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La crisis de la escuela como problema.

Modos de educación, crítica de la crítica


y formas de resistencia1

Javier Gurpegui y Juan Mainer


Fedicaria-Aragón

Resumen
¿De qué hablamos cuando hablamos de la “crisis” de la escuela? ¿Fue y es la escolarización
universal una conquista social o una necesidad del sistema? A partir de un breve apunte sobre la
sociogénesis del modo de educación tecnocrático de masas en España y en el mundo occidental,
y de algunas consideraciones sobre la deriva mercantilista y privatizadora de las políticas que
hoy gobiernan los sistemas educativos del capitalismo globalizado, se apuesta por sacar a la luz
algunas de las aporías sobre las que se construyen los discursos críticos y prácticas de resistencia
ante el actual estado de cosas. Para afrontar la situación, es preciso situarse en un contexto más
amplio que el de la pedagogía crítica centrada en la escuela, apostando por una lucha política
global basada en la resistencia, con un horizonte que incorpore tanto la esfera pública como la
económica y la social.
Palabras clave: Modos de educación; Escolarización de masas; Sistemas educativos; Estado del
Bienestar; Crisis económica; Resistencia; Esfera pública.

Abstract
School crisis as a problem. “Modes of education”, criticism of criticism, and ways
of resistance
What are we talking about when we talk about school’s “crisis”? Was, and is, the universal
schooling a social conquest or rather a need for the system? In this paper some contradictions
about the discourses and practices that maintain the critic and resistance against the school’s
market and managerialism, specially in Spain, are presented. It is also claimed the need to broad
the scope of analysis from a critic pedagogy to politic and social fight, including public sphere, to
face these problems in the context of global capitalism.
Keywords: “Modes of education”; Schooling; Mass schooling; Education systems; Welfare State;
Economic crisis; Resistance; Public sphere.

1 Este trabajo constituye un resumen de la ponencia central del XV Encuentro de Fedicaria, celebrado en Ma-
drid los días 2, 3 y 4 de julio de 2013, con el tema de Resistencia, crítica y educación. El texto completo puede
consultarse en la red: http://www.fedicaria.org/encuentros/XV-MADRID-2013.htm.

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Por de pronto, la escuela capitalista del futuro próxi- siste tanto en ofrecer alternativas, como en
mo, terminal cableada de mercantiles centros de po- cuestionar y desfamiliarizar lo dado; es decir,
der de la información muy lejanos, ofrece la posibili-
realizar la genealogía de los problemas que
dad (y esa quizás sea una no despreciable razón para
su supervivencia) de mantener una red ya instalada nos aquejan.
de nexos obligatorios de reagrupamiento de mensajes
al servicio de una nueva ortopedia social suave, per-
suasiva y devastadora. (Raimundo Cuesta, Felices y
escolarizados, 2005).
Un diagnóstico de lo que nos está
ocurriendo desde los “modos de
En el Editorial del pasado número seña- educación”
lábamos hasta qué punto el declive del Es-
tado social, el reflujo de las teorías críticas y En un recordado artículo publicado en
el triunfo del totalcapitalismo constituían el 1995 en Le Monde Diplomatique, Ignacio Ra-
mar de fondo de la profunda metamorfosis monet afirmaba:
que está experimentando la cuestión social
y de la no menos rápida erosión del pensa- “Atrapados. En las democracias actuales, cada vez son
miento y de los intelectuales en la sociedad. más los ciudadanos que se sienten atrapados, empa-
pados de una doctrina viscosa que, insensiblemente,
Al mismo tiempo, participando de un opti- envuelve cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, lo
mismo voluntarista al que no renunciamos, perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo. Esa doctri-
constatábamos un reverdecimiento del pen- na es el pensamiento único, el único autorizado por
samiento crítico, un “regreso de lo social”, una invisible y omnipresente policía de opinión”.
que quizá podría alumbrar una suerte de
tercera ola de agitación crítica –la primera Lo que parecía un desasosegante presa-
habría sido la de los intelectuales antifascis- gio hace casi veinte años, hoy se nos antoja
tas de los 30; la segunda la que condujo a los una cruda realidad que parece haber triun-
sucesos del 68– capaz de reactualizar el le- fado por goleada. Alrededor de ella se ha
gado crítico y anticapitalista desde diversas construido un lenguaje racionalizador del
tradiciones discursivas. En ese empeño ha- statu quo, inmune a la contradicción y a la
bremos de seguir trabajando. Precisamente crítica, que, plagado de tautologías y con-
por ello se hace necesario seguir impulsan- signas simples (los campos de la economía y
do, como docentes e intelectuales específicos, de la educación han sido particularmente fe-
plataformas de pensamiento antihegemóni- cundos para ello) identifica lo real con lo ra-
co que, como Fedicaria, alimenten un estado cional, contribuyendo así al embotamiento
de opinión en la esfera pública que favorez- de la capacidad crítica. El pensamiento úni-
ca vías de movilización y resistencia capaces co se proyecta en el lenguaje y éste, a su vez,
de confluir en un amplio movimiento anti- merced a su capacidad perfomativa sobre la
capitalista. En esta dirección, razonar sobre realidad, lo refuerza racionalizando y legi-
la razón dominante, pretende encaminarse timando lo existente, camuflando cualquier
el contenido de este texto. contradicción y, por tanto, neutralizando la
Tal como se indica en el título, nos pro- disidencia.
ponemos problematizar la “crisis” de la Así, en nombre de este “pensamiento
escuela, analizándola no tanto como una único” y al dictado de los intereses del ca-
realidad dada o una verdad contable y de- pitalismo internacional, se ha venido justifi-
mostrable empíricamente, suscitada y pro- cando y perpetrando un lacerante laminado
vocada únicamente por la aplicación de po- de la esfera pública y comunitaria, al tiempo
líticas neoliberales, sino como un problema que un escandaloso recorte de los salarios y
del presente, con hondas raíces en el pasa- de las prestaciones (o conquistas) sociales,
do, que precisa, por tanto, ser cuestionado en beneficio de unas decisiones políticas que
y analizado desde una perspectiva crítico- nos han precarizado material y moralmente,
genealógica. Como tantas veces hemos rei- convirtiéndonos en seres cada vez más igno-
terado desde la didáctica crítica, la función rantes, más pobres y vulnerables. Y la escue-
de una plataforma como Fedicaria no con- la, ¿qué tiene que ver en todo esto? Cuando

