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TRANSREVELACIONES
Notas para un drama Travesti

Carlos Alberto Castillo Rivera

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS


FACULTAD DE ARTES – ASAB
MAESTRÍA EN ESTUDIOS ARTÍSITICOS
BOGOTÁ D.C, AGOSTO 2019
TRANSREVELACIONES
Notas para un drama Travesti

Carlos Alberto Castillo Rivera

Trabajo de investigación/creación para optar al título de Magíster en Estudios Artísticos

Tutora:
DRA. Camila Esguerra Muelle

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS


FACULTAD DE ARTES – ASAB
MAESTRÍA EN ESTUDIOS ARTÍSITICOS
BOGOTÁ D.C, AGOSTO 2019
RESUMEN
Transrevelaciones: Notas para un drama travesti, es el recorrido por la historia de una experiencia
de vida Trans, la mía y de como esa experiencia junto con la de otras persona Trans supuso un
encuentro conmigo mismx, a lo largo de este texto no solo se busca visibilizar las existencias
disidentes de las normas del género y de la sexualidad, sino que se pretende hacer un recorrido por
los distintos patrones de dominación a lo que somos sometidxs y como desde la existencia disidente
es posible resignificar y plantarles cara, estas notas son un manifiesto, el testimonio de una marica
que no tiene vergüenza.

Por otra parte es también la historia de una creación, de la escritura dramática de “Catalina” un
intento de dramaturgia nacida de la experiencia, de la vida Trans, seis mujeres encerradas en una
casa, viviendo bajo la presión de un sistema que las cohíbe, que les impide ser libres y que de
alguna forma les niega la existencia, “Catalina” es el resultado de una labor autoetnográfica para
re-crear la experiencia, una historia escrita por unx Trans, para ser interpretada por Trans, estas son
entonces las transrevelaciones, quien estés dispuesto entonces a conocerlas que siente entonces a
leer esta historia y a conocerme a mí y a mis hermanas.

Palabras clave: Trans, género, sexualidad, dominación, marica, dramaturgia, creación


ABSTRACT
Transrevelations: Notes for a transvestite drama, it is the journey through the history of an
experience of Trans life, mine and how that experience together with that of other Trans people
meant an encounter with myself, throughout this text not only seeks to make visible the dissenting
existence of the norms of gender and sexuality, but it is intended to take a tour of the different
patterns of domination to which we are subject and since dissident existence it is possible to
resignify and plant them face, these notes are a manifest, the testimony of a fag that is not ashamed.

On the other hand, it is also the story of a creation, of the dramatic writing of “Catalina”, an attempt
at playwright born of experience, of Trans life, six women locked in a house, living under the
pressure of a system that prohibits them , which prevents them from being free and that somehow
denies them existence, "Catalina" is the result of an auto-ethnographic work to re-create the
experience, a story written by a Trans person, to be interpreted by Trans, these are then the
transrevelations, who are then willing to know what it feels like to read this story and meet me and
my sisters.

Key words: Trans, gender, sexuality, domination, fagot, dramaturgy, creation


A mi madre Claudia, por darme la vida y porque yo estaría dispuestx a dársela a ella
A la madre Laura que me hizo travesti y loca loca
A mis amigas mariquitas, a todas, Lx José David por gótica tropical
Lx Kris Caos por filosofx y por hablarme de lo que un cuerpo puede
Lx Mauricia, por ser puro amor, inteligencia y afecto
Y por supuesto a mis hermanas Trans: Sarha la bruja celta, Nailá, Brianna, Juanita, Lorena,
Bibian, Emma, Gabriela y a todas las personas Trans que resiten con su existencia en este
mundo
Al muchachín, por atreverse a tomarme de la mano y a no soltarme todavía
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN: EXCUSAS DE UNA MARICA QUE NO SE DEFINE ......................................... 8


Ser Trans ................................................................................................................................................ 11
Lo no binario y el giro introspectivo de la pregunta de investigación .............................................. 14
La dramaturgia como posibilidad creativa ......................................................................................... 17
CAPITULO I: TRANSITAR PARA DEVELAR, CREAR ................................................................... 19
Esos hombres blancos dicen ................................................................................................................. 19
Situando el conocimiento, una marica hablando de sí misma ........................................................... 22
Develando, el lugar de enunciación ...................................................................................................... 27
Trans-curso y dramaturgia travesti..................................................................................................... 30
CAPITULO II: DOS ESPÍRITUS ENFRENTADOS ............................................................................ 35
El régimen heterosexual ........................................................................................................................ 35
Me pido ser Sailor Moon .................................................................................................................... 36
El orden de género ................................................................................................................................. 40
Una bicicleta rosada ........................................................................................................................... 40
Devenir Trans no binarix...................................................................................................................... 44
Dos espíritus que divagan .................................................................................................................. 47
La guerra por la identidad11 ................................................................................................................. 50
Cambiando “la documenta”............................................................................................................... 53
Transfeminismo subversivo .................................................................................................................. 56
CAPITULO III: CATALINA................................................................................................................... 61
Trans-interpretando a Lorca ............................................................................................................... 62
¿Cómo se convierte la experiencia en un texto dramático? ............................................................... 67
CONCLUSIONES ................................................................................................................................... 112
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................................... 115
INTRODUCCIÓN: EXCUSAS DE UNA MARICA QUE NO SE DEFINE

Magdalena: Ni las mías ni las vuestras, sé que no me voy a casar. Prefiero llevar
sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días en esta sala oscura.

Bernarda: Eso tiene ser mujer.

Magdalena: Malditas sean las mujeres.

Bernarda: Aquí se hace lo que yo mando, ya no puedes ir con el cuento a tu padre.


Hilo y aguja para las hembras, látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que
nace con posibles.

La casa de Bernarda Alba, Federico García Lorca

Hace algunos años, cuando era apenas un adolescente vi por primera vez “La Casa de Bernarda
Alba” yo formaba parte de la selección de teatro de mi colegio y aunque no me encontraba dentro
del grupo de niñas que hacían el montaje, me quedaba tardes enteras viéndolas ensayar, cuando
iniciaban, todo mi cuerpo se llenaba de una emoción indescriptible, los diálogos, los personajes,
sus gestos, todo era estupendo. Con el pasar de los días, de tanto escucharlas me fui aprendiendo
de memoria las líneas de los personajes y una vez llegaba a casa, me ponía una sábana en la cabeza
y jugaba a ser la dominanta de la Bernarda, estaba obsesionado con ella, con su imagen, con la
imponente fuerza con la que mandaba en sus dominios. Por aquellos días deseaba todo el tiempo
ser una mujer, con el único objetivo de poder ser ella en el teatro, de ponerme en su piel y hacer la
mejor representación de Bernarda Alba que jamás se hubiera visto. Este proyecto tiene que ver con
mis ganas de ser mujer, con mi amor por el teatro, mi vida como una persona Trans y desde luego
con mi obsesión por bernarda y sus desdichadas hijas.

Antes de conocer la palabra Trans, el primer término relacionado que escuché fue el de travesti y
como quizá le ha sucedido a todo el mundo, esa palabra viene cargada de una claras connotaciones
sociales y culturales que inmediatamente asignan un lugar y unas características específicas a dicho
“ser”, en principio, “la travesti” es un hombre vestido de mujer, a veces con intervenciones
quirúrgicas visibles, y otras no, que se para en las calles, “vende su cuerpo” ,se droga y se la lee
como
potencialmente peligrosa. Esta es una representación que está incrustada en la toxicidad corrosiva
del aparato sociocultural dominante del que todxs somos víctimas, aquí no hay quien se salve y
menos si deliberadamente decide abandonar la norma y se sale de lo establecido. “La travesti” es
una bomba molotov, por eso hay que apartarla, humillarla, disminuirla hasta reducir a cero el riesgo
de que estalle, llevándose así todo por delante. Luego con los años y, cada vez más cerca del
feminismo fui conociendo algunas experiencias de vida Trans que no solo posibilitaron
distanciarme de esa terrible primera idea, sino que me enfrentaron a la pregunta por mi propia
identidad de género y lo que hasta ese momento había querido ignorar: Mi terrible conflicto con la
masculinidad y la creciente sensación, que, a lo largo de mi vida, me hizo sentir siempre fuera de
ella.

Ampliar mi perspectiva, hacer teatro con personas que decían estar más allá de la normas sexuales
establecidas, formar parte de ese mundo de los rarxs, las maricas, las araperas, las machorras y lxs
travestis, me permitió entender con mayor claridad eso de lo Trans, porque más allá de una simple
letra olvidada en una sigla blanqueada, Trans1 es un término aglutinante que comprende todas las
identidades que se mueven entre las fronteras sexo genéricas socialmente construidas (Stryker,
1994) o que las torsionan, las reducen y por qué no, las estallan: lxs transexuales, las travestis, lxs
transformistas (Drag King y Queen), todxs son identidades Transgénero. Y es justo en este
momento donde surgió la idea inicial que dio vida a este proyecto, lo Trans para mí se había
convertido en la herramienta más poderosa para cuestionar las normas sexuales hegemónicas y
para luchar contra su dolorosa y violenta opresión, allí se encontraba la llave maestra que nos
llevaría a transformarlo todo, esa era la respuesta.

Sin embargo, no tardé mucho tiempo en llevarme una terrible desilusión, qué ingenuo había sido,
qué romántico, mi idealización había llegado a tal punto que había deshumanizado a las personas
trans, las saqué de su contexto para leerlas a mi gusto, para ponerlas como carne de cañón en la
primera línea de una batalla que ni yo mismo era capaz de enfrentar y entonces con el corazón roto,
paulatinamente fui descubriendo su racismo, su clasismo, su machismo y en el caso de muchas
mujeres Trans, su terrible misoginia. Por ello y afectado por una enorme desilusión, en sus tontos
inicios, este proyecto se preguntaba por las prácticas y expresiones de los cuerpos trasfemeninos
1
este término campana no pretende en ningún caso clasificar las experiencias de personas que llevan a cabo procesos
de tránsito por el género, si bien en muchos casos es considerado el más apropiado, es importante reconocer ante todo
el derecho personal a la autoidentificación, por lo que habrá personas Trans que se identifiquen como gays, maricas,
travelas o como mujeres simplemente y estas opciones son sumamente validas e indudablemente respetables.

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que no renunciaban del todo a la masculinidad, y, pretendía, de la manera más descarada y soberbia
pensarse “posibilidades” que colocaran a dichas corporalidades en lugares de “verdadera”
resistencia y disidencia de la norma heterosexual y del sistema sexo género dimórfico y binario.
Hizo falta entonces la experiencia del trabajo de campo; no de ese rancio ejercicio etnográfico que
al más puro estilo de Malinowski necesita establecer una clara división entre esos “otros” que
investiga y él investigador, sacrificando no solo la humanidad de éste último, sino también la
posibilidad de permitirse ser ese “otro”, de dialogar. A la hora de iniciar esta investigación para mí
fue imposible establecer esa frontera, esta tesis fue mi entrada al mundo Trans y una vez en él, me
sentí en casa. Poco a poco, vivir, soñar y trabajar de la mano con diversas experiencias de vida
trans, no solamente me mostró lo increíblemente equivocado que estaba, sino que me obligó a
cuestionarme profundamente las intenciones en un inicio planteadas para la investigación/creación,
y es que con el pasar del tiempo fui entendiendo que no era digno de hablar por nadie, ni mucho
menos de atreverme a juzgar o señalar los procesos de transición que cada persona había decidido
llevar y las decisiones que estos supusieron, las personas Trans han sido, patologizadas, excluidas
y silenciadas a lo largo de toda la historia moderna occidental ¿Quién era yo entonces para venir a
señalarlas con mi dedo acusatorio? Yo, un ser también lleno de dudas, que ni siquiera tenía claro
quién era o por qué estaba allí, “una mariquita más loca que todas nosotras” me dijo alguna vez
una de mis hermanas. Y si, así era, lo único que sabía era toda la teoría de género que durante años
había leído, la cual era mi única herramienta para comprender de alguna manera mi experiencia y
lo que poco a poco iba aprendiendo de ella.

Se requiere algo más que la experiencia personal para establecer una filosofía o
punto de vista sobre cualquier acontecimiento. La calidad de nuestra respuesta al
acontecimiento y nuestra capacidad para entrar dentro de la vida de otros es lo que
nos ayudará a apropiarnos de nuestras vidas y experiencias (Goldman, 1934)

De eso se trataba, de verme a través de las otras; entendí que estaba buscando en el lugar
equivocado, las experiencias de vida trans son todas y cada una tan únicas y diferentes entre sí, que
mi pregunta inicial, además de ser una generalización ramplona e innecesaria no iba a tener jamás
una respuesta y mis pretensiones de encontrar unos tránsitos “verdaderos” puros y resistentes a la
norma binaria, estaban más que destinadas al fracaso

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Ser Trans

Ser una persona trans en un país como Colombia, implica un sinnúmero de riesgos que
innegablemente determinan las experiencias y sobre todo las maneras en que se asume como tal el
cuerpo y la experiencia Trans; La violencia, las amenazas, la persecución, el desplazamiento, y
todas las herramientas que una sociedad misógina y transfóbica como la nuestra, utiliza para señalar
y silenciar aquello que no solamente es considerado inferior sino enfermo, invertido, anormal, unos
monstruos percibidos como menos que humanos (Stryker, 1994) provocan que el grueso de la
población Trans colombiana está abocada sin más remedio a la prostitución y si corre con suerte a
la peluquería, la gran mayoría de ellas están solas, sus vínculos familiares decidieron sin más
echarlas al olvido, lo que sin duda supone una enorme predisposición al abuso y desde luego a la
muerte (García, 2018)

Por otra parte, existe todavía la patologización de las identidades Trans. El discurso médico y
psicológico occidental se ha encargado durante años de hacer énfasis en el supuesto trastorno de la
identidad que aqueja a las personas Transgénero. Si bien en los últimos años organizaciones tan
importantes como la OMS han decidido dejar de considerar a la transexualidad como un trastorno
de la personalidad y del comportamiento, los manuales psiquiátricos siguen refiriéndose ella con
el término de “Disforia de género”2 por lo que la idea ampliamente extendida de que las personas
Trans padecen una enfermedad sigue estando muy presente, es más, para muchas personas del
grueso de la población en general, lo Trans no ha dejado de ser asociado a un problema de
individuos, depresivos, aislados y con profundos problemas de dependencia, personas
manipuladoras, controladoras y ¿coercitivas? (Stone, 1987).

Ser cuerpo nos expone a la mirada de los otros, supone vulnerabilidad y mortalidad, aunque
“luchemos por los derechos sobre nuestros propios cuerpos, los cuerpos por los que luchamos,
nunca son lo suficientemente nuestros” (Butler, 2004) En Colombia, las Trans no son abogadas,
profesoras ni mucho menos actrices reconocidas, son putas y punto, son callejeras, hombres
vestidos de mujer y esto es así, no porque ellas no se levanten día a día dispuestas a pelear contra
el mundo entero por su derecho a existir, sino porque ese mundo se empeña en silenciaras, y en
recordarles que su existencia no es más que un error vergonzoso, una desviación en su preciado
sistema sexo/genérico binario.
2
Este término aparece en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) en su última versión,
este manual es editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) y clasifica los trastornos mentales,
proporcionando herramientas claras que permitan a los psiquiatras establecer diagnósticos.
En Manizales, donde las mujeres Trans que ejercen el trabajo sexual se paran todas las noches, se
llama la calle de las guapas; allí, en ese espacio de exclusión, a un lado de la plaza de mercado, las
guapas hacen su día a día, su vida cotidiana, muy a pesar de que la gente aún no se acostumbra, y
si bien, es un espacio cargado de un sinfín de realidades que lo precarizan, volviéndolo sórdido e
indeseable, la calle de las guapas es ante todo un lugar para la resistencia política, un espacio
ganado a pulso por las mujeres Trans y desde el cual inciden por el reconocimiento de sus
existencias y la dignificación de la prostitución. Lo mismo sucede con la zona de tolerancia del
barrio Santa Fe en la ciudad Bogotá, allí la colectividad Trans cada vez se hace más y más fuerte a
pesar de la marginación y el señalamiento, con esto no quiero decir que en otros territorios del país,
las mujeres Trans no se organicen, bastante conocidos son los procesos adelantados por el colectivo
en las ciudades de Cali, Tunja, Sogamoso y en la costa atlántica, por todas partes la “Fura travesti”
está presente.

¿Cómo existir entonces en una sociedad tan hostil, en un espacio que como dice la Lemebel,
“demanda ser acido para soportarlo”? Cuando la propia identidad es un campo de batalla y la vida
está en riesgo, la rabia suele ser el único camino, y gracias a ella, las mujeres Trans han logrado
construir una especie de trinchera desde la cual repropian su “marginal” existencia, desde allí crean
alternativas colectivas de apoyo que les permiten no solo lograr las transiciones o los tránsitos que
desean, sino también sentirse queridas, apoyadas y acompañadas, en dicho proceso, no se trata de
hacer la guerra y destruirlo todo, “las herramientas del amo, nunca desmontan la casa del amo”
(Lorde, 1984) sino de hacerse más fuertes, más hermanas, para de la mano construir posibles
mundos mejores.

Quiero tener derecho al oscuro poder sobre mi monstruosa identidad, sin usarla
como arma contra otrxs o herirme yo misma con ella. Lo diré tan claramente como
sé hacerlo: soy una transexual y, por lo tanto, soy un monstruo. Del mismo modo en
que las palabras ''torta'', "marica", "raro", "reventado/a" y "puta" han sido
reivindicadas por gays y lesbianas, palabras como "criatura", "monstruo" y "no
natural" necesitan ser reivindicadas por lxs transgéneros. Adoptándolas y
aceptándolas, incluso apilándolas una sobre otra, podremos conjurar su capacidad
de lastimarnos. Una criatura, después de todo, en la tradición cultural dominante en

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Europa Occidental, es nada más que un ser creado, una cosa hecha. La afrenta que
ustedes, lxs humanxs, sienten al ser llamadxs criaturas resulta de la amenaza que
este término plantea a vuestra condición de "señorxs de la creación", seres elevados
por encima de la mera existencia material (Stryker, 1994: p. 200)

Estas criaturas, estas seres raras que demandan ser reconocidas como mujeres, no solamente deben
hacerlo frente al hombre dominante patriarcal, también en ciertos casos, algunos feminismos las
excluyen, las tratan como si fueran un especie de androides infiltradas con el único objetivo de
robar a las mujeres no Trans los pocos lugares de poder y representación que han logrado conseguir
a lo largo de los años, para ese feminismo las Trans son peligrosamente sospechosas, varones
socializados como tal que en un sistema desigual de dominación patriarcal, quieren invadir los
espacios que no les corresponden. En sus inicios algunas posturas del feminismo tránsfobo
afirmaban que las transexuales violaban el cuerpo de la mujer, al reducir sus formas a un mero
artificio y apropiándose de éste (Stone, 1987)

Hay que ser muy ciegas o carecer de un mínimo de empatía para ver socialización y dominación
patriarcal en las prácticas de unos cuerpos sistemáticamente perseguidos, silenciados, violados,
feminizados. No se trata de definir quién es más vulnerable o con quienes se ensaña más la
violencia machista, partamos de que la feminización de los cuerpos, más allá de que sean Trans o
no, supone un riesgo latente, una posibilidad constante de enfrentar el abuso y hasta la muerte y
ésta es la principal razón por la que el feminismo tiene el deber político de incluir a todas las
mujeres sin importar lo que tengan entre las piernas. Para este punto, es importante reconocer que
dentro del colectivo Trans existen sin duda alguna, muchas personas con formas de pensar
terriblemente misóginas, mujeres Trans, Transformistas, Drag Queens, que muy a pesar de sus
transiciones de género y de todas las vulneraciones que estos, en mayor o menor medida implican,
continúan ejerciendo ciertos tipos de violencias machistas y se empeñan en seguir reproduciendo
al pie de la letra los mandatos opresivos asociados históricamente al rol de la feminidad.

Entonces, es ahí dónde debe radicar el aporte feminista más importante y es el de contribuir a la
creación de un “nosotras” que más allá de intereses individuales permita la aparición de alianzas
potentes, las cuales sean una forma de hacer frente al ostracismo al que durante años hemos sido

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sometidxs (Esguerra Muelle, 2002) hoy podemos hablar de estas alianzas y alrededor de américa
latina ya son muchos los movimientos feministas que incluyen a todas las identidades
Transfemeninas, porque la violencia no se detiene a mirarte entre las piernas, si presume que eres
una mujer, sin duda vas a ser su blanco.

Tomar conciencia de todo lo anterior, en primer lugar, me causó cierta decepción y esa sensación
fue la tierra fértil en la que se sembró la idea inicial de este proyecto, sin embargo, con el paso del
tiempo y sobre todo con una mejor comprensión del contexto y de las realidades de lo que implica
ser una mujer Trans en la sociedad colombiana todo dio un giro distinto y de eso hablaré a
continuación.

Lo no binario y el giro introspectivo de la pregunta de investigación

Es importante reconocer quién eres y qué es lo que estás buscando a la hora de hacer una
investigación, a la hora de escribir y crear ¿Quién era yo antes de empezar a escribir este texto?
una simple mariquita, un niñito florecita que siempre tuvo miedo de la masculinidad, del grupo de
machitos que hablaban duro en la esquina, de los partidos de futbol en el colegio, “una niñita”.
Reconocer mi parte innegablemente femenina fue uno de los primeros pasos que di en este proceso,
que paso de ser una simple investigación a un ejercicio cada vez más comprometido de
autodescubrimiento y acercamiento a mí misma, un proceso que ni por asomo estaba contemplado
en mis planes, pero que una vez inició no hubo forma de detenerlo.

Desde niña habitó en mí una potente energía, que sin pretender caer en un tonto esencialismo,
denominaré para este caso como “femenina” y la llamo así porque, habiendo sido obligada desde
niña a cumplir al pie de la letra con el mandato de la “masculinidad” hablar de mi ser “femenina”
es sin dudad, un acto de desafiante de rebeldía. Esa misma energía de adolescente me hacía querer
ser la Bernarda de Lorca, y más adelante, de manera inconsciente me llevaría a buscar adentrarme
en el mundo Trans, sin embargo, yo hice todos los esfuerzo posibles por silenciarla, por mantenerla
escondida, es más, durante mucho tiempo me avergoncé de ella, hasta el punto de tratarla como un
personaje, una impostación que no era yo en realidad, sino un simple juego en el que “mariqueaba”
más de lo acostumbrado. Ser Trans era una realidad lejana, algo que no pasaba por mi cuerpo ni
por mi vida, un simple interés académico y nada más. Pero no tuvo que pasar mucho tiempo para
que la relación que día a día iba construyendo con distintitas personas y sus particulares maneras

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de vivir lo Trans fuera detonando en mí una especie de sentimiento de vergüenza, por las ideas
iniciales con las que había llegado a hacer el “trabajo de campo”, sino que también, con el pasar de
los días empecé preguntarme por la posibilidad de querer iniciar un transición en el género, con
todas sus implicaciones. Por esos días mi ser femenina tuvo pues la posibilidad de hablar, de
descubrirse con toda su fuerza, pero no como antes, en aquellos ejercicios de simple transformismo
y digo simple porque a veces, la transformista solo imita, a veces la transformista se burla y no da
la cara, a veces repite una serie de gestos banales para hacer reír a su público, a veces se pasa por
alto al feminismo, y una Drag que no sea feminista, solo es un varón con peluca y tacones
“Hombres que participáis de la estética femenina actual, seguid haciéndolo, pero no convirtáis
nuestra opresión en vuestro campo de recreo” (De la vara, 2018) así que no se trataba de eso, sino
que provenía desde un lugar genuino y verdadero en el que me sabia siendo yo misma, no con otro
rostro, pero sí con otra forma de existir diáfana que fluía con una naturalidad sorprendente. Mi
proceso de investigación dejó de ser un trabajo de campo para convertirse en el diario de un regreso
a casa, nunca, en otro espacio me había sentido tan completa, tan dispuesta a reconocerme a mí
misma, a iniciar el camino incierto para descubrir quién era.

La artista Travesti peruana, Giuseppe Campuzano habló alguna vez de rescatar del olvido a esas
corporalidades indígenas, que en su momento escandalizaron a los colonos españoles, porque
estaban más allá de sus nociones binarias del género y la sexualidad, cuerpos que ni masculinos ni
femeninos, eran un fluir que transgredía el margen binario, y dotaba sus existencias de sabiduría y
poder. Esas corporalidades hoy en día estás más vivas que nunca, yo soy una de ellas, el primer
aprendizaje de este viaje fue encontrarme con esa verdad, y es que la norma sexual está tan inscrita
en nuestros cuerpos, que ni siquiera consideramos la remota posibilidad de desencajar por completo
de ella. Nunca me había sentido un hombre, es más, siempre vi con repugnancia a la masculinidad,
pero tampoco quería ser una mujer a pesar de sentir cada día, con más fuerza, mi ser femenino.

Mis hermanas me han dicho muchas cosas “la marica que no se define”, “la más marica de todas”,
“la rara”, “la no binaria” y sí, eso tal vez es lo que soy, mi cuerpo y mi existencia son en sí mismos
una mixtura que reúne todo eso que desde que nacemos, tiene que ser escindido, diferente: Lo
masculino y lo femenino y esto es así, no porque me la haya propuesto o por esnobismo,
simplemente así lo siento desde niñx, pero nunca había tenido la claridad para entenderlo y
reconocerlo. Ahora bien, es fundamental reconocer que esta forma de expresar y vivir mi identidad

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de género me pone en un lugar muy específico cuando de hablar de las experiencias de vida
trasfemeninas se trata, porque muy a pesar de mi inconformidad con el binarismo y de mi
autorreconocimiento como una persona Trans no binaria3, para cualquier persona de a pie con la
que me cruzo por la calle, soy un hombre, afeminado quizá, pero un hombre y esa asignación
arbitraria innegablemente traslada mi cuerpo a un espacio de privilegios, que si bien no son los de
la masculinidad hegemónica, me alejan bastante de las realidades que día a día soportan las mujeres
Trans en este país.

En Texto Yonki, Paul B Preciado escribió lo siguiente “Cada día intento cortar uno de los hilos
que me atan al programa cultural de masculinización en el que he crecido, pero la masculinidad
se pega a mi como una mano grasienta” (Preciado, 2008) yo no quise ser hombre, no lo soy y no
me interesa serlo, sin embargo para esta sociedad, poco importa lo que yo quiera, desde todos los
flancos se me ha exigido siempre honrar eso que traigo entre las piernas, detentar ese poder para
ejercer la dominación que esta cultura occidental falocéntrica considera tan supremo. Yo no habito
en un cuerpo equivocado, habito un cuerpo lleno de incertidumbres, un cuerpo que muy a mi pesar
es asignado de maneras tan violentas e invasivas, que no importa que la vida de mis hermanas y la
mía estén bajo amenaza y sospecha, ellas siempre se llevaran la peor parte, simplemente, por el
hecho de ser mujeres.

Por ello fue necesario revisar a fondo la pregunta de esta investigación, para darle un giro que le
permitiera zafarse de ese sesgo exotizante con el que se pretendía “observar” las prácticas de las
mujeres Trans y trasladarla a un punto de mayor trasparencia, en ese sentido, como si se tratara de
un ejercicio frente al espejo, decidí preguntarme a mi mismx, como una persona Trans no binaria
¿Cuáles son esas prácticas y expresiones que siento, no me permiten renunciar del todo a la
masculinidad y dentro de esa lucha, qué posibilidades he ido encontrando para lograr resistir a la
norma heterosexual y al sistema sexo género dimórfico y binario?

Volcar la pregunta a mi mismx, más allá de ser un ejercicio de autorreflexión, busca también darle
un lugar a la voz de mi cuerpo que igualmente vive al margen del género y la sexualidad y que
merece ser escuchada, por otra parte, pretende evitar a toda costa el ejercicio académico
extractivista de obtener mera información para sustentar un proceso investigativo, sin dejar nada a
cambio, sin transformar así sea un poco las realidades de quienes son observados y estudiados
3
Según Wikipedia Género no binario es un término que designa a las identidades de género que no se asimilan en los
espectros de los géneros binarios (masculino y femenino) pudiendo manifestarse como un abanico de posibilidades
alejados del binarismo.
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como especímenes en un laboratorio. En ese orden de ideas, este proyecto de investigación será un
recorrido por mi forma de ver el mundo a través mi experiencia de vida Trans, y las herramientas
que de manera individual y colectiva he venido descubriendo no solo para ser más feliz, sino para
ponerle cara a la normatividad de género que día a día nos cobra con sangre nuestra “terrible”
traición, y es también un extenso texto introductorio a un ejercicio de escritura dramática, que no
solo representa la más profunda esencia de mi ser, sino que recoge a través de la ficción un sinfín
de historias y experiencias que a lo largo de estos años he vivido junto a mis hermanas (Esguerra
Muelle, 2019) (Rich, 1980).

No quiero el género femenino que me fue asignado en el nacimiento. No quiero


tampoco el género masculino que la medicina transexual me promete, y que el
estado me acabara otorgando si me porto bien. No quiero. (Preciado, 2008)

La dramaturgia como posibilidad creativa

Investigar y escribir para poner en escena, ese es el principal ejercicio creativo, construir una pieza
teatral que permita poner en evidencia lo vivido, lo aprendido. A propósito de la dramaturgia como
resultado de un proyecto de investigación es muy poco lo que se ha dicho, no obstante es innegable
que las artes escénicas han brindado a lo largo de la historia un sinfín de posibilidades a los cuerpos
silenciados, para que estos hablen, para que se hagan visibles, en ese sentido busco escribir un texto
que permita reflexionar y cuestionar el lugar de los cuerpos trans en la sociedad actual bogotana,
pero ante todo un texto que dé cuenta de las voces de todas aquellas personas que hacen parte de
mi vida y que con sus tránsitos y las formas particulares de vivirlos me enseñaron a ser quien soy.

El mundo Trans está lleno de historias, de anécdotas, todas y cada una de ellas marcadas con la
violencia y la discriminación, a veces esa violencia viene de afuera y nos cae como un chorro de
agua fría que nos recuerda que no somos bienvenidxs, que algo en nostrxs está mal, otras veces
viene de adentro, una voz que surge de nostrxs y nos escupe en la cara que estamos incompletxs,
que no somos suficientes, que vivimos en el cuerpo equivocado, y otras veces son nuestra hermanas
las que nos atacan, las que nos juzgan, las que no reconocen quienes somos. La vida Trans (como
cualquier otra existencia relegada a los márgenes de la sociedad) no es fácil, por eso concibo la
dramaturgia como una herramienta de liberación no solo de esas voces que me habitan, sino de
todo aquello que con lo que difiero, con lo que entro en conflicto; la violencia machista, la

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persecución sistemática de todo lo que esta sociedad entiende como femenino, él abuso de poder,
el odio, la falta de empatía y desde luego la explotación y dominación sistemática de las mujeres.
La dramaturgia como una posibilidad sanadora, el resultado de reconocerme y construir como un
cuerpo inconforme, y por ello considerado indeseable y sospechoso.

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CAPITULO I: TRANSITAR PARA DEVELAR, CREAR

Esos hombres blancos dicen

El hombre4 investigador se ha puesto de pie frente al espejo, y en un ejercicio de autocrítica indaga


minuciosamente en su reflejo, en las formas que este proyecta: Se nos va la vida piensa, mirando a
las otrxs, persiguiendo desesperadamente un atisbo de comprensión, una posibilidad de traducirlxs
a nuestros términos, de conocerlxs. Sin embargo, pocas veces hemos sido consientes de nuestro
quehacer, de la esencia y del enorme valor que le hemos dado a la objetividad y al saber “científico”
(Haraway, 1995) (Harding, 1993) El investigador ante sí mismo se observa inconcluso, deforme,
con una lista de papeles por interpretar, de instrucciones para desempeñar su tarea: convertirse en
una especie de ser omnipresente que todo lo conoce y domina, una voz fantasmal que se oculta tras
la revelación de unx otrx incomprensible, el que traduce, el que miente, el que categoriza, analiza,
y ante todo establece una verdad incuestionable sostenida en el rigor de la “objetividad”. Entonces
como si de un acto mágico se tratase, el hombre frente al espejo ve con claridad aquello que ante
sí se dibuja, “el científico”, “el académico” no son más que lugares de poder en un entramado
cultural que a lo largo de los siglos se ha empeñado en poner el saber de los hombres por encima
del resto del mundo, y no de hombres cualquiera, sino de aquellos blancos nacidos en occidente,
autoproclamados dueños del discurso y de la verdad.

