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¡La universidad para todos!

¡La Universidad para todos!

Tema: TEXTO CIENTIFICO

Docente: Dra. Ysabel E. Delgado Torres

Escuela Profesional Periodo académico:2018-1


PSICOLOGIA Semestre:1
Unidad:3
¡La universidad para todos!

TEXTO CIENTIFICO
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Orientaciones
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Contenidos temáticos
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EL TEXTO CIENTÍFICO

• Definición: El texto científico es aquel que presenta el desarrollo


de un contenido de forma sistemática, producto de una
investigación, aportando pruebas y resultados.
• El adjetivo "científico" significa, justamente, que cualquier texto
que pueda ser considerado parte de este género, debe de reunir
ciertas características formales, propia de toda ciencia.
Existe una gran variedad de este tipo de texto.
• Desde los manuales que se utilizan en las escuelas, hasta los
complejos escritos de grandes autores como Darwin, todos ellos
pueden ser definidos como textos científicos, aunque se trate de
obras muy diferentes en el estilo y en la finalidad que persiguen.
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EL ARTICULO CIENTÍFICO

• Un artículo científico (a veces también llamado


coloquialmente paper como anglicismo) es un
trabajo de investigación publicado en alguna
revista especializada. Tiene como objetivo
difundir de manera clara y precisa, los
resultados de una investigación realizada
sobre un área determinada del conocimiento.
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PASOS PARA LA REDACCION DEL ARTICULO


CIENTIFICO

a) ELECCION DEL TEMA


b) RECOPILACION DE INFORMACION
c) ORDENACION DE TEMAS Y SUBTEMAS
d) SISTEMATIZACION DE LA INFORMACION
e) REDACCION FINAL
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ESTRUCTURA FORMAL DEL ARTICULO

a) CARATULA
b) INDICE
c) INTRODUCCION
d) CONTENIDO
e) CONCLUSIONES O RECOMENDACIONES
f) ANEXOS
g) REFERENCIAS
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EL ENSAYO

• El ensayo es un tipo de texto en prosa que


analiza, interpreta o evalúa un tema. Se
considera un género literario, al igual que la
poesía, la narrativa y el drama. Las
características que debe tener un ensayo son
las siguientes: Es un escrito serio y
fundamentado que sintetiza un tema
significativo.
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CARACTERISTICAS FUNDAMENTALES DEL ENSAYO

• Permite al autor optar por la mejor


estructura en la distribución del
pensamiento la cual guarda
FLEXIBILIDAD correspondencia con el progreso de
las ideas

• Desde una perspectiva subjetiva del


tema, el autor desarrolla las ideas
progresivamente
SUBJETIVIDAD
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TIPOS DE ENSAYO

a) ACADEMICO
b) POETICO
c) CIENTIFICO
d) ARGUMENTATIVO
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ENSAYO ACADEMICO

• El ensayo académico es un tipo de composición escrita en prosa


que de forma breve, analiza, interpreta o evalúa un tema
(Gamboa, 1). En otras palabras, intenta resolver un problema por
medio de argumentos. Este tipo de texto trata de responder una
interrogante (no necesariamente demostrar una hipótesis), trata
de respaldar una tesis por medio de la argumentación o
exposición (ver argumentación y exposición). Este tipo de texto,
motiva el pensamiento crítico e independiente de quien escribe,
ya que incita al estudiante a buscar un problema y su posible
solución, así como un análisis profundo e individual de algún
tema en particular
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ENSAYO POETICO

• Una de las funciones del lenguaje es la


literaria, donde la belleza del lenguaje se
plasma en su mas grande expresión.
• Durante la historia de la literatura, el ensayo
poético ha sido utilizado por notables
intelectuales, mediante este tipo de
composición escrita, en prosa y en verso, se
expone de forma analítica un tema.
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CARACTERISTICAS DEL ENSAYO POETICO

