsal y que tomando
atadura en todas las espinosas que hay por debajo, viene a constituir el epi-
espinoso del dorso; mientras que otra parte alta suele tomar inserción en la
espinosa de la primera dorsal y en la prominente y desde allí sube hasta la nuca
para terminar insertándose en el occipital junto a la línea media en el espacio
comprendido entre ambas líneas curvas occipitales. Al disponer de unas fibras
tendinosas intermedias queda integrado a expensas de dos vientres musculares,
y recibe el nombre de digástrico de la nuca o epi-espinoso de la cabeza.

Estas tres musculaturas longitudinales tienen un origen común en un gran


paquete muscular, donde es difícil distinguir los vientres, a nivel lumbosacro:
masa común lumbo-sacra.
Todas estas musculaturas quedan aisladas e independizadas de las musculaturas
emigradas que los cubren debido a un revestimiento aponeuró tico propio:
aponeurosis profunda de la espalda.

Además, destacan los músculos complejos y el músculo esplenio.

· Los complejos son dos:

- El complejo menor-. Se origina en los tubérculos posteriores de las apófisis


transversas de las cinco últimas vértebras cervicales y desde allí asciende una
estrecha tira muscular en el espacio que le dejan el longísimo del cuello,
situado por dentro, y la porción cérvico-costal del ílio-costo-cervical, que
queda por fuera, terminando en último término con sus inserciones en la
porción mastoidea del occipital.
- El complejo mayor-. Bajo este concepto se engloban el longísimo de la cabeza
y el digástrico de la nuca, que forman una cierta unidad.
Así, podemos decir que el complejo mayor parte de las transversas de las seis
primeras dorsales y las cinco últimas cervicales, y termina entre las dos
pequeñas curvas del occipital. En las fibras interiores se aprecia una especie de
tendón: el digástrico de la nuca.

· El esplenio-. La aponeurosis de la musculatura corta y larga de la espalda se


refuerza con fibras musculares a nivel del cuello dando lugar a una masa
muscular –el esplenio– que se lanza oblicuamente desde las apófisis espinosas
cérvico-torácicas a la región mastoidea. Para ello toma su o-rigen aponeurótico
a partir de una lámina que se implanta en la línea de apófisis espinosas a nivel
de las cuatro últimas vértebras cervicales y cuatro primeras dorsales.
Hay fibras que no tienen sitio en la mastoide –las más bajas– y se ven obligadas
a fijarse en ataduras cervicales a nivel de las apófisis transversas de las tres o
cuatro primeras.
Esto permite diferenciar dentro de la masa del esplenio, inicialmente única,
dos porciones: la mastoidea, que forma el esplenio de la cabeza, y la
transversaria, que origina el esplenio del cuello.

b) Inervación y vascularización.

Su vascularización
metamérica la
suministra por una
parte la rama
arterial y venosa
de los vasos
metaméricos
intercostales y
lumbares; por otra
parte los ramos
metaméricos de la
arteria vertebral
para la región
cervical, así como
la arteria cervical
(profunda rama de
la subclavia).
Su inervación
también
metamérica la
suministra la rama
posterior de los
nervios raquídeos
que pasando por los espacios intertransversarios, por dentro de los correspondientes
músculos, llega a las musculaturas retrorra-quídeas y se bifurca en una rama interna
para el transverso-espinoso, el epi-espinoso y la parte interna del longísimo, y otra
rama externa que se reparte por el íleo-costo-cervical y la porción externa del
longísimo.

c) Músculos emigrados.

· Musculaturas de origen torácico.

Se encuentran en un plano superior al de los canales vertebrales.


Se les denomina “emigrados” por tener su origen en relación con la columna pero que
después se van a relacionar con el tórax.
Su principal función es la de estabilizar la columna. Movilizarán también el muñón del
hombro, y participarán en la respiración moviendo las costillas.

· Músculos serratos-.Tienen forma de sierra.

Los músculos serratos son tres:

- Músculo serrato menor postero-superior-. Este músculo plano se inserta en las


apófisis espinosas de la vértebra prominente y de las tres primeras dorsales. Desde allí
sus fascículos se ordenan en una lámina delgada, oblicua hacia abajo y lateral que
termina en la cara posterolateral de la 2ª, 3ª, 4ª y 5ª costillas por medio de fascículos
independientes.
Este músculo es superficial en relación con los músculos de los cana-les vertebrales, y
profundo en relación con el romboides y el trapecio.
Esta inervado por las ramas posteriores de los nervios intercostales vecinos (I, II, III, IV
nervios dorsales).
- Músculo serrato menor postero-inferior-. Músculo plano se origina en las apófisis
espinosas de las dos últimas vértebras dorsales y en la de las tres primeras lumbares.
Desde allí, se dirige hacia arriba y lateral a la cara postero-lateral de las cuatro últimas
costillas y sus espacios.
Esta inervado por ramas posteriores de los nervios intercostales (cuatro últimos
dorsales).
Adopta una forma complementaria del músculo anterior.

Los dos músculos serratos menores posteriores se encuentran unidos por una fascia
toracolumbar o aponeurosis intermediaria o interserrática, inserta en el raquis
medialmente y en las costillas, de la 2ª a la 12ª, lateral-mente.
Por su acción sobre las costillas se los considera músculos respiratorios: superior 
inspirador; inferior  espirador.
· Musculaturas de origen braquial.

El esqueleto del miembro superior, representado por la escápula, vie-ne a apoyarse


sobre la parte postero-lateral del tórax, quedando fijo al tronco gracias a las ataduras
que les proporcionan determinadas masas musculares:

· Músculo elevador de la escápula o músculo angular-. Nace del ángulo superior de la


escápula, y desde este origen sube y se abre en cinco digitaciones que van a tomar
atadura por otros tantos tendones en las apófisis transversas de las cinco primeras
vértebras cervicales, en íntima relación con las inserciones del cérvico-costal y del
complejo menor.
Esta inervado por la quinta raíz (V nervio dorsal del plexo braquial).
Si se contrae lleva el hombro hacia arriba y hacia adentro, aunque también puede
hacer el efecto contrario: fija el hombro e inclina la espalda.

· Músculo romboides-. Se origina en toda la amplitud del borde espinal del omoplato y
sus fibras musculares se dirigen hacia atrás y hacia arriba en busca de las apófisis
espinosas, donde se fijan por medio de una lámina aponeurótica a nivel de la zona de
transición cérvico-torácica (C7, D1, D2, D3, D4, D5).
Cubre al músculo serrato menor postero-inferior.
Va a aproximar el omoplato a la línea media.
La parte superior de este músculo recibe el nombre de romboides menor.

· Músculo serrato mayor-. Se origina en el borde espinal de la escápula, en sentido


contrario los romboides, y pasa por debajo de la misma tomando atadura en la cara
antero-lateral del tórax.
Se extiende desde el ángulo superior al inferior de la escápula, y de ahí a la 1ª-9ª
costilla.
Al contraerse lleva a la escápula hacia fuera, elevando al hombro, e imprime una
rotación contraria a la del romboides.
Según la orientación de sus fibras participa en la inspiración o en la espiración. Está
inervado por las raíces C5, C6 y C7.

· Músculo dorsal ancho -.Toma sus inserciones braquiales a nivel del insterticio de la
corredera bicipital del húmero, entre el pectoral mayor que le cubre por delante y el
redondo mayor que queda por detrás. Después de contornear el borde inferior del
citado músculo redondo mayor, se dirige hacia atrás y toma ataduras inconstantes en
el vértice inferior de la escápula y recibe su vascularización braquial integrada por el
nervio del dorsal ancho (quinta raíz) y las arterias y venas correspondientes, ramas de
la escapular inferior. Después la masa muscular se abre en abanico y se extiende por la
espalda convirtiéndose en una extensa lámina aponeurótica que toma una amplia
inserción en la línea de las apófisis espinosas desde la sexta dorsal hasta la región
sacra, así como también en la parte posterior del labio externo de la cresta iliaca.
Inervado por los nervios raquídeos C5, C6 y C7, se preocupa de la rotación interna y
aproximación del brazo. También juega un importante papel en el acto de trepar
encargándose de elevar el tronco sobre el brazo utilizado como punto de apoyo.

· Musculaturas de origen cérvico-cefálico.