El hombre es el gran autor en la historia, la voz omnipresente que lo ha creado todo, en términos
de Michael Foucault ha sido fundador de discursividad (Foucault, 1969) sus palabras parecen tener
vida propia y caracterizan un modo de pensar y crear saber muy específicos, modos que se
corresponden entre sí, que mecánicamente reproducen y sostienen un sistema desigual de acceso
al conocimiento y a la producción de éste. El trabajo académico de los varones, además de fundar
un discurso, marca caminos, los cuales constantemente están en un juego de reafirmación y
contradicción, en el que las reglas generales son establecidas por los hombres.

A lo largo de la historia esta suerte de academia de la hegemonía masculina se ha consolidado


como el punto de partida para el ejercicio investigativo y la creación del conocimiento, para

4
Para la rancia, colonial y patriarcal Real Academia de la lengua española, uno de los significados de la palabra hombre
es el siguiente: Ser animado racional, varón o mujer. Para este caso, bajo ningún pretexto esta palabra será utilizada
en ese sentido, aquí, el término hombre estará asociado siempre a ese lugar de dominación y ejercicio de violencia
epistémica (Spivak, 1988) que de manera sistemática a lo largo de la historia ha silenciado la voz y la existencia de las
mujeres. 18
Foucault, ese ir y venir de reafirmaciones y contradicciones, es quizá la principal condición que
permite el sostenimiento de las ideas pilares de un discurso inicial: Hacer posible un cierto número
de diferencias respecto a sus textos, a sus hipótesis y conceptos que finalmente parten del discurso
mismo del autor inicial (Foucault, 1969), lo que quiere decir en otros términos, que el discurso
patriarcal se sostiene en el ejercicio constante de girar sobre sí mismo y de autorizar para su
transformación y cuestionamiento únicamente a la voz masculina, si una mujer logra escalar tan
alto, lo que se espera de su labor es la repetición y la asimilación de lo ya antes dicho, puesto que
en su lugar, cuestionar el orden establecido, no solo es un descarado acto de soberbia sino que
puede suponer el pago de un precio muy alto.

Basta un breve repaso a cualquier documento académico del último siglo para encontrarse cara a
cara con las interpretaciones de una modernidad occidental patriarcal que a través de un supuesto
ideal de objetividad pretende establecer verdades universales, Es claro entonces aquello que
Foucault denomina como la posibilidad y la regla de formación de otros textos (Foucault, 1969)
puesto que los hombre no solo crearon un discurso funcional a sus intereses, sino que establecieron
las pautas para el desarrollo científico, las cuales corresponden a una supuesta racionalidad
masculina, que además de facilitar la comprensión del universo, da cuenta de una realidad que se
rige bajo unas leyes inquebrantables, inmutables y supuestamente comprobables.

El ejercicio investigativo de las ciencias sociales no es una excepción a la regla, es más para esta
área en específico, lograr un reconocimiento que validara sus estudios como “científicos” no fue
una tarea sencilla, en especial cuando el positivismo se convirtió en el único lenguaje legítimo para
la investigación, entonces existían un montón de señores muy “sabios” estudiando el mundo a
través del cristal de la exactitud matemática y de los fenómenos físicos, pretendiendo que el estudio
de la sociedad, de lo seres humanos y su cultura encajara a la perfección en sus matrices de análisis
sesgadas por el mandato de la objetividad científica. Es importante mencionar que estos “sabios”
además de ser hombres, son blancos5, colonos occidentales, etnocéntricos, antropocéntricos y
androcéntricos que consideran inquebrantable la validez de su saber, no solo se trata de silenciar a
las mujeres, también, la hegemonía del conocimiento occidental, durante años ha subestimado y

5
Con “blanco” no me refiero a un tono de piel en particular, sino a la noción de “blancura” cómo privilegio, asociado
a todas aquellas personas nacidas en las naciones del occidente colonizador, En términos de Bolívar Echeverria: Un
rasgo identitario-civilizatorio, promovido por la ética capitalista y sobre determinado por la blancura racial (Echeverria,
2007)
20
considerado inferior el saber de las otras culturas del mundo, tanto así que, en sus inicios, el
ejercicio de la antropología como ciencia social era en pocas palabras traducir al lenguaje
europeo la cultura de grupos humanos o suplantar con las voz europea, blanca, nordocéntrica,
los discursos que tejen las sociedades al margen de occidente, las cuales han sido catalogadas
como involucionadas y exóticas, lo cual sirvió como argumento justificador de las empresas
coloniales que arrasaron y sometieron pueblos enteros (Said, 1980)

La historia europea se considera lo universal, los latinoamericanos creemos ser ellos, aún
cuando ellos jamás han querido ser nosotros, hacemos nuestra la historia griega, el
renacimiento, las revoluciones burguesas y, desde luego, también sus violencias, sus
regímenes. En Europa, hablar de patriarcado y dominación masculina implica toda una serie
de abusos y vejámenes hacia los cuerpos femeninos a lo largo de su historia: el no derecho a
la tierra, la inquisición, las violaciones sistemáticas, el silenciamiento, la exclusión, sin
embargo para las mujeres indígenas de sur américa, el patriarcado quizá signifique otra cosa
(Gargallo, 2014) Todo eso atravesó el océano en los barcos del hombre blanco y justamente
por ello es fundamental descolonizar el ser y el saber (Rivera,2002) partiendo de que la
colonialidad y sus premisas patriarcales y racializadoras han generado un sistema para
comprender el mundo, determinado por los saberes occidentales, por el ideal europeo de
modernidad y sociedad, de una única mirada que se ha encargado de occidentalizar el mundo
entero, pero desde luego marcando la diferencia, resaltando el privilegio del hombre blanco
como superior, dueño de la verdad y por supuesto de la razón. Si bien a lo largo de su obra,
Aníbal Quijano es muy enfático al referirse a la colonialidad del poder y su incidencia en
aquellos lugares “no-europeos “su análisis en lo que se refiere al género y sus complejidades
es bastante magro, sus trabajos pasan por alto la también colonial matriz del sexo género-
binaria, en ninguno de sus escritos la norma sexual occidental es cuestionada, es más se da
por sentada, se normaliza (Lugones, 2008) en cierta forma se excluyen las nociones existentes
que al respecto tienen las poblaciones amerindias, nociones que nada tiene que ver con la
norma heterosexual impuesta por el régimen colonial.

La ciencia es también un régimen de sometimiento, el saber está completamente determinado


por los intereses de aquella parte de la sociedad históricamente dominante, encabezada por

21
hombre blanco, con múltiples capitales y por supuesto heterosexual, por ello se hace
necesario buscar otras posibilidades de saber y crear, formas que no solamente cuestionen
ese sistema positivista, violento, sexista y racista, sino que nos permite abrir camino que
posibiliten conocernos a nosotrxs mismo y explicarnos en nuestras propias palabras,
ejercicios investigativos en los que podamos sentir, vivir, y no tras la torpe búsqueda de
fenómenos que den cuenta de leyes universales que ni siquiera nostrxs nos inventamos y que
nunca nos han tenido en cuenta.

Situando el conocimiento, una marica hablando de sí misma

La llegada de los 90 supuso para las ciencias sociales, la reiteradamente citada “crisis de la
representación” (Blanco, 2012) esto implicó una apertura del debate a propósito de las
normas clásicas del paradigma positivista, las cuales, como ya he mencionado, durante años
habían establecido lo que se consideraba como investigación científica. Este tipo de
cuestionamientos implicaron sin duda, que un número considerable de personas
pertenecientes a la academia se dejara seducir por lo que por aquellos días se conoció como
“el giro narrativo” permitiéndose una serie de licencias que a los ojos de los más ortodoxos
significaban el fin del método científico y desde luego la muerte de la tan preciada
“objetividad ”¿Qué pasa cuando lx investigadorx hace parte de eso que está estudiando,
cuando aquello de lo que habla atraviesa su vida de maneras que no pueden ser ignoradas?
La academia decimonónica diría, que el único camino posible, es poner en marcha todas las
herramientas de las que se disponga para establecer una frontera, un abismo entre el ejercicio
investigativo y esos “otros” objeto de la investigación, pero ¿sería esto posible? en especial
cuando la noción de objetividad “total” o “absoluta” está tan entredicho (Haraway, 1995).

Para éste momento hablar de etnografía, implica, sin duda, remitirnos a una tradición colonial
y exotizante de la vida y cultura de las sociedades humanas no occidentales, claro, a lo largo
de su historia las ciencias sociales, y dentro de ellas, la antropología han tenido que hacer
exhaustivas revisiones de sí mimas y su quehacer, que ha supuesto grandes transformaciones
en la labor etnográfica, sin embrago el lastre positivista del siglo XX sigue teniendo una
fuerza determinante a la hora de hacer investigación. Justamente, es durante los primeros
años de los 90 que otras posibilidades interpretativas comienzan a tomar fuerza en el campo

22
de las ciencias sociales, entre estas vertientes, la autoetnografía6 surge como una opción que
da cabida tanto a los relatos personales y autobiográficos como a las experiencias del
etnógrafo en su papel de investigador, estas apuestas resultan muy estimulantes, en especial
cuando la tradición científica se empeña en acallar la voz de quien investiga, en negar su
humanidad.

Un sociólogo está realizando su tesis y ha elegido estudiar el trabajo informal


en una de las macro ciudades de Latinoamérica. Una y otra vez visita ferias,
calles y plazas públicas hablando con personas de diferentes edades, género
clases y etnia. Una y otra vez aprehende nuevas expresiones para decir “no
tengo dinero”, “estoy esperando vender algo”, “esto lo hago para ayudar a
mi marido”. Un día descubre que una de esas personas le hace acordar a su
abuela que vendía frutas en la feria de su barrio para pagarle los estudios a su
papá. En ese momento se da cuenta que todo lo que había leído, intentado
mirar y registrar se abre a una dimensión por el “olvidada” hasta ese momento:
su vida. (Scribano y De sena, 2009)

Entenderme como una experiencia de vida Trans, no solo trajo cuestionamientos a propósito
de mi lugar como sujeto que “investiga” sino que supuso un total rechazo a la
instrumentalización de los cuerpos y las voces de aquellas personas de carne y hueso que son
mi familia ¿Cómo distanciarme de ellas, si juntxs compartimos miedos, dolores y rabias?
Imposible, un sacrificio de tal magnitud no vale la pena y menos cuando hacerlo, supondría
seguir perpetuando los cánones ridículos de una academia históricamente misógina y
transfóbica.

La tan respetada autoridad del etnógrafo hace aguas como representante del sistema moderno
de la ciencia, porque nostrxs las maricas no estamos interesadas en prestar nuestra voz para
que otro hable en lugar nuestro, no, es tiempo de que nos escuchen, de que nos vean, aquí
estamos y llegamos para quedarnos. En ese sentido este texto es ante todo un relato marica,
narrado por medio de un género de escritura e investigación autobiográfico que pretende
conectar lo personal con lo cultural (Blanco, 2010) un ejercicio de autoetnografía rebelde que
busca oponerse a los mandatos positivistas y violentos del saber occidental y darle total
6
en sus versiones iniciales, a finales de la década de los setenta, la autoetnografía se aplicaba al estudio de un
grupo social que el investigador consideraba, como propio, ya fuera por su ubicación socioeconómica,
ocupación laboral o desempeño de alguna actividad específica (como se cita en: Blanco, 2010)
23
validez al conocimiento que se construye desde la experiencia propia, el chisme con las
hermanas, las trepadas en las fiestas y sobre todo la lucha diaria por el reconocimiento de
nuestro derecho a la vida, al respeto y a una voz que sea escuchada.

Si se trata de hacer un ejercicio autoetnográfico, para este punto, es importante hablar del
feminismo, sí, porque además de marica, soy feminista y quizá si no lo fuera, ninguna de las
reflexiones hechas hasta ahora hubieran sido posibles. Hablar desde este lugar implica, no
solo reconocer la violencia (en todos los niveles) a la que los cuerpos feminizados, marcados
racialmente y empobrecidos han tenido que enfrentase a lo largo de la historia, sino también
entender con claridad que las ciencias sociales y su “método” científico, han construido sus
bases sobre una tradición descaradamente androcéntrica y que dicho sesgo masculino de la
investigación social, además de dejar en la sombra la vida de las mujeres, se ha encargado
sistemáticamente de deformar la idea de las interacciones y creencias de hombres y mujeres,
junto con los intercambios sociales en los que se producen (Harding, 1995) En ese sentido,
la epistemología feminista es fundamental para el desarrollo de éste trabajo, puesto que abre
la posibilidad para que otras visiones investigativas (tradicionalmente denostadas) tengan el
lugar que les corresponde, entre ellas las que posibilitan que hable desde mis propios
sentimientos y emocionalidad los cuales para otros casos, seguramente hubieran tenido que
ser sacrificados en honor a la tan idolatrada y masculina “racionalidad”

Necesitamos aprender en nuestros cuerpos, provistas de color primate y visión


estereoscópica, como ligar el objetivo a nuestros escáneres políticos y teóricos
para nombrar dónde estamos y dónde no, en dimensiones de espacio mental y
físico que difícilmente sabemos cómo nombrar. Así, de manera no tan
perversa, la objetividad, dejará de referirse a la falsa visión que promete
trascendencia de todos los límites y responsabilidades, para dedicarse a una
encarnación particular específica (Haraway, 1995: p.326)

Hay que atacar directamente a los ojos del amo, es fundamental recuperar nuestra visión y
dejar patas arriba a este sistema científico de leyes inquebrantables y normas absurdas, no se
trata de caer en el más ramplón de los relativismos ni de justificar el facilismo posmoderno
del “todo vale”, el verdadero objetivo es lograr posicionar una labor investigativa situada,
que ocupe un lugar, que tenga cuerpo “encarnada”, consciente de su complejidad, sus

24
contradicciones, de su ser palpitante; De una visión consecuente con un posicionamiento
crítico en el espacio social generizado no homogéneo (Haraway, 1995: p.336)

Cuando en la calle un hombre toca la bocina de su carro y te grita “maricón” este sistema
heteropatriarcal binario te recuerda que eres unx traidorx de su tan preciada masculinidad y
cada vez que le sea posible, utilizara sus herramientas de dominación violenta para hacerte
sentir indeseable, sospechosx. Cuando una hermana Trans muere apuñalada en una sucia
habitación de hotel, por un hombre (que según los rumores) no sabía que era Trans, son los
mismos engranajes del sistema funcionando a la perfección, solo que para este caso el precio
a pagar es la vida ¿Cómo no llenarse de ira cuando la propia familia es asesinada como si
fuera una plaga, cómo no sentir miedo cuando en la calle a lo lejos vez un grupo de hombres
que se te queda mirando y te chifla por “loca”? En ese sentido, resultaría un completo
despropósito insistir en que el “objeto” de esta investigación son los cuerpos transfemeninos,
en especial cuando dicha noción está asociada a una suerte de “cosa” pasiva e inerte (como
si no fuera suficiente la constante cosificación que sufren mujeres Trans en esta sociedad),
no, esta investigación es un ejercicio inacabado de reconocimiento de mi experiencia de vida
Trans por medio del diálogo y el afecto construido con otras personas con las que comparto
dicha experiencia, la cual a pesar de no ser vivida de la misma forma, nos acerca y nos permite
construir juntxs. Si bien este documento no deja de ser, sin lugar a duda, un texto
“académico” para optar a un título universitario, mi objetivo aquí no es alcanzar con él ese
poder omnipresente del “conocedor” aquel que descifra un mundo extraño y lo traduce al
lenguaje de los opresores, renuncio a ese lugar, como hace tiempo renuncié a la masculinidad,
no me interesa, en vez de eso, este es un ejercicio íntimo de escritura que contempla mi
experiencia de mi vida y la de todas las personas que me rodean como agentes potenciales
de transformación de una realidad que por años ha ido en contra de nuestras existencias como
cuerpxs disidentes de la norma sexual.

Los conocimientos situados requieren que el objeto del conocimiento sea


representado como un actor y como un agente, no como una pantalla o un
terreno o un recurso, nunca como esclavo del amo que cierra la dialéctica en
su autoría del conocimiento “objetivo”. (Haraway, 1995: p.341)

25
Cuando hablo de mi mismx simpre tengo miedo del privilegio, de ese que supone mi cuerpo
masculinizado a la fuerza y que sin duda me sitúa en un lugar específico, cuando inicié este
revelador proceso de investigación/creación, y comencé mi camino de la mano de las mujeres
Trans, opté por guardar silencio y simplemente escuchar, sin embargo, con el pasar del
tiempo, fui imposible no sentir una gran cercanía con sus experiencias de vida, con las
historias que me contaban, situaciones que habíamos vivido casi de la misma manera,
entonces, luego de mucho tiempo sin entenderlo, se hizo obvio: yo puedo ser golpeadx y
asaltadx en la calle por marica, mi hermana Trans también, por cualquier lado que se mire,
ambas hemos sido golpeadxs a lo largo de nuestras vidas, la diferencia radica en que ellas
decideron hacer un tránsito binario y yo no. A primera vista, ello supone sin duda una
diferencia abismal (diferencia que por cierto ha significado que en las entrañas del
movimiento de la disidencia sexual exista una descarada transfobia que sale a relucir de
maneras increíblemente violentas) sin embargo, suponer una cosa así no solo implica el
distanciamiento y la imposibilidad del dialogo, sino que, de entrada, impide la creación de
vínculos poderosos que contribuyan con fuerza a la transformación social. Por ello este
trabajo es en sí mismo una búsqueda constante por tomar distancia, no solo de la academia y
sus absolutos sino de mi propio lugar como “El investigador” porque finalmente yo no
investigué a nada ni a nadie, ni tampoco pretendo hacer un aporte fundamental a la teoría de
las ciencias sociales o de los estudios artísticos. A inicios del año 2017, comencé haciendo
un trabajo etnográfico que se convirtió en el encuentro y el reconocimiento de mi mismx, no
existe ni un diario de campo ni nada que se le parezca, tampoco hay entrevistas
semiestructuradas ni encuestas, lo que hay es mi vida y lo que aprendí de ella a lo largo de
los últimos cuatro años, eso y un texto dramatúrgico que es la materialización de mis sueños
de adolescencia marica.

Esta es una investigación autoetnográfica y de conocimiento situado, una ejercicio marcado


por la epistemología feminista, en el cual el género, la raza y la clase desempeñan un papel
fundamental a la hora de escribir y crear, yo no soy una “cosa” que investiga “otras cosas”
yo soy una marica, bien marica que se dedica a vivir y a luchar con sus hermanxs, a construir
mundos mejores donde quepamos todxs con nuestras trepazones, las hormonas, la fiesta, el
amor y la lucha.

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El racismo y la homofobia son condiciones reales en todas nuestras vidas, en
este lugar y en este tiempo, les pido a todas las que están aquí que busquen en
ese lugar del conocimiento en sí mismas y que toquen el terror y el odio de
cualquier diferencia que vive ahí. Vean qué cara lleva. Es entonces que lo
personal tanto como lo político, puede empezar a iluminar todas nuestras
opciones. (Lorde, 1979)

Develando, el lugar de enunciación

“Se cree que lo diferente es grotesco y monstruoso, he sido tan


odiada que tengo razones para escribir. Nunca fui una esperanza
para nadie. Junto las letras y escribo mediocremente sobre este
vacío. Escribo porque no he sido la única. Con mis amigas travestis
hemos sido rechazadas, porque el cuerpo es sagrado y con él no se
juega, Por eso escribo, por todas las travestis que no alcanzaron a
saber que estaban vivas, por la culpa y la vergüenza de no ser
cuerpos para ser amados, y murieron jóvenes, antes de ser felices,
Murieron sin haber escrito ni una carta de amor”
Claudia Rodríguez, Manifiesto horrorista y otros escritos.

Por momentos me invade la sensación de estar escribiendo para mí mismx, de no tener el


rigor académico para llevar a buen término la escritura de una tesis, de no decir nada nuevo,
de hablar pura paja y de no aportar, así sea un poquito, para que este mundo sea un lugar
mejor. Esos miedos a veces me aterran tanto que me impiden continuar con la escritura, me
enmudecen, sin embargo, siempre hay que intentar sobreponerse y no guardar silencio,
porque eso es lo que esperan de unx marica rarx, de un cuerpo proscrito que se negó a aceptar
la realidad como le dijeron que era, yo fui la flor del salón, fui la fémina de mi cuadra, mi
vida es la de una corporalidad marcada por la sospecha, el rechazo y la soledad que suponen
traicionar la masculinidad hegemónica, maldecirla, escupirle a la cara

Sentarme a escribir sobre el género, la transexualidad y sus devenires, con plena facultad de
mis sentidos frente a la pantalla de un computador, en la comodidad de mi casa, me pone a

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pensar en mi cuerpo aventajado, en mi como cuerpo que sin haber nacido en la riqueza,
siempre tuvo mucho más de lo necesario y que con el pasar del tiempo ha venido adquiriendo
una serie de capitales que le permiten cuestionarse a propósito de temas que con seguridad
para otros carecen de relevancia, máxime cuando esos otros dirigen su energía a sobrevivir;
escapar del conflicto armado, del hambre, del frío o de la enfermedad. Hay que hablar de los
privilegios, de lo contrario se corre el riesgo de silenciar, de omitir aquello que realmente me
constituye y me pone en el lugar en el que estoy.

Siempre me sentí diferente, rarx y desde luego el mundo no tardó en demostrarme desde el
primer momento que aquello estaba mal, los hijos de los vecinos, mis compañeros del
colegio, las personas en la calle, desde muy pequeñx fui “mariquita” “gay” “loca” “señorita”
y, sin embargo, yo hacía esfuerzos enormes por camuflarme, soñaba con ser invisible, a la
fuerza trataba de negar lo que era obvio, sin importar a qué precio; recuerdo, con vergüenza
alguna vez haberme atrevido a señalar a alguien más, a violentarle: ¿Por qué no le joden la
vida a él que si es bien maricón, no ven que es la niña del salón? refiriéndome a un compañero
que también era sospechoso de ser raro, sin embargo a él se le notaba más, el sí parecía una
mujer, yo no, yo por lo menos sabía compórtame. Menciono esto porque a lo largo de mis
primeros años en la universidad, asumí que era homosexual, pero eso no implicaba que
pusiera en riesgo mi masculinidad ¿Cómo iba a hacerlo si era de mis más valiosos privilegios,
mi escudo contra la violenta norma heterosexual? conmigo no iban las loquitas, ni esas
costumbres ridículas de llamarse en femenino, yo era un hombre en busca de otro hombre,
punto y no se diga más. Recuerdo haber sido un machirulo, maricón, pero bien acomodado
en sus privilegios, de señalar la feminidad, de burlarme fríamente de la gorda, la peluda, de
silenciar a la feminista por mamerta y mal cogida, de avergonzarme porque mi mamá, para
darme lo del bus y las fotocopias, iba a trabajar los sábados limpiando la casa de una tía rica
que había vivía a las afueras de la ciudad.

Tuvieron que pasarme muchas cosas, para darme cuenta del lugar en el que estaba, ser
marcadx racialmente por mi familia colombo-estadounidense “blanqueada”, como “el
negrito”, el más parecido a aquel abuelo mulato que todos preferían no mencionar, porque
les recordaba su afrodescendencia, esa que habían querido borrar desde el primer día en que
decidieron viajar. Ser atacadx por un par de barristas que me arrojaron una botella por

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“maricón” (y eso que, según yo, no se me notaba). Descubrirme un machista detestable al
cuestionar a mi mamá por trabajar de “coima” en casa de mi tía, en lugar de quedarse con
nosotros y “descansar” (nunca olvidaré su respuesta, llena de ira y desconcierto: Al menos
allá me pagan, aquí me toca atenderlos a ustedes gratis y ni las gracias dan) y desde luego
conocer al feminismo, pero más que eso, permitirle que entrase con fuerza para cuestionarlo
todo, para darme cuenta que sí, que era una rara, una fémina, una marica que a escondidas se
maquillaba y se ponía los vestidos de la mamá, para empoderarme de mi diferencia y detonar
de una vez por todas mi masculinidad.

Ahora bien ¿qué es para mí la transexualidad? en cierta forma me atrevería a decir que yo la
asumo como una disidencia, casi que una militancia, me gusta identificarme con lo trans
porque me siento en una incomodidad constante con lo que se espera de mi cuerpo, con las
lecturas que se hacen de él y sobre todo porque me veo obligadx todo el tiempo a reprimir
cualquier expresión de mi ser femenino, soy trans porque también me siento atrapadx en una
idea que está fuera de mí, que me sobrepasa, una ficción que se revela contra mis potencias
y las condena al exilio, me siento prisionerx de la masculinidad, pero no deseo hacer una
transición hacia la feminidad, quiero ser nada y todo a la vez.

Una tarde, mientras miraba con detenimiento la bandera Trans, pregunté por sus colores y el
orden en el que estaban: “la primera franja celeste, representa lo masculino, la segunda
franja rosa, lo femenino, en ese sentido, la parte superior de la bandera supone el tránsito
de las mujeres trans, en la mitad el blanco, un color para las personas que no se sienten
cómodas con ninguno de los dos géneros binarios, y finalmente de nuevo una franja rosa y
una celeste, que representan las identidades Transmasculinas”. Descubrir ese blanco,
implicó para mi otra forma de ver quien era, entendí que toda mi vida había sido una persona
Trans, pero no la que se mueve de un color a otro, sino la que se queda en el blanco, descubrí
mi identidad Trans no binaria y a partir de ahí mis palabras empezaron cobrar cierta
legitimidad para hablar de las experiencias de vida Trans, para reconocerlas y reconocerme
en ellas, para caminar de la mano con mis hermanas y luchar por nuestros derechos a ser y a
existir, para ver por fin con claridad quién era yo y desde dónde venía mi voz, porque muy a
pesar de mí no binarismo, finalmente esta sociedad patriarcal me sigue leyendo como un
hombre, a medias, pero hombre y eso sin duda me aleja de mis amigas y de las realidades

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que día a día enfrentan. Las mujeres Trans siguen muriendo día a día, silenciadas por la mano
patriarcal que no les perdona el querer llegar a ser mujeres, sin embargo, con el pasar del
tiempo se hacen más fuertes y resisten a pesar del dolor, de la precarización de sus
existencias, del rechazo y el abandono, hay que ser muy marica para soportar semejantes
condiciones de vida, por eso a veces nos toca hablar duro, con rabia para demostrar que
estamos aquí para quedarnos.

¿Somos monstruos? Sí

¿Locas? Sí

¿Travestis? Sí

¿Y qué?

Bastante nos ha costado llegar a donde estamos como para retroceder un paso atrás, el género
es una matriz de opresión (Hill Collins, 2012) y como tal hay que destruirlo por completo
hasta que no quede nada, y, después, con calma rehacernos el cuerpo, porque es nuestro,
porque no lo merecemos, para que los niñxs ya no tengan que llevar falda al colegio sino
quieren, o que puedan dejarse el pelo largo hasta la cintura, para que dejemos de morir a
manos del macho feminicida, para que la travestis que así lo quieran puedan llegar más lejos
que la calle o la peluquería, para que dejemos de caminar con miedo.

En su manifiesto “Hablo por mi diferencia” la Pedro Lemebel (Madre única de todxs lxs
maricas no binarias sudacas) dice “No necesito disfraz, aquí está mi cara, hablo por mi
diferencia, defiendo lo que soy, y no soy tan raro” y de eso se trata, de defender lo que somos.
Este proceso de investigación no solo es el trabajo para optar a un título académico, es
también un manifiesto por la vida, la mía y la de todas las personas Trans que de alguna u
otra forma me convirtieron en la persona que hoy se escribe estas letras.

Trans-curso y dramaturgia travesti

Soy muchas voces que me habitan, mi universo interior está plagado de las palabras y
expresiones dichas por cada una de aquellas mujeres que han hecho parte de mi vida, desde
mi abuela Elvira con su magia brujeril y sus premoniciones, mi tía Martha y su capacidad
para ver fantasmas, mi mamá Claudia con su fuerza inigualable y su capacidad de amar,

30
hasta mis hermanas Trans y nuestra madre Laura quienes me han enseñado a luchar y a
defender con la cabeza bien en alto lo que soy. Desde los 15 años comencé a amar el teatro
y a escribirlo, me apasionaba la dramaturgia porque a través de ella podía poner a dialogar
todas esas voces que me pertenecían, ellas eran la materia prima de un gran número de
personajes (siempre mujeres) que me llenaban de ilusión, permitiéndome crear las más
delirantes historias, que por lo general quedaban garabateadas en las últimas hojas de mis
cuadernos o en alguna libreta de papel que encontraba por ahí.

Para este ejercicio de investigación/creación mi intención es escribir una dramaturgia nacida


a partir de mi experiencia de vida Trans, una dramaturgia que posibilite la reflexión sobre la
vida de las personas Trans en un ciudad como Bogotá y que además de ello, me permita
darles cuerpo y un lugar a esas voces que hoy me habitan, voces maricas, travestis, que piden
a gritos ser escuchadas. Yo soy un cuerpo asignado como “masculino “en una sociedad
machista y patriarcal cuya violencia me prohíbe ser “femenina”, por ello durante mucho
tiempo escribir personajes de mujeres era la forma que tenía de poder ser sin correr el riesgo
de que me descubrieran, sin tener que pasar por la vergüenza de reconocerme una travesti
loca que soñaba con ser todas esas que escribía en sus dramas.

Hoy, una vez que el miedo a ser descubiertx ya no existe, quiero hablar de una “Dramaturgia
Travesti” como una posibilidad narrativa que se convierta en mi arma de defensa contra la
masculinidad hegemónica y sus pretensiones sobre mi cuerpo, Travesti, porque soy yo, una
marica indefinida dándole cuerpo a los relatos que viven en mi interior y que se han ido
escribiendo a partir de mi experiencia de vida Trans y de las experiencias de mis hermanas,
Travesti porque habla de nosotras, de lo que a veces nos pasa, de lo que nos da miedo y de
lo que el mundo piensa que somos y también porque es puro drama y puro show.

En su obra principal “La transcursividad” el filósofo colombiano, Edgar Garavito plantea de


manera muy clara la necesidad de la muerte del “Yo”, un “Yo”, que en una suerte de
encantamiento renuncia (ya sea de manera voluntaria o en el algunos casos inconsciente) a
su existencia y se permite ser multiplicidad de formas; para el autor, perseverar en una
existencia basada en el ejercicio ególatra del “Yo”, resulta un sacrificio total de las
posibilidades de la existencia, trayendo como consecuencia la disminución de las
posibilidades para la creación.

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Las personas Trans, todo el tiempo estamos en busca de nuestra identidad y esa búsqueda
supone para nosotrxs no solo la renuncia a ese “Yo” psicológico, social y espiritual (que nos
vemos obligadxs a construir y que en algunos casos se vuelve una especie de caparazón que
protege nuestra verdadera naturaleza) los que Garavito menciona citando al psicólogo
William James (Garavito, 1997) sino que implica la creación de un nuevo “Yo” que está en
constante disputa, un “Yo” que no logra la reafirmación de sí mismo porque ella implicaría
una alteración a la norma social aceptada, las identidades Trans no existen, o por lo menos
no en el entramado sociocultural que durante siglos ha construido este sistema
heteropatriarcal binario, su existencia es una terrible afrenta y por lo tanto quienes desde allí
se enuncian están condenadxs al exilio.

En su obra, Garavito utiliza como ejemplo primigenio de la gran renuncia del “Yo” al
anacoreta errante que a inicios del cristianismo vagaba solo por los desiertos, tratando de
distanciarse de un mundo que consideraba desagradable y hostil, sin embargo, para el autor,
ese ejercicio de alejamiento suponía en sí mismo una reafirmación de todo aquello de lo que
se buscaba tomar distancia; querer mantenerse siempre lejos de “algo” implica,
paradójicamente, vivir en función de ese algo, y es aquí, donde la cuestión de lo Trans entra
a jugar un papel sumamente interesante, las personas Trans, buscamos todo el tiempo
alejarnos de lo que se supone debe ser el género, se nos va a vida en ello, no obstante, en ese
ir y venir, en la fuga, terminamos por reafirmarlo, somos lxs anacoretas del género y la
sexualidad que creemos caminar al margen del mundo, pero que en el fondo nos morimos de
ganas por un poquito de aceptación, por entrar a formar parte de las filas de la normalidad.

¿Cómo hacer entonces para escapar, cuál sería el camino para llegar al “transcurso”? Para
este punto, es importante aclarar que lo que se dirá a continuación no pretender ser en
absoluto una forma de validar una experiencia de vida Trans por encima de otras, es solo una
opción más entre las muchas que los tránsitos por el género permiten, es mi opción y
compartirla es uno de los objetivos de este trabajo.

