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El efecto del Sermón del Monte (Mateo 7:28-29)

 Walter Cuadra  19:22:00  Evangelio según Mateo

“Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Mateo 7:28-29
Introducción

               Estos dos versículos concluyen el capítulo 7, el cual forma parte del Sermón del Monte y está
constituido por una serie de enseñanzas relacionadas con la correcta interpretación de ley y los profetas, lo
cual inicia allá en el capítulo 5 de este evangelio. Estos dos últimos versículos dejan claras las extraordinarias
capacidades de nuestro Señor Jesucristo como Maestro y Expositor de la palabra de Dios las cuales eran
reconocidas por todos aquellos que tenían la oportunidad de escucharlo. Los versículos anteriores recalcan
tres cosas importantes. La primera es que Jesús les enseñaba doctrina, tarea que se repiten cuatro veces más es
este evangelio (Mateo 11:1; 13:53; 19:1; 26:1). La segunda es que la gente se admiraba de su doctrina y la
tercera es que enseñaba con autoridad.

Jesús el gran Maestro

La enseñanza con autoridad


“Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Mateo 7:28-29

                En la versión Reina Valera 60 el texto dice que la gente se admiraba de su doctrina. La


palabra “admiraba”, proviene del verbo griego ekplésso (ἐκπλήσσω) que significa quedar atónito,
maravillado, espantado o perplejo como consecuencia de un acontecimiento realmente impactante. La versión
en inglés Amplified Bible describe muy bien la reacción de la gente que escucha las enseñanzas de
Jesús: “When Jesus had finished these sayings [the Sermon on the Mount], the crowds were astonished and
overwhelmed with bewildered wonder at His teaching”, (Matthew 5:28). Traducido al español dice que la
gente quedo atónita y abrumada con desconcertada admiración. Ahora bien, la pregunta sería ¿qué provoco
esta reacción en la gente? Los mismos versículos nos dan la respuesta a tal interrogante. La gente se admiraba
porque les enseñaba su doctrina de manera diferente a como tradicionalmente lo hacían los escribas de su
tiempo. La palabra doctrina se traduce del griego didajé (διδαχή) lo cual nos hace ver la importancia que
Jesús le dio a la enseñanza de la sana doctrina durante su ministerio, también encontramos que enseñaba con
autoridad, palabra que se traduce del griego exousía (ἐξουσία) la cual denota completo dominio y arte en la
forma de cómo hacer una tarea. Esto lo hacía no como el más versado comentarista bíblico; sino como el
verdadero autor divino que conoce cada aspecto de su contenido.

           Sus enseñanzas eran diferentes a la de los escribas por las siguientes razones:

1.       Era el portavoz de la única verdad: “Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú
dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la
verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”, (Juan 18:37).
2.       Nunca se apoyaba en lo que los antiguos rabinos habían dicho respecto a la ley y los profetas, sino que
dejaba claro su posición como la única y verdadera interpretación con las palabras: “oísteis que fue dicho a
los antiguos… Pero yo os digo”.
3.       Capto la atención durante sus discursos a través del uso de diferentes figuras literarias y ejemplos que les
hacía comprender de manera más sencilla las verdades divinas tal y como lo vemos a lo largo de todo el
Sermón del Monte.
4.       Finalmente tenia autoridad porque no hablaba en su nombre, sino en el nombre de su Padre lo cual
respaldaba todas sus palabras: “Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me
envió”, (Juan 7:16).

               Por lo tanto podemos estar seguros que no ha habido ni habrá otro gran Maestro como nuestro Señor
Jesucristo y eso nos arroja un desafío a prepararnos en la ciencia y arte de la predicación, para ser capaces de
transmitir este glorioso mensaje y estar a la altura de su magnificencia.

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