· Músculo trapecio-. Es el músculo más


superficial de los anteriores. Tiene un doble
origen cérvico-cefálico que denuncia su doble
inervación realizada a expensas del espinal
ayudado por unas fibras que le proporcionan la
tercera y la cuarta raíces cervicales (plexo
cervical).
Dicho músculo viene a implantarse
aponeuróticamente en la parte más interna de
la línea curva occipital superior, en toda la línea
de apófisis espinosas desde la protuberancia
occipital externa –inio– hasta las seis últimas
vértebras dorsales; desde toda esta amplia
inserción las fibras confluyen hacia la cintura
escapular: las superiores oblicuas hacia abajo y
afuera; las medias transversalmente y las
inferiores oblicuas hacia arriba y hacia a-fuera,
para terminar todas ellas aponeuróticamente
en el borde superior de la espina de la escápula,
e incluso en los dos tercios más externos de la clavícula.
También está inervado por el nervio espinal (pares craneales).
Este músculo moviliza el hombro hacia arriba (fibras superiores), a-bajo (inferiores) o
atrás (medias) según las fibras actuantes. Además, puede ayudar a la inclinación lateral
de la cabeza (acción unilateral de un músculo trapecio) o a la extensión del tronco y de
la cabeza (acción conjunta y simultánea de ambos trapecios).
Finalmente, la arteria del trapecio o cervical transversa superficial, que procede de la
subclavia, vasculariza a este músculo.

SEMIOLOGÍA
EXAMEN FÍSICO

Todas las fases del examen físico aportan numerosos e importantes datos. Idealmente este
examen debe de realizarse con el paciente desnudo, para tener una visión de conjunto del
problema postural que tanta importancia tiene en toda la patología de la columna. Muchas
veces se omite este detalle, por razones de tiempo, pudor o falta de privacidad en la sala de
examen, etc. En cada oportunidad que esto ocurra se estará arriesgando llegar a conclusiones
diagnósticas equivocadas, con el consiguiente perjuicio para el paciente y desprestigio para el
médico.

1.- INSPECCIÓN:

Se realiza con el paciente de pie analizando diversos detalles por frontal, dorsal y lateral. Por
supuesto, que en ocasiones esta fase del examen se deberá hacer con el paciente acostado, lo
que naturalmente representará una limitación semiológica. También en ciertos momentos del
examen se deberá observar al paciente sentado o en determinadas posturas para precisar
algunas alteraciones especialmente relacionadas con la dirección de los ejes.

a) Inspección por dorsal: En este examen, siempre deberemos de considerar a la columna


como un todo, además de las consideraciones locales que nos merezcan la observación de los
distintos segmentos de la misma.

- Actitud: en la posición erecta, con los brazos pendientes, evitando elevar los hombros, la
mirada fija al frente y las rodillas estiradas (posición firme), se observará la actitud del tronco y
la cabeza para lo cual se recurre a ciertos puntos de referencia que se deben de considerar
para calificar una actitud de normal o pesquisar anormalidades. Es recomendable para
percatarnos mejor de algunas alteraciones colocar al paciente frente a una pared o espejo
cuadriculado. En su defecto, deben de tomarse líneas de referencia de la pared contra la que
se observa al paciente. Entre los puntos de referencia destacamos los siguientes:

C7, es la más prominente de las apófisis.

T3, corresponde a la línea que une las espinas de ambos omóplatos.

T7, está a nivel del vértice de los omóplatos.

L4, está a nivel de las crestas ilíaca. La constatación de estos puntos de referencia está en el
nivel que consideramos normal, da una imagen aceptable de que la actitud o postura de la
columna es normal.

También se deben de considerar la nivelación de los hombros, que debe ser simétrica. Su
desnivelación representará una inclinación lateral de la columna.
El triángulo tóraco-braquial, es la figura formada por el perfil del cuerpo, el brazo y el
antebrazo. Este triángulo que debe ser simétrico, se altera en las desviaciones laterales del
tronco.

La cabeza debe encontrarse ubicada sobre la prolongación de la línea media de la columna


cervical, la que describe una suave curva de convexidad anterior (lordosis cervical). La posición
en flexión, extensión, inclinación lateral o rotación son posturas anormales.

Dirección de la columna: esta es rectilínea. Una plomada desde la apófisis espinosa C7, debe
pasar por el pliegue interglúteo y caer entre ambostobillos. Las desviaciones laterales de la
columna son, por lo tanto, anormales y se denominan escoliosis. La existencia de esta
desviación se le describe en relación al segmento de la columna comprometido y la dirección
de la convexidad. Así una curva escoliótica lumbar dextroconvexa significa que existe una
desviación lateral de la columna en nivel lumbar y de convexidad hacia derecha.

Si existe una curva escoliótica se pedirá al paciente que flecte el tronco para observar el
comportamiento de la curva, el que se puede acentuar, atenuar o mantener. La curva
escoliótica puede acompañarse de deformación del hemotórax que en la posición de
semiflexión del tronco hace más evidente la asimetría, que es producida por la prominencia
de las costillas que se encuentran rotadas porque en la escoliosis no sólo hay alteración de la
dirección de la columna en sentido lateral sino que también hay rotación de los cuerpos
vertebrales afectados.

Nivelación de las crestas ilíacas, estas prominencias deben estar a nivel. La inclinación lateral
de la línea bicrestal significa una anormalidad que generalmente representa asimetría de la
longitud de los miembros inferiores, lo que de alguna manera repercutirá en la posición de la
columna.

- Tonicidad muscular:

Este aspecto se capta mejor durante la palpación, pero en la inspección es posible


percibir estados de contracturas musculares, en especialcuando ésta es unilateral,
como sucede en algunos cuadros dolorosos lumbares ocervicales, en los que es notoria
la espasticidad muscular, resultante de unmecanismo de defensa antiálgica.

- Alteraciones cutáneas:
La presencia de heridas, cicatrices y fístulas deben de quedar consignadas, detallando
sus características.

- Aumento de volumen: en general se trata de aumentos de volúmenes más o menos


localizados y que pueden corresponder a la presencia de hematomas, abcesos,
tumores, etc. Se aprecian con relativa frecuencia tumores de grasa olipomas. También
en procesos tuberculosos de la columna pueden observarse abcesos paravertebrales.
En la región cervical pueden desarrollarse abcesos multifocales o ántrax, cuya
característica principal lo constituye la presencia de varias fístulas por donde se
elimina el contenido purulento.
b).- Inspección por frontal: al pedir al paciente que gire para la inspección por frontal, debe
mantener la actitud erecta ya señalada. El examen se centrará en los siguientes puntos:

- Simetría y nivelación:

Para esta determinación nos basaremos en algunos puntos de referencia como los
hombros, los relieves claviculares, las mamas en las mujeres y los pezones en los hombres.
Estos puntos no están siempre en el mismo nivel, sin constituir ello un signo patológico, a
condición que esta desnivelación no sea exagerada.

- Deformidades torácicas:

La pared torácica anterior puede sufrir diversas deformidades que pueden tener
importancia en la funcionalidad del aparato respiratorio. Entre ellas mencionaremos al
tórax en quilla, frecuente de observar en las secuelas de raquitismo. Es una deformidad en
que las paredes laterales del tórax aparecen como aplastada, con una prominencia
anormal del esternón que remeda la forma de la quilla de un barco. Otra deformación
apreciable en esta región es el tórax hundido, en que el esternón aparece como
deprimido.

- Anomalías de la pared abdominal:

Debido a la influencia que tiene la pared abdominal en el estatismo de la columna, ciertas


deformaciones, o alteraciones dela misma deben de ser consideradas. Entre ellas, el
abdomen péndulo o flácido, cuya pared colgante gravita en el peso corporal hacia delante.
Grandes hernias, o la prominencia del abdomen grávido también influyen negativamente
sobre la columna, por lo que estos datos deberán de consignarse

c.- Inspección de perfil:

Ésta fase es importante ya que permite estudiar las curvas normales de la columna. Nos
referimos a las lordosis cervical y lumbar, y cifosis dorsal. La observación será dirigida hacia el
plano dorsal y frontal

- Observación de las curvas de la columna: las curvas normales de la columna, pueden


estar alteradas con bastante frecuencia en el sentido de exageración, desaparición o
inversión. Cierto tipo de cuadros dolorosos de la columna cervical, pueden acentuar la
lordosis fisiológica, como también en lesiones traumáticas, esta curva puede aparecer
rectilínea o invertida. Cualquiera alteración de esta incurvación deberá ser investigada.
En la región dorsal, es frecuente el observar la acentuación de la cifosis normal
producida por diversas causas, desde malos hábitos posturales, hasta cifosis graves
producidas por aplastamientos de cuerpos vertebrales, de origen tumoral, traumático,
infeccioso, metabólico (osteoporosis senil), etc. En tal caso esta incurvación se
denomina Giba, y se caracteriza por la existencia de un notorio vértice de la curva que
corresponde al cuerpo vertebral más comprometido en el proceso de aplastamiento.
Es frecuente que en los niños o adolescentes, la curva cifótica esté exagerada por un
mal desarrollo muscular o porque en las niñas, en el período en que ven crecer sus
mamas traten por razones de pudor, evitar la notoriedad de las prominencias
mamarias, exagerando la cifosis dorsal.