Mas allá de los límites de la conciencia está el transcurso, la línea de fuga que
permite el abandono de las formas y el franqueamiento de la identidad, lo cual
conlleva una pluralidad de voces y el instante secreto de una creación.
(Galvis, 2010: p 03)

32
Con la cita anterior busco retornar al inicio de este aparte, mi interior está lleno de una
infinidad de voces, y con ellas quiero llevar a cabo una creación, más exactamente escribir
un texto dramático inspirado en mi experiencia a lo largo de estos años de caminar a lado de
las personas Trans y no solo eso, sino reconocer mi propia identidad no binaria y la forma en
que cada una de esas experiencias de vida han establecido diálogos entre sí.

Para este caso, no me interesa reafirmar ninguna identidad, puesto que yo ni hombre ni mujer,
es más, busco a toda costa desligarme de la masculinidad que social y culturalmente me ha
sido impuesta, debilitarla, silenciarla ¿cómo? a través de las múltiples feminidades que me
habitan, y esto, no con el fin de construir un ideal identitario que se ajuste a lo que se supone
debe ser “lo femenino”, en absoluto, más bien el objetivo es crear un dramaturgia cuya tarea
principal sea apostar por un diálogo íntimo que ponga en escena todas esas cosas que hacen
parte de la vida cotidiana con mis hermanas.

Garavito menciona que un transcurso está compuesto por el conjunto de fuerzas y elementos
que permiten la transformación que conduce a desprenderse de sí mismo (Garavito, 1997) a
lo largo de mi vida he buscado todas las maneras posibles de logar ese desprendimiento, pero
no de mí mismo sino de todo aquello que se supone debo ser en razón de lo que traigo entre
las piernas y a pesar de sentir que por instantes lo logro, el sistema sexo género binario,
encarnado a la fuerza en lo más profundo de mi ser, se encarga de recordarme quién soy, un
simple y vergonzoso remedo de “hombre”. En ese sentido, este trabajo de investigación
creación, es un artilugio más en la búsqueda por lograr el total desprendimiento, una acción
desesperada por construir nuevas formas de ser más allá de lo establecido, de escribir una
“Dramaturgia Travesti” una ficción que además de contar realidades y experiencias
vividas, sea un camino genuino para la denuncia y el rechazo de todo lo que nos ha costado
ser quienes somos y de lo que hoy en día todavía nos cuesta, porque más allá de los
transiciones que decidamos llevar, merecemos un lugar en el mundo, ese que la historia
siempre nos ha negado.

La transcursividad nos propone un discurso sin autor, sin sujeto y sin identidad; nos propone
pues un ejercicio superior del lenguaje llamado transcurso. (Galvis, 2010: p 06) Afirmar que
este trabajo es una especie de “transcurso” sería demasiado, en especial si se tiene en cuenta
lo expuesto por Garavito a lo largo de su texto, sin embargo, es importante mencionar que a

33
la hora de escribir el ejercicio dramático, “yo, lx autorx” dejo de ser un identidad, mi ser no
binario se extiende más allá de sí mismx para establecer un encuentro con esas otras voces
que no son totalmente mías, voces que pertenecen a un sinnúmero de experiencias de vida
trans que terminan por encontrarse en mi esfuerzo creativo por escribir una dramaturgia. Tal
vez para este caso hablar de “transcurso” tiene más que ver con todo aquello que decimos las
personas Trans, un Trans-curso disidente que más allá de las reflexiones filosóficas sobre el
yo y su necesaria desidentificación, busca contribuir al nombramiento de nuestras identidades
proscritas; desde que nacemos lo primero que se nos niega a las personas Trans es nuestra
identidad, y se nos van la vida y las uñas tratando de construirnos una propia, siempre a
ciegas y nadando contra la corriente, somos una grieta y somos Trans-curso porque
construimos y reafirmamos una identidad prohibida.

Lxs trans somos una pluralidad de identidades, las mismas que constituyen la puesta en
escena de una “Dramaturgia Travesti”, para Garavito, hablar de “transcurso” además de
suponer la muerte del “Yo” implica también romper el orden del discurso y en ese sentido
desmontar la forma del mundo; narrar una historia desde las experiencias de vida Trans,
supone, sin lugar a dudas, romper el orden de un discurso que nos ha mantenido en silencio,
cada uno de los personajes (que son yo mismx, mis hermanas, mi madre) son la fuerza
pulsional que me habita y que más allá de buscar un identidad fija, pretende diluirse a través
de los gestos, las voces, los recuerdos de una ficción escrita desde la realidad. En un aparte
de su texto, Garavito hace referencia al prefijo “Trans” denominándolo como de
“forzamiento” puesto que trae consigo la fuerza de dejar de ser lo que se es, pasando por un
estado donde la primera identidad ya no se reconoce. Todas las personas Trans cedimos en
algún momento a dicha fuerza y dejamos de “ser” algo que siempre supimos no éramos, para
este caso, se trata de la renuncia a la masculinidad y como se ha mencionado antes, lo que
esa renuncia supone para un cuerpos que son marcados socialmente como tal.

Escribo desde una multiplicidad de voces que permiten un devenir creativo para poner en
escena eso que hace parte del mundo que me rodea. ¿Qué es entonces una “Dramaturgia
Travesti”? con el perdón de Garavito y su juicioso trabajo filosófico, este ejercicio es un
trans-curso, el intento de una marica no binaria, indefinida y Travesti de escribir drama,
porque en ultimas el teatro es también un espacio para la denuncia, para el cambio y teniendo

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en cuenta que normalmente la vida de las personas Trans pocas veces es motivo de
inspiración para escribir grandes obras, aquí tienen a esta humilde marica haciendo al menos
el intento.

CAPITULO II: DOS ESPÍRITUS ENFRENTADOS

El régimen heterosexual

Durante los últimos años, se ha ido extendiendo a lo largo del mundo entero una terrible
corriente, que al más puro estilo de las ideas comunistas de finales del siglo XX, produce
horror y pesadillas a un gran parte de la sociedad, dicha corriente supone para muchos la
destrucción de la “cultura” tal y como la conocemos, para ser remplazada por una especie de
dictadura de la perversión y la sexualidad desenfrenadas, un mundo inmundo en el que la
moral y las buenas costumbres pasaran a la historia dando inicio al apocalipsis y a la
destrucción de la raza humana: “la ideología de género” se ha convertido hasta en el chivo
expiatorio de campañas o iniciativas políticas que prometen proteger a los ciudadanos de tan
terrible mal (E sguerra Muelle, 2007).

Hablar del concepto de ideología, supone un exhaustivo recorrido teórico por las ciencias
sociales que, sin duda excede el objetivo de este trabajo, sin embargo es bastante interesante
detenerse a observar como la creciente lucha del movimiento feminista es víctima de un
constante señalamiento; de forma despectiva se le acusa de querer imponer un sistema de
creencias y formas de ver el mundo que ponen en riesgo la integridad de la sociedad, a través
de una “ideología de género” que cada día, con más fuerza busca posicionar su agenda
política. Sin embargo (y esto será explicado más adelante con detenimiento) podría decirse
que quizá, la verdadera ideología es la que a todas las personas del mundo nos es impuesta
desde que nacemos, esa que viene en forma de cuentos de hadas, de películas románticas, del
rosa para las niñas y el azul para los niños: Abrir los ojos al mundo conlleva descubrirse
rodeadx de una “ideología de género” binaria y heterosexual, que a donde quiera que se mire
es la norma establecida, el único camino para ser y existir (De Lauretis, 1989).

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En su texto “El pensamiento heterosexual” la escritora y teórica feminista francesa Monique
Wittig, escribe que los discursos opresores de las disidencias del género y la sexualidad dan
por sentado que lo que funda la sociedad, cualquier sociedad, es la heterosexualidad (Wittig,
1992) en ese sentido, no existe la posibilidad de expresar otras “orientaciones” de la
sexualidad, el marco de la heterosexualidad obligatoria (Rich, 1994) inmediatamente las
neutraliza, convirtiéndolas en una especia de abyección que está más allá de sus límites, que
no habla en sus términos y que no merece ser escuchada. Ahora bien, es fundamental tener
en cuenta que dicha exclusión además de ser aceptada por el grueso de la sociedad se soporta
en todo un aparato cultural que valida el discurso normativo de la heterosexualidad, a través
de un complejo sistema que incluye a los medios de comunicación, la cultura popular y la
vida cotidiana en general.

…Y por mucho que se haya admitido en estos últimos años que no hay
naturaleza, que todo es cultura, sigue habiendo en el seno de esta cultura un
núcleo de naturaleza que resiste al examen, una relación excluida de lo social
en el análisis y que reviste un carácter de ineluctabilidad en la cultura como
en la naturaleza: es la relación heterosexual. Yo la llamaría la relación
obligatoria social entre el «hombre» y la «mujer». (Wittig, 1992: p. 51)

Este pensamiento que produce la diferencia de los sexos como un dogma filosófico y político
ordena todas las relaciones humanas en general e impone a la heterosexualidad como único
camino para vivir en sociedad, en palabras de Wittig “tú serás heterosexual o no serás”.
Entonces la vida para unx ser que demuestra no cumplir a cabalidad con dicho mandato,
puede convertirse en un verdadero infierno, puesto que la norma, en una especie de acto
constante de omnipresencia se encargará, en cada esquina, de hacerle saber que su desviación
es una afrenta inaceptable y que bajo ningún motivo será permitida.

Me pido ser Sailor Moon

No lo recuerdo muy bien, tal vez tenía siete u ocho años, el caso es que, por esos días, la
serie de ánime japonés “Sailor Moon” estaba muy de moda y yo desde luego no me perdía
ningún capítulo; alucinaba, con Serena y sus transformaciones, se me hacía un nudo en el
estómago, cada vez que un capítulo llegaba a esa parte. Un día, en el colegio decidimos

36
jugar a la serie, cada uno de mis compañeritos comenzó a pensar en cuál sería su personaje
y yo en un acto de pura inocencia infantil y antes de que alguien se me adelantara dije: Me
pido se Sailor Moon, al principio a pesar de algunas risas, mis compañerxs accedieron, sin
embargo, con el pasar de los días, empezaron a jugar sin mí y terminaron por darle el lugar
de Sailor Moon a una de las niñas del grupo.

Un día, decidí preguntarles el porqué de esa actitud y uno de ellos, entre risas me respondió:
Es que usted es muy travesti, le gusta hacer de mujer, pero usted es un hombre. Para ese
momento no tenía muy claro lo que significaba la palabra travesti, sin embargo, alguna vaga
idea tenía, así que al escucharla me quedé frío, no sabía qué decir, porque de alguna manera
sentía que él tenía razón, yo era un niño y tontamente me había pedido el papel de una mujer,
lo más lógico era que me trataran de aquella manera. A partir de ese momento fui “Carlota”
la travesti del salón y no importaba lo que yo hiciera para tratar de olvidar, el asunto siempre
estaba ahí presente, como una marca, entonces a la fuerza, lo comprendí, era diferente y
además de eso, me había atrevido a mostrar abiertamente esa diferencia y el precio que tenía
que pagar por ello era el rechazo, la humillación. Lo peor era la culpa, todas las tardes,
llegaba a casa y me preguntaba ¿tonto, en que estaba pensando cuando dije eso, si yo soy
un niño? Por esos días ya había aprendido la lección, ahora callaba y prefería sentarme en
el prado con mi lonchera, no hacer ruido y olvidarme por completo de la posibilidad de ser
Sailor Moon.

¿Qué quiere decir la culpa cuando esta aparece por sentirse diferente, excluidx con violencia
del régimen heterosexual? En términos de Bourdieu esta sensación estaría innegablemente
relacionada con una fuerza simbólica ejercida directamente sobre los cuerpos y que más allá
de necesitar la coacción física, opera apoyándose en unas disposiciones registradas en lo más
profundo de los mismos (Bourdieu, 1998). La heterosexualidad conlleva una serie de
disposiciones inculcadas y asimiladas de manera casi que inconsciente, ello trae como
consecuencia; primero el señalamiento infame de todx aquellxs que se atreva a cuestionarla
y segundo la aceptación de la marca, es decir, la exclusión es asumida como el “castigo
merecido” por saltarse el mandato de lo “normal”

Los actos de conocimiento y reconocimiento prácticos de la frontera mágica


entre los dominadores y los dominados que la magia del poder simbólico

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desencadena, y gracias a las cuales los dominados contribuyen, unas veces sin
saberlo y otras a pesar suyo, a su propia dominación al aceptar tácitamente los
límites impuestos, adoptan a menudo la forma de emociones corporales -
vergüenza, humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad o de pasiones y de
sentimientos amor, admiración, respeto; emociones a veces aún más dolorosas
cuando se traducen en unas manifestaciones visibles, como el rubor, la
confusión verbal, la torpeza, el temblor, la ira, o la rabia impotente, maneras
todas ellas de someterse aunque sea a pesar de uno mismo y como de mala
gana , a la opinión dominante…..(Bourdieu, 1998: p.55)

La violencia simbólica enseña a callar, a tragar entero, normaliza la exclusión y minimiza


sus efectos, por ello cuando una mujer es asaltada y violada en una esquina, el dedo acusatorio
no recae sobre el criminal, sino que lo hace con todas sus fuerzas sobre ella, atribuyendo el
hecho a su forma de vestir, a su inconciencia por andar en la calle a altas horas de la noche,
al normalizado (en gran parte a través del discurso heterosexual) voraz apetitito sexual de los
hombres, entre otros argumentos absurdos que terminan por justificar el hecho, sucede lo
mismo cuando una Trans es golpeada o se le impide el ejercicio de algún derecho
fundamental, casi que la reacción general es “eso le pasa, por travesti”. El mecanismo de la
violencia simbólica funciona a un nivel tal de perfección, que para la sociedad en general,
todo aquel cuerpo que se escapa de la norma o que da muestras de querer cuestionarla, casi
que pierde su condición de humanidad y merece el exilio, por su parte el cuerpo señalado,
acepta su condena y se retira a morir con la cabeza gacha.

Cuando una muer Trans inicia su tránsito, se da por sentada su orientación sexual, es decir
que su deseo deberá estar dirigido a los hombres, es más, en las instituciones médicas que a
menudo patologizan la transexualidad, los procesos de transición adquieren mayor validez
en la medida en que esta norma se cumpla, si el deseo sexual de una persona trans no es el
“correcto” es decir, el “heterosexual”, algunas veces, procesos médicos como el de
reemplazo hormonal o el acceso a intervenciones quirúrgicas se ven obstaculizados, puesto
que no se valida la identidad de género de la persona consultante. A lo largo de su obra,
Judith Butler habla ampliamente de lo que ella denomina “matriz de inteligibilidad”, dicha
matriz, claramente heterosexual, determina que un ser humanx corresponde siempre a un

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género, el cual es asignado en virtud de un sexo y dicha asignación se hace a partir de unas
características físicas identificables a simple vista: los genitales. De este modo, se produce
una suerte de engranaje que establece una continuidad “lógica” entre sexo, género, deseo y
práctica sexual, lo que otorga inteligibilidad a los cuerpos que cumplen a pies juntillas dicha
matriz. En ese sentido, la norma heterosexual define tanto la coherencia como la
incoherencia, lo aceptado y lo inaceptable. Aquellxs cuerpos cuyo género no concuerda con
su genitalidad, aquellxs cuerpos cuyas prácticas y deseos sexuales no se corresponden al
mandato de la heterosexualidad obligatoria, también esos cuerpos que se escapan de la
definición clara de su genitalidad caen por fuera de la matriz de inteligibilidad, siendo
rechazados, excluidos y patologizados.

La heterosexualidad (como quieren muchos señores que se pasan de listos, la entendamos)


no es una simple orientación sexual, es un régimen político sostenido por medio de un
discurso hegemónico que legitima una relación de dominación, inscribiéndola en una
supuesta naturaleza biológica que es en sí misma una construcción social naturalizada
(Bourdieu, 1998: p.37).

Resulta interesante observar cómo, con el pasar del tiempo dicha naturalización empieza a
mostrar claros signos de resquebrajamiento, y esto no quiere decir que estemos asistiendo ya
a su inminente destrucción. Lo que sí se puede afirmar, sin temor a equivocarse, es que “nadie
nace heterosexual”, esto ha sido así desde siempre, la historia antigua de todas las sociedades
del mundo nos lo recuerdan (Esguerra, 2006). Que la sociedad moderna occidental se haya
encargado de instaurar un régimen en el que la heterosexualidad representa uno de los pilares
principales para garantizar su modelo de producción económico, basado en la dominación y
explotación a nivel mundial, ha sido sin lugar a duda una lamentable desgracia para toda la
humanidad, sin embargo, es una clara muestra de que nada está escrito, el feminismo y la
libertad sexual son cada día más fuertes y ante tanta violencia solo nos queda una opción,
pelear. ¡Mariquitas del mundo, unámonos y llevemos a cabo la primer Internacional travesti!

“Yo soy algo que se escapa del binarismo de género, me gusta la disidencia sexual y
ese es el mensaje que quiero provocar, para que te des cuenta de las normas, las
estructuras y programaciones que te hacen pensar”

HIJA DE PERRA, 2013

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El orden de género

Qué es el género sino una matriz de opresión, un constructo social y cultural que supone para
los cuerpos la dominación de unos sobre otrxs, dicha dominación es socialmente aceptada y
se justifica a partir de un discurso “científico” biologicista que se basa en las diferencias
físicamente identificables en los cuerpos humanxs. Pareciera que en el mundo únicamente
existieran penes y vaginas, lo demás es carne que les cuelga y eso no importa, lo único
fundamental es que cada unx de esos penes y vaginas se aprendan de memoria su papel en la
sociedad y sepan representarlo a la perfección.

Una bicicleta rosada


Para mi familia, el hecho de que yo fuera unx niñx raritx se comenzó a hacer evidente muy
pronto, lo primero que recuerdo al respecto fue cuando, para una navidad, pedí una
bicicleta, mi papá (que siempre ha sido muy aficionado al ciclismo) mandó a hacer una por
encargo, sin embargo corrió con tan mala suerte que el fabricante le aviso a pocos días del
24 de diciembre, que no alcanzaría a tenerla lista para navidad, Mi papá, muy preocupado,
y con la intención de evitarme una desilusión que me dejara desconsoldx, acordó con el
señor el préstamo de una de las bicicletas que tenía en exhibición, de tal manera que mi papá
pudiera envolverla y el ritual de medianoche destapando los regalos, pudiera hacerse con
tranquilidad.

La elegida, (por su similitud en tamaño, con la que mi papá había mandado a hacer) era una
de “niña” de color rosado con llantas lila, lo que mi papá planeaba era que, una vez yo
abriera la bici, se me explicaría lo ocurrido, asegurándome que la que habían mandado
hacer para mí estaría lista en un par de días. Mi mamá (mucho más práctica para estas
cosas) consideraba que todo ello era innecesario, para ella era cuestión de sentarme y
explicarme con claridad las cosas y ya, sin embargo mi papá, queriendo evitarme según él,
la tristeza de no tener nada que abrir, decidió llevar a cabo su plan.

Se llegaron las doce de la noche y yo, llenx de emoción, busqué por todas partes mi anhelada
bicicleta, entonces la vi, en una esquina de la sala de la casa de mis abuelos, toda envuelta
en un papel azul plateado y con un moño blanco, me abalancé sobre ella y empecé a tirar
del papel, entonces la descubrí, no podría creerlo, mis papas me estaban regalando un bici
fucsia con lila, creo que mi la expresión de mi rostro lo dijo todo, corrí hacia mi papa y le
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di un abrazo mientras no paraba de decirle gracias, gracias, todo era absoluta felicidad
hasta que mi abuela dijo: Pero esa no es la bicicleta, la suya es otra que le van a atraer en
unos días. Al escucharla yo no entendía nada: ¿Cómo así, entonces si esa no es mi bicicleta,
para qué la trajeron? ¿Cómo que no era para mi si esa me encantaba? pensé

Al notar la confusión mi mamá dijo, Carlitos, nosotros con tu papá, te mandamos a hacer
una bicicleta de color azul con verde, lo que pasa es que para hoy no la tenían lista y nos
prestaron esta para que tuvieras un regalo qué abrir. Entonces ¿esta no es mi bicicleta. No,
respondió mi abuela. Entonces me puse a llorar, al principio, mi papá, pesando que mi llanto
se debía a que tal vez no entendía lo que pasaba, se acercó para decirme que no me
preocupara, que la bicicleta para mí la estaban terminando de hacer, y que pronto llegaría,
que me iba a encantar, entonces, entre lágrimas le dije: Es que yo no quiero otra, yo quiero
esta, me gusta mucho. Mi papá, un poco sorprendido, respondió: pero ¿te gustan esos
colores? Yo, refregándome los ojos solo pude asentir y decirle, no te la lleves por favor,
quiero quedarme con ella.

Hace un par de años le pregunté a mi papá, qué hizo después, me contó que nada, unos días
después fue a donde el fabricante de bicicletas y le explicó la situación. Cómo el modelo que
mi papá había mandado hacer era un poco más costos, el señor le devolvió la diferencia, y
antes de que él se fuera le dijo a mi papá: debería traer al niño para que vea está, tal vez al
escuchar que le iban a quitar la bicicleta se asustó y prefirió quedarse con la que tenía en
cambio de nada, seguro que apenas vea esta, se enamora- y mi papá le respondió: No lo
creo, seguro, va a seguir prefiriendo la rosada. Tuve esa bicicleta hasta que crecí tanto que
se me quedó pequeña; y a pesar de que muchas veces se rieron de mí, la amaba, justamente
por su colores y porque era veloz y con ella siempre ganaba todas las carreras.

“El rosado es para las niñas y el azul para los niños”, en principio, esta frase, que a simple
vista resulta tan básica e insignificante, es la representación primaria de todo un sistema
binario de género que clasifica los cuerpos desde mucho antes de nacer; las ecografías que
hoy en día revelan el sexo de unx bebé aun estando en gestación, son quizá el primer gran
suceso que reúne a los padres y a la familia en general, según la imagen revelada, se toman
las decisiones sobre los colores de la ropa, los juguetes, el nombre y hasta se juega a pensar

41
en una futura profesión, todo, por supuesto en una concordancia perfecta con ese minúsculo
hallazgo de lo que traerá lx bebé entre las piernas.

Hablemos se sistema sexo/género7: en principio dicho sistema es el conjunto de


disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la
actividad humana (Rubin, 1986: p.97) en ese sentido el género es netamente una producción
cultural normativa que busca, dar orden a la sociedad, orden que en una gran cantidad de
sociedades y en particular en occidente trae implícita la dominación masculina ¿Qué somos
entonces lxs cuerpos Trans para este sistema? Simple, somos basura, nuestra existencia no
solamente supone una afrenta a la heterosexualidad obligatoria y el cisgenerismo prescriptivo
(Esguerra Muelle, 2015) sino que pone de cabeza el sistema sexo/género que ha regido a las
sociedades humanas durante siglos, somos dinamita pura y eso les aterra.

Sin embargo el anterior análisis resulta ser bastante somero en cuanto a lo que es el género y
sus implicaciones en la materialidad de los cuerpos, entendido como una norma absoluta, el
género pareciera no dejar espacio posible para las contradicciones, es decir, para todas
aquellas existencias que no cumplen con el mandato general; refiriéndose a este asunto,
(Butler, 2004) menciona que es el género en sí mismo el que abre la posibilidad para la
ruptura, es más necesita de ella para poder reafirmarse y en ese ejercicio de reafirmación
constante se socaba a sí mismo, demostrando que es posible que exista más allá del binario,
dimórfico, masculino/femenino naturalizado.

El género es el mecanismo a través del cual se producen y se naturalizan las


nociones de lo masculino y lo femenino, pero el género bien podría ser el
aparato a través del cual dichos términos se deconstruyen y se desnaturalizan.
De hecho, puede ser que el mismo aparato que trata de instaurar la norma
funcione también para socavar esa misma instauración, que ésta sea, por así
decirlo, incompleta por definición. (Butler, 2004: p.70)

Justamente es en ese ejercicio de reafirmación, que aparece lo Trans como eso “otro”, aquello
que está más allá del binario y que con su existencia no solo supone la extensión de sus
7
En su texto “El tráfico de mujeres, notas sobre la “economía política del sexo” la antropóloga estadounidense
Gale Rubin elige el concepto de “sexo/genero para distanciarse de una definición mucho más conocida dentro
del movimiento feminista y sus bases teóricas: la de patriarcado, concepto que supone para ella en términos
antropológicos una forma de organización social de algunas culturas en la historia de la humanidad pero que
no da cuenta de la complejidad de sistemas de género en todas las sociedades ni momentos históricos de esas
sociedades.
42
límites sino que a modo de “daño colateral” le muestra las implicaciones de su estricta
normatividad. En la medida en que los cuerpos se esfuerzan por reproducir a cabalidad las
normas del género, éstas son invocadas y citadas por prácticas corporales que también poseen
la capacidad de alterar las normas en el transcurso de su citación (Butler, 1986) Como vemos,
muy a pesar suyo el género termina por comprender un espectro muy amplio y si este es
capaz de señalar lo Trans como aquello que no debe ser, lo Trans tiene también el poder de
señalar el mandato y ponerle un nombre, uno que le permita a los cuerpos “normalizados”,
reconocer su regulación y enunciarse como tal.

Así es, como a inicios de los noventa el término cisgénero hace su aparición, según
Wikipedia, es un neologismo propio de los estudios de género que es utilizado para referirse
a las personas que sienten concordancia entre su identidad de género y su “biología” sexual,
es decir sus genitales, en otras palabras, el lado opuesto de las identidades Trans; la llegada
de este término es importante especialmente porque sirve para darle un nombre a lo que se
ha entendido como “normal” y en ese sentido despojarlo de su carácter dominante implícito.
La noción de cisgénero al ser opuesta a lo que se supone es lo inaceptable, lo ininteligible
posibilita en cierto modo una reivindicación de la diferencia en un contexto donde la “ley”
es la norma impuesta por el binario de género y la heterosexualidad obligatoria,
inmediatamente lo trans deja de ser “lo otro”, en la medida que lo “normal” (ser cis) se
entiende como una categoría más y no como lo dado por naturaleza. Sin embargo, hablar de
lo cis, supone sin duda remitirse a la norma y a pesar de que el objetivo del término es lograr
desactivar la acción del dedo acusatorio que señala “lo otro” como desviado e inaceptable,
desde un lugar de supuesta “legitimidad” incuestionable, terminó por convertirse en una
palaba más dentro del amplio diccionario de los estudios de género (vale la pena mencionar
que a la fecha, la RAE no lo reconoce como una palabra de la lengua española) A lo largo de
mi experiencia de vida Trans, he tenido bastantes desencuentros con el término y en esto
quiero detenerme un poco, porque si bien reconozco su importancia, creo que a veces su uso,
a la hora de señalar a los cuerpos que en este sistema sexo/género gozan de privilegios,
desdibuja y pasa por alto las condiciones de dominación que dicho sistema reproduce, es
decir, si bien ser una persona cisgénero supone un amplio espectro de facilidades,
reconocimiento y aceptación de los que una persona Trans no goza, dicho privilegio no actúa
de la misma manera para hombres y mujeres cis y aquí volvemos nuevamente al sistema

43
sexo/género y su forma de funcionar, ser una mujer Trans o cis en un régimen que se ha
construido sobre la dominación de las mujeres y de los cuerpos feminizados en general, no
puede ser nunca un privilegio y si bien, partimos de reconocer que no hay una sola forma de
ser mujer y que en ese sentido la violencia es percibida de distintas formas, no podemos
olvidar que la opresión nos toca a todxs y especialmente con una fuerza devastadora a las
mujeres, ya sean cis o trans.

En ese sentido a veces considero que el término puede llegar a ser odioso, puesto que
imposibilita el diálogo y termina por justificar una especie de competencia por “cuál es el
cuerpo más violentado” como si la opresión fuera un juego, como si lo importante no fuera
sentarnos, reconocer dónde y cómo nos duele, para luego lamernos juntxs las heridas,
descubrir los puntos en común y luchar por la destrucción de este régimen que día a día nos
cuesta la vida.

El sueño que me parece más atractivo es el de una sociedad andrógina y sin


género (aunque no sin sexo), en que la anatomía sexual no tenga ninguna
importancia, para lo que uno es, lo que hace y con quien hace el amor (Rubin,
1986: p.135)

Devenir Trans no binarix

Hay algo irresistible en ser hombre y mujer a la vez, en el tener acceso a


ambos mundos. En contra de algunos dogmas psiquiátricos, los mitad y mitad
no sufren una confusión de identidad sexual, o una confusión de género. Lo
que sufrimos es una absoluta dualidad despótica que dice que sólo somos
capaces de ser uno u otro. Se afirma que la naturaleza humana es limitada y
que no puede evolucionar hacia algo mejor. Pero yo, como otras personas
queer, soy dos en un único cuerpo, tanto hombre como mujer. Soy la
encarnación de los hieros gamos: la unión de contrarios en un mismo ser
(Anzaldua, 1987)
En la cultura amerindia del norte de América, durante siglos y a pesar de la cruenta empresa
de la colonización han existido las personas “dos espíritus” un existencia que implica para la
noción binaria del género una verdadera afrenta. Estxs individuxs, independientemente de su
genitalidad cuentan con personalidades y características que toman por igual elementos de
ambos roles de género, las personas consideradas “dos Espíritus” ocupan un lugar singular

44
en la cultura de los nativos americanos, equilibrando el espíritu masculino y el femenino
(Esguerra, 2002, 2006a) (Gutiérrez, 2017) Dichas personas suelen ser o bien hombres que
mezclan atuendos y comportamientos considerados femeninos con otros masculinos o
mujeres que actúan de la misma forma. Según las descripciones que han sido dadas por la
antropología estadounidense, la comunidad reconocía la condición de estas personas con
desde que tenían edades muy cortas, amparándolxs, y dándoles roles de gran importancia
ritual como el de chamanx, brujx o sacerdotisx, puesto que ser “dos espíritus” era un signo
inequívoco de poseer una sensibilidad especial. Podría decirse que las identidades de género
y opciones sexuales que hoy, bajo la mirada de la sociedad occidental se entienden como “no
normativas” para las sociedades originarias de Norteamérica suponían un alto estatus
simbólico dentro de esas sociedades y también el goce de poderes sobrenaturales como la
profecía o la sanación.

A pesar de que este tipo de comunidades se ha encontrado en más de un


centenar de tribus amerindias, cada una los denominaba con su propia lengua
y no ha sido hasta fechas recientes cuando el término Dos Espíritus se ha
puesto en boga. Durante años, y de modo despectivo, se utilizó para definirlos
el vocablo "berdache", procedente del francés y que significa "chico
mantenido o afeminado", impuesto por los colonos que encontraban esta
nueva realidad en los pueblos nativos (Gutiérrez, 2017: p.380)

Que en el norte de América se les diera un nombre y fueran muy reconocidos, no significa
que personas con dichas características no existieran en el resto del continente, más al sur, en
el actual México, existen hoy todavía las muxes, quienes gozan de gran reconocimiento y
respeto en la cultura indígena Zaopoteca. Finalmente en Suramérica, son ampliamente
conocidos los relatos de los cronistas de Indias, en los cuales se menciona la presencia de
personas de “género invertido” que en muchos lugares rituales poseian roles de poder,
gozando del respeto y la admiración de toda su comunidad (Esguerra Muelle, 2002, 2006a).

Hablar hoy en día de lo “no binario” en la comunidad Trans, trae consigo una amplia
confusión, además de resistencia; para la gran mayoría de las personas que deciden llevar a
cabo un procesos de transito binario, lxs cuerpos que eligen expresar una identidad de género
fluida o que no desea ser encasillada en ninguno de los dos “opuestos” representan en cierta

45
forma un obstáculo para la consolidación de un discurso de lo Trans, esto porque para algunxs
de los hombres y las mujeres Trans “binarixs”, la guerra han tenido que librarla a costa de la
transformación de sus cuerpos por medio de un sinfín de procesos médicos (patologización,
terapias de reemplazo hormonal, procedimientos quirúrgicos) encaminados a lograr el
reconocimiento y la validación social, en ese sentido que existan personas, cuyo discurso se
centra en el “ni aquí ni allá” implica para ellxs en cierto modo, la no validación de sus
experiencias.

“A mí, ser femenina y tener este par de tetas me costó sangre y lágrimas, como
para que las maricas jóvenes vengan ahora a decirme que no se sienten ni
hombre ni mujer ¡ridículas! Eso, si es pura payasada”

Palabras casi que textuales de una amiga trans que me escuchó hablar de mi
identidad no binaria.

Hay muchas formas de ser trans y cada quien escoge la que mejor considere, sin embargo es
importante no olvidar jamás que las experiencias de vida transfemeninas están marcadas por
el rechazo y la violencia, y en ese sentido sus cuerpos son los que se llevan siempre la peor
parte, las mujeres Trans alrededor del mundo viven existencias precarias y sus vidas siempre
están en riesgo, y reconocerlo es el primer paso para poder afirmar una identidad Trans no
binaria puesto que esta (según como se exprese, desde luego) va a suponer siempre un nivel
de privilegio por sobre las “binarias” y con esto no quiero decir que para nosotrxs sea fácil,
de ninguna manera, es solo que obviar lo anterior sería no reconocer como actúa la opresión
del sistema sexo/género sobre los cuerpos humanos.

