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Lima 2021

Antología de la
poesía universal

Institución Educativa San Antonio de Padua


Lima- Perú 0
RECOPILACIÓN DE POEMAS

ÍNDICE

1. LOPE DE VEGA

AMOR CON TAN HONESTO PENSAMIENTO ......................................................................... 2

2. GARCILASO DE LA VEGA

ÉGLOGA II ………………… ........................................................................................................ 3

3. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

RIMA XXVII: DESPIÉRTA, TIEMBLO AL MIRARTE .................................................................. 4

4. CHARLES BAUDELAIRE

MUJERES CONDENADAS ...................................................................................................... 5

5. RUBÉN DARIO

SONATINA ………………............................................................................................................ 6

6. ANTONIO MACHADO

CAMINANTE, NO HAY CAMINO ............................................................................................ 8

7. FEDERICO GARCÍA LORCA

POETA EN NUEVA YORK: LA AURORA ................................................................................... 8

8. CÉSAR VALLEJO

A MI HERMANO MIGUEL ....................................................................................................... 9

ESPERGESIA …………………........................................................................................................10

PIEDRA NEGRA SOBRE PIEDRA BLANCA ................................................................................ 12

CONSIDERANDO EN FRÍO, IMPARCIALMENTE........................................................................ 13

9. JULIO CORTÁZAR

UNA CARTA DE AMOR …………………………………………………………………………………………………………15

1
AMOR CON TAN HONESTO PENSAMIENTO

Amor con tan honesto pensamiento


arde en mi pecho, y con tan dulce pena,
que haciendo grave honor de la condena,
para cantar me sirve de instrumento.

No al fuego, al celestial atento,


en alabanza de Amarilis suena
con esta voz, que el curso al agua enfrena,
mueve la selva y enamora el viento.

La luz primera del primero día,


luego que el sol nació, toda la encierra,
círculo ardiente de su lumbre pura,

y así también, cuando tu sol nacía,


todas las hermosuras de la tierra
remitieron su luz a tu hermosura.

2
EL POETA A SU AMADA

En medio del invierno está templada


el agua dulce de esta clara fuente,
y en el verano más que nieve helada.
¡Oh claras ondas, cómo veo presente,
en viéndoos, la memoria de aquel día
de que el alma temblar y arder se siente!
En vuestra claridad vi mi alegría
escurecerse toda y enturbiarse;
cuando os cobré, perdí mi compañía.
¿A quién pudiera igual tormento darse,
que con lo que descansa otro afligido
venga mi corazón a atormentarse?
El dulce murmurar de este ruido,
el mover de los árboles al viento,
el suave olor del prado florecido
podrían tornar de enfermo y descontento
cualquier pastor del mundo alegre y sano;
yo solo en tanto bien morir me siento.
¡Oh hermosura sobre el ser humano,
oh claros ojos, oh cabellos de oro,
oh cuello de marfil, oh blanca mano!,
¿cómo puede ora ser quien triste lloró
se convirtiese tan alegre vida
y en tal pobreza todo mi tesoro?
Quiero mudar lugar y a la partida
quizá me dejará parte del daño
que tiene el alma casi consumida.
¡Cuán vano imaginar, cuán claro engaño
es darme yo a entender que con partirme,
de mí se ha de partir un mal tamaño!
¡Ay miembros fatigados, y cuán firme
es el dolor que os cansa y enflaquece!
¡Oh, si pudiese un rato aquí adormirme!
Al que, velando, el bien nunca nos ofrece,
quizá el sueño le dará, dormiendo,
algún placer que presto desparece;
en tus manos ¡oh sueño! Me encomiendo.

3
RIMA XXVII: DESPIERTA, TIEMBLO AL MIRARTE

Despierta, tiemblo al mirarte;


dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.
Despierta, ríes, y al reír, tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.
Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
-¡Duerme!
Despierta, miras, y al mirar, tus ojos
húmedos resplandeces
como la onda azul, en cuya cresta
chispeando el sol hiere.
Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor viertes,
cual derrama de luz templado rayo,
lámpara transparente…
-¡Duerme!
Despierta, hablas, y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.
Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende…
-¡Duerme!
Sobre el corazón la mano
me he puesto por que no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.
De tu balcón las persianas
cerré ya por que no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte…

4
¡Duerme!