En la región lumbar, se aprecia una lordosis fisiológica que con frecuencia la observamos
exagerada, aunque existen otras posibilidades de alteración, como aplanamiento de la
curva o inversión de la misma. La curva lordótica se considera normal a 3 cms. de flecha. La
medición de esta curva puede hacerse colocando una regla apoyada en la región lumbar y
midiendo con otra o con una escuadra la distancia mayor entre la regla y la región lumbar

- Observación del perfil abdominal: hay una gran variedad y con importancia relativa,
acerca del perfil abdominal que depende de varios factores, como la edad, sexo,
desarrollo muscular, cantidad de tejido adiposo, etc. Estas variantes individuales habrá
que valorizarla debidamente en relación con la mayor o menor repercusión que puede
tener en el estatismo de la columna y en la génesis de cuadros dolorosos.
Indudablemente que un aumento exagerado del perfil abdominal, como el observado
en la obesidad y en el embarazo, obliga a la columna a aumentar la lordosis para
mantener el centro de gravedad. Esta posición de hiperlordosis y el esfuerzo muscular
requerido para mantener esta posición de equilibrio, es la que causará dolor. El
desarrollo normal de la musculatura abdominal también debe ser observado ya que de
él depende, en parte, la posición de la columna.

- Zonas de depresión: son observables en las espondilolistesis. En esta afección se


produce un desplazamiento de un cuerpo vertebral sobre otro, lo queda una
angulación anómala de la columna cuando el desplazamiento alcanza un grado
importante.

2.- PALPACIÓN:

Se puede realizar con el paciente de pie y en decúbito supino, y ella debe comprender cada
uno de los segmentos de la columna, sin olvidar la región sacrocoxígea. La palpación puede
aportarnos datos de interés, como los que se enumeran a continuación:

a).- Palpación y ubicación de los puntos de referencia: es conveniente marcar con un lápiz
dermográfico los puntos de referencia que ya hemos señalado, además de las apófisis de todos
los cuerpos vertebrales para hacer más visible las probables desviaciones de la columna en
sentido lateral.

b).- Puntos dolorosos, palpando cada una de las apófisis vertebrales, se precisará la existencia
de puntos o zonas dolorosas, para ello, se utilizarán los puntos de referencia establecidos.

c).- Palpación de las regiones paravertebrales. En los distintos segmentos de la columna, se


palparán las masas musculares paravertebrales para apreciar su estado de tonicidad que
puede estar disminuido, en los casos de parálisis, o aumentado en procesos que desencadenan
espasticidad de los músculos, como por ejemplo, la tortícolis, el espasmo antidoloroso, etc.

d).- Tumoraciones. Frente a aumentos de volumen se estudiarán las características que nos
permitan facilitar el diagnóstico diferencial, vale decir, localización, límites, tamaño,
adherencia a planos superficiales o profundos, dolor, consistencia, alteraciones cutáneas
concomitantes.

e).- Gibas. La palpación de estas angulaciones de la columna permite precisar la existencia o


exacerbación de dolor en dicho punto, lo que sucede en fracturas de columna o gibas de
origen Pottico.

f).- Depresiones. Éstas pueden haber sido o no detectadas en la inspección. La palpación


completa, las características de la misma, interesando especialmente la presencia de dolor.
Como ya se ha dicho, estas depresiones pueden corresponder a procesos de espondilolistesis,
fracturas de las apófisis espinosas, etc

g).- La palpación del coxis. Busca puntos dolorosos o deformaciones. Puede complementarse
con la palpación intrarectal, procedimiento especialmente útil en las fracturas y luxaciones,
pudiéndose aprovechar de reducir los desplazamientos óseos.

3.- MOVILIDAD:

El estudio de la movilidad deberá de realizarse para medir el rango del movimiento de la


columna cervical y de la región dorsolumbar. Naturalmente que este procedimiento estará
prohibido de realizar en los casos de fracturas o desospecha de fracturas por el riesgo de daño
medular que involucra.

a).- Movilidad de la columna cervical:

- Flexión: El mentón debe tocar el esternón. Su rango es de 60º a 70º- Extensión: La nuca se
acerca al plano dorsal, acentuando la lordosis fisiológica. El rango alcanza a 60º.

- Rotación a derecha e izquierda: El mentón se acerca a la región acromial. Para cada lado, la
cabeza rota entre 75º y 80º.

- Inclinación lateral a derecha e izquierda: La oreja tiende a tocar el hombro, siendo el rango de
movilidad de 45º a 60º por cada lado.

b).- Movilidad de la región dorsolumbar:

- Flexión: este segmento moviliza 60º calculándose aproximadamente que 20º le corresponde
a la columna dorsal y 40º a la lumbar.

- Extensión: 10º lo aporta la columna dorsal y 20º la lumbar, que hace n total de30º de
extensión para la región dorsolumbar en conjunto.

- Inclinación lateral derecha e izquierda: es de 20º para cada lado, tanto en la región dorsal
como en la lumbar, lo que da un total de 40º para cada lado.
- Rotación derecha e izquierda: en la región lumbar es leve, alcanzando 10º para cada lado. En
la región dorsal, por la disposición de las apófisis articulares, se logran rangos de 35º a cada
lado, lo que daría un total de 45º de rotación derecha y 45º a izquierda.

- Circunducción: es una combinación de los movimientos descritos, que en forma sucesiva es


capaz de realizar la columna. La amplitud de este movimiento es de difícil medición. Los rangos
de movimiento que aquí se han señalado, constituyen sólo un índice, ya que resulta difícil dar
cifras Standard por la gran variedad individual que existe en cada movimiento que depende de
la edad, sexo, condiciones de flexibilidad congénita, obesidad y entrenamiento previo. Es
sabido que basta unos pocos días de entrenamiento para aumentar considerablemente la
capacidad de movimiento de la columna. Es por esta razón que en distintos textos se
encontrarán diferentes cifras. También influye el criterio o forma en que se realiza la medición.
Quizás si la forma más exacta sea aquella basada en imágenes radiológicas. Señalaremos a
continuación la forma que en clínica se recomienda para hacer estas mediciones, con el bien
entendido de la relatividad de los resultados obtenidos. Para apreciar la flexión de la columna
dorsolumbar, se mide el ángulo entre el vertical y la línea que une el trocánter mayor con el
ángulo del acromion. Otra forma de medición relativa, es la consignación de la distancia a que
llegan la punta de los dedos de la mano al suelo en la flexión máxima que el paciente sea
capaz. La extensión se mide utilizando las mismas líneas señaladas para la flexión. Para la
medición de la inclinación lateral, se utiliza el ángulo comprendido entre el vertical y la línea
que une el extremo superior del surco interglúteo y la apófisis espinosa de C7.El movimiento
de rotación requiere para ser medido, inmovilizar la pelvis, para lo cual se sienta al paciente en
una silla de respaldo bajo pidiéndole que asiente bien la pelvis y los muslos. El ángulo a medir,
es el comprendido entre el plano frontal y l línea que une ambos hombros.

4.- EXAMEN MUSCULAR:

Lo dicho anteriormente ha permitido estudiar y medir los rangos de movilidad. Pero también
es necesaria la apreciación de la potencia con que los respectivos grupos musculares realizan
cada movimiento, para lo que se recurre al sistema de oponer mayor o menor resistencia a los
movimientos. Se debe incluir el estudio de los músculos abdominales por la participación que
tienen en la movilidad de la columna, ya que su deficiencia afecta notoriamente la estática y la
dinámica de la columna. Una forma sencilla de lograr esta apreciación es pedir al paciente que
desde una posición de decúbito dorsal y colocando las manos bajo la nuca se siente.