Descubrir mi identidad de género no binaria, trajo a mi vida no solo una entera comprensión
de mi mismx y de toda mi existencia, sino que posibilitó entender mi cuerpo como una
potente arma de transformación, porque al no decidir iniciar un transición en el género, hago
un constante ejercicio de resistencia desde una corporalidad “socialmente masculinizada” la
cual, se expresa desde su ser “femenino”, viviéndolo sin ningún tipo de vergüenza (ver
Esguerra Muelle, 2003) la utopía es poder llegar a ser un día un cuerpo ininteligible, de esos
que confunden, que no se sabe qué son, ahí creo yo, se encuentra una de las más potentes
fugas para lograr derrumbar el actual sistema sexo/género binario y heterosexual.

46
Cuando hablamos de las identidades trans es importante hacerlo en plural y
sin dar por hecho que todas las vivencias van a seguir el mismo patrón o van
a responder de igual modo a las expectativas generadas en torno al género. El
término trans es un concepto polisémico que abarca un gran espectro de
identidades, expresiones, opresiones y privilegios sociales. (García, 2017:
p.48)

Dos espíritus que divagan


Sábado 11 de junio, 2016

Hay algo en el ejercicio de maquillarme, de jugar con mi rostro que me genera una emoción
indescriptible, paradx frente al espejo jugando con sus contornos y formas, me siento
infinitamente plenx, hay días en que lo hago con el único fin de olvidarme de todo lo que me
rodea y me asfixia, para alcanzar una sensación de tranquilidad y descanso, hay otros en
que lo hago movidx por una necesidad incontrolable, casi como si se tratara del hambre o
la sed. En cualquier caso el ejercicio de maquillarme me intriga desde que era unx niñx,
recuerdo con claridad las incontables veces que me senté en el inodoro a acompañar a mi
madre mientras se maquillaba frente al gran espejo del baño de mi casa, la miraba
obnubiladx, mientras un gran deseo de poder hacer lo mismo se apoderaba de mí con fuerza.

3:45 PM

¡Mi trabajo es una mierda! lo detesto, hay tanto en él que me genera contradicciones, llevo
meses sumergidx en una absoluta desazón porque dejo mi espíritu en un lugar que no me
permite ser quien verdaderamente soy, una cárcel que poca a poca va desgastando mi cuerpo
y mi energía, hoy por ejemplo, tuve que traer una gran cantidad de exámenes para calificar,
porque allá (en el colegio) no hay tiempo siquiera para eso, sin embargo, después de
pensarlo mucho, he decidido, no voy a calificar, mañana buscaré un espacio en cualquier
hora, esta tarde voy a maquillarme un rato.

Tengo una pequeña lata de color morado, que hace un tiempo estaba llena de todo tipo de
maquillaje, pintura facial, bases, polvos, sombras, delineadores, labiales, pequeñas cositas
que fui recogiendo a lo largo de mi trayectoria en grupos de teatro, sin embargo hoy,
justamente hoy, cuando me vendría muy bien una sesión de maquillaje catártica, casi que a
manera de exorcismo, me doy cuenta que en la latica solo es un remedo de lo que alguna vez
47
fue, en su interior solo quedan algunos delineadores (ya tan pequeños que no siquiera puedo
agarrarlos bien) una paleta de sombras oscuras, un labial rosa, rímel, mucho rímel y pintura
para la cara color blanco. Una sensación frustrante se apodera de mí: ¿cómo es que me voy
a maquillar sino tengo con qué? Vuelvo a meter todo en la lata, la tapo y la devuelvo a si
sitio, al parecer no me queda más remedio que ponerme a calificar.

4:30PM

No me interesa, voy a hacerlo, algo se me ocurrirá con ese poquito de material que me queda.
Me llena de ira saberme aquí sentadx desperdiciando mi tarde en una tarea tan mecánica
como calificar exámenes, no hay duda de que tengo que volver a tomar la lata y hacer algo
con su contenido.

Frente al espejo me encuentro con mi rostro, tengo unas terribles ojeras que a mi parecer
me hacen lucir mucho mayor de lo que soy, me veo cansadx, triste.

Hay que tapar todo esto, pienso

En vista de que la pintura blanca es lo único que tengo para hacer una base en mi rostro, la
tomo y trato de esparcirla uniformemente, al principio parece no funcionar, sin embargo
poco a poco (a punta de pequeños golpeteos con una brochita gruesa) el blanco empieza a
cubrir mi cansancio y mi tristeza, al terminar, no puedo dejar de sentirme como una
cortesana de Luis XV toda blanca y empolvada. Me gusta lo que veo, así que continúo con
los ojos. Para los ojos siempre escojo negro, me encantan los párpados color azabache
esfumado de los maquillajes góticos y dramáticos, así que empiezo, tomo con cuidado el
pequeño delineador, primero la línea de agua (siempre que paso el delineador por aquí, me
es imposible no recordar la incontenible sensación de cosquilleo que sentía en mis ojos las
primeras veces que lo hice)

Luego la línea de las pestañas superiores y un poquito sobre el párpado para darle más
profundidad. Con mucho cuidado para no arruinar la base blanca, extiendo la línea del
parpado, casi hasta la cola de mi ceja, me encanta la expresión felina que da este efecto en
los ojos, finalmente difumino un poco con una brochita pequeña, continuó con mi parte
favorita: las sombras; Tomo la brocha, la lleno de sombra, soplo un poco para quitar el
exceso y comienzo, para darle a los párpados ese efecto esfumado que me gusta deslizo la

48
brocha con fuerza en todo el párpado móvil y luego doy golpecitos casi llegan hasta la ceja,
en este paso soy muy cuidadosa, no quiero que ningún rastro de sombra me caiga en la cara,
de ser así arruinaría el maquillaje por completo. Para terminar con los ojos, aplico mucho,
mucho rímel y ya está……….

5:00 PM

Al verme en el espejo, descubro que me voy convirtiendo en algo que ni hombre ni mujer,
unx brujx que habita dentro de mí, unx brujx inconforme, rebelde y muy poderosx, así que
decido darles a mis cejas un papel muy importante; Con el delineador, las retiño con mucha
fuerza y las extiendo casi hasta mis cienes, difumino un poco para engrosarlas y por fin la
voy viendo, con mayor claridad, ahí está la bruja, tomando el lugar del pobre y cansado
reflejo de hace unos minutos.

Los labios siempre van al final, sin embargo en mi caso es así porque nuca he aprendido a
maquillarlos, así que trato de hacerlo rápido, porque si me detengo a pensarlo posiblemente
no termine nunca.

A ese marica rarx que ahora soy no le gustan las líneas delicadas, así que decide delinearse
la boca con un lápiz negro, la línea es bien gruesa y el rostro en el espejo sonríe, para el
color, elije el rosado, porque es lo único que hay, y también porque le gusta…labios rosa
para mancharle el cogote al patriarcado……

Estoy listx, me encuentro frente al espejo, y sin embargo, me siento algo extrañx, ¿será que
me pongo una peluca? no, la marica esta se está quedando calva y lo asume, así que después
de unos minutos meditándolo, echa mano de su “sangre” afrodescendiente…Porque la
marica no es blanca, puede que su maquillaje lo sea, pero ella no, blancos los colonizadores,
la iglesia, el binario de género y el racismo…Y se hace un bello turbante con una tela
manchada como un jaguar, y ahora sí se siente ellx, tan brujx como mujer, ellx, lx que vive
escondidx sale a la luz para renovar energías, para rescatar el cuerpo, ellx siempre dispuesta
a renacer, a volverse potencia salvadora, ellx que como nadie sabe todo lo que un cuerpo
puede

49
La guerra por la identidad8

Los reinos animal y vegetal están llenos de especies y colores que desbordan la imaginación,
existen infinitas formas de vida con tamaños, sistemas, roles, parece que no hubiera límites,
la biodiversidad es una maravilla tal de la naturaleza que aún hoy, después de miles de años
de habitar este planeta, la raza humana sigue descubriendo con asombro plantas y animales
que nunca había visto. Sin embargo, este panorama tan variado parece no tener ninguna
importancia cuando lxs seres humanxs deciden vivir en sociedad, no hay nada más gris que
sus existencias, abocadas sin remedio a la rutina de la explotación capitalista y no hay nada
más oscuro que sus ansias de acumulación y de poder que no tienen límite, viven vidas
miserables, hombres que tiene que ser hombres demostrándolo por medio de la violencia y
la dominación, mujeres que tiene que ser mujeres, pariendo, cuidando, llorando, soportando
y una “diversidad” sexual que lucha ciegamente por ser incluida en semejante cultura nefasta
de lo “normal” (Fausto-Sterling, 2006)

Últimamente el género ha empezado a dejar de ser visto como un sistema de opresión (con
esto no quiero decir que no lo sea) y se ha convertido más en una especie de “espectro” que
poco a poco y a la fuerza se hace más amplio, es decir, al igual que en el mundo natural la
increíble “diversidad” de formas de vivir y expresar la identidad de género y la sexualidad,
ha ido adquiriendo, lentamente, cierto nivel de reconocimiento y aprobación, claro, es
importante aclarar que dicho reconocimiento no se aplica para todos los cuerpos que expresan
identidades de género no normativas, hay que tener cierto nivel de privilegios, de clase y de
raza y de género, entre otros, para probar con tranquilidad esos pequeños sorbos de
aceptación. En el caso de las personas Trans, luego de años de batallas perdidas y de intentes
fallidos, varios países han comenzad a expedir leyes de identidad de género, las cuales
permiten que cualquier persona con experiencia de vida Trans tenga acceso no solo a un
acompañamiento médico digno e informado, sino a la posibilidad de hacer los cambios de
nombre y componente de sexo en sus documentos de identidad.

Los principios de Yogyakarta (2007) son los principios internacionales que describen cómo
se aplica la legislación de Derechos Humanos a las cuestiones de orientación sexual e
8
Las ideas expuestas en este aparte hacen parte de mi experiencia al formar parte y acompañar la
implementación del programa piloto de cedulación para personas con experiencia de vida Trans que llevó a
cabo la fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans (GAAT) en las ciudades de Cali y Bogotá durante
el año 2018.
50
identidad de género. El tercer principio sobre el “Derecho al reconocimiento de la
personalidad jurídica” enuncia que:

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad


jurídica. Las personas en toda su diversidad de orientaciones sexuales o identidades de género
disfrutarán de capacidad jurídica en todos los aspectos de la vida. La orientación sexual o
identidad de género que cada persona defina para sí, es esencial para su personalidad y
constituye uno de los aspectos fundamentales de su autodeterminación, su dignidad y su
libertad. Ninguna persona debe ser obligada a someterse a procedimientos médicos,
incluyendo cirugías de reasignación de sexo, esterilizaciones o la terapias de reemplazo
hormonal, como requisito para el reconocimiento legal de su identidad de género. Ninguna
condición, como el matrimonio o la maternidad o paternidad, podrá ser invocada como tal
con el fin de impedir el reconocimiento legal de la identidad de género de una persona.
Ninguna persona será sometida a presiones para ocultar, suprimir o negar su orientación
sexual o identidad de género.”

En el ámbito internacional, es posible identificar los avances que garantizan el


reconocimiento de la identidad de las personas Trans en la jurisprudencia y normas, las cuales
han sido enfocadas en la creación de mecanismos legales y administrativos para permitir la
corrección del componente sexo o género de la identidad de las personas Trans en
documentos legales.

Es importante tener en cuenta que la legislación existente menciona que el reconocimiento


de la identidad de género de las personas Trans no debería basarse en procesos de
reafirmación de la identidad de género (procedimientos quirúrgicos y/o tratamientos
hormonales) puesto que estos son requisitos abusivos del reconocimiento legal de la
identidad, además de que contribuyen a la marginalización y exclusión de las personas Trans
e impiden su acceso a derechos fundamentales como salud, vivienda y educación. Este tipo
de prácticas condicionan y vulneran los derechos de las personas Trans, incluso podrían
implicar una “forma de esterilización forzada o bajo coerción”, al coaccionarlas a intervenir
quirúrgicamente su cuerpo, específicamente su aparato reproductivo y su genitalidad, para
cumplir con la norma que exige la coincidencia entra el sexo “biológico” y la identidad de
género deseada. Por otra parte, la imposición de cirugías de reafirmación como requisito para

51
el reconocimiento de la identidad de género de las personas Trans, desconoce la diversidad
de las experiencias de vida Trans que ponen en cuestión, el sistema binario de sexo/género,
donde las mujeres deben tener vagina para ser mujeres y los hombres tener pene para ser
hombres, y otros requisitos.

La ley en Colombia determina que la cédula de ciudadanía “es el documento con el cual los
colombianos mayores de edad pueden identificarse en todos los actos civiles, políticos,
administrativos y judiciales”. En ese sentido y a lo largo de las últimas décadas, la corte
constitucional ha determinado a partir de varias sentencias, la posibilidad no solo de elegir
libremente el nombre que las personas deseen aparezca en su documento de identidad, sino
que también tienen la posibilidad de cambiarlo máximo dos veces en la vida, dichos trámites
pueden hacerse con facilidad en cualquier notaria del territorio nacional, por medio de una
escritura pública.

Para las personas Trans, la cosa siempre ha sido a otro precio. Si bien en como ya mencioné,
en Colombia es legal el cambio de nombre en la cédula de ciudadanía, no lo era así a la hora
de querer cambiar el componente “sexo”, entonces usted podía ser una Trans muy regia y
llamarse Silvana, sin embargo a la hora de hacer cualquier trámite legal, ser requisada o
detenida por la policía (situación que, muy a menudo deben soportar las personas Trans) una
enorme letra M al respaldo del documento revelaba su verdadera “identidad”, lo que
implicaba discriminación, malos tratos, negación de servicios y en la mayoría de los casos
violencia en todos los niveles.

Si Silvana deseaba iniciar el trámite para solicitar la corrección de esa “insignificante” letra,
se veía en la penosa situación de tener que presentar un certificado de “disforia de género9”
emitido por un profesional en psiquiatría, por otra parte tenían que demostrar haberse hecho
intervenciones quirúrgicas que dieran cuenta de su vivencia como persona Trans y finalmente
como cereza del pastel, hacer una solicitud ante un juez de la república solicitando la
corrección del componente y esperar el fallo que podía llegar a demorarse entre un lapso de
9
Se entiende por “disforia de género” al diagnóstico psiquiátrico que describe una discordancia entre
la identidad de género y el sexo físico o asignado al nacer, con el que las personas afectadas no se identifican
ni sienten como propio, y que les causa un malestar significativo, el término es sin duda una forma de
patologizar a las personas con experiencia de vida Trans, considerando que sufren un trastorno de la
personalidad. Es importante aclarar que desde el año 2015 un constante activismo del movimiento Trans ha
logrado incidir para que en manuales como el de lo OMS, la transexualidad deje de ser considerada un trastorno
para ser tratada como una disconformidad que si bien no supone una enfermedad mental si requiere apoyo y
acompañamiento médico (Mas Grau, 2017)
52
3 a 5 años ,con el riesgo de que el juez fallara en contra de la solicitud, claramente un trámite
de este tipo implicaba una constante exposición ante psicólogos, notarios, registradores y
abogados, la cual además de ser violenta y propiciar el abuso y la discriminación, terminaba
por desgastar a la persona solicitante, quien en algún momento del camino, desistía de la
solicitud o de no ser así, resignarse a esperar por años hasta conocer el fallo, que en la gran
mayoría de casos resultaba ser desfavorable.

Para julio del año 2015, la incidencia política de las organizaciones sociales Trans del país,
dio paso a la creación del Decreto 1227 de 2015: el cual posibilita la corrección del
componente sexo en el Registro Civil de Nacimiento, lo que permite que la persona una vez
haga este trámite, pueda solicitar a la Registraduría la corrección de su componente en el
cédula de ciudadanía. Esta corrección puede hacerse de manera simple, por medio de una
escritura pública cuya solicitud puede ser llevada a cualquier notaría del país y para la cual
se exigen únicamente un par de fotocopias del documento de identidad de la persona
solicitante, de su registro civil y una carta juramentada en donde solicite a un notario realizar
los cambios que desea.

La existencia del decreto 1227 (Que tiene vigente un proceso de demanda por
inconstitucionalidad interpuesto por el ex procurador de la nación Alejandro Ordoñez) es sin
lugar a dudas el mayor logro en términos de derechos para las personas con experiencia de
vida Trans en Colombia; teniendo en cuenta que son muy pocas las naciones del mundo que
permiten este tipo de trámites de manera legal, podríamos decir que estamos en un país
privilegiado, sin embargo, no es así, a las maricas nos siguen matando, tengamos o no una
cédula que corresponda con nuestra identidad de género y dicha identidad es pasada por alto
una vez somos descubiertxs, y esto nos enfrenta nuevamente con la cuestión del sistema
sexo/género binario y es que podemos tener el documento, el cuerpo y la cara, pero siempre
vamos a correr el riesgo de ser desveldxs y entonces la norma nos va patear con todas sus
fuerzas para recordarnos que no podemos escapar de ella.

Cambiando “la documenta”


A finales de octubre del 2018, con el acompañamiento de la fundación GAAT, solicité una
mañana muy soleada, iniciar mi procesos de corrección del componente de “sexo” en mi
documento de identidad ¿Por qué? Porque soy una marica no binaria, y aprovechado que

53
la ley existe, quería que mi cédula lo reflejara, así que allí estaba en la notaria 65, en
Chapinero, muy juicisx llevé una fotocopia de mi cédula, una de mi registro civil y por último
allá me dieron una especie de carta en la que, amparadx por el decreto y haciendo uso de
mi derecho al libre desarrollo de la personalidad, solicitaba iniciar la corrección. El trámite
fue sencillo,una par de huellas por aquí, un par de firmas por allá y finalmente esperar a la
abogada para que me diera la fecha en la que podía ir a firmar mi escritura pública, una
vez me senté frente a ella, muy amablemente me preguntó:

no entiendo, ¿por qué se va a cambiar solamente el sexo y no el nombre?

a lo que le respondí: porque mi nombre me gusta y además soy una persona Trans no binaria

¿Cómo así? preguntó

Sí, no soy ni femenino ni masculino, por eso quiero dejarme mi nombre y solo corregir mi
sexo

Ah, bueno… puede venir a recoger su escritura en cinco días hábiles, recuerde leerla muy
bien y verificar que toda la información sea correcta antes de firmarla-

Y listo, eso fue todo a partir de ahí las cosas fueron muy sencillas, una vez firmé la escritura,
de manera interna la notaría 65 la envío a la notaría en la que fui registradx por mis papás
y un par de días después, un funcionario de allí, me llamó para que fuera a recoger mi nuevo
registro civil, cuando fui, me pidieron firmar una especie de folio, no sin antes preguntarme
que si estaba segurx, dije que sí, me entregaron el registro y me fui.

Después inicié el proceso para solicitar la cédula, recuerdo que fue el 20 de diciembre del
año pasado, allí como si acabara de cumplir 18 años me entregaron una contraseña y dos
meses luego tuve en mis manos mi nueva cédula. Yo, Carlos Alberto Castillo Rivera, nacidx
el 31 de agosto de 1990 y registrado con “sexo” masculino, ahora soy legalmente del “sexo”
opuesto, y no lo digo yo, lo dice mi registro civil de nacimiento.

Muchxs pensaran que haber hecho todo ese trámite fue ridículo, que le quité la posibilidad
a una persona “verdaderamente” Trans de hacer su proceso; yo no lo creo así, porque yo
también tengo derecho a una identidad, a una que corresponda con lo que yo he construido

54
de mi mismx, una identidad, indefinida, confusa, que no se sabe que es ni para dónde va una
identidad con nombre masculino y “sexo” femenino.

55
Transfeminismo subversivo

Cuando la gran Lohana Berkins9 hace un recorrido por el nacimiento del movimiento
transgénero en la Argentina, recuerda con tristeza cómo en su momento, las lesbianas y los
gays vieron con sospecha, que las travestis se organizaran con el objetivo de tener un lugar
en el movimiento, para posicionar sus demandas y exigir derechos.

Las lesbianas discutían nuestro “femenino” y nos alentaban a realinearnos con


los gays, viéndonos como una de las tantas versiones de esta orientación
sexual. Los gays oscilaban entre el maravillarse por el glamour travesti y el
rechazo al mismo. Aquí se dio nuestra primera lucha por la visibilización. A
la hora de juntar recursos para hacer el cartel que identificaría a los grupos de
las minorías en la marcha, las travestis debían poner dinero, pero no podían
incluir su nombre (Berkins, 2003: p.128)

En Colombia en 2002 se creó la Red Nosotras LBT, como una respuesta a la transfobia, la
lesbofobia y la misoginia del movimiento por esos momentos llamado LGBT, en el marco
del proceso del proyecto Planeta Paz. Mucha agua ha corrido desde entonces, esa idea
original, unos años más tarde por parte de algunos sectores del feminismo lésbico y del
movimiento trans, fue reproducida la transfobia lesbiana y la lesbofobia trans. La historia no
es lineal ni es única ni unívoca. Muchas organizaciones como Labrys, Cercanía, Mujeres Al
Borde y DeGeneres-E tuvieron desde inicios de los 2000 una agenda en contra del
cisgenerismo prescriptivo y a la vez separatista del ethos gay. (Esguerra Muelle, 2006b)

A lo largo de su historia el colectivo Trans ha llevado en sus espaldas el movimiento por la


libertad sexual, sin embargo, paradójicamente, en varios lugares del mundo, dicho
movimiento aún hoy, ignora sus demandas y subestima la constante violencia que día a día
deben enfrentar, esto se debe, sin lugar a dudas, a que la dominación masculina lo permea
todo y en ese sentido, el poder dentro de los procesos organizativos de la disidencia sexual,
suele estar en manos de hombres homosexuales, hombres que en algunos casos, no están
9
Lohana Berkins fue una mujer Trans activista argentina, maestra y activista, con su lucha construyo las bases
fundantes de la ley de identidad de género que hoy posee su país, una de las más avanzadas a nivel mundial.
Murió el cinco de febrero de 2016 dejando una extensa lista de artículos y ensayos en los que habla ampliamente
de su experiencia de vida Trans y la lucha que desde muy joven emprendió para que dicha identidad le fuera
reconocida.

56
interesados en que las condiciones de vida de las personas Trans sean mejores, en el mismo
corazón de la disidencia sexual, la transfobia pulula campantemente, porque al estar
dominado por hombres gays, que a pesar de su orientación sexual fueron socializados en el
rol dominante que les provee la masculinidad hegemónica, tienen internalizadas actitudes
misóginas lo que implica que todo aquel cuerpo que asocian con la feminidad es considerado
de inmediato, débil, sin importancia e inferior.

El feminismo por su parte no ha sido del todo amable, durante mucho tiempo se les negó a
las mujeres Trans la posibilidad de hacer parte del movimiento feminista, alegando que su
presencia suponía una especie de “treta” patrocinada por los hombres, dirigida a captar y
destruir el movimiento por la liberación de las mujeres, es más, aún en la actualidad existe
10
un sector del feminismo denominado como TERF, que se niega rotundamente a la
posibilidad de concederle a los cuerpos Transfemeninos la categoría de mujer. por fortuna
feminismo no solo hay uno, por lo tanto el movimiento Trans se ha visto en muchos casos
fuertemente nutrido por la teoría feminista, lo cual ha permitido, no solo llegar a puntos
comunes, sino a impulsar la creación de una agenda que incluya todas las mujeres y recoja
de manera general las exigencias particulares de cada una.

compartiendo este espacio con compañeras feministas, algunas de nosotras


comenzamos a levantar las banderas de este movimiento e incluso a definirnos
también nosotras como feministas. No obstante, la mirada de algunas de ellas
sobre nosotras sigue situándonos en nuestro origen biológico masculino. De
ahí que en el año 1996 se nos prohibiera la entrada a unas jornadas feministas
que se realizan anualmente. La identidad travesti inquieta aún hoy al
movimiento feminista al punto de introducir una ruptura dentro del mismo que
aún no está saldada (Berkins, 2003: p.131)

Esta inquietud a la que hace referencia Lohana termino tomando fuerza y nombre propio, se
llama Transfeminismo y en su lucha, busca destruir por completo todos los mecanismos de

10
El feminismo Radical Trans Excluyente (por sus siglas en inglés, TERF) se caracteriza por rechazar a las
personas trans y por buscar la exclusión de mujeres trans de espacios feministas a lo largo de la historia,
feministas cisgénero TERF han demandado a los gobiernos, como al de Estados Unidos, para que deje de
garantizar la atención médica y legal a las personas trans.

57
opresión que sujetan a las mujeres a una vida de esclavitud, sumisión y violencia, y, cuando
habla de mujeres se refiere a todas ellas, negras, latinas, Trans, indias, pobres, todas.

En su bello manifiesto transfeminista, la activista Emi Koyama, lleva a cabo una especie de
recorrido por esos temas álgidos que han supuesto grandes diferencias a la hora de establecer
puntos en común entre el feminismo y el movimiento Trans. Para ella, no se trata de negar
lo que somos, ni de lo que este sistema sexo/género binario ha hecho con nuestros cuerpos
muy a pesar nuestro, Por ejemplo, frente al argumento de que las mujeres Trans gozaron en
algún momento de los privilegios de la masculinidad, Koyama responde sin dudarlo, que así
es, pero que justamente la terrible violencia que supone cuestionar por completo esa
asignación y asumir una experiencia de vida Trans, trae como consecuencia un sinfín de
violencias que no pueden ser soslayadas, para ella la cuestión del privilegio no tiene punto
de discusión, lo que sí la tiene es que dicho privilegio pareciera ser una suerte de manto
invisible que se queda fijado a la genitalidad y no es así, decidir ser una mujer con pene, no
solo implica la pérdida automática del privilegio, sino que trae como consecuencia directa la
precarización de la existencia, el señalamiento y la persecución. En resumen Koyama hace
un llamado, a reconocernos como oprimidxs, y lo más importante a establecer que dichas
opresiones son diversas, así como diversas son las formas de ser mujer, y una vez eso este
claro, a construir un Transfeminismo que suponga una coalición de trabajo en la que
participen todos los cuerpos feminizados y en el cual nos defendemos unxs a otrxs porque si
no estamos dispuestos a ello, nadie más lo hará.

Somos malas y podemos ser peores

La tarde del viernes cinco de Julio de 2019, Bogotá era una brisa helada que penetraba
hasta en los huesos, yo corría por Chapinero, exactamente por la calle 57 hacia la estación
de Transmilenio, eran cerca de las seis de la tarde e iba tarde, ese noche se llevaría a cabo
la “Marcha Trans”, en la Barrio Santa Fe, las actividades habían comenzado desde las tres
de la tarde.

El fin de semana anterior, Bogotá se había vestido de la bandera multicolor y la


multitudinaria marcha del “orgullo” había hecho su acostumbrado recorrido desde el
Parque Nacional hasta la plaza de Bolívar, aquella marcha, además de haber sido

58
tristemente empañada por una torrencial aguacero que terminó por espantar a casi todo el
mundo, fue el escenario perfecto para que el “movimiento” elegebetero de esta ciudad
hiciera muestra de su ya bien conocida transfobia, además de su siempre tono clasista y para
este caso descaradamente racista. Esta versión de la marcha supuestamente celebraba los
50 años de los ya mundialmente célebres disturbios de Stonewall, los cuales (vale la pena
recordarlo, porque a veces como que se olvida) fueron iniciados por mujeres Trans y
lesbianas, negrxs y latinxs, todxs lxs cuerpos que la blanca ciudad de Nueva York
consideraba basura, por ello el comité organizativo de la mesa LGBTI de Bogotá, propuso
que para este año, quienes tenían que estar a la cabeza deberían ser las personas Trans
(pero no las lesbianas ni las pobres, claro), sin embargo, el día de la marcha, nos enteramos
de que primero irían los patrocinadores, en este caso la empresa de comunicaciones
mexicana Avantel. Yo no me imagino a la gente de Avantel tirando piedras y bombas Molotov
para exigirle a la policía no más violencia y abuso contra las personas disidentes del género
y la sexualidad, pero como ellos pusieron tarimas y adornos, además de hacer publicidad
“incluyente” para vender su marca, pues claro, merecían estar adelante.

El equipo organizador del evento, le pidió a una mujer Trans, Laura Weinstein (mi madre
Travesti y una de las lideresas Trans más importantes de la ciudad de Bogotá) que prepara
un discurso conmemorativo para cerrar la marcha y dar inicio a la super fiesta con DJ
extranjero invitado y demás que se tenía programada en la plaza, y así fue, una vez la marcha
llegó a la plaza y la lluvia bajó un poco, Laura salió a dar su discurso, sin embargo unos
minutos después, las personas del público comenzaron a gritar que querían música y el
discurso tuvo que ser cortado casi a la mitad, eso sin mencionar una larga lista de desaires
y gestos de menosprecio que la madre tuvo que soportar de parte de personas que ocupan
altos cargos en la institucionalidad estatal.

Una vez todo se acabó, el sabor que quedó fue siempre el mismo, la marcha por “la
ciudadanía plena” y los derechos de las personas LGBTI, no es para las personas Trans,
nunca hemos sido bienvenidas y ya lo sabíamos en especial después de ver lo sucedido el
año pasado con la carroza de las hermanas de la red comunitaria, la marcha es un evento
organizada en su mayoría por hombres gays, blancos y con dinero, que esperan más bien

59
hacer eventos masivos como los prides de Londres o Berlín, que reconocer la desigualdad y
devolverle a la marcha su tono importante tono contestario y casi que de revuelta.

Por eso, aquel viernes responder al llamado de la Red comunitaria Trans era más que
necesario, primero porque marchar por el Santa Fe supone reconocer el espacio al que
históricamente han sido relegadas las mujeres Trans en Bogotá, un espacio que además de
estar envuelto de precariedad y abandono ha sido testigo de los crímenes más atroces que
ha tenido que enfrentar la comunidad (En especial en la época Uribe, cuando carros
blindados pasaban a altas horas de la noche lanzando ráfagas de metralla a todxs los que
estuvieron por ahí, muchas hermanas cayeron muertas por esos días) por otra parte porque
el marchar desde allí implica el reconocimiento del ejercicio del trabajo sexual, no solo
como un oficio digno que merece dejar de ser satanizado y excluido sino como una opción
de vida para quienes voluntariamente así lo desean.

Cuando llegué al lugar, la lluvia ya había bajado un poco y una gran cantidad de gente
esperaba frente a una tarima, en la que varia gente, personas de los movimientos feministas
y de la disidencia sexual en Bogotá y otras ciudades del país se estaban turnando para
hablar, mujeres Trans negras, mujeres lesbianas, personas no binarias, todxs tuvieron su
momento, luego de llevar aproximadamente unos 20 minutos en el lugar, comencé a darme
cuenta de la gran cantidad de policías que esperaban a postados en las aceras, pareciera
que de verdad estuvieran listos para un tropel infernal, entonces un rato después comencé
es escuchar.

LA POLICÍA NO ME CUIDA, ME CUIDAN MIS AMIGAS (Frase que en los últimos


años se ha hecho muy famosa a partir de la amplia movilización de las mujeres a lo largo
del continente)

Desde la tarima las chicas de la red comenzaron a gritar y la multitud de abajo las
acompañaba y sí, a las maricas la policía no nos cuida, es más, la verdad es que todxs
sabemos que la policía no está hecha para cuidar a nadie, sino para garantizar a la fuerza
los intereses de un Estado represivo, que nos quiere sumisxs a todxs, en espacial a nostrxs,
ya para este momento una sensación indescriptible recorría mi cuerpo, me sentía en el lugar
correcto y con la gente indicada, a donde miraba me encontraba con la sonrisa de alguna

60
hermana, el abrazo de unx compañerx o los besos amorosos de mis amigxs. La marcha
comenzó no sin antes inflar los Transinflables, tres curiosos muñequitos gigantes de color
rojo y de genitalidad ambigua, bajo los cuales lxs marchantes nos movíamos al ritmo de la
música y las arengas, esta forma de marchar, bajo los inflables, suponía que tdxs nos
pusiéramos de acuerdo para marchar y al tiempo ir moviendo a los muñecos, esto sin duda
nos ponía en una situación de camaradería y colaboración con personas que tal vez nunca
antes habíamos visto, pero que sin embargo estaban compartiendo ese instante cono
nosotros, así cada paso que dábamos casi que era concertado puesto que era vital no dejar
caer a los muñecos.

