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"Hizo también casas sobre los lugares altos y designó sacerdotes de entre el
pueblo que no eran de los hijos de Leví. Luego instituyó Jeroboam una fiesta
solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne
que se celebraba en Judá, y ofreció sacrificios sobre un altar. Lo mismo hizo en
Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en
Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. Sacrificó, pues,
sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el
mes que él había inventado según el dictado de su propio corazón. Así hizo fiesta
a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso."
Bien, esto pues, nos trae al final del capítulo 12 de este Primer Libro de
Reyes. Como hemos visto, Roboam fue el rey del reino del sur (o de Judá)
siguiendo en la línea Davídica. Jeroboam, por su parte, se constituyó en el rey del
reino del norte (o de Israel). Implantó la idolatría en el norte al instalar dos
becerros de oro en Bet?el y en Dan para que el pueblo no tuviera que subir más a
Jerusalén para adorar. Hubo, pues, una clara división y pronto estallaría la guerra
civil, que continuaría hasta que el reino del norte fuese a la cautividad. Y veremos
que el reino del sur también iría más tarde a la cautividad. Éste fue un período
triste en la vida de la nación de Israel. Contiene muchas lecciones para nosotros y
para los gobiernos de la época actual.
Ahora, puede que haya algo de confusión al estudiar esta sección y al leer
acerca de un rey tras otro rey. Al leer sobre un rey determinado uno se preguntará
si se trataba de un rey del reino del norte o del reino del sur, o si era un rey bueno
o malo. Por tal motivo, recomendamos el uso de una tabla cronológica de los
Reyes, para seguir mejor la lectura.
Ahora, usted se dará cuenta que en el reino del norte, todos los reyes
fueron calificados como malos. No hubo ni uno entre ellos, que fuera bueno. Esto,
por supuesto, simplifica algo el estudio.
Y vamos a pasar algo rápido por esta sección histórica. Estaremos siguiendo
el curso de los dos reinos. Veremos a uno, inmediatamente después del otro, y a
veces juntos. Tenemos aquí que a Jeroboam, quien accedió al trono en el reino del
norte, le fue dada la oportunidad de servir verdaderamente a Dios. Sin embargo su
temor era que las tribus del norte fueran a Jerusalén para adorar. Si lo hacían,
pensaba él, podría producirse la reunificación del reino; y él quería mantenerlo
dividido. De modo, que Jeroboam mandó fabricar dos becerros para la adoración,
a fin de que no subieran más a Jerusalén para adorar. Uno de ellos estaría
instalado en Samaria, y el otro en Bet-el. Comencemos, pues, leyendo los primeros
dos versículos de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:
Pues, bien, este profeta de Dios profetizó contra un altar, diciendo que Dios
iba a levantar a un hombre que destruiría tales altares, y Josías sería el hombre
designado para cumplir esa tarea. Continuemos ahora, leyendo los versículos 3 y 4
de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:
"Ese mismo día dio una señal diciendo: Esta es la señal de que el Señor ha
hablado: el altar se quebrará y la ceniza que sobre él está se derramará. Cuando
el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el
altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Pero la mano
que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar."
El rey imploró al enviado de Dios que rogara por él para que su mano fuera
restaurada. Ahora, la mano le fue sanada, y estando agradecido, el rey ofreció
llevar consigo a casa al hombre de Dios para darle una recompensa. Pero vemos
que éste rehusó el ofrecimiento, pues no se comprometería con la maldad y la
idolatría. Éste fue, pues, un gesto notable que hay que destacar hoy, y que
constituye un ejemplo de honestidad doctrinal, en una época donde se transige o
se hacen concesiones para evitar actitudes de rechazo en la sociedad, y para
mantener una supuesta imagen de tolerancia.
Así son los días en los que estamos viviendo y así fueron también los malos
tiempos de Jeroboam, y el profeta no estuvo dispuesto a quedarse e implicarse en
ninguna relación de compañerismo con el rey.
Sin embargo, en los versículos siguientes veremos que este profeta fue
engañado por otro profeta para desobedecer al Señor y sufrió trágicas
consecuencias. Aunque había sido precavido para no asociarse con un rey idólatra,
fue engañado por un hombre que alegó tener instrucciones contrarias de parte de
Dios. Puede usted leer los detalles de este incidente en los versículos 11 al 32. En
cuanto a nosotros, que vivimos en días muy parecidos a los de Jeroboam,
necesitamos ejercitar la misma cautela y discernimiento que aquel mensajero de
nuestro relato necesitó para no cometer el error de desobedecer a Dios. Leamos
los versículos 33 y 34 de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:
"Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a
designar sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo
consagraba para que fuera de los sacerdotes de los lugares altos. Esto fue causa
de pecado para la casa de Jeroboam, por lo cual ha sido cortada y raída de sobre
la faz de la tierra."