Este test da una idea del trabajo de los músculos rectos del abdomen. Los músculos oblicuos se
investigan colocando al paciente en decúbito dorsal, con las manos en la nuca y las rodillas en
semiflexión y separadas. Desde esta posición inicial, se pide que se siente y se toque la rodilla
izquierda con el codo derecho y la derecha con el codo izquierdo.

5.- ESTUDIO NEUROLÓGICO:

Esta etapa es indispensable en muchos cuadros patológicos de la columna, en especial


aquellos que de alguna manera afectan la médula, las raíces o los nervios periféricos. Este
estudio se realiza investigando la sensibilidad, contracción muscular, y reflejos de las
extremidades, como también la existencia de dolor o parestesias que aparecen en ciertas
maniobras que traducen la compresión radicular que se produce o exacerba con los
movimientos de la columna o la elongación de las raíces al efectuar movimientos de las
extremidades.

1º.- Estudio de la sensibilidad: ya hemos señalado en capítulos anteriores la existencia de


dermatomas que corresponden a zonas de inervación de determinadas raíces. También hemos
dejado establecido la forma sencilla en que se puede estudiar las alteraciones de la
sensibilidad en estos dermatomas. Recalcaremos sólo que se debe de tener presente para el
diagnóstico de la raíz comprometida el dermatoma que corresponde a cada raíz.

2º.- Alteraciones motoras: El trofismo muscular, que se altera como consecuencia del
compromiso neurológico, sea medular, radicular o de los nervios periféricos, puede apreciarse
visualmente por la disminución del volumen de las masas musculares, la potencia de los
músculos y algunos signos como los que mencionaremos a continuación:

i).- La capacidad de pararse y caminar apoyando sólo los talones, es signo de daño del ciático
poplíteo externo, lesión en la que además hay parálisis de los músculos tibial anterior, flexores
de los ortejos y perineos laterales. La marcha se hace con una característica fácilmente
reconocible, ya que al dar el paso, el pie cae por la imposibilidad de flectarlo y el paciente
debe, para evitar arrastrar la puntar del pie, flectar exageradamente la rodilla, o hacer un
movimiento de circunducción con la extremidad afectada. En lesiones radiculares, por
ejemplo, en hernias del núcleo pulposo, en que notamos la imposibilidad de pararse en los
talones, podemos presumir que el daño se ubica en la raíz L5.

ii).- La incapacidad de elevar el talón y pararse o caminar en la punta de los pies, significa un
daño en la raíz de S1 que inerva los músculos extensores del pie.

iii).- La dificultad o incapacidad para la extensión de la rodilla con atrofia del cuadricipital, es
relevante de daño de la raíz de L4.

- Signos de compresión radicular: especialmente para el estudio de las raíces lumbares,


se han descrito una serie de signos cuya positividad revelan la compresión radicular
por compresión de la misma contra un obstáculo mecánico que puede ser una hernia,
lesiones artróticas o lesiones tumorales. De estos signos describiremos los que a
nuestro juicio son más sencillos de recordar e interpretar.

i).- Signo de Lassegue: paciente en decúbito dorsal, se eleva un miembro


inferior con extensión de la rodilla. Su positividad se traduce por dolor que
aparece en cierto ángulo del movimiento y que el paciente describe como
agudo, que nace en la región lumbar y que se irradia hacia la extremidad
inferior en niveles y zonas variables.

ii).- Signo de Lassegue contralateral: es la aparición del dolor en la forma


descrita, pero que se produce en la extremidad contraria a la que se eleva.

iii).- Signo de Bonnet: se flecta la rodilla y se eleva toda la cadera en aducción.


La producción de dolor es relevante de compromiso radicular.
iv).- Signo de Deucht para raíces altas: se abduce y lleva el miembro inferior en
rotación interna.

v).- Signo de Deucht para raíces bajas: se aduce y rota hacia externo el
miembro inferior.

vi).- Signo de Turín: es el mismo de Lassegue, pero se suma la flexión del ortejo
mayor para aumentar la tensión del nervio ciático.
Columna vertebral
EVALUACIÓN RADIOLÓGICA
La columna vertebral (CV) es una compleja estructura osteo-fibro-cartilaginosa en la que,
desde el punto de vista mecánico, los cuerpos vertebrales se disponen adoptando un eje
relativamente recto en el plano coronal y ejes suavemente curvos en el plano sagital (cifosis y
lordosis). Tanto en el plano sagital como coronal, los ejes pueden sufrir deformidades respecto
a los rangos descritos de normalidad, destacando entre estas alteraciones la escoliosis y el
dorso curvo.

La evaluación clínica es el punto de partida para el diagnóstico de las deformidades de la CV;


sin embargo siempre debe ser apoyada por una evaluación radiológica, que constituye uno de
los pilares en el diagnóstico y control de evolución.

La mejor comprensión de la fisiopatología y el aumento en la complejidad del tratamiento


quirúrgico de las escoliosis han dado origen a nuevas clasificaciones y formas de descripción,
que se apoyan en la evaluación por radiología simple. Es así como ésta ha ¡do incorporando
nuevos conceptos y remodelando los ya existentes, en mayor o en menor medida.

El objetivo del presente artículo es dar una visión actualizada respecto de la evaluación de la
"radiografía de columna total", usando como referencia los conceptos más recientes del
manejo clínico-quirúrgico de las escoliosis, que debieran ser el marco para el análisis de dicho
examen.

Definición

La escoliosis es una desviación de la CV con características tridimensionales, cuya deformidad


predominante es en el plano coronal (derecha-izquierda). Sin embargo, tiene componentes
rotacionales asociados así como también deformidades en el plano sagital, que pueden afectar
la cifosis dorsal y la lordosis lumbar(1,2,4).

El examen clínico (test de Adams, asimetría del triángulo de la talla, desnivel de hombros, etc)
es la base para la pesquisa de la escoliosis. Si se observa una asimetría paravertebral al
examinar al paciente con el tronco flectado, la indicación sería una evaluación con radiología
simple para confirmar y cuantificar la magnitud de la escoliosis. La radiografía también es la
herramienta para el control de evolución, por lo que ésta debe ser adecuadamente adquirida y
evaluada.

Radiografía de columna total 


Aspectos técnicos
Los protocolos deben seguir ciertas normas, para así obtener estudios reproducibles y
comparables que proporcionen toda la información necesaria para el diagnóstico:

1. La radiografía de columna completa se adquiere con un tubo de rayos X estándard, a una
distancia de alrededor 1,80-2 m (telerradiografía), con el haz centrado en el área T6-T7 .

2. Para la proyección frontal (AP), el paciente se ubica de pies, con las rodillas extendidas y los
pies separados a la distancia de los hombros, mirando recto hacia el frente. Es necesario que
en la proyección frontal aparezca la totalidad de las crestas ilíacas, especialmente en los
pacientes adolescentes, ya que éstas son un índice de maduración ósea (índice de Risser), que
es parte importante en la decisión del manejo médico o quirúrgico. En caso de que  exista una
discrepancia en la longitud de las extremidades inferiores mayor a 2 cm (medida a nivel de
cabezas femorales), una evaluación más objetiva de las curvas se obtendría con una
proyección frontal adicional con elevación del talón para nivelar la pelvis.

Figura 1.  Radiografía de columna total AP. El examen cubre toda


la columna vertebral, siendo 
además visibles las crestas ilíacas y las articulaciones
coxofemorales. En este paciente no existe escoliosis.
3.  En la proyección lateral, los codos permanecen flectados y los dedos encajados en las fosas
supraclaviculares a ambos lados, o con los antebrazos descansando sobre un soporte anterior
con lo cual se logra adecuada posición del tórax y desproyección de los brazos. Se recomienda
que la elevación de los brazos no sea mayor a 30° hacia anterior, respecto de la vertical .

4.  Existen proyecciones adicionales, entre ellas las radiografías con inclinación lateral (side-
bending),  necesarias para evaluar la flexibilidad de las curvas y su grado de corrección. El
análisis de estas radiografías consiste en cuantificar el grado de reducción de las escoliosis
cuando el paciente está inclinado hacia el lado convexo de las curvas, catalogándolas en
estructurales y no estructurales de acuerdo a esto). Se adquieren en posición supina, con la
mayor inclinación posible del paciente hacia uno y otro lado . Cabe destacar que la inclinación
debe ser máxima, por lo que idealmente, debiera hacerse con la asistencia de dos personas:
una que fije la pelvis, y otra que haga la presión en la dirección del bending, a la vez que ejerce
una contrapresión en la zona apical de la curva.