La marcha fue una maravilla y estar en ella supuso para mi descubrir la fuerza que tenemos
como movimiento Transfeminista en Bogotá, pero sobre todo, me trajo una sensación de
fuerza y amor por lo que soy, por mis hermanxs, amigxs, conocidas que todos los días nos
despertamos y celebramos nuestra raresa, seres inconformes para los que nunca la norma
será un límite.

Finalmente, esa noche ya en casa le di gracias a los feminismos, por permitirnos tomarnos
de la mano, por abrirnos el corazón para construir afectos a pesar de nuestras múltiples
diferencias, por enseñarnos a amar al otrx en libertad y a no callar la violencia y por
hacerme la marica loca, empoderada y Transfeminista.

CAPITULO III: CATALINA

«El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse,
habla, grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que
aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les
vean los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente
trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus
tradiciones, que se aprecien sus olores, y que salga a los labios toda la valentía
de sus palabras llenas de amor o de ascos»

Federico García Lorca

61
Trans-interpretando a Lorca

El 18 de agosto de 1936, Federico García Lorca fue asesinado por la mano siniestra de la
dictadura franquista, ese mismo año había terminado de escribir la última de sus piezas
dramáticas “La casa de Bernarda Alba”, que no sería representada en las tablas sino hasta 10
años después, en la ciudad de Buenos Aires, a un océano de distancia de su amada Andalucía.
Lorca era homosexual, de izquierda y poeta, una amenaza para el régimen de Franco y desde
luego una vergüenza. Con “La casa de Bernarda Alba” el escritor hace una crítica directa a
esa España reaccionaria y asfixiante, en la que las mujeres, gobernadas por los hombres,
estaban destinadas a la sumisión, al silencio y al exilio en particular mujeres con sexualidades
no normativas y marcadas por otras disidencias (ver Esguerra Muelle, 2015) una crítica que
para lxs estudiosxs de su obra en la actualidad le costó la vida.

En marzo del año 2005 llegó a mis manos, en unas hojas dobladas y algo húmedas, el texto
de “La casa de Bernarda Alba” leerlo fue como una revelación: la historia, sus personajes, el
contexto, estaba fascinadx, a lo largo de sus páginas Lorca lograba hacer un retrato de la
sociedad más rancia de la España franquista en manos de nueve mujeres que se deshacían en
carne viva sobe la escena, nueve mujeres que por instantes parecían estar a punto de matarse
las unas a las otras, una vez terminé de leerla, soñé con interpretar a cualquiera de esas
mujeres, pero jamás me fue posible, entonces jugaba a inventarme finales alternativos o
historias que partían del final de la obra, cree todo un mundo alrededor de la “La casa de
Bernarda Alba”.

Hoy, muchos años después y sin darme cuenta, todo aquello cobró vida, “Catalina” posee sin
lugar a dudas los ecos de esx adolescente obsesionado con la obra Lorquina, con su drama y

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su poesía y desde luego con sus personajes femeninos, la diferencia es que con el paso de los
años, mis personajes ya no son la continuación de los suyos, son mujeres completamente
nuevas, son mujeres sobre las que cuando tenía 16 años jamás pensé, llegaría escribir, pero
hoy tal vez ya tenga más certeza sobre eso, y por ello “Catalina” es lo que es, una obra de
travestis para ser interpretada por travestis, una historia tejida con los retazos de mi
experiencia y la de mis hermanas, una obra que guarda en lo más profundo de sí, la voz de
un niñx mariquita que soñaba con ser una de las locas atrapadas en las obras de Lorca.

“Catalina” es un esbozo, una propuesta dramática permeada por la violencia, esa que
enfrentan los cuerpos excluidos en una sociedad donde la heterosexualidad y el cisgenerismo
prescriptivo (Esguerra Muelle, 2015) son la norma fundamental, por lo tanto el “encierro”
juega un papel fundamental tanto en su puesta en escena, como en sus recursos estéticos. “La
casa de Bernarda Alba” se desarrolla también en el encierro, un encierro impuesto por parte
de Bernarda a sus hijas para guardar el luto por la muerte de su último esposo, en una de sus
líneas Bernarda dice:

Bernarda: …En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el
viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y
ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras,
podéis empezar a bordaros el ajuar (Lorca, 2002)

En “Catalina” el encierro pareciera ser una elección, no solo para evitar la muerte, el rechazo
y el exilio sino para llegar a ser, es el precio que se paga por querer ser una mujer, en ese
sentido, los temas como el ejercicio del trabajo sexual11 y el mandato social por cumplir con
un “tránsito” que permita la aceptación social, son rasgos recurrentes y decisivos que
caracterizan a cada una de las mujeres que habitan la casa. Bernarda, hace hasta lo imposible
por proteger la pureza de sus hijas, es más el encierro es una forma de garantizar no solo

11
Es importante mencionar que la prostitución ha sido durante años un trabajo asociado directamente con las
mujeres Trans y que esto ha supuesto para ellas un estigma terriblemente violento del cual aún no logran
deshacerse, por ello, considero fundamental aclarar, que si bien la obra se desarrolla en una especie de “burdel”
privado, donde las protagonistas se prostituyen, no pretendo bajo ningún pretexto reforzar ese estigma, pero sí
hablar de un realidad y es que las pocas oportunidades que la sociedad ofrece a las mujeres Trans en términos
de acceso a los derechos fundamentales como los son el trabajo, la salud y la educación, traen como
consecuencia que en la búsqueda desesperada por sobrevivir (especialmente cuando muchas de ellas son
expulsadas de sus núcleos familiares) decidan ejercer el trabajo sexual y esto es así no porque ellas lo quieran,
sino porque no existe otra opción.

63
que podrá tenerlas bajo su domino, sino que podrá evitar que alguna de ellas manche el
nombre de su casa con alguna indiscreción, por su parte en “Catalina” La Carlota vive del
sexo de sus “hijas” y entre más pueda sacar provecho de ello mucho mejor; Si en “La casa
de Bernarda Alba” las mujeres eran víctimas de una dura represión contra su deseo erótico,
para Catalina y sus “hermanas” el sexo es el pan de cada día, es la moneda de cambio regular
de la que ya están hastiadas.

En ninguno de los textos entran en escena personajes masculinos, y esto es así, en el caso de
“Catalina” porque los hombres son los culpables de ese encierro, el drama está sujeto por los
hilos de la dominación masculina, son ellos quienes tienen el derecho sobre sus cuerpos, son
ellos quienes como perros merodean la casa, son ellos quienes en últimas aprueban lo que
son, y para el caso de ambos textos, es por su causa que sobreviene el desenlace de la acción,
es decir, al estilo de un dios que todo lo ve, su presencia es constante y lo que sucede a cada
una de las mujeres que habitan ambas casas está directamente ligado con la sociedad que
ellos decidieron construir.

Amelia: Y ese infame, ¿por qué no está en la cárcel?


Martirio: Porque los hombres se tapan unos a otros las cosas de esta índole y
nadie es capaz de delatar.
Martirio: Es preferible no ver a un hombre nunca. Desde niña les tuve miedo.
Los veía en el corral uncir los bueyes y levantar los costales de trigo entre
voces y zapatazos, y siempre tuve miedo de crecer por temor de encontrarme
de pronto abrazada por ellos. Dios me ha hecho débil y fea y los ha apartado
definitivamente de mí.
Amelia: ¡Eso no digas! Enrique Humanes estuvo detrás de ti y le gustabas.
Martirio: ¡Invenciones de la gente! Una vez estuve en camisa detrás de la
ventana hasta que fue de día, porque me avisó con la hija de su gañán que iba
a venir, y no vino. Fue todo cosa de lenguas. Luego se casó con otra que tenía
más que yo.
Amelia: ¡Y fea como un demonio!

64
Martirio: ¡Qué les importa a ellos la fealdad! A ellos les importa la tierra, las
yuntas y una perra sumisa que les dé de comer. (Lorca, 2002)

Ellas lo saben y en ese sentido luchan constantemente por liberarse del yugo dominador,
encarnado en ambos casos por una mujer, por la “madre” esa que sabe que es lo mejor para
sus hijas, que cree que ellas les estarán en deuda eternamente, una, Bernarda por haberlas
traído al mundo en una sociedad patriarcal, misógina en las que las mujeres no son dueñas
de sí mismas y la otra, Carlota por haberlas “hecho” mujeres en esa misma sociedad
patriarcal, transfoba y asesina. “La casa de Bernarda Alba” es una crítica directa al régimen
franquista español y desde luego a la sociedad conservadora de esa España que validaba con
un silencio absoluto las persecuciones y ejecuciones que a diestra y siniestra ordenaba el
dictador.

De la manera más humilde posible, digo que “Catalina” no solo es un homenaje a dicha obra,
sino que también busca seguir su legado crítico, pero para este caso, al régimen machista
occidental, que además de transar, menospreciar, burlar y violentar de todas las maneras
posibles los cuerpos de las mujeres a lo largo de su historia, se encargó de instaurar un
régimen de sexo/género binario, que no permite la existencia de otras corporalidades, que
sofoca la naturalidad de la exploración de los cuerpos para ser en sí y que no le tiembla la
mano cuando se trata de matar y desaparecer, por ello planteo “Catalina” como un grito por
la liberación, no solo de los cánones impuestos de lo que supone debe ser una mujer sino por
la existencia y la vida digna para todas las experiencias de vida Trans.

A lo largo de su obra, Lorca le habla al espectador de una España sumida en la total oscuridad,
sus personajes son el reflejo de un doble moralismo descarado que seguramente incomodaba
a cualquiera que se sentaba en la sala del teatro, o que por otra parte lograba cierta sensación
de identificación, y posibilitar esto, desde luego, también es la intención de “Catalina”
puesto que busco que quien la vea logre internalizar el conflicto como una experiencia
personal y se involucre. Ahora bien, que esto sea posible, no es seguro, en especial cuando
el ejercicio dramático no solo está mediado por la escritura sino que, sin lugar a dudas el
montaje y la forma en que se decida llevarlo a cabo desempeña un papel fundamental , sin
embargo, desde la dramaturgia las protagonistas de “Catalina” no son personajes modelo,

65
cada una tiene su lado negativo y a partir de ella van experimentando una transición que las
va enriqueciendo y complejizando como individuo, incorporando nuevas maneras de
entender y posicionarse en el mundo, lo cual sin duda nos sucede a todxs seamos o no
personas Trans.

El final de “La casa de Bernarda Alba” llega con una muerte y está muerte, condena a las
mujeres a un luto eterno del que nunca saldrán. Devorada por la vergüenza y el temor al qué
dirán, Bernarda prefiere extender su encierro hasta la eternidad y llevarse con ella a sus hijas.
Por otra parte, escribir “Catalina” no fue difícil sino hasta llegar al final, porque no estaba
dispuestx a conducir a los personajes a un destino oscuro, no lo quería bajo ningún pretexto,
ya bastante muerte y desolación enfrentan las personas con experiencia de vida Trans es su
día a día , en ese sentido me costó mucho encontrar la manera de terminar la historia, y eso
quizá lo vea con claridad quien la lea. Si me detengo a mirar qué es “Catalina” me encuentro
con una historia dónde la violencia social, el abandono, la muerte, la explotación sexual como
instrumento de cosificación, de degradación y dominación, la necesidad dolorosa de libertad
y la desoladora afirmación de su ausencia, recorren su discurso y la acción escénica, pero eso
quise para la última escena no dolor ni desgarro, sino libertad y posibilidad, cosas que la
vida real constantemente nos niega a lxs que nacimos al borde del margen de la normalidad.

Bernarda: No. ¡Yo no! Pepe: irás corriendo vivo por lo oscuro de las
alamedas, pero otro día caerás. ¡Descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen!
Llevadla a su cuarto y vestirla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella
ha muerto virgen! Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas.
Martirio: Dichosa ella mil veces que lo pudo tener.
Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara.
¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.) Las lágrimas cuando
estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de
Bernarda Alba ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he
dicho! ¡Silencio!
Día viernes 19 de junio, 1936.
Telón rápido.
FIN

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¿Cómo se convierte la experiencia en un texto dramático?

Esa tarde caminaba con Laura, veníamos de una reunión en el centro de Bogotá y nos
dirigíamos a la sede del centro comunitario LGBTI de Teusaquillo, desde la séptima bajamos
por toda la calle 33, cruzamos la caracas y seguimos por ahí hasta llegar a la carrera 16, justo
en esa esquina, la madre me preguntó - ¿Habías escuchado hablar de la casa Visconti?- le
respondí que no, y entonces me lo contó: La casa Visconti es una casa de chicas, las que
trabajan ahí están encerradas, no se les permite salir a ningún lado, porque la dueña de la
casa, es decir la madre Visconti, les hace una especie de contrato en el que ella les cubre
todos los gastos de su tránsito, las monta bien regias y ellas deben quedarse trabajando en la
casa hasta que le paguen la deuda, según cuentan después de eso nunca las ha dejado salir y
a las que se tratan de volar disque les ha ido terrible, yo no sé, eso es lo que dicen, el caso es
que ella se la pasa muy linda, paseando por el mundo y dándose la gran vida mientras las
otras literalmente ponen el culo para ganarse la vida.

A lo largo de los últimos cuatro años, toda mi vida se hizo Trans y en ese sentido cada cosa
que actualmente digo o pienso está marcada por ello, mis dichos, mis expresiones, la forma
en que me refiero a mi mismx como una marica no binaria, todo lo que ahora soy, es un
cúmulo de retazos de mi experiencia de vida Trans, y sin duda, la idea de “Catalina” vio la
luz en ese suelo fértil de vivencias, en el texto, están todas y cada una de las conversaciones
que a lo largo de este tiempo he sostenido con distintas personas Trans y desde luego conmigo
mismx y no solo eso, están también las bromas, las groserías, todo eso que las maricas
decimos libremente cuando nos sentamos a echar chisme por horas.

Hacer etnografía no es sencillo, en especial cuando se tiene detrás a toda una escuela
occidentalizada que ha establecido un canon inquebrantable sobre el cómo hacer el trabajo
etnográfico (ver Esguerra Muelle, 2019) y es aún más difícil pretender mostrar los resultados
de dicho proceso a través de un ejercicio de escritura dramática, sin embargo, este trabajo no
es el primero en el que se plantea dicha posibilidad (lo que es una maravilla) y es justamente
conociendo la experiencia de otrxs que resulta más sencillo explicar cómo es que la
experiencia se convierte en un texto dramático.

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En la Universidad de Toronto, existe un compañía que produce teatro basado en
investigaciones sociales y políticas, en especial las que tiene que ver con familias queer y la
aceptación de personas con identidades de sexo y orientaciones sexuales no normativas en
espacios educativos, una de las integrantes más relevantes de esta compañía (cuyas obras de
teatro han sido premiadas a nivel internacional) es la profesora Tara Goldstein quien en su
texto “Multiple Commitments and Ethical Dilemmas in Performed Ethnography” hace
mención de dos conceptos que considero de gran relevancia y que cito a cotinuación
“Performed Ethnogrtaphy” o “Ethnodrama” a lo largo de su trabajo como docente, y de
adelantar procesos educativos con adolescentes, este tipo de metodologías de investigación,
le han permitido enriquecer no solo su labor como etnógrafa, sino también la manera en que
los “resultados” de las investigaciones son dados a conocer públicamente.

The richness of performed ethnography comes from three sources: the


ethnographic research from which a play script is created; the reading or
performance of the play; and the conversations that take place after the reading
or performance. In these follow-up conversations, research participants and
other readers or audience members have input about the conclusions of the
research. This allows for ongoing analysis of the research findings. The
incorporation of audience input into on-going revisions of the play provides
an opportunity for mutual analysis, and in doing so, can help create more
ethical relationships between researchers, their research participants, and the
communities to which the research participants belong.(Goldstein, 2008: p. 2)

Hacer de la etnografía un guion que permita la participación de las personas que hicieron
parte del procesos investigativos (Investigadores, comunidad) abre tremendas posibilidades
para la creación del conocimiento colectivo, la participación sin duda promueve una relación
completamente novedosa entre el etnógrafx y aquellxs a quienes se supone “investiga”
porque dejan de ser unxs “otrxs” absolutxs para convertirse en compañerxs de escena, con
lxs cuales se construye a partir de un texto dramático cuya fuente principal son los datos
etnográficos.

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“Catalina” responde sin duda alguna a estos objetivos, en primer lugar porque desde mi papel
como “investigadorx” jamás quise asumir un lugar de validación académica que supusiera
construir algún tipo de relación de dominación con mis hermanas y por otra parte el hecho
de hablar de mi mismx y de una experiencia de vida Trans que se construyó de manera
colectiva, en ese sentido escribir una dramaturgia en la cual las palabras de muchas personas
sean el eje fundamental, evita sin duda el silenciamiento de mis hermanas, es más, mi papel
en todo esto es el de una especie de eco que les retorna la voz, pero no de forma idéntica,
dicho retorno se da, innegablemente mediado por mi propia experiencia y lo que de ella sea
capaz de plasmar en la escritura, ahora bien, al ser un obra dramática cuyo principal objetivo
es la puesta en escena, cualquier distorsión, ocultamiento o malinterpretación que pueda
llegar a existir de mi parte como “etnógrafx” puede ser señalado con total libertad por las
personas sobre quienes escribo, puesto que el montaje teatral no puede existir sin el diálogo
y la concertación de todxs quienes participan en él, especialmente cuando el montaje habla
de las diversas experiencias de vida de un grupo de personas Trans.

Contemporary educational ethnographers and researchers have inherited a


legacy of racism and colonialism that makes our research suspect … my task
is to attempt to represent the experiences of those who participated in my study
in a way that does not lead to the reproduction of the policies and practices of
colonialism and racism I mean to challenge (Goldstein, 2008: p. 3)

Para Goldstein, la tradición colonial y racista de la antropología occidental es sospechosa y


por ello una de sus propuestas principales es desafiar la supuesta “autoridad etnográfica” tan
importantes para los señores antropólogos del siglo pasado, para ella es claro que el ejercicio
etnográfico es absolutamente interpretativo y subjetivo, más que representar “realidades” a
la perfección, lxs antropólogos de alguna manera inventan, crean a partir de lo que son e
ignorar esto, es continuar manteniendo el sesgo machista y colonial de los académicos más
rancios, en ese sentido, escribir texto dramáticos de ficción en los cuales los conflictos
fundamentales se basan en experiencias de vida reales, no solo permiten poner de manifiesto
ese ejercicio inventivo inherente a la etnografía, sino que le recuerda al lector y al espectador
la posición subjetiva de quien investiga, esto implica un desafío directo a la supuesta

69
“autoridad” del etnógrafo y lo pone directamente al nivel de aquellxs sobre quienes escribe
(Goldstein, 2008)

Para la o el lector incautx, leer una etnografía que le narre con precisión la historia de alguna
cultura perdida en medio de montañas y selva, puede llegar a ser muy estimulante, sin
embargo además de contribuir a la creación de imágenes exotizadas de ese otrx distante,
termina sin duda por ofrecer la visión totalizadora de quien escribe dicho texto en la cual la
voz de esxs “otrxs” suele ser borrada. Por otra parte ir como espectador a ver una obra de
teatro cuyo texto dramático es el resultado de una trabajo etnográfico, en la cual lxs actorxs,
lxs montajistxs, le directorx y demás miembros del equipo no solo son parte de la comunidad
en la que se llevó a cabo la etnografía sino que también son aquellxs que la escribieron e
hicieron la investigación, posibilita acercamientos mucho más horizontales entre lx
espectadrx y aquellxs a los que va a ver, y no solo eso, permite la empatía y fomenta el interés
hacia temas que quizá de otro modo se les restaría importancia.

Una vez decidí que mi ejercicio investigativo sería autoetnográfico, hacía notas de audio con
las reflexiones o cosas interesante que sucedían en mi día a día, a veces tenían que ver con
mi experiencia de vida Trans y otras no, el caso era que luego de tener más de cinco notas,
volvía a escucharlas y en un archivo de Word transcribía lo que para ese momento me
resultaba posiblemente parte de una escena o de un diálogo entre las protagonistas. Esto fue
así durante un tiempo, luego, deje de hacerlo por completo y una vez que inicie la escritura
dramática, revisé ese archivo, tomé lo que me servía y el resto fue surgiendo poco a poco de
mi imaginación, sin embargo lo que si hice fue ponerles un rostro a cada uno de los
personajes, cada una de las mujeres de la historia está inspirada en alguna de mis hermanas
Trans, ya sea por su rostro, o su tono de voz, en mi cabeza ya habitan las imágenes de todas
las protagonistas de “Catalina” y mi mayor anhelo es que sean ellas quienes las interpreten
por primera vez.

Y eso justamente eso, la puesta en escena lo que más me interesa pero que lastimosamente
no pude llevar a cabo por distintas razones y es que volviendo a Goldstein, es a lo largo del
montaje y la presentación de la obra, que se logra materializar los principales objetivos del
“Ethnodrama” porque es en ese ejercicio que el trabajo etnográfico y la escritura dramática

70
son puesto a disposición de quienes contribuyeron para su desarrollo, con el fin de que tengan
la posibilidad de entablar un diálogo con el texto, y de esta forma si ese necesario,
modificarlo, mejorarlo o en el peor de los casos rechazarlo, pero lo más importante, señalarle
a lx autorx dónde están sus sesgos, sus generalizaciones o su imaginación.

“Catalina” antes que un retrato de las vidas de las mujeres Trans en Bogotá, es una historia
de ficción que nació a partir de mí y cómo entiendo en mundo Trans en general, desde luego
es también la expresión creativa de mi ser que ha estado latente desde siempre. La obra fue
escrita y reescrita, revisada y vuelta a revisar porque todo el tiempo mi mayor temor era el
de pretender hablar por mis hermanas, el de robarme su voz, hoy a veces sigo temiendo lo
mismo, pero recuerdo que hay tanto en común que nos une, que en ultimas no soy yo
hablando por ellas, ni tampoco ellas hablando a través de mí, simplemente soy una marica a
la que le gusta escribir teatro y que a partir de toda su experiencia de vida Trans decidió
escribir un drama sobre lo que le contaban sus hermanas y desde luego sobre todas las cosas
horribles que sabe, les han tocado vivir.

“Catalina” es entonces puro show, puro drama de marica atacada y espero con ansias poderla
montar algún día con mis hermanas, porque sí, también cada una de las mujeres de esa
historia están inspiradas en mí, mis miedos, mis dudas, mis certezas, la violencia que a veces
tengo que sufrir, hacen parte de todos y cada uno de los diálogos, yo no estoy afuera ni escribo
desde ese lugar, yo también estoy encerrada con ellas, porque todavía nos matan, nos
persiguen y nos señalan, las personas Trans seguimos estando bajo sospecha y mientras eso
continúe así yo escribiré todas las “Catalinas” que hagan falta.

71
CATALINA

72
73
Catalina es una obra de teatro Trans, escrita por y para Trans, en ese sentido para ser
representada, lx autorx considera como única regla que quienes interpreten a los
personajes sean mujeres Trans, bajo ningún pretexto personas cisgénero pueden hacer
parte de este montaje, de ser así el texto dramático perdería todo su sentido y se para
convertirse en una vil y vulgar mofa. Respetar esta advertencia, no solo supone un acto
de respeto para quien escribió este texto, sino también para todas las identidades Trans
siempre silenciadas no solo en el teatro sino en el arte en general.

PERSONAJES
Catalina
Juliana
Fernanda
Carlota
Silvana
Violeta

La acción se desarrolla en una “casa” pero más que eso, se sugiere que el escenario esté
dispuesto de manera tal que genere un especie de sensación de encierro tanto para las actrices
como para el espectador, en cuanto a la utilería no hace falta que todos los muebles
mencionados en el texto estén tal cual, este recurso puede ser modificado por lx directorx a
según considere a la hora de hacer el montaje, finalmente la forma en que están dispuestos
los diálogos tampoco es una camisa de fuerza, si lx directorx y las actrices lo consideran,
algunos de los textos pueden ser puestos a manera de voz en of mientras que la actriz
aprovecha la escena para explorar más a fondo en su personaje
I
Una habitación, dos sillas unidas por el espaldar, juliana y catalina están sentadas
Catalina: Tengo miedo de morir aquí, sola, hace unos días intenté recordar el tiempo que
llevo encerrada en esta casa y me llené de miedo cuando comprendí que ya había perdido la
cuenta. Por momentos me gusta pensar que se ha tratado de un par de semanas, quizá un mes.
No sé, a veces esa costumbre mía de hacer como que nada pasa resulta ser de bastante
ayuda…A veces.
Catalina, así me llamo y me gusta cómo suena, podría ser también el nombre de un
instrumento musical, uno de viento, tal vez la mezcla entre un saxofón y una flauta traversa,
estoy segura de que su sonido sería bellísimo y en las academias de música todo el mundo
soñaría con aprender a tocar la “catalina”
Juliana: Extraño a mi mamá, su voz, la calidez de sus manos…probablemente ella me
ayudaría a entender todo esto, o por lo menos estaría dispuesta a escuchar, entonces no me
sentiría tan sola, tan diferente…A veces pienso en irme, lejos, tanto como sea posible, donde
nadie me conozca, ni me juzgue y allí intentar hacer una nueva vida, sola, desde cero.
Yo quiero que me amen, y no por una noche, no llena de babas y fluidos asquerosos, yo
quiero que por mí se mueran, que me den los buenos días y que unos brazos fuertes me
acompañen a cargar las bolsas del mercado, bolsas llenas hasta el tope de manzanas rojas,
igual de rojas que mi corazón.
Catalina: ¿Sabe, deberíamos irnos de aquí?
Juliana: ¿irnos, usted cree que eso sería fácil? ¡ja!
Catalina: Claro que sí, ahí está la puerta, agarramos algunas cosas, y en un descuido salimos
corriendo
Juliana: ¿y piensa que no irían tras nosotras hasta el fin del mundo? se ve que no conoce a
la Carlota, esa podría oprimirle a uno la cabeza contra el pavimento por días, sin que suelte
su cigarro apestoso, ni se le borre esa sonrisita macabra que a veces tiene.
Catalina: No entiendo por qué le tememos tanto a esa travesti sin muelas, por mí que le diera
un infarto mañana.
Juliana: ¡Cállese! la pueden oír, además no sea malagradecida, la madre Carlota nos lo ha
dado todo, este techo, comida, trabajo y lo más importante, por ella somos mujeres.
Catalina: ¿Mujeres por ella? No sea ridícula Juliana, yo soy mujer desde que vine al mundo,
esa vieja cabrona lo único que me ha traído es tristeza y encierro.
Juliana: pues váyase, deje de quejarse y váyase, quizá no la descubren y todo le sale muy
bien.
Catalina: ¡Pero no se moleste, tranquila! la que lleva días pensativa y claramente aburrida
ha sido usted, yo solo estaba dando una idea.
Juliana: Pues quédese con sus ideas, además yo jamás pensaría si quiera en irme. Por Dios
¡Faltaba más! si alguien nos oyera pensaría que estamos cautivas y no es así, en varias
ocasiones hemos salido y sí que no hemos divertido, claro, reconozco que estas oportunidades
no han sido muy frecuentes y no estaría mal que tuviéramos pleno control de nuestra vida,
pero sabemos muy bien las implicaciones que eso podría traernos, lo hemos hablado con la
madre muchas veces.
Catalina: Sí, que estamos cautivas y no solo eso, que somo prácticamente esclavas.
Juliana: baje la voz, no entiendo porque tiene que hablar tan fuerte, seguro la Fernanda anda
por ahí rondando como espanto y le va con el chisme a la madre.
Catalina: Pues que escuche, yo a ese pedazo de carne podrida con pelos no le tengo miedo.
Juliana: ¿Pedazo de carne podrida con pelos, de dónde sacó eso?
Catalina: A alguien se lo escuché por ahí.
Juliana: Pues debo reconocer que es gracioso, pero no es justo con la pobre…
Catalina: Ay, pero que le pasa esta noche ¿desde cuándo tanta consideración con las otras
locas de esta casa?
Juliana: No es consideración, solo respeto por una hermana que está enferma gravemente.
Catalina: Usted es tan falsa Juliana, la vieja esa le importa nada, se hace la que sí, porque
tiene miedo de que nos esté escuchando, pero la verdad es que la detesta tanto como yo.
Juliana: Usted no sabe nada, y mucho menos de lo que yo siento o pienso, deje de una vez
por todas esa costumbre que tiene de hablar por las dos, que ya me ha salido bastante caro.
Catalina: Entonces deje de meterme en sus cosas y de contarme sus penas todas las noches,
mejor quédese callada, así yo no me entero.
Juliana: Oiga, ¿recuerda cuando llega la madre, mañana o el viernes?
Catalina: No sé, por mi mejor que no vuelva, maldita.
Juliana: ¡Que se calle! no sea grosera.
(oscuridad)

