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Universidad de San Pedro Sula

Introducción al derecho

Similitudes normas de Derecho y


convencionalismos sociales.

Alumno
Christian Daniel Montes

Fecha
25/2/2021
El derecho y los convencionalismos sociales

El trabajo consiste en encontrar las similitudes entre ambas normas, con una
definición corta de dichos conceptos.

PUNTOS DE CONTACTO ENTRE LAS NORMAS JURIDICAS Y LOS


CONVENCIONALISMOS

No se ha encontrado una manera específica de llamar a los convencionalismos,


Nicolai Hartmann las denomina regla del trato externo; Jhering les da el nombre de
usos sociales. El uso mas común que se les da a estos convencionalismos
podemos decir que son los términos reglas convencionales, convencionalimos
sociales, y usos sociales.

Los convencionalismos sociales se basan en la costumbre, es decir, en la


repetición frecuente de un determinado comportamiento.

La primera de las semejanzas estriba en su carácter social. No tendría ningún


sentido hablar de los deberes sociales de un hombre aislado. Robinson en su isla
puede olvidar perfectamente las reglas de la etiqueta y la moda. Cuando un
individuo cierra tras de si la puerta de su alcoba y permanece solo en ella, los
convencionalismos se quedan afuera.

Un segundo punto lo encontramos en la exterioridad de las dos especies de


preceptos. La oposición exterioridad-interioridad, a que aludimos al tratar de
distinguir derecho y moral, se da también entre las reglas convencionales y las
normas éticas. Las exigencias de la moda verbigracia, refiéranse a un aspecto
puramente externo de la conducta. Por ejemplo, quien saluda de acuerdo con los
dictados de la buena crianza, cumple con ellos, aun cuando la manifestación
exterior de afecto o respeto no coincida con los sentimientos de la persona que
hace el saludo, no sea expresión sincera de la opinión que esta tiene acerca de la
otra.

Una tercera nota común es la absoluto pretensión de validez. No se trata de


invitación o consejos, sino de exigencia que reclaman un sometimiento
incondicional, sin tomar en cuenta la aquiescencia de los obligados.

Generalmente, los convencionalismos son exigencias tacitas de la vida colectiva,


es decir, carecen de una formulación expresa y absolutamente clara; es decir,
carecen de una formulación expresa y absolutamente clara; pero nada impide
admitir la posibilidad de que se les formula e inclusive se les codifique. Una prueba
de ello la encontramos en los manuales de urbanidad y los códigos del honor.

Como hablamos de similitudes, cabe mencionar que la actividad humana puede


hallarse sujeta a obligaciones que tienen una índole típicamente moral otras
asumen carácter jurídico. Las normas creadoras de las primeras son siempre
unilaterales; las que establecen las segundas poseen una estructura bilateral. Esto
seria una manera de diferenciar ambas normas, siempre vamos a encontrar que
las normas sean imperativas o imperativo-atributivas

<hemos determinado a la moral como la realidad cuyo sentido estriba en


desarrollar la idea de la bueno y al derecho como la realidad como la realidad que
tiene el sentido de servir a la justicia.>

La conexión entre derecho y convencionalismos, no es de orden lógico, sino


histórico.

La manera en la que deben de ser distinguidos los convencionalismos, según


Rodolfo Stammler, debe de ser por su diverso grado de pretensión de validez.

Las primeras pretenden valer de manera incondicional y absoluta, independiente


de la voluntad de los particulares; los segundos invitaciones que la colectividad
dirige al individuo, incitándolo a que se comporte en determinada forma

Quien formula una invitación deja al arbitrio del invitado la aceptación o no


aceptación de la misma.
Un análisis histórico comparativo del derecho y las costumbres revelaría la
imposibilidad de distinguir, desde el punto de vista material, las normas jurídicas y
los usos sociales.

Los usos sociales y los preceptos éticos tienen los siguientes puntos de contacto:

1. Carecen de organizaciones coactivas desinadas a vencer la resistencia de


los sujetos insumisos
2. Sus sanciones no tienden al cumplimiento ejecutivo de la norma infringida.

Moral y usos difieren:

1. En que aquella considera al obligado en su individualidad, y estos refieren


se a el como sujeto funcionario <sujeto-funcionario> o miembro
<intercambiable> de un grupo.
2. La moral exige un conducta esencialmente interna, y los usos un
comportamiento fundamentalmente externo.
3. La primera posee validez ideal; los segundos tienen vigencia social.
4. La moral es autónoma; los convencionalismos son heterónomos.

Los usos son similares al derecho en:

1. En su carácter social.
2. En su exterioridad.
3. En su heteronomía.

CONCLUSION

La norma usual determina: quien la cumple es sancionado, pero no es forzado a


cumplirla. De la estructura de la norma usual podrá formar parte una sanción, pero
esta sanción jamás consiste en la ejecución forzada e inexorable de lo que manda
la norma usual. Por el contrario, en el derecho, cabe la posibilidad de la ejecución
forzada, de la imposición inagotable de lo determinado en el precepto jurídico,
incluso por medio del poder físico, constituye un ingrediente esencial de este.

Podremos distinguir entre regulación jurídica y convencionalismo sociales


atendiendo al carácter bilateral de la primera y a la índole unilateral de los
segundos. A diferencia de las normas del derecho, que poseen siempre estructura
imperativo-atributiva, los convencionalismos son, en todo caso, unilaterales. Ello
significa que obligan, mas no facultan. Es deber de cortesía ceder el asiento a una
dama que viaja de pie en un bus, pero tal deber no constituye una deuda.

Los convencionalismos y el derecho coinciden en su exterioridad. La regulación


jurídica es bilateral y exige una conducta puramente exterior; los
convencionalismos prescriben también una conducta externa, pero no tienen
estructura unilateral. Podemos decir entonces que las normas jurídicas se asimilan
en índole externa, pero difieren de ellas en su unilateralidad.

Exterioridad y bilateralidad son los atributos del derecho; unilateralidad e


interioridad, los de la moral; exterioridad y unilateralidad, los de los
convencionalismos.

Si el saludo amable o el apretón de manos no corresponde a la verdadera opinión


del que quiere demostrar afecto, se podrá hablar de hipocresía, mas no decir que
el sujeto es descortés.

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