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menos llama la atención que sistemática- morir víctima de su propio éxito– y, en todo
mente se le exonere siempre de su histórica caso, nos sitúa ante un profundo cuestiona-
responsabilidad, que se ignore su pasado, su miento de la ecuación “más democracia y
origen y su cara oculta (al menos su genea- más igualdad, igual a más escuela”, que ha
lógica ambivalencia como conquista social, venido sustentado el ideologema emancipa-
como acertó a mostrar Carlos Lerena) y que, torio urdido en torno a la consecución de la
¿ingenuamente?, se olvide el hecho, inquie- escolarización universal.
tante, de que el proyecto escolarizador, en Y siendo la ideología el vehículo primor-
el marco de la nueva “sociedad educadora”, dial de nuestro pensamiento, mientras no la
haya formado también parte sustancial de sometamos al escrutinio de la sospecha, per-
la agenda del “pensamiento único” y del maneceremos siempre prisioneros de ella.
negocio global. Por consiguiente, es de vi- Así pues, el desafío consiste en atreverse a
tal importancia subrayar la centralidad del pensar en qué medida y de qué manera la es-
capitalismo en su actual fase de desarrollo cuela y la “cultura” (en un sentido lato) que
para explicar lo que nos está ocurriendo, en ella se produce, transmite y reproduce,
también en el campo educativo. es responsable del dominio de pensamiento
En su vertiente más visible y externa, único, de la construcción de subjetividades
la “crisis” que experimenta la escuela es el sumisas y apáticas y del desenvolvimiento
trasunto de una crisis de mayor y más am- de esa “nueva ortopedia social suave, per-
plio alcance: la de los llamados Estados del suasiva y devastadora” entronizada con in-
Bienestar. En España y en el transcurso de, usitada fuerza en el medio escolar del modo
al menos, los últimos veinticinco años, en el de educación tecnocrático de masas (merced
núcleo duro de las políticas educativas, de a dispositivos de sicologización y medicali-
los discursos (académicos y no académicos) zación cada vez más sofisticados). Un pro-
y de las prácticas sociales, se ha venido es- blema, en fin, de orden teórico y práctico
tableciendo una poderosa y compleja ideo- que, al igual que el problema del paro, el de
logía de mercado, y, vinculada a ésta, una la precariedad o el de la representatividad
suerte de cultura de la libre concurrencia, política, supone un desafío a nuestra vo-
nutrida de peligrosas idealizaciones sobre luntad de comprender nuestro presente, al
el funcionamiento de los mercados, de la tiempo que nos acucia a reconsiderar y rear-
“libre elección” por parte de las familias o mar nuestros discursos, a seguir indagando
de los benéficos efectos de introducir crite- en los mecanismos de dominación y en su
rios de gestión y rentabilidad empresarial. aceptación acrítica e inconsciente.
Como nos recuerda Julio Mateos (2013a), Ahora bien, como anunciábamos antes,
“en los años setenta se empezó hablando de los problemas del presente ni se explican ni
igualdad de oportunidades, de enseñanza se comprenden desde la pretendida objetivi-
para todos; luego de calidad y otros clichés, dad de los sucesos y de los datos contables
para acabar, a comienzos del siglo XXI, ha- de la actualidad. Ya que en educación nada
blando directamente y sin disimulos, de una es lo que parece, y el presente está preña-
sola cosa: el mercado”. do de pasado, problematizar la “crisis” de
La certeza de que estamos asistiendo a la la escuela obliga a pensar en clave crítico-
debacle, en buena parte consentida y desea- genealógica las funciones de la institución,
da y en no poca medida planificada, de un de ayer y de hoy, los procesos de escolari-
modelo educativo financiado y gestionado zación de masas y la evolución y deriva de
por el Estado y los poderes públicos, justo los sistemas educativos del totalcapitalismo.
en el momento en que, en nuestro país, se Conviene, pues, formular con nitidez las
había logrado el “sueño” de una escolariza- dimensiones del problema de la crisis de la
ción universal, única y obligatoria, para toda escuela, con objeto de no errar en el diag-
la población entre 3 y 16 años (con niveles nóstico acerca de lo que nos está ocurriendo
superiores al 80% entre los 16 y los 18), cons- –¿de qué estamos hablando, históricamente,
tituye una monumental paradoja –como si cuando hablamos de escuela para todos y
la escuela de masas estuviera condenada a todas: conquista social o satisfacción de una