1 Reyes 14:1-9
En este capítulo, Abías, hijo de Jeroboam, rey de Israel, del reino del norte,
cayó enfermo. Jeroboam envió a su esposa disfrazada y con regalos al profeta
Ahías. La respuesta del Señor, comunicada por medio del profeta Ahías fue que el
niño moriría y, además, le transmitió una profecía adicional sobre el juicio divino
sobre la familia de Jeroboam, por haber llegado más lejos que nadie en la difusión
de la idolatría y en su desobediencia a Dios. Nadab, hijo de Jeroboam, le sucedería
en el trono.
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CONDICIONES DE USO
1 de Reyes 12:1 División del Reino Rebelión de Israel[a] Roboam fue a Siquem,[b]
porque todo Israel había ido allí para hacerlo rey.[c]
1 de Reyes 12:2 Aconteció que lo supo Jeroboam[d] hijo de Nabat, que aún estaba
en Egipto, adonde había huido del rey Salomón, y donde vivía.
Los líderes de las tribus del norte mandaron a buscar a Jeroboam para que actuara
como su vocero. Durante la coronación de Roboam, aquel le comunicó la petición
popular de rebaja de impuestos.
1 de Reyes 12:3 Enviaron a llamarlo, y él se presentó con toda la congregación de
Israel, y le dijeron a Roboam:
1 de Reyes 12:4 –Tu padre agravó nuestro yugo. Alivia tú ahora algo de la dura
servidumbre de tu padre y del pesado yugo que nos impuso, y te serviremos.
1 de Reyes 12:5 Él les respondió: –Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el
pueblo se fue.
1 de Reyes 12:6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos[e] que
habían servido a su padre Salomón cuando vivía, y dijo: –¿Cómo aconsejáis
vosotros que responda a este pueblo?
1 de Reyes 12:7 Ellos le hablaron así: –Si te pones hoy al servicio de este pueblo,
lo sirves y le respondes con buenas palabras, ellos te servirán para siempre.
1 de Reyes 12:8 Pero él desechó el consejo que los ancianos le habían dado, y
pidió consejo de los jóvenes[f] que se habían criado con él y estaban a su servicio.
1 de Reyes 12:11 Ahora, pues, mi padre os cargó con un pesado yugo, pero yo lo
haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con
escorpiones”.
1 de Reyes 12:12 Al tercer día se presentó Jeroboam con todo el pueblo ante
Roboam, según el rey lo había mandado, cuando dijo: «Regresad a verme al tercer
día».
1 de Reyes 12:14 y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, les dijo: «Mi
padre agravó vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó
con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones».
1 de Reyes 12:15 Así que no oyó el rey al pueblo, pues era un designio de Jehová
para confirmar la palabra que había dado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de
Ahías, el silonita.[h]
Uno de los misterios de las Escrituras es cómo Dios obra por medio de los seres
humanos a fin de realizar sus propósitos. Aquí los intereses egoístas de Roboam
fueron utilizados por el Señor para cumplir su promesa por medio del profeta
Ahías.
Tanto Jeroboam como Roboam hicieron lo que era bueno para ellos mismos, no lo
que era bueno para el pueblo. Roboam fue duro y no escuchó lo que el pueblo
dijo. Jeroboam estableció lugares nuevos de adoración para evitar que su pueblo
viajara a Jerusalén, la capital de Roboam. Ambas acciones fueron
contraproducentes. La acción de Roboam dividió al reino, y la de Jeroboam alejó al
pueblo de Dios. Los buenos líderes ponen los intereses de los seguidores antes que
los suyos propios. El tomar decisiones sólo para sí mismo obrará en su contra y
causará que pierda más de lo que habría perdido si hubiese tenido en cuenta el
bienestar de los demás.
1 de Reyes 12:16 Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le
respondió con estas palabras: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? No
tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira
ahora por tu casa!».[i] Entonces Israel se fue a sus tiendas,
1 de Reyes 12:17 mientras Roboam siguió reinando sobre los hijos de Israel que
habitaban en las ciudades de Judá.