En una habitación vacía, una silla y un espejo, Fernanda entra fumando un cigarrillo que
ya está a punto de terminar, lo apaga y comienza a quitarse la ropa empezando por los
zapatos, se sienta en el suelo y masajea un poco sus pies.
Fernanda: Los días en esta casa de mierda siempre son los mismos, las paredes, las puertas,
los cuartos con olor a sexo, las hormonas, los clientes y por supuesto yo, que llevo arrastrando
por años esta miserable existencia, a veces pienso que estoy muerta y que esta casa es una
especie de purgatorio en el que estoy pagando las deudas que en vida no alcancé.
Se pone de pie y comienza a quitarse la ropa aparentemente masculina, primero el pantalón,
luego se desapunta poco a poco la camisa hasta dejar ver un sostén rojo de encaje, se mira
al espejo.
Ay la Fernanda, siempre tan pizpireta y provocadora, con su andar felino no dejaba hombre
con cabeza, cada día más femenina pero nunca una mujer (A su lado hay una bolsa, la abre,
saca una peluca roja larga y bien peinada, se la pone)
Ay la Fernanda, o mejor el Fernando, que se te sale lo macho, que mira esas manos tan
grandes, que cómo crees que tú vas a llegar a parecerte un poquito a mí, que tendrías que
volver a nacer, que mírate la cara.
Saca también de la bolsa un labial rojo, que comienza a poner en sus labios con suavidad,
poco a poco
Ay, Fernanda, escóndete que los clientes van a pensar que todas somos igual de feas a ti y se
nos espantan, vete pa’tu cueva, pedazo de carne podrida con pelos.
(Llena de ira empieza a untarse en labial en toda la cara)
Maldita, perra tramoyera, te aprovechaste de mí, me trajiste a esta casa dizque pa’que
fuéramos reinas las dos y yo terminé limpiándole la mierda a ti y tus maricas, como te odio
Carlota, como quisiera prenderle candela a esta casa, hasta dejarla hecha cenizas, como
quisiera cortarte el cuello y reventarte esas tetas que te pusiste a mi costa, malparida.
(Se arranca la peluca con rabia y la tira el suelo)
Yo que me sacrifico todos los días por ti y por este asqueroso negocio, yo que era tu amiga,
tu hermana, yo que te defendí del monstruo de tu papá, que te traje conmigo a esta ciudad
fría, que te di un techo, ahora soy tu sirvienta y te hago la cama mientras tú te das la gran
vida en Europa, yo sabía que eras mala Carlota, pero no pensé que tanto (se ríe) ¡Cabrona¡
Está a punto de quitarse la camisa, entonces escucha ruidos afuera, alguien arrastra maletas
en el suelo, salta hacia el espejo, toma un frasco de crema de la bolsa y con mucha rapidez
trata de quitarse el labial de su cara, entre tanto oye ruidos de tacones que caminan por la
casa, ella sigue limpiando con fuerza su cara, el ruido continua, pero esta vez sube la
escalera, se escucha cada vez más y más cerca. Tocan la puerta
Carlota: pis, pis, Fernanda ¿esta despierta?
Fernanda: (Sigue limpiándose la cara) Si espere que estoy terminado de arreglarme
Carlota: ¡Véala! ¿Y arreglándose pa’que?
Fernanda: Pues para dormir.
Carlota: Oigan a la marica esta, ahora dizque se arregla para dormir, abra más bien la puerta
y deje tanto drama…Además usted ya no tiene arreglo ¡Pendeja!
Fernanda: (Se da un último vistazo en el espejo, se apunta la camisa, busca una manta y se
la envuelve en la cintura, abra la puerta) Ya ¿Cuál es el afán? Viene de vacaciones y llega
a joder.
Carlota: Ay, cálmese ¿No quiere ver lo que le traje? (La mira a la cara) ay, amiga y a usted
¿qué le paso? Tiene esa cara colorada, parece que la hubieran agarrado a cachetadas.
Fernanda: No sea boba, es que me aplique unos polvos que tenía por ahí y luego casi no me
los puedo quitar.
Carlota: (Suelta una carcajada) Ay no eso solo le pasa usted ¡estúpida! Fijo se aplicó de
esos polvos que tiene guardados por allá desde los noventas ¡Vio! por payasa… (Camina un
poco por la habitación y se enreda con la peluca) ¿y esto? Ayyyyy, me la pillé, usted más
bien lo que estaba haciendo era jugar a ser la reina de este lupanar, se estaba poniendo bien
regia para luego andar por esta casa, de arriba abajo, vestida de lentejuelas (se ríe, divertida)
de razón las chinas dicen que usted parece un fantasma (suspira resignada) dios dame
paciencia con todas estas locas. Oiga, ¿y esta peluca tan regia? yo no la había visto
Fernanda: Uyyyy esa es viejísima, una de mis favoritas, ¿se acuerda cuando yo imitaba a la
Shania Twain? Pues esa era la peluca que usaba.
Carlota: ¿Usted imitaba a Shania Twain? Jum, pues yo no me acuerdo, en todo caso, la
peluca está linda, me la quedo, igual usted pa´que la quiere, pero tranquila, si algún día la
necesita me dice y yo se la devuelvo.
Fernanda: Claro, así como con las otras.
Carlota: Ay no Fernanda, usted está muy jarta, ¿dígame cuándo las ha necesitado en serio,
cuando se ha vuelto usted a montar un show bien regio como esos de hace años? Nunca, en
cambio yo si las uso, o qué prefiere que se le pudran ahí en ese closet suyo que parece de
puro hombre, lleno de camisas y pantalones, no sea envidiosa.
Fernanda: Yo no me he vuelto a montar porque con todo lo de esta casa ya ni me queda
tiempo para eso, entonces a veces me parece lindo hacerlo aquí, sola, en mi habitación, por
recordar bellas épocas.
Carlota: ¿Qué no tiene tiempo? Querrá decir el cuerpo mi amor, porque a usted ya no le
entra ni un edredón, y si de las pelucas se trata, vaya cójalas, escóndalas, quémelas, haga lo
que quiera, igual son suyas…¡yo a usted no quiero deberle nada!…(suspira) Pero bueno, yo
no vine a golpearle para discutir, la verdad a mí me hace muy feliz estar en casa y aunque no
lo crea, me alegra verla y pa’que vea que la pensé, le voy a dar lo que le traje.
(Carlota se para, sale de la habitación, su taconear es un sonido constante, entre tanto
Fernanda la espera sentada, mirando en silencio a uno de los lados de la habitación, luego
de un rato, Carlota aparece nuevamente)
Carlota: (Se sienta al lado de Fernanda con una cajita envuelta en papel rojo) ¿Usted se
acuerda que la primera vez que yo me fui para Europa, me encargo traerle de esos chocolates
blancos que el general Pérez le daba cuando era cliente suyo, y que, a mí con tanta cosa, se
me olvidó traerlos, pues bueno, imagínese que yo andaba por Ginebra ¿si sabe dónde es
ginebra, ¿no?
Fernanda: Mmmm no sé ¿en España?
Carlota: ¡Ay no! En Suiza ¡Bruta!
Fernanda: Perdón, lo que pasa es que yo no me la paso viajando por todo el mundo como
otras.
Carlota: Como sea, estaba yo muy regia con el hombre andando por Ginebra, cuando
pasamos por una tienda de chocolates y de lejos los vi, al principio no estaba segura…pues,
con tantos años ya de eso, pero convencí al tipo de que me comprara la cajita pa’probarlos.
Ay Fernanda, no fue sino meterme uno a la boca e inmediatamente se me vinieron los
recueros de esas épocas en que apenas éramos unas pirobitas andando por esta ciudad, y usted
con su general Pérez, que le tenía ese apartamento tan regio por el Tabora y yo apenas
empezando a putiar…(suspira) ¿se acuerda? esos días fueron bonitos……Entonces pues ahí
le traje, pa´celebrar nuestra amistad (Le pone la cajita sobre las piernas) eso sí no le dejé
muchos porque estaban muy ricos y además me toco darle al hombre, pero nada, le traje la
pruebita que es lo importante………….y bueno cambiando de tema, ¿cómo se portaron las
hijas? ¿Qué tal el trabajo? ¿Cómo va la cosa con Ernesto Santamaría, si ha venido con
frecuencia, o qué pasó?
Fernanda: Carlota, son las 2:30 de la mañana ¿qué le parece si nos vamos a dormir y mañana
le doy el informe detallado de lo sucedido este mes?
Carlota: Ayyyyyyy disculpe, pa’estar bobeando ahí con sus pelucas y sus maricadas si no
tiene sueño……. pero pues sí, será dormir, la verdad estoy cansada (se levanta y se dirige a
la puerta, antes de salir voltea hacia Fernanda) Fernanda, una cosita que pena, lávese esa
boca que le huele a mierda, qué maluco eso, de verdad, chao, que duerma.
(Sale)
Una vez sola, Fernanda toma la caja de chocolates, antes de abrirla, mira hacia ninguna
parte, recordando y sonríe, abra la caja, en ella, solo queda un chocolate, su rostro sufre
una transformación inmediata, está llena de ira, saca el chocolate y lo arroja al suelo con
fuerza.
Fernanda: Carlota, ¡mucha malparida!
II
Sala principal de la casa hay varios muebles, una mesa de centro, cortinas pesadas cubren
las ventanas por las que se cuela un poco la luz de la mañana, Silvana, vestida solo con
una corta bata de dormir, está recostada en uno de los sofás, se lima las uñas con
paciencia, un tiempo después Fernanda atraviesa el lugar, hasta desparecer del otro lado.
Silvana: (Sin quitar atención a lo que está haciendo da un grito) ¡Fernanda!
Fernanda: (Desde fuera) ¡Diga!
Silvana: Nos quitaron el agua, me asomé por la ventana y como que se reventó un tubo, y
necesito bañarme.
Fernanda: Pues espere a ver si la ponen más tarde.
Silvana: Usted es que no me escucha, le dije que se dañó un tubo, entonces seguro eso va
para largo y yo tengo cita con Ernesto ahorita en la tarde, me tengo que empezar a arreglar
ya.
Fernanda: (entrando en la sala, con un trapo en la mano) Y qué quiere que yo haga, ¿que
vaya y arregle el daño o qué?
Silvana: No, que me caliente una ollita con agua.
Fernanda: ¿Perdón? y a usted ¿qué le dio?
Silvana: Nada Fernanda, solo le estoy pidiendo que cumpla su deber
Fernanda: ¿Mi deber? Silvana mi deber es hacerme cargo de los quehaceres de esta casa,
no estarle calentando el agua a maricas atrevidas como usted, allá, en la cocina tiene la estufa
y las ollas, vaya saque agua de la alberca y póngala a calentar que para eso tiene manos…
¡oigan a ésta!
Silvana: Me parece muy admirable su respeto por el deber Fernanda, pero no se le olvide
que aquí, en esta casa también tenemos reglas y pues usted no es que sea la más respetuosa
con ese tema.
Fernanda: ¿Cómo así Silvana, a qué se refiere?
Silvana: Usted sabe perfectamente a qué me refiero, entonces yo le recomiendo que nos
tratemos con cariño…así que caliénteme el agüita, mire que no le cuesta nada.
Fernanda se queda mirándola, no da crédito a lo que está escuchando, se dirige con fuerza
a decirle algo a Silvana, entonces entra Juliana y les interrumpe.
Juliana: Buenos días ¿Cómo amanecen? ¿si durmieron bien? Supongo que no, tienen una
cara de mal genio. Tranquilas, yo tampoco pude dormir, con ese ruido que hizo la madre al
llegar, cualquiera se desvela.
Fernanda: (Tratando de disimular su disgusto) Yo no las entiendo a ustedes, viven
quejándose porque yo ando despierta hasta media noche, pero va uno a ver y ninguna duerme,
todas andan pegadas a la puerta, pendientes de lo que pasa en esta casa.
Silvana: Discúlpeme Fernanda, pero cualquier ser que tenga oídos se despierta con ese
escándalo que hizo la madre anoche taconeando pa’arriba y pa’abajo.
Juliana: Es verdad, a la que diga que no escuchó nada, no le creo.
Fernanda: Bueno, me voy a hacer mis cosas, porque trabajo si tengo.
Silvana: Yo veré, ni tibia, ni muy caliente, me avisa cuando esté lista para ir subiendo al
baño.
Fernanda la mira, da media vuelta y sale.
Juliana: ¿Y la Fernanda por qué le está calentando agua a usted, desde cuándo tan buena
gente?
Silvana: (Se vuelve a sentar para seguir limándose las uñas) Nada, un acuerdo ahí que
tenemos entre nosotras, además a usted qué le importa ¡chismosa! (se ríe) Mentiras, boba, es
que no hay agua y Fernanda se ofreció a hacerme el favor de poner un poquito a calentar,
pa’que vea que la vieja no es tan mala gente como ustedes creen, es más, ella es mi nueva
mejor amiga (casi gritando para que la escuchen) Verdad que sí Fercha.
Juliana: (la mira con sospecha) Mmmmmm, sí, acabo de darme cuenta de que no hay agua
¿Y qué fue lo qué pasó?
Silvana: Me parece que se reventó un tubo, o algo así, esta mañana me asomé por la ventana
y vi a una gente del acueducto.
Violeta: (Apareciendo en la habitación) no hay agua (se sienta al lado de Silvana) me iba a
bañar la cara y no salió ni una gótica.
Silvana: (Fastidiada) Si, de eso estábamos hablando
Violeta: ¡Qué lástima! Yo qué tenía prisa por bañarme, estar lista y tener tiempo para saludar
con calma a la madre, escucharle sus historias de lo que hizo por allá en Europa y que nos
muestre lo que trajo, Quien quita, de pronto se acordó de nosotras y nos compró un detallito.
Juliana y Silvana se miran y sueltan al unísono una carcajada
Violeta: (Divertida) ¿De qué se ríen?
Juliana: Oigan a esta, como se nota que es nueva. Mamita se va a quedar esperando porque
la madre nunca trae nada, si al caso un paquete de galletas bien feas que seguro compra en el
aeropuerto.
Silvana: ¿Ah sí? Pues yo no las he probado, mejor, seguro no me pierdo de nada
Violeta: Ya van a ver como esta vez sí nos trajo algo, seguro se acordó de nosotras estando
por allá.
Juliana: (Se acerca y lo soba el hombre) Ay polla, como le envidio ese optimismo, espero
no se le muera tan pronto como a nosotras.
Catalina aparece, va a seguir hacia el otro lado de la sala, pero al ver a las demás se acerca.
Catalina: ¡Que hay! ¿Y ustedes qué tanto hablan? ¿Contra quién están conspirando?
Silvana: (Molesta) Contra usted ¡Estúpida!
Violeta: (Asustada) Yo apenas acabo de llegar
Juliana: Nada, estábamos hablando de que no hay agua y eso, no llevamos mucho tiempo
aquí.
Catalina: (Mirando hacia la salida) Ah, veo ¿y ya comieron algo, no tienen hambre?
Violeta: Yo sí, un poco, justamente iba para la cocina a buscar qué desayunar, cuando me
las encontré a ellas aquí, hablando.
Catalina: Bueno, con el permiso de ustedes, yo si sigo para la cocina, estoy muerta del
hambre.
Silvana: (con saña) Muerta de hambre siempre ha sido.
Catalina: Sí Silvana, como usted diga, ahorita no tengo ánimo de discutir, permiso.
Sale
Juliana: (Molesta) Silvana, déjela en paz, de verdad que yo no he podido entender cuál es
su problema con ella.
Silvana: Pues no la ve, con esos aires que tiene de importante, como si estuviera por encima
de uno…Y cuidado no, qué pena por molestarle a la novia, además deje el show que es por
joder.
Violeta: Bueno, yo creo que me voy con Cata ¿Quieren desayuno, les preparo algo?
Silvana: No gracias, yo ya desayuné.
Juliana: Tranquila, yo ahora voy y miro que como.
Violeta sale
Silvana: (Se acerca a juliana que se sentó en el sofá) Oiga ¿y cómo le fue anoche? Casi no
se le va el niñito ese, pero eso si es muy lindo y bien vestido, se nota que tiene platica.
Juliana: Pues sí, es todo un caballero, además me encanta porque solo me pone a contarle
historias de amor.
Silvana: (Divertida) Claro, pa’ ir calentando la cosa me imagino, pero esos que la ponen a
una en esas maricaditas de los cuentitos y no sé qué, resultan ser los más cochinos ¿no?
Juliana: Pues yo no sé, pero lo que es éste, hasta ahora solo ha venido para que yo le cuente
historias de amor en las que él y yo seamos los protagonistas.
Silvana: (Sorprendida) ¿Cómo así, y no hacen nada más?
Juliana: Pues no, y la verdad a mí me encanta, eso sí estos días me la he pasado pensando
historias como una loca, porque cada noche me exige que le cuente una nueva, y al parecer
he dado con el chiste, con decirle que el tipo anda tan contento que anoche me dijo que tengo
talento para las historias, que debería escribir un libro.
Silvana: (Se ríe) No pues, la travesti que de puta paso a escritora…(Suspira) Los clientes a
veces salen con unas cosas más raras que la dejan a una nueva.
Juliana: Sí, y a veces son un poquito de calma entre tanto hombre de mierda que nos toca
atender.
Silvana: Pues sí, pero yo prefiero a los que vienen a lo que sabemos y ya…por ejemplo yo
ya estaría vuelta loca tratando de inventarme historias culas pa´contar.
De pronto Catalina entra, está visiblemente molesta
Catalina: Oigan, ayer en la noche el William trajo una bolsa con diez huevos y solo quedan
dos ¿Quién se los comió? De verdad me parece increíble, se suponía que eran para el
desayuno de todas.
Silvana: Creo que fui yo, anoche cuando se fue Ernesto sentí mucha hambre, bajé y me
preparé cuatro y esta mañana me hice otros cuatro, ustedes saben, hay días que las hormonas
la ponen a una a tragar como cerdo.
Catalina: (Enfurecida) Y las demás que comamos mierda, cierto Silvana.
Silvana: Ay, se nos atacó la marica, se va a morir porque un día no desayuno huevo, además
cuál es su joda ¿No dice que quedan dos? Pues vaya prepárelos en vez de estar haciendo
drama.
Catalina: Esos son los de la madre ¡estúpida!
Silvana: Entonces mande por más.
Catalina: Por si no se había dado cuenta ya casi son las once de la mañana, hay que hacer el
pedido y esperar a que lo traigan, fijo llega medio día y nosotras vamos a estar sin desayunar.
Estoy harta Silvana, no me soporto más su maldita actitud tan egoísta.
Juliana: (Tratando de calmarla) Tranquila cata, no discutamos por eso, seguro hay pan,
leche, podemos preparar un chocolate o hacer unas arepas, además ya casi es la hora del
almuerzo.
Violeta: Es verdad, si hoy no hubo huevos, por mí no hay ningún problema.
Silvana: ¡Vio! deje de ser tan atacada Catalina.
Catalina: Es que no se trata de eso, en esta casa todas nos matamos trabajando por igual y
lo mínimo a lo que deberíamos tener derecho es a comer lo que se compra con nuestro dinero,
aquí ninguna tiene corona Silvana y no me importa que sea usted la que los más años lleve
encerrada en esta casa. Todas trabajamos, todas comemos, punto.
Violeta: Cata, tranquila, ya Silvana nos explicó que tenía mucha hambre, eso nos pudo pasar
a cualquier de nosotras, de verdad no hace falta que nos pongamos a discutir.
Silvana: (Desafiante) Si, tenía mucha hambre y honestamente no me puse a pensar en
ustedes, la verdad no tendría porque, aquí todas estamos por decisión propia y cada una lucha
por lo suyo, yo llevo más de diez años en esta casa, puedo hacer lo que me dé la gana y no
necesito su permiso.
Catalina: (Con ira) ¿Sabe qué Silvana? Usted es una cabrona de mierda
Silvana: Usted a mí no me viene a tratar mal Catalina, no sea igualada y si no le gusta mire
a ver qué hace.
Catalina se lanza contra Silvana, forcejean, juliana trata de separarlas mientras violeta,
observa todo con mucho temor. Entonces la voz de Carlota se escucha desde arriba.
Carlota: (su voz gritando desde afuera) ¿Quieren que baje y las atienda perras? Tengan un
poquito de respeto, partida de desconsideradas, ayer llegue de un vuelo de casi doce horas,
para tener que aguatarme su joda desde temprano ¡se callan, me entendieron! Fernanda
súbame ya el desayuno.
Catalina y Silvana se sueltan, Fernanda entra apurada.
Fernanda: Bueno, bueno, ya dejen la pendejada, Silvana el agua ya está caliente, se puede
ir a bañar si quiere.
Silvana: (Saliendo empuja a Catalina) Si, me voy de aquí, voy a ponerme bien regia, con
eso más tarde produzco y me gano esos huevos que me comí y Fernanda la espero arriba con
el agua.
Fernanda: (La mira sin dar crédito a lo que escucha) Sí ya se la subo.
Silvana: Permiso (sale)
Catalina: No soporto más esta maldita casa, todos los días es lo mismo (Casi llorando) si yo
hubiera sabido que esto iba a ser así, si alguien me hubiera dicho…parece que estuviéramos
en el infierno, no quiero más encierro, no quiero más tipos tocándome, no quiero más esta
puta mierda… (mira a juliana y a violeta con los ojos llenos de lágrimas) ¿En qué momento
mi vida se convirtió en esto?
Juliana: En el momento en el que decidimos ser mujeres y lastimosamente este es el precio
que estuvimos dispuestas a pagar.
Catalina: Pues si es así, yo ya no quiero ser mujer.
Juliana: No se trata de querer Catalina, es que no tenemos más opción.
Violeta: (Se acerca y la abraza) Yo sé que es difícil, pero tenga paciencia, el tiempo pasa
volando y en un abrir y cerrar de ojos vamos a estar afuera.
Fernanda entra, atraviesa la habitación, pero antes de salir prefiere devolverse y acercarse
a las demás.
Fernanda: Se que a veces la convivencia en esta casa es difícil, pero tenemos que procurar
no enfrascarnos en discusiones inútiles, hay que ser estratégicas y aprender a callar cuando
es necesario.
Catalina: (Molesta) Yo no sirvo para callar Fernanda, lo que no me gusta lo digo y si a
alguien le molesta ¡pues que se joda!
Fernanda: Pues con esa actitud la única jodida va a ser usted.
Catalina: Mire Fernanda, aquí ninguna de nosotras pidió su opinión ¿por qué no se va más
bien a meter las narices en su cocina? o ya empezó sus labores diarias de espía para llevarle
información a la madre.
Fernanda: Yo no espío a nadie Catalina, créame, a mí me tiene sin cuidado lo que cada una
de ustedes hace con su vida, yo simplemente sobrevivo y procuro tener un poquito de calma
bajo estas cuatro paredes.
Catalina: ¡Ay no! Ahora se las viene a dar de víctima ¡Pobrecita, como sufre! Yo no le creo
su drama, usted es una tramoyera que se arrima a donde alumbre más el sol.
Juliana: (Fastidiada) Catalina, usted hoy se levantó muy jarta, más bien camine y miramos
que podemos comer, o ponemos agua a calentar para bañarnos, o si quiere vaya duerma un
rato y baja más tarde.
Catalina, sale sin mediar palabra, Juliana y Violeta salen tras ella. Una vez sola, Fernanda
se sienta en el sofá, recuesta un poco su cabeza, cierra los ojos y respira profundo.
Carlota: (Su voz gritando desde fuera) ¡Fernanda! Mi maldito desayuno, llevo horas
esperando… ¡Fernanda!
Fernanda se para con prisa, sale de la sala, uno segundo después entra de nuevo con una
bandeja llena de cosas, a mitad de camino se da cuenta que olvido algo, deja la bandeja
sobre el sofá y sale, vuelve a entrar con un pocillo pequeño, lo pone en la bandeja y sale,
mientras esto sucede, se escuchan los gritos de Carlota que la llama insistentemente.
(oscuridad)

III
Carlota y silvana, aunque juntas en escena, hablan para sí mismas, como si estuvieran cada
una en una habitación diferente.
Silvana: (Vistiéndose frente al espejo) Yo siempre he pensado que el tiempo es como el agua
que sale de una llave abierta y cuando la llave se cierra, ¡tas! ya está, una se muere. Existen
personas en el mundo que han estado a punto de a cerrar esa llave varias veces a lo largo de
la vida, yo soy una de esas, la primera vez que lo hice fue cuando decidí plantarle en la cara
a mi papá que yo era una marica, que me gustaban los hombres y que quería ser mujer, pobre
señor, aún hoy después de tanto tiempo no se me borra la cara de espanto que puso, me agarro
a golpes tan duro ese día, que sentí que me iba a morir y literal así fue. Esa noche me tocó
dormir en la calle y me invadió un sentimiento de soledad tan profundo, era como si estuviera
amarrada en el fondo de un oscuro pozo que poco a poco se iba inundando hasta cubrirme
toda y cuando sentí que ya estaba a punto de ahogarme, estallé en lágrimas, y ahí sentada en
el banco de un parque lloré toda la noche. Hoy con la distancia del tiempo creo que lloré por
toda la mierda que me esperaba, desde ese día no he vuelto derramar una sola lágrima y no
me ha hecho falta….La segunda vez fue cuando un cliente casi me mata a puños, el muy
cabrón no quería pagarme, y pues me tocó atacármele, yo que me iba a imaginar que ese
pendejo tan chiquito y con cara de atontado iba a tener semejante fuerza, me dejo tirada por
allá arriba en la calera y esa noche también sentí que me ahogaba y tuve tantas ganas de
morirme, pero el frío de la madrugada me sacudió, no estaba dispuesta a rendirme tan fácil,
después de todo lo que había hecho, me levante y me vestí convencida de que la vida tenía
algo planeado para mí, y esa tarde después de darme una ducha caliente de casi dos horas,
conocí a la madre Carlota y sí, mi vida dio un giro total.
Carlota: (escribiendo en un cuaderno) Ser una marica es una decisión terrible, es una
condena de muerte, eso lo sabe una desde que toma esta decisión, la familia, los amigos, todo
el mundo te da la espalda y sin embargo una sigue, porque pueden más las ganas de ser una
mujer. Yo corrí con mucha suerte y hoy soy una, hace años que al mirarme en el espejo me
siento perfecta, hermosa, todo está en el lugar en que tiene que estar, porque una mujer es
eso, una uña, un pelo largo y divino, unas buenas tetas y, sobre todo, porte y feminidad……Y
gracias a Dios, yo tengo todo eso.
Hace unos años, en Paris, conocí a un diplomático alemán, era un mono divino, grandotote,
me llevó a su hotel, hicimos el amor toda la noche y al otro día, después de almorzar, me
regaló unos pendientes que había comprado unos días antes en la mismísima casa Cartier,
me dijo que en un principio eran un presente para su esposa, que lo esperaba en Berlín, pero
que luego de conocerme se había dado cuenta de que nunca en su vida había estado con una
mujer de verdad y que la única forma de que esos pendiente irradiaran toda su belleza era si
colgaban de mis orejas, adornando mi rostro. Justo en ese instante la última sombra de duda
con respecto a mi apariencia desapareció, lo había logrado, era la mujer que siempre había
querido, era más mujer que cualquier mujer.
Silvana: (Maquillándose tranquilamente) Hace diez años que la madre Carlota me trajo aquí.
Recuerdo que el primer grupo que llego a esta casa lo conformábamos seis, ninguna pasaba
de los 24 años y todas estábamos encantadas con la propuesta. La madre nos garantizaba
todo, un techo, comida, ropa, un tratamiento hormonal con acompañamiento médico y todas
las cirugías que nos dieran la gana, eso sí, nada de vaginoplastías porque eso no les gusta a
los clientes.
Y todo ¿a cambio de qué? De ponernos única y exclusivamente al servicio de su casa y de
sus hombres que según ella eran todos señores super distinguidos buscando el cuerpo
exóticamente bello de una travesti, pero en un lugar seguro y discreto, lejos de las calles frías
de esta ciudad.
Hoy solo quedo yo, dos de ellas no soportaron el encierro y se fueron a los seis meses.
Todavía me acuerdo del show que armaron, y las demás nos dimos cuenta de que nada era
tan bonito como no lo habían pintado, las pobres maricas tuvieron que dejarlo todo, solo se
pudieron llevar lo que tenían puesto, la madre alegaba que una vez hecho el trato los gastos
habían empezado a correr y que seis meses de casa, comida gratis, citas al médico y hormonas
no eran cualquier cosa, es más, que echando cuentas, cada una de ellas le salía a deber casi
800.000$ y que si seguían jodiendo ella conocía a un policía muy influyente que no las dejaría
trabajar en paz en ninguna esquina de este puto país, así que no tuvieron más opción que irse
con las manos vacías.
De las cuatro que quedamos, a una, Alexandra un cliente la ahorcó en alguna habitación de
esta casa, nunca supimos que hicieron con su cuerpo, la casa se cerró durante un mes y la
madre nos hizo jurar que no se lo contaríamos a nadie, mientras nos aseguraba que una cosa
así no se repetiría jamás. según su versión, Alexa había tratado de robarle plata y el maldito
ese no había medido su fuerza, ese día, también sentí morirme, Alexandra era mi mejor amiga
y mi compañera de habitación, la habían matado y la perra de la Carlota ni se había inmutado,
ahí fue cuando entendimos que para ella no significábamos nada, solo éramos sus putas, unas
mulas de carga que trabajábamos para que la muy miserable pudiera darse la gran vida….
Después de eso, no pasó mucho tiempo para que las otras dos, Sofia y Natalia se escaparan,
eran novias, yo las envidiaba y mucho, porque juntas habían logrado construir un refugio
invisible de cuidado y amor que las mantenía inmunes a toda la mierda de esta casa. La noche
en que se marcharon, La madre estaba muerta del odio, juró que las iba a buscar hasta el fin
del mundo y que les iba a cobrar con sangre toda la plata que le robaron, no sé qué fue de
ellas, nunca más las volví a ver, espero sigan juntas, donde quiera que estén……Entonces
empezaron a llegar las nuevas, y yo ya era otra, porque entendí que a esta cárcel no había
venido a hacer amigas, todas estábamos pagando una deuda, una deuda que a mí ya me había
devorado por dentro, quitándome la posibilidad de tomarle aprecio a cualquiera de esas
maricas tontas que llegaban todas ilusionadas a compartir conmigo este infierno.
Carlota: Yo no soy una madre, nunca lo he sido, la verdad es que aquí, lo que tenemos las
chicas y yo es una relación puramente laboral, ellas trabajan para mí y yo les pago…Bueno
eso de que les pago es un decir, lo cierto es que les doy todo lo que les haga falta y por mi
todas son las reinas que ahora son, perfecta, divinas y bien cotizadas.
Las cuatro son mis joyas más preciadas y bueno, está la Fernanda….Sin ella está casa no
funcionaría, yo le debo tanto a esa marica, a veces tengo pesadillas en las que la veo entrar
atacadisima por la puerta de mi habitación, la maldita se me echa encima pa´matarme y yo
me quedo impávida, muerta del susto…..En el fondo de mi alma yo sé que eso algún día va
a pasar, pero yo la voy a estar esperando y seguro nos matamos la una a la otra y esto aquí se
vuelve un mierdero…..En fin, esta casa es una bomba de tiempo y yo lo sé, por eso es que
me toca andarles duro a todas, dejarles bien clarito quien es la que manda y así las voy
amansando.. por ejemplo, la Silvana, esa es la única que queda del primer grupito que me
conseguí. La marica cuando cumplió los cinco años de estar aquí vino a mi habitación a
decirme que se iba, que ya había cumplido con el tiempo acordado… ¡Que tal la muy
atrevida! Con todo lo que yo le había dado, semejante par de tetas que le había mandado a
poner, la feminización facial, que me salió por un ojo de la cara porque el cirujano casi no le
puede quitar esos rasgos de macho tan horribles que tenía……..y la muy perra a irse,
debiéndome casi todo….(Se ríe) yo creo que ese día se arrepintió como nunca, le reventé esa
nariz de un bofetón, la agarre de esas greñas, la hice empelotar y la deje toda la noche
durmiendo en el patio, aguantando frío, para que así probará un poquito de lo que le esperaba
en la calle si seguía con esa idea de irse, porque de esta casa no se iba a llevar ni un pañuelo,
malparida.
(Oscuridad)

Todas, reunidas en un comedor beben licor, conversan de distintas cosas.