MUJERES CONDENADAS

Como bestias inmóviles tumbadas en la arena,


Vuelven sus ojos hacia el marino horizonte,
Y sus pies que se buscan y sus manos unidas,
Tienen desmayos dulces y temblores amargos.
Las unas, corazones que aman las confidencias
En el fondo del bosque donde el arroyo canta,
Deletrean el amor de su pubertad tímida
Y marcan en el tronco a los árboles tiernos;
Las otras, como hermanas, andan graves y lentas,
A través de las peñas llenas de apariciones,
Donde vio san Antonio surgir como la lava
Aquellas tentaciones con los senos desnudos;
Y las hay, que a la luz de goteantes resinas,
En el hueco ya mudo de los antros paganos,
Te llaman en auxilio de su aulladora fiebre.
¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!
Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios,
Que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas,
Mezclan en las umbrías y solitarias noches,
La espuma del placer al llanto del suplicio.
Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires,
De toda realidad desdeñosos espíritus,
Ansiosas de infinito, devotas, satiresas,
Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.
Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno,
¡Hermanas mías!, os amo y os tengo compasión,
Por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed
y las urnas de amor que vuestro pecho encierra.

5
SONATINA

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.


Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,


o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

6
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!


Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!


(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;


en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

7
CAMINANTE, NO HAY CAMINO

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

LA AURORA

La aurora de Nueva York tiene


cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidos de un naufragio de sangre.

8
A MI HERMANO MIGUEL

In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.

Donde nos haces una falta sin fondo!

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

nos acariciaba: "Pero, hijos..."

Ahora yo me escondo,

como antes, todas estas oraciones

vespertinas, y espero que tú no des conmigo.

Por la sala, el zaguán, los corredores.

Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.

Me acuerdo que nos hacíamos llorar,

hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste

una noche de agosto, al alborear;

pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.

Y tu gemelo corazón de esas tardes

extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya

cae sombra en el alma.

Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.

9
ESPERGESIA

Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,

que soy malo; y no saben

del diciembre de ese enero.

Pues yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío

en mi aire metafísico

que nadie ha de palpar:

el claustro de un silencio

que habló a flor de fuego.

Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...

Bueno. Y que no me vaya

sin llevar diciembres,

sin dejar eneros.

Pues yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,

10
que mastico... Y no saben

por qué en mi verso chirrían,

oscuro sinsabor de féretro,

luyidos vientos

desenroscados de la Esfinge

preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben

que la Luz es tísica,

y la Sombra gorda...

Y no saben que el Misterio sintetiza...

que él es la joroba

musical y triste que a distancia denuncia

el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo,

grave.

11
PIEDRA NEGRA SOBRE PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,

un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París —y no me corro—

tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso

estos versos, los húmeros me he puesto

a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,

con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban

todos sin que él les haga nada;

le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,

la soledad, la lluvia, los caminos...

12
CONSIDERANDO EN FRÍO, IMPARCIALMENTE

Considerando en frío, imparcialmente,

que el hombre es triste, tose y, sin embargo,

se complace en su pecho colorado;

que lo único que hace es componerse

de días;

que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando

que el hombre procede suavemente del trabajo

y repercute jefe, suena subordinado;

que el diagrama del tiempo

es constante diorama en sus medallas

y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,

desde lejanos tiempos,

su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo

que el hombre se queda, a veces, pensando,

como queriendo llorar,

y, sujeto a tenderse como objeto,

se hace buen carpintero, suda, mata

y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también

que el hombre es en verdad un animal

y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

13
Examinando, en fin,

sus encontradas piezas, su retrete,

su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo

que él sabe que le quiero,

que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales

y mirando con lentes aquel certificado

que prueba que nació muy pequeñito...}

le hago una seña,

viene,

y le doy un abrazo, emocionado.

¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

14
UNA CARTA DE AMOR

Todo lo que de vos quisiera


es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,


esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco


yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,


que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos


sea otro signo de la libertad.

15

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