Figura 2. Radiografía de columna total lateral. El examen cubre


toda la columna vertebral y la elevación de los brazos es menor de
30° respecto a la vertical. La cifosis torácica y lordosis lumbar se
encuentran en rangos normales.

Es usual que el paciente salga del área de proyección del chasis; para solucionar este
inconveniente, es recomendable tomar proyecciones bending de cada curva en forma
individual. Debe tenerse en cuenta la importancia de que las proyecciones con inclinación
lateral sean bien realizadas, ya que radiografías con inclinación submáxima pueden llevar a
error en la apreciación del grado de rigidez de la curva y determinar errores en las estrategias
quirúrgicas, como por ejemplo una liberación quirúrgica anterior en una curva que en realidad
era elástica. Bajo los conceptos actuales de la cirugía, es de suma importancia determinar si
una curva es estructural o no, ya que la recomendación es incluir en la artrodesis a la curva
mayor junto a las estructurales, dejando libre aquellas curvas compensatorias; es decir hacer
artrodesis selectivas. Algunos cirujanos solicitan además radiografías con tracción axial de la
columna, cuyo objetivo es determinar el grado de corrección de la deformidad mediante esta
maniobra; son parte del estudio habitual en escoliosis neuromusculares y muchos cirujanos las
utilizan en forma complementaria a las "side-bending"(13).  Estas proyecciones se realizan
también en posición supina y requieren de dos operadores: uno que traccione desde la cabeza
y otro que traccione desde la pelvis o las extremidades inferiores.

Eventualmente se pueden detectar y caracterizar a grandes rasgos lesiones vertebrales


(malformaciones, fracturas, lesiones tumorales, etc) así como cambios degenerativos.

Los dos factores principales que permiten predecir el riesgo de progresión de la escoliosis son:
la severidad de la curva y el potencial de crecimiento esquelético, ambos factores evaluables a
través de la radiología simple.

Para cuantificar correctamente una curva de escoliosis, deberíamos identificar:

•   Las vértebras de ambos extremos de la curva, denominadas como vértebras proximal y


distal, o terminales. Se eligen de manera que entre ellas formen el mayor ángulo posible y
corresponden a aquellas que tienen la mayor inclinación hacia el lado cóncavo de la escoliosis,
con la superficie del platillo vertebral mirando en este sentido. Cabe destacar que la curva se
denominará según el lado al que apunte su convexidad .

•   El ápex de la curva escoliótica, que corresponde al punto con mayor desplazamiento lateral
desde eje central de la columna (por ejemplo, línea plomada C7 o línea vertical centro-sacra,
explicadas más adelante). Generalmente corresponde a una vértebra, la vértebra ápex o
apical, que será la más rotada y desplazada lateralmente, pero también podría corresponder a
un disco intervertebral. 

Evaluación de la radiografía

El rol fundamental de las radiografías de columna total es la identificación y cuantificación de


deformidades de la CV en los planos coronal y sagital.
Figura 3.  Telerradiografías de columna en proyecciones frontal
neutra, con inclinación lateral o bending hacia derecha e
izquierda, en que existe significativa corrección de las curvas
torácica principal derecha y tóraco-lumbar izquierda.

Figura 4.  Escoliosis lumbar derecha en paciente juvenil con índice


de maduración ósea Risser3, en que se han marcado las vértebras
terminales, proximal y distal, y la vértebra ápex o apical, la de
mayor desplazamiento lateral desde eje central de la columna. Se
muestra la medición de la escoliosis lumbar tanto con el método
de Cobb de dos líneas (líneas paralelas a platillos vertebrales,
números blancos) así como con el de 4 líneas (líneas
perpendiculares a las anteriores, números negros).

El método de Cobb es el más difundido para la medición de las curvaturas fisiológicas o


patológicas de la columna, tanto en los planos coronal y sagital, así como en las proyecciones
con inclinación lateral(16). Inicialmente fue descrito para la medición de la escoliosis, midiendo
el ángulo formado por la intersección de dos líneas trazadas paralelas al platillo superior de la
vértebra proximal y al platillo inferior de la vértebra distal de la curva escoliótica; este es el
método "directo" o "de dos líneas" útil y de elección en ángulos grandes. El método "indirecto"
o "de cuatro líneas", mide el ángulo de la curva en la intersección de líneas perpendiculares
trazadas a las líneas recién mencionadas (de los platillos superior e inferior de la curva
escoliótica); esta técnica es útil en ángulos de menor magnitud, siendo necesario considerar
que por la mayor utilización de líneas y ángulos se asocia a mayor variabilidad y error. Cabe
destacar que, con los sistemas de radiología digital actual, todas las curvas son posibles de
medir con el método de Cobb directo(10,12,20).

Figura 5.  Radiografía lateral de columna con medición de la


cifosis dorsal por el método de Cobb 
indirecto (con cuatro líneas) y la lordosis lumbar con el método de
Cobb directo (dos líneas).

Para las curvas del plano sagital existe la posibilidad de medir el ángulo a los segmentos
estrictos dorsal y lumbar (por ejemplo la cifosis dorsal entre el platillo vertebral superior de T1
e inferior de T12); sin embargo, se ha propuesto la utilización de niveles no-estrictos, que
consideran los límites reales donde se extiende la curva cifótica o lordotica de la columna
tóraco-lumbar. Este último concepto es el más congruente con la técnica original desarrollada
por Cobb, que considera las vértebras más inclinadas como límite para la medición de la
escoliosis en el plano coronal(19) (Figura 6). Es recomendable entonces, medir las curvas del
plano sagital tanto en segmentos estrictos como no-estrictos. La cifosis torácica se medirá
entre T4 y T12, la cifosis tóraco-lumbar entre T10 y L2 y la lordosis lumbar entre T12 y S1.

Figura  6. Radiografía lateral de columna total con medición de


curva de cifosis tóraco-lumbar. 
Se ha utilizado un método de dos líneas y de tipo no estricto,
tomando como límites las vértebras T11 yL4 en este caso
particular.

Se considera que una curvatura mayor de 10º en el plano coronal corresponde a escoliosis.
Valores menores a 10º se consideran "actitud" o "posición" escoliótica (4,13). Según su magnitud,
las curvas escolióticas pueden ser catalogadas en (10): 

a)  Leves: Curvas menores de 20° 

b)  Moderadas: Curvas de 20° hasta 40° 


c)  Severas: Curvas mayores de 50°. La catalogación de las curvas entre 40° y 50° variará según
el grado de madurez esquelética del paciente y también con la rigidez de las curvas evaluadas
en las proyecciones con inclinación lateral.

La cifosis torácica es la curvatura posterior en el plano sagital a nivel torácico. Valores


normales para este ángulo son variables en la literatura, debido principalmente a la limitación
para la visualización de las vértebras torácicas altas en la radiografía lateral, por lo que los
límites de las mediciones varían entre T1 yT5 por superior y T11 oT12 por inferior. El rango más
frecuentemente aceptado es de 20-40 o(6'18) y la cifosis torácica máxima aceptada es de 50°.

Figura 7.Radiografía AP de columna total mostrando una


escoliosis severa tóraco-lumbar de convexidad derecha, su valor
estimado con el método de Cobb de dos líneas es de 120°.

La lordosis lumbar es la convexidad anterior normal del segmento lumbar. El rango de


medición también es variable en este caso; considerando como límite cefálico la plataforma
inferior de T12 o la superior de L1, mientras que el límite caudal sería la plataforma inferior de
L5 o la superior de S1. El rango de normalidad es muy amplio para este segmento: -25° a -60°,
siendo la mayor parte de la lordosis causada por los dos últimos niveles (L4 y L5). Los autores
no han podido establecer diferencias claras en los valores entre personas sanas (sin síntomas)
y pacientes con dolor y patología lumbar, aunque los pacientes con dolor lumbar tienden a
tener una lordosis menor (5,20,21).Si bien la evaluación general de las deformidades de la CV se
hace con el método de Cobb, también existen otros parámetros de utilidad que describiremos
a continuación. La mayoría de éstos son aplicables tanto para niños como adultos, salvo el
índice de Risser que se usa en pacientes en desarrollo puberal y, el ángulo costo-vertebral de
Metha utilizado en escoliosis idiopáticas infantiles. 

1. La línea vertical o plomada C7 (LPC7) se trazaen la radiografía frontal o lateral desde el


centro del cuerpo vertebral C7 hacia caudal, paralelaal borde lateral de la radiografía ( Figuras
8 y 9). Su utilidad radica en permitir una mejor identificación del ápex de las curvas (radiografía
AP) y es punto de referencia para la evaluación del balance coronal (radiografía AP) y sagital
(radiografía lateral) de la CV(3).

