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Pensamiento mágico

El pensamiento mágico o conocimiento mágico consiste en una manera de llegar a


conclusiones, basada en supuestos informales, erróneos o no justificados y, frecuentemente,
sobrenaturales, que genera opiniones o ideas carentes de fundamentación empírica robusta.
Básicamente consiste en atribuir un efecto a un suceso determinado, sin existir una relación
de causa-efecto comprobable entre ellos. Esto es, por ejemplo, lo que sucede con
la superstición,la religión y diversas creencias populares.
En un sentido más técnico se puede describir como una forma de razonamiento que consiste
en utilizar la lógica de las operaciones mentales sobre la realidad externa para explicar el
funcionamiento de esta última. De esa manera el pensamiento mágico proyecta las
propiedades de la experiencia psicológica (finalidad o intención, por ejemplo) sobre la
realidad biológica o inerte. También puede considerarse pensamiento mágico a la
transferencia de conceptos derivados de la observación biológica a la forma en que opera la
naturaleza inanimada.1
La consecuencia es que el sujeto (o el grupo social) atribuye relaciones causales entre
acciones y eventos no conectados entre sí, y que el consenso científico no acepta como
válidas. En religión, religiosidad popular y superstición, la correlación es un presupuesto que
relaciona rituales religiosos, oraciones, sacrificios u observancias de un tabú con ciertas
expectativas de beneficio y recompensa. En psicología clínica puede causar que un paciente
experimente miedo de realizar ciertos actos o albergar ciertos pensamientos debido a que
asume una correlación entre aquello y terribles calamidades. El pensamiento mágico puede
conducir a creer que pensamientos personales per se pueden ocasionar efectos en la realidad
o que pensar en algo equivale a hacerlo. 2 Es por tanto un tipo de
razonamiento causal de falacia de causa cuestionable que busca relaciones insignificantes de
fenómenos (coincidencias) entre actos y eventos. El pensamiento mágico genera la creencia
errónea de que los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho
concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente aceptadas.
Forma parte del desarrollo normal del niño,3 y durante siglos la ciencia más avanzada de su
época mostró rasgos de pensamiento mágico, como el teleologismo aristotélico.
Por otro lado, el pensamiento cuasimágico describe «casos en los que sujetos actúan como
si creyeran erróneamente que sus acciones influencian los resultados, aun cuando no lo crean
realmente».4

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