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necesidad del sistema?, ¿qué está cambian- LODE; la adversa coyuntura económica in-
do y qué permanece?, ¿qué está realmente ternacional en la que se puso en marcha; y,
en juego en la educación?...–, como paso finalmente, el relevante papel desempeñado
previo e ineludible para recomponer el te- por los organismos internacionales como
rreno de juego y (r)establecer alianzas en la UNESCO, la OCDE o el Banco Mundial,
aras de reforzar la resistencia cívica ante el auténticos dirigentes de los destinos del sis-
actual estado de cosas. En resumidas cuen- tema educativo, alianza en la que encontra-
tas: ¿de qué hablamos cuando hablamos de ron fácil eco las teorías del capital humano,
la escuela del modo de educación tecnocrá- que ligaban el crecimiento económico con la
tica de masas: conquista o necesidad? mejora de la cualificación y con la universa-
Tras la Segunda Guerra Mundial, el em- lidad de la escolarización, bajo el paraguas
puje del crecimiento económico y de las del estado social.
innovaciones tecnológico-industriales con- Todo ello confiere al proceso español un
duce a nuevas necesidades de cualificación, cierto carácter subsidiario y periférico, que
que llevan a los estados a universalizar la pretendía construir un estado de bienestar a
enseñanza secundaria, en menor medi- la medida de las magras posibilidades exis-
da la superior, y a incrementar el gasto en tentes, destinado a satisfacer expectativas
educación de forma rápida y generalizada, meramente individuales de ascenso social.
dando lugar a lo que en palabras de Nico La Ley General de Educación (1970) fundó en
Hirtt vino a ser “una masificación sin de- España jurídicamente el modo de educación
mocratización” (2003b, p. 29); pese a todo, tecnocrático de masas, inspirado inicial-
ello contribuyó a reforzar el imaginario de mente en el modelo “comprensivo” británi-
la integración y cohesión social propio de co. La LOGSE (1990) supuso el perfecciona-
una sociedad meritocrática. Respecto a Es- miento de lo mismo por otros medios y en
paña, aunque ya en los años 50 del siglo XX otro contexto político. Podríamos decir, con
se pusieron de manifiesto las debilidades y Raimundo Cuesta (2005), que las reformas
contradicciones del modo de educación tra- del periodo 1970-1990 “constituyen un ciclo
dicional y elitista, no fue hasta la década de de larga traza temporal y obedecen a las ne-
los años sesenta, en el marco del despliegue cesidades perentorias de llevar a efecto una
de unas condiciones de posibilidad que has- escolaridad de masas bajo el dictado de ex-
ta entonces no se habían producido, cuando pertos, desplazando la tensión reformista de
se manifestó su profunda crisis de legitimi- la lucha política e ideológica hacia el terreno
dad y se desencadenó la transición al modo de la eficacia y de las recomendaciones de
de educación tecnocrático de masas. los organismos internacionales”. La raciona-
Las razones de todo ello estaban rela- lidad tecnocrática impuesta por el franquis-
cionadas con la demanda educativa de las ta Villar Palasí proseguirá con los gobier-
clases populares y, sobre todo, de las clases nos de la UCD y empapará las políticas del
medias emergentes, calando en la población PSOE, desde Maravall a Suárez Pertierra, en
el ideario de la igualdad de oportunidades y un proceso en el que la educación encontró,
el sueño de una cierta emancipación indivi- en la democracia, a su pareja: el mercado
dual dentro de un sistema político dictato- (Rozada, 2002).
rial y de una economía desigual, sustentada Consolidado el sistema, primero con los
en la apropiación privada de los capitales y gobiernos del PSOE, y posteriormente con el
en la explotación de los trabajadores. Con PP, la década de los 90 asistió al triunfo pro-
todo, en el caso español se advierten algu- gresivo de las políticas neoliberales en edu-
nas marcas distintivas: la precariedad ma- cación. Aunque en la opinión pública se dé
terial e ideológica del sistema educativo la impresión de que la educación es un arma
estatal español desde comienzos de siglo y arrojadiza entre los dos partidos y entre las
hasta los años setenta; el carácter variopinto comunidades autónomas, y aunque perviva
y cambiante de actores y contextos políticos, la idea de que ha existido desde 1996 una
desde la derecha hasta los social-liberales, enorme inestabilidad educativa, lo cierto es
de la LGE hasta la LOGSE, pasando por la que en la realidad existe un consenso claro,

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con matices, en los temas fundamentales. La educativos y tratar de reconstruir la carto-


actual Ley Orgánica de Educación (2006), apro- grafía de los nuevos y renovados actores de
bada por el primer gobierno de Rodríguez las políticas educativas (fundaciones priva-
Zapatero, mantiene el espíritu de la LOGSE das, grupos de think tank, empresas sociales,
pero incorpora de manera clara el discurso corporaciones empresariales refugiadas en
de la eficacia, la calidad, las competencias y fórmulas de “filantropía corporativa”…),
la evaluación del sistema: en definitiva, to- así como de su actuación en complejas re-
das las potencialidades que abren las puer- des hibridadas con los estados y organismos
tas a la mercantilización y privatización del internacionales. Estamos ante un terreno
negocio educativo. El actual retorno del PP importantísimo para la investigación edu-
al poder garantiza una mayor insistencia en cativa, aunque extremadamente complejo e
la calidad y en la proliferación de los siste- inestable, en primer lugar, porque el Estado-
mas de evaluación, una reestructuración nación ya no es el nivel apropiado para el
de la Secundaria Obligatoria (12-16) aña- análisis de la política y en segundo lugar
diendo itinerarios y formas de segregación porque, como señala Ball:
temprana y reduciendo un curso a favor del
bachillerato y un apoyo incondicional a la “no disponemos siquiera del lenguaje y los conceptos,
ni de los métodos y técnicas apropiados para investigar
enseñanza concertada religiosa y al sector estos nuevos paisajes y modos de política. Estos desa-
privado educativo laico. rrollos y cambios en la política educativa que afectan a
Este declive de lo público, en plena crisis las formas y a las modalidades de provisión y organiza-
económica, se corresponde con las sucesivas ción educativa, han agotado el alcance actual de nues-
leyes y reformas educativas implementadas tra agenda de investigación y necesitamos adaptar y
desde los 80 en todo el planeta, que trabajan ajustar qué es lo que consideramos como problemas
de investigación para ponernos al día (…) En parti-
con ahínco para conseguir que los sistemas
cular debemos empezar a recurrir a formas de análisis
educativos se conduzcan desde y para el financiero y de negocios o, por decirlo de otra forma,
mercado a partir de los presupuestos de una debemos seguir al dinero” (2012, p. 35).
contrarrevolución conservadora –el caso chi-
leno (Olmedo y Santa Cruz, 2012)– ha sido, ¿En qué se está traduciendo este doble
en ese sentido, paradigmático. Hoy pode- proceso de mercantilización y privatización
mos decir que la educación ha entrado a ser de la educación con la bendición de los Esta-
gobernada por el mercado con el pleno con- dos? Algunos aspectos clave podrían ser: la
curso y consentimiento de los Estados y que, dictadura de las evaluaciones; el incremento
desde 2007, la vorágine creada por la crisis de la homogeneización y control; el progre-
financiera ha acentuado y acelerado el proce- sivo abandono de prácticas democráticas; la
so de mercantilización y privatización de los obsesión formativa y la burbuja educativa
sistemas de enseñanza integrados basados en el marco de la sociedad educadora; el pa-
en la escolarización universal. El mercado se trocinio y la satisfacción de los mecenas; la
apodera de la educación y, mientras tanto, escuela como empresa y la lógica de la ofer-
el Estado garantiza el orden: desarrolla toda ta y la eficiencia; la construcción de una neo-
su capacidad de regulación, poder y control lengua académica. Pero, en resumidas cuen-
para definir estrategias en beneficio de las tas, de la anterior reflexión podemos extraer
minorías que detentan el poder económico. las siguientes conclusiones:
Los estudios recientes sobre estos temas – No está en riesgo la escolarización de
son ya muy numerosos y abarcan no sólo masas, ni el diseño y la lógica tecnocrática
análisis globales (Ball, 2011 y 2012) sino re- del sistema educativo. La escuela de masas
feridos a España y en particular a algunas no ha fracasado, en todo caso está enferma
comunidades autónomas como Madrid, de éxito. Los sistemas educativos de masas
Valencia, Navarra, Cataluña o Andalucía son, más que ninguna otra cosa, poderosas
(Olmedo y Santa Cruz, 2010; Merchán, 2012; maquinarias de entretenimiento, custodia
Olmedo, 2013). Estos enfoques son indispen- o estabulación y atontamiento. Y eso es un
sables para explicar los procesos de privati- hallazgo que ningún poder establecido está
zación endógena y exógena de los sistemas dispuesto a perder.