2. La línea vertical centro-sacra (LVCS) atraviesa el punto medio del platillo superior de S1, en
sentido vertical y paralela al borde lateral de la radiografía frontal (Figura 8). Su utilidad radica
en permitir una mejor identificación del ápex de las curvas y es punto de referencia para la
evaluación del balance coronal de la columna vertebral (radiografía AP) (3).

Figura 8.  Radiografía frontal de columna total en que se ha


trazado la línea plomada C7 (LPC7), desde el centro del cuerpo
vertebral C7 y la línea vertical centro-sacra (LVCS), que atraviesa
el punto medio del sacro, ambas paralelas al borde lateral de la
radiografía. En este paciente las líneas coinciden en su ubicación.

1. El balance espinal se refiere al equilibrio biomecánico de la columna vertebral, que en


general debiera ser neutro, tanto en plano sagital como coronal. Este parámetro es
especialmente relevante en pacientes candidatos a cirugía. Existen diversos métodos
de evaluación del balance espinal sagital. Uno de ellos está determinado por la relación
entre la LPC7 en la radiografía lateral y un punto de referencia, que corresponde a la
esquina póstero-superior del cuerpo vertebral S1. Existe balance sagital positivo si la
LPC7 pasa anterior a este punto de referencia y por el contrario, el balance es negativo
si la vertical pasa por detrás de tal punto.

2.
4. El balance espinal coronal, evaluado en la proyección frontal, está determinado por
la distancia horizontal entre la LPC7 y la LVCS. Si ambas líneas coinciden, el
alineamiento coronal es neutro; cuando estas líneas no coinciden se habla de
descompensación coronal, con balance positivo si la línea plomada queda a la derecha
de la LVCS o, negativo si queda a la izquierda. Para algunos autores, el desbalance será
significativo si existe una distancia de > 3 cm). 

5. La traslación de la vértebra apical (TVA) de una curva escoliótica, es la distancia


horizontal en el plano coronal entre el centro de la vértebra apical y el eje de la
columna. En curvas torácicas altas y principales se mide hacia la LPC7 y en curvas
tóraco-lumbares o lumbares la LVCS. La traslación es positiva si la vértebra apical está a
la derecha y negativa si está a la izquierda (3)  El valor obtenido refleja en forma indirecta
el grado de deformidad del tronco y participa en la toma de decisiones de los niveles de
artrodesis.

6. El ángulo costo-vertebral de Metha, de valor pronóstico para la progresión de las escoliosis


infantiles, muestra la relación entre la vértebra apical de la curva escoliótica dorsal y la cabeza
de sus costillas en la radiografía frontal. Se traza una línea perpendicular al borde inferior o
superior de la vértebra apical de la curva escoliótica y una segunda línea desde el centro de la
cabeza al punto medio del cuello de la costilla, medial a la región en que el cuello se ensancha;
la intersección entre esta línea y la línea perpendicular de la vértebra forma el ángulo costo-
vertebral. Una diferencia mayor de 20° entre ambos lados es de mal pronóstico, con un riesgo
de progresión de alrededor del 80% para estos casos, versus una progresión de alrededor del
20% en caso de una diferencia menor a 20 o().
Figura 9.  Proyección lateral que muestra la línea plomada C7
(LPC7) paralela al borde lateral de ia radiografía, desde el centro
del cuerpo vertebral C7 hacia caudal. El balance sagital es neutro
si esta pasa por la esquina postero-superior de SI

Figura 10.  Radiografía lateral de columna total donde se ha


marcado la línea LPC7, la cual pasa posteriora la esquina postero-
superior del cuerpo vertebral S1, lo cual corresponde a un balance
sagital negativo.
Figura 11.  Paciente de sexo femenino de 18 años, con escoliosis
con curva tóraco-lumbar izquierda y torácica principal derecha, en
que existe falta de congruencia de las líneas LPC7yLVCS,
correspondiendo a un balance coronal negativo.

Figura 12.  Medición de la traslación de vértebra ápex en curva


escoliótica lumbar izquierda, en relación a la LVCS, clasificada
como negativa por encontrarse a izquierda de la línea de
referencia.

7. La evaluación de la rotación de los cuerpos vertebrales ha demostrado utilidad clínica en


predecir la corrección, descompensación y progresión de la curva escoliótica. Habitualmente la
vértebra apical es la que tiene el mayor grado de rotación. La medición portomografía
computada es el gold standard en  exactitud. Sin embargo, su uso es limitado por costo,
radiación y efecto del cambio en la curva escoliótica y rotación vertebral por la postura en
decúbito. En radiología simple destacaremos dos métodos de medición, cuya elección
dependerá del grupo de trabajo (13,15):

•   Método de Cobb, en el que se divide el ancho vertebral en sextos (tres a cada lado de la
línea media) y se relaciona la apófisis espinosa con el centro del cuerpo vertebral. Se considera
rotación positiva si la apófisis espinosa está rotada hacia la concavidad (lo habitual) y negativa
si está desplazada hacia la convexidad. En el caso de rotación positiva, los valores serían +, ++,
+++ y ++++ según el tercio que ocupe la apófisis espinosa; el grado ++++ esta por fuera del
borde vertebral (Figura 14).

•   El método de Nash y Moe relaciona el pedículo con el centro del cuerpo vertebral y clasifica
de este modo la rotación vertebral en cuatro grados (Figura 15).

◊ Grado 0: ambos pedículos son simétricos. 


◊ Grado 1: pedículo situado hacia la concavidad de la escoliosis desplazado en dirección de
este mismo margen del cuerpo vertebral. 
◊ Grado 2: rotación entre 1 y 3, desaparición del pedículo del lado de la concavidad.0 Grado 3:
pedículo del lado convexo en el centro del cuerpo vertebral. 
◊ Grado 4: pedículo del lado convexo ha excedido la línea media.

Figura 13-  Medición del ángulo costo-vertebral de Metha en una


escoliosis torácica principal derecha en la vértebra T8. El ángulo a
derecha mide 76° y a izquierda 83°, lo cual da una diferencia no
significativa entre ambos lados.
Figuras 14 y 15. Ejemplos de evaluación de la rotación vertebral
en un mismo paciente, 
catalogado en +++ según el método de Cobb y de grado 2 según
Nash-Moe.

8. El índice de Risser para estimación de maduración ósea, evalúa el grado de aparición del
núcleo de osificación de la cresta ilíaca y su fusión al ala ilíaca, como se observa en la  Tabla I y
en la Figura 16. El grado de madurez ósea es otro de los factores pronósticos de la escoliosis
idiopáti-ca, existiendo una mayor progresión de la curva en niños con un grado de Risser 0 ó 1,
que en grados 2 a 5. La ventaja de utilizar este método es que las alas ilíacas están
frecuentemente incluidas en la teleradiografía, por lo que sería innecesario contar con
radiografías adicionales para la estimación de edad ósea (4).

Tabla I. índice de Risser(4,13)

Sin aparición de núcleo de osificación de la


Risser 0
cresta ilíaca
Inicio de la osificación desde lateral, hasta
Risser 1
25%
Risser 2 Id hasta 50%
Risser 3 Id hasta 75%
Risser 4 100% de osificación, aún sin fusión completa
Núcleo de osificación
Risser 5
completamente fusionado
Figura 16.  índice de Risser. En un niño de 5 años aún no se
identifica el núcleo de osificación de la cresta ilíaca (lado
izquierdo), que equivale a un Risser 0. A derecha se esquematiza
la división en cuatro cuartos del ala ilíaca, correspondiendo el
Risser 1 a la osificación dentro del primer cuarto y así
sucesivamente. Risser 5 corresponde a la fusión del núcleo de
osificación.

Etiología, contexto clínico y clasificaciones de las escoliosis

Las etiologías de las escoliosis son variadas; la diferencia principal se produce entre escoliosis
idiopáticas y no idiopáticas. Así tenemos la siguiente clasificación etiológica (2):

•   Idiopática (prácticamente el 80% de los casos) 


•  Congénita (alteraciones en la morfología vertebral por defectos de formación o
segmentación, por ejemplo: vértebras en mariposa, hemivértebras, bloques vertebrales) 
•   Neuromuscular (por ejemplo: parálisis cerebral, poliomielitis, mielomenigocele, distrofias
musculares). 
•   Deformidad vertebral secundaria a enfermedades sistémicas (por ejemplo: enfermedades
reumatológicas) 
•  Deformidad vertebral secundaria a trauma o infección. 
•  Neurofibromatosis 
•  Tumoral 
•  Deformidades atribuibles a cambios relacionados con la edad (por ejemplo: patología
degenerativa de CV).