Emplea lenguaje literario

Presenta flexibilidad

Posee contenido connotativo


por la presencia de recursos
literarios

El esquema es variado, puede


iniciar por el desarrollo,
introducción y conclusión, según
sea la preferencia del escritor.
Finalmente cita las referencias
bibliográficas
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UN MUNDO SIN NOVELAS (ENSAYO) Por Mario Vargas Llosa
• Muchas veces me ha ocurrido, en ferias del libro o librerías, que un señor se me acerque con un libro mío en las manos y me pida una
firma, precisando: "Es para mi mujer, o mi hijita, o mi hermana, o mi madre; ella, o ellas, son grandes lectoras y les encanta la literatura".
Yo le pregunto, de inmediato: "¿Y, usted, no lo es? ¿No le gusta leer?" La respuesta rara vez falla: "Bueno, sí, claro que me gusta, pero yo
soy una persona muy ocupada, sabe usted". Sí, lo sé muy bien, porque he oído esa explicación decenas de veces: ese señor, esos miles
de miles de señores iguales a él, tienen tantas cosas importantes, tantas obligaciones y responsabilidades en la vida, que no pueden
desperdiciar su precioso tiempo pasando horas de horas enfrascados en una novela, un libro de poemas o un ensayo literario. Según esta
extendida concepción, la literatura es una actividad prescindible, un entretenimiento, seguramente elevado y útil para el cultivo de la
sensibilidad y las maneras, un adorno que pueden permitirse quienes disponen de mucho tiempo libre para la recreación, y que habría
que filiar entre los deportes, el cine, el bridge o el ajedrez, pero que puede ser sacrificado sin escrúpulos a la hora de establecer una tabla
de prioridades en los quehaceres y compromisos indispensables de la lucha por la vida.
Es cierto que la literatura ha pasado a ser, cada vez más, una actividad femenina: en las librerías, en las conferencias o recitales de
escritores, y, por supuesto, en los departamentos y facultades universitarios dedicados a las letras, las faldas derrotan a los pantalones
por goleada. La explicación que se ha dado es que, en los sectores sociales medios, las mujeres leen más porque trabajan menos horas
que los hombres, y, también, que muchas de ellas tienden a considerar más justificado que los varones el tiempo dedicado a la fantasía y
la ilusión. Soy un tanto alérgico a estas explicaciones que dividen a hombres y mujeres en categorías cerradas y que atribuyen a cada
sexo virtudes y deficiencias colectivas, de manera que no suscribo del todo dichas explicaciones. Pero de lo que no hay duda es que los
lectores literarios —hay muchos lectores, pero de bazofia impresa— son cada vez menos, en general, y que, dentro de ellos, las mujeres
prevalecen. Ocurre en casi todo el mundo. En España, una reciente encuesta organizada por la SGAE (Sociedad General de Autores
Españoles) arrojó una comprobación alarmante: que la mitad de los ciudadanos de ese país jamás ha leído un libro. La encuesta reveló,
también, que, en la minoría lectora, el número de mujeres que confiesan leer supera al de los hombres en un 6.2% y la tendencia es a que
la diferencia aumente. Yo me alegro mucho por las mujeres, claro está, pero lo deploro por los hombres, y por aquellos millones de seres
humanos que, pudiendo leer, han renunciado a hacerlo. No sólo porque no saben el placer que se pierden, sino, desde una perspectiva
menos hedonista, porque estoy convencido de que una sociedad sin novelas, o en la que la literatura ha sido relegada, como ciertos vicios
inconfesables, a los márgenes de la vida social y convertida poco menos que en un culto sectario, está condenada a barbarizarse
espiritualmente y a comprometer su libertad.
Me propongo en este texto formular algunas razones contra la idea de la literatura, en especial de la novela, como un pasatiempo de
lujo, y a favor de considerarla, además de uno de los más estimulantes y enriquecedores quehaceres del espíritu, una actividad
irremplazable para la formación del ciudadano en una sociedad moderna y democrática, de individuos libres, y que, por lo mismo, debería
inculcarse en las familias desde la infancia y formar parte de todos los programas de educación como una disciplina básica. Ya sabemos
que ocurre lo contrario, que la literatura tiende aencogerse e, incluso, a desaparecer del currículo escolar como si se tratara de una
enseñanza prescindible.
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UN MUNDO SIN NOVELAS (ENSAYO) Por Mario Vargas Llosa