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– Lo que está en juego es la propiedad sistemas educativos nacionales constituyen


de la escuela, el control del negocio educa- totalidades de relaciones históricas, dinámi-
tivo. Lo que se dirime es quién manda en cas y contingentes que se materializan en es-
la escuela, cómo se reparte el “pastel”. Sólo tados-nación pero que nunca se explican al
para el conjunto de los países miembros de margen de los procesos de estandarización a
la OCDE, la educación representa el “penúl- escala mundial. Ello nos ayuda a compren-
timo” gran mercado, objeto de deseo, junto a der los sistemas educativos como realida-
la sanidad y todos los demás servicios públi- des históricas inestables a pesar de su larga
cos: un fabuloso tesoro que factura 875.000 duración, materialización de las luchas de
millones de euros al año, es decir, tanto como intereses y no sólo reflejo de una poderosa
el mercado mundial del automóvil. maquinaria de reproducción social.
– A este respecto, la LOMCE sería la ver- La idea de la educación entendida como
sión radicalmente conservadora de unas un artefacto mecánico, que reproduce ma-
políticas que, con pocos matices, estaban quinalmente las funciones, atravesó desde
perfectamente dibujadas ya en la LOE. La Comenius, hasta los críticos de la escuela,
LOMCE no es tanto una contrarreforma que fundaron sus tesis en las teorías del con-
educativa, ni un retorno al pasado, como trol social, la reproducción y la correspon-
se ha dicho; es una vuelta de tuerca de un dencia. Bajo el paraguas de los funcionalis-
proceso encadenado de privatización y mer- mos –de izquierda y derecha–, la educación
cantilización de la educación, al dictado del fue pensada como benéfico sistema de adap-
capital financiero global, en marcha desde tación social o bien como maléfica maquina-
principios de los 90 y del que la LOGSE, la ria productora de injusticias sociales. Algu-
LOPEG y la LOE del PSOE fueron eslabo- nas alternativas interesantes a este respecto
nes insustituibles. La diferencia es que estas proceden de la idea de Bourdieu, relativa a la
leyes fueron más propias del ascenso de un educación entendida como campo o espacio
tímido y limitado Estado del Bienestar made de fuerzas en contraposición; o del concepto
in Spain… y la LOMCE incluye drásticas re- de cultura escolar, que reina en la historia de
bajas del gasto público que operan a favor la educación desde los noventa.
de una cierta desestatalización directa y de Como estamos viendo, movernos en las
una destrucción del tejido de servicios edu- contradicciones del capitalismo nos sitúa en
cativos ofrecido por un ramplón Estado del una permanente y mutable frontera, donde
Bienestar que ahora está en quiebra. es preciso adoptar un pensamiento dialécti-
co, estructuras de pensamiento contradicto-
rias, que no proponen una solución a corto
Crítica de la crítica: algunos plazo pero plantean un ámbito de tensión
donde desarrollar nuestro discurso. Por ello
puntos ciegos y ofuscamientos del
queremos retratar las actuales circunstan-
pensamiento de izquierdas sobre la cias de crisis de la escuela pública a través
educación y la crisis de la escuela de esos instrumentos de reflexión dialéctica
que son las aporías. Aquí desarrollaremos al-
Llegados aquí, queremos hacer una gunas, centradas en nuestro tema:
observación que complementa todo lo an- – Criticamos una educación tecnocrática
terior. La necesidad, por parte de algunos de masas de titularidad estatal y al mismo
enfoques de estudio, de definir las insti- tiempo luchamos contra procesos de priva-
tuciones educativas como un sistema que tización salvaje, que alcanzan todas las di-
responde a la necesidad de contraponer el mensiones de la educación.
magma educativo precapitalista a un nuevo – Cuestionamos radicalmente una edu-
orden cada vez más controlado y uniforme cación desvitalizada que parece consustan-
(Cuesta, 2013). Más que un mecanismo au- cial a la educación tecnocrática, pero asumi-
topropulsado de racionalidad teleológica, mos en nuestro trabajo unos compromisos
o un programa evolutivo de progreso, o en beneficio de unas relaciones educativas
un “diseño inteligente” hacia una meta, los que consideramos preferibles a otras.