Las tribus del norte no habían proclamado todavía rey a Jeroboam; simplemente
rehusaban someterse a Roboam . Los únicos israelitas sobre los que Roboam
ejercía control eran los que vivían en las ciudades de Judá .
1 de Reyes 12:18 Cuando el rey Roboam envió a Adoram,[j] que estaba encargado
de los tributos, todo Israel lo apedreó y lo mató. Entonces el rey Roboam se
apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.
Roboam intentó imponer sus condiciones al norte, pero ello terminó con la muerte
de su embajador Adoram; él mismo salvó su vida con dificultad.
1 de Reyes 12:20 Aconteció que al oir todo Israel que Jeroboam había vuelto,
enviaron a llamarlo a la congregación y lo hicieron rey de todo Israel, sin quedar
tribu alguna que siguiera a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.
Desde este momento, el reino permaneció dividido hasta la caída de Israel en el
722 a.C. También, a partir de aquí, Reyes se refiere al reino del norte como Israel,
y al reino del sur como Judá , aunque después se siguió hablando de levitas,
benjamitas y las otras 10 tribus de Israel.
1 de Reyes 12:21 Cuando Roboam llegó a Jerusalén reunió a toda la casa de Judá
y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, todos guerreros escogidos,
con el fin de hacer la guerra a la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo
de Salomón.
Esto marca el principio de la división del reino que duraría por siglos. Diez de las
doce tribus de Israel siguieron a Jeroboam y llamaron a su nueva nación Israel (el
reino del norte). Las otras dos tribus permanecieron leales a Roboam y llamaron a
su nación Judá (el reino del sur). El reino no se dividió de la noche a la mañana.
Ya se estaba dividiendo desde los primeros días de los jueces debido a los celos de
las tribus, especialmente entre Efraín, la tribu más influyente del norte, y Judá, la
tribu principal del sur.
Antes de los días de Saúl y de David, el centro religioso de Israel estaba localizado,
en su mayor parte, en el territorio de Efraín. Cuando Salomón construyó el templo,
trasladó el centro religioso de Israel a Jerusalén. Esto a la larga trajo rivalidades
tribales a la crisis.
1 de Reyes 12:23 «Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, a toda la casa
de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, y diles:
Es posible que Jeroboam haya escogido a Siquem como su capital por una razón
política, debido a que allí había sido coronado Roboam (v. 1). Penuel : Ubicado al
este del río Jordán y probablemente fortificado como protección contra los
galaaditas, quienes eran leales a David.
Se requería que todos los hombres judíos viajaran al templo tres veces al año,
pero Jeroboam estableció sus propios centros de adoración y dijo a su pueblo que
causaba mucho problema viajar hasta Jerusalén. Aquellos que obedecieron a
Jeroboam estaban desobedeciendo a Dios. Algunas ideas, aun cuando son
prácticas, pueden contener sugerencias que nos llevan a apartarnos de Dios. No
permita que nadie le impida hacer lo que es correcto al decirle que las buenas
acciones morales no merecen el esfuerzo. Haga lo que Dios quiera sin importar
cuál sea el costo en tiempo, energía, reputación o recursos.
Se utilizaban los becerros como ídolos para simbolizar fertilidad y fuerza. Los
dioses paganos de los cananeos eran con frecuencia descritos como si estuvieran
parados sobre becerros o toros. Jeroboam astutamente colocó estos becerros en
Bet-el y Dan, lugares estratégicos. Bet-el estaba a tan sólo 16 km al norte de
Jerusalén por el camino principal, incitando a los ciudadanos del norte a detenerse
allí en lugar de viajar el resto del camino hasta Jerusalén. Dan era la ciudad de
Israel que estaba más al norte. Por lo tanto, la gente que vivía en la parte del
norte más alejada de Jerusalén era atraída por la conveniencia del lugar. Como
líder del reino del norte, Jeroboam quería establecer sus propios centros de
adoración, de otra manera su pueblo haría viajes regulares a Jerusalén, y su
autoridad se vería minada. Muy pronto esta religión sustituta tuvo muy poco en
común con la verdadera fe en Dios.