Vivimos en una era de especialización del conocimiento, debido al prodigioso desarrollo de la ciencia y la técnica, y a su
fragmentación en innumerables avenidas y compartimentos, sesgo de la cultura que sólo puede acentuarse en los años
venideros. La especialización trae, sin duda, muchos beneficios, pues ella permite profundizar en la exploración y la
experimentación, y es el motor del progreso. Pero tiene, también, como consecuencia negativa, el ir eliminando esos
denominadores comunes de la cultura gracias a los cuales los hombres y las mujeres pueden coexistir, comunicarse y sentirse
de alguna manera solidarios. La especialización conduce a la incomunicación social, al cuarteamiento del conjunto de seres
humanos en asentamientos o guetos culturales de técnicos y especialistas a los que un lenguaje, unos códigos y una
información progresivamente sectorizada y parcial, confinan en aquel particularismo contra el que nos alertaba el viejísimo
refrán: no concentrarse tanto en la rama o la hoja como para olvidar que ellas son partes de un árbol, y éste, de un bosque. De
tener conciencia cabal de la existencia del bosque depende en buena medida el sentimiento de pertenencia que mantiene unido
al todo social y le impide desintegrarse en una miríada de particularismos solipsistas. Y el solipsismo —de pueblos o individuos—
produce paranoias y delirios, esas desfiguraciones de la realidad que a menudo generan el odio, las guerras y los genocidios.
Ciencia y técnica ya no pueden cumplir aquella función cultural integradora en nuestro tiempo, precisamente por la infinita
riqueza de conocimientos y la rapidez de su evolución que ha llevado a la especialización y al uso de vocabularios herméticos.
La literatura, en cambio, a diferencia de la ciencia y la técnica, es, ha sido y seguirá siendo, mientras exista, uno de esos
denominadores comunes de la experiencia humana, gracias al cual los seres vivientes se reconocen y dialogan, no importa cuán
distintas sean sus ocupaciones y designios vitales, las geografías y las circunstancias en que se hallen, e, incluso, los tiempos
históricos que determinen su horizonte. Los lectores de Cervantes o de Shakespeare, de Dante o de Tolstoi, nos entendemos y
nos sentimos miembros de la misma especie porque, en las obras que ellos crearon, aprendimos aquello que compartimos como
seres humanos, lo que permanece en todos nosotros por debajo del amplio abanico de diferencias que nos separan.
Y nada defiende mejor al ser viviente contra la estupidez de los prejuicios, del racismo, de la xenofobia, de las orejeras
pueblerinas del sectarismo religioso o político, o de los nacionalismos excluyentes, como esta comprobación incesante que
aparece siempre en la gran literatura: la igualdad esencial de hombres y mujeres de todas las geografías y la injusticia que es
establecer entre ellos formas de discriminación, sujeción o explotación. Nada enseña mejor que las buenas novelas a ver, en las
diferencias étnicas y culturales, la riqueza del patrimonio humano y a valorarlas como una manifestación de su múltiple
creatividad. Leer buena literatura es divertirse, sí; pero también aprender, de esa manera directa e intensa que es la de la
experiencia vivida a través de las ficciones, qué y cómo somos, en nuestra integridad humana, con nuestros actos y sueños y
fantasmas, a solas y en el entramado de relaciones que nos vinculan a los otros, en nuestra presencia pública y en el secreto de
nuestra conciencia, esa complejísima suma de verdades contradictorias — como las llamaba Isaiah Berlin— de que está hecha la
condición humana.
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UN MUNDO SIN NOVELAS (ENSAYO) Por Mario Vargas Llosa

• Ese conocimiento totalizador y en vivo del ser humano, hoy, sólo se encuentra en la novela. Ni siquiera las otras
ramas de las humanidades como la filosofía, la psicología, la sociología, la historia o las artes— han podido preservar
esa visión integradora y un discurso asequible al profano, pues, bajo la irresistible presión de la cancerosa división y
subdivisión del conocimiento, han sucumbido también al mandato de la especialización, a aislarse en parcelas cada
vez más segmentadas y técnicas, cuyas ideas y lenguajes están fuera del alcance de la mujer y el hombre del común.
No es ni puede ser el caso de la literatura, aunque algunos críticos y teorizadores se empeñen en convertirla en una
ciencia, porque la ficción no existe para investigar en un área determinada de la experiencia, sino para enriquecer
imaginariamente la vida, la de todos, aquella vida que no puede ser desmembrada, desarticulada, reducida a
esquemas o fórmulas, sin desaparecer. Por eso, Marcel Proust afirmó: "La verdadera vida, la vida por fin esclarecida y
descubierta, la única vida por lo tanto plenamente vivida, es la literatura". No exageraba, guiado por el amor a esa
vocación que practicó con soberbio talento: simplemente, quería decir que, gracias a la literatura, la vida se entiende y
se vive mejor, y entender y vivir la vida mejor significa vivirla y compartirla con los otros.
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ENSAYO CIENTIFICO

