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¿Tiene sexo la escritura?

Nelly Richard

El texto se enmarca en el contexto de la dictadura, en 1987, cuando se realizó el primer


“Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana”. Se trataba de “(…)
pensar desde el margen de la diferencia sexual como una zona de desafío y
cuestionamiento de las hegemonías discursivas.” (p. 10)

“Las preguntas lanzadas por el Congreso se contextualizaron bajo una doble marca de
enunciación: la de la violencia y la censura políticas del Chile de la dictadura (…); la de
la marginalidad periférica de la escritura latinoamericana frente al discurso académico
metropolitano.” (p. 10)

Los ámbitos de inscripción de la producción escritural de mujeres -y de toda literatura en


general- son principalmente la institucionalidad literaria y el mercado editorial. En
ambos terrenos, la literatura de mujeres es invisibilizada o reterritorializada por la
hegemonía.

(En cuanto a la institucionalidad literaria) “(…) la tradición canónica de la literatura


nacional tiende a omitir la producción de mujeres o bien trata de recuperarla de su
marginación bajo el subterfugio paternalista del falso reconocimiento de lo «femenino».”
(Hay una captura de lo femenino bajo el signo del reconocimiento, pero esto sólo lo
inscribe en la institucionalidad, le da lugar, le da cabida en el reparto de lo sensible, lo
mantiene bajo control de algún modo, lo cual lo vuelve dócil). (En cuanto al mercado
editorial) Y también cómo el mercado promueve insidiosamente la literatura de mujeres en
tanto simulacro de una «diferencia» (de gusto y sensibilidad) cuyo género entra a ser parte
de la feria del consumo que multiplica banalmente la «diferenciación» de sus productos.”
(p. 10) (El mercado produce algo así como el “gusto femenino” o cierta “sensibilidad
femenina” y con ello captura la potencia de lo femenino y lo transforma en una mercancía)
¿Es lo mismo literatura de mujeres y escritura femenina?

La categoría «literatura de mujeres» sería:

1) Un «corpus» de obras que está delimitado, en primer lugar, por la identificación sexual
de las autoras.

2) Sus autoras no se preguntan por cómo textualizar la diferencia genérico-sexual.

3) A este «corpus» de obras que llamamos literatura de mujeres, la crítica literaria


feminista le aplica un sistema de referencias y valores que le entrega su unidad de género,
a la vez que se pregunta sobre las caracterizaciones de género de la «escritura femenina».

Ahora bien,

“¿Basta suponer que la escritura femenina es, por definición, una escritura de la
diferencia o bien debemos analizar cómo lo «femenino» reconjuga sus marcas de
diferenciación simbólico-sexual en la materialidad escritural de una poética de
la transgresión?” (p. 12)

La literatura femenina en cuanto corpus sociocultural tiende a producir caracterizaciones o


calificaciones de genero de la “escritura femenina” y entonces la crítica feminista debe
cuestionarse el valor de dichas caracterizaciones. Nelly Richard rechaza cierta crítica
literaria feminista que encuentra esas caracterizaciones de lo femenino tanto en un nivel
expresivo, como si la literatura femenina expresara un estilo femenino de escritura, como
también en un nivel temático, como si aquellas obras literarias escritas por mujeres
tematizaran lo femenino, dieran como una imagen de la mujer solo por el hecho de estar
escritas por mujeres. De este modo, Richard dice que

“Esa crítica literaria que pretende descubrir las caracterizaciones expresivas y


temáticas de lo «femenino» en una prolongación lineal del «ser mujer» de la
autora, suele basarse en una concepción representacional de la literatura según la
cual el texto es llamado a expresar realistamente el contenido experiencial de las
situaciones de vida que retratarían la «autenticidad » de la condición-mujer o bien,
en clave más directamente feminista, el valor positivo (afirmativo y reivindicativo)
de la toma de conciencia anti-patriarcal de su identificación de género.” (14)

O sea, Richard estaría diciendo que hay cierta crítica literaria feminista que se apoya en esta
concepción representacional de la literatura en la que el texto representaría auténticamente
las experiencias o vivencias del ser-mujer, de esa identificación del género.

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