1 de Reyes 12:30 Esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante
de uno de ellos hasta Dan.
eroboam y sus consejeros no aprendieron del desastre previo de Israel con el
becerro. Quizá eran ignorantes respecto de las Escrituras, o quizá conocían el
suceso pero decidieron ignorarlo. Estudie la Biblia para tener en mente los hechos
de Dios en la historia, y luego aplique las lecciones importantes a su vida. Si
aprende del pasado, no repetirá los mismos errores de los demás y no enfrentará
el desastre
1 de Reyes 12:31 Hizo también casas sobre los lugares altos[m] y designó
sacerdotes de entre el pueblo que no eran de los hijos de Leví.
1 de Reyes 12:32 Luego instituyó Jeroboam una fiesta solemne en el mes octavo,
[n] a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en
Judá, y ofreció sacrificios sobre un altar. Lo mismo hizo en Bet-el, ofreciendo
sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes
para los lugares altos que él había fabricado.
Jeroboam instituyó una fiesta como la que se celebraba en Judá . Había tres
festivales de otoño que se celebraban en el séptimo mes del calendario judío
(Tishri, octubre-noviembre) y marcaban el fin del año agrícola. La Fiesta de las
Trompetas, el primer día del mes; la Expiación, el décimo día; y la Fiesta de los
Tabernáculos, el día quince. Aparentemente, Jeroboam estaba tratando de proveer
una alternativa para una o varias de estas fiestas. Que esta nueva fiesta fuera a
celebrarse a los quince días del mes quizás indica que Jeroboam estaba tratando
de contrarrestar la Fiesta de los Tabernáculos, la cual tenía lugar ese mismo día.
1 de Reyes 12:33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los
quince días del mes octavo, el mes que él había inventado según el dictado de su
propio corazón. Así hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar
incienso.
A pesar de que el reino de Israel estaba «unificado» bajo David y Salomón, las
tensiones entre el norte y el sur nunca se resolvieron. Los celos y la animosidad
detrás de esta guerra civil no comenzó con Roboam y Jeroboam, sino que tenía
sus raíces en los días de los jueces, cuando el pueblo estaba más interesado en la
lealtad de la tribu que en la unidad de la nación. Note con qué facilidad resucitó la
tensión entre Efraín, la tribu más prominente del norte, y Judá, su similar del sur.
— Efraín se alió con Is-boset en la revuelta contra David, que era de la tribu de
Judá.
— A pesar de que David ayudó a suavizar los malos sentimientos, el duro yugo de
Salomón y Roboam llevó a las tribus del norte a la crisis.
La tensión se acrecentó porque Efraín era la tribu principal del norte. Ellos se
resintieron con el rol de Judá bajo el liderazgo de David y se molestaron de que la
capital de la nación y centro de adoración estuviera localizado en Jerusalén.
Algunas causas
Como hijo de Salomón, Roboam era el legítimo sucesor del trono, y ya reinaba en
Jerusalén y Judá. Sólo faltaba que todo el pueblo lo confirmara como su rey. Para
esto, Roboam convocó a una asamblea general en Siquem, una ciudad vieja y
céntrica en donde las tribus se reunían de vez en cuando. Es importante recordar
que las tribus del norte (“Efraín” o “Israel”) nunca tuvieron oportunidad de
expresar su opinión respecto a la sucesión de Salomón al trono, pues éste llegó a
ser rey antes de morir su padre, David. Hubo una especie de correinado por un
tiempo. El que David nombrara a su propio hijo como su sucesor significa que la
gente del norte realmente nunca tuvo voz ni voto en el asunto. Ahora que Roboam
hereda el trono, es importante para él confirmar la lealtad de las diez tribus del
norte para ser rey sobre “todo Israel”. Es por esto que convoca la reunión en
Siquem, distrito y ciudad importantes ubicados en el territorio norteño y con larga
historia en la vida política y religiosa del pueblo. Siquem había sido un sitio de
importancia mucho antes de su conquista y ocupación por los israelitas. A la larga,
Siquem llegaría a ser la primera capital de las tribus norteñas después de su
separación del sur; con el tiempo, Samaria tomaría su lugar como la capital
política, pero Siquem seguiría siendo un centro religioso de importancia para las
tribus del norte.
Pese a la aparente semiautonomía de las diez tribus del norte, es evidente que
había una predisposición al principio para aceptar al heredero legítimo del reino,
Roboam, siempre y cuando hubiera justicia y equidad de trato de por medio. No
obstante esto, regresa al escenario Jeroboam, quien había huído a Egipto después
de su rebelión en contra de Salomón. Es muy difícil no creer que su regreso
oportuno tuviera miras políticas, ya que había un cambio en la escena política.