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– Desde las organizaciones a las que conocimiento escolar, dotado de sus propias
pertenecemos (sindicatos, MRPs, Fedicaria, especificidades, así como desvitalizado res-
etc.) nos encontramos en la posibilidad de pecto a los intereses prácticos vigentes en
ejercer discursivamente una crítica radical, el campo social. Así adquiere la enseñanza
que impulse una dialéctica negativa con la escolar un aura de objetividad y desinterés,
situación, pero tenemos una vida social in- y la cultura de la escuela una apariencia de
mersa en un entramado en el cual se pueden independencia y autonomía, de modo que
tomar unas decisiones mejores que otras, los sujetos sociales inmersos en ella –pro-
aunque nunca “buenas”. fesorado y alumnado, principalmente– se
– Recurriendo a un instrumental mar- ilusionan con un gran margen de libertad
xista, cuestionamos los mecanismos de des- en sus actuaciones. La inercia institucional
igualdad en los que se asienta la lógica so- y cultural de la Escuela es tal que su lógi-
cial, al mismo tiempo que defendemos la in- ca permanece relativamente impermeable a
versión educativa en capital humano como los cambios a corto plazo de la política y las
mecanismo para alcanzar un determinado administraciones, estableciéndose una fuer-
nivel adquisitivo y para el consiguiente as- te continuidad a pesar de la sucesión de re-
censo social. formas educativas. De esta forma, los plazos
– Cuestionamos la neutralidad de la cortos de la periodización política terminan
cultura y de los productos culturales, pero ocultando el tiempo largo en el que se de-
confiamos en que su dominio proporcione sarrolla el modo de educación tecnocrático
no sólo beneficios formativo-laborales, sino de masas, a pesar de la permanente ilusión,
también un instrumental para el ejercicio de originada tanto por la clase política como
la crítica y de la praxis solidaria. por los movimientos alternativos, de que los
Estas aporías se vinculan a un pensa- cambios en la cultura escolar pueden ser im-
miento y a una praxis destinados a tener pulsados a través de la lucha política.
distanciamientos y encontronazos, más que Cuando reivindicamos que la escuela
un maridaje estable y armonioso. Y quere- sea pública, la queremos sustraer respecto a
mos contraponer su uso al de otro instru- la lógica del mercado, vinculada a la exigen-
mento discursivo, como son las consignas, cia de rentabilidad económica de la empresa
esos enunciados breves pero contundentes, privada. Cuestionamos la actual demoniza-
a los que recurrimos para la denuncia o la ción de la función pública, que actualmente
reivindicación, que pueden ser producto del se acompaña de la idealización de un em-
debate o la reflexión, pero que en la esfera presariado al que se tilda heroicamente de
pública se desenvuelven según criterios de emprendedor. Sin embargo, la reivindicación
impacto mediático. Ahora bien, los proble- negativa de lo público, como lo no sujeto a
mas surgen cuando nuestro pensamiento y los intereses privados, desemboca en una
debates se organizan a través de la fórmu- idealización de la escuela pública por parte
la simplificada y caricaturizada de las con- de los movimientos sociales, que presentan
signas. Cuando reivindicamos, a través de al Estado, titular y controlador del sistema,
una consigna, una “educación pública de como una entidad neutra, ajena a las relacio-
calidad”, lanzamos al aire un referente de nes de poder y desigualdad social. Por una
nuestras luchas, que sin embargo está suje- parte, se asocia lo público a libertad de pen-
to a presuposiciones y malentendidos muy samiento y expresión, a la impartición de
diversos, que en ocasiones hacen aflorar lo una enseñanza libre de intereses ideológicos
que podríamos denominar ofuscamientos espurios, a la buena dotación de recursos, a
o puntos ciegos en el pensamiento de la iz- la estabilidad de la oferta o de los puestos
quierda. de trabajo… Y por otra, el funcionamiento
En primer lugar, al reivindicar la institu- real de la escuela, la psicologización de los
ción escolar, hemos de tomar conciencia de problemas sociales en la escuela de masas,
que mostramos preferencia por un ámbito la familiarización de las relaciones educa-
donde se reinventan, se “refractan” intereses tivas y el modelo curricular, obedecen a la
sociales externos, generando un producto, el reproducción social y cultural de las clases

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medias en sentido lato, beneficiarias del sis- Verde, y en parte proclama el valor del co-
tema educativo público (hasta ahora). nocimiento escolar tradicional o el esfuerzo
Al recuperar el tercer referente de nues- académico, como hacen autores como Nico
tra consigna, la calidad educativa, hemos de Hirtt (2003a, p. 10) o colectivos como Balta-
asumir otra aporía: mientras exigimos con- sar Gracián.
diciones de trabajo y estudio dignas, cues- Sin embargo, entendemos que tanto el
tionamos el incremento de las ratios y las conocimiento subordinado al mercado la-
horas lectivas, así como los recortes en per- boral como el conocimiento valioso en sí
sonal y recursos económicos, hemos de asu- mismo son dos facetas opuestas pero com-
mir que el concepto de calidad está sujeto plementarias de un mismo modelo liberal-
al cumplimiento de unos indicadores men- conservador, que contempla un sencillo re-
surables, dirigidos a facilitar unas decisio- parto de funciones entre un conocimiento
nes administrativas basadas en la supuesta aplicado y otro cosificado, en su aparente
satisfacción del cliente; y que es instrumen- inutilidad. Porque la supuesta gratuidad
talizado por los enfoques tecnocráticos que del placer de saber es una construcción so-
reducen el proceso de enseñanza/aprendi- cialmente interesada. Equidistante entre
zaje a un mero dominio técnico y al cum- ambos puntos, se perfila la construcción de
plimiento de programaciones, contenidos y un conocimiento crítico o, mejor dicho, la
objetivos didácticos. Si partimos de la didác- construcción crítica de un conocimiento que
tica entendida como una actividad práctica no pese sobre nuestras espaldas, sino que,
política y ética (Rozada, 1997, pp. 170-181), como señala Benjamin, podamos “agarrar
nos enfrentaremos a una concepción blanda con las manos”.
de la rentabilidad, donde los factores a tener Este rápido y simplificado esquema de
en cuenta son de otra naturaleza. funcionamiento aparece aquí caricaturiza-
Las teorías del capital humano, prome- do, es verdad. No obstante, quienes se em-
tieron –y siguen prometiendo– que la in- peñan en secundar esta caricatura son mu-
versión en educación es un factor decisivo chos. Y sería, por otro lado, demasiado auto-
para incrementar la productividad de una complaciente contraponer a la exageración
economía nacional y para la promoción so- de estos rasgos otros opuestos, de carácter
cial de toda la población. La realidad sigue igualmente idealizado pero a la inversa, es
desmintiendo este punto de partida, por decir, una distopía cerrada de lo que es la
mucho que pueda ser parcialmente acerta- institución escolar. Un análisis realmente
do. Y sin embargo, estas teorías continúan dialéctico debe detectar los ámbitos de des-
alimentando las distintas ideologías en igualdad y alienación con todos sus claros-
conflicto, alrededor del valor de la escuela curos, y con todas sus “zonas grises”. El uso
pública. Encontramos por un lado, una po- que hacemos de un discurso teórico y abs-
lítica educativa liberal-conservadora, ahora tracto para abordar cuestiones sociales no
dominante, que organiza el sistema educa- favorece el retrato de la gama de los grises.
tivo en función de una rentabilidad inme-
diata y subordina el conocimiento de la Es-
cuela a las necesidades del mercado laboral Esfera pública, resistencia cívica e
(prolongando en gran medida, las políticas insolvencia de la pedagogía
social-demócratas anteriores). Una derecha
que dualiza el conocimiento escolar, adjudi- El pensamiento y la praxis críticos se
cando a la escuela pública el conocimiento encuentran abocados a situarse en este es-
básico de las asignaturas “instrumentales” y cenario paradójico. La coherencia a la que
el saber pragmático de las “competencias”, aspira el discurso crítico cuando se articula
destinado a la adaptación al mundo laboral alrededor de una teoría no favorece el retra-
(Hirtt, 2010). Y, por otro lado, una izquier- to de las contradicciones sociales. Es preciso
da dividida, que en parte lucha contra los asumir que existen varios niveles de trabajo
recortes proclamando que “la educación no y de lucha, desde la producción de conoci-
es gasto, es inversión”, como hace la Marea miento teórico hasta el nivel práctico del tra-