De acuerdo a la edad de inicio de las escoliosis idiopáticas, se clasifican en: inicio infantil (0- 3
años), inicio juvenil (3-10 años), escoliosis del adolescente (10 a 15 años y/o maduración ósea)
y escoliosis del adulto (a partir de la maduración ósea) (4). La incidencia de la escoliosis
idiopática del adolescente (EIA), es del 2-3 % y es más frecuente en mujeres que en hombres.
Escoliosis torácicas severas pueden reducir en forma significativa la capacidad cardiopulmonar
y llegar a provocar un cor pulmonale. Esto no es así en las curvas tóracolumbares y lumbares,
que pueden provocar dolor lumbar.
En escoliosis idiopáticas, el riesgo de progresión se basa fundamentalmente en dos factores: el
grado de la curva y el grado de madurez esquelética; ambos datos se obtienen de la radiografía
de columna total y son importantes de determinar. Se ha calculado la probabilidad de
agravación en base al grado de la curva: en pacientes entre 10 y 12 años, las curvas bajo 20°
tienen una probabilidad de agravación de 25%, curvas entre 20° y 29° tienen una probabilidad
de agravación de 60%, curvas entre 30° y 60° tienen 90% de probabilidad de agravarse y,
aquellas curvas con más de 60° se agravan en un 100%. En pacientes esqueléticamente
maduros, se agravan un 10% de las curvas entre 20° y 29°, un 30% entre 30° y 60° y, 70% de
aquellas curvas de más de 60°.

En el caso de las escoliosis no idiopáticas, la evolución es muy dependiente del tipo y etiología
de la condición de base y la progresión tiende a ser más agresiva, con mayor compromiso
funcional.

Con respecto a la clasificación de las escoliosis, se debe señalar que no existe un consenso, lo
que se ha visto favorecido por el hecho que la escoliosis en los adolescentes es una patología
de características diferentes a la escoliosis del adulto, especialmente por la presencia de
componentes degenerativos en este último grupo.

La clasificación de Lenke (2001) fue creada para la evaluación y planificación quirúrgica de las
EIA(6,7). Esta clasificación considera en primer lugar el patrón de curva, precisando los límites y
nombres de las escoliosis según el segmento comprometido. De este modo, existen 4
segmentos importantes desde el punto de vista quirúrgico:

1.     Torácico proximal: el ápex de la curva se encuentra entre el disco T2-T3 y el disco T5-T6. 
2.     Torácico principal: el ápex de la curva se encuentra entre la sexta vértebra torácica y el
plano discal T11-T12. 
3.     Tóraco-lumbar: el ápex de la curva se encuentra entre el borde cefálico de la vértebra T12
y el borde caudal de L1. 
4.     Lumbar: el ápex de la curva se encuentra entre el plano discal L1-L2 y el borde caudal de la
vértebra L4.

Si bien en esta clasificación no se contemplan las escoliosis en niveles más altos, podemos
delimitar otros dos niveles(4-13):

•  Cervical: ápex de la curva de C1 a C6. 


•  Cervico-torácica: ápex de la curva de C7 a T1. 

Para fines de la clasificación de Lenke la curva de mayor magnitud es siempre considerada


estructural y se acompaña de curvas menores que pueden ser o no ser estructurales. Una
curva menor es estructural si su magnitud es igual o mayor de 25° en las proyecciones con
inclinación lateral(3-6). De este modo, Lenke describe 6 tipos de curvas (6), como se describe en
la Tabla II:

Tabla II. Clasificación de Lenke(6).


Patrones de curva
Torácica Torácica  Tóraco-
Tipo de curva lumbar
proximal principal lumbar/lumbar
Tipo 1 (torácica No
principal)  estructural 
Estructural 
Tipo 2 (torácica doble)  Estructural  No estructural 
Estructural 
Tipo 3 (mayor doble)  No No estructural 
Estructural 
Tipo 4 (mayor triple)  estructural  Estructural 
Estructural 
Tipo 5 (tóraco- Estructural  Estructural 
No
lumbar/lumbar)  No Estructural 
estructural 
Tipo 6 (tóraco- estructural  Estructural
Estructural
lumbar/lumbar-torácica No
princ.) estructural
En cursiva y negrita se destaca la curva mayor en cada uno de los
tipos de curva de esta clasificación. Nótese que, en el tipo 4 la
curva mayor puede ser torácica principal o tóraco-
lumbar/lumbar.
Figura 17.  Ejemplo de un paciente con curva escoliótica torácica
principal de convexidad 
derecha y lumbar de convexidad izquierda de menor severidad,
tipo 1 de Lenke.

-  Tipo 1: Torácica principal, la más frecuente, es la curva mayor. Las curvas torácica proximal y
tóraco-lumbar/lumbar son menores y no estructurales (Figura 17). 
-  Tipo 2: Torácica doble, en la que la curva torácica principal es la curva mayor, mientras que la
torácica proximal es menor y estructural. La curva tóraco-lumbar/lumbar es menor y no
estructural. 
-  Tipo 3: Mayor doble, donde las curvas torácica principal y tóraco-lumbar/lumbar son
estructurales, mientras la curva torácica proximal es no estructural. La curva torácica principal
es la mayor según el ángulo de Cobb o no más de 5 o menor que la curva tóraco-lumbar/
lumbar. 
-   Tipo 4: Mayor Triple, en la que las curvas torácica proximal, torácica principal y tóraco-
lumbar/ lumbar son estructurales. Cualquiera de las dos últimas puede ser la curva mayor.  
-  Tipo 5: Tóraco-lumbar/lumbar, donde la curva tóraco-lumbar/ lumbar es la mayor y es
estructural. Las curvas torácica proximal y torácica principal son no estructurales. 
-  Tipo 6: Tóraco-lumbar/lumbar-torácica principal, en las que la curva tóraco-lumbar/ lumbar
es la curva mayor y mide al menos 5° más que la curva torácica principal, la que es estructural.
La curva torácica proximal es no estructural. 

La clasificación considera además modificadores, que no analizaremos en detalle en esta


revisión, pero que son de importancia sólo si se está contemplando una resolución quirúrgica.
Existen modificadores vertebrales lumbares que se basan en la relación de la LVCS con los
cuerpos vertebrales lumbares y modificadores sagitales torácicos que se relacionan con el
grado de cifosis. Respecto a este último punto, una curva de escoliosis menor será considerada
estructural si la cifosis local es mayor de 20° (por ejemplo, medida entre T2-T5 o T10-L2, para
las curvas torácica alta y torácica principal/ tóraco-lumbar respectivamente).La clasificación de
las escoliosis en los adultos difiere un poco de la utilizada para los adolescentes.

La Scoliosis Research Society-SRS (2007) propone la siguiente clasificación (7): 

-  Torácica simple 
-  Torácica doble 
-  Mayor doble 
-  Mayor triple 
-  Tóraco-lumbar 
-  Lumbar (idiopática o "de novo") 
-  Deformidad primaria en el plano sagital: aumento de la cifosis sin deformidad asociada en el
plano coronal. 

Las curvas torácicas son estructurales cuando miden 40° o más, con una LPC7 pasando lateral
al cuerpo vertebral del ápex de la curva. En el caso de curvas tóraco-lumbares y lumbares se
consideran estructurales aquellas curvas que miden 30° o más, con una LVCS pasando lateral al
cuerpo vertebral del ápex de la curva.

 
Esta clasificación también incluye modificadores: 

•  Modificadores sagitales: aumento de las cifosis en columna tóraco-lumbar. 


•  Modificadores lumbares degenerativos: evidencias radiológicas de estrechamiento discal,
espondiloartrosis y espondilolistesis degenerativa o subluxación rotatoria (Figura 18). 
•  Modificador de balance global: pérdida del balance sagital, con LPC7 ubicada 5 cm o más por
delante o detrás del margen postero-superior de S1. Pérdida del balance coronal, con LPC7
separada por 3 cm o más de la LVCS.
Figura 18.  Radiografía AP en paciente femenino de 69 años, con
escoliosis lumbar derecha, 
en la que existen también marcados cambios degenerativos
caracterizados por espondiloartrosis y osteocondrosis.