Jeroboam era conocedor de la horrible opresión que habían sufrido las tribus del
norte; ya se sabe que los tributos exigidos al norte no se aplicaban a Judá durante
el tiempo de Salomón. Para sostener la grandeza del reino, este había tenido que
imponer grandes tributos en dinero y trabajo. Las tribus del norte se sentían
explotadas y muy oprimidas. Habían dado gustosamente para la edificación del
templo, pero ahora era para satisfacer los gastos y lujos del rey. La situación se
había puesto insoportable, y el pueblo pedía con justicia que les aliviara la carga.
Una pregunta interesante: ¿Por qué no pedía también el pueblo el ser liberado de
la idolatría?
Va a ser evidente que Roboam consulta a dos grupos de personas: a los ancianos
y a los jóvenes compañeros de él. El primer grupo de consejeros se designa con el
término lit. “hombres viejos”. El mismo apelativo puede significar algo que no
necesariamente alude a edad cronológica. Más bien, el término puede connotar la
sabiduría inherente en muchos mayores por su experiencia. Este texto
probablemente emplea los dos sentidos, ya que estos consejeros habían sido los
de Salomón. Ellos sabiamente le aconsejan a Roboam que suavice el trato a los
norteños y que busque la conciliación. Desde su óptica de experiencia, ellos sabían
cuan precario era el reinado de cualquier rey.
Sin duda que Roboam, criado a “pierna suelta”, en una vida libertina como su
padre, nada sabía de las necesidades del pueblo. Y los jóvenes, criados también en
el lujo y comodidad de un palacio, no verían con agrado el fin de su prosperidad
material. En realidad, el castigo que pedían para el pueblo era justamente la
disciplina que ellos necesitaban. Sin embargo, la causa principal del problema
estuvo en la debilidad de carácter de Roboam; en su falta de sabiduría y de
sentido común. ¿Qué clase de gobernante es el que no se da cuenta de la
necesidad de su gente? Pero Roboam tenía sed de poder; su arrogancia y falta de
tacto le llevaron a imponer ciegamente su autoridad para dominar a los
descontentos. Su insensato consejo fue la chispa que prendió el fuego de la
división. ¿Qué hubiera pasado si hubiera seguido el sabio consejo de los ancianos?
Pero, según el dicho, “el que no oye consejo, no llega a viejo”.
El designio de Dios
Es el Dios soberano quien, con su infinito poder y sabiduría, dirige la historia para
que se cumplan sus propósitos. él permitió que Roboam cometiera esta insensatez
para que se cumpliera sus promesas. Ajías, el profeta, ya había intimado la
alienación del norte. El mismo profeta animó a Jeroboam para que luchara por el
triunfo. Otro profeta, Semaías, por parte de Dios, le prohíbe a Roboam que pelee
contra sus hermanos. Por otro lado, es ley divina que “lo que el hombre siembra,
eso también cosecha”. La división era un castigo por haberse apartado Israel de
las leyes de Dios. En adelante, el pueblo sufriría en carne propia las consecuencias
de su mundanalidad e idolatría. De nuevo, el deuteronomista reafirma uno de sus
principios gobernadores: la desobediencia al pacto acarrea la destrucción; la
obediencia a la revelación de Dios siempre conlleva la bendición.
Se concreta la división
Con el famoso grito de: ¿Qué parte con David tenemos nosotros? las tribus del
norte declararon su libertad de la dinastía de David. Desde luego, esto solo hacía
eco de las palabras casi proféticas de Seba: “¡Nosotros no tenemos parte en David
ni heredad en el hijo de Isaí! ¡Cada uno a su morada, oh Israel!”. La edad de
hierro había pasado, la división era un hecho. La expresión: !Mira ahora por tu
propia casa, oh David! anuncia de una vez por todas que las diez tribus del norte
ya no se someterían a las injusticias que costosamente habían sostenido la dinastía
por tantos años. Ya no estarían dispuestos a sostener la casa de David a expensas
propias.