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La crisis de la escuela como problema. Modos de educación, crítica de la crítica y formas de resistencia

bajo diario o de la reivindicación concreta, sociales. Esta crítica de la cultura dominan-


contando con todos los matices intermedios. te por parte de la resistencia adquiere una
El equivalente a la aporía en el ámbito del especificidad evidente cuando hablamos del
discurso es, en la praxis, una construcción mundo de la producción cultural, ámbito
que denominaremos resistencia. Y quere- que incluye la escuela pero con las limita-
mos profundizar ahora en ella adoptando ciones institucionales y la contextualización
un enfoque equidistante tanto de la teo- que en este texto estamos señalando.
rización abstracta como de los conflictos – Los actos de resistencia contienen una
sociales concretos que en los últimos años dimensión aparentemente ambigua, ya que
se despliegan en la esfera pública, que no surgen en unas circunstancias sociales con-
confunda la resistencia con las estrategias cretas y se resisten a una categorización ge-
concretas derivadas de ella (huelgas, actos neral, basada en su aspecto meramente con-
públicos, formas de presión política…). Y ductual (comportamientos empíricamente
para ello recurriremos a los planteamientos reconocibles) o en la definición de una tipo-
de Henry A. Giroux (1992). Consideraremos logía ideal y abstracta, que pueda estable-
la resistencia como un proceso protagoniza- cerse de una vez por todas. Por ello deben
do por unos sujetos sociales colectivos, que contrastarse con el significado que adquie-
plantean unos valores alternativos (no nece- ren en un escenario concreto de prácticas y
sariamente unas propuestas concretas alter- valores sociales, que contiene unos intereses
nativas), derivados de la crítica o del intento generalmente subyacentes.
de inversión de una situación alienante, que – La resistencia tiene una importante
contaría con los siguientes rasgos: dimensión intuitiva. Para que cristalicen al-
– Proponemos un concepto de resisten- gunas formas de resistencia no es preciso ni
cia fronterizo, desde varios puntos de vista. que eclosionen explícitamente los conflictos,
Por lo pronto, lo consideramos fronterizo ni que el nivel de organización del sujeto
por situarse en la zona de conflicto entre que resiste sea especialmente alto, ni que su
intereses sociales (vinculados a colectivos); “programa de cambio” sea altamente deta-
pero también porque la resistencia activa un llado, tampoco su forma de justificarlo. Es
proceso en el que confluyen las condiciones preciso estar precavido ante formas de ca-
objetivas de la dominación y la correspon- racterizar el sujeto de la resistencia tan sofis-
diente experiencia que los sujetos sociales ticadas que finalmente el sujeto sea inexis-
tienen de ella. tente, o bien se parezca mucho al intelectual
– Ello implica primeramente que tam- que lo describe.
bién en el ámbito individual la resistencia Según lo anterior, cualquier forma de
se vincula a un mayor grado de conciencia oposición no puede identificarse con la re-
social, ya que toda acción social viene pre- sistencia. La resistencia no consiste en la
cedida de una comprensión subjetiva de su mera desviación respecto a lo establecido,
necesidad. Por ello, la reflexión intelectual fenómeno que se agota en el horizonte indi-
y el debate de ideas configuran un puente vidual. Ni se reduce a la mera compensación,
indispensable entre lo consciente e intencio- que es el fenómeno por el cual el individuo
nal, por un lado, y lo inconsciente, inserto en se agarra a su posición privilegiada en una
las prácticas de forma aparentemente ciega, esfera, para oponerse a la subordinación en
por otro. otra (Fernández Enguita, 1989).
– La resistencia debe impulsar la eman- La cuestión de las distintas formas de
cipación, a través de una función revelado- oposición se abre a una reflexión sobre las
ra que impulsará la reflexión y la crítica al formas de resistencia del alumnado, dentro
ejercicio de la dominación, una dominación de la institución escolar. Cotidianamente
que no debe verse como algo estático y con- asistimos a actitudes de rechazo escolar, que
cluido, en el que los oprimidos resultan ob- van desde la mera negativa individual a la
jetos pasivos y el poder es unidimensional. escuela, por parte de sujetos no organizados,
Sólo así se inauguran las posibilidades de hasta los antes señalados, que contraponen
estimular la lucha alrededor de cuestiones unos valores alternativos. Algunos autores –

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La crisis de la escuela como problema. Modos de educación, crítica de la crítica y formas de resistencia

volvemos a Fernández Enguita (ibíd.)– plan- que se ha llamado tranquilizadoramente crí-