• Gamboa (2010), este tipo de ensayo puede confundir,


con una monografía porque ambos investigan un
tema de carácter científico, así también confundirse
con un ensayo argumentativo, ya que en los ensayos
científicos también se argumentan para demostrar
una tesis.
• Los ensayos científicos se caracterizan por su
aspecto formal objetivo, pero también por su forma
subjetiva en la que se pone de manifiesto el
pensamiento del autor.
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CARACTERISTICAS DEL ENSAYO CIENTIFICO

a) Carácter objetivo
b) Utiliza el aspecto subjetivo
c) Sigue las pautas propuestas en el ensayo
académico en cuanto a su estructura:
introducción, desarrollo, conclusión y
referencias bibliográficas.
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ENSAYO ARGUMENTATIVO

• En un ensayo, por ejemplo, de carácter expositivo, se puede fácilmente


desarrollar una determinada línea argumentativa. Es decir, ambos tipos
pueden mezclarse, y en ese caso se estaría ante un ensayo expositivo-
argumentativo.
Si una persona decide “exponer” sobre los efectos negativos y positivos
del calentamiento global con un lenguaje sencillo, quizás también quiera
argumentar acerca de porqué es importante la inversión en energía verde.
Se podría afirmar, por tanto, que un ensayo puede ser considerado
“argumentativo” cuando tiene como objetivo presentar un razonamiento
coherente y bien explicado acerca de un tema y provocar así la adhesión
del lector al argumento que describe.​
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Características del ensayo argumentativo

• Presentación de un punto de vista sustentado en la


estructura de todo ensayo: introducción, cuerpo o
contenido, y conclusión.
- Desarrollar el argumento en forma detallada y
coherente.
- Análisis de los pro y los contras de las posiciones u
opiniones relacionadas al tema
- Una conclusión tendiente a convencer al lector de la
posición del ensayista.​
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Estructura y análisis de un ensayo argumentativo

• Los ensayos argumentativos no constituyen realmente un tipo cerrado de


ensayo. La naturaleza del ensayo impide que se les pueda clasificar en
tipos totalmente diferentes.
Algunos autores señalan que cuando el ensayo es argumentativo, la
finalidad primordial es convencer y generar controversia acerca del tema
tratado.
Esa es la finalidad de todo argumento. Investigar, analizar y presentar lo
escrito con una forma para provocar una determinada reacción en lector:
que éste se adhiera o rechace lo que el ensayo propone. Para saber
cómo se estructura un ensayo argumentativo, analicemos el siguiente
ejemplo extraído de la obra "La rebelión de las masas", de José Ortega y
Gasset:
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• “..Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada.


Aproximadamente, el mismo número de personas existía hace quince años.
Después de la guerra parecería natural que ese número fuese menor. Aquí
topamos, sin embargo, con la primera nota importante. Los individuos que integran
estas muchedumbres preexistían, pero no como muchedumbre. Repartidos por el
mundo en pequeños grupos, o solitarios, llevaban una vida, por lo visto, divergente,
disociada, distante. Cada cual — individuo o pequeño grupo— ocupaba un sitio, tal
vez el suyo, en el campo, en la aldea, en la villa, en el barrio de la gran ciudad.
Ahora, de pronto, aparecen bajo la especie de aglomeración, y nuestros ojos ven
dondequiera muchedumbres.
¿Dondequiera? No, no; precisamente en los lugares mejores, creación
relativamente refinada de la cultura humana, reservados antes a grupos menores,
en definitiva, a minorías. La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha
instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía, pasaba
inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las
baterías, es ella el personaje principal.
• Si bien se trata sólo de un fragmento, ya es posible analizar el la idea que el autor
quiere transmitir. ¿Cual es el argumento principal de este fragmento y como lo
sustenta el ensayista? Ortega habla de una “muchedumbre “ en particular, y expone
el cambio que se produjo en la misma en un periodo de tiempo.
Su argumentación desarrolla la manera en que este cambio se ha dado y habla de
las características de dicho fenómeno social.
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Conclusiones y/o actividades de investigación


sugeridas

• Finalmente en esta sexta Unidad hemos


conocido sobre texto científico
• Visita la biblioteca virtual enriquecerá sus
conocimientos.
• Recuerde que Ud. debe realizar el trabajo
académico que va relacionado a los temas
estudiados
• Visite el blog desde su campus
¡La universidad para todos!

¡Gracias!

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