En adelante Judá e Israel existirían, no solo como naciones separadas, sino como
rivales por unos 200 años. La división tuvo lugar en el año 922. En el año 722 a.
de J.C. Israel, el norte, sería destruído por las fuerzas asirias. Luego llegaría el
castigo final de Judá: la cautividad babilónica en el 587. Además, estas dos
naciones pequeñas serían una atracción a los deseos de conquista de sus países
vecinos. A pesar de que esta división sería uno de los hechos más tristes y trágicos
en la historia del pueblo de Dios, es bueno decir dos cosas favorables:
(2) Ambos reinos fueron bien amados por Jehová. No hubo distinciones. Dios les
envió profetas para llamarlos al arrepentimiento. A los dos les hizo grandes
maravillas, juzgó y castigó a ambos como pecadores.
Un ejemplo clásico es el caso de Atahualpa, el rey de los incas. Cuando le fue dada
la oportunidad de responder al “requerimiento”, tiró la Biblia (realmente era un
libro de oración) al suelo e inmediatemente fue tomado preso. Después de un
tiempo, cuando había sido encarcelado, juzgado y sentenciado a la muerte, se
había encendido el fuego donde sería quemado en la hoguera. Para permitirle
escapar de la tortura de morir por el fuego, se le dio una última oportunidad para
aceptar a Cristo, a cambio de una muerte menos torturosa. Lo hizo, fue bautizado
“Juan” y lo estrangularon.
Una observación: Este estudio seguirá el orden del texto bíblico tal como lo vamos
leyendo. Por ejemplo: bajo el reinado de Acab, entra una gran persona: el profeta
Elías. El estudio, pues, se basa en el orden bíblico, no en un orden sistemático de
los reyes.
A Jeroboam, primer rey de Israel, Dios le dio una gran promesa: que su reino sería
tan fuerte y estable como el de David. Pero la promesa se dio con una condición:
la de ser obediente y fiel a las leyes de Jehová, siguiendo así el ejemplo de David.
No obstante, durante los 22 años de su reinado, sucedió todo lo contrario.
A favor de este rey, solo se puede decir que era un buen líder, muy inteligente y
emprendedor. Se cree que imitó, hasta donde le fue posible, la organización de
Salomón. No debió ser tarea fácil la de comenzar, organizar y dirigir una nación.
Nótese que comienza estableciendo su capital en un lugar estratégico: Siquem.
Esta sería la primera capital política del reino del norte, pero habría dos más
posteriormente: Tirsa y Samaria. Jeroboam también reconstruyó Penuel, sitio
también estratégico en la Transjordania. Algunos opinan que esta reconstrucción
se hizo con el fin de obstacularizar las rutas comerciales entre el norte y el sur.
(Como se verá, el bloqueo pretendido por Jeroboam no sería únicamente religioso
sino también económico.) Además, Penuel como un fuerte protegería a Israel de
invasiones procedentes del este.
Después emprende una serie de cambios y cosas nuevas en la religión. Pero aquí,
el rey hizo todo lo contrario a las leyes de Dios. En realidad, este acto puede verse
como la primera acción de infidelidad de Jeroboam. Veamos estas innovaciones:
Primera: Jeroboam reconoce el peligro del imán religioso que había en el sur: el
templo con todo su sistema ritual y sacerdotal. El mismo poder que había servido
para dar cohesión al pueblo de Dios desde el éxodo, el pacto iniciado por Dios con
Israel, ahora tiende a minar sus propias pretensiones políticas. Teniendo esto
presente, el nuevo rey de Israel establece centros religiosos que rivalicen con los
del sur. Tan fuerte es su preocupación con el imán religioso del sur que reconoce
que este puede a la larga derrocarle y hasta producir su muerte.
El problema del rey es que no tomó en cuenta a Dios quien lo había puesto en el
trono. No le importó el bien espiritual ni el destino de su gente. Solo quiso
satisfacer sus propios intereses y deseos de poder. Su pecado mayor fue el de
alejar a su pueblo de Dios. Jeroboam sabía que tenía un reino dividido, y que la
unidad del pueblo de Dios giraba alrededor de un pacto. Este pacto decía que era
incorrecto tener otro gobierno que no fuera el de la línea de David. Por eso
instituye una religión oficial.
¿Por qué mezclar profetas con reyes? Porque en los tiempos de crisis y apostasía,
la Palabra de Dios es muy importante, así como hoy lo es el predicador del
evangelio. La misión del profeta de Dios, entre otras, es la de denunciar y castigar
el pecado. Los juicios de Dios no vienen sin advertencia. Dios es justo y santo,
pero también es bondad, amor y misericordia, hasta para el más miserable
pecador.