Aspectos generales en el manejo de la escoliosis  

El enfoque clínico difiere entre EIA y escoliosis desarrolladas en adultos; en el primer grupo, el
objetivo del tratamiento es prevenir la progresión de la deformidad y limitar las consecuencias
futuras de ésta, mientras que en los adultos es el manejo de la sintomatología actual y las
incapacidades que ésta pueda generar. En el caso de adolescentes, un objetivo importante
suele ser la corrección de la deformidad asociada para mitigar los efectos que ésta tiene sobre
la imagen personal y autoestima, mientras que en el adulto el objetivo central es la
recuperación funcional.
A grandes rasgos, los tratamientos se dividen en ortopédicos y quirúrgicos. Dentro de los
ortopédicos mencionaremos el corsé, que es un elemento que se utiliza en pacientes cuyo
esqueleto es aún inmaduro, con curvas que cumplan el requisito de no ser muy severas (en
general, bajo un Cobb de 40°) ni muy rígidas (muchos cirujanos considerarán como de baja
posibilidad de éxito en la contención de la curva, aquellas en que una radiografía con corsé no
logra disminuir la curva principal a aproximadamente un 50% del ángulo de Cobb sin corsé).
Las cirugías tienen como objetivo fundamental evitar la progresión de la deformidad, lo que se
consigue fusionando cuerpos vertebrales (artrodesis), para lo que existen diversos tipos de
implantes metálicos. Otro objetivo importante de la cirugía es la corrección máxima de la
deformidad, dentro de márgenes de seguridad.

En el caso de los menores de 15 años con EIA y curvas menores de 25°, se recomienda
observación de la progresión; para curvas entre 25° y 40° (con inmadurez esquelética),
frecuentemente se opta por tratamiento con corsé. Las indicaciones quirúrgicas sonvariadas,
pero en general en esqueletos inmaduros con curvas mayores de 40° o maduros con más de
50°, la cirugía es una opción real de tratamiento. Cabe destacar que pacientes con escoliosis de
30° y severas deformidades sagitales también pueden requerir cirugía. Para adultos jóvenes,
20-25 años, la indicación quirúrgica en general considera curvas de más de 50° y/o que
progresen en los controles.

En los adultos, la causa degenerativa de la escoliosis es muy importante. En el cuadro clínico,


es más trascendente el dolor y el compromiso neurológico que la deformidad propiamente tal.
Los objetivos de la cirugía son la descompresión neural, la disminución del dolor y la corrección
de la deformidad, con una enorme variabilidad en los manejos quirúrgicos propiamente tales.
Según la sintomatología del paciente, escoliosis de magnitudes tan pequeñas como 15°
pueden llegar a ser intervenidas.

 
SUSTENTACIÓN
La Escoliosis es la desviación lateral de la columna vertebral, asociada a la rotación de los
cuerpos vertebrales y la alteración estructural de ellos.

Esta entidad se clasifica desde el punto de vista etiológico en: Idiopáticas, Congénitas,
Neuromusculares y Escoliosis de la neurofibromatosis.

La paciente presenta una


escoliosis idiopática porque se
desconoce la causa de esta, y
es funcional y dentro de ellas
postural debido a que fue
tomando una postura
inadecuada desde niña,
además presenta el
antecedentes que su madre
también presentó este dx de
escoliosis, entonces también
se podría considerar como una
escoliosis hereditaria.

El examen clínico espinal


permite diagnosticar
tempranamente este tipo de
desviaciones. Es importante
destacar cuáles son los
elementos clínicos que nos
permiten realizar el
diagnóstico.

En la paciente se Observa:

• Desnivel de hombros.

• Desnivel de escápulas.

• Desnivel de pelvis.

• Asimetría del triángulo de la talla.

• Descentrado del tronco (signo de Pitres o de la plomada)

• Giba (signo de Adams)

• Diferencia en la longitud de los miembros.

• Test de Trendelemburg: Positivo


Radiografías

60°

Utilizado para medir las curvaturas en plano coronal así como sagital de la columna. Se trazan
líneas que pasen por la plataforma vertebral superior e inferior de los cuerpos vertebrales
proximal y distal que constituyen la curvatura. Éstas deben ser las vértebras más inclinadas
hacia la concavidad de la curva. Trazamos líneas perpendiculares a las líneas anteriores y
medimos el ángulo superior o inferior (ángulo de Cobb indirecto).El Angulo de Cobb es de 60°,
siendo una escoliosis grave.

Medida de los Miembros

Inferiores:

Derecho más corto que el

Izquierdo.
En la vista lateral se aprecia

Lordosis

Dx final:

 El informe muestra:
 Densidad ósea conservada
 Marcada inclinación del raquis lumbar al lado derecho, generando escoliosis, pinzando
en el lado derecho el disco L3-L4, los cuerpos vertebrales lumbares y últimos dorsales
tienen rotación axial.
 En la vista lateral se ve marcada acentuación de la lordosis.
 Conslusión: ESCOLIOSIS IDIOPATICA FUNCIONAL ASOCIADA A INCREMENTO EN LA
LORDOSIS

TRATAMIENTO

FISIOTERAPIA

Los casos para los que está especialmente indicada la fisioterapia ambulatoria basada
en el diagnóstico como única medida terapéutica son aquellos en los que la curvatura
se sitúa entre 15° y 25° según la escala de Cobb, durante el período de crecimiento y
para curvaturas de 25° a 35° según Cobb una vez finalizado dicho período. Para
desviaciones de la columna vertebral que presentan ángulos superiores a 25° en el
período de crecimiento, es necesario además el uso de un corsé ortopédico y la
realización de tratamientos de rehabilitación intensiva estacionaria. En cuanto a los
adultos con curvaturas claramente superiores a 30°, dicha rehabilitación intensiva
estacionaria es, asimismo, imprescindible.

Uso de corset

Corset dorso- lumbar

El uso del corset es para los pacientes


con curvas que miden entre 25° y 45°
durante el período de crecimiento. El
objetivo del uso del corset es
prevenir que la curva se agrave. Esto
se conseguiría corrigiendo la curva
cuando el paciente se halla dentro
del corset de tal manera que la
misma no progrese con el tiempo.
Una vez que el corset se haya
retirado, lo mejor que puede suceder
es que no haya existido incremento
de la curva y que la curva
permanezca en los mismos valores que tenía al comienzo del tratamiento. Por ejemplo, una
niña que a los 11 años tenga signo de Risser 0, con una curva de 30° le será prescrito un corset
que usará hasta que el crecimiento se halla detenido (Risser 4 o 5, 2 años después del primer
período menstrual). Para ese paciente lo mejor que él/ella puede esperar es que su escoliosis
se detenga y al final del tratamiento quede con una curva de 30°. Inclusive si ocurre un ligero
incremento a pesar del uso del corset, la cirugía no será necesaria siempre que la curvatura
espinal quede por debajo de los 45° al final del tratamiento. Existen muchos tipos de corset y
todos ellos actúan de manera parecida. Los corsets se utilizan por debajo de la ropa y
usualmente no son vistos por otros.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía se indica en los pacientes cuyas curvas son mayores de 45° mientras están en
crecimiento o bien en aquellos que tienen más de 50° cuando el mismo se ha detenido. El
objetivo del tratamiento quirúrgico es doble: Primero prevenir el incremento de la curva y
segundo obtener alguna corrección. Actualmente la cirugía se basa en la colocación de
implantes metálicos en la columna los cuales se conectan a una o dos barras. Los implantes se
usan para corregir la escoliosis y mantener la columna así corregida hasta que los segmentos
espinales operados se fusionen en un solo hueso. La cirugía puede ser realizada desde atrás
(abordaje posterior) a través de una incisión en el medio de la espalda y/o cintura o a través de
la parte de adelante (abordaje anterior). Aunque existen ventajas y desventajas para cada uno
de los abordajes, la cirugía por atrás es utilizada más frecuentemente en el tratamiento
quirúrgico de la EIA y puede ser utilizada para todos los tipos de curvas. El abordaje anterior es
una alternativa cuando se trata de una determinada curva torácica o bien una curva lumbar.
Muchos factores inciden en la decisión del abordaje quirúrgico y el doctor revisará las opciones
y elegirá el mejor para el paciente.

Para el dolor:

Manejo con AINES: Paracetamol c /8hrs


Opiáceos: Celecoxib 200 mg/24 hrs.

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