Violeta: Qué pena con ustedes, la verdad me siento un algo indispuesta y quiero recostarme
un poco antes de que empiecen a llegar los clientes.
Fernanda: Y eso ¿qué tiene?
Violeta: No sé, creo que son las hormonas, me están pegando como durito.
Silvana: Eso tiene ser mujer.
Catalina: ¿Y quién lo dice?
Silvana: ¡Óiganla! Pues la sociedad, los hombres
Catalina: Pues malditos sean esos cabrones.
Carlota: Malditos y todo, pero son los que nos dan de comer (risas) Y Violeta, silvana tiene
razón. usted vino a golpear la puerta de esta casa porque quería un tránsito bien regio ¿sí o
no?
Violeta: Sí madre.
Carlota: Pues bueno mamita, las hormonas son el primer paso si usted quiere ponerse bien
bella. Mire, cada vez que voy a Europa, regreso sorprendidísima, las maricas de allá la dejan
a una nueva, todas parecen puras gallinas, son divinas, super montadísimas. Ahí es cuando
una se da cuenta que la competencia está dura y que aquí las latinas no se esfuerzan, son
todas bien inmundas, con puras caras de macho.
Juliana: claro madre, pero es que allá la cosa es a otro precio, ser una travesti aquí no tiene
punto de comparación con serlo allá.
Carlota: Como sea juliana, ser mujer es lo mismo aquí o en Cafarnaúm y a todas las maricas
nos toca jodernos igual para llegar a eso, lo que pasa es que allá si tienen buen gusto, clase,
y se les nota que trabajan duro para estar a la altura de lo que se espera de una mujer.
Catalina: Y ¿qué se supone que es lo que se espera de una mujer?
Carlota: Catica, mi amor, sumercé hoy está haciendo unas pregunticas tan estúpidas, como
que, ¿qué se espera de una mujer? Pues que sea bella, femenina, dulce….
Silvana: Y que no pregunte tanta maricada como usted (risas)
Violeta: Yo creería que lo que se espera de nosotras como tal, es que al ponernos al lado de
una mujer normal no tengamos nada que envidiarle.
Juliana: Violeta no sea tonta ¿cuál normal? se dice gallina o hay un término todo
rimbombante que se inventaron y que hace poco escuché por ahí, algo así como
mujer…mmmm…ay, Cata, usted se acuerda… ¿mujer qué?
Catalina: Cisgenéro, amiga, mujer cisgénero
Carlota: Ay no ¿qué es esa mierda tan horrible? ya no saben ni que inventarse, ¡dizque
cisgénera ¡pa’mi las gallinas son las gallinas y las travestis, somos las travestis y punto.
Juliana: Sí madre, pero nosotras también somos mujeres normales.
Catalina: ¿Normales? Normales para quién si en este mundo nadie es normal, eso no existe.
Violeta: Pues para la gente, para la sociedad.
Catalina: Ay amiga, no sea ilusa, nosotras siempre vamos a ser unas pinches travestis, no
importa cuento nos hagamos ni qué nos pongamos, en la calle siempre alguien se da cuenta
y nos recuerda lo que somos.
Silvana: Pues eso será a usted mi amor, porque lo que es a mí eso no me pasa.
Catalina: Claro, cómo le va a pasar si casi nunca sale de esta casa, ridícula.
Silvana: Yo no necesito de la aprobación de ningún aparecido de la calle, me basta y me
sobra con lo que veo todos los días frente al espejo, con este cuerpón fijo me gano el miss
universo.
Catalina: Seguro que sí mamita, el perfil pa’eso usted lo cumple a cabalidad, bien bonita,
pero sin cerebro.
Silvana: Mire Catalino, deje de meterse conmigo que un día de estos la agarro y…….
Catalina: Y qué ¿qué me va a hacer? Yo a usted no le como, pedazo de estúpida.
Carlota: bueno, bueno, me van dejando la payasada ahí ustedes dos, ya me tienen jarta con
su puta peleadera……a la próxima les pego su arrastrada a ver si se así dejan la pendejada...
¡No joda!
Fernanda: Hablando de hormonas, Carlota, usted no me ha entregado la plata para poder
pedir las cajas de este mes.
Carlota: Ni se la voy a dar, dejémoslas así, a ver si cuando les vuelva lo macho, aprenden a
ser más agradecidas con lo que se les da.
Catalina: Sabe que madre, Yo ya estoy jarta de tener que meterme tanta pepa en el cuerpo,
una se pone hasta enferma, y todo para qué, para cumplir con lo que se supone es normal...
Fernanda: Qué ganas de complicarse la vida Catalina, de verdad no lo entiendo, ustedes
aquí tienen de todo y a pesar de eso viven quejándose.
Violeta: Bueno ¿y qué pasaría si dejamos de tomar las hormonas?
Silvana: Nada mi amor, que simplemente se queda sin clientes y por ahí derecho sin con qué
comer
Juliana: Claro, porque en últimas son ellos los que la aprueban a una.
Carlota: ¿Y luego que esperaban? Los hombres vienen a esta casa en busca de algo único
que no encuentran en ninguna otra parte y por eso pagan, lo mínimo que debemos hacer es
complacerlos ¿no?
Catalina: Pero antes que ellos, son los médicos…parecemos leprosas, de consultorio en
consultorio, pasamos por siquiatras, endocrinos, cirujanos, todos hombres que terminan
armándonos a la imagen y semejanza de lo que ellos suponen es una mujer, somos el producto
estándar de una fábrica machista que nos envenena con Valerato de estradiol.
Silvana: Eso se llama sacrificio, y si una quiere lograr sus metas pues le toca hacerse a la
idea, a mí personalmente me pareció horrible tener que ir al psiquiatra, porque literal era una
viejo hediondo, pero pues apenas me vio él supo lo que yo era y rapidito me dio el dichoso
certificado ese.
Catalina: Pues a mí me parece una mierda tener que pararme frente a un pendejo que no me
conoce de nada, para que me certifique que si soy una mujer, como si yo no lo hubiera tenido
bien clarito mucho antes de atravesar la puerta del consultorio.
Violeta: yo nunca he entendido que es lo que dice ese certificado.
Fernanda: Pues que estamos locas, enfermas violeta, que supuestamente tenemos un
problema mental que ya ni me acuerdo como se llama.
Juliana: se llama disforia de género.
Silvana: Ay, dejen tanto drama, además yo sí creo que para ser travesti una tiene que estar
loca
Carlota: Sea como sea, lastimosamente ese es el orden de las cosas ¿qué le podemos hacer?
Y bueno yo no sé ustedes de que se quejan si conmigo todo les resulto facilito, aquí no les
toco esperar años para que las viera un psiquiatra ni para que las mandaran al médico ese de
las hormonas.
Juliana: Si me detengo a pensarlo un poco, honestamente yo me sentía bien cuando era un
pirobito, sin tetas ni culo ni nada, lo que pasa es que una de tanto andar con las travestis
termina por sentirse incompleta, mientras una no se hormone o se haga algo en el cuerpo,
siempre va a seguir siendo un hombre.
Silvana: no sea pendeja Juliana, el transito uno lo lleva hasta donde quiera y si usted resuelve
mandarse a hacer la cuca es porque en el fondo así lo quería y punto.
Violeta: Saben, yo creo que el certificado de las disforia esa no debería existir, pero sí sería
importante que tuviéramos al menos la garantía de un acompañamiento médico, muchos más
responsable ¿no?
Catalina: Exacto, de eso se trata, no es justo que tengamos que soportar que sean otros los
que validen nuestra experiencia de vida, que todo lo que llevamos años construyendo tenga
que pasar por la aprobación de un imbécil que ni entiende el significado de la palabra Trans.
Silvana: Por eso lo que hay que hacer es mentir, decir que uno es feliz, que todo está bien,
que lo único que le falta para alcanzar la plenitud es ser una mujer completa.
Fernanda: (Con gracia) Claro, porque si una va y dice la verdad, todo lo que nos toca sufrir,
que nos sacaron de la casa, que somos putas o que vivimos todo el tiempo con miedo,
terminan es diagnosticándonos trastorno límite de la personalidad y de ahí al manicomio solo
hay un paso. Yo por eso me cansé de pedir hormonas, porque cada vez que iba me volvían a
pedir el certificado ese de la disforia, prácticamente le toca a una estarse certificando el
cuerpo, como si fuera un concurso para alcanzar un sello de calidad.
Silvana: Con razón, por eso es que ahora está así de fea, calva y con bigote (se ríe)
Carlota: (Enfurecida de repente) Cállese Silvana, no sea estúpida. saben una cosa, a mi esta
conversación no me hace nada de gracia, prácticamente todas aquí están aburridas, casi, casi
les salí a deber, y pues se jodieron porque si se les olvida, yo no las fui a buscar a ninguna de
ustedes, ni me las traje a rastras, toditicas vinieron a golpearme a la puerta, berreando y
rogando para que les ayudara……Pues ahora se aguantan.
Silvana: Ay madre, no se ataque, solo estamos charlando, entre amigas.
Carlota: Qué amigas ni que putas, a mí me fastidia la quejadera……y dejemos esto hasta
aquí, corran más bien a alistarse que ya son las cinco de la tarde y no demoran los señores…y
agradezcan que aquí no les hace falta nada.
Catalina: (Se le enfrenta) Si Carlota, nos hace falta nuestra libertad. yo quiero salir a las
calles, correr, gritar y sentir de verdad que este cuerpo que habito es mío y de nadie más, que
mi vida no es solo encierro ni estas malditas cuatro paredes que día a día nos pudren el
corazón……Nada de esto es mío, nada, todo es de los cabrones esos que viene cada noche a
montarnos como si fuéramos unas yeguas.
Carlota: (poniéndose de pie frente a ella) ¿Qué? grite más duro pedazo de desgraciada, muy
desesperada, mal agradecida.
Catalina: Yo no tengo nada que agradécele a usted ¡zorra malparida!
Carlota: (Tomándola fuertemente del cabello, Juliana y Fernanda tratan de separarlas) A
mí me respeta, pedazo de atrevida, hijueputa, (la reduce hasta dejarla en el suelo) cria
cuervos, cria cuervos…pero no se preocupen que fuerza tengo de sobra para darles en la jeta
a todas, lárguense malditas, lárguense que ya me amargaron la tarde.
(Salen todas, menos Fernanda)
Fernanda: Carlota, usted tiene que calmarse, no puede permitir que la provoquen así.
Carlota: Hay días en que me dan ganas de quemar esta pocilga, irme bien lejos y que no
quede ninguna, yo les he dado todo y mire como pagan las muy perras ¿ah? Y la Catalina
quien la ve, ya está sacando las uñas, a esa hay que tenerle cuidado…Pilas con esa marica…
¿me entendió Fernanda?
Fernanda: Si Carlota
(Salen)
IV
(Luz tenue, Fernanda está terminando de organizar el salón, afuera se escuchan voces
tenues, susurros, luego una puerta que se abre y se cierra, unos segundos después entra
Silvana que al ver a Fernanda se asusta)
Silvana: Admirable su entrega para con esta casa, Fercha, mis respetos, mire las horas que
son y usted todavía limpiando.
Fernanda: Los desastres que ustedes dejan, y lo más triste es que es tiempo perdido, porque
mañana a medio día, esta sala otra vez va a parecer un muladar, pero no importa, al menos
me distraigo.
Silvana: Bueno, yo la dejo entonces terminar sus labores tranquilita, que duerma oyó. (Se
dirige hacia afuera)
Fernanda: Silvana ¿Por qué Ernesto Santamaría sale de aquí tan tarde, eso lo sabe Carlota?
Silvana: Cuál Ernesto, ¿qué le pasa Fernanda? Estaba fumándome un cigarrillo
Fernanda: (Se ríe) Ay Silvana, yo puedo tener cara de estúpida, pero no lo soy, acabo
escuchar la voz del viejo ese y a usted diciéndole que no hiciera ruido.
Silvana: Bueno si, anoche luego de despedirse de la madre, se devolvió a escondidas para
mi cuarto y me rogo que lo dejara quedarse un rato más ¿Qué esperaba que le dijera, que no?
Es uno de mis mejores clientes.
Fernanda: No, ni más faltaba, lo que pasa es que como vienen con esa costumbre desde que
la madre andaba por Europa, ya se me hace raro.
Silvana: (Sorprendida) Definitivamente las otras maricas de esta casa tienen razón, usted es
como un espanto que deambula por esta casa y anda pendiente de todo el mundo, pero bueno,
en todo caso yo pensaba hablar de eso con la madre, pero viendo que casi nos da en la jeta a
todas esta tarde, preferí evitarme dolores de cabeza y dejarlo para después.
Fernanda: Perfecto, en todo caso si a usted le da miedo decirle, yo no tengo ningún problema
en hacerlo, finalmente ese es mi trabajo.
Silvana: (riendo irónicamente) Su trabajo es quedarse calladita, o que ¿se le olvida que yo
ya se su secreto? Como le dije esta mañana Fernanda, hagámonos pasito. (acercándose a
Fernanda) Yo estoy más que segura que a la madre no le va a hacer ni un poquito de gracia,
saber que usted tiene escondida en su cuarto, una maleta enorme con un montón de plata…
¿Cuánto es, cinco, diez millones?
Fernanda: Yo lo sabía, por eso es que anda de muy gallo fino mandándome a hacerle todo
¿cierto?
Silvana: Pues sí mamita, así es, y ya que lo sabe, no hace falta que sea muy inteligente para
caer en cuenta que, la que tiene más que perder aquí, es usted, a mí por mucho me casca la
madre, a usted le va quitando su preciada maletica, que supongo le debe importar bastante.
Fernanda: Ve, pues yo no sé si a la Carlota le guste mucho saber que usted le dijo a Ernestico
que se iba a casar con él, a cambio de que la denunciara a ella por proxeneta y la sacara a
usted de aquí.
Silvana: (No puede creer lo que escucha) Usted está loca Fernanda ¿De dónde saca
semejante estupidez? Ya ni sabe que inventarse.
Fernanda: Yo no estoy inventado nada Silvana, lo que le estoy diciendo es la verdad y usted
lo sabe, si la madre se llega a enterar de eso, Ernesto Santamaría no vuelve a pisar esta casa
y sumercé linda se va a morir encerrada en estas cuatro paredes.
Silvana: (Enfurecida) Eso no lo diga ni en broma, pedazo de marica loca, claro, como a usted
por imbécil se le fue la vida sirviéndole a ella, quiere lo mismo para una, ¿no? yo hace rato
que cumplí mi tiempo en esta maldita casa, pero a la perra de la Carlota no se le ha dado la
gana de dejarme ir y pues yo no me pienso quedar de brazos cruzados y si me toca llevarme
por delante este putiadero, pues me lo llevo, no me importa.
Fernanda: ¿Sabe que es lo que más me molesta Silvana? Que lo de su cuento con el viejo
ese, yo lo sé hace rato, sin embargo, decidí callar, a pesar de lo que eso implicaría, porque si
Carlota llega a tener problemas legales, seguro que me llevan a mí también, por cómplice.
Pero yo en el fondo entiendo su desesperación y también, debo aceptar que, al enterarme, vi
una pequeña luz de esperanza, una posibilidad de por fin terminar con este infierno, de
ganarle a ella. En cambio, usted, apenas se enteró de lo de mi plata, decidió aprovecharse de
eso, sabiendo cuales eran sus planes. Usted no solamente quiere irse y dañarle el negocio a
la Carlota, usted también quiere jodernos a las demás y eso no es justo, porque ninguna de
nosotras somos culpables de lo que le ha tocado vivir acá.
Silvana: Yo soy mala Fernanda, y he comido tanta mierda, que lo que a ustedes les pasa me
importa un culo.
Fernanda: ¿Y usted cree que las demás la pasamos muy rico aquí, o qué? Todas de alguna
u otra manera llegamos a esta casa engañadas y somos unas prisioneras, entonces seguro, que
la única que la ha pasado mal no ha sido usted.
Silvana: (Irritada) Como sea Fernanda, ya capté el mensaje, usted no abre la boca ni yo
tampoco y dejamos que las cosas sucedan a ver si corremos con suerte ¿sí o no?
Fernanda: Exactamente.
Silvana: Perfecto, entonces así quedamos, esperemos a ver qué pasa…Y la dejo porque estoy
que me caigo del sueño, que duerma.
Fernanda: Antes de que se vaya, una cosa más.
Silvana: (Fastidiada) ¿Qué?
Fernanda: No quiero volverla a escuchar tratándome como a su empleada personal, ni
poniéndome de mandadera, le quedó claro.
Silvana: Ash, y con lo divertido que era, pero tranquila amiga, que ahora somos socias.
(Silvana sale, Fernanda termina de organizar el salón y sale, oscuridad)

(Habitación de Catalina y juliana, las dos están sentadas a cierta distancia la una de la otra)
Catalina: Si estuviera viva, ayer mi mamá hubiera cumplido 45 años, murió completamente
sola, allá en su casita de Barrancabermeja……Jum, la pobre ¿Qué pensaría si supiera que
hoy, yo le llamo madre a una aparecida que la único que ha hecho es joderme la vida?
Juliana: No piense en eso Cata, si nosotras nos fuimos lejos de nuestras familias fue por
algo ¿no?
Catalina: Ay amiga, yo a estas alturas ya ni sé, tal vez en la casa, con mi mamá, las cosas se
hubieran puesto mejor, en cualquier caso, ella fue la que me trajo al mundo, quizá en últimas
me hubiera querido, así como soy.
Juliana: Pero eso nunca lo vamos a saber con certeza, y la verdad yo si pienso que
deberíamos de ser un poco agradecidas con la madre Carlota, ella nos ha dado bastante.
Catalina: (Sorprendida) De verdad que usted es increíble Juliana, no se cansa de defenderla,
después de verla como nos humilla, para ella no somos personas, somos un traste más de esta
casa.
Juliana: Una no puede ser tan negativa, al menos tenemos un techo, estamos seguras y no
en la calle corriendo un montón de riesgos ¿o es que no ha escuchado lo que cuenta la
Fernanda?, que afuera la policía le casca a las chicas, no las dejan trabajar, eso sin mencionar
la transfobia que se respira en esta ciudad en cada esquina, yo prefiero aguantarme los
berrinches ocasionales de la Carlota, a estar en la calle, pensando que en cualquier momento
me van a atacar o hasta a matar.
Catalina: Ser mujer es una cosa muy hijueputa ¿no?
Juliana: Sí, todo el mundo se cree el dueño de nuestras vidas.
Catalina: ¿Todo el mundo? Querrá decir los hombres.
Juliana: Sí, lo que pasa es que a veces los hombres parecen ser el mundo.
(Tocan la puerta, Juliana y Catalina se quedan en silencio, por un tiempo hasta que vuelven
a tocar)
Violeta: (Desde afuera) ¿Chicas, están despiertas? soy yo Violeta, lo que pasa es que salí al
baño y al parecer Silvana cerró con llave la habitación y no puedo entrar, ¿me puedo quedar
con ustedes?
Catalina: (en voz baja) Esa silvana es una miserable.
Juliana: Es la más mala de todas, (Hablando fuerte, hacia la puerta) Si Violeta, siga, está
abierto.
Violeta: Gracias, me estuve un rato en el sofá, pero allá abajo hace mucho frío.
Catalina: Fresca hermana, aquí la dejamos dormir sin ningún lío.
Juliana: Pero no entiendo ¿Qué pasó, por qué se quedó por fuera?
Violeta: Pues nada, después de terminar de trabajar, yo subí a la habitación y quedé profunda,
no sé cuánto tiempo habré dormido, el caso fue que me desperté y Silvana todavía no estaba,
me pare al baño, oriné, y cuando volví, la puerta estaba cerrada con llave, supongo que ella
entró, cerró y se durmió, ni se habrá dado cuenta que yo no estaba.
Catalina: Ay Violeta, obvio que se dio cuenta, lo que pasa es que ella es así, pero tranquila,
aquí le hacemos espacio en alguna de las dos camas para que duerma.
Violeta: Gracias.
(Breve silencio, todas se miran sin saber qué decir)
Violeta: ¿Y de que estaban hablando?
Juliana: Nada, cosas nuestras.
Violeta: Mmmmm, veo.
Catalina: (Mirando a Violeta con atención) Usted porque vino aquí.
Violeta: Ya le dije Cata, pues porque Silvana me dejó por fuera y abajo hace mucho frío para
poder dormir.
Catalina: No violeta, no le estoy preguntado por qué vino aquí a la habitación de nosotras,
sino por qué decidido meterse en esta casa, con la Carlota, usted tan joven y bonita.
Juliana: Ay amiga, pues por la misma razón de todas, la que nos trajo hasta aquí a usted y a
mí.
Catalina: ¿Y cuál es esa razón?
Juliana: Pues…….
Violeta: (Interrumpiendo) Un poquito de paz, dejar de sentirse en el lugar incorrecto, una
necesidad de no más ser el bicho raro de la cuadra. Yo, por ejemplo, me iba maquillada al
colegio y no me importaba, y mi abuela que era toda linda, se ponía toda contenta a catarme
boleros, mientras yo le escarbaba los cajones, buscando cualquier resto de polvos, o un
trocito de labial, así fue como yo descubrí mi feminidad, había algo en el ejercicio de
maquillarme, de jugar con mi rostro que me generaba una emoción indescriptible, parada
frente al espejo jugando con sus contornos y formas, me sentía infinitamente plena, había
días en que lo hacía con el único fin de olvidarme de todo lo que me rodeaba y me asfixiaba,
para alcanzar una sensación de tranquilidad y descanso, otros, lo hacía movida por una
necesidad incontrolable, casi como si se tratara del hambre o la sed. El ejercicio de
maquillarme me intrigó desde que era una niña, recuerdo con claridad las incontables veces
que me senté en el inodoro a acompañar a mi tía mientras se maquillaba frente al gran espejo
del baño de mi casa, la miraba obnubilada, mientras un gran deseo de poder hacer lo mismo
se apoderaba de mí con fuerza.
Juliana: Sí, maquillarse es lindo, pero yo no lo vine a hacer con tranquilidad sino hasta
después de vieja. De niña, se me ocurrió una vez ponerme un poquito de rubor en las mejillas
y cuando mi papá se dio cuenta, me agarró a cachetadas y apenas termino de darme, me dijo
que cada vez que quisiera tener roja la jeta, le avisara, que él me colaboraba con el asunto
(Se ríe).
Violeta: Yo no la pasé mal en mi casa, a pesar de todo, mi abuela y mi tía me querían mucho,
pero de lo que sí estaba cansada era del colegio y de la gente del barrio, todo el tiempo, los
golpes, las burlas, las miradas, la secreteadera cuando una pasa. Yo me armé de valor y
terminé el colegio por pura consideración con mi abuelita, que se puso muy enferma cuando
yo estaba como en décimo grado, pero han sido los peores días de toda mi existencia, el
colegio es como una cárcel, literal se le tiran la vida a uno, menos mal todo eso ya se acabó.
Catalina: (Guarda silencio por uno segundos) Hace días que yo me pregunto por la
verdadera razón que me empujó a golpear las puerteas de esta casa y se me vienen a la cabeza
un motón de sensaciones encontradas. Yo llegué aquí en búsqueda de mis misma, y porque
ingenuamente creía que no tenía nada que perder, al contrario, quizá este lugar era la clave
para terminar de convencerme de la existencia de esa mujer que me habitaba y que pedía a
gritos ser escuchada. Vine, queriendo escapar; de la ciudad, del horrible trabajo que me
entristecía el alma y sobre todo de la violencia que suponía para mí un mundo dominado por
la masculinidad; porque, sin lugar a dudas, el derecho a la ciudad, a la libertad y al disfrute
es un privilegio masculino, son ellos quienes caminan dominantes por las aceras, escupen y
hablan fuerte, a nosotras, por el contrario nos tocó el andar esquivo, silencioso; porque
aunque en algún momento de nuestras vidas hayamos lucido como ellos, nunca fuimos uno
de ellos, los hombres siempre descubrían cuando a una, el disfraz de hombrecito no le
quedaba, era imposible disimular como se nos iba escurriendo poco a poco, dejando traslucir
ese ser femenino, haciendo evidente nuestra traición a su frágil virilidad, entonces para ellos
una es el enemigo, un traidor que en la calle o en donde sea siempre va a ser un pinche
maricón.
Juliana: Y nunca vamos a dejar de serlo, hagamos lo que hagamos nos iremos marcadas con
esa palabra en la frente hasta la muerte.
Violeta: Así es, pero ¿saben una cosa? la verdad yo llegué aquí no estando muy segura de
querer ser una mujer.
Hay un breve silencio, Catalina y Juliana cruzan miradas
Juliana: ¿Cómo así amiga, entonces usted que hace aquí si no está segura de querer iniciar
su tránsito?
Violeta: No sé, por lo que les decía ahorita, para sentirme más tranquila, para poder hacer lo
que me gusta sin tener que temer por mi seguridad o estar dando explicaciones.
Juliana: Ay mamita, pero si lo que a usted le gusta es maquillarse y treparse pues para eso
está el transformismo, se puede volver una Drag Queen bien regia y no estar aquí puteando
y arriesgándose a terminar siendo lo que nunca quiso.
Violeta: Es que no se trata de eso Juli, es decir a mí me gustan todas esas cosas porque me
parecen lindas y disfruto de ellas, pero no soy un hombre gay (se detiene a pensarlo) ¡no
jamás! De eso si estoy completamente segura, los gays en últimas también son hombres y a
veces son macabros, Lo mío va más allá, yo siempre me he sentido como
extraña…………No sé cómo explicarles para que no se rían y piensen que estoy loca.
Catalina: Fresca hermana, hable tranquila o es que no se ha dado cuenta que esta casa está
llena de locas.
Violeta: (Duda) Bueno, yo no sé si a ustedes alguna vez en sus procesos de tránsito les paso,
pero yo me siento de ambas cosas.
(Juliana y Catalina la miran con cara de no entender mucho)
O sea, la verdad es que yo me siento bien con mi cuerpo masculino y ojo, con esto no quiero
decir que me imagino siendo el mero macho, sino que me gusta lo que veo en el espejo, por
ejemplo, la barba que me está empezando a salir, mi voz. Es más cuando yo llegué aquí lo
primero que la madre hizo fue mandarme a depilarme toda, y la verdad yo me sentí tan mal,
porque a mí me gustaban mis piernas así, todas velludas. Pero también me pasa que siento
en mí una indescriptible fuerza femenina, una necesidad de ser también desde ese lugar y de
expresarme a través de él… ¿Me entienden?
Juliana: Ay no violeta, yo lo que creo es que usted es un gay muy femenino que se está
complicando mucho la existencia ¿sí o no Cata?
Catalina: (Pensativa) Yo no sé Juliana, todo esto que dice Violeta me pone mucho a
pensar…
Violeta: Miren, yo en cierto momento llegue a pensar que era como una especie de ser de
otro planeta con dos esencias, femenina y masculina, como que era ni de aquí ni de allá y
todo a la vez…
Juliana: No joda, usted sí que está muy loca, nosotras las travestis luchando día a día y literal
poniendo el culo para que nos reconozcan y validen, y usted viene a decirme que no se siente
nada, ni de aquí ni de allá, un puro bicho raro.
Catalina: No es ningún bicho raro Juliana, lo que esta marica está diciendo es muy bonito y
la verdad si yo pudiera devolverme en el tiempo, me abstendría de cruzar la puerta de esta
casa y me iría a reconciliarme con mi cuerpo y con mi ser femenino, porque en últimas lo
que nosotras hicimos aquí fue aceptar ser, como se supone tenemos que ser, y nos metimos
hormonas a las malas y luego nos operamos ¿y todo para qué, para ser esclavas, para no ser
dueñas de ese cuerpo que tanto soñamos?
Juliana: Nada en la vida es gratis Cata y yo la verdad creo que el sacrificio lo vale, yo me
siento muy feliz con el cuerpo que tengo.
Catalina: Y eso está perfecto, de verdad que me alegra que se sienta bien con lo que ve
cuando se para frente al espejo, pero de verdad esas tetas y ese culo valen su libertad, su
tranquilidad ¿Yo creo que no? Hemos llegado al punto de odiar nuestro cuerpo por lo que
nos dicen los demás y no es justo que ser mujeres nos halla costado tanto.
Violeta: Igual yo ya asumí esto y no pienso echarme para atrás, no piensen que les estoy
queriendo decir eso, además la madre Carlota me mata donde yo le llegue a decir que me
quiero ir, así que ni pensarlo.
Catalina: (Decidida) No Violeta, usted no tiene que cometer el mismo error nuestro, todavía
está a tiempo de arrepentirse e irse y si la madre le llega a decir algo pues rompemos esa
puerta y nos largamos todas, que ya estoy cansada que se las de dominanta creyendo que
somos de ella.
Juliana: (Asustada) ¿A usted que le pasa Catalina, se le arrancó la moto o qué? ¿cómo se le
ocurre que nos le vamos a rebelar a la madre, esa nos puede hasta matar?
Catalina: Pues que nos mate a todas a ver cómo queda.
Violeta: (Angustiada por la reacción de Catalina) Ay chicas, la verdad yo no quise generar
incomodidad ni nada, como les dije yo ya asumí mi decisión y no tengo ningún problema con
estar aquí…… no me paren bolas, yo soy nueva y apenas me estoy acostumbrando a la casa,
entonces a veces hablo de más.
Catalina: Pues yo no sé a ustedes, pero esta conversación me dejó claro una cosa.
Violeta y juliana: ¿Qué?
Catalina: Que lo que soy yo, en menos de una semana, me largo de aquí.
Oscuridad.
Carlota está en bata de dormir, camina por la habitación mientras se mide varios pares de
zapatos, entre tanto Fernanda se encuentra buscando algunos vestidos del armario, los saca
del plástico que los envuelve y los pone cuidadosamente sobre la cama.
Carlota: (Sentándose en la cama) La vida no es fácil, para nadie, a una le toca joderse y
harto, para lograr tener alguito medianamente decente (Mira los vestidos) Cada uno de estos
trapos me costó las uñas, hasta sangre porque a veces a los hombres se les va la mano, y no
se les puede decir nada, ¡como están pagando!………Por eso me muero del odio cada vez
que estas chinas se ponen a desafiarme, no se imaginan lo afortunadas que son.
Fernanda: Pero a veces a usted se le va la mano Carlota, no se le olvide que todas esas son
unas maricas y ya vienen enseñadas a enfrentarse a lo que sea, yo sí creo que es mejor tenerles
paciencia, llevarlas con calmita, si lo que queremos es hacernos la vida aquí un poquito
tranquila.
Carlota: Yo no necesito que nos hagamos la vida amena, no sea ridícula, yo lo que necesito
es que esas niñitas produzcan y tengamos para comer.
Fernanda: Para comer y que usted se pueda dar la gran vida.
Carlota: Oigan a esta tan atrevida ¿Usted también se va a meter conmigo?
Fernanda: No se trata de eso, si yo estoy aquí es porque soy la que mejor la conoce entre
todas las locas en esta casa y por eso mismo me siento en el deber de decirle la verdad.
(Sentándose al lado de Carlota) vea, que usted se la pase de viaje por Europa, que llegue
cargada de cosas y que además no haga más sino joderles la vida a esas pobres las va a
terminar aburriendo, si es que ya no lo están.
Carlota: Pues que dejen la envidia, yo no tengo la culpa de que mis clientes sean de tipo
internacional o que prefieren ellas, que me quede aquí de mantenida, no, yo también tengo
que trabajar….
Fernanda: Ay Carlota, usted y yo sabemos que eso no es tan así y ellas también lo saben.
Carlota: (Desafiante) Y entonces ¿qué hacemos?
Fernanda: Pues tratarlas con un poquito más de consideración, por ejemplo, la Silvana hace
rato que pagó su deuda aquí y usted debió cumplir su palabra y dejarla ir, seguirla teniendo
aquí encerrada en es un gran error, esa mujer ya pasó de los 30 años, ya es tiempo de que se
vaya.
Carlota: Y eso qué, aquí está más segura, la calle es difícil y usted lo sabe, en esta casa lo
tiene todo.
Fernanda: Sí, pero usted hizo un compromiso con ella, cumplirlo no solo mejoraría el
ambiente de esta casa, sino que le daría confianza a las demás.
Carlota: (Pensativa, se pone de pie y comienza a revisar los vestidos) ……Sabe una cosa
Fernanda, voy a contarle algo, y espero que por ahora quede entre nosotras.
Fernanda: ¿Qué pasó?
Carlota: Pero primero le voy a hacer una pregunta, usted que lo sabe y lo ve todo en esta
casa, no se ha dado cuenta que la Silvana y Ernestico Santamaría andan de muy amorosos,
anoche ese viejo atrevido se largó de esta casa como a las dos de la mañana ¿sí o no?
Fernanda: Sí, es más yo andaba barriendo el salón y cuando la Silvana me vio se puso pálida,
con decirle que hasta me amenazó con que si yo llegaba a decir algo, ella le contaba a usted
que yo tengo una maleta llena de plata en mi habitación.
Carlota: (Sorprendida) ¿Cómo así, y es que usted tiene una maleta llena de plata en su pieza?
Fernanda: Claro que no Carlota, es Silvana que no haya que inventarse, porque ya está
desesperada en esta casa, usted le ha dado muchas largas al asunto de su salida y esa mujer
aquí es una bomba de tiempo, es que ya es hora de que haga su vida, que se sienta libre
después de todos los años que la ha pasado encerrada entre estos muros.
Carlota: Sí, por eso llegué a un acuerdo con Ernestico Santamaría, él se la quiere llevar,
entonces pues que me pague y que haga con ella lo que quiera.
Fernanda: (Que no da crédito a lo que escucha) ¿Cómo así Carlota? ¿Usted me está diciendo
que vendió a silvana como si fuera una perra, usted está loca o qué?
Carlota: Esas niñitas son mías, yo las convertí en lo que son hoy en día, sin mí no serían
nada y andarían por la calle vueltas mierda y arrastradas…Lo mínimo, es que antes de irse
me dejen alguito pa’saldar la deuda ¿no?
Fernanda: ¿Qué le dejen alguito? Carlota, no le basta con los diez años que ya lleva Silvana
metida en esta casa trabajando para usted, de verdad que no lo creo……usted está cometiendo
un error terrible.
Carlota: Bueno, y a usted que le importa, esos son mis negocios, además la Silvana está que
se muere por ese viejo cacorro así que ella se va, Ernestico me paga y todos felices.
Fernanda: (Visiblemente angustiada) Usted no sabe lo que está haciendo, esa mujer se nos
va a atacar y con toda razón, es obvio que ella está encarretada con el viejo ese porque ve en
él una oportunidad para salir de aquí, pero no porque lo quiera en serio, ella lo que más desea
es su libertad no cambiar de dueño.
Carlota: Ay mire Fernanda, aquí la que toma las decisiones soy yo, y ya todo está acordado,
después de la fiesta de esta noche hablaré con Silvana para que aliste sus cosas y si no le
gusta pues perfecto, yo no tengo ningún problema, hablo con Ernesto, le devuelvo su plata y
que ella se pudra en esta casa.
Fernanda: Así no se hacen las cosas Carlota, usted hizo un acuerdo con ellas y haciendo lo
que piensa hacer con Silvana lo único que va a lograr es perder el poco respeto que ellas
todavía le tienen, no se da cuenta que somos dos contra cuatro, donde a esas maricas les dé
por matarnos, nos acaban.
Carlota: Pues yo no les tengo miedo, que se revelen a ver cómo les va, seguro nos matamos
todas, pero de aquí no sale caminando ninguna…(Molesta) Y la verdad este tema me tiene
jarta, yo no necesito ni su consejo, ni mucho menos su cantaleta, vaya a hacer su cosas y
déjeme arreglarme en paz.
Fernanda: Carlota, yo le digo todo esto porque soy su amiga, dígame ¿tenemos o no tenemos
confianza?
Carlota: No tenemos Fernanda, yo le pago, usted me sirve y nada más.
(Fernanda la mira, quiere decirle algo, pero prefiere callar, da la vuelta y sale de la
habitación.)