tean que las luchas por la igualdad social en tica positiva. Es preferible hablar en términos
el contexto que rodea la escuela y las pugnas de resistencia antes que de la esperanza en
dentro de la institución son radicalmente una futura sociedad mejor.
distintas, en cuanto que deben ser llevadas a Esta reflexión no está reñida –todo lo
cabo por sujetos sociales diferentes y sus ob- contrario– con el cultivo de una crítica ra-
jetivos son distintos. Entendemos que esta dical e intelectualmente válida, al tiempo
perspectiva cierra las puertas a la tensión, que se lucha por reformas concretas, por pe-
defendida por nosotros, entre los distintos queñas conquistas, por evitar “retrocesos”
niveles de acción, profundizando en una es- sociales. Precisamente la crítica puede evitar
cisión entre lo educativo y lo social que nos que las reformas por las que se ha lucha-
aleja de la comprensión integradora del fe- do conduzcan al conformismo. Una crítica
nómeno escolar. que trascienda lo académico (aunque pue-
Otra cuestión, relacionada con los estu- da recurrir a su instrumental), y que venga
diantes, hace preciso revisar la lectura de los acompañada de una determinada praxis so-
grandes clásicos del concepto de resisten- cial. En sí misma, la estrategia del conven-
cia. Si observamos, por ejemplo, la famosa cimiento por la “fuerza de los argumentos”
investigación de Paul Willis, Aprendiendo a es bastante inútil para la modificación de las
trabajar. Cómo los chicos de la clase obrera consi- adscripciones ideológicas, pero sí que suele
guen trabajos de clase obrera (1977) –y algunas darse en experiencias personales en las que
interpretaciones que de él se han hecho– pa- se ven perturbados los bienes materiales,
recería que cualquier forcejeo en contra de la las posiciones en la escala social o el capital
lógica de la institución escolar nos precipita- simbólico de los sujetos. Circunstancias a las
ra todavía más deprisa en lo peor del mode- que, para bien o para mal, asistimos en la
lo contra el que se lucha. Vamos a dejar de actualidad.
lado la cuestión de las resistencias por parte Una cuestión de vital importancia, relati-
del alumnado, sin dejar de constatar la poca va a la resistencia es el ámbito social (o ám-
comprensión que muchos discursos críticos, bitos) en el cual podemos proceder a su an-
a veces de carácter progresista, mantienen claje. En diversas ocasiones se han señalado
respecto al llamado rechazo escolar. las posibilidades de la escuela para el ejer-
Sobre otros conceptos, como el de cambio cicio de estas actitudes de resistencia, como
o incluso revolución, el de resistencia aporta una institución donde es posible construir
otra ventaja para nuestro análisis, que se re- una voz propia a través del análisis deteni-
laciona con el tratamiento del tiempo y, más do de las relaciones antagónicas vividas en
concretamente, con el abordaje de la idea sociedad y en la misma escuela, y contando
de futuro. A pesar de su aparente inocencia, siempre con los modos de producción cul-
esta construcción ideológica que llamamos tural específicos de la escuela. Hacer explí-
futuro suele ser una coartada para muchos citos, en suma los momentos de oposición
reformadores sociales, pedagógicos y políti- exhibidos en las conductas no-discursivas
cos (Mateos, 2013b). En nombre del futuro, de la ciudadanía. El ya mencionado Giroux
los poderosos exigen sacrificios a los desfa- señala el momento en el que experimentó
vorecidos, a costa muchas veces de cancelar que la pedagogía crítica chocaba contra las
el pasado (de todo lo cual podemos ver múl- limitaciones estructurales e ideológicas en
tiples ejemplos en nuestros gobernantes). La el ámbito escolar, entendido como horizonte
resistencia es cosa del presente, acción radi- de cambio (1997). Fue entonces cuando su
calmente apegada al tiempo actual; cuenta trabajo adoptó la esfera pública como espa-
con la experiencia del pasado y la posibili- cio reivindicativo prioritario, y los Estudios
dad de analizarlo críticamente, aunque ello Culturales como enfoque de estudio alter-
nos confiere las luces que nos proyectan al nativo a las disciplinas tradicionales. En otro
futuro. La actitud de resistencia se vincula a artículo de esta misma revista se desarrolla
la crítica, que es un instrumento que no se algo más esta cuestión, en relación con Gi-
puede aplicar sobre el futuro, originando lo roux. Por otro lado, algo equivalente plantea

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La crisis de la escuela como problema. Modos de educación, crítica de la crítica y formas de resistencia

António Nóvoa, unas páginas más adelante, asociativas…) plantean también una especi-
cuando establece el horizonte de cambio en ficidad que no debe ser anulada, a través de
el espacio público y la revolución digital. una palanca externa a ellas.
Hace ya unos años, un trabajo colectivo
en esta misma revista llamaba a “desescola-
rizar, desprivatizar y deslocalizar los apren- Palabras finales
dizajes” (Cuesta et al., 2005, pp. 34-40); más
allá de un arbitrismo estéril, como el de Ivan Parece claro que actualmente las prácti-
Illich en La sociedad desescolarizada (obra más cas de resistencia cívica frente al capitalis-
certera por sus críticas que por su vertiente mo global se traducen en una pluralidad de
propositiva), se estaba formulando la nece- formas de praxis rebeldes cuyos discursos y
sidad de unas “prácticas sociales conver- narrativas ni responden a las grandes cons-
gentes hacia la ampliación de los lugares trucciones teóricas del pasado, ni se funda-
sociales donde se configura una ciudadanía mentan en un claro antagonismo social sus-
de distinto tipo a la que aspira la actual de- ceptible de constituir una conciencia o sub-
mocracia de mercado”. Una afirmación que jetividad subalterna nítidas. Llegados hasta
nos sitúa en las puertas de la esfera pública. aquí y viniendo de donde venimos, resulta
De la misma forma, los planteamientos de inevitable preguntarse con cierta incredu-
Giroux o Nóvoa, y otros muchos, resultan lidad si de esta variedad de prácticas polí-
mucho más lúcidos cuando ejercen una críti- ticas anticapitalistas, desvinculadas de una
ca de la alienación constatable en el presente dialéctica específica, si de esta dispersión
que cuando tratan de establecer el camino y fragmentación de identidades autoafir-
por el cual fueran a surgir las alternativas de madas puede llegar a surgir una amenaza
un futuro hipotético y mejor. realmente inasequible a la capacidad de asi-
No queremos minusvalorar la impor- milación y neutralización del sistema y de la
tancia de la esfera pública como espacio de ideología dominantes, que ejercen su domi-
denuncia o discusión, donde se moldean las nio, cada vez más, como totalidad negativa y
preferencias de la ciudadanía, se propagan antagónica. Mal que nos pese, tendremos que
las ideologías sociales en pugna y se afronta asumir, como única respuesta a este dilema,
la lucha contra “las industrias del consenti- que “así” habrá de ser.
miento”. Tampoco queremos obviar la ne- Y ello por varios motivos. Primero, por-
cesidad de profundizar en los distintos as- que el totalcapitalismo y el imperialismo
pectos de la competencia comunicativa que del pensamiento único se sostienen sobre la
nos ayuda a manejarnos críticamente en el completa integración de los antagonismos
ámbito digital. Pero no debemos trasladar sociales; es un hecho incontestable que la
a estas dimensiones sociales la esperanza clase trabajadora hace mucho que no puede
desde hace dos siglos depositada en la insti- ser considerada una clase unívoca y clara-
tución escolar, como si el espacio público no mente revolucionaria; y, por tanto, no existe
estuviera demostrando una gran capacidad a la vista ninguna praxis totalizadora sus-
para encajar los discursos subversivos amor- ceptible de superar el actual estado de cosas.
tiguándolos, sin modificar de forma sustan- Segundo, porque “la totalidad vinculada a
cial el resto de niveles de la vida social. las figuras de la síntesis (clase, partido, Esta-
Es preciso asumir el lugar social real de do) es expresión de constelaciones de poder
esferas como la educativa, la cultural o la que obstaculizan” la emancipación social
mediática, relativizando los sueños ilustra- y terminan por formar parte de una suerte
dos que se suelen generar a su alrededor; de fetichización de la revolución (Zamora,
sueños que las idealizan y les otorgan una 2011). Así pues, habrá de ser en este proce-
importancia decisiva y excesiva. Lo cultural loso y dilemático escenario de identidades
sirve para ganar batallas culturales, y pue- múltiples y mutantes y de resistencias plu-
de incidir también en otras esferas sociales. rales donde la crítica de la razón capitalista
Pero hay un punto en el que el resto de las y la dialéctica negativa deberán trabajar y
prácticas (laborales, económicas, sindicales, desarrollarse, desde el convencimiento de