V
Salón principal, todo está muy limpio y ordenado hay cinco sillas dispuestas en forma de V,
catalina y Violeta se encuentran sentadas al lado izquierdo de la escena, al lado derecho
están Silvana y Juliana, en el a mitad que da una silla vacía, es la de Carlota que aún no
entra en escena, las chicas todas están muy bien arregladas, pero Violeta es la que más lo
está, esperan en silencio.
Fernanda: (Entra apresurada y se detiene en frente a la silla vacía) Gracias a todos por
venir, de verdad que para nosotras es un honor enorme tenerlos en casa, recuerden que
estamos para servirles y hacerles pasar una velada inolvidable, y no lo olviden, esta noche
todas somos de ustedes, bienvenidos.
En un segundo Carlota estará nos estará acompañando, recuerden que a ella le gusta hacerse
esperar y desear (suelta un risa simple y sale)
(Por unos segundos las cuatro mujeres quedan solas en el escenario, lo que dicen a
continuación serán pensamientos en voz alta)
Catalina: Desgraciada, como quisiera que un día durmieras para siempre y nos dejaras en
paz.
Silvana: Perra miserable cómo te odio
Violeta: No estoy segura de querer estar aquí
Juliana: Bueno, lo único que queda es divertirse, que para eso es la noche.
Fernanda: (Entrando nuevamente) Bueno señores ahora sí, recibamos por favor con un
fuerte aplauso a la única, la inigualable ¡Carlota Saavedra!
(Entra carlota, todas menos Catalina aplauden)
Carlota: (Al público) Gracias, gracias de verdad por aceptar nuestra humilde invitación y
estar aquí ¿Qué sería de nosotras sin ustedes? ¿Qué sería de esta casa sin el calor de sus
varoniles voces, de su infinita dulzura? Siempre estaré en deuda con ustedes mis amores y
no olviden jamás que esta casa es suya.
(Se sienta)
¿Saben una cosa? Yo soy una mujer muy curiosa y a veces me pongo a hacer mis
elucubraciones y justamente esta semana me puse a pensar en lo siguiente: A mí de la
feminidad me gustan los contornos, y con ello quiero decir que me agrada su carácter de
adorno, de “cosa bonita” (se pone de pie comienza a caminar por el salón)) miren señores,
yo me pongo un vestido y me siento hermosa, grande, rutilante, única pero eso sí, no es solo
el vestido ¡ojo! Porque cualquier escoba con faldas no es una mujer.
Tranquilos, adelante, sigan esta noche la casa es de ustedes y aprovechen porque vamos a
celebrar, eso, siéntense, pónganse cómodos.
Como les estaba diciendo (pensativa) ¡ah! Ya me acorde, miren, voy a explicarles bien esta
cuestión para que me entiendan, porque es una idea en la que llevo pensando desde hace un
buen tiempo y que ha venido tomando una forma muy interesante, así que escúchenme bien
para que no se me vayan a confundir……… La cosa es así, para mí, en este mundo solo hay
machos y hay hembras….
¿Cómo? ¿Qué esas divisiones solo sirven para los animales? Ay no mis amores, déjenme les
explico para que puedan entender mi punto. Como les decía, para mí los machos son todos
los hombres, porque para eso solo hace falta tener pipi y nada más, pero ojo aquí, que ahora
si viene lo interesante del asunto y es que yo pienso, que contrario a lo que por lógica todo el
mundo pensaría, las hembras no son todas las mujeres, sí señores y , no me hagan esa cara,
Yo después de tantos años de andar metida en este negocio he llegado a la conclusión de que
en este mudo hay hembras y hay mujeres…… si, tranquilos que ya les explico.
(Regresando a su asiento muy seductora) Pues bien, una hembra puede ser cualquiera que
haya nacido con una vagina, es decir, esa que vino al mundo a parir, a amamantar, a hacer
oficios, a cuidar, a que la maltraten, resumiendo cariños míos la que nació para sufrir, sus
esposas por ejemplo (se escuchan risas, entre ellas las de Silvana) y por otro lado…..¡pongan
mucha atención a esto para que entiendan lo que quiero decir! Estamos las mujeres, pero no
es tan sencillo, ahí no para la cosa, porque las mujeres se dividen en dos grupos; Las que lo
somos por elección, por pura vacación y las que, naciendo hembras, tuvieron la suerte de
escapar de su horrible destino y convertirse en actrices, cantantes, bailarinas, mejor dicho
mujeres famosas que se dedican a otras cosas, libres, hermosas y sobre todo femeninas y es
que ese es el punto al que quería llegar, porque la feminidad es la piedra preciosa, la condición
sine qua non para ser mujer, y eso es lo que nos diferencia de las hembras comunes; que
nosotras, las mujeres, vivimos y exaltamos nuestra feminidad, porque una mujer es una uña,
un tacón, un vestido de lentejuelas brillantes a la luz de la luna……… porque no es por nada,
pero una simple secretaria o cualquier vendedora de plaza no tiene el porte ni la actitud que
exige la feminidad. Ser mujer es un arte, el arte más sublime que pueda existir y en ese sentido
las mujeres somos artistas, claro, unas más talentosas que otras, pero todas somos artistas.
Fíjense en mí, por ejemplo, ustedes bien saben que yo no nací muy mujer que digamos, sin
embargo, siempre, desde que tengo memoria me sentí una, la más hermosa, entonces me
ponía los vestidos de mi mamá…que lastimosamente eran unos trapos feos sin nada de
glamuroso. y andaba por toda la casa, pavoneándome como una actriz famosa que se exhibe
en una larga alfombra roja.
Yo siempre quise ser una mujer, y mírenme ahora ¡qué maravilla!, quien se iba a imaginar
que después de tanto tiempo yo me convertiría en un referente de feminidad, en un espejo en
el que todas buscan reflejarse, en la inspiración de tanta hembra fea que viene a la puerta de
mi casa para rogarme que la rescate del fango en el que vive. Y es que nadie hay en esta
ciudad como yo, las demás son puras maricas callejeras, aquí en esta casa se respira glamour
y buen gusto……Por eso es que están aquí mis señores
Ustedes de preguntaran ¿por qué les estoy hablando de todo esto? sucede queridos que hoy,
además de celebrar nuestra acostumbrada fiesta mensual, voy a presentar formalmente ante
todos ustedes a mi nueva hija, algunos quizá, ya han tenido el placer de compartir con ella
unos raticos y me la han sabido tratar muy bien a pesar de que todavía está chiquita y sin
forma, pero hoy será su presentación oficial (mira a Violeta y le hace señas para que se
ponga de pie)
Violeta: (Visiblemente nerviosa) Buenas noches a todos, para mí es un gusto estar aquí
conocerlos y poder estar a su servicio, mi nombre es Violeta y espero ser de su agrado (Mira
a Carlota con cara de no saber qué más decir)
Carlota: Bueno, disculpen a la niña, con tanto hombre guapo se nos puso un poquito
nerviosa, el caso es que ella lleva preparando varios días un pequeño show y esta noche
quiere compartirlo con nosotros, así que hija, adelante.
(Oscuridad, todas salen de escena menos Violeta, para este momento el personaje inicia su
presentación la cual será libre de elegir a la hora del montaje, una presentación sombría y
poco festiva sería lo ideal, Violeta no está segura de haber tomado la decisión correcta y
está empezando a temer en quedarse encerrada con Carlota de por vida)
Carlota: (Aplaudiendo) Bueno, bueno, después de tan hermosa presentación, y antes de
iniciar la fiesta, quiero que me regalen unos segundos para darles un última gran noticia
¡hijas! Vengan todas acá por favor (Todas salen y permanecen detrás de ella) Para una madre
siempre es difícil ver crecer a sus hijas, en especial cuando las conoció desde que eran unas
pollas todas despelucadas y tonticas, pero el tiempo pasa y una debe hacer de tripas corazón
y entender que toco es un ciclo y que hay que dejar que las chinitas tomen su propio rumbo,
por eso quiero aprovechar este encuentro para anunciarles a todos que Silvana, la mayo de
mis hijas ya cumplió su ciclo en mi casa y es el momento de que extienda las alas para que
vuele por sus sueños.
(Silvana no da crédito a lo que escucha, las demás la miran igual de sorprendidas, Juliana se
arroja a abrazarla, Silvana rompe en llanto, mientras el público se llena de aplausos)
Carlota: (A Silvana) Hija ¿tienes algo que decir?
Silvana: (Quebrada en llanto) Gracias madre, de verdad, no me esperaba esto…No lo puedo
creer gracias, gracias (la abraza)
Carlota: Bueno, pues ahora así vamos a pasarla saboroso (A las chicas, chasqueando los
dedos) mis niñas a trabajar.

(Es de madrugada, el salón tiene una luz tenue, hay mucho desorden, botellas de alcohol en
el suelo, copas y algunos abrigos tirados por cualquier parte, en una esquina Fernanda fuma
en silencio, después de unos segundos, Catalina entra, piensa que está sola y enciende un
cigarrillo)
Fernanda: Entonces Catalina ¿Ya se le fue el Hombre?
Catalina: (Visiblemente asustada y molesta) Mierda, Fernanda ¡Que susto! no la había visto,
qué costumbre tan fea la suya de verdad.
Fernanda: ¿Cuál costumbre, acaso es pecado que una fume?
Catalina: No Fernanda, lo que pasa es que usted parece un fantasma, yo he llegado a creer
que ni duerme…… total ya me fumo esto y me voy de aquí.
(Ay un silencio, ambas fuman ignorándose por completo, hasta que Catalina se percata del
olor particular que hay en el salón)
Catalina: ¿Usted está fumando marihuana?
Fernanda: Si Catalina, me relaja ¿quiere?
Catalina: No muchas gracias, a mí eso no me gusta, además viniendo de usted me resulta
sospechoso.
Fernanda: ¿Sospechoso?
Catalina: Si Fernanda, de usted una no sabe que esperar.
Fernanda: (Muy seria) En los cinco o seis años que usted lleva aquí Catalina, son muy pocas
las ocasiones en las que nos hemos sentado a conversar, eso es curioso, porque a pesar de
vivir juntas no nos conocemos y usted claramente tiene una imagen muy errada de mí.
Catalina: (Sorprendida) ¿Errada Fernanda? Como usted bien lo dice, en todos los años que
yo llevo aquí, lo único que conozco de usted es que es el perro faldero de la madre Carlota,
por no decir que la alfombra donde ella pone los pies, yo sé perfectamente que se lo cuenta
todo y que cuando ella no está, es su deber vigilarnos y tenerle un informe detallado de
nuestros movimientos para cuando ella regrese ¿es así, o no es así?
Fernanda: (Acercándose) Sí, es así, pero ¿usted se ha detenido a pensar por qué?
Catalina: Pues porque la madre le paga Fernanda, eso no es secreto para ninguna de nosotras
y porque usted es medio estúpida también.
Fernanda: Ah, pero me paga, quien la oiga pensará que yo aquí gano una millonada. No
Catalina, como a ustedes, Carlota no me perdona ni una, me lo cobra todo, arriendo, servicios,
comida, las cositas del aseo personal, en fin, con lo poquito que me queda no me alcanza ni
para un par de medias.
Catalina: Entonces si todo es tan horrible ¿por qué sigue aquí? Usted es la única que no le
debe nada a la madre, puede irse cuando le plazca.
Fernanda: (Se ríe) No, yo no le debo nada, es más ella me lo debe todo a mí…Y para
responder a su pregunta, no me voy porque no puedo, son tantos años los que llevo en esta
casa, que ya no conozco otra vida, además ¿usted cree que Carlota me dejaría atravesar la
puerta de sus dominios así no más? no señora, mínimo me lo quita todo y yo calva no voy a
salir a la calle. Ha sido toda una vida de limpiarle la mierda, de irle con el chisme de lo que
se habla de ella, de estar pendiente de ustedes, años de no tener secretos la una con la otra y
sin embargo cómo desearía que la partiera un rayo y por fin respirar un poquito de paz.
Catalina: Ay Fernanda, vaya busque a otra marica que sí le crea su papel de la pobre sufrida.
Fernanda: ¿Papel de sufrida? Perdóneme, Catalina, pero….
Catalina: (Interrumpiendo) No, perdóneme usted Fernanda, mire yo puedo ser muchas
cosas, pero de estúpida no tengo un pelo. Últimamente he estado teniendo bastantes
enfrentamientos con la madre y estoy segura de que ella mismita la mando a tantearme para
saber en qué ando pensando y demás, pero se jodieron, porque yo en su jueguito no voy a
caer.
(Catalina aún no termina su cigarrillo, pero lo tira al suelo y lo apaga con sus pies, está a
punto de salir)
Fernanda: Yo empecé a fumar cigarrillo como a los 15 años, y a los 17 ya fumaba bareta
como una loca, era apenas una polla sin idea del mundo, pero era linda, y los hombres se
morían por mí, en una noche me hacía la de plata y a final de mes tenía lo suficiente para
pagar mi arriendo, comprar mis hormonas, mandarle plata a mi mamá y darme uno que otro
gustico (fuma) Tenía un amiguito, era milico, el bobo botaba la baba por mí y todos los
viernes me recogía por la carrera 15, tirábamos, después pedía arroz chino y veíamos una
película, esa era mi vida y yo me sentía feliz, claro, no faltaba la policía, que a veces venía a
cascarnos o la amiga que aparecía muerta en alguna habitación de mala muerte o en cualquier
calle de por ahí, pero exceptuando eso, mi vida era tranquila. (Fuma y se queda en silencio
por unos segundo) Una madrugada, cuando yo acababa de cumplir 20 años, conocí a la
carlota……..Estaba ahí, en una esquina, muerta del frío, con un modelito inmundo que
después me contó le había robado a una vecina, la vi tan congelada que me acerqué y le ofrecí
un cigarrillo, recuerdo que me miró, sonrió y me dijo que no fumaba, yo me reí y le dije:
Marica, la calle es difícil y el cigarro se vuelve un buen compañero para sobrellevarla, me lo
recibió y desde ahí hasta el día de hoy hemos estado juntas………(Se ríe) Qué me iba imaginar
hasta dónde me iba a llevar ese puto cigarrillo.
Después de eso el milico que le dije se hizo general y empezó a quererme solita para él, así
que la Carlota me hizo pedirle un apartamento amueblado y todo, que dizque para que yo no
tuviera que trabajar, pero puras mentiras, cuando él no estaba la marica muy viva invitaba a
las amigas a que fueran y llevaran sus hombres para atenderlos ahí, pero que eso sí le
reconocieran algo por la habitación, poco a poco fuimos reuniendo plata, hasta que un día
me dijo que se iba disque para dónde una tía en Cali, que en un mes volvía, y se fue. No tardé
mucho tiempo en darme cuenta de que se había llevado toda la plata, no me dejó ni un peso.
Cuando volvió yo casi ni la reconozco, se había puesto el cuerpón, montadísima la marica
esa y sin siquiera yo haberle preguntado, se disculpó por llevarse la plata y me juró que me
iba a devolver hasta el último peso de lo que me correspondía, pero que necesitaba que me
fuera con ella y le ayudara a montar un negocio que tenía en mente, yo por esos días estaba
mal, ya no tenía apartamento y estaba viviendo de arrimada donde una amiga y justo el día
anterior me había agarrado con el milico ese y hasta nos habíamos dado en la jeta y todo, así
que no lo pensé dos meses y me fui con ella.
Catalina: ¿Y usted por qué me cuenta todo eso?
Fernanda: No sé, tal vez para que se dé cuenta de que no somos tan diferentes.
Catalina: Si somos diferentes Fernanda, a diferencia de usted yo soy la que ahora pone el
culo para poder vivir.
Fernanda: Yo ya lo tuve que poner bastante.
(Silencio)
Fernanda: ¿Cuál es su mayor sueño catalina? ¿qué le hubiera gustado ser?
Catalina: (Se ríe) Siempre quise ser música, estudiar en un conservatorio y tocar un
instrumento, el que fuera.
Fernanda: Yo siempre quise ser psicóloga y pues el sueño medio se me cumplió, míreme
aquí, rodeada de locas.
(Se ríen)
Catalina: Bueno. Fernanda, la dejo, estoy rendida y quiero ir a dormir.
Fernanda: Catalina, venga, mire (se saca unas llaves del abrigo) estas son las llaves de mi
habitación, quiero que me haga un favor.
Catalina: (Con desconfianza) ¿Qué?
Fernanda: Suba, y entre en la habitación, cuando esté adentro fíjese en cerrar bien la
puerta….
Catalina: Ay no Fernanda, usted está muy rara, y la verdad el hecho de que hayamos hablado
ahorita no es pa ’que piense que ya somos las mejores amigas, yo igual sigo con mi
desconfianza.
Fernanda: Por favor, Catalina.
Catalina: (Fastidiada) Diga pues (le recibe las llaves)
Fernanda: Gracias… Cuando este adentro, va a abrir el armario más grande que vea en la
habitación, al principio solo va a ver un montón de ropa viaja en desorden, sáquela, en el
fondo, va a ver como una palanquita, jálela, se va a dar cuenta que es una tapa que cubre un
hueco en la pared, adentro va a encontrar una maleta, sáquela y tráigamela.
Catalina: Usted está muy loca ¿Por qué no va y la trae usted?
Fernanda: Porque quiero confiar en usted.
(Catalina se queda sin palabras, durante un momento lo piensa, luego se da media vuelta y
desaparece, entre tanto Fernanda prende un cigarrillo y empieza a fumárselo con calma,
camina por el espacio, siente algo de frío y se coloca en los hombros una manta que esta
sobre uno de los sofás, después de un tiempo aparece Catalina con la maleta)
Catalina: (Entrando con la maleta en la mano) Aquí tiene su bendita maleta Fernanda (la
pone en el piso) ¿y ahora qué?
Fernanda: En los juegos de llaves que le entregue hay unas chiquitas, con esas puede abrir
los candados.
(Catalina, con un gesto de aburrimiento, busca las llaves y luego abra la maleta, al ver su
contenido vuelve no puede ocultar su sorpresa y en un acto reflejo cierra la maleta)
Catalina: (Nerviosa) ¿De dónde sacó toda esa plata Fernanda, usted en que está metida?
Fernanda: La saqué de mi trabajo en esta casa, esa plata que usted ve ahí es lo que he logrado
reunir a lo largo de estos casi 15 años al lado de la Carlota.
Catalina: (Aún nerviosa) ¿Y cuánto es?
Fernanda: (Segura) Hay 20 millones de pesos exactos.
Catalina: ¿Y no dizque la madre le da puras miserias?
Fernanda: Y así es Catalina, si usted se detiene a pensarlo esta plata es una miseria al lado
de todos estos años de sacrificio con la marica esa. Yo no me demoré en entender que nunca
me iba pagar nada de lo que me debía, así que empecé a cobrarle por mi cuenta, robándole
algunas joyas, pidiéndole plata para arreglar daños en la casa que no existían y otras cositas,
el caso es que poquito a poco reuní lo que usted ahí ve.
Catalina: (Cerrando la cremallera de la maleta) ¿Y usted por qué me cuenta a mi todas
estas cosas? A mí que entre todas soy la que peor la trata.
Fernanda: No sé, quizá porque la admiro, usted es muy inteligente Catalina y es tan joven,
la verdad yo creo que no se merece perder los mejores años de su vida encerrada aquí,
marchitándose… (suspira pensativa) Carlota es un ser vil, les roba la vida a las personas y
nadie merece eso.
Catalina: No entiendo a dónde quiere llegar.
Fernanda: Si lo entiende. mire Catalina volémonos juntas de esta casa y yo le doy a usted la
mitad de esa plata.
(Catalina se queda inmóvil, no puede creer lo que está escuchando, desconfía, pero su rostro
muestra con claridad que está frente a la oportunidad de su vida, está a punto de decir algo,
cuando escuchan que alguien se acerca, Fernanda le hace señas para que se lleve la maleta,
Catalina la recoge y se va, después de unos segundos entra silvana, tiene puesta una corta
bata de seda blanca, esta manchada de sangre, en las manos lleva unas tijeras con sangre
también)
Fernanda: (Casi gritando) Silvana, ¿qué le paso, está bien, está herida, de quien es toda esa
sangre?
(Silvana la mira y continúa caminando, entonces se arroja al suelo y comienza a gritar)
Silvana: Así que me iba a vender ¿no madre? Como si yo fuera ganado ¿no le bastaron, no
fueron suficientes todos los años que me tuvo aquí encerrada explotándome como a un
esclava? Pues parece que no (Gritando con todas sus fuerzas) Si, que se enteren todas las que
viven en esta casa, La Carlota Saavedra es un perra sin corazón que no pierde ninguna, la
muy cabrona me iba a vender al viejo Santamaría ah, ¿qué tal? (se ríe) Pero se jodió madre,
se jodió porque le mate al viejo cacorro aquí en esta pocilga, le clave unas tijeras en esos ojos
inmundos con los que me miraba mientras me decía que yo ahora era de él.
(Todas llegan al salón, Carlota baja de ultimas corriendo, toma a silvana del cabello y la
zarandea, entre tanto Catalina aparece con la maleta en brazos, Fernanda la ve y le hace
señas de que se esconda)
Carlota: (Furiosa) ¿Qué fue lo que hizo? ¡estúpida! Usted acaba de firmar su condena
Silvana, al menos con el viejo Santamaría hubiera tenido una nueva oportunidad, ahora se va
a podrir en la cárcel por asesina. Fernanda, llame ahora mismo al coronel Guevara, para que
nos ayude a solucionar este mierdero.
Silvana: Ni se le ocurra agarrar ese puto teléfono Fernanda, se acabó, aquí ya no manda más
la madre Carlota.
Carlota: Oigan a esta atrevida ¡Cállese! Usted no va a venir a soplarme los mocos en mi
propia casa ¡Fernanda! Llame ya al coronel Guevara.
(Fernanda las mira sin moverse)
Carlota: (Mirandola con furia) Es que no me entiende estúpida ¡qué llame!
Juliana: Tranquila madre, no grite, yo ya lo llamo ¿cómo es el número?
Catalina: (Entrando) ¡Espérese Juliana!
Juliana: Catalina, Silvana acaba de matar a una persona en esta casa, tenemos que llamar a
la policía.
Catalina: ¿Silvana? Pero si fue la madre Carlota quien lo mató.
Carlota: (No da crédito a lo que escucha) ¿Qué es lo que usted está diciendo? Malparida.
Catalina: (Se acerca a silvana y la ayuda a ponerse de pie, mientas se dirige a Carlota con
mucha seriedad) Pues la verdad madre, El señor Ernesto Santamaría, loco de amor, quiso
sacar de este moridero a Silvana y usted muerta del odio, no supo que hacer y lo apuñaló, la
pobre Silvana trato de ayudarlo, pero era demasiado tarde. Todas aquí fuimos testigo, y no
nos extraña, usted es una marica mala, que lleva años explotándonos y manteniéndonos
encerradas en esta casa, en contra de nuestra voluntad……Llame Juliana, eso es lo que vamos
a decirle a la policía.
(Juliana, no sabe qué hacer, carlota está llena de ira, las mira a todas, sale corriendo hacia
Catalina para atacarla)
Fernanda: (La detiene) ¡Contrólese Carlota!
Carlota: Si las ve Fernanda, se están poniendo en contra mía, yo sabía que esto tarde o
temprano iba a pasar, pero no van a poder con nosotras.
Fernanda: (La mira) ¿Con nosotras? Carlota, yo no fui la que maté al señor Santamaría,
usted tiene que calmarse para que pueda explicarle bien las cosas a la policía (con lástima)
¿cómo pudo hacer eso, Carlota? Con lo buena gente que era ese señor.
Carlota: (No da crédito a lo que escucha) Perra, perra traicionera ¡Suélteme! (La empuja
con odio)
Juliana: (Muy nerviosa) Ustedes están locas, la madre Carlota no hizo nada, cómo se les
ocurre acusarla.
Silvana: (Poniéndose de pie) ¿No le parece suficiente lo que me hizo a mi Juliana? Venderme
a ese viejo inmundo sin siquiera preguntarme, como si yo fuera de su propiedad, es una
miserable que no tiene la decencia de cumplir su palabra y reconocer todos los años que me
tuvo como su esclava en esta casa. ¡No la defienda más, no se da cuenta que a usted también
le puede hacer lo mismo!
Juliana: Pero es que ella no lo mató.
Violeta: (Quien hasta ahora había permanecido en completo silencio) ¡Ay ya cállese
Juliana! No puedo creer que usted sea tan tonta.
Catalina: Apártese Juliana, ya mismo voy a llamar a la policía (Se dirige hacia el teléfono)
Carlota: (pierde por completo los estribos y sale corriendo hacia Catalina) La voy a matar,
maldita.
(Mientras Carlota corre furiosa, Violeta rápidamente recoge del piso una botella vacía de
vino y le da en la cabeza, Carlota cae al suelo inconsciente)
Catalina: Aló, sí, buenos días, es para denunciar un asesinato.
(Oscuridad, suenan sirenas y se ven los reflejos de las luces)

VI
(Han pasado varios días, Fernanda está barriendo un poco el salón, silva una canción,
Catalina entra)
Fernanda: Entonces, ya se va.
Catalina: Sí Fernanda, no quiero que me coja la tarde.
Fernanda: Bueno, pues que me le vaya bien.
Catalina: Pero venga, antes de irme ¿supo algo de Silvana?
Fernanda: No, ni un mensaje, ni una llamada, yo le advertí que no era buena idea irse así de
repente, especialmente ahora, cuando la fiscalía esta tan encima, tomando indagatorias y
demás, me dijo que ella iba a estar pendiente, que se comunicaría, pero vea, eso fue el viernes,
hoy ya estamos a jueves y nada.
Catalina: Fresca, tendrá que aparecer, donde se nos caiga todo esto, ella sería la más jodida.
Fernanda: Sí, por eso estoy tranquila.
Catalina: ¿Y la Carlota?
Fernanda: Pues lo que sé es que la familia Santamaría está pidiendo una condena ejemplar,
se refieren a ella como una proxeneta asesina, una criminal de la peor calaña. Ella, por su
parte no se cansa de decir la verdad, que fue Silvana quien mato a don Ernesto y que todas
conspiramos para culparla a ella (Suspira) pobre, a veces pienso que no se merecía eso.
Catalina: Fernanda, yo creo que la vida tarde o temprano nos cobra todo el mal que hemos
hecho.
Fernanda: Ay, yo no sé.
Catalina: Bueno Fernanda, la dejo, estamos charlando, apenas yo llegue a Cali, me
comunico.
Fernanda: Espere, tengo algo para usted (De un bolso que está en el sofá saca un sobre de
manila lleno se lo entrega) Tome.
Catalina: (Adivinado su contenido y rechazándolo) Ay no Fernanda, habíamos quedado en
ya no era necesario, esa es su plata, yo agarre un poco de lo que le encontramos a la carlota
en la habitación y con eso me alcanza para pagar la flota y unos días de hotel mientras me
ubico.
Fernanda: No sea boba, recíbamelo mire que a la Silvana también le di, en últimas, esta
plata salió del trabajo de ustedes, es lo mínimo que debo hacer, además no se crea, que
tampoco es mucho.
Catalina: (se ríe, recibe el paquete y lo guarda en la maleta) Gracias Fernanda, de verdad
(la abraza durante unos segundos) Bueno, salúdeme por favor a Violeta y a Juliana, quería
esperarlas, pero no llegaron.
Fernanda: No, esas una las manda por algo y se entretienen por ahí con cualquier huevón,
yo les doy sus saludos.
Catalina: Bueno, cuídese mucho Fernanda y me cuida a las maricas esas también.
Fernanda: Qué si, que se vaya, que se le hace tarde.
Catalina: Bueno, Chao
Fernanda: Chao
(Catalina sale, Fernanda se queda barriendo un rato, mira la hora en su reloj de pulso y suspira
fastidiada)
Fernanda: No, me tocó salir a buscar a estas maricas porque se quedaron.

(Oscuridad)
CONCLUSIONES

Anna: ¿Lo has hecho?

Jules: ¿Qué?

Anna: ¿Conquistado la feminidad?

Jules: No lo sé, Ni siquiera quiero conquistarla, quiero


destruirla y luego avanzar al siguiente nivel, y al siguiente y
al siguiente… lo raro es infinito.

Euforia (HBO, 2019)

Lxs rarxs somos infinito, la imagen deformada que arroja de vuelta el espejo de una sociedad
maltrecha y asesina, por eso que tengamos la posibilidad de escribir desde nuestras experiencias,
desde ese ser inconforme, y además de ello, de ser leidxs, es una oportunidad enorme para hacerle
saber al mundo que existimos y que poco a poco nos vamos a ir apoderando de cada una de sus
instituciones, de sus aparatos de dominación, para derruirlos y luego inventarnos algo nuevo, mejor
y menos horrendo de lo que hasta el día de hoy nos han mostrado.

Este trabajo no es solo una declaración de libertad, es también la posibilidad de comenzar a


construir un nuevo conocimiento, una forma de entender la academia con una visión radicalmente
feminista que contribuya a hacernos conscientes de quienes y cómo somos, de todas y cada una de
las intersecciones que nos atraviesan, una academia que no parta del privilegio para someter y
silenciar sino que sepa contribuir a la eliminación de todas las opresiones que hoy en día sofocan
las vidas de miles de personas alrededor del mundo, personas feminizadas, racializadas, desterradas
y empobrecidas.

Las experiencias de vida Trans hacemos parte de lxs oprimidxs, en especial las mujeres Trans, que
deben enfrentar diariamente la violencia cisgenerista, heterosexual, machista y patriarcal y es
justamente por ellas y por todxs nostrxs que se hace necesario escribir desde lo que somos, desde
nuestras experiencias, desde una epistemología feminista que no le robe la voz a todo aquello que
hace parte de nuestras vidas, porque vivimos con miedo, porque muchas de nuestras hermanas
pueden subirse a un carro o entrar en una estación de policía y no volver jamás, porque ya es tiempo
de que dejemos de ser putas o peluqueras. Hoy hablamos de la furia Trans, una digna rabia que nos
enciende por dentro por todo esos años de golpes sin respuesta, es hora de ir a la guerra, con
nuestros cuerpos, la escritura y el amor.

Es tiempo también de darse la oportunidad de hablar de sí mismx, de deshacerse de ese sesgo


occidental positivista que nos aboca a la desparecían de tener que comprobarlo todo, a estudiar y
escarbar con una lupa resquebrajada en la vida de los demás, sin siquiera detenernos en nosotros
mismos, en lo que somos, en lo que nos hace latir el corazón, en ese sentido un ejercicio de
autoetnografía claramente determinado por la epistemología feminista, como primer paso
contribuir el reconocimiento y conocimiento de mi mismx, lo cual sin duda es un aporte
fundamental para el conocimiento universal. ¿Cómo es posible que nos hayamos acostumbrado a
hablar de “lxs otrxs” sin siquiera entendernos a nostros mismxs? En el fondo conocemos muy bien
la respuesta, el hombre blanco patriarcal ha sabido mejor que nadie engañarnos con sus artimañas
y casi sin darnos cuenta nos creímos que eso era lo normal, hoy afortunadamente ya tenemos la
certeza de que la normalidad no existe y de que ente más anormales seamos, más maravilloso se
vuelve el mundo.

El teatro es liberación, escribir dramaturgia es la posibilidad de contar una historia y luego verla
cientos de veces trasformada sin el riesgo de perder su fuego inicial, escribir teatro luego de
investigarte a ti mismx es todavía más interesante, porque no solo te abres a la posibilidad de que
aquello sea reinterpretado, también te entregas a lxs otrxs, a los espectadrxs, a los actores y desde
luego a los lectorxs, investigar/crear debe ser siempre el horizonte de quien quiera atreverse a
contribuir al cambio de este moribundo tiempo que hemos tenido que enfrentar.

Inicié este proceso de investigación creación sin saber siquiera para dónde iba, llenx de prejuicios
y lugares comunes y terminé en búsqueda de mi mismx, y no me arrepiento de ello, finalmente no
tenía nada que perder, al contrario, todo este ejercicio supuso para mí la clave para terminar de
abrirme a la posibilidad de reconocer mi ser Trans, empecé con el objetivo de tener un título más
para mejorar mi hoja de vida y terminé reescribiendo la ruta de mi propia vida.

Escribiendo fue aún más consciente de la violencia que implica un mundo dominado por la
masculinidad; porque, sin lugar a dudas, el derecho a la ciudad y a la existencia es un privilegio
masculino, son ellos quienes caminan dominantes por las aceras, escupen y hablan fuerte, a
nosotras, por el contrario nos tocó el andar esquivo, silencioso; especialmente a mí porque aunque
luzca como uno de ellos, los hombres saben que hay algo raro en mí, que el disfraz de hombrecito
no me queda, mientras caminando se va escurriendo poco a poco dejando traslucir mi ser femenino,
haciendo evidente mi disidencia, mi rechazo a la masculinidad, para ellos entonces soy lx enemigx,
unx traidorx, para ellos en la calle o en donde sea soy un ¡MARICÓN!

Escribir para sanar, para salir del pozo y respirar, para entender mis tiempos y tenerme paciencia,
para darme el derecho a equivocarme, al arrepentimiento, al miedo y las dudas por no ser capaz, a
darle espacio a las ganas de abandonarlo todo porque finalmente el mundo cada día es un basurero
peor, porque pese a lo que hagas nada cambia, todo sigue igual, o no cambia como quisiéramos al
ritmo que necesitamos con desperación. Escribir para lamerte las heridas, para soñar, imaginar,
para darle a un personaje ficticio la valentía que no te atreves a mostrar, para llorar, para pensar y
desde luego para crear, este es un trabajo que si bien no va a cambiar el mundo ni la desgracia del
presente inmediato, es el intento por contribuir al menos a una academia más horizontal, dispuesta
a incluirnos a todxs.
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