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La crisis de la escuela como problema. Modos de educación, crítica de la crítica y formas de resistencia

que la liberación es liquidación de la tota- el riesgo de no ser bien interpretado, pero


lidad y que resulta inútil pretender superar mentiríamos si no manifestáramos nuestras
una totalidad antagonista por otra supues- dudas más que razonables acerca de que el
tamente reconciliada y, por ende, liberadora. techo de nuestra resistencia activa y reacti-
Las herramientas de la casa del amo, nunca va contra las políticas educativas neolibe-
nos servirán para destruir su casa. rales deba limitarse a reivindicar el retorno
Como ya hemos afirmado, lo que real- a la escuela de las sociedades del bienestar
mente está en crisis de la Escuela no es el y del capitalismo con rostro humano. Posi-
proyecto escolarizador de masas en sí mis- blemente, el mayor y más duradero ofusca-
mo (que permanece inalterable en sus fun- miento del pensamiento de izquierda en el
ciones domesticadoras y reproductivas y, campo educativo haya sido el de no haber
cabría decir, más seguro de su éxito que sabido someter a reflexión el proceso mismo
nunca en su relativamente corta historia), y la naturaleza, cuando menos ambivalen-
sino la representación amable, emancipado- te, del proceso escolarizador y la existencia
ra y progresista que durante tanto tiempo misma de la institución escolar, su ideología
nos han vendido y que, en buena medida, subyacente (deudora del pensamiento úni-
han terminado por hacernos creer. Lo que co) y su capacidad para construir subjetivi-
verdaderamente se dirime en estos momen- dades precarias y apáticas.
tos es la propiedad y el control sobre el siste- Permítasenos terminar definitivamente
ma educativo, no nos engañemos. El masivo estas quizá erráticas páginas con fragmentos
y desinhibido desembarco de los intereses de un texto en el que, el siempre intempes-
privados en el negocio educativo y en los es- tivo y sagaz Carlos Lerena resumía y rein-
pacios donde se diseñan, legitiman y gestio- terpretaba el pensamiento de Marx y Engels
nan las políticas escolares, contribuirá a que sobre la educación y la escuela del capitalis-
éstas sean menos “publicas”, más difusas mo. A nosotros nos sigue dando que pensar:
y opacas… pero, en sustancia, los procesos
abiertos de mercantilización y privatización “Para la clase trabajadora dentro de la escuela no hay
salvación. Hay sólo huida a los generosos brazos de las
del sistema no modifican el curso y la lógica
clases medias a las que con Hegel llama las clases de
del modo de educación dominante. Visto en la cultura. (…)
perspectiva, es como si una vez consolidada La posición global defendida por Marx podría expre-
la educación para todos mediante la inter- sarse sintéticamente como la menor cantidad posible
vención de los estados (es decir, creada y de infancia y la menor cantidad posible de lo que se
legitimada la necesidad de la escolarización llama educación. (…)
universal en determinadas condiciones de Cuanto más cerca esté la enseñanza de la educación,
cuanto mejor funcione el sistema escolar y cuanto más
presión y temperatura…), la nueva frontera eduque, más profundamente estará sumido el grueso
del gobierno del capitalismo global consis- del estudiantado en el universo cultural que legitima
tiera en apropiarse de ese inmenso volumen el orden social” (Lerena, 2005, p. 265).
de negocio, redimensionando y reformulan-
do, claro está, el papel de los estados y de
sus actores en todo ello.
Razones no faltan, al fin y al cabo, para
REFERENCIAS
no volver a caer en la contemplación de
espejismos, pensando, por ejemplo, que el BALL, S. (2011). Política social y educativa, em-
camino requiere defender precisamente lo presa social, hibridación y nuevas comuni-
que “estamos perdiendo”, olvidando una dades discursivas. Propuesta Educativa, 2 (36),
vez más que la situación actual no es ajena 25-34.
en absoluto sino el fruto podrido derivado BALL, S. (2012). Global Education Policy: austerity
de la insolvencia moral del welfare state que and profit. La Laguna: Servicio de Publicacio-
ahora todo el mundo parece añorar. Somos nes de la Universidad de La Laguna.
conscientes de que lo que estamos afirman- CUESTA, R. (2005). Felices y escolarizados. Crítica
do, la sospecha permanente sobre la escue- de la escuela en la era del capitalismo. Barcelona:
la pública y sus efectos devastadores, corre Octaedro.

Con-Ciencia Social, nº 17 (2013) - 24 - pp. 13-25 / J. Gurpegui y J. Mainer


La crisis de la escuela como problema. Modos de educación, crítica de la crítica y formas de resistencia

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Con-Ciencia Social, nº 17 (2013) - 25 - pp. 13-25 / J. Gurpegui